En estos días, la vida en Estados Unidos de Norteamérica (y no sólo en ese país, ¡observemos lo que está pasando en el nuestro!) se rige por miles de reglas y regulaciones diseñadas para manejar hasta en lo más mínimo (micro) nuestras vidas. Se nos dice que tenemos libertad de expresión; sin embargo, los estadounidenses están a menudo penalizados por ejercer su derecho de libertad de expresión. Asimismo, hay nuevas restricciones sobre lo que podemos hacer con nuestros bienes propios, e incluso qué tipo de bombillas podemos utilizar. El espíritu opresivo que se está levantando en toda América (y en todo el mundo) no sólo actúa a manos de las agencias de gobierno, sino a veces también es ejercido por otras autoridades; como por ejemplo, los funcionarios de escuela.