Con estupor nos hemos enterado de una reciente decisión, tomada en el mes de febrero de 2008 por el tribunal del empleo de Cardiff en Inglaterra, en la cual ordenaron al obispo anglicano Anthony Priddis, de la ciudad de Hereford, someterse a un adoctrinamiento "de iguales oportunidades” y pagar una multa de 63.000 Euros por negarse a emplear a un homosexual activo en una posición de confianza con los jóvenes de su iglesia. Además otros empleados de su oficina también deben participar de la re-educación.
Este procedimiento judicial fue financiado por la organización política y homosexual Stonewall; y es un caso que pone a prueba la pronta aplicación de una legislación recientemente aprobada sobre la igualdad de oportunidades, la cual prohíbe la "discriminación" sobre la base de la "orientación sexual" de las personas.
A todo esto el tribunal ignoró la explicación que dio del asunto el obispo, el cual manifestó que la orientación sexual del demandante no fue la causa decisiva para el rechazo, sino que dicha negativa se debió a que el trabajo entre la juventud no puede darse a una persona que mantiene una relación sexual fuera del matrimonio bíblico.
La decisión tomada por este tribunal conduce un paso más adelante en el esfuerzo asombroso de los homosexuales de disolver los derechos humanos más básicos, tales como la libertad de conciencia y la de practicar libremente la fe.
Según este veredicto, mantener tradiciones cristianas, como por ejemplo enseñar a los jóvenes "a esperar hasta el matrimonio", se transforma en un crimen. Tomando este veredicto como antecedente, la fe cristiana puede ser atacada por cualquier persona que se sienta ofendida por algún aspecto bíblico o doctrinal. Los sentimientos llegarán a ser más importantes que la fe, y los cristianos serán perseguidos literalmente por su fe, tal como lo demuestra este caso. Lamentablemente, el caso del obispo Priddis, quien por ahora ha apelado la decisión de esta corte, es solo una expresión más, entre otras tantas, de la tendencia generalizada en Inglaterra (y en otros países europeos y americanos, tal como venimos informando en este sitio) de atacar al cristianismo. La decisión tomada por este tribunal de empleo es una gran victoria para el movimiento homosexual en su plan de criminalizar al testimonio cristiano con respecto al punto de vista bíblico sobre el comportamiento sexual y moral. Este caso es solamente parte de un cuadro más amplio, donde se procura, en el nombre de la "igualdad", la erosión de las libertades civiles en Gran Bretaña.
Como cristianos bíblicos debemos despertarnos y predicar sin miedo las verdades de la Biblia, la Palabra de Dios, tal como están allí delineadas. Debemos con compasión extender el amor de Dios al mundo pecaminoso y enfermo; pero cuidado, ello no significa, bajo ningún concepto, consentir con la redefinición secular de la moralidad bíblica.
No sólo los ingleses, sino todos nosotros, ciudadanos de otros países, debemos acordarnos de la sangre de los mártires cristianos de Inglaterra de tiempos pasados, sobre los cuales los fundamentos de libertad de esta nación están edificados. Ellos murieron luchando por los derechos que algunos activistas de este país ahora están desesperadamente intentando destruir.
Oremos para que este veredicto en contra del obispo Anthony Priddis, aquí en Gran Bretaña, no haya sido la última palabra, y que los demás países europeos no sigan el mismo rumbo anticristiano.
"Por tanto, nosotros también, ... despojémonos de todo peso del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe..." (Heb 12:1-2)