Cristianos brutalmente asesinados en Turquía

El mundo cristiano fue conmovido por lo que sucedió el día 18 de abril de 2007 en Turquía. Tres cristianos que trabajaban en una casa distribuidora de Biblias, en la ciudad turca de Malatya, fueron brutalmente asesinados por musulmanes fanáticos. Dos de las victimas, Necati Aydin, pastor protestante de 35 años y Ugur Yuksel eran turcos que se habían convertido a Cristo. El tercero era un misionero alemán, de nombre Tilmann Geske, que vivía en Turquía desde hace 10 años. Su ahora viuda esposa, Susana, declaró que a pesar de lo sucedido ha perdonado a los asesinos, y que quería seguir viviendo junto con su tres hijos en Malatya.

Enfatizó públicamente que no tenía sentimientos de venganza, subrayando esto con las siguientes palabras: “A aquellos que hicieron esto quiero decirles lo que Jesucristo dijo en la cruz: `Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen´” (Lk 23:34).

Necati Aydin, Tilmann Geske aquí todavía junto a su familia, y Ugur Yuksel

Asesinados el 18 de abril de 2007 en Malatya, Turquía

los tres mártires
Tilmann fue sepultado en el cementerio armenio de Malatya, aún cuando esto estuvo en contra de la voluntad del gobernador local. 
Ugur fue sepultado por sus familiares en Elazig, su ciudad nativa, previamente a una ceremonia musulmana. Su prometida observó, desde cierta distancia, como sus amigos y familiares se negaban a aceptar como genuina la fe de Ugur, aún sabiéndolo muerto por causa de esta fe.

Necati fue sepultado en Izmir, la ciudad de donde provenía. Miles de creyentes de Turquía participaron de este servicio llevado a cabo en las afueras de la iglesia bautista, demostrando públicamente su aprecio por este cristiano que murió por Cristo.

Los creyentes presentes estaban concientes del peligro que corrían exponiéndose públicamente, puesto que se arriesgaban a ser también el blanco de posibles ataques. La policía especializada en el combate antiterrorista estaba presente grabando en video a todas las personas que asistían.

Oremos fervientemente y de manera especial por estos creyentes. Oremos también para que la publicidad de estos sucesos, de hecho esto ha sido noticia en la televisión y en las primeras planas de los diarios locales y extranjeros, lleve mucho fruto para el Reino de Dios. Muchas veces sucedió que los mártires (es decir, los que murieron por su fe cristiana) se transformaron de manera extraordinaria en la simiente para el crecimiento de la iglesia de Cristo, entonces, que esto que ha sucedido a nuestros hermanos de Turquía sirva también aquí, por la misericordia de Dios, para un avivamiento de la obra de Dios.
Oremos también por los asesinos, para que conozcan el amor de Jesucristo quien murió también por ellos y puedan ser limpiados por Su sangre.

Por ahora son 11 los jóvenes asesinos detenidos. Ellos declararon haber matado “para proteger al Islam”. Con esto, una vez más se mostró la verdadera cara de esta religión. Estos hechos no son casos aislados; pues venimos informando reiteradamente, por medio de boletines, personalmente en las iglesias y ahora también desde el sitio de internet, acerca de cómo los creyentes cristianos son perseguidos en los distintos países, como por ejemplo, en Indonesia, Sudan, Nigeria y en prácticamente todas las naciones árabes. 

Este reciente crimen en Turquía se destaca porque sucedió en un país más bien tranquilo, y  por sobre todo, por su extrema brutalidad y minuciosa preparación con la cual fue perpetrado. En referencia a la brutalidad con que este crimen fue perpetrado, tenemos que hacer una aclaración: En un primer informe que circuló, y que lamentablemente fue participado por muchos cristianos, aparentemente, siguiendo la corriente publicitaria, se infiltraron detalles no veraces con respecto al hecho en si. Cuando las “olas” se calmaron un poco, los creyentes de Turquía encontraron que algunos detalles con respecto a la ejecución del crimen estaban exagerados y fueron introducidos astutamente por los enemigos de Cristo, evidentemente con el propósito de sembrar, por un lado, un gran miedo en el ambiente cristiano, y por el otro, hacer que los creyentes aparezcan como mentirosos.

Los asesinos forman parte de un tarikat, o sea una fraternidad de fieles creyentes en el Islam. La membresía en un tarikat es altamente respetada. Se dice que nadie puede llegar a ocupar un oficio público si no es miembro de un tarikat. Uno de los asesinos es hijo de un alcalde. Estos jóvenes estaban preparándose para entrar en la universidad. Aparentemente este ataque fue organizado por un líder adulto del tarikat, cuya identidad los detenidos no han querido revelar aún. Tal como en el caso del cristiano armenio Hrant Dink, asesinado en enero de 2007 y el caso del sacerdote católico, Andrea Santoro, asesinado en febrero de 2006, aquí también fueron utilizados menores para llevar a cabo los asesinatos, ya que estos gozan  de una enorme simpatía por parte de la población musulmana; además, en caso de que sean convictos de los crímenes, reciben condenas menores de las que recibiría un adulto. La madre del asesino de Andrea Santoro dijo con orgullo: “mi hijo va a servir por Alá”

Consideremos un poco los antecedentes: A partir de abril de 2001, el consejo de seguridad nacional de Turquía comenzó a considerar a los cristianos evangélicos (menos de 1 % de la población) como una amenaza para la seguridad del estado, comparándolos a los terroristas de la peor clase. En los medios de comunicación comenzaron a aparecer comentarios negativos sobre los cristianos, fomentando también el odio contra los misioneros, de los cuales se decía “que sobornaban a los jóvenes para que cambien su religión”. A partir de entonces se sucedieron amenazas y ataques a iglesias, a pastores, y a cristianos individuales. 

Pero, pese a todo, tratemos de entender a los asesinos. Occidente ante sus ojos es cristiano. Ven todo lo que acontece allí como acciones “cristianas”; ven la decadencia moral occidental (no pueden ver que ellos mismos no son mejores, ya que se trata de la naturaleza natural, pecaminosa y sin Cristo de los hombres). Ven el proceder brutal e impío de los occidentales, en especial en los norteamericanos, de cómo estos llevan adelante la guerra en Afganistán y en Irak sin respetar a la población, asesinando a miles de inocentes civiles y contaminando toda la región con armamento venenoso, lo cual provocará enfermedades mortales aún después de muchos años. Ven como durante estas guerras, símbolos sagrados para el Islam han sido profanados y sus adherentes humillados con torturas aberrantes. 

Jesucristo, y el primer mártir cristiano, Esteban, practicaron lo que es necesario frente a la injusticia, a la incapacidad humana de perdonar, a las mutuas acusaciones, y al deseo de vengarse: ¡el amor a los enemigos y perdón! Estos asesinos, al igual que la mayoría de nosotros, los occidentales, debemos profundizar en lo que verdaderamente significan Las Bienaventuranzas descriptas en el Evangelio según Mateo, capitulo 5.

Aquí sólo queremos citar un par de versículos: 
“Bienaventurados los mansos: porque ellos recibirán la tierra por heredad. 
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos. 
Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia. 
Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán á Dios. 
Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios”. (Mt. 5:6-9)
Jesucristo no dice: “Bienaventurados los brutales, los guerreros, los que por sus propias fuerzas sepan hacerse justicia, los que no tienen misericordia, los que no tienen un corazón limpio, los que causan discordia....”

Quiera el Señor ayudarnos para que cada uno de nosotros, al escuchar de estos sucesos, o bien habiendo leído estas líneas, sepamos arrepentirnos de todo nuestro proceder que en nuestra vida no concuerde con la enseñanza de Jesucristo. También debemos pedir perdón por los pecados de nuestras naciones, tal como lo hizo el profeta Daniel; ya que en el nombre de un cristianismo falso se cometieron un número no pequeño de crímenes, los cuales deberíamos reconocer, aclarar, denunciar y distanciarnos de ellos. Con la ayuda de Dios, llevemos frutos dignos del Espíritu Santo, quien debería morar en nosotros si somos realmente, conforme a la Palabra de Dios, hombres y mujeres nacidos de nuevo.

Te deseamos las más ricas bendiciones de parte de nuestro Dios y Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo; y tengamos siempre Sus palabras presentes: “Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mt. 10:28).

La Voz de los Mártires – Argentina

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