Persecución en Malasia

Últimos cambios: 31.1. 2010

Malasia es el único país del mundo donde se prohíbe a los cristianos el uso de la palabra Alá.
Sorpresivamente, el 31 de Diciembre de 2009, el Tribunal Supremo de Malasia anuló esta normativa gubernamental que impedía emplear el término “Alá” a los no musulmanes. Lamentablemente esto desató, hasta el momento, atentados contra 13 iglesias y entidades cristianas en diversos estados del país, ya que la mayoría de la comunidad cristiana utiliza el término “Alá” para referirse a Dios en sus servicios o estudios.

Los ataques han sido de diversa índole. Algunas iglesias fueron incendiadas, otras fueron destruidas parcialmente y otras presentaron pintadas de carácter amenazante. También fue atacado el estudio de abogados que defiende, ante la justicia de este país, las causas de los cristianos agredidos.

Es importante destacar, por un lado, que Malasia es una nación de mayoría musulmana y que cuya administración pública es llevada adelante por esta mayoría, que representa el 60% de la población; además, no existe una división clara entre lo secular y lo religioso. Por otro lado, debemos considerar que la traducción malaya de la Biblia utiliza (también lo hacen las más utilizadas traducciones árabes) el término “Alá” para referirse a Dios; razón por la cual durante años su importación y utilización fueron prohibidas. Esto contribuye para poner en constante tensión a las minorías cristianas en contraposición con la mayoría musulmana. Tan contradictorio como esto, es el hecho de que, si bien la Legislación Malaya prohíbe el proselitismo cristiano entre musulmanes, a su vez ampara y fomenta la libertad de culto.

Aunque las autoridades gubernamentales lograron suspender temporariamente el polémico fallo, las protestas continúan creciendo no sólo en número, sino también en violencia. Fuente: Amén Amén, enero de 2010

Ahora bien: Cualquier persona debería tener la libertad de utilizar el nombre de Alá, Dios, Jehová, Yahvé, o cualquier otro nombre, conforme mejor le parezca, siempre y cuando sea un uso respetable y decente, y por lo que jamás se debiera recurrir a la violencia. Al tratar con cualquier persona sobre el significado de estos nombres, cada parte debe ser cortés. Nadie debe tener que vivir con el miedo de que el otro lo mate por haber pronunciado alguno de estos nombres. 

Con respecto al nombre Alá: - Queremos dar algunas explicaciones, ya que lamentablemente aún muchos cristianos están confundidos.
Veamos: ¿Qué se esconde entonces detrás del nombre Alá?  ¿Es el Alá islámico quien se esconde detrás del Dios de la Biblia? ¿Por qué el término “Alá” no debe ser utilizado en las traducciones bíblicas, predicaciones, estudios o cualquier otra actividad cristiana, para referirse a Dios?

El hecho de la utilización del término “Alá” para referirse a Dios, ha traído múltiples controversias y ha sido materia para investigaciones de todo tipo, especialmente lingüísticas; pero nada de esto ha arrojado como resultado que el término “Alá” sea la traducción del hebreo al árabe de las palabras “Dios”, “El”, “Elohim”, “Jehová”, “Jesús”, y de otras que hacen referencia a Dios, en los textos bíblicos. Muy por el contrario, han confirmado que el término “Alá” proviene de una degeneración lingüística que va desde los tiempos bíblicos hasta la época del “profeta Mahoma”; pero que de ninguna manera constituyen una traducción exacta del término “Dios”, sino de términos hebreos como alah, que significa jurar; ela, que significa encina y que más tarde, por deformaciones lingüísticas e influencias de otros idiomas, se referiría a dioses falsos (Jeremías 10.11), entre otras cosas.

Ahora bien, más allá de nuestras buenas intenciones evangelísticas, ¿cuál debería ser nuestra postura? ¿Debemos acaso utilizar el término Alá en nuestros servicios? Si la respuesta es sí, ¿qué nos impide entonces usar los nombres Krishna, Shiva, Vishnu, Devi, Brahmá, los cuales son las manifestaciones de los hindúes de sus dioses, con tal de ganarlos para Cristo? Comparemos estas ideas con la respuesta que nuestro Señor Jesucristo dio al diablo cuando fue tentado “…Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo servirás…” Mateo 4.10 – Dt. 6:13)

¿En algún otro nombre que no sea el nombre de Jesús, nos será posible echar fuera demonios, libertar cautivos y sanar enfermos? ¿Conocen las huestes espirituales de maldad otro nombre dado a los hombres, además del nombre de Jesús, en quien no sólo obtenemos salvación, liberación y sanidad, sino que somos capaces además de derribar todo argumento que se levanta en contra de su conocimiento? (Salmos 9.10; Jeremías 10.6; Óseas 12.5; Malaquías 1.11; Hechos 4.12; Hechos 10.43; Romanos 10.13; Efesios 1.21; Filipenses 2.9-11)

Si el nombre de “Alá” no puede salvar ni liberar, ¿qué es lo que puede hacer entonces? Según aquellos que estuvieron muy involucrados con el Islam antes de su conversión a Jesucristo, el nombre de “Alá” es usado por los ocultistas musulmanes para hacer conjuros y hechizos. En contraposición, el nombre de nuestro Salvador es utilizado siempre para cosas buenas, cosas que representen bendición para los hombres y que no añaden tristeza (Proverbios 10.22). “Alá” también designaba, con anterioridad al Islam, al dios principal del panteón de La Meca (Allah-Taala, el dios de la luna). El término fue utilizado también por los paganos de la Meca como referencia al dios creador; posiblemente, la deidad suprema en la Arabia.

¿No estamos, con nuestra limitación lingüística, corrompiendo las Sagradas Escrituras en pos de llevar un mensaje entendible para todos, pero inexacto? ¿Es esta la forma correcta de hacerlo, o se nos impone la necesidad de ser más profundos y exactos a la hora de enfrentarnos con las diversidades de creencias?

En este contexto, es importante acotar que, durante los últimos años, cristianos conscientes de este problema hicieron versiones de la Biblia árabe sin el uso del término Alá.

Debemos entender y aceptar que cualquier traducción del nombre de Dios tiene que tener la misma autoridad que posee el nombre original.  Dice el profeta Ezequiel: “…Pero he tenido dolor al ver mi santo nombre profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde fueron…” Ezequiel 36.21

Consideremos al respecto los siguientes pasajes de las Sagradas Escrituras:

Zacarías 14.9: “…Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día, Jehová será uno, y uno su nombre…”
Sofonías 3.9: “…En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento...”
Isaías 65.16: “…El que bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará…”

Buscar