Devocionales

“El Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios” (Juan 16:27).

“Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero” (1 Juan 4:19).

Hace algunas décadas, muchos economistas creían que el aumento de la productividad mejoraría tanto la calidad de vida que la gente se volvería más feliz y más fraternal.

(Jesús dijo :) Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come este pan, vivirá para siempre; y el pan que daré es mi carne que daré por la vida del mundo (Juan 6:51).

“Los líderes de las grandes religiones han dado mensajes, enseñado doctrinas, mostrado una forma de vida. No estamos invitados a recurrir a su persona sino a lo que han dicho.

Jesús es diferente.

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.  Y si tuviese el don de profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy” (1 Corintios 13:1,2)

El más sublime fruto del Espíritu Santo es el amor. La palabra griega usada aquí es "ágape".

"Errar la marca" sería una traducción exacta de la palabra griega hemarton (ημαρτον), traducida comúnmente como “han pecado o pecaron”. El apóstol Pablo usa este verbo griego en Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están privados de la gloria de Dios”. “Todos erraron la marca”, esto puede parecer un poco injusto, dado que rara vez pensaríamos que no alcanzando la altura de una meta o norma ello significa haber cometido un pecado. "Errar la marca" no parece ser una gran ofensa, considerando la mayoría de los pecados de los que somos conscientes, especialmente los más severos. Tirar una flecha que no alcanza el objetivo, ¿es pecado? ¿Seriamente?

En la época del declive del Imperio Romano, Roma era el refugio de una gran cantidad de personas inactivas e indigentes: campesinos sin tierra y ex legionarios, además de exiliados de todos los países. Por ese motivo, el emperador organizó la distribución gratuita de pan con la finalidad de calmar el hambre de todas estas personas. Para evitar que organizaran una revuelta era necesario mantener a estos desempleados ocupados en algo. Por eso el emperador organizó juegos en los anfiteatros especialmente construidos para este propósito.

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