Devocionales

Jesús dijo... Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos (Jn. 8:31).

Que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros (2 Tes. 1:12).

Durante 2000 años, la enseñanza de la Biblia ha inspirado la elaboración de muchas leyes, destinadas a facilitar un ambiente justo y armonioso para la vida en sociedad. Pero estas leyes son a menudo, ignoradas, violadas; y la injusticia social (ver nota abajo), la violencia y la inmoralidad son las características dominantes de nuestras sociedades. Los llamados países cristianos dan un triste ejemplo a las otras naciones.

Se puede ver en Roma, en el Foro, las ruinas de un calabozo donde los prisioneros de los emperadores pasaron sus últimas horas antes de la ejecución. Aún hoy se puede ver un fragmento de la cadena que los unía a una columna de hierro. Para un cristiano, esta mazmorra era probablemente la última etapa antes de entrar en el reposo cerca de Jesús.

Ellos dieron su vida por amor a su Señor, su Maestro. Pero Jesús les había amado primero: Nosotros le amamos porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19). Él dio su vida por nosotros mientras éramos pecadores, impíos.

Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí (Éxodo 20:2-3).

Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; pero Jehová hizo los cielos (Salmo 96:5).

El pueblo de Dios (los descendientes de Abraham) había sido cautivo en Egipto bajo la opresión del Faraón. Eran esclavos duramente explotados, que estaban llenos de amargura; y angustiados por un decreto del Faraón de matar a todos los hijos varones recién nacidos. Dios vio su angustia en esta situación desesperada e intervino para librarlos por medio de milagros extraordinarios bajo el liderazgo de Moisés.

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella (Mateo 7:13).

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! (Isaías 5:20). 

Un filósofo de principios del siglo 20 ha definido la moralidad como "lo que agrada a la mayoría". Solzhenitsyn (ver nota abajo), el famoso luchador ruso por la libertad, se indignó de un tal concepto. "Bajo estas condiciones - escribe - el mal puede ser bueno si obtuviere la mayoría de votos, y así el bien puede transformarse en mal si la votación resulta ser minoritaria". 

La relajación de la moral que conocemos es una consecuencia de este punto de vista. Porque abre la puerta a los peores excesos. 

¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? (Mateo16:26).

En los países occidentales, fácilmente, por las más diversas causas, se llevan a cabo manifestaciones públicas y - si es posible - masivas. En el mismo contexto existen también muchas otras razones por las que, sin embargo, nadie sale a la calle. ¿Qué se dice, por ejemplo, acerca de millones de personas que padecen hambre? ¿Qué del abuso de menores? ¿Qué de los 40 millones de seres humanos que mueren antes de nacer cada año en el mundo? O ¿qué de tantos jóvenes que mueren en las carreteras al salir de una discoteca? 

Buscar