Devocionales

 

Raíces profundas

 

¿Te gustan las sorpresas? A algunos les divierten, pero a otros les asustan. Sin embargo, la vida no nos da opción para decidir. Los acontecimientos pueden sorprendernos de manera desprevenida y hacernos sentir expuestos y acorralados. En esos momentos posiblemente nos damos cuenta que necesitamos desesperadamente a Dios y lo mucho que dependemos de Él. 

 

Tales situaciones no deben ser obstáculos, sino oportunidades para fortalecer nuestras raíces. Nuestra fe no siempre necesita ser más grande, a veces lo que le falta es que hacerse más profunda. Esto es lo que Jeremías intenta decirle al pueblo de Israel en Jer 17:7 y 8 - Bendito el varón que confía en EL SEÑOR, y cuya confianza es EL SEÑOR. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.

 

Pero ¿Cómo desarrollamos estas raíces profundas en nuestra vida? 

Hacemos crecer estas raíces de la misma manera que una planta o un árbol produce las suyas. Un árbol nunca hará el esfuerzo necesario para cavar más profundo hasta cuando se vea en la necesidad de hallar agua suficiente. Tiene que encontrar un suministro abundante de agua en lugares más profundos. Gracias a la energía empleada para llegar a los depósitos de agua subterráneos, se desarrollan raíces más profundas que ayudan al árbol a ser aún más resistente para aguantar los vientos y las tormentas futuros. 

La observación de lo que pasa en la naturaleza demuestra que las tormentas llegaran inevitablemente. Cualquier árbol con raíces poco profundas será vulnerable a ser derribado. Lo mismo ocurre con nuestra vida espiritual. Si nos conformamos con un nivel superficial y una vida de la misma manera, solo producimos raíces superficiales, quedamos expuestos a los ataques del enemigo, lo que resultará en nuestra caída.

Pero raíces profundas nos mantendrán anclados en Cristo cuando el diablo acuse y socave nuestra fe. De la misma manera estas raíces fortalecerán nuestra determinación, cuando experimentemos persecución y agresiones por causa de nuestra fe. Nos mantendrán hidratados cuando las circunstancias de la vida nos parezcan secas y estériles.

Los planes de Dios siempre se revelan cuando estamos en Su presencia (orando, leyendo y meditando Su Palabra). Y la única manera de que te mantengas firme en medio de la tormenta, es buscándolo a Él. Y cuando busques a Dios en la tormenta, y tienes tus raíces profundas, te mantendrás firme, permanecerás fuerte y no perderás el rumbo.

Fuente: Glorify; Edición: VM-Ar

Desde La Voz de los Mártires queremos acordarte que pienses en los valientes cristianos que en este momento están perseguidos y maltratados de diferentes maneras. Muchos de sus testimonios nos ayudan a profundizar las raíces de nuestra fe. 

Puedes leer, por ejemplo, el libro clásico de nuestra misión  Torturado por Amor a Cristo.

https://lavozdelosmartires.com.ar/site/index.php/catalogo/libros-online/767-torturado-por-cristo

Y no te olvides nunca de orar por los cristianos perseguidos.

 

El tabaquismo y su Origen Demoníaco

El Método Radical

Al juzgar un asunto determinado, siempre hay que examinar la raíz y luego tratar de corregir la raíz, es decir, partir del mismo origen. Si la raíz está podrida, todo el árbol está podrido, y un árbol podrido sólo puede dar frutos enfermos. Este enfoque orientado a las raíces, que debería caracterizar a todos los verdaderos cristianos, se puede denominar método radical (del latino radix = raíz), en contraste con los cristianos tibios que siempre rascan en la superficie, piensan superficialmente y juzgan superficialmente porque se dejan cegar por las apariencias.

Sin embargo, el método de análisis que enfoca raíz no sólo se aplica a la historia del origen de las iglesias, movimientos y las sectas, sino también a la evaluación de fenómenos, hechos o acontecimientos de cualquier tipo.  

Aquí nos vamos a ocupar del tabaquismo. Un cristiano tibio puede decir a la ligera: "Oh, qué bueno, DIOS hizo crecer la planta de tabaco y quiere que la disfrutemos". Sólo cuando se profundiza y se descubre todas las raíces, trasfondos y se revelan los antecedentes y las correlaciones, entonces se va a poder emitir un juicio justo. Fumar tabaco procede del culto a la muerte de los indios americanos. Los que descubrieron América se llevaron el tabaco a Europa. Se cultivó por primera vez en España. Desde allí, Jean Nicot, diplomático portugués, aseguró la difusión de esta droga. La nicotina debe su nombre a Nicot. Una escultura del siglo I hallada en México muestra a un sacerdote maya soplando humo de un rollo de hojas de tabaco en sacrificio al dios sol. La conocida pipa de la paz también era un ritual demoníaco. Se fumaba en redonda para establecer un pacto con los espíritus de los muertos (espiritismo).

¿Por qué los cristianos rechazan el tabaco? Seguramente también porque es perjudicial. Al fin y al cabo, en los paquetes de cigarrillos está escrito con suficiente claridad: "¡Fumar puede ser mortal!" Se trata de impedir que la gente fume, pero no porque sea un pecado delante de Dios. Pero conducir un coche también puede ser mortal. Al fin y al cabo, mueren posiblemente más personas por accidentes de tráfico que por fumar. Así que tendría que ser coherente imprimir en el carné de conducir de todo el mundo: "¡Conducir un vehículo puede ser mortal!" 

Pero ese no es el principal motivo de nuestro rechazo. Muchas cosas son perjudiciales para la salud, incluso mortales. Lo único que digo es que nuestra salud no debe ser la medida de todas las cosas. Tampoco debe ser nuestro bien supremo, pues ésa es nuestra salvación.

Conclusión:

Fumar proviene del servicio demoníaco. Rechazamos el tabaco no solo porque sea perjudicial, sino porque es un método chamánico de contactar a los espíritus (demonios). Todo fumador en este sentido, ofrece un sacrificio de humo a los demonios y entrega así su alma a estos espíritus malignos.

Fuente: Norbert Homuth, Glaubensnachrichten 03-2005; Redacción: VM-Ar

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?  ¿Y qué concierto tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente… (2Co 6:14-16).

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado (Salmo 1:1). 

Si todavía tienes problemas con el cigarrillo o algún otro problema, no dudes de presentarlo ante Dios pidiendo a Él en el nombre de Jesucristo que te ayude a librarte completamente. Desde luego es bueno que antes le pidas perdón por todo lo que hiciste que no le agrada a Dios y por el otro lado que te comprometas (con la ayuda de Su Espíritu Santo) de hacer, desde ahora en adelante, lo que le agrada a Dios. Por supuesto es sumamente importante que te alimentes diariamente de Su Palabra, la Biblia.

Si solo no puedes avanzar, no dudes de pedir ayuda a algún hermano o hermana respectivamente más maduro. El que escribe estas palabras también está dispuesto de acompañarte en este buen camino angosto de ser un seguidor (discípulo) de Jesús. – Alberto

 

Testimonio anónimo: Yo tomé el vicio del cigarrillo cuando tenía 17 años de edad, me fumaba una cajetilla de cigarrillos todos los días, por lo general fumaba más en las noches. Una noche me quede sin cigarrillos y me dio algo como una crisis de abstinencia y comencé a buscar las colillas que ya había botado y las encendía para fumar un poco, fue allí cuando me di cuenta que tenía que dejar ese vicio que se había apoderado de mí. Pero en aquel tiempo yo estaba solo porque aun Jesús no estaba en mi vida. 

Años después de este día, Jesucristo llego a mi vida y a El oraba a diario y pedía todos los días para que me ayudara a dejar ese vicio. Al poco tiempo de que Jesús llegara a mi vida, recuerdo compre una cajetilla chica de cigarrillos, encendí uno y antes de llegar a la mitad del mismo, el sabor y el olor a cigarrillo me asqueaba, me repugnaba. Ese fue el último día que probé un cigarrillo y aun hoy en día el olor a cigarrillo me repugna.

Lo que quiero dar a entender con mi testimonio es que si de VERDAD queremos buscar ayuda en nuestro señor Jesucristo, y dejamos esa carga reconociendo que sin El no podemos. Estoy seguro que más temprano que tarde, nuestro señor Jesús te liberara de esa aturada y/o vicio que te pueda estar esclavizando.

Ahora para la Gloria de Dios tengo 34 años y nunca más volví a fumar.

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;  No dejará para siempre caído al justo. (Salmos 55:22).  

 

 

¡Oh, Dios! ¡Perdóname!

En el capítulo 9 del Evangelio de Juan Jesús había sanado a un ciego quien inmediatamente se transformó en un valiente testigo de este milagro. Luego los fariseos lo cuestionaron repetidas veces; él respondió:

Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? (Juan 9:27) 

Recuerdo un episodio que aconteció hace varios años cuando conocí a Ralph Newman en Inglaterra. Compartíamos mucho de nuestro tiempo libre. Pasábamos noches en las discotecas. Vivíamos exclusivamente para nuestro placer, sin preocuparnos por Dios, ni por su amor, ni por lo que le agrada a Él. 

Una noche conversábamos  sobre el nuevo predicador de la iglesia local y tuvimos la siguiente conversación: 

-Es un buen tipo, dijo Rendall, quien era mecánico. -¿Cómo? ¿Un buen tipo?,-  exclamó Ralph - ¿Te vas a volver religioso? 

-¡Cuidado, Newman! ¡El predicador también podría persuadirte a ti!,- respondió Rendall.

-¿Cómo?, -vociferó Ralph - … ¡Yo, Ralph Newman en la Iglesia! ¡Ni pensarlo!

Luego hizo todo tipo de comentarios desagradables sobre el predicador, enojándose cada vez más.

Pero el mecánico dijo tranquilamente:

-Es fácil insultar a alguien a sus espaldas. Si realmente eres un tipo honesto, ven a la iglesia y, después de la reunión, dile lo que piensas de él.-

Ralph dudó. ¿Se arriesgaría a atacar públicamente a un hombre que era respetado en todo el pueblo?

-Ralph, ¡no eres tan valiente como pretendes!, - bromeó su amigo. Pero Ralph no quería admitirlo, y exclamó:

-Si nos vamos todos a la iglesia el domingo, le diré en la cara a ese joven payaso que él no hace más que decir palabras piadosas, pero que él mismo no cree lo que predica… - 

¡Al final todos aceptaron ir! 

Dice el necio en su corazón: No hay Dios.  Se han corrompido, hacen obras abominables;  No hay quien haga el bien (Salmo 14:1). 

Y dijo [Dios] al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia (Job 28:28).

Todo el pueblo conocía nuestro plan. El domingo la iglesia estaba totalmente llena. El predicador mencionó el texto: *_“Dice el necio en su corazón: No hay Dios”*_ (Salmo 14:1). Luego habló sobre la crucifixión de Jesús:

 El Hijo de Dios fue clavado en una cruz como un criminal. La gente se burló de él… Luego vino un soldado romano y le abrió el costado con una lanza. De la herida salió sangre y agua. Para los creyentes de todos los tiempos, esta escena suscita adoración: el amor infinito de Dios dando a su Hijo, respondía al colmo de la maldad del hombre. La sangre que salió de la herida de Jesús muestra que Cristo murió por mis pecados. ¡Todo pecador puede ser lavado por esta sangre! 

La predicación terminó; todo el mundo miraba a Ralph Newman. Pero este no se movía. De repente Ralph se levantó y gritó:

-¡Oh, Dios, perdóname! Yo soy ese soldado, ese pecador.-

-Yo crucifiqué a Jesús porque lo detestaba.-  Hubo un silencio total. Unos minutos después Ralph hablaba con el que había dado el mensaje. 

A partir de ese domingo, Ralph fue otro hombre. Se trasladó a Londres. Cuando se iba, le pregunté: ¿por qué ese cambio tan radical? 

-¡La crucifixión de Jesús! Cuando se habló del soldado que abrió el costado del Señor Jesús con una lanza, y de la sangre que purifica nuestros pecados, ¡tomé conciencia de mis propios pecados!-

Ralph no los minimizaba. La escena de la crucifixión le hizo comprender el precio que fue pagado para perdonar sus pecados.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). 

Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2).

Fuente: La Buena Semilla; Edicion: Vm-Ar.

Hermanos, la Misión La Voz de los Mártires – Argentina, los invita a compartir este mensaje a sus familiares y amigos, aun a los que todavía no conocen a nuestro señor Jesucristo, para que ellos puedan enterarse del camino a la vida eterna que Dios nos ha regalado, en su infinita misericordia.

Dios los bendiga y que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo, esté con todos nosotros.

 

¿Dónde estás?

 

El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? (Génesis 3:9). 

¿Dónde estás? es la primera pregunta de la Biblia. Dios se dirige al culpable Adán, que acaba de desobedecerle. La mala conciencia de nuestros primeros padres los llevó a esconderse. ¡Este antiguo comportamiento es tan común hoy en día! ¡Cuántas personas no se sienten a gusto ante Dios! A causa de sus faltas, huyen de Su presencia, evitando hablar acerca de Él o incluso de pensar en Él.

¿Dónde estás? Dios no hace esta pregunta porque no sepa dónde se esconden Adán y su mujer, sino para hacerles conscientes de su trágica distancia. Hoy Dios también conoce perfectamente la posición de cada uno en relación con Él.

¿Dónde estás? sigue siendo la pregunta más importante. Tu posición en relación con Dios es más importante que tu vida social, profesional o familiar.

¿Dónde estás? es también un reflejo de la preocupación de Dios por cada ser humano. A Dios no le agrada cuando sus criaturas se alejan de Él.

¿Cómo podemos recuperar esta relación perdida? ¿Por un esfuerzo humano, o por medio de una religión que nos llevara a realizar obras meritorias? No, nada que provenga del hombre pecador puede agradar a Dios. Pero dado que el hombre no puede acercarse a Dios, Él se acercó a nosotros; de tal manera que asumió nuestra condición humana. En Jesucristo, el Hijo de Dios, asumió nuestra humanidad. Al morir en la cruz, canceló la culpa de todos los que creen en Él, y les da la vida eterna.

Tú que has leído este devocional ¿Dónde estás ahora?

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). 

Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2).

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mato 6:33).

Fuente: La Buena Semilla, lunes 16 de enero de 2023; Editado por VM-Ar

Si quieres, puedes enviar este texto a un amigo que todavía no sabe dónde está.

Levantado del polvo

 

Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás (Génesis 3:19).

El levanta del polvo al pobre, Y del muladar exalta al menesteroso, Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las columnas de la tierra, Y él afirmó sobre ellas el mundo (1 Samuel 2:8).

Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. 
Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo (Salmos 103:13, 14).

Esta mañana, un rayo de sol entró en mi habitación por una rendija de la persiana. En esta porción de luz flota una multitud de finas partículas de polvo. Mis pensamientos se dirigen a los versos de arriba. ¿No soy yo como una de estas partículas de polvo ante mi Creador?

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