Devocionales

Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad (Filipenses 4. 8).

Un erudito de la India, mientras sacaba un libro de su biblioteca, sintió en su dedo un ligero dolor como un pinchazo de aguja; no hizo caso de ello. Pero pronto su mano se hinchó, y luego su brazo y todo su cuerpo; y, finalmente, a pesar de toda la atención, murió. ¿Qué había sucedido? Unapequeña serpiente altamente venenosa, escondida entre los libros, le había mordido.

Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros (1 Juan 4:16).

Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19).

Al distribuir folletos cristianos a los pasajeros de un metro atestado de gente, algunos agradecen, otros negligentemente lo ponen en el bolsillo. Una mujer joven - al parecer de la India - de inmediato comienza a leerlo. Su rostro mostró un profundo interés y gran alegría. Ella me mira y me agradece por este tratado.

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo  hombre, quien se entregó en rescate por todos (1 Timoteo 2:5, 6).
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Hechos 4:12).
 
Nuestra época considera a menudo la tolerancia como la más bella de las virtudes. La tolerancia es aclamada como la base fundamental para una sociedad armoniosa, un poderoso antídoto contra el fanatismo, el prejuicio y la exclusión.

Es cierto que la intolerancia es la fuente de muchos conflictos en las familias, en diversos grupos y aun entre naciones enteras. Pero debemos destacar ¡que somos fácilmente tolerantes de asuntos que nos involucran muy poco, pero que no somos tan fácilmente condescendentes cuando el asunto nos toca muy de cerca!

(Jesús dijo a sus discípulos:) “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os he llamado amigos...” (Juan 15:14-15).

El pecado fue introducido en el mundo por la desobediencia de Adán y Eva hacia el único mandamiento que Dios les dio. Ahora, lo que caracteriza a un cristiano es que tiene la vida de Cristo (1 Juan 5:12). Por eso debe, tal como Jesucristo, obedecer a Dios. Pero, ¿por qué siente esta obediencia a menudo, como una carga? Es verdad que la obediencia se opone en nuestro pensamiento con respecto a la noción de libertad, que hoy en día es reclamada en todo el mundo.

Hoy en día existen detectores automáticos de billetes falsos. Antes de que éstos existieran, los mismos empleados del banco tenían que encontrar las falsificaciones y para lograrlo, no se pasaban el tiempo analizando ejemplares falsificados, sino que estudiaban cuidadosamente los billetes auténticos. Una vez que los conocían bien, les era relativamente fácil detectar las falsificaciones.

¿Cómo podemos estar preparados para no dejarnos seducir por un movimiento religioso equivocado? La respuesta es mediante un cuidadoso estudio de la Biblia. Como consecuencia de esto, vamos a estar sensibles a las distorsiones y a las enseñanzas que tengan una apariencia de la verdad.

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