Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1).
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mateo 5:9).
Jesús dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (Juan 14:27).
"Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra". Tal fue el canto de los ángeles en el nacimiento de Jesús hace casi dos mil años. Pero el príncipe de la paz fue rechazado y más tarde cruelmente asesinado (crucificado). ¿Y la paz? La humanidad sigue esperándola. Bien cerca nuestro la animosidad entre las personas es un diario vivir: peleas entre vecinos, entre cónyuges, herederos, y mucho más.