Devocionales

¿Cómo es  posible que el hombre sea justo delante de Dios? (Job 9:2).
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1).

A menudo confundimos el Evangelio, es decir, la enseñanza de Jesucristo, con una religión, ya que hay tantas. ¿Es posible la comparación?

Hay muchas religiones, pero sólo un Evangelio. La religión es la obra del hombre, pero el Evangelio es un don de Dios. La religión es lo que el hombre hace de Dios; sin embargo el Evangelio es lo que Dios ha hecho por el hombre.

En las religiones, el hombre busca a Dios; en el Evangelio, Dios busca al hombre.

La religión consiste en que el hombre sube por la escalera de sus buenas acciones, con la esperanza de encontrar a Dios en el último peldaño. No obstante, el Evangelio nos revela a Dios descendiendo de la escalera en Jesucristo, para reunirse con nosotros, los pecadores, en el peldaño más bajo.

La religión hace hincapié en la buena voluntad del hombre, el Evangelio es "buena noticia" que viene de Dios: el que cree en Jesús recibe el perdón de sus pecados (Hechos 10:43).

La religión se compone de ritos y prácticas; el evangelio es la proclamación del amor infinito de Dios Salvador.

La religión quiere mejorar al hombre desde el exterior; el Evangelio lo transforma desde dentro. La religión blanquea la superficie, el Evangelio purifica el corazón. Hay muchas religiones, pero un solo Dios y Salvador.

El Evangelio... es el poder de Dios para salvar a todo aquel que cree (Romanos 1. 16).

Fuente: La Buena Semilla; Redacción: VM-Ar

Nuestros Pecados borrados por autoridad testamentaria 

Previsiones adecuadas se han hecho en el Calvario para cancelar todos los pecados de toda la humanidad de todas las edades. Pero mientras que el Sacrificio de Cristo corresponde con la necesidad de toda la humanidad, sólo es eficaz para el individuo cuando éste lo acepta por la fe (1 Juan 2:1-2). Nuestros pecados han sido borrados soberanamente por autoridad testamentaria, por la voluntad Dios, es decir por quien controla todos los factores de tiempo y espacio y que ha tenido en cuenta al Calvario desde el principio (1 Juan 2:1-2).

La actitud general y el tenor de la vida del creyente, es la obediencia; mientras que la actitud general y el tenor de la vida del incrédulo, es la desobediencia y el hacer su propia voluntad. Los ocasionales traspiés de un creyente genuino no lo convierten en un incrédulo; así como la conformidad ocasional de un incrédulo a algún mandamiento establecido por el Señor, no lo transforma en un creyente (1 Juan 2:3-4).

Fuente: el comentario de John Phillips sobre 1a de Juan; Redacción: VM-Ar

1. Hijitos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo;

2.  Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

3.  Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos.

4.  El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él (1 Juan 2:1-4) .

 

No tienen conocimiento, los que... presentan su súplica a un dios que no salva (Isaías 45:20).
Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre (Dios), sino por mí (Juan 14:6).

A la pregunta de un lector, un periódico "cristiano" respondió de la siguiente manera: "La religión cristiana es la mejor manera de llegar a Dios, pero no la única". Algunos piensan que lo importante en nuestro caminar espiritual es la sinceridad, porque al final, según ellos, todas las religiones conducen al mismo Dios.

“Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; ponme a salvo de los que se levantan contra mí” (Salmo 59:1).

“Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia” (Salmo 59:16).

Durante siglos, en varios países de Europa, la Inquisición llevó una guerra sin cuartel contra aquellos a los cuales llamó herejes. ¿De qué fueron acusados? De leer la Biblia, creer en el Mensaje de Dios y por poner sus vidas de acuerdo con las enseñanzas bíblicas.

“Tomó (Jesús) a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: el que reciba en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió” (Marcos 9.36-37).

 

Charles Péguy  (ver nota abajo), escribió ya en 1910: "Los padres son los grandes aventureros de los tiempos modernos". Un siglo más tarde, ésta calificación - que, por supuesto, también se aplica a las madres - probablemente nunca haya sido tan acertada como ahora en nuestro tiempo. El contexto moral del mundo de hoy es preocupante. Su manera de pensar se filtra en nuestras familias y en nuestros corazones, especialmente en el de los niños. 

Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero yace en maldad (1 Juan 5:19).

(Jesús dijo, hablando con el Padre) Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como yo no soy del mundo (Juan 17:14).
 
Muchos cristianos creen que el cristianismo es una ética dada por Dios para mejorar el mundo. Asimismo, muchos sinceramente sienten el deber de involucrarse en la gestión política o social. No importa cuán generosas estas iniciativas sean, no son suficientes. El mundo no se puede mejorar (1 Juan 2:17): el mundo ha crucificado a Jesucristo.

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