Devocionales

Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero yace en maldad (1 Juan 5:19).

(Jesús dijo, hablando con el Padre) Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como yo no soy del mundo (Juan 17:14).
 
Muchos cristianos creen que el cristianismo es una ética dada por Dios para mejorar el mundo. Asimismo, muchos sinceramente sienten el deber de involucrarse en la gestión política o social. No importa cuán generosas estas iniciativas sean, no son suficientes. El mundo no se puede mejorar (1 Juan 2:17): el mundo ha crucificado a Jesucristo.

¿Le gusta todo lo que tiene que ver con lo sobrenatural? ¿A sus hijos les gusta leer libros de magia? ¿Dedica tiempo a hacer juegos relacionados con la magia, la astrología y los fenómenos paranormales? ¡Cuidado! Permítanos advertirle sobre todo lo que podría parecer insignificante, pero que realmente es una trampa del enemigo (el diablo) para seducirlo y alejarlo de Dios. Satanás, el mentiroso, se opone a toda costa a la Biblia, la Palabra de Dios. Trata de mezclarla con pensamientos humanos y manipula a los hombres por medio de una apariencia engañosa para debilitar la importancia de la Palabra de Dios.

¿Es Dios indiferente a la suerte de los hombres? Tal vez usted se ha hecho esta pregunta. ¿Las difíciles circunstancias personales tal vez le impiden volverse a Dios?

¿Cuánto sufrimiento se debe a la mala elección del hombre? Algunos ejemplos son: la búsqueda desenfrenada de poder y gloria personal, la codicia, los celos... Es curioso el hecho de que, cuando las cosas van mal, buscamos ansiosamente a Dios, incluso lo hacemos cuando durante el resto del tiempo nos acordamos poco de Él. ¿Por qué Dios no interviene para poner orden, restaurar la paz, la justicia, el amor y la alegría?

Creo que la Biblia es la Palabra de Dios, ya que "discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12).

Para mí, siendo médico, una de las razones más convincentes para captar el poder de la Biblia es que por medio de ella se ha hecho un diagnóstico muy seguro de mi estado interior. El mal escondido que hay en mí, la Biblia me lo ha podido mostrar como nunca podrán hacerlo los medios modernos de detección médica como las radiografías, los escáneres, el ultrasonido o la resonancia magnética.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).

La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo (Juan 14:27).

Yo era un niño sin problemas, para mi no era fastidioso ir a la iglesia el domingo. Pero al crecer, me di cuenta de que no podía conformarme con una fe “prestada”. Así que, fui a una conferencia sobre la Biblia. Allí aprendí que Dios es un Dios Salvador y que Su Palabra es clara sobre el destino del hombre.

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