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La Vida de la Sangre
La Biblia nos enseña que nuestra vida física está en nuestra sangre: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (Génesis 9:4). La Biblia también nos enseña que nuestra vida espiritual y nuestra vida eterna dependen de la sangre, la sangre de Jesucristo.
Nuestro corazón bombea sangre a una velocidad aproximada de un metro por segundo. Esto significa que cada célula roja de sangre realiza un viaje circulatorio completo, desde los pulmones, y vuelve en sólo un minuto. Pero nuestro corazón no es la única parte trabajadora de nuestro sistema circulatorio. Nuestros glóbulos rojos – que son células sin núcleo - viven sólo cerca de cuatro meses. Al final de su existencia, un glóbulo rojo ha realizado más de 170.000 viajes a los pulmones para llevar oxígeno a todas las partes de nuestro cuerpo.