Terreno Peligroso
Aunque respetamos a todas las personas y sus conceptos en cuanto a su fe y teniendo en cuenta que el cristianismo, el cual lo consideramos más que una religión sino una relación personal con Jesucristo, algunas personas se desviven por burlarse de Dios y difamar Su santo nombre. Hacen todo lo posible para permanecer indiferentes y hasta desafiarlo. ¡Están pisando terreno peligroso!
La palabra blasfemia habla de una denuncia y un rechazo consciente de Dios. Es una irreverencia desafiante, un pecado singularmente terrible de hablar mal intencional y abiertamente contra Dios.
En el libro de Daniel del Antiguo Testamento, leemos que el rey Belsasar hizo sacar todos los vasos sagrados que el pueblo judío usaba en la adoración de Dios. Luego los llenó de vino y brindó por los dioses de plata y oro. Se estaba burlando abiertamente de Dios y haciendo todo lo posible para ridiculizarlo. Y esa fue su última noche en la tierra. Fue pesado en la balanza de Dios y el juicio de Dios cayó sobre él.
La Biblia dice que uno de los pecados que podemos cometer contra el Espíritu Santo es insultarlo. Hebreos 10:29 advierte: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (RVR60).
Una función del Espíritu Santo es convencer a toda persona en el mundo “de pecado, de justicia y de juicio.” (Juan 16:8) y presentar la obra salvadora de Jesucristo a los incrédulos por medio de los creyentes. Y cuando los no creyentes se niegan a aceptar al Señor en sus vidas, están rechazando el amor de Dios. Están diciendo que no necesitan la salvación, que no creen que Cristo pueda salvarlos y que no creen que la obra de Jesús en la cruz fue necesaria.
Resistir el llamamiento del Espíritu Santo y, por tanto, insultar a Dios, es cortar toda esperanza de salvación.
Esto será característico de la gente de los últimos días. La Biblia dice que el Anticristo hará todo lo posible para blasfemar a Dios. Y en Apocalipsis capítulo 16 se nos dice que en respuesta al juicio de Dios, la gente blasfema "el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.” (Apocalipsis 16:9).
La blasfemia del Espíritu Santo es el pecado imperdonable (ver Marcos 3:29). La Biblia habla de Esaú, que había ido más allá de este punto sin retorno. Hebreos 12:17 nos dice: “y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”.
Es algo terrible cuando la gente se esfuerza por burlarse de Dios, ridiculizarlo e insultarlo. Piensan que pueden hacerlo todo el tiempo que quieran, sin ninguna penalización. Pero al final les alcanzará.
La única solución a este grave problema espiritual es un sincero arrepentimiento y aceptar y reconocer a Jesús, el único salvador del mundo. Dios quiere que nadie se pierda.
Hay esperanza: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
Fuente: Pas. Osvaldo Pupillo; Editado: VM-Ar
El mundo, ciertamente, está muy sumido en el humanismo, la vanagloria, el ego, el egoísmo; de tal forma que perdió la moral y los valores acorde a los mandamientos de nuestro Dios Jehová. Hay tanta iniquidad hoy en día, la gente quiere calmar su conciencia negando la existencia de Dios, la existencia de nuestro salvador Jesucristo, sumergiéndose en ideologías y doctrinas de demonios cayendo aún en más pecados.
Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene…
Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida, aquel inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. (2Tesaloniceses 2:7-12).
Aún hay esperanza: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
¡No nos cansemos de predicar el Evangelio de Jesucristo!
¡Pongamos nuestras vidas en orden delante de Dios!
¡Oremos los unos por los otros en amor y en un mismo espíritu!
¡Oremos más que nunca por nuestros hermanos perseguidos!
¡Pronto la persecución nos puede tocar también!
Redacción: VM-Ar 19.9.2023