El poder de la oración
Un Testimonio de Persecución
Orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos (Efesios 6:18).
En la multitud de pensamientos que había dentro de mí, tus consuelos eran el deleite de mi alma (Salmo 94:18).
En un pequeño restaurante de Asia Central, nos hemos reunido con varios amigos cristianos en una mesa. Chris, un joven de 19 años, nos cuenta los momentos difíciles que vivió.
Cuando estaba en su primer año en la universidad, Chris fue arrestado y golpeado toda una noche. A través de las palizas, comprende que estaba acusado de asesinato, un delito del que es inocente. La verdadera razón fue que él es el líder de un grupo de jóvenes cristianos.
Durante tres días, Chris fue golpeado implacablemente. Bajo los golpes, no podía orar, ni siquiera recordar versículos de la Biblia. Los primeros días lloró constantemente. Los policías que lo arrestaron le dijeron que no sólo estaba olvidado, sino que además los cristianos lo consideraban culpable...
Finalmente, todavía con el objetivo de doblegarlo, trajeron a su madre. Pero ella logró entregarle disimuladamente un mensaje: “Sabes, la gente está orando por ti… ¡en todas partes!”. Esta pequeña frase, susurrada desde el otro lado de la habitación, fue como un salvavidas. Chris se animó: no estaba olvidado, había hermanos que oraban por él.
Pero la penuria aún continuaba... Una o dos semanas después, la policía envió un mensaje a su madre: “¡Señora, su hijo se ha vuelto loco! ¡Él sonríe todo el tiempo! No entendemos por qué”.
Durante un mes, este chico, que entonces tenía 18 años, planto cara a los policías más duros. Luego fue liberado. (según M. Varton)
¡Oremos incansablemente por nuestros hermanos
perseguidos en la fe!
Acordaos de los presos, como presos juntamente con ellos; y de los afligidos, como que también vosotros mismos sois del cuerpo. (Hebreo 13:3)
Fuente: La Buena Semilla, fr., 26.9.2023; Redacción: VM-AR