Las iglesias pentecostales organizadas trazan su formación, de manera similar, tal como la Iglesia Católica, a los tiempos apostólicos. Esto no es sólo una injustificable tergiversación de la historia sino, además, inexacto. Los pentecostales no pueden trazar su origen remontándose al día de Pentecostés, del mismo modo como los católicos tampoco pueden basarse en el apóstol Pedro, llamándolo el “primer Papa”; tampoco los neoapostólicos pueden trazar una línea hacia los Doce Apóstoles. De hecho, el pentecostalismo moderno no está basado en aquel primer día de Pentecostés (50 días después de la resurrección de Jesucristo), sino que nació a principios del siglo XX por medio del francmasón Charles Fox Parham y su escuela bíblica en Topeka, Kansas, en los Estados Unidos. Más hacia atrás realmente no se puede seguir la tradición del pentecostalismo actual.