Cuando estuve preso en las cárceles comunistas, los presos soñábamos que pronto las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de (Norte)América iban a llegar para traernos la tan anhelada libertad. Algunos estaban presos por haber dicho alguna palabra en contra del régimen, otros por haber intentado salir del “paraíso comunista”, y otros por causa de su fe. Pasaron desde entonces muchos años, más de 40, y he aprendido mucho; todavía sigo aprendiendo. Como adolescente, coleccionaba estampillas de correo; las que más contemplaba eran unas que tenían la Estatua de la Libertad, que se encuentra en la entrada al puerto de Nueva York.