El Amor y la Justicia de Dios

¡Escuchamos tantos sermones sobre el amor y la misericordia de Dios! Sin embargo la Biblia también nos muestra en un sinfín de citas la justicia y el furor de Dios contra toda maldad.

Al escuchar una predicación sobre la justicia de Dios se me hizo evidente que el tema del aborto se está tratando (en Argentina especialmente) de una manera bastante equivocada. Estamos errando desde el momento en que debatimos este y muchos otros temas, ya que según la Biblia la vida comienza con la concepción (Salmo 139:16), cosa que tanto los científicos como los médicos confirman.

El aborto no puede ser un tema de debate: es un claro asesinato. Debemos llamar al arrepentimiento a los defensores del aborto y a someterse a la autoridad y soberanía de Dios; al Dios único y verdadero, eterno y justo, que es el Dios de la Biblia, no al dios de cualquier religión, ni al dios del humanismo, que en definitiva es Satanás. Todos los humanos debemos un día presentarnos ante Dios, que tarde o temprano va a juzgar a cualquiera que mató, mata (asesina), o legaliza el asesinato. Debemos reconocer el asesinato como algo completamente fuera de la voluntad de Dios, arrepentirnos y volver a someternos a Su soberana autoridad. 

La autoridad terrenal por su parte -es decir los gobernantes, diputados, senadores, jueces, abogados, etc.- debe castigar a los malhechores y honrar a los que hacen el bien (1 Pedro 2:14). Para el cristiano no pude haber discusión sobre esto. Es algo firmemente establecido en la Palabra de Dios.

Jesucristo advirtió que antes de Su venida iba a haber tiempos semejantes a antes del diluvio y a la destrucción de Sodoma y Gomorra. y justamente el tiempo en el que estamos viviendo ya parece estar peor que el de aquellas generaciones. Por tanto, en este momento apocalíptico la venida del Señor Jesucristo seguramente es muy inminente y Él pronto “hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira” (Salmo 2:5).  

Nuestra reacción frente a este desenfreno debe ser un llamado bíblico al arrepentimiento y a volver a someterse a la voluntad de Dios en todos los aspectos. Por supuesto aquí hay que subrayar el mensaje sobre la única salvación que obtendremos por medio del único Salvador, el hijo de Dios, por medio de la fe (Juan 3:18, 36; 5:24; 6:36, 40, 47) y el nuevo nacimiento (Juan capitulo 3).

Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

Vivimos en tiempos en que la violencia, el amor libre, el sexo (en cualquier forma), la droga,  la desobediencia, la blasfemia etc., son glorificados; los valores bíblicos burlados, la disciplina castigada, la existencia de Dios negada, etc. El aborto es simplemente un punto más en un encadenamiento infernal y diabólico. Nuestro grito tiene que ser: ¡Arrepentíos y volved a Dios! “¡Arrepentíos... y sed salvos de esta perversa generación!” (Hechos 2:38 y 40).

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13).

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5 y 6).

¿Acaso la sal y la luz han perdido su fuerza y los evangélicos la seriedad? 

¿Dónde están los hombres de Dios como Juan el bautista, que no se quedó callado frente al rey Herodes encarándolo a causa de su pecado? ¿o con el coraje de Pedro cuando dijo a los judíos que ellos eran los asesinos del Mesías? ¿o con la valentía de Esteban que enfrentó a los líderes judíos con su pecado de asesinar a los profetas y finalmente al Hijo de Dios? ¿o con el coraje de otros muchos cristianos, como por ejemplo Richard Wurmbrand, Haralan Popov, Georgi Vins, quienes por no traicionar su fe fueron torturados y pasaron muchos años en la cárcel? ¿Dónde hay hombres de Dios con el coraje de muchos otros cristianos en los países musulmanes que no se someten a la ley islámica, pagándolo muchos de ellos con su vida? 

En cambio los líderes cristianos de hoy hacen resoluciones diplomáticamente bien formuladas, que se difunden dentro del pueblo cristiano para impresionar y los que tendrían que leerlo y tomarlo a pecho, seguramente lo meten rápido en el tacho de basura. ¡Hay que enfrentar, lleno del Espíritu Santo y con coraje, este mundo, que cada vez está más puesto cabeza abajo y patas para arriba! J.E.

Buscar