En la época del declive del Imperio Romano, Roma era el refugio de una gran cantidad de personas inactivas e indigentes: campesinos sin tierra y ex legionarios, además de exiliados de todos los países. Por ese motivo, el emperador organizó la distribución gratuita de pan con la finalidad de calmar el hambre de todas estas personas. Para evitar que organizaran una revuelta era necesario mantener a estos desempleados ocupados en algo.
Por eso el emperador organizó juegos en los anfiteatros especialmente construidos para este propósito. Se presentaron espectáculos de todo tipo, desde los más crueles (cristianos entregados a animales salvajes) hasta los más espectaculares, como por ejemplo, carreras de carros o incluso batallas navales). Cuando la tensión social aumentó, los descontentos se congregaron en multitudes para decir a gritos y en coro: "¡Panem y Circenses!” (“¡[Queremos] pan y juegos!"). Esta situación descrita existía en la fase cuando se produjo la ruina del Imperio Romano.
No seas idólatras como algunos de ellos, como está escrito: "La gente se sentó a comer y beber, y se levantaron para entretenerse" (1 Corintios 10:7).
En el tiempo de hoy, la sociedad de consumo ofrece a los hombres todos los espectáculos imaginables para ocupar su tiempo y su mente. Los desempleados reciben subsidios iguales o mayores a lo que percibirían trabajando y los refugiados de todo el mundo son bienvenidos recibiendo mayores beneficios que los nativos. En estadios gigantescos y esplendorosos (especialmente construidos para Mundiales o Juegos Olímpicos), parques de atracciones (cada vez más exquisitos), frente al televisor, I-pad o celular, se les ofrece entretenimiento que les fascina y que, por un momento, les distrae de los problemas reales y actuales del mundo. Por medio de esto, el hombre se olvida de Dios y de Su Palabra, y definitivamente se transforma en un juguete de poderes diabólicos.
También muchos de los cristianos se dejan llevar por lo que ofrece el mundo. Tengamos cuidado y anunciemos con perseverancia el mensaje de advertencia de Dios antes de que llegue el día del juicio. Hoy el perdón divino todavía está a nuestro alcance. Dediquemos tiempo para buscarlo, recibirlo, transmitirlo y centrarnos en las realidades eternas.
Fuente: La Buena Semilla; Redacción: VM-Ar
Hijitos, ya es el último tiempo: y como vosotros habéis oído que el anticristo ha de venir, así también al presente han comenzado á ser muchos anticristos; por lo cual sabemos que es el último tiempo (1Juan 2:18).