Burundi es uno de los países más pequeños de África (27.000 km²) y con 10.5 millones de habitantes. El 85 % de la población pertenece a la etnia Hutu y el 14 % a la Tutsi. Burundi sigue recuperándose de años de guerra civil tras las masacres impulsadas por razones étnicas en la década de 1990, compartida con la vecina Ruanda, donde en el año 1994 murieron 800.000 personas en un lapso de 100 días.
La homosexualidad es legalmente perseguida desde 2008.
El 65 % de los habitantes es católico, un 5 % es protestante, un 10 % musulmán y un 23 % practica religiones africanas. Burundi es uno de los países más pobres del mundo; sin embargo, con un índice de natalidad de 6,5 hijos por mujer. – Fuente: Wikipedia
Este país está sufriendo una situación terrible de inseguridad. Las manifestaciones contra la candidatura del presidente actual, Pierre Nkurunziza - quien quiere asumir por tercera vez este mandato - están continuando. Semanas de enfrentamientos callejeros han dejado más de veinte personas muertas y muchas otras heridas, y al menos unas 110.000 personas ya han huido del país.
Las elecciones parlamentarias, previstas para el 26 de mayo 2015, se han pospuesto al 5 de junio; y las elecciones presidenciales programadas para el 26 de junio, también podrían ser postergadas. Según la constitución del país y con un acuerdo de paz negociado en 2006, el presidente no puede presentarse a un tercer mandato. Sin embargo, Nkurunziza afirma que su primer mandato no debería tomarse en cuenta, dado que esa vez no fue elegido específicamente por el pueblo, sino por el parlamento.
Desde aproximadamente 1994 los musulmanes de Burundi han adoptado métodos más estratégicos para islamizar a la mayoría cristiana del país. Es un proceso que se inició en los centros urbanos y que ahora es cada vez más frecuente en las zonas rurales de Burundi.
En las zonas urbanas los musulmanes viven usualmente aglomerados, ocupando zonas particulares de la ciudad y se están separando del resto de la población. Los cristianos que intentan vivir en estas áreas son frecuentemente acosados, al punto de tener que fugarse de allí. Los musulmanes que optan por dejar el islam y convertirse a Cristo son marginados dentro de su comunidad.
En su estrategia para alcanzar a poblaciones específicas, los musulmanes suelen organizar eventos públicos para persuadir a los cristianos a convertirse al Islam. Utilizan DVDs y dramas para desacreditar las doctrinas cristianas, además de insultar al cristianismo. Una vez que han convencido a cierto número de aldeanos a convertirse al islam, inmediatamente comienzan a construir una mezquita en la aldea. Estas mezquitas están muy bien construidas, son bonitas y en un marcado contraste con los pobres edificios de las iglesias cristianas.
Los musulmanes de Burundi, además, se involucran en la prestación de asistencia material y financiera a las personas que están particularmente empobrecidas; esto es otra forma de atraer a la gente para que se convierta al islam [Si en los países musulmanes los cristianos actuaran así, serían severamente perseguidos].
A fin de obtener una mayor influencia dentro de las estructuras gubernamentales, los islámicos han construido muchas escuelas y universidades musulmanas para poder preparar allí a los futuros líderes. Estos establecimientos aceptan a los cristianos; pero inscribirse solamente es posible bajo estrictas condiciones. Los cristianos no están autorizados a practicar el cristianismo dentro de estas instituciones y obligatoriamente deben vestirse con la ropa musulmana típica, y deberán aprender acerca de la religión de Mahoma.
Fuente: Barnabas Fund News, 21.5.2015; Redacción: VM-Ar
Oremos por los cristianos de este país, para que sean protegidos de ataques y para que sepan aprovechar la difícil situación, con la sabiduría, el amor y la paciencia de Dios.