La catástrofe de la lotería y los juegos de azar

En el libro Money for Nothing (Dinero por nada) se muestra el recorrido de los que lograron atravesar el lado oscuro de haber ganado millones en la lotería. Edward Ugle, el autor, dice que "la bancarrota o grandes problemas financieros son la regla para los ganadores de la lotería". De hecho, las consecuencias de ganar la lotería son a menudo más espantosas que meros problemas financieros. Abraham Shakespeare, un cristiano practicante y conocedor de la Biblia, compró un billete de lotería que salió premiado en noviembre de 2006 y por el que recibió un pago - desglosados los impuestos - de U$S 17 millones.

Sin embargo, después de poco más de dos años fue asesinado por alguien que probablemente era uno de sus recientes "amigos". Al momento de su asesinato, ya había gastado la mayor parte del dinero; incluso sus familiares dijeron que fue un "miserable desde el momento en que recibió esta fortuna" - así informó el diario "The Tampa Tribune”, del 4 de febrero de 2010. En enero de 2007 Shakespeare compró una casa valuada en varios millones de dólares, y dos años después la vendió - con una pérdida de U$D 350.000 - a una mujer que dijo que quería escribir la historia de su vida. El 28 de enero de 2010, el cuerpo de Shakespeare se encontró debajo de una losa de hormigón en esa misma propiedad.

Si Shakespeare conocía la Biblia, debería saber sabido bien que participar en estos juegos de azar no es lo que Dios espera de un creyente. La Biblia expone el engaño que se esconde detrás de tales medios y métodos para llegar a la riqueza. La lotería anima a la avaricia, cosa que la Biblia condena, y se burla - en cierta forma  - con respecto a la actitud de ser agradecido con lo que uno tiene, virtud que la Biblia exalta. El mensaje engañoso de la lotería radica en que la riqueza puede resolver todos tus problemas; sin embargo, la Biblia dice: “¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, que volarán al cielo” (Proverbios 23:5).

Es un pobre testimonio para un cristiano confiar en "la suerte". La palabra del Señor dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricias, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré, de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Hebreos 13:5-6) 

Fuente: Way or Life News

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