Yihad islámica: síntoma provocado por Occidente

Por Raymond Ibrahim diciembre 2015

Como alguien que se especializa en el yihadismo islámico, se podría esperar que yo tenga mucho que decir justo después de los ataques yihadistas que recientemente se produjeron en San Bernardino, París, o Malí, donde hubo un total de alrededor de 180 muertos. Irónicamente no hablo de los atentados por el hecho de que sólo son síntomas de algo más. Considero que debo hablar de las causas que provocan esto (¿qué se puede añadir cuando sucede algo, si yo ya he advertido acerca de aquello que lo causó? Vea: Experiencia Directa).

Entonces, ¿cuál es la causa raíz de los ataques yihadistas? Muchos piensan que la máxima fuente del terror permanente en Occidente es el Islam. Sin embargo, esta noción tiene un problema: el mundo musulmán es inmensamente débil e intrínsecamente incapaz de ser una amenaza. El hecho de que cada asalto islámico en Occidente es un ataque terrorista -y el terrorismo, como se sabe, es el arma de los débiles- habla por sí mismo.

Este no fue siempre el caso. Por aproximadamente mil años, el mundo islámico era el azote de Occidente. Libros de historia de hoy pueden referirse a aquellos que aterrorizaron a la Europa cristiana como árabes, sarracenos, moros, otomanos, turcos, mongoles o tártaros*; pero todos estaban operando bajo la misma bandera de la yihad [islámica], bajo la misma que el Estado Islámico está operando ahora.

No, hoy el máximo enemigo está adentro. La causa principal detrás del continuo terror musulmán contra Occidente se encuentra en aquellos que reprimen o reinterpretan [de manera políticamente "correcta"] toda charla y todo examen de la doctrina musulmana y de la historia; aquellos que, además, dan la bienvenida [en los Estados Unidos] a cientos de miles de inmigrantes musulmanes, mientras que saben que algunos de éstos son agentes yihadistas y muchos más son simplemente "radicales", quienes trabajaron para derrocar dictadores árabes seculares en nombre de la "democracia" y la "libertad", con el resultado de sólo destapar la yihad suprimida por los autócratas (el territorio del Estado islámico consiste de zonas de Irak, Libia y Siria que fueron "liberadas" por los Estados Unidos y sus aliados).

Entonces, ¿son los líderes y políticos occidentales la causa principal detrás del terror islámico contra Occidente?

Casi, pero aún falta un poco.

Lejos de limitarse a una serie de líderes e instituciones elitistas, el empoderamiento occidental de la yihad es el resultado natural del pensamiento posmoderno, verdadera razón de que un Islam, de una manera innatamente débil, pueda ser una fuente de repetidos problemas para un Occidente que es superior militar y económicamente.

Recuerde: la razón por la que están en el poder gente como el presidente francés François Hollande, el presidente estadounidense Barack Hussein Obama, y la canciller alemana Ángela Merkel -tres líderes occidentales prominentes que insisten en que el Islam es inocente de la violencia y que fomentan la inmigración de musulmanes- es porque personifican una visión del mundo que [hoy] es la norma en Occidente.

En este contexto, la facilitación del terrorismo yihadista no es tanto una imposición puesta desde arriba sino más bien un problema de raíz, producto de décadas de un pensamiento erróneo, que no fue cuestionado. Aquellos que creen que los problemas de Estados Unidos comienzan y terminan con Obama harían bien en recordar que él no vino al poder mediante un golpe de Estado, sino que fue votado en dos ocasiones. Esto indica que Obama y la mayoría de los estadounidenses que votan tienen una visión del mundo compartida y errónea. Obama puede estar aprovechándose cínicamente de esta visión del mundo, pero eso no cambia el hecho de que es debido a que esta visión deformada del mundo es la corriente principal lo que permite que pueda explotarla en primer lugar.

El empoderamiento occidental de la yihad tiene sus raíces en una serie de filosofías que han hecho metástasis en todos los rincones de la vida social, convirtiéndose en piedras angulares de la epistemología [ver nota al final] posmoderna. Estas incluyen las doctrinas del relativismo y el multiculturalismo, por un lado, y sentimientos anti-occidentales y anti-cristianos por el otro.

En conjunto, estas piedras angulares del pensamiento posmoderno, post-cristiano sostienen que no hay verdades absolutas y por lo tanto todas las culturas son fundamentalmente iguales y merecen respeto. Si alguna persona occidental quiere criticar a una civilización o religión, entonces debe mirar "por dentro" y reconocer su herencia europea cristiana como el resumen de la intolerancia y el imperialismo.

Añada a ésto una serie de ideales pretenciosos o tontos, como el hecho de que ciertas verdades nunca pueden ser pronunciadas, ya que podrían "herir los sentimientos" de algunos (excluyendo los cristianos blancos a quienes no importa herirlos), y en todo caso, los occidentales no debemos sentirnos molesto, y además, debemos ponernos al día con nuestros "pecados" históricos, apaciguando a los musulmanes hasta que "les agrademos". Así usted tiene una receta segura para el desastre, es decir, el estado de las cosas actualmente.

Los occidentales son bombardeados con estas "verdades" antes mencionadas, desde la cuna hasta la tumba -desde preescolar hasta la universidad, desde Hollywood hasta las redacciones de las noticias, y ahora incluso en las iglesias- de modo que son incapaces de aceptar y actuar conforme a una sencilla y obvia verdad que sus antepasados sabían muy bien: el Islam es una religión inherentemente violenta e intolerante que no puede coexistir con los no islámicos (excepto engañosamente, en tiempos de debilidad).

La esencia de todo esto se manifestó claramente cuando Obama, con el fin de racionalizar las atrocidades inhumanas del Estado Islámico, aconsejó a los estadounidenses a ser humildes y recordar que sus antepasados cristianos han cometido similares atrocidades, si no fueron peores. De manera que tuvo que retroceder mil años para dar ejemplos, haciendo referencia a las cruzadas y a la Inquisición -los cuales han sido completamente distorsionados por la deformada cosmovisión posmoderna, incluyendo que se retrate a los musulmanes imperialistas como víctimas- lo que no le importó al líder norteamericano.

Peor aún, no le importó a la mayoría de los estadounidenses. La mayor lección no es que Obama restó importancia a las atrocidades de los islámicos modernos al tergiversar y demonizar la historia del cristianismo, sino que simplemente él estaba reafirmando la narrativa dominante con la que los estadounidenses han sido adoctrinados para creer. Y por lo tanto, aparte de algunas murmuraciones efímeras y sin sentido [por parte de los oyentes], sus palabras -al igual que con muchos de sus comentarios y políticas anti-cristianos y proislámicos- pasaron de largo sin consecuencias.

Una vez en el tiempo, el mundo islámico era una superpotencia y su yihad era una fuerza irresistible a tener en cuenta. Hace más de dos siglos, sin embargo, una Europa emergente que había experimentado más de un milenio de atrocidades y conquistas yihadistas, derrotó al Islam y lo dejó inofensivo.

Mientras que el Islam pasó a la oscuridad, el Occidente post-cristiano lentamente tomó forma. El Islam no cambió, pero Occidente sí: los musulmanes todavía veneran su patrimonio y religión que les impulsa a la yihad contra el "infiel" occidental. Mientras que Occidente aprendió a despreciar su herencia y religión, resultó que éste sea, sin darse cuenta,  un aliado involuntario de la yihad.

Por lo tanto, la situación actual es la siguiente: la yihad está de vuelta en pleno vigor, mientras que Occidente -no sólo sus líderes, sino gran parte de su población- la facilita en mayor o menor grado. Tampoco ésta situación se puede remediar fácilmente. Porque aceptar que el Islam es inherentemente violento e intolerante es rechazar una serie de pilares del pensamiento occidental posmoderno que sobrepasan por mucho la cuestión del Islam. En este contexto, nada menos que una revolución intelectual y cultural, en la que el pensamiento racional se convierta en la principal corriente, permitirá a Occidente enfrentar al Islam.

Pero hay buenas noticias. Con cada ataque islámico, los ojos de cada vez más personas occidentales se abren a la verdadera naturaleza de la religión de Mahoma. Que esto esté sucediendo a pesar de las generaciones que recibieron adoctrinamiento pro-islámico en Occidente, es un testimonio del creciente descaro de la yihad.

Sin embargo, todavía no está claro si el pensamiento objetivo finalmente derribará a la narrativa actual de relativismo, de anti-occidentalismo y de simple emotividad.

En pocas palabras, festejar el multiculturalismo y derrotar a la yihad al mismo tiempo, es imposible.

Pero si tal revolución en algún momento tiene lugar, la yihad islámica será fácilmente barrida y colocada en el basurero de la historia. Porque el hecho es que el Islam está aterrorizando al mundo, no porque tenga la capacidad, sino porque Occidente lo permite.

Aunque los conquistadores originales mongoles y tártaros no eran musulmanes, la mayoría de ellos con el tiempo se convirtieron al Islam, -encontrando un atractivo natural en su validación divina para la conquista, la rapiña, y el saqueo- y articularon sus guerras posteriores contra el cristianismo y otros grupos en nombre de la yihad.

Fuente: raymondibrahim.com; Redacción: VM-Ar

Las palabras agregadas entre corchetes fueron colocadas por los redactores de este texto.

La epistemología, como teoría del conocimiento, se ocupa de problemas tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se lo justifica o invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, tales como verdad, objetividad, realidad o justificaciónFuente: Wikipedia

4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

5 Y el que estaba sentado en el trono [Jesucristo] dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apocalipsis 21:4-8).

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