¿Puede ser que algunos católicos romanos sean cristianos?
Por Shaun Willcock
Con frecuencia se escucha a personas dentro de las iglesias evangélicas decir: «Sí, el catolicismo romano es una religión falsa y anticristiana, y la mayoría de los católicos romanos no se han regenerado; pero se cree que al menos algunos de ellos son verdaderos cristianos que permanecen dentro de la institución, ya sea por ignorancia o por el deseo de servir al Señor desde dentro del sistema, en lugar de hacerlo desde afuera.»
Muchos protestantes han enseñado esta mentira, un error chocante. Este concepto ha arruinado innumerables libros protestantes que, de otro modo, serían muy útiles. Los autores se esfuerzan por exponer la falsa religión del catolicismo romano y la necesidad de que los cristianos proclamen el Evangelio a los católicos romanos; y luego empañan gravemente su obra al afirmar que, a pesar de todo lo que han escrito, hay algunos verdaderos cristianos dentro de la institución católica romana. Esto es un error terrible.
Que haya católicos romanos que sean verdaderos cristianos es una absoluta imposibilidad. Y quienes se profesan cristianos y hacen afirmaciones como la mencionada, o bien desconocen por completo el catolicismo romano, o bien desconocen por completo la Biblia misma.
O la institución católica romana es cristiana, o no lo es. Hay quienes, dentro de los círculos evangélicos, afirman que sí lo es. Si el romanismo no es cristiano, entonces se deduce —tan cierto como que el día sigue a la noche— que ningún católico romano es un verdadero cristiano.
El católico romano cree que María tiene un papel importante en la salvación de los pecadores;
un verdadero cristiano sabe que ella no tiene este papel.
Un católico romano cree que para «recibir a Cristo», uno debe comerlo en la «misa»;
un verdadero cristiano sabe que Cristo se recibe por la fe.
Un católico romano cree que el sacrificio de Cristo en la cruz fue insuficiente y que el sacrificio de la misa también es necesario;
un verdadero cristiano sabe que la muerte de su Señor en la cruz fue suficiente y que no se necesitan más sacrificios.
Un católico romano cree que, en el bautismo, uno se regenera y se convierte en hijo de Dios;
un verdadero cristiano sabe que la regeneración es obra únicamente del Espíritu Santo y que el bautismo en sí no regenera.
Un católico romano cree que rezar a los ídolos es correcto e importante;
un verdadero cristiano sabe que esto es idolatría.
Y así podríamos continuar. Ningún católico romano es un verdadero cristiano, pues niega el verdadero Evangelio con sus doctrinas y prácticas.
Si alguien dice: «Soy católico romano y creo en las enseñanzas de Roma y soy un verdadero cristiano», es católico romano, pero ciertamente no cristiano, pues estas doctrinas mencionadas son vitales del catolicismo romano. Porque ningún cristiano verdadero cree en semejantes herejías y blasfemias.
El hinduismo no es cristiano (y en esto, tanto hindúes como cristianos estarían de acuerdo). ¿Puede un hindú, iluminado por el Espíritu Santo comprende que es un pecador perdido y que Jesucristo es el único Salvador de los pecadores, de modo que se arrepienta de sus pecados y crea en el Señor Jesucristo para su salvación eterna? ¿Puede esa persona ser hindú y cristiano a la vez? Todo cristiano sabe la respuesta: ¡es imposible! Quien está «en Cristo» (2 Corintios 5:17), es una nueva criatura, revestida de Cristo (Gálatas 3:27), unido al Señor (1 Corintios 6:17), ya no es hindú; ¡es hijo de Dios!
Y lo mismo ocurre con un musulmán que se convierte a Cristo, o un budista, o un mormón, o un moonie. No existe en la tierra un «cristiano musulmán» ni un «cristiano budista». Pues, «¿qué concordia tiene Cristo con Belial?» (2 Corintios 6:15).
Y así como no existe un «cristiano musulmán», ni puede existir, en ningún lugar de la tierra; tampoco existe un «cristiano católico romano», ni puede existir. Pues la religión papal es una religión falsa y anticristiana. La diferencia entre el romanismo y, por ejemplo, el hinduismo, radica en que el romanismo emplea terminología cristiana, como «Iglesia», «Biblia», o incluso la palabra «cristiano». Pero ambos son paganos; ambos carecen de fundamento bíblico. El hecho de que el romanismo hable de Dios, de Cristo, del pecado, de la salvación y de la Iglesia no lo convierte en cristiano, así como tampoco la religión mormona al llamarse "Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días" la convierte en cristiana.
Uno es católico romano o cristiano. No se puede ser ambos a la vez.
Que un católico romano pueda ser un verdadero cristiano es completamente contrario a la Palabra de Dios. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, y para que no recibáis de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de las maldades de ella (Apocalipsis 18:4-5). "Ella", en esta parte de la Palabra de Dios, es la Gran Ramera, Babilonia la Grande: el sistema católico romano. Observemos las palabras "pueblo mío". Esto se dirige al pueblo de Dios: los redimidos. Cuando el Señor atrae a un católico romano hacia sí, lo llama a salir del romanismo. Porque quien dice: «Venid a mí» (Mt. 11:28), también dice: «Salid de ella». Quien viene a Cristo, atraído por Dios Padre, no puede permanecer en esa vil religión anticristiana del papado. Billy Graham y otros líderes ciegos de ciegos dijeron y todavía dicen: «Venid a Cristo, luego volved al catolicismo romano», ¡pero eso no es lo que dice el Señor! VENID A CRISTO, SALID DE BABILONIA: ese es el lenguaje de las Escrituras. Es un mandato, no una opción. Jesús dijo: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Jn. 14:15). Acaso quien permanece en el catolicismo romano, afirmando que el Señor «me dijo que me quedara y diera testimonio desde dentro», ¿lo ama de verdad? No; esto revela que nunca se ha sentido atraído por Cristo; nunca se ha unido a él para salvación. El Señor ha ordenado: «¡SALID!». Quien permanece dentro, revela la verdad sobre su supuesta «conversión».
¡El Señor no llama a nadie a "quedarse y dar testimonio desde dentro"! Cualquiera que se convierta a Cristo desde una religión falsa es llamado a salir de ella (2 Corintios 6:14-18; Efesios 5:11; Hebreos 13:13). El Señor tendría que negar su propia Palabra si recomendaría a alguien a permanecer en esta religión; eso es imposible. Quienes afirman que Él haría tal cosa, o bien desconocen el catolicismo romano, o bien desconocen a Cristo y su Evangelio.
Tomemos nota también de las palabras de Apocalipsis 18:5, donde dice que "Dios se ha acordado de sus iniquidades". Al VERDADERO hijo de Dios le dice: Porque seré propicio a sus injusticias, y de sus pecados y de sus iniquidades no me acordaré más (Hebreos 8:12). Dado que Dios recuerda las iniquidades de quienes están dentro de la Gran Ramera, se deduce que quienes están dentro de ella NO son verdaderos cristianos. ¡Sus pecados son recordados!
El mandato de "salir", de separarse del templo de los ídolos, también se encuentra en 2 Corintios 6:17-18: Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré Padre a vosotros, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. Los verdaderos hijos e hijas de Dios son los separados. Con esto dan evidencia de que son hijos de Dios. Ningún cristiano verdadero tiene la obligación de recibir como hermano a quien profesa ser cristiano mientras permanece en Babilonia.
La Escritura dice: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios (Romanos 8:14). Todo creyente verdadero ha recibido el Espíritu Santo. ¡Este no lo conduce más al error! Para que alguien crea que un verdadero cristiano puede ser católico romano, tendría que creer que el Espíritu Santo no logró apartar a esa persona de un grave error. Eso es simplemente imposible.
He dicho enfáticamente que ningún romanista es cristiano. Sin embargo, esto no niega lo que a veces sucede: un romanista se convierte a Cristo (y en ese momento deja de serlo); pero, siendo un recién nacido, puede, si no recibe la instrucción adecuada, asistir a los servicios de la religión católica romana por un tiempo, por ignorancia. Porque, como recién convertido, sin saber casi nada de la Palabra de Dios, tal como un recién nacido, y conociendo la terminología que suena cristiana del romanismo (y a menudo engañado por evangélicos profesantes que hablan del romanismo como si fuera parte del cuerpo de Cristo), siendo confundido, puede continuar asistiendo por un tiempo.
¡Pero el Espíritu Santo no lo dejará allí! No pasará mucho tiempo hasta que descubra sus errores y blasfemias, y obedecerá el mandato del Señor ¡y saldrá! Negar esto es negar que el Espíritu Santo pueda ayudar en la santificación y también en la separación. Este es un hecho tan cierto que. si una persona sigue asistiendo a la institución católica romana después de una supuesta «conversión», entonces esto sería una evidencia que nunca se convirtió a Jesucristo. Pues el “Señor”, al que esta persona profesa servir, es blasfemado en cada misa, es burlado por cada rezo dirigida a María por los allí presentes; es negado por cada falsa doctrina que sale de los labios del sacerdote. Las blasfemias del romanismo son tan evidentes en cada servicio que cualquier hijo de Dios, enseñado por el Espíritu Santo, pasaría muy poco tiempo allí y luego se separarse de una tal religión.
Dijimos ya antes que, desde el momento de su conversión, quien era papista deja de serlo. Esto es cierto incluso si posteriormente por ignorancia asiste a los servicios de la institución católica romana durante un corto tiempo. Esa persona, sentada en la banca junto a todos los papistas, escuchando al sacerdote, ya no es papista. Es un recién nacido en Cristo, confundido y sin instrucción.
¡Qué tragedia que tantos supuestos «creyentes», ignorantes de la naturaleza del papado y cegados por las propuestas ecuménicas de la Gran Ramera, no puedan ayudar en nada a ese nuevo convertido! ¡Y qué responsabilidad recae sobre los verdaderos creyentes, asegurarse de que, cuando un papista se convierte, se le enseñe a observar todo lo que Cristo ha mandado (Mt. 28:20)!
Sí, cuando alguien es verdaderamente salvo, el Espíritu Santo pronto lo guiará para salir; pero ¡cuánto mejor es si nunca más volviera a asistir a un servicio católico romano. Es sumamente importare que algún cristiano fiel le muestre de inmediato, con la Palabra de Dios, ¡que debe separarse!
Recuerdo a una mujer, que había sido romanista, pero temo que no había tenido una conversión genuina a Cristo. Ella me escribió diciéndome que no deberíamos decirles a los católicos romanos que llegan a un conocimiento salvador de Jesucristo que deben abandonar esta institución. Evidentemente, ella sentía que esto los distanciaría y los perturbaría. De hecho, perturbará a quienes no tienen ojos para ver, pero quienes están llamados a la vida eterna van a recibir a Jesucristo de verdad.
El Señor saca de la institución a todo católico romano al cual Él está salvando. Quienes permanecen dentro de ella, afirmando constantemente ser salvos, ellos mismos han sido engañados y luego engañan a otros. La maldad de la religión romana es demasiado obvia para un alma realmente convertida. Y los gloriosos testimonios de los muchos que han sido liberados de esa esclavitud dan fe de ello. Ningún cristiano verdadero podría adorar la hostia, a María, ni a los ídolos; confesarse con un sacerdote; creer que los sacerdotes pueden perdonar pecados; etc. Porque cuando el Señor abrió su corazón para que escuchara el Evangelio (Hechos 16:14), «se convirtió de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero» (1 Tesalonicenses 1:9); fue capacitado por la gracia para ver que Cristo es el único Salvador y Mediador (Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:5); el Espíritu de Dios le enseñó que solo por medio del arrepentimiento y nuestra entrega a Jesucristo nuestros pecados pueden ser perdonados (Mateo 6:12; Hechos 13:38). Si el Espíritu Santo nunca le enseñó estas verdades, nunca fue salvo. Ninguna alma salvada sigue en el catolicismo romano. Hacerlo sería negar a Cristo y su Evangelio.
Y por eso les digo a todos los que profesan ser creyentes y afirman que algunos católicos romanos son cristianos: o no conocen el catolicismo romano, o no conocen a Cristo ni su Evangelio. Si no conocen bien el romanismo, esto es malo, porque así no podrán proclamar la verdad a las almas perdidas dentro de ese sistema maligno. Necesitan familiarizarse bien con la mayor de todas las religiones falsas, o nunca proclamarán eficazmente a Cristo a quienes están esclavizados en ella. Si, en cambio, no conocen a Cristo ni su Evangelio, es aún peor: ustedes mismos están engañados, incluso cuando afirman estar alumbrados. Si ustedes, con un buen conocimiento del romanismo, pueden afirmar que hay romanistas que son verdaderos cristianos, temo por su propia alma; claramente no conocen a Cristo ni su Evangelio. Los exhorto a "escudriñar las Escrituras" (Jn. 5:39); Porque el "Evangelio" que han abrazado no es el Evangelio de Cristo.
Y a aquellos católicos romanos que afirman haber "nacido de nuevo", o ser "salvados", etc., aunque permanezcan en la institución católica romana, les digo esto: han sido engañados. Siguen muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1). ¡Arrepiéntanse! ¡Crean en el Señor Jesucristo! ¡Y salgan de Babilonia!
Shaun Willcock es ministro, autor e investigador. Dirige Bible Based Ministries (Ministerios Basados en la Biblia). Este folleto se publicó por primera vez en 1992 como un artículo en la revista Bible Based Ministries, y posteriormente como folleto; y fue ligeramente ampliado en 2017.
Bible Based Ministries Ministerios Basados en la Biblia
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www.biblebasedministries.co.uk
Este folleto puede copiarse para distribución gratuita si se copia íntegramente.
Redactado por VM-Ar, 4.5.2025
Para más información sobre el Papa y el catolicismo:
https://lavozdelosmartires.com.ar/site/index.php/buscar2?searchword=el%20Papa%20y%20el%20catolicismo&ordering=newest&searchphrase=all
Oremos para que el señor nos de la claridad de su espíritu santo y nos dejemos guiar por El y no por tradiciones ni ecumenismo de estos últimos tiempos.
Oremos para que el pueblo cristiano tengo una identidad clara en Cristo Jesús y no estemos llamando hermanos a cualquier secta.
1Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
(1 Timoteo 4:1-3)