Ciencia Creacionista
La paz y la serenidad en los bosques de abeto de América del Norte son, a veces, alteradas por algunos sonidos, como el suave susurro de un ciervo que pasa. Al menos eso es lo que la mayoría de la gente piensa. En verdad, suceden cosas que nos podrían causar un profundo asombro.
Abunda en estos bosques una planta llamada Cornus canadensis o Bunchberry Dogwood (su nombre inglés), que crece formando grandes alfombras de una altura de unos 20 centímetros. Esta planta forma discretos y verdosos racimos de flores, rodeados por cuatro hojas blancas, como si fuesen grandes y llamativos pétalos; más tarde sus frutos, de color rojo, también crecen en estos racimos.
Las flores de esta planta sólo miden unos de 3 mm de ancho. Los estambres forman estructuras que se asemejan a las catapultas que se usaban en la Edad Media, las cuales disparan el polen hacia arriba, para que el viento lo traslade a las plantas vecinas.
Los científicos, quienes ya sabían que estas flores se abren en forma impetuosa para impulsar su polen lo más lejos posible, decidieron averiguar exactamente cuán rápido ocurría dicho fenómeno. Con este fin grabaron algunas de estas flores, en el momento justo cuando se abrían, con una cámara de alta velocidad, capaz de tomar 1.000 imágenes por segundo. Pero la cámara resultó ser demasiado lenta. Sólo con otra cámara, capaz de captar 10 mil imágenes por segundo, lograron ver claramente lo que estaba pasando.
Descubrieron que los diminutos pétalos se abrían por acciones separadas y que los estambres se desplegaban con una rapidez asombrosa, para catapultar de ese modo el polen al aire. Todo ello ocurría en sólo ¡cuatro décimas de un milésimo de segundo! Esto equivale a más de cien veces la velocidad de movimiento de la lengua de un camaleón para capturar su almuerzo. Además, los estambres se despliegan tan velozmente, que el polen, conforme a los cálculos de los científicos, es empujado con una fuerza 2.400 veces mayor a aquella de la gravedad.
Como vemos, no hay límites para el Dios Creador, en las maravillas que puede concebir y crear. Su mayor maravilla, sin embargo, es Su misericordia, que resultó en el Perdón y la Salvación del hombre pecador por medio del Sacrificio de Jesucristo.
Fuente: Creation Moments, 4.2. 2011; redactado y ampliado: VM-Argentina