¿Hacer algo?

 

¿Hacer algo?

 

¿Qué debo hacer para ser salvo? Y ellos [Pablo y Silas] dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo… (Hechos 16:30-31).

 

Entonces [las gentes] le dijeron: ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios? 

Respondió Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que creáis en el que Él ha enviado. (Juan 6:28-29).

 

Estas expresiones se utilizan a veces para apelar a Dios: “Dios, haz algo para ayudar a esta pobre humanidad para salir adelante”, “haz algo para ayudarme”, etc. Pero no, Dios ya ha hecho lo máximo: llegó hasta entregar a su Hijo unigénito, Jesucristo, hasta tal punto de abandonarlo clavado en la cruz, para salvar a los humanos que se rebelaron contra Él. No es necesario pedirle más nada ... sino únicamente creer.

 

Muchas religiones también nos dan este mandato: “¡Haz algo y serás salvado!” Pero entonces ¿qué hacer? ¿Qué podría satisfacer a Dios? ¿Buenas obras o acciones? ¡No! Nuestras obras no pueden estar a la altura de los requisitos de Dios y sólo nos harían sentir orgullosos. ¿Una vida de austeridad? ¡No! ¿Cómo puedo imaginar que privándome de algo agradaría a Dios? ¿Quedará Dios satisfecho con sacrificios? ¿Donaciones para la caridad? ¡No! Aunque sean bienvenidas, no pueden pesar en la balanza del gran Dios santo. ¿Una práctica religiosa? Tampoco los ritos o prácticas religiosas sirven para obtener salvación.

 

Los textos de hoy, tomados de la Biblia, la Palabra de Dios, nos presentan la única posibilidad para estar en paz con Dios: no es “hacer”, sino “creer”. Debo reconocer mi incapacidad de complacer a Dios con mis propios esfuerzos, sino única y simplemente por creer en la obra de Jesucristo, enviado por Dios para salvarme, como solución para mi situación perdida. Esto es lo que Dios espera de cada ser humano para conceder su gracia a los que confían (creen) en Él.

 

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. 

El que en Él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya es condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios (Juan 3:16-18).

 Fuente: La Buena Semilla, fr., 16.1.2025; Redacción: VM-Ar

 

Hermanos y amigos, la Misión La Voz de los Mártires – Argentina, te invita a compartir este mensaje con tus familiares y amigos, especialmente con los que todavía no conocen a nuestro señor Jesucristo, para que ellos puedan enterarse del camino a la vida eterna que Dios nos ha regalado.

 

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