El sentido de la vida



El sentido de la vida

 

[Dios] Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. La obra que Dios ha hecho (Eclesiastés 3:11).

 

El hombre, un ser consciente, siempre ha buscado sentido para su existencia. Las mismas preguntas se repiten desde el principio de los tiempos: ¿Qué hacemos en la tierra? ¿Existe un Dios, dioses, seres superiores que crearon el mundo y nos colocaron allí? ¿Para qué? ¿Hay algo después de la muerte?

 

Es conmovedor pensar que nuestros lejanos ancestros, bajo un cielo estrellado o frente a la inmensidad de los océanos, ya se hacían estas preguntas. Las religiones y la filosofía intentan dar respuestas; y son muy diversos, incluso opuestos. La ciencia también lo busca, pero si en parte arroja luz sobre los mecanismos de lo que nos rodea, no pretende responder a nuestro “por qué”. Sólo ofrece respuestas a nuestro “cómo”, y esto de manera limitada.

 

Pero un libro se ha hecho eco de nuestras preguntas desde la antigüedad: la Biblia. Por ejemplo, responde a la pregunta: ¿por qué está el mal en el mundo? Su primer libro, Génesis, explica cómo se introdujo el pecado en la tierra (capítulo 3). ¿Existe Dios? Él mismo responde: ¡Sí, existo, mira a tu alrededor y ves este maravilloso planeta donde todo lo necesario para la vida está en equilibrio ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios (Salmos 104:24); lee, por favor, Romanos 1:18-23.

 

¿Hay vida después de la muerte? – Sí, responde Dios. La muerte es sólo el fin del cuerpo: el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio (Eclesiastés 12:7). ¿Es Dios bueno? – ¡Mira a tu alrededor lo que he creado para tu bienestar (Hechos 14:15-17)! ¿Cómo afrontar el problema del mal en el mundo? – ¡Mira ya dentro de tu propio corazón, dice Dios, allí también está el mal! (Romanos 7:18). ¿Quieres que esto cambie para ti?

 

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes las palabras de vida eterna (Juan 6:68).

 

¿Qué creer? ¿A quién creer? Estas son preguntas fundamentales en la vida de todo ser humano. ¿Por qué un libro y no otro? ¿Por qué el Dios de la Biblia? Creer en la Biblia es una elección muy lógica, porque Dios ha proporcionado evidencia de que Él se revela a través de ella (especialmente las profecías cumplidas). A diferencia de la filosofía, la Biblia ofrece una verdad coherente, única e invariable.

 

Si aceptamos entrar en una relación con Dios, tendremos que dar un paso esencial: reconocer el mal que hay en nosotros y aceptar el remedio que Dios ha traído: Jesús, su Hijo, murió en nuestro lugar para librarnos del pecado. Este paso, que los cristianos llaman “conversión” (Hechos 3:19), es fundamental para descubrir la relación padre-hijo que Dios nos ofrece vivir con Él, y obtener, de ahora en adelante, la vida eterna.

 

¡Entonces nuestra vida tendrá sentido! Por supuesto, todavía habrá cosas que serán difíciles de entender, pero si conocemos a Dios como nuestro Padre, si tenemos una relación de amor con Él, podemos aceptar que Su respuesta a veces sea: “Confía en mí, no te preocupes.” “Te amo y tomo las decisiones correctas por ti, lo verás más tarde”.

 

Nos invita a vivir con Él una vida llena de sentido, útil para uno mismo y para los demás. Si aceptamos esta invitación, se van a realizar estas palabras de Jesús: “El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre” (Juan 7:38).  Yo (Jesús) he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10).

 

Fuente: La Buena Semilla, 2 y 3.1. 2025.

 

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para que condene al mundo,

 más para que el mundo sea salvo por él.

 

 El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es condenado,
 porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 

(Juan 3:16-18).

 

Hermanos y amigos, la Misión La Voz de los Mártires – Argentina, te invita a compartir este mensaje con tus familiares y amigos, especialmente con los que todavía no conocen a nuestro señor Jesucristo, para que ellos puedan enterarse del camino a la vida eterna que Dios nos ha regalado.

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