¡Esto tiene que cambiar!
Cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor (Jeremías 31:13).
Os es necesario nacer de nuevo (Juan 3:7).
"¡Esto tiene que cambiar!" ¿Desde cuándo oímos esta frase? ¡Desde el principio de los tiempos! Si leemos a los autores más antiguos, nos daremos cuenta de que el mundo antiguo ya quería que las cosas cambiaran para restablecer el paraíso en la tierra. Pero después del pecado de Adán y Eva, las cosas empeoraron. Sin embargo seguimos diciendo: "Las cosas tienen que cambiar", como un estribillo que creemos moderno, pero que ya repetían nuestros antepasados. Y vemos que el paraíso se aleja cada vez más de la tierra.
Entonces, ¿qué se puede cambiar? ¿Las horas de trabajo? ¿Los salarios? ¿La justicia? ¿Las autoridades, el gobierno, los impuestos, el precio de la gasolina, el consumo, y qué más? Cada cual tiene su propia lista de cambios necesarios para mejorar las cosas. Sin embargo, el descontento sigue ahí.
El único cambio real y profundo que puede producirse es personal. Es suficiente con mirarme a mí mismo; debo reconocer mi verdadero estado: soy esclavo de mi ego y de mis pasiones; y debo abrir mi corazón al Señor Jesús. Entonces Cristo me da una nueva naturaleza, me libera, me transforma. Su paz y su luz me inundan, Él me llena de verdadera alegría, con la certeza de su liberación para siempre.
Jesús me ha quitado mis "ropas sucias" y me ha vestido con "ropas finas", como fue promedido a Josué en el libro del profeta Zacarías 3:4; o como el hijo rebelde lo experimentó en Lucas 15:11-24; o como el rey caído en prisión lo vivió en 2 Reyes 25:29. ¡Qué cambios!
¡Si no lo estás viviendo aun, hoy puede ser posible este cambio para tu vida!
Fuente: La Buena Semilla fr, 14. 4. 2023; Redacción: VM-Ar
Hermanos, la Misión La Voz de los Mártires – Argentina, los invita a compartir este mensaje a sus familiares y amigos, en especial, a los que aún no conocen a nuestro Señor Jesucristo, para que ellos puedan enterarse del camino a la vida eterna que Dios nos ha regalado, en su infinita misericordia.
Dios los bendiga y que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo, esté con todos nosotros.