Mi abuela me dijo...

La oficina de la Misión de la Marina en Seward, un puerto de Alaska, es una parada muy popular del personal de los buques que atracan allí. Marineros, independientemente de su nacionalidad, son recibidos cálidamente en este lugar donde pueden relajarse, usar el teléfono o enviar un correo electrónico a sus familiares que se encuentran lejos. Biblias y literatura cristiana en muchos idiomas y dialectos están disponibles. Para algunos de los marineros, es un primer contacto con la palabra de Dios; para otros, es un retorno a su pasado.

"Cierta vez, un marinero se paró visiblemente maravillado ante esta presentación de Biblias. Miraba y miraba una vez y otra vez, y luego, finalmente, su elección recayó sobre una Biblia polaca para niños. Comenzó a leerla con gran interés. "Mi abuela siempre estaba leyéndome estas historias ilustradas de la Biblia", dijo. Al ver su expresión, se podía discernir claramente que este marinero se refería a recuerdos bien distantes...

Los empleados de esta misión se ven sorprendidos gratamente al oír a los marineros referirse tan a menudo a la fe de sus madres o de sus abuelas. Ellos recuerdan cuánto influyeron ellas en sus vidas, por su amor y su relación con Dios.

Se ha comprobado que en la Rusia soviética - y en China comunista también - la fe sobrevivió, primordialmente, gracias a las abuelas que han mantenido viva la llama de la fe durante las muchas décadas de prohibición de la Palabra de Dios. Ellas han transmitido a sus nietos, con coraje y amor, la verdad acerca de Dios". Roeli Elbers-Heij

El apóstol Pablo escribió a Timoteo: Recuerdo la fe sincera que está en ti, y que vivió primero en tu abuela... y en tu madre (2 Timoteo 1:5).

Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. (Salmo 78:4).

– Fuente:La Buena Semilla: Redacción: VM-Ar

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