¿Qué será mañana?

La perspectiva del fin del mundo generalmente ha sido – y lo es -  un tema rodeado de incertidumbre y asociado con el terror. El comienzo de un siglo ha sido a menudo precedido por un pánico colectivo. Luego la vida reanuda su curso normal. Las “profecías” dirigidas a tal evento fueron causas de bromas para unos y de un verdadero sobrecogimiento para otros. Hoy en día, las conclusiones de algunos científicos expertos, sobre el estado del planeta y la posibilidad de una catástrofe que podría destruir la humanidad entera, no son nada alentadoras.

La Biblia nos habla acerca de estas cuestiones terribles, pero no da fecha alguna, y no hay nada en ella que justifique predicciones sobre la base de lo imaginario. Ella habla de "tiempos difíciles" y de "los últimos días", para revelar el carácter moral de las generaciones posteriores, y de manera específica, del tiempo final. En el lenguaje figurado del libro de Apocalipsis se anuncian períodos terribles con cataclismos espantosos. Afirma que el universo, tal como lo conocemos, va a desaparecer, y que luego seguirá el juicio de los hombres que vivieron sin Dios.

 

La Biblia nos invita a considerar nuestra vida en la tierra como fugaz, y a preguntarnos acerca del verdadero propósito de nuestra existencia. ¿Vamos a permanecer en la ignorancia deliberada de Dios, quien, en Su amor, nos creó y nos dio a Jesucristo, su Hijo unigénito, para salvarnos? Dios sigue atrayendo a los hombres a Jesús el Salvador, para que puedan escapar de este terrible final. Vivimos en una época crítica e incierta, pero Dios conoce el futuro y ama a todos los hombres; Él clama por medio de Su Palabra, por medio de sus fieles siervos y en especial por medio del testimonio de los mártires que hoy aún es tiempo de gracia y de salvación. ¿Qué será mañana?

“El Señor ... es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).
Nuestro Señor Jesucristo ... “se ha entregado por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo”  (Gálatas 1:4).

Fuente: La Buena Semilla; redacción: VM-Argentina (devo49)

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