por Virgilio Zaballos
Me consta que hay muchos amados hermanos latinoamericanos que tienen un fuerte sentir en sus corazones a favor de las misiones y muchos piensan en España como desafío evangelístico. Es muy loable y por eso me gustaría compartir con vosotros algunas sugerencias prácticas que pueden ayudar a tener una panorámica más amplia de la realidad de nuestro país. No pretendo ser exhaustivo ni determinante en tu decisión, tampoco puedo en unas líneas abarcar todos los aspectos de un asunto tan complejo, pero sí puedo dejarte unas consideraciones generales.
En primer lugar debo decir que todas las barreras pueden derribarse cuando es el Espíritu de Dios quién está guiando la obra misionera. Junto con esta verdad tenemos el ejemplo de la estrategia que Dios le dio a Moisés para la conquista de la tierra prometida. “Y el Señor habló a Moisés diciendo: Tu mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra… Cuando Moisés los envió a reconocer la tierra de Canaán les dijo: Subid allá… Ved como es la tierra, y si la gente que habite en ella es fuerte o débil, si son pocos a muchos; y como es la tierra en que viven, si es buena o mala; y como son las ciudades en que habitan, si son como campamentos abiertos o con fortificaciones; y como es el terreno, si es fértil o estéril… (Números, 13:1,17-20). En definitiva se trataba de recabar información útil y de primera mano para afrontar las dificultades de tipo logístico que enfrentarían en la conquista.
La España de hoy es un país plurinacional, tiene 17 autonomías, algunas de ellas con idioma y cultura distintas. El idioma castellano se usa en todo el territorio nacional, pero hay comunidades autónomas con idioma distinto, es el caso de Cataluña, País Vasco, Galicia, Comunidad Valenciana y Baleares. Eso significa que en zonas como Cataluña vuestros hijos al ir al colegio tendrán toda la enseñanza en catalán.
La economía española vive momentos de verdadero auge, el nivel de vida es alto y eso ha atraído a muchos emigrantes que forman verdaderas comunidades: latinas, musulmanas, y países del este de Europa. Se pueden conseguir trabajos temporales, aunque precarios y no sin dificultad. Una familia con dos hijos, pagando piso y los gastos generales necesitará casi con toda seguridad dos sueldos para vivir con normalidad. Hay diferencias en el coste económico de una región a otra. Las más caras son Cataluña, el País Vasco, y Madrid.
España está integrada en la Europa Comunitaria, con el euro como moneda común. Además participa de las corrientes de pensamiento humanista y liberal que identifica a los países occidentales. La decadencia moral es un hecho evidente que muestra a una sociedad que se ha alejado de Dios y no pierde ocasión de apartarle de sus pensamientos y su vida cotidiana, aunque en España sigue habiendo una influencia notoria de la religión católica.
Por su parte la iglesia de Dios está muy fraccionada, con muchos esfuerzos individuales sin la fortaleza de la unidad del Cuerpo de Cristo. En muy pocos casos las iglesias locales pueden sostener económicamente a una familia misionera, por lo que es imprescindible que los misioneros tengan el apoyo de sus iglesias de origen. No todas las iglesias pueden costear los gastos de mantenimiento del ministerio pastoral y en bastantes casos el pastor debe compartir sus tareas con un trabajo extra.
En las zonas del interior del país (Castilla y León, Castilla la Mancha y Extremadura) se necesita hacer obra pionera porque faltan congregaciones en muchos pueblos importantes o hay pequeños grupos. Las iglesias locales se concentran en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla) y en las zonas costeras.
La obra mayoritaria que se necesita es de intercesión eficaz y evangelización en la unción del Espíritu Santo. Luego está la fase de fundamentar a los creyentes en la fe en congregaciones locales sin levantar un sistema eclesiástico, sino manteniendo la frescura de la vida de Dios. España sigue siendo un desafío que necesita, como todas las naciones, que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio y restauración.
Si el Espíritu del Señor ha levantado en tu corazón el llamamiento misionero Su gracia te capacitará para hacer la obra a la que El te ha llamado. Asegúrate que esto es así y confírmalo con los pastores de tu congregación. Necesitarás el respaldo de tu iglesia local a todos los niveles para no golpear al aire, ni ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. No se trata de alardear de vocación, ni de ser llevado por instantes de emoción y mucho menos de salir de la realidad difícil de tus circunstancias para huir a “Tarsis” con la excusa de servir a Dios. La obra misionera no es un juego ni un entretenimiento, es hacer la voluntad de Dios enfrentando toda la oposición de las tinieblas que se levantarán también para devorar tus energías y destruir tu fe. Los llamados de Dios superarán la prueba y alcanzarán la meta.
El libro de los Hechos de los apóstoles sigue siendo el verdadero manual para la iglesia de nuestros días en el avance del Reino de Dios a todas las naciones. En sus páginas está escrito: “En la iglesia que estaba en Antioquia había profetas y maestros: Bernabé, Simón, Lucio y Saulo. Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado. Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron. Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, descendieron…
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