El Fin de la Psicologia Cristiana

Aqui puedes descargar el libro en pdf: https://lavozdelosmartires.com.ar/el_fin_psicologia_cristiana.pdf

Traducción del original en inglés:

“The End of Christian Psychology”

© 1997 Copyright by: Martin and Deidre Bobgan

Traducción: Alejandro Las

Edición: Miguel Ángel Rocha

Layout: Roberto Reinke

1. El fin de la “psicología cristiana”

2. ¿Ciencia o pseudociencia?

3. ¿Integración o separación?

4. ¿La psicoterapia funciona?

5. Rechazo del agua viva

6. Corrientes contaminadas

7. Sigmund Freud y el psicoanálisis

8. Carl Jung y la psicología analítica

9. Alfred Adler y la psicología individual

10. Erich Fromm y el amor incondicional

11. Abraham Maslow y la psicología de la necesidad

12. Carl Rogers y la terapia centrada en el paciente

13. Albert Ellis y la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC)

14. William Glasser y la Terapia de la Realidad

15. Thomas Harris y el análisis transaccional

16. Arthur Janov y la terapia primal

17. ¿Diluido, corrompido o puro?

18. Notas Finales

 

 

1. El fin de la “psicología cristiana”

Comenzaremos por explicar el título de este libro. Las comillas en la frase psicología cristiana indican que en realidad no existe tal cosa como la “psicología cristiana”. Lo que es denominado “psicología cristiana” está compuesto por los mismos elementos confusos de las teorías y técnicas contradictorias de la psicología secular. Los psicólogos y psiquiatras que profesan el cristianismo sencillamente han tomado prestadas las teorías y las técnicas de la psicología secular. Practican lo que consideran es una mezcla perfecta entre la psicología y el cristianismo. Sin embargo, usan la misma psicología que los psicólogos y psiquiatras no cristianos. Usan teorías y técnicas que surgen de hombres como Freud, Jung, Adler, Fromm, Maslow, Rogers, Ellis, Glasser, Harris, Janov, a los cuales criticamos en este presente volumen, siendo que ninguno de ellos profesó el cristianismo o desarrolló un sistema psicológico en base a la Palabra de Dios.

La Christian Association for Psychological Studies, CAPS (Asociación Cristiana de Estudios Psicológicos) es una organización de psicólogos que son cristianos. En una de sus reuniones admitieron lo siguiente:

A menudo se nos pregunta si somos “psicólogos cristianos” y nos resulta difícil responder eso, ya que no sabemos qué implica dicha pregunta. Somos cristianos que a la vez somos psicólogos, pero hasta el presente no existe una psicología cristiana aceptable que sea notoriamente diferente de la psicología que no es cristiana. Es difícil implicar que trabajamos en una forma que es fundamentalmente diferente a la de los colegas no cristianos... ya que hasta el momento no existe una teoría, o un modo de investigación o tratamiento metodológico que sea notoriamente cristiano.

Cuando usamos las palabras psicología cristiana y otras frases similares, debemos entender que no existe dicha práctica o persona, en el sentido que la práctica o la persona realicen una actividad especialmente cristiana. Además, cuando usamos la palabra cristiana en referencia a los diversos profesionales de la salud mental, no significa necesariamente que hablemos de alguien que sea un verdadero creyente.

La psicología cristiana depende de la psicología misma. Ya que la psicología es un campo tan amplio, queremos dejar en claro que cuando usamos la palabra psicología, nos referimos a la psicoterapia y a sus raíces psicológicas.

Como la psicología cristiana depende de la psicología secular, el grueso de este libro estará enfocado en exponer científicamente y bí- blicamente los mitos en torno a dicha psicología. Si la psicología secular sucumbe ante dicho escrutinio, entonces el efecto dominó también hará que sucumba la psicología cristiana.

¿Un engaño dañino y cuestionable?

La psicoterapia profesional, juntamente con sus raíces psicológicas, en el mejor de los casos es cuestionable y en el peor de los casos es perjudicial. Por eso, lo menos que decimos es que es un engaño espiritual. El propósito de este libro es demostrar la verdad de esta declaración, y hacer surgir el desafío de purgar a la iglesia de todos los daños de este azote. Por un lado existe suficiente evidencia bíblica y científica para hacer callar la industria de la psicología secular, y a la vez hacer callar la industria de la psicología cristia- • El Fin de la “Psicología Cristiana” • 8na. Por otro lado, no somos lo suficientemente incautos como para creer que la abrumadora evidencia que sustenta esta declaración será tomada en cuenta por la mayoría de los creyentes.

Muchos no estarán interesados en leer sobre la evidencia bíblica y científica debido a que contradecirá sus asunciones ya establecidas con respecto al procedimiento psicológico. La mayoría de los terapeutas, cuyo medio de vida depende de lo que le pagan sus pacientes, ni siquiera leen las investigaciones que se presentan en este libro, las cuales condenan la psicoterapia profesional. También los terapeutas cristianos se resisten frente al potencial de que sus ingresos (a través de la terapia que imparten) disminuyan, y le prestan poca (o ninguna) atención a las investigaciones y las críticas que sostienen que sus prácticas son contrarias a las Escrituras. Una organización psicoterapéutica profesional revela:

No es ningún secreto que los terapeutas rara vez son influenciados por los datos de las investigaciones... una vez que inician su práctica, la mayoría es mucho más influenciada por el último taller al que asistió, o por cómo los pacientes responden a una determinada intervención, más que a cualquier artículo publicado en los diarios universitarios.

En primer lugar, trataremos con la imagen general de la implementación psicológica y sus premisas falsas. Luego revelaremos las falacias de varias justificaciones bíblicas para el uso de la psicología. No existen razones científicas válidas para el uso de la psicoterapia profesional, ya sea por parte de creyentes o no creyentes, pero el procedimiento psicológico debería ser doblemente condenado y rechazado por los creyentes. En primer lugar, el método psicológico debería condenarse y rechazarse debido a la falta de pruebas que incentiven el uso de la consejería psicológica profesional juntamente con las psicologías que la respaldan. En segundo lugar, la concepción psicológica sobre la gente y cómo ésta puede cambiar es condenada por la misma Palabra de Dios.

Existe una concepción psicológica y una concepción bíblica sobre la naturaleza humana y sobre cómo esta última puede ser transformada. El método psicológico es el método de la psicoterapia, el cual simplemente consiste en el tratamiento de los problemas a través de medios psicológicos que los hombres han elaborado. Al aplicar las técnicas y metodologías basadas en las teorías psicológicas, un consejero psicológico instruido intenta asistir al individuo para cambiar sus actitudes, sentimientos, percepciones, valores y comportamiento.

Los psicoterapeutas son aquellos que han estudiado y tienen licencia para implementar una amplia variedad de terapias. Entre ellos están los psiquiatras, los psicoanalistas, los psicólogos clínicos, los consejeros matrimoniales y familiares, algunos asistentes sociales, y muchos que se autoproclaman psicólogos cristianos, consejeros cristianos e incluso consejeros bíblicos. Además, muchos individuos practican la psicoterapia sin licencia, y muchos de los sistemas de autoayuda son psicoterapias llevadas a la práctica, aunque no se las denomine así.

Es más, el método psicológico abarca todas las concepciones psicológicas sobre la condición humana, por qué la gente actúa en la forma que lo hace, y cómo puede cambiar. Estas enseñanzas son tan prevalecientes en las escuelas, libros, revistas y medios seculares, que se han permeado en el pensamiento de la mayoría de la gente. Lo que es peor aún, estas enseñanzas son tan aceptadas en las escuelas cristianas, seminarios, iglesias, organizaciones misioneras, libros, radios y otros medios, que muchos cristianos asumen que dichas ideas psicológicas son ciertas, e incluso bíblicas. Por lo tanto, los tentáculos del método psicológico se han aferrado con mucha fuerza y a nivel mundial a la forma de pensar de muchos creyentes.

Por otro lado, el método bíblico puro se basa en la Palabra de Dios más que en la sabiduría humana. En vez de usar las teorías psicológicas, los cristianos deben ministrar la gracia de Dios usando métodos bíblicos. Deben ayudarse mutuamente a identificarse con Cristo y a vivir según Su vida, aumentando las actitudes, pensamientos, palabras y acciones que se asemejen a Cristo.

Aunque el método bíblico ha existido por miles de años, el método psicológico es relativamente nuevo. Fue durante el siglo XX que los cristianos comenzaron a confiar en la psicología más que en la Biblia para tratar los problemas de la vida. Como resultado, la psicología ha desplazado una gran parte del cristianismo. Incluso para los cristianos, la psicoterapia y sus psicologías de respaldo han contaminado el ministerio puro de la Palabra de Dios y la vida de Cristo en el creyente. Hoy día, las personas creen de todo corazón que las teorías psicológicas de consejería, disfrazadas en una amplia variedad de estilos y formas, contienen secretos y respuestas para ayudar a las almas atribuladas. Su confianza en el poder sanador de la psicoterapia ha aumentado a pesar de la ausencia de pruebas sustanciales sobre su efectividad.3 Debido a que han sido persuadidas por las declaraciones de los psicoterapeutas, cometen el error de no cuestionar la validez de sus declaraciones, rehúsan examinar la investigación, y creen ciegamente en los mitos populares sobre la psicoterapia.

Aquellos que deben aceptar la mayor responsabilidad por haber capitulado la iglesia ante la psicoterapia no son los psicoterapeutas que ofrecen sus servicios, sino mas bien los institutos bíblicos, los seminarios y las iglesias en los cuales la psicología es o promovida o es permitida. Esos maestros y pastores que recomiendan a la gente o la encaminan hacia este sustituto pseudo-científico de la verdadera cura de las almas, deberían ser denunciados y se los debería obligar a que renuncien; además, aquellos líderes que simplemente permitieron el surgimiento de esta herejía sin una palabra de advertencia para el rebaño también son culpables.

Contrario a lo que la mayoría de la gente piensa, la psicoterapia es una creencia similar a la de una religión. Tanto la creencia psicoterapeuta como la creencia religiosa se basan en la fe. Examinaremos algunos credos de la psicoterapia y consideraremos las siguientes preguntas: ¿La psicoterapia realmente funciona? ¿Puede ser dañina la psicoterapia? ¿La psicoterapia se basa en hechos observables y verificables, o en teorías e interpretaciones subjetivas? ¿En qué grado la psicoterapia es medicina, filosofía o religión? ¿En qué ideologías se basan los diversos sistemas psicoterapéuticos? ¿La psicoterapia y el cristianismo son verdaderamente compatibles? Además, examinaremos el tema de que los creyentes deben ministrarse mutuamente, y desafiaremos a la iglesia a que restaure la práctica original de ministrar a las almas atribuladas

La mayoría de los creyentes está de acuerdo en que la Biblia es la base para la vida cristiana, pero muy pocos parecen creer que la misma es suficiente para lidiar con todos los problemas de la vida, lo cual abarca la categoría de problemas de conducta cuyas causas no son orgánicas, que hoy día son diagnosticados por la psiquiatría y la psicología. Muchos en la iglesia creen que la Biblia provee principios preventivos para el bienestar mental, emocional y de comportamiento, pero dudan en aceptar que posea un poder restaurador. Mantenemos que Dios y Su Palabra ofrecen un fundamento completo y suficiente para vivir la vida cristiana, lo cual incluye la salud mental, emocional y de comportamiento. Sostenemos además que la Biblia contiene el bálsamo sanador para los problemas no orgánicos de la vida, que podrían rotularse como desórdenes mentales, emocionales o de comportamiento.

La Biblia debería usarse también para ministrar a las almas de aquellos que sufren enfermedades biológicas, incluso si están bajo el cuidado de un doctor en medicina. Para respaldar esta posición, exponemos la debilidad de la psicoterapia en contraste con los mé- todos bíblicos en lo que respecta a vivir una vida que agrade a Dios y enfrentar los desafíos de la misma en medio de las tribulaciones y la aflicción.

Nuestro interés en este libro tiene que ver con las doctrinas y mé- todos de la psicoterapia y con sus psicologías de respaldo, y no con los otros numerosos campos de la psicología. Creemos que todos los problemas de la vida, incluyendo los desórdenes mentales, emocionales y de conducta que no son orgánicos, tienen una solución espiritual y cristocéntrica, más que una solución psicológica y egocéntrica. Sin embargo, debido a que la psicoterapia ha sido adoptada y promovida por seminarios, por profesores universitarios de Biblia, por pastores y otros líderes cristianos, esta posición puede evocar una reacción extremista por parte de muchos, incluso de aquellos que a través de su formación académica o su involucramiento profesional actual tienen diversos intereses y compromisos con la Industria Psicológica.

No obstante ello, oramos que este libro estimule a los creyentes a saber que no tienen por qué volverse a la sabiduría de los hombres en su búsqueda del “camino, la verdad y la vida”. Ciertamente, éste es el lugar de Jesús en el creyente. Él es, ciertamente, “el camino, la verdad y la vida”, y Él mismo habita en el creyente. Por lo tanto, cada cristiano verdadero tiene “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó pos su gloria y excelencia” (2 P. 1:3).

La Palabra de Dios, el Espíritu Santo, y la vida misma de Cristo en el creyente, son más que suficientes para lidiar con los problemas más difíciles de la vida, incluso los que han sido rotulados como psiquiá- tricos o psicológicos, así como los desafíos de la vida cotidiana. También oramos que este libro estimule a los creyentes a confiar en el método de Dios para satisfacer los desafíos de la vida y a que se ministren unos a otros en el Cuerpo de Cristo, según la vida de Cristo en cada creyente. La popularidad del método psicológico.

La popularidad del método psicológico

La psicoterapia moderna no tiene siglos aún, pero durante este período de tiempo ha influido y cambiado la forma de pensar del hombre moderno sobre sí mismo y sobre el significado mismo de la vida. Muchos han sido educados a lo largo de estos años de modo tal que depositan una gran confianza en la psicología en cuanto a la sanidad mental, emocional, de comportamiento y de otro orden, tal como los problemas personales y de relaciones interpersonales. Además de tener una confianza incuestionable en la misma, muchos creen que si alguien duda, cuestiona o contradice la psicología, debe haber algo erróneo con esa persona. Muchos han sido inducidos a creer que sólo los individuos que no piensan o que son incautos tienen tales reservas, y que cualquier persona inteligente e informada debe aceptar la psicoterapia como el “bálsamo de Galaad” que cura.

En los primeros años de la psicoterapia, los doctores en medicina, los ministros, y muchos otros cuestionaban e incluso ridiculizaban sus teorías y prácticas. Hoy día, luego de años de una propaganda efectiva, esta moda ha influido toda forma de vida, al punto que dudar o estar en desacuerdo con la misma es sinónimo de tener la mente cerrada, de no ser inteligente o ser incluso neurótico. Después de todo, ¿quién criticaría o contradeciría algo que aparentemente es tan beneficioso como la psicología?

Desde los comienzos de la psicoterapia a comienzos de siglo, las definiciones psicológicas, diagnósticos, y rótulos de los desórdenes mentales, emocionales o de comportamiento se han expandido progresivamente para incluir un vasto despliegue de problemas pequeños y severos. El número de personas que supuestamente necesita asistencia ha aumentado en forma notoria.

En su libro Manufacturing Victims (Creando víctimas), la Dra. Tana Dineen dice, “Más de diez millones de estadounidenses procuran los servicios de la Industria Psicológica cada año”.

Al documentar el crecimiento de la psicoterapia, Dineen dice:

A comienzos de los 60, el 14% de la población estadounidense (25 millones de un total de 180 millones) había recibido alguna vez un servicio psicológico. Para 1976, ese número había crecido al 26%. Sin embargo, en 1990, por lo menos 33% (65 millones de 250 millones) había sido asistido psicológicamente en algún punto de sus vidas, y en 1995, la Asociación Psicológica Estadounidense dijo que el 46% de la población estadounidense (128 millones) había visto un profesional de la salud mental. Algunos incluso predicen que para el año 2000 hablaremos de la mayoría (formada por un 80% de la población).

Juntamente con la explosión de usuarios de la psicología en la población, existe una explosión de proveedores de la misma. Según el Dr. Robyn Dawes, el número de psicólogos profesionales se duplica cada diez años.6 Alguien predijo que aumentará el 64% en los próximos diez años.7 Estos psicólogos representan únicamente una parte de los grupos profesionales con licencia para proveer psicoterapia.

Esta expansión incluye a aquellos que operan bajo un rótulo “cristiano”. La Asociación Americana de Consejeros Cristianos tiene más de 17.500 miembros. El mercado cristiano de consejería psicológica incluye muchos individuos, pequeños centros de consejería, y también grandes conglomerados con programas de radio que seducen a los cristianos a participar de programas de terapia. En 1996, La Clínica Minirth Meier New Life reportó que tenía 25 unidades internas, 55 unidades externas, y más de 600 empleados. Tan sólo esa clínica reportó 500 admisiones de internos y 7600 visitas de no internos meramente durante el mes de junio de 1996. Rapha, que es otro proveedor de salud mental, tiene 63 programas, “tiene una red de 3.500 iglesias en su programa RaphaCare”, y se ha duplicado en tamaño en los últimos 18 meses”.

En términos de costos a lo largo de este campo, Dawes estima que en 1990 los costos de los psicólogos, psiquiatras clínicos y otros profesionales con licencia excedían los 12.000 millones de dólares.9 Si unimos estas cifras con un costo anterior total del servicio en salud mental (17.000 millones de dólares a finales de los 70)10, no sería iló- gico estimar que el costo total de la salud mental en Estados Unidos

es de 24.000 millones de dólares. El investigador Dr. Jerome Frank ha comentado sobre el brote de la empresa de la psicoterapia de la siguiente forma:

La demanda de psicoterapia está a la par de su provisión, y por momentos uno tiene el sentimiento incómodo que la provisión puede estar creando la demanda...

La psicoterapia es la única forma de tratamiento que, por lo menos en cierta medida, parece crear la enfermedad que trata.

La psicoterapia y sus diversas formas es solicitada con desesperación por quienes están atribulados, los cuales buscan una solución psicológica para una ansiedad interna y a menudo no tiene una justificación externa real. Decenas de miles de personas van a los terapeutas por una variedad de problemas que se hace cada vez más extensa, la cual representa meramente una u otra forma de ansiedad. Algunos incluso procuran consejería psicológica debido a que sospechan que debe haber más en la vida de lo que experimentan en la actualidad. Frank concluye:

Demasiadas personas hoy día tienen demasiado dinero y no lo suficiente para hacer, entonces se tornan a la psicoterapia para combatir el aburrimiento resultante... hoy día miles de personas procuran psicoterapia por problemas que una sociedad menos afluente consideraría triviales.

Los proveedores de la psicología, a cambio, están deseosos de tratar estos problemas. Según el grupo de investigación Ralph Nader, “un enorme número de profesionales de la salud mental toma la posición que cualquiera que entre a su consultorio necesita terapia, frecuentemente una terapia a largo plazo, la cual a menudo se estira varios años, costando miles de dólares”.

Frank afirma: “nuestra literatura psicoterapéutica le da poco valor al poder redentor del sufrimiento, de la aceptación de la suerte que uno tiene en la vida, de la piedad filial, de la adherencia a la tradición, de la auto-restricción y la moderación”.

Leo Rosten dice:

Hace apenas 30 años nadie cuestionaba su derecho a ser infeliz. La felicidad era considerada una bendición, no una garantía. Se le permitía a uno sufrir dolor o tener diferentes estados de ánimo, o buscar la soledad sin ser analizado, interpretado y discutido.

George Albee, ex presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología dice:

Las fuentes convencionales antiguas que explican los misterios de la existencia humana, tales como la religión y la ciencia, ya no tienen demasiada agua para muchas personas. Por lo tanto, las personas se han vuelto principalmente a la psicología como la fuente que intenta responder cuestiones sobre el significado de la vida.

Allan Stone observa:

La psicologización del público estadounidense ha creado un mercado en expansión... Como resultado de la psicologización del público estadounidense, las personas que tienen problemas maritales, problemas sexuales, problemas con sus hijos, que tienen una “incomodidad” psicológica, procuran cada vez más la ayuda psicológica. Éste es un mercado que se expande en forma infinita.

Muchas personas procuran la psicoterapia para ser felices, para escapar al dolor de vivir, y para encontrar la plenitud y la satisfacción. Mientras sigan buscando la psicoterapia con esperanza y expectativa, la popularidad de la psicología continuará remontándose.

El mercado psicoterapéutico

En el mercado psicoterapéutico se ha estimado que existen más de 400 enfoques terapéuticos diferentes y más de 10.000 técnicas especí- ficas disponibles para el consumidor.18 El Dr. Morris Parloff reporta:

Emergen nuevas escuelas constantemente, proclamando que proveen un mejor tratamiento, recuperación, o un mejor manejo de los problemas y neurosis contemporáneos. Ninguna escuela se ha retirado jamás del campo por no poder cumplir lo que proclama, y como consecuencia todas continúan coexistiendo.

Todas continúan existiendo y todas profesan tener éxito, a pesar del hecho que las diversas técnicas, así como también las teorías en las cuales se apoyan, a menudo se contradicen entre sí. Por ejemplo, una técnica puede estimular el liberarse de toda responsabilidad mientras otra puede colocar un gran valor en la responsabilidad personal. A través de artículos populares, publicidad, y de boca en boca, el consumidor es llevado a la conclusión que cualquier tipo de terapia puede funcionar, independientemente de lo tonta o satánica que pueda ser. Sin embargo, las personas generalmente mejoran sin terapia alguna.

El número de terapias ha proliferado en gran forma, tanto que sería muy difícil imaginarse una forma de psicoterapia que no haya sido concebida y practicada ya. Dichas formas de psicoterapia abarcan todo el espectro, desde las muy sencillas, las cuales incluyen mentirle al paciente diciéndole que él se está mejorando (incluso cuando el terapeuta sabe que no está mejorando), hasta las que son específicamente más activas, las cuales requieren que el paciente realice diferentes tareas, ya sea que las quiera hacer o no.

En forma jocosa hemos pensado que podríamos concebir una teoría y darle un nombre sencillo, tal como “Teoría X”, o algún título esotérico que nadie entendiera, tal como “terapia osmótica”. Para lograr comercializarla, podríamos seleccionar varios conceptos disponibles en cualquier texto de psicología. Luego, para hacer que sea atrayente, podríamos agregarle alguna estructura trinitaria similar a la del id, ego y superego de Freud; o a la de Padre, Adulto y Niño de Harris; o a la de yo-bueno, yo-malo, y yo-no de Sullivan; o la realidad, responsabilidad y recto e incorrecto de Glasser.

A continuación deberíamos escribir un libro sencillo sobre la misma, que el público en general pudiera entender fácilmente, formar un instituto (preferentemente en Los Ángeles o Nueva York) y contratar personal. Luego, después del “éxito” inicial, contactaríamos lo medios y le diríamos al mundo sobre nuestros triunfos incomparables, ignoraríamos o esconderíamos nuestros fracasos, y prometeríamos milagros insuperables de felicidad, adaptación, solución a los problemas personales, e incluso sanidad física. Procuraríamos hacer que varias revistas de psicología escribieran artículos sobre nuestra nueva terapia. Luego daríamos seminarios para entrenar terapeutas en nuestra nueva psicoterapia. Finalmente, deberíamos darle lugar a la gran cantidad de gente solitaria, aburrida, frustrada y motivada por la ansiedad que ha intentado otras ramas de la psicoterapia sin tener éxito.

No estamos acusando a todos los psicoterapeutas de ser deshonestos o de fabricar meramente terapias de la nada. Sin embargo, cuando las personas están desesperadas, son vulnerables a las promesas psicológicas de alivio, y debido a que no están informadas sobre el tipo de tratamiento que recibirán, confían en el mismo con la esperanza de obtener alivio.

Creando víctimas

Dineen, una psicóloga licenciada, ha abandonado su práctica clínica y ha escrito un libro titulado Manufacturing Victims: What the Psychology Industry is Doing to People (Creando víctimas: Lo que la industria de la psicología le hace a la gente).

El libro de Dineen es el resultado de su extenso conocimiento de la investigación sobre la psicoterapia, así como también de su propia práctica experimental en el campo. Dineen usa la expresión “Industria Psicológica” para incluir a muchos individuos. Ella habla de “las profesiones tradicionales de la salud mental, como la psicología, psiquiatría, análisis y obra social clínica” así como de la “psicoterapia”. Dice:

Ya no se pueden hacer distinciones claras entre ellas; por lo tanto, lo que denomino Industria Psicológica abarca estas cinco cosas así como también el abanico de psicoterapeutas que cada vez se agranda más: los consejeros de todo tipo, ya sea que tengan licencia, credenciales, o se hayan autoproclamado.

La principal tesis de Dineen, para la cual ofrece un extenso respaldo, es la siguiente:

Con títulos de psicología, medicina, obra social, enfermería o sin calificaciones académicas en absoluto, la fuerza laboral expansiva de la Industria Psicológica se basa (para poder sobrevivir y crecer) en su habilidad de crear víctimas.

Dineen relata en detalle cómo se lleva a cabo la creación de víctimas psicológicas. Ella diferencia entre las víctimas reales y aquellas que han sido creadas por la Industria Psicológica, lo cual implica borrar la línea divisoria entre las dos y esparcir una red que prácticamente incluye a todos. Ella concluye su libro diciendo:

La Industria Psicológica no puede reformarse a sí misma desde dentro, ni tampoco se debería permitir que lo intentara. Se le debería impedir que haga lo que le está haciendo a las personas, es decir, creando víctimas. Y mientras la Industria Psicológica es desmantelada, las personas podrían boicotear el tratamiento psicológico, protestar contra la influencia de la Industria Psicológica y resistirse a que las conviertan en sus víctimas.

Manufacturing Victims es un libro atrevido pero honesto sobre lo que la Industria Psicológica le hace a las personas y continuará haciendo a menos que un milagro la detenga. Si bien los cristianos puede que describan este libro como un “libro secular”, para una “audiencia secular”, es incluso más importante que aquellos que están en la iglesia lo lean. La autora ha descrito con precisión “la Industria Psicológica con sus falsas explicaciones de causa, falsas declaraciones de hechos, falsos informes de curas y falsas profesiones de autoridad”.23 Los cristianos deben conocer la información del libro de Dineen, debido a que la iglesia ha sido atropellada con las teorías y terapias de la Industria Psicológica, la cual tiene tentáculos casi en cada faceta de la iglesia a través de los escritores cristianos más populares.

¿Golpe letal para la psicoterapia?

Debido a toda la investigación realizada sobre la efectividad de la psicoterapia, y debido a muchas otras razones relacionadas con la práctica de la misma, tal como el uso de profesionales de la salud mental como expertos en una corte y otras áreas de la vida, las personas se están preocupando. Alguien que es conocedor en esta materia y a la vez está preocupado es el Dr. R. Christopher Barden, el cual ha propuesto una ley para la legislación federal y estatal. La ley propuesta por Barden se titula “La verdad y responsabilidad en las prácticas de la salud mental”, y dice:

Reformar el sistema de la salud mental; restringir los pagos federales y estatales únicamente a aquellos tratamientos de salud mental que se ha demostrado son seguros y efectivos a través de métodos científicos confiables; requerir que los Estados que reciban apoyo financiero federal para el cuidado de la salud lo límiten a aquellos tratamientos de salud mental que se haya demostrado que son razonablemente seguros y efectivos a través de métodos científicos confiables; requerir que los practicantes de la salud mental informen fielmente a los pacientes, y a las compañías de seguro, sobre los posibles beneficios, riesgos, perjuicios y tratamientos mentales alternativos que hayan sido demostrados por mé- todos de investigación científica confiables; proteger la integridad del sistema legal y de derecho de los ciudadanos del testimonio de expertos en las cortes judiciales que no sean científicos ni fidedignos; y otras reformas.

Una versión de la ley denominada la “Carta Barden” fue firmada por muchos profesionales distinguidos en el campo de la salud mental. Creemos que muchos individuos justos e inteligentes respaldarán esta ley; pero sabemos que la política a menudo prevalece sobre el sentido común y la justicia para todos.

Pueden pasar años antes que dicha ley pase al Congreso Nacional. Sin embargo, mientras tanto, Indiana se convirtió en el primer Estado en adoptar una ley de protección al consumidor para las prácticas de la salud mental. Un comunicado de prensa de la oficina de Barden dice:

Es importante notar que la nueva ley exige que “el proveedor de salud mental informe a cada paciente... de los posibles riesgos y beneficios de los tratamientos propuestos y de tratamientos alternativos”. Los expertos nacionales en la ley y la psicología dijeron que éste es un punto de inflexión en la historia de la salud mental.

“El sistema de salud mental nunca será el mismo”, dijo R. Christopher Barden, psicólogo, abogado y Presidente de la Asociación Nacional de Protección al Consumidor en las Prácticas de la Salud Mental. ”Ciertamente es sorprendente que muchas, si es que no la mayoría, de las formas de psicoterapia que se ofrecen a los consumidores hoy día, no están respaldadas por una evidencia científica confiable”

Este acto, si se adopta en todo Estados Unidos, puede poner la industria de la salud mental de rodillas. Baden dice, “demasiados estadounidenses no se dan cuenta que la mayoría de la industria de la salud mental es casi un fraude nacional al consumidor”.26 Los cristianos no deberíamos ser tan incautos como para creer que los psicólogos cristianos no están involucrados en dichas prácticas fraudulentas.

Independientemente de la implementación de la ley de Barden, creemos que no existe una psicoterapia a la cual los cristianos nos deberíamos someter. En este libro presentamos tanto la investigación como las razones bíblicas, así como lo hemos hecho en nuestros otros libros.

Falsas asunciones sobre la psicoterapia

Un primer paso para evitar ser intimidados o engañados por la psicología es el de contemplar con seriedad alguna de las falsas asunciones de la misma. Las personas que creen en estas asunciones populares sobre la psicología a menudo no saben dónde se originaron ni que estás ideas son meramente opiniones humanas. Por lo tanto, cuando estas ideas son combinadas con la Escritura, la gente asume erróneamente que son bíblicas. Las siguientes son algunas asunciones falsas que no tienen base bíblica ni científica.

El id, ego y superego son partes reales de la psiquis humana. La mente inconsciente de la persona dirige su comportamiento más de lo que lo hace la mente consciente.

Los sueños son indicios para entender al inconsciente, y a la persona misma por lo tanto.

El comportamiento actual es determinado por conflictos no resueltos de la niñez.

Las personas se encuentran en una negación debido a que han reprimido memorias no placenteras hacia el inconsciente.

Se debe culpar a los padres por la mayoría de los problemas.

La gente necesita conocer su pasado para poder realizar cambios significativos en sus pensamientos, actitudes, y acciones.

Los niños deben pasar exitosamente a través de sus “etapas psicosexuales” de desarrollo, de lo contrario más adelante sufrirán una neurosis.

Si es que voy a experimentar un cambio significativo, debo recordar y reexperimentar los incidentes dolorosos del pasado.

Los primeros cinco años de vida determinan lo que la persona será cuando crezca.

Todo lo que me ha sucedido está localizado en mi inconsciente.

La gente usa mecanismos inconscientes de defensa para poder lidiar con la vida.

La gente necesita atribuirse valor a sí misma.

La gente necesita una autoconsideración positiva.

La mayoría de los problemas se deben a la baja autoestima.

La gente necesita una alta autoestima. Necesita sentirse bien sobre sí misma.

El propósito principal de Dios es el de satisfacer las necesidades que las personas sienten.

Los cristianos pueden aprender mucho sobre sí mismos al estudiar a los teoristas psicológicos, tales como Sigmund Freud, Carl Jung, Alfred Adler, Carl Rogers, y Albert Ellis. Los cristianos deben estar capacitados en la psicología para por ayudar realmente a las personas.

La gente necesita capacitarse en la consejería bíblica, debido a que tan sólo conocer la Biblia no es suficiente para ayudar a las personas con lo problemas serios.

El mejor consejero es el que usa tanto la psicología como la Biblia. Alcohólicos Anónimos fue iniciado por cristianos y se basa en principios cristianos.

Alcohólicos Anónimos y otros grupos de recuperación son necesarios para que los cristianos se sobrepongan a las adicciones. Aprender sobre los tipos y los tests del temperamento puede ayudar a los cristianos a entenderse mejor entre sí.

Los psicólogos y terapeutas profesionales son mejores que los amateurs al lidiar con los problemas mentales, emocionales y de comportamiento.

La gente debe pagar para obtener la mejor ayuda para los problemas mentales, emocionales y de comportamiento. El pagar por la consejería profesional motiva eficazmente a la gente a que mejore.

La capacitación, credenciales y experiencia del psicoterapeuta, son factores importantes para ayudar efectivamente a otros con los problemas de la vida.

Estas falsas asunciones se han infiltrado en la iglesia, e incluso en los esfuerzos misioneros en todo el mundo. ¿Cuántos cristianos pueden leer esta lista de asunciones falsas sin pensar que estamos “tirando el bebé junto con el pañal sucio”? Afirmamos que no es eso lo que estamos haciendo. Imagine que la iglesia fuera un bebé en una bañera con agua sucia Aquellos que están contaminando el agua con la psicología, deberían deshacerse de toda práctica contaminada. Si el bebé representa al bebé en Cristo o a todo el cuerpo de Cristo, y el agua de la bañera es lo que contiene la contaminación del mundo, el bebé en Cristo o el cuerpo de Cristo únicamente puede estar limpio si el agua de la bañera es arrojada. A lo largo de este libro, y en nuestros otros libros, proveemos documentación que demuestra que las falsas asunciones enlistadas anteriormente no tienen respaldo bíblico ni científico.

 

 

2. ¿Ciencia o pseudociencia?

A través del estudio y la imaginación, los psicólogos han soñado con aplicar los métodos científicos para observar, explicar y transformar el comportamiento humano. Este sueño de desarrollar un estudio científico sobre la naturaleza humana y un método científico para tratar los problemas de la vida es muy seductor. Esta tan anhelada ciencia del comportamiento promete mucho a aquellos que luchan por resolver las vastas complejidades de la personalidad de los individuos en circunstancias igualmente complejas. Sin embargo, la psicología no ha alcanzado este anhelado estatus científico, principalmente si se trata de la psicoterapia.

Si bien una parte de la psicología utiliza el método científico, existe un área en la disciplina de la misma en la que impera la pseudociencia, o más bien: la psicoterapia. El diccionario define pseudociencia como “un sistema de teorías, asunciones y métodos erróneamente considerados como científicos”.1 A la pseudociencia le gusta usar un rótulo científico para proteger y promover opiniones que no son ni demostrables ni refutables.

Si la psicoterapia se hubiese establecido como una ciencia, habría consenso en este campo con respecto a los problemas mentales, emotivos, de comportamiento, y su respectivo tratamiento. En lugar de eso, este campo continúa expandiéndose con teorías y técnicas contradictorias, las cuales comunican confusión más que algo que se aproxime al orden científico.

La psicoterapia continúa proliferando y ofrece un creciente número de explicaciones a los conflictos de los seres humanos y su comportamiento. El psicólogo Roger Mills en su artículo “Psychology Goes Insane, Botches Role as Science”, dice lo siguiente:

El campo de la psicología hoy día es literalmente un desorden. Existen tantas técnicas, métodos y teorías en nuestro entorno como investigadores y terapeutas. Personalmente he visto terapeutas convenciendo a sus pacientes de que todos sus problemas provienen de sus madres, de las estrellas, de su conformación bioquímica, de su dieta, de su estilo de vida e incluso del “karma” de sus vidas pasadas.2

En vez de agregar conocimiento (en base a descubrimientos recientes fundamentados en información sólida) al conocimiento anterior, un sistema contradice al otro, un conjunto de opiniones es cambiado por otro y un conjunto de técnicas reemplaza otro conjunto.

La psicoterapia cambia según las corrientes culturales de moda. El hecho que existan más de cuatrocientos sistemas diferentes, y que cada uno proclame ser superior al otro, debería desanimar a cualquiera a pensar que tantas opiniones diferentes pudieran ser científicas o estén basadas en hechos. Las psicoterapias y sus psicologías de respaldo están llenas de confusión, y sus pseudo-conocimientos y pseudo-teorías conducen a una pseudociencia.

¿Pseudociencia?

Los psicoterapeutas afirman poder proveer ventajosos patrones de comportamiento para el diario vivir, una nueva consciencia sobre las posibilidades del yo, y un ajuste a la vida y las circunstancias. Se enfocan tanto en los fenómenos internos, tales como los pensamientos, miedos, y ansiedades, como en el comportamiento externo, tale como la interacción social, el aislamiento y la agresión. Sin embargo,al intentar abarcar y cambiar el comportamiento interno y externo,la psicoterapia cae en la subjetividad, no obstante ello, sus promotores la denominan científica y la disfrazan a través de una jerga profesional. Por lo tanto, se la considera ciencia y se la presenta con un vocabulario que parece ser profesional, pero la psicoterapia en forma descarada opera en base a la opinión personal, la cual es influida por los muchos (y a menudo conflictivos) sistemas teóricos.

¿La psicoterapia es ciencia o superstición? ¿Es objetiva o subjetiva? ¿Se trata de hechos o es un invento? Dichas preguntas son importantes ya que hemos aprendido a confiar casi en cualquier cosa que esté bajo el rótulo de ciencia. Nuestra sociedad tiene una gran admiración por la ciencia, ya que nos ha elevado más allá de lo común y corriente, nos ha llevado a la luna, nos ha llevado a explorar los distantes planetas y el funcionamiento interno del cerebro. Hemos sido impresionados, sorprendidos, e incluso quedamos admirados por las maravillas de la ciencia. La ciencia y la tecnología que la acompaña nos han impulsado hacia un estilo de vida más cómodo, aunque no necesariamente hacia una mayor paz mental.

La ciencia nos ha hecho sentir que tenemos conocimiento, ya que nos ha permitido descubrir y describir muchas de las leyes naturales y físicas del universo. De la misma forma, tenemos la ansiedad de que existan leyes similares que describan la naturaleza humana. Por lo tanto, debido a que la psicoterapia se ha identificado a sí misma con la ciencia y ha sido rotulada como una ciencia del comportamiento, muchos la consideran científica en su descripción, análisis y tratamiento de la condición humana.

A pesar que muchas disciplinas fuera del campo de la ciencia puedan ser fascinantes y atractivas, no generan la misma confianza que la ciencia. La gente tiende a igualar la palabra científico con conceptos tales como verdadero, preciso, y confiable. Si la psicoterapia y las psicologías que la respaldan son científicas, deberían provocar nuestro respeto y atención. Sin embargo, si no lo son, tenemos buenas razones para cuestionar y dudar de sus aseveraciones y métodos.

Debido a que la psicoterapia se basa en teorías psicológicas, sería lógico preguntarse si las mismas pueden considerarse científicas. En un esfuerzo por evaluar el status de la psicología, la American Psychological Association eligió al Dr. Sigmund Koch para planificar y dirigir un estudio, el cual fue subsidiado por la Nacional Science Foundation. El mismo involucró a ocho profesores eminentes para evaluar los hechos, teorías, y métodos de la psicología. Los resultados de este extenso esfuerzo se publicaron en siete volúmenes titulados “Psychology: A Study of a Science”.3

Al examinar los resultados, Koch califica sus preocupaciones al decir lo siguiente, “no digo que no haya sub-campos de la psicología que no puedan ser considerados como parte de la ciencia”.4 Sin embargo, la psicoterapia es uno de los campos que Koch tiene en la mira cuando dice, “creo en este momento en forma total y final que la p s i c o - l o g í a n o p u e d e s e r u n a c i e n c i a c o h e r e n t e ”5 (Itálicas en original, negritas agregadas). Koch sugiere, “como punto de partida de una humildad terapéutica, deberíamos renombrar la psicología y llamarla estudios psicológicos”6 (Itálicas en el original).

Koch ciertamente criticaba la psicoterapia por estar bajo “el enga- ño de que ya es una ciencia” cuando en realidad no lo es.7 Y, ciertamente confirmaría que la psicoterapia “no puede ser una ciencia coherente”. Una razón por la cual la psicoterapia no puede ser denominada en forma legítima como una ciencia coherente, es porque intenta lidiar con complejidades humanas que no pueden ser observadas directamente o anticipadas en forma consistente. Es más, el terapeuta y el paciente son únicos como individuos y su interacción agrega una variable adicional. Cuando uno añade los factores del tiempo y las circunstancias que cambian, no es de sorprenderse que la relación terapéutica escape del riguroso estudio de la ciencia. Al considerar el dilema entre la ciencia y la individualidad personal, el Dr. Gordon Allport dice:

El individuo, sea quien sea, consiste en una organización de procesos corporales y mentales internamente consistentes y únicos. Pero debido a que es único, para la ciencia es algo vergonzoso. La ciencia, se dice, lidia con leyes amplias, preferentemente universales... la individualidad no puede ser estudiada por la misma, sino únicamente por la historia, el arte, o la biografía.8

Podríamos agregar que el individuo no sólo se escapa de las fórmulas científicas, sino que también desafía las descripciones de la literatura. Sin embargo, si uno debiera elegir entre las dos, parecería que la literatura ha sido más capaz de revelar a los seres humanos. El lenguaje describe las complejidades del individuo mucho mejor que las fórmulas. El lenguaje y la literatura, más que las teorías de la personalidad y la psicoterapia, reflejan mejor la naturaleza humana y proveen un pantallazo en lo que respecta a la profundidad del alma.

¿Acaso la investigación convierte a la psicoterapia en una ciencia?

Existe una mayor confusión sobre la psicoterapia y la ciencia debido al uso de métodos científicos para investigar el éxito o el fracaso de una determinada teoría o tratamiento. Citaremos muchas investigaciones que cuestionan la utilidad de la psicoterapia profesional, en la cual se utilizan métodos científicos, incluyendo el uso del meta-aná- lisis, el cual es una técnica de estadísticas. Algunas personas asumen que debido a que se usan tales métodos científicos, la psicoterapia es una ciencia. Si bien es cierto que la investigación utiliza métodos científicos, eso no implica que lo que se investiga sea científico. Muchas prácticas muy científicas e incluso muy cuestionables, tales como el ESP, la biorritmia, el leer con los dedos, y los fenómenos psíquicos, han sido investigadas por medio de procedimientos científicos. Ahora, el método científico se ha usado para investigar muchísimas cosas, desde el arte hasta el Sen y desde la oración hasta la política. Ciertamente no podríamos llamar a estas cosas “ciencias”.

Teorías y hechos

Bertrand Russel dijo en cierta oportunidad, “la ciencia, desde el tiempo de los árabes, ha tenido dos funciones: (1) Nos permite conocer sobre las cosas, y (2) nos permite hacer cosas”.9 ¿La psicoterapia califica como ciencia en términos de lo que hace? ¿La psicoterapia nos capacita para saber y hacer? Si tradujéramos “saber” como hechos y “hacer” como tratamientos, podemos evaluar el estado cientí- fico de la psicoterapia. La efectividad del tratamiento psicoterapéutico se disertará más adelante. Aquí observaremos los hechos y las teorías de la psicoterapia.

Una distinción principal entre la psicoterapia y la ciencia es el desarrollo y sustento de sus respectivas teorías. Las teorías científicas ordenan hechos observables, objetivos, y verificables dentro de relaciones de causa.10 Las teorías psicoterapéuticas y las teorías de la personalidad, por otro lado, organizan y sugieren relaciones de causa de ideas subjetivas y de intuiciones.

Esta cuestión de teorías científicas y seudo-científicas intrigó a Sir Karl Popper, quien es considerado uno de los principales filósofos de la ciencia. A medida que Popper investigó las diferencias entre las teorí- as físicas, tales como la teoría de la gravedad de Newton y la teoría de la relatividad de Einstein, además de teorías sobre el comportamiento humano, comenzó a sospechar que las psicologías que respaldaban la psicoterapia no podían considerarse como verdaderamente científicas.11

A pesar que dichas teorías parecen poder explicar o interpretar el comportamiento, se basan en interpretaciones subjetivas. Incluso las aseveraciones de la observación clínica no pueden ser consideradas objetivas o científicas, ya que son meras interpretaciones basadas en las teorías con las que el observador está familiarizado.12 Estas teorí- as dependen de la confirmación más que del hecho de poder probarlas. Si alguien procura verificaciones o confirmaciones, se pueden encontrar en cada teoría psicoterapéutica, pero, la persona que está tratando de poner a prueba una teoría procurará desacreditarla. Popper dice: “cada test genuino de una teoría es un intento de falsificarla, o refutarla”13 (itálicas en el original); y, “las evidencias que confirman no deberían ser tomadas en cuenta excepto cuando sean el resultado de un test genuino de una teoría”14 (itálicas en el original). Es más, Popper declara que las teorías psicológicas formuladas por Freud, Adler y otros, “a pesar que se plantean como ciencias, tenían de hecho más en común con los mitos primitivos que con la ciencia; tenían más que ver con la astrología que con la astronomía”15 (Negritas agregadas). Él también dice, “Estas teorías describen algunos hechos, pero en forma de mitos. Contienen sugerencias psicológicas sumamente interesantes, pero no están presentadas en una forma verificable”.16

Otras investigaciones hacen eco de las mismas conclusiones. Jerome Frank se refiere a la psicoterapia como a mitos psicoterapéuticos debido a que “no se los puede verificar”.17

El psiquiatra investigador, E. Fuller Torrey, en su libro The Mind Game (El juego de la mente) dice, “las técnicas usadas por los psiquiatras occidentales están, con pocas excepciones, en el mismo plano científico que las técnicas usadas por los médicos brujos”. 18

El Dr. Adolf Grünbaum, un profesor distinguido de filosofía e investigación, presenta una crítica extensa en su libro The Foundations of Psicoanálisis (Los fundamentos del psicoanálisis). En base a lo que escribe, se torna obvio que condena los fundamentos psicológicos de la psicoterapia y no los considera como teorías científicas.19

La idea de que los psicoterapeutas saben mucho sobre el comportamiento humano también es un mito. Para ser totalmente honesto, saben muy poco y han demostrado aun menos de lo que saben. El psicólogo Robert Rosenthal dice, “después de todos estos siglos de esfuerzo, no hay suficiente evidencia que nos convenza que entendemos muy bien el comportamiento humano”.20 Las explicaciones del comportamiento humano incluyen teorías que casi en su totalidad son inverificables, las cuales se basan en la introspección, interpretación, e imaginación.

Los psicólogos han desarrollado muchas teorías subjetivas con muy poco respaldo verificable. Las variedades de estas teorías son: la analítica, psicoanalítica, psicología social, constitucional, del yo, del campo de la psicología, y así por delante. Dentro de las mismas existen otras que desarrollan temas tales como la sexualidad infantil, el inconsciente, los sueños, y la motivación. Uno podría pensar que estas teorías constituirían un cierto grado de conocimiento. Sin embargo, las teorías de la personalidad y sus contrapartes psicoterapéuticas no van de la mano, ya que a menudo son antagónicas, tanto en principios como en aplicación y terminología.

Koch argumenta que la psicología no es una disciplina acumulativa o progresiva, a la cual se le agrega más conocimiento al conocimiento previo. En vez de eso, lo que una generación descubre “en general hace sucumbir las ficciones teóricas de la generación pasada”. En lugar de pulir y especificar las vastas generalizaciones del pasado, los psicólogos se ocupan de reemplazarlas. Koch declara, “a lo largo de la historia de la psicología como ciencia, el conocimiento sólido que ha contribuido ha sido uniformemente negativo”21 (Itálicas en el original, negritas agregadas).

Otras voces filosóficas

Muchas otras voces han participado de la discusión entre lo que es científico versus lo pseudocientífico. Muchas de ellas atacan la idea misma de que existan cosas tales como la objetividad y la verdad. ¿Qué es la ciencia y lo científico, y pueden tanto la física como la psicoterapia llevar esos títulos? Se han escrito muchos libros sobre este tema, y la filosofía de la ciencia es una especialidad dentro del campo de la filosofía. Algunos filósofos hablan de “ciencias suaves” y “ciencias duras”. Otros prefieren usar el término aceptable e inaceptable. Otros incluso distinguen su concepción de ciencia y científico al usar un enfoque de consenso subjetivo u objetivo. Todos los enfoques sobre lo que es y no es ciencia tienen sus propios críticos. Sin embargo, algunas personas ni siquiera aceptan la posibilidad que existan leyes universales con respecto a un universo creado en forma ordenada y que el hombre pueda procurar descubrir.

Una de esas personas es el Dr. Thomas S. Kuhn, un historiador de la ciencia, el cual escribió un libro titulado The Structure of Scientific Revolutions (La estructura de las revoluciones científicas), el cual fue publicado en 1962. Este libro se convirtió en un best seller y como resultado muchas personas comenzaron a usar la expresión “cambio paradigmático”. La idea de Kuhn de un cambio de paradigma se basa en su teoría sobre cómo se llevaron a cabo las revoluciones científicas. Él explica cómo una teoría fundamental en la ciencia es reemplazada por otra. Kuhn explícitamente niega que las sucesivas teorí- as físicas “se acerquen entre sí o se aproximen más y más a la verdad”.22 Muchos físicos, así como también muchos filósofos de la ciencia, han mostrado que la teoría de Kuhn no ha sido confirmada al observar la historia de los modelos científicos, tal como el Modelo Estándar de la Física de Partículas, el cual en 1980 había dejado a un lado las teorías previas de la Física de Partículas, pero no en la forma postulada por Kuhn.

La razón por la que mencionamos a Kuhn es porque muchos cristianos en forma ingenua han usado las ideas de éste para establecer que la psicología es una ciencia, sin preocuparse demasiado sobre cómo la perspectiva de Kuhn se compara con una perspectiva bíblica de Dios, el creador de un universo ordenado, y del hombre, quien tiene el permiso de Dios para descubrir las leyes de este universo ordenado de Dios.

Kuhn creía que los científicos no descubren cosa alguna que sea verdaderamente cierta. Según Kuhn, todos los paradigmas científicos a la larga serán reemplazados por nuevos paradigmas. Kuhn cree que la elección de un paradigma sobre otro no se basa únicamente en cuestiones objetivas. Dos físicos describen la posición de Kuhn de la siguiente forma:

Según Kuhn, el objetivo de la ciencia no tiene que ver con la verdad y la realidad; sino más bien con paradigmas efímeros y descartables.

Estos escritores dicen que, según las ideas de Kuhn, “si el campo científico decreta que ‘’las hadas existen’ entonces esto ciertamente sería científico”.

Un escritor, en una crítica a Kuhn dice:

Si Kuhn está en lo correcto, entonces es altamente irrelevante si existen o no leyes en la naturaleza, las formas que tienen, si es que tienen alguna, ya que la ciencia sería enteramente una actividad humana que no las puede descubrir. La ciencia kuhniana vendría a ser como un científico que mira a través de un espejo que refleja parcialmente las cosas. Si bien Popper estaría dispuesto a conceder que prácticamente nunca descubriremos las leyes de la naturaleza, ya que están muy enterradas en la realidad, pese a eso, las leyes universales únicas sí existen. Kuhn, al contrario, se refiere a las leyes de la naturaleza como a una creación de la mente del científico que está en permanente cambio, como parte de la relación simbiótica-psicoló- gica entre lo observado y el observador. Ésta es la perspectiva más radical y general que se podría tomar sobre la subjetividad que se introduce a nuestro estudio de la naturaleza por medio de nuestras tendencias humanas intelectuales: el conocer que existe una sociología de la ciencia nos lleva a concluir que no hay nada más en la ciencia que su sociología24 (Itálicas en el original).

Muchos cristianos elevan la psicología al nivel de la ciencia debido a la perspectiva de Kuhn sobre la ciencia. Sin embargo, la perspectiva kuhniana parece ignorar un universo creado por Dios, el cual tiene leyes universales, en el cual el hombre tiene el permiso, a través de la gracia y la revelación general, de investigar y aprender, el cual es una expresión de Dios mismo. Kuhn parecería reducir la ciencia a la percepción humana en vez de pensar que es el intento del hombre por conocer y entender un universo que tiene leyes establecidas por el Creador.

Otra voz popular que está involucrada en la discusión de lo que es y lo que no es científico es la de Paul Feyerabend. Según Feyerabend, “existe únicamente un principio que puede ser defendido en toda circunstancia y en todas las etapas del desarrollo humano. Es el siguiente principio: todo sirve”.25 Para Feyerabend que alguien diga “Freud es Dios” es tan científico como el hecho de que “hay dos átomos de hidrógeno en una molécula de agua”. En un artículo de la revista Science, Feyerabend es citado al decir que “la ciencia normal es un cuento de hadas” y que “se le debería dedicar el mismo tiempo a avenidas alternativas del conocimiento, tales como la astrología, la acupuntura y la brujería”.26

Si bien la persona promedio no entendería mucho sobre las disertaciones filosóficas en el área de lo que es científico, es obvio que los cuentos de hadas y la física no pueden ser catalogados en el mismo nivel de “ciencia”. Es igual de claro que la psicoterapia y la cirugía no son sinónimas.

La opinión personal como ciencia

Los creadores de estas explicaciones psicológicas teóricas se han enamorado y se han agrandado con sus esquemas innovadores, como si sus teorías fueran ciertas, cuando en realidad, cada teoría consiste en las impresiones de un hombre sobre la realidad, las cuales otros han aceptado. Estas teorías sólo consisten en ideas o creencias sobre la realidad, en vez de ser la realidad misma. Tan sólo son suposiciones imaginarias, no hechos demostrados.

Es importante notar que los fundadores de los sistemas psicológicos (que son enseñados y aplicados por los cristianos) no eran creyentes. Los fundadores de estos sistemas que a menudo compiten con la fe ni siquiera comenzaron con la Escritura; ni tampoco existe alguna indicación de que hayan comparado sus conclusiones con la Palabra de Dios. Ellos diagramaron sus sistemas en base a sus propias opiniones caídas, con respecto a la condición humana.

En su artículo “Theory as Self-Portrait and the Ideal of Objectivity” (“La teoría como un autorretrato y el ideal de la objetividad”), la Dra. Linda Riebel claramente muestra que las “teorías de la naturaleza humana reflejan la personalidad de quien las elabora a medida que la externaliza o proyecta a la humanidad en general”. Ella dice que “la teoría de la naturaleza humana es un autorretrato de quien la elabora... enfatizando la necesidad de quien la elabora” y que las teorías de la personalidad y la psicoterapia “no pueden trascender la personalidad individual que está involucrada en ese acto”.27

El Dr. Harvey Mindess escribió un libro titulado Makers of Psychology: The Personal Factor (Los creadores de la psicología: El factor personal). Allí dice:

Es mi intención mostrar cómo los líderes del campo muestran a la humanidad de acuerdo a su propia imagen, y cómo cada una de las teorías y técnicas son medios que validan su propia identidad.28

El único objetivo que deseo atacar es el engaño de que los juicios de los psicólogos son objetivos, y que sus pronunciamientos no tienen influencias exteriores, o que sus métodos estén basados en evidencias externas más que en necesidades personales. Incluso los genios más destacados son seres humanos, limitados por el tiempo y el lugar de su existencia y, por sobre todas las cosas, limitados por sus propias características personales.

Sus perspectivas están moldeadas en base a quiénes son. No hay por qué avergonzarse de ello, pero sería un crimen contra la verdad el negarlo.29

El campo como un todo, que toma la dirección a partir del punto de vista de sus líderes (lo cual, como demostraré, son siempre motivados personalmente) puede ser considerado como un conjunto de espejos distorsionados, reflejando cada uno de ellos la naturaleza humana en cierta forma poco objetiva, sin garantía alguna de que si los juntáramos a todos entonces tendríamos un retrato completo30 (Itálicas en el original).

El enigma de la naturaleza humana, podríamos decir, es como un gigantesco test de Rorschach en el cual cada persona que elabora teorías de la personalidad proyecta las características de su propia personalidad.31

Las conclusiones que deberíamos alcanzar con respecto al campo como un todo, sin embargo, deben comenzar con un reconocimiento del elemento subjetivo en todas las teorías de la personalidad, la aplicación limitada de todas las técnicas terapéuticas, y proceder hacia la relatividad de la verdad psicológica.32

Aprender teorías sobre el comportamiento humano y la personalidad es bastamente diferente de conocer los hechos. Por demasiado tiempo, demasiadas personas han creído que estas teorías representaban hechos. Harían muy bien si se alejaran de la marisma de opiniones, contradicciones, conceptos no demostrados; si dejaran de hablar de estas teorías como si representaran la realidad, o lo que aún es peor, de actuar como si fueran ciertas; y si reconocieran que existe una gran cuota de subjetividad, sentimentalismo, superstición, e incluso chamanismo dentro de estos castillos de arena teóricos. Tome cualquier texto sobre el comportamiento, la personalidad o la psicoterapia y examínelo para ver cuánta teoría subjetiva existe y cuán pocos hechos objetivos. Luego quite todas las páginas que contienen teorías no demostrables y vea qué es lo que queda. En la mayoría de los casos prácticamente no quedará nada. No estamos diciendo que las teorías psicoterapéuticas sean intencionalmente deshonestas, engañosas, o falsas; meramente estamos señalando un error común en la forma de pensar. La psicoterapia no es una ciencia coherente, sino más bien una disciplina basada en muchas teorías no científicas y en pocos hechos verificables. Además de la confusión entre la teoría y el hecho, note que las teorías psicoterapéuticas invariablemente cubren los niveles más profundos del comportamiento humano, mientras que los hechos psicoterapéuticos revelan los más superficiales. Los hechos verificables no sólo son pocos y muy distanciados; apenas cubren los aspectos más obvios del hombre, a menudo suenan hasta un poco ridículos. Por ejemplo, un hecho sobre el comportamiento humano sería algo así como esto: Las personas se comunican entre sí a través del lenguaje. Cuanto más profundo se sumerge alguien en la psiquis del hombre, más teórico se hace. Para poder explicar estos profundos niveles, el psicólogo usa una jerga y metáforas de lenguaje psicológico y simbólico. La gente obtiene confort y confianza con las teorías de la personalidad porque parecerían explicar o categorizar el comportamiento. Pero simplemente debido a que alguien se sienta cómodo no significa que las teorías sean verificables a través de test objetivos y científicos.

Quizás a la gente le gustan las teorías porque ayudan a organizar actitudes y fácilmente explican la complejidad individual. El confrontarse con el comportamiento humano sin un marco de referencia hace que uno se sienta inseguro. Frank señala que, “el primer paso para ganar control sobre cualquier fenómeno es darle un nombre”.33 También dice que “necesitamos dominar algún marco conceptual que nos permita... mantener nuestra propia confianza”.34 La gente procura nombres, palabras y pensamientos. La gente busca una Rosetta Stone (que fue útil para entender la escritura en jeroglíficos) para descifrar los símbolos misteriosos y las acciones de la psiquis humana. Sin las teorías psicológicas, la gente se puede sentir débil, inefectiva, e impotente; pero con tales teorías siente estabilidad, dirección, y poder. Las teorías, ya sean verdaderas o falsas, sí parecen satisfacer la necesidad de entender y dar sentido a lo que la gente ve y experimenta. Por lo tanto, los seres humanos inventan y manipulan símbolos para su propia seguridad y luego creen y actúan en base a ellos como si fueran la realidad, incluso cuando no lo son. Nombrar, describir, y categorizar el comportamiento humano no es necesariamente una forma de conocer y entender las cosas. Existe un grande abismo entre describir el comportamiento humano y el poder entenderlo genuinamente, y también entre hablar sobre el comportamiento humano y cambiarlo. La teoría psicoterapéutica es meramente una combinación de palabras subjetivas, pero que a la vez suenan como científicas. Con todo, muchos son seducidos por este sistema psicológico que parece científico, pero que en algunas oportunidades no es más que “un cuento que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada” (Macbeth Acto 5, escena 5).

El modelo médico y la enfermedad mental

Si uno va al médico cuando está físicamente enfermo, ¿qué hay de malo en ver al psicólogo cuando se tienen problemas mentales, emocionales y de comportamiento? Esa pregunta la formulan aquellos que confunden el uso de la medicina con la práctica de la psicoterapia. Los individuos que cometen dicho error asumen que lo médico y lo mental son conceptos compatibles y que se puede hablar de ello en la misma forma y en los mismos términos. Éste es el error al que se llega cuando usamos el modelo médico como medio para justificar el uso de la psicoterapia.

En el campo de la lógica esto se conoce como una falsa analogía. Un texto de lógica define la falsa analogía de la siguiente manera:

Es un argumento basado en una analogía, que llega a una conclusión con respecto a algo en base a dicha analogía o a un parecido con otra cosa. Se asume entonces, que si dos o más cosas son semejantes en algunos aspectos, deben ser semejantes en otros también.35

En base a esta falsa analogía el texto dice:

Para darse cuenta de la falacia de esta falsa analogía, busque un argumento que llegue a una conclusión sobre una cosa, evento o práctica en base a la analogía o su parecido con otras. La falacia ocurre cuando la analogía o parecido no son suficientes para asegurar la conclusión.36

En el modelo médico, los síntomas físicos están causados por algunos agentes patogénicos. Por ejemplo, una fiebre puede ser causada por algún virus; si se quita el agente patogénico se quitará el síntoma. O si una persona tiene una pierna quebrada, se repara la quebradura y la pierna habrá de sanar. La gente tiene confianza en el modelo médico porque ha funcionado bien en el tratamiento de las afecciones físicas. Al transferir con total facilidad el modelo de la medicina a la psicoterapia, muchas personas erróneamente creen que los problemas mentales pueden ser concebidos en la misma forma que los modelos físicos. La aplicación del modelo médico a la psicoterapia y a las psicologías que la respaldan proviene de la relación existente entre la psiquiatría y la medicina. Algunos psiquiatras son doctores y como la psiquiatría es una especialidad médica, muchos piensan que el modelo médico se aplica a la psiquiatría, así como a la medicina. Es más, la psiquiatría está revestida de elementos médicos, tales como los consultorios en las clínicas médicas, la hospitalizaión de pacientes, los servicios de diagnóstico, la prescripción de medicamentos, y el tratamiento terapéutico. La misma palabra terapia implica un tratamiento médico. Una mayor expansión del uso del modelo médico a toda la psicoterapia se hace muy fácil como consecuencia de eso.

La práctica de la medicina lidia con los aspectos físicos y bioló- gicos de la persona: la psicoterapia lidia con los aspectos mentales, emocionales, y de comportamiento. Mientras los médicos intentan sanar el cuerpo, los psicoterapeutas intentan aliviar o curar los sufrimientos mentales, emocionales, de comportamiento e incluso espirituales, además de establecer nuevos patrones de pensamiento y comportamiento. A pesar de dichas diferencias, el modelo médico continúa siendo invocado para respaldar las actividades del psicoterapeuta.

Además, el modelo médico respalda la idea que una persona con problemas mentales, emocionales, o de comportamiento está enferma. Y con una empatía total decimos que la gente está mentalmente enferma y a menudo categorizamos los problemas mentales bajo el término clave enfermedad mental. El Dr. Thomas Szasz, con gran destreza lo explica de la siguiente forma:

Si hoy día clasificamos ciertas formas de conducta personal como enfermedades, es porque la mayoría de las personas cree que la mejor forma de tratarlas es respondiendo frente a ellas como si fueran enfermedades médicas.37

La psicoterapia lidia con pensamientos, emociones y comportamientos, pero no con el cerebro mismo. La psicoterapia no lidia con la biología del cerebro, sino con la actividad mental y con el comportamiento social del individuo. En la medicina entendemos qué es un cuerpo muerto, pero ¿cuál es el paralelo en la psicoterapia? Obviamente, en la psicoterapia la enfermedad mental no significa la enfermedad del cerebro. Si fuera el caso de una enfermedad cerebral, la persona sería un paciente médico, no un paciente mental. Szasz en forma muy aguda se refiere al “impostor psiquiátrico”, el cual “respalda un deseo común y culturalmente compartido de igualar y confundir el cerebro con la mente, los nervios con el nerviosismo”.38

La asunción que la enfermedad médica y la enfermedad mental son semejantes es considerada en forma más detallada por Szasz en su libro The Myth of Mental Illness (El mito de la enfermedad mental). Allí dice:

Es común que se defina la psiquiatría como una especialidad mé- dica enfocada en el estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales. Ésta es una definición carente y que influye perjudicialmente. La enfermedad mental es un mito.39

Él continúa:

He argumentado que hoy día, el concepto de que una persona “tenga una enfermedad mental” es científicamente muy carente. Le provee un asentimiento profesional a una forma de pensar popular (es decir, que los problemas de la vida experimentados y expresados en términos de los así denominados síntomas psiquiátricos son básicamente similares a las enfermedades mentales).40

Si bien uno puede ser el resultado del otro, la enfermedad médica y la enfermedad mental sencillamente no son lo mismo. La biología y la psicología no son sinónimas. La primera tiene que ver con los procesos orgánicos mientras que la segunda con la vida del pensamiento y las emociones. Deberíamos haber rechazado la palabra enfermedad antes de la palabra mental desde el principio mismo.

El Dr. Ronald Leifer, En su libro In the Name of Mental Health (En el nombre de la salud mental), dice:

Si concedemos que en... la medicina el término “enfermedad” se refiere al cuerpo, modificarlo con la palabra “mental” es en el peor de los casos una mezcla de niveles lógicos, lo cual sería un error categórico, y en el mejor de los casos se trata de una redefinición radical de la palabra “enfermedad”. Un error categórico es un error en el uso del lenguaje, que a la vez, produce errores en la forma de pensar... Sea lo que sea la mente, no es algo como los músculos, los huesos, o la sangre41 (Negritas agregadas).

Leifer discute los argumentos del modelo médico y los defectos de dichos argumentos. Él concluye diciendo:

Las principales ventajas de este argumento por lo tanto, no son ni científicas ni intelectuales. Son sociales. Perjudican al público laico haciéndole ver las prácticas psiquiátricas como un tratamiento médico en vez de como un control social, socialización, educación, y consuelo religioso. Le lleva a pensar que los psiquiatras, al igual que otros médicos, siempre sirven al individuo en su búsqueda de la vida, la salud y la felicidad.42

El uso del modelo médico en la psicoterapia no revela la verdad; en vez de eso meramente disfraza la psicoterapia con la máscara de la terminología médica y termina confundiendo a todos. El psiquiatra investigador Torrey dice:

El modelo médico del comportamiento humano,... no responde las preguntas que se le hacen, no provee un buen servicio, y conduce a un flujo de cosas absurdas que sólo son dignas de un circo romano.43

Usar el modelo médico del comportamiento humano y confundir lo médico con lo mental por medio de una falsa analogía podría conducir a justificar los argumentos de las vidas pasadas, los ovnis, las religiones orientales, y el ocultismo. Las psicologías transpersonales o religiosas son respaldadas a través de dichas falsas analogías y del uso del modelo médico.

A través de las psicoterapias transpersonales, varias formas de religiones orientales se están esparciendo en la vida occidental. El psicólogo Daniel Goleman cita a Chogyam Trungpa diciendo, “el budismo entrará en Occidente como psicología”. Goleman señala que las religiones asiáticas “parecen estar ganando terreno como psicologías, no como religiones”.44

El Dr. Jacob Needleman dice:

Un elevado y creciente número de psicoterapeutas está convencido hoy día que las religiones orientales ofrecen un entendimiento de la mente mucho más completo que cualquier otra cosa vista por la ciencia occidental. Al mismo tiempo, los líderes de las nuevas religiones (la gran cantidad de gurúes y maestro espirituales que ahora están en Occidente) están reformulando y adaptando los sistemas tradicionales de acuerdo al lenguaje y la atmósfera de la psicología moderna.45

Needleman también dice:

Con todos estos movimientos disparatados, no es de sorprenderse que miles de hombres o mujeres atribulados en todo Estados Unidos ya no sepan si necesitan ayuda psicológica o espiritual. La línea que divide la terapia de la guía espiritual está muy borrosa.46

En relación con esta inclusión de lo espiritual en lo mental, que es erróneamente confundida con lo médico, se encuentra una nueva categoría de “enfermedades mentales” en la cuarta edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. Esta nueva categoría tiene que ver con problemas espirituales y religiosos.47 El error de aplicar la terminología médica a la vida mental conduce a un pensamiento y a una respuesta errónea. La propia palabra médica conlleva que se hable de un tratamiento, ya que si estamos tratando con una enfermedad, el tratamiento médico es algo implícito. Por lo tanto, cuando alguien sugiere que deberíamos creer en la psicoterapia debido a que uno cree en la medicina, recordemos que lo médico y lo mental no son lo mismo. Es una falsa analogía y una falsa aplicación del modelo médico. Usar falsas analogías y aplicar erróneamente el modelo médico a la mente puede incluso conducirnos al siguiente cuestionamiento, “si uno va al médico cuando está enfermo, ¿qué hay de malo en ir a ver al médico brujo?” La psicología creció a partir de la filosofía. Cada teoría que está por detrás de cada terapia provee una filosofía de vida y una teología del hombre (por qué somos de la forma que somos, y cómo podemos cambiar). De hecho, la psicoterapia se parece más a una religión que a la medicina. Después de todo, la palabra psicología proviene de dos palabras que significan el estudio del alma. Sin embargo, muchos psicoterapeutas y quienes los respaldan usan mal el modelo médico para respaldar la psicoterapia. Siguen aplicando esta falsa analogía para su propia vergüenza y para el perjuicio de otros.

Conclusión

En vez de reconocer las falacias de la psicoterapia, muchas personas han consentido en que es una ciencia y han confiado en sus conclusiones, teorías y métodos de diagnóstico. A pesar de que se presenta como una ciencia e intenta alinearse como tal, está muy por debajo de la objetividad y de la capacidad demostrativa de la ciencia. A pesar de que profesa poseer conocimiento sobre la condición humana, ha revelado muy pocos hechos y ha llenado el vacío con todo un collage de teorías. La psicoterapia no es una ciencia coherente en principios, en teoría, en diagnóstico, ni en tratamiento.

 

 

3. ¿Integración o separación?

La psicoherejía es la integración de las teorías y terapias de la consejería psicológica secular con la Biblia. La psicoherejía es también la inserción de dichas teorías en la prédica y en la práctica del cristianismo, especialmente cuando contradicen o negocian el cristianismo bíblico en lo que respecta a la naturaleza del hombre, cómo debe vivir, y cómo puede cambiar. Hemos acuñado la palabra psicoherejía en nuestro libro que precisamente lleva ese nombre, ya que la herejía es apartarse de la verdad fundamental del Evangelio, y la psicoterapia juntamente con las psicologías que las respaldan constituyen un camino ancho que invita a apartarse de la verdad.

La psicoherejía ha sido una de nuestras principales preocupaciones por más de veinte años. Durante ese tiempo hemos observado la proliferación de cristianos que han intentado integrar la psicología a la Biblia en su consejería, enseñanza y predicación. Hemos lamentado el hecho de ver multitudes de cristianos que se han vuelto a la sabiduría de los hombres en medio de sus problemas, en vez de descansar únicamente en Dios y en sus provisiones. Queremos estimular a los cristianos a que descubran que Jesucristo y la Palabra de Dios son suficientes para los asuntos de la vida y la conducta. Anhelamos que los creyentes se apoyen en la Biblia para entenderse a sí mismos y para entender a otros, así como también para aprender a caminar de acuerdo al Espíritu, a crecer en la madurez cristiana, y a confrontar los problemas de la vida

Existe un gráfico muy demostrativo titulado “Las raíces y los brotes de la psicología cristiana”, el cual muestra árboles con ramas cuyos frutos son los nombres de algunos de los famosos integracionistas psicológicos, bajo los nombres de “buscadores espirituales”, “familia-matrimonio”, “cuidados clínicos”, “desórdenes disociativos”, “autoestima” y “consejería pastoral”.1 Las raíces, llevan el nombre de “pioneros seculares y humanistas”, e incluyen a personas como Carl Rogers, Carl Jung, Sigmund Freud, Abraham Maslow, B. F. Skinner, y Virginia Satir, todos los cuales se opusieron al cristianismo, y por lo menos los primeros tres se involucraron en prácticas ocultistas descaradas. Cada una de estas “raíces” tenía fuertes creencias metafísicas que comprendían sus sistemas de creencias no bíblicos y anticristianos. ¿Qué tipo de árbol es éste, con raíces ocultas y una religión humanista secular? Evidentemente, las raíces no son piadosas. ¿Es éste un árbol del cual los cristianos deberían comer? ¿O acaso se parece más al “Árbol de la ciencia del bien y del mal” (Génesis 2:9)? Jesús dijo:

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego (Mateo 15:7-19).

Abogamos a favor de que el árbol de la “psicología cristiana” debería ser cortado en su base misma. Si bien este árbol tiene nombres de creyentes en cada rama, las raíces claramente son seculares y la savia que corre por el mismo está compuesta por las opiniones de agnósticos, ateos, y ocultistas. La psicoterapia que los cristianos usan no fue inventada por cristianos, sino por aquellos que niegan al Dios de la Biblia. La psicoherejía no es apenas una variación menor de la sana doctrina bíblica. Es uno de los medios más sutiles para socavar la fe. Es también una de las ideologías que más rápidamente se expande en la comunidad cristiana. A pesar de la creciente concientización sobre los problemas de la Industria de la Psicología, el negocio cristiano de la consejería continúa floreciendo. Un número creciente de cristianos se torna profesional en el uso de la psicoterapia y un número igualmente creciente de pacientes cristianos procura dicho servicio.2

A la luz de las raíces no bíblicas de la psicoterapia y de las psicologías que la respaldan, ¿cuál (si es que alguna) podría ser la justificación para que los cristianos promuevan, diseminen, usen y recomienden la psicoterapia? ¿Cómo es que este tipo de psicología se vuelve tan aceptado y popular en la iglesia? ¿Por qué la iglesia cambió durante los últimos cincuenta años, pasando de un casi completo rechazo hacia la psicología a aceptarla de todo corazón? Las razones que muchos dan tienen que ver con lo que ellos creen está implícito en la gracia en común, la verdad de Dios, y la revelación general de Dios hacia el hombre.

La gracia común y la psicoterapia

Una de las formas por las que los cristianos aceptan las terapias psicológicas y sus psicologías de respaldo es cuando se usa el concepto teológico de la gracia común. La gracia común es esa gracia dada por Dios a toda la humanidad, por la cual el hombre natural tiene un sentido innato de moralidad y podemos observar, pensar, razonar, evaluar, y llegar a conclusiones. La gracia de Dios es un favor inmerecido; la gracia común incluye todos los dones dados a los hombres. Un ejemplo de esta gracia hacia todos se encuentra en Mateo 5:45, “vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”.

La gracia común explica por qué los no creyentes exhiben un comportamiento moral y una preocupación hacia otros humanos, y por qué pueden avanzar y sobresalir tanto en el arte como en la ciencia. Una Escritura que respalda la idea de la gracia común es Romanos 2:14-16.

Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

Los gentiles no tenían la ley (la revelación especial), pero sí tenían una “ley escrita en sus corazones”. Esta gracia en común de una “ley escrita en sus corazones” sirve para refrenar la maldad y conduce a una cierta medida de moralidad y bienestar social. Sin embargo, este don en común para todos también nos hace responsables. Y debido a que todos pecamos, todos terminamos bajo la condenación de Dios y estamos en desesperada necesidad de la gracia especial de Dios, la cual se comunica a través de una revelación especial. En otras palabras, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23), estamos bajo la condenación de Dios y necesitamos la salvación. La gracia común sirve tanto para refrenar como para revelar el pecado. La gracia común por lo tanto permite que exista un comportamiento moral y una responsabilidad social, pero no es una gracia salvadora. El corazón natural es perverso a pesar de la ley moral colocada en él. Únicamente la gracia especial de Dios puede redimir el corazón humano y conducir al individuo por la senda de santificación y glorificación. La psicoterapia y sus psicologías de respaldo no pueden ayudarnos a despojarnos “... del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24). La psicoterapia y sus psicologías de respaldo no pueden salvar ni santificar, y por lo tanto no pueden ofrecerle algo a un cristiano que le ayude a entender el alma, a vencer los problemas de la vida, o a conocer cómo vivir.

¿Acaso toda verdad es verdad de Dios?

Aquellos individuos que quieren que las teorías y las terapias de la psicología estén disponibles para los cristianos, intentando integrar dichas teorías y técnicas a la Escritura, justifican dichas prácticas al decir, “Toda verdad es verdad de Dios”. A primer golpe de vista, dicha declaración parece plausible e incluso cierta, Sin embargo, debemos analizar lo que se debe incluir en cada lado de la ecuación “toda verdad = verdad de Dios”. En primer lugar, ¿qué es la verdad? Si bien existen diversas definiciones de la verdad, uno generalmente asume que la verdad representa lo que es cierto, real, y actual. La verdad es la expresión perfecta de aquello que es. Si lo que se coloca dentro de la categoría de “toda verdad” se limita a “la expresión perfecta de aquello que es”, entonces estaríamos hablando de la “verdad de Dios”. Sin embargo, el cúmulo de ideas, opiniones, e incluso hechos aparentes que son denominados “toda verdad” reduce la verdad a que signifique lo siguiente: “percepción humana imperfecta de aquello que es”.

El amplio campo de la psicología, en el mejor de los casos implica la observación humana y la interpretación de la creación, y por lo tanto está sujeta al error humano y a la ceguera del corazón no regenerado que se describe en Efesios 4:18, “teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón”. La psicoterapia y sus psicologías de respaldo tienen además el problema de la imaginación subjetiva sumado a que procede de individuos no regenerados. Representan un alejamiento aun mayor de lo que es expresar aquello que realmente es. En lugar de eso, presentan alguna observación subjetiva, algún análisis lógico, alguna imaginación creativa y mucha distorsión. Si estas ideas están incluidas bajo la declaración “toda verdad es verdad de Dios”, uno debería concluir que aquellos que usan la expresión han malinterpretado en forma notoria la naturaleza de la verdad, y en forma más notoria aún la verdad de Dios. Al elevar la observación humana, la interpretación, y las opiniones al mismo nivel y autoridad que la verdad de Dios revelada a través de Jesús y escrita en la Palabra de Dios, aquellos que promueven la psicología entre los cristianos demuestran su alta estima de la opinión humana y su baja estima de la Escritura. En su disertación con respecto a que “toda verdad es verdad de Dios”, John Moffat dice, “creo que, en muchas formas, este eslogan es el equivalente verbal de una imagen esculpida, algo que parece representar la verdad pero que no lo hace”.3 Él explica:

Ninguno de aquellos que usan esta expresión de “toda verdad” dice considerar que los pensamientos del hombre son iguales a la Palabra revelada de Dios, sólo sucede de esa forma en la manera en que la llevan a la práctica; así como al principio las imágenes esculpidas no tenían la intención de reemplazar a Dios, tan sólo representarlo.4

Entonces, para mostrar a dónde puede conducir la frase “toda verdad es verdad de Dios”, Moffat dice:

Me puedo imaginar a Nadab y Abiú hablando antes del servicio de adoración en el desierto. Uno le dice al otro, “todo fuego es fuego de Dios. Dios hizo todos los fuegos; por lo tanto todo le pertenece a Él”. O mientras Moisés estaba en el monte Sinaí, el pueblo de Israel le podría haber dicho a Aarón “toda adoración a Dios es una adoración válida”. Estas analogías presentan el mismo engaño, parecen lógicas al primer golpe de vista, pero están llenas de la misma ambigüedad y falsedad que la expresión “toda verdad es verdad de Dios”.5

En contraste con la amplitud de la categoría denominada “toda verdad” por aquellos que quieren incluir lo que los humanos perciben a través de sus sentidos, logran a través de su razón, conciben en sus mentes, reciben de los demás, y entretejen con la Escritura, está lo específico de la categoría “verdad de Dios”, la cual incluye únicamente lo que es perfecto y verdadero sin defecto. Dios mismo es verdadero y nos ha hecho conocer su verdad a través de Su Hijo, el cual se refirió a sí mismo como la verdad (Juan 14:6); a través de su Palabra escrita, la cual perfectamente declara lo que es cierto (Juan 17:17); y a través del Espíritu Santo, el cual es llamado el Espíritu de Verdad, el cual guía a los creyentes a toda verdad (Juan 16:13). Con todo lo que Dios ha provisto en Su Hijo, Su Palabra, y Su Santo Espíritu, uno no puede menos que preguntarse por qué las personas están tan enamoradas de las opiniones psicológicas de los hombres. Todos los humanos tienen una percepción parcial, un conocimiento fragmentado, una moralidad incompleta a través de la gracia común y la revelación general. Si bien todos éstos son dones en común dados a toda la humanidad, están contaminados por la depravación humana. Cualquier verdad que la gente haya percibido está contaminada por su injusticia. Aparte de la revelación especial y la gracia especial, todos somos culpables delante de Dios, porque tenemos verdades que hemos obtenido a través de la revelación general o la gracia en común en un estado de injusticia (Romanos 1:18). ¿Acaso estas personas parecen ser fuentes confiables para que los cristianos busquen su consejo para una vida piadosa? Ciertamente, la revelación general y la gracia común sirven como justificaciones muy débiles e incluso peligrosas para profundizar en la psicoterapia y sus psicologías de respaldo, todo lo cual fue concebido y desarrollado por mentes no redimidas.

La revelación general y la psicoterapia

Los teólogos han considerado cómo Dios se revela a la humanidad, y han notado que Él lo hace a través de la revelación general y la revelación especial. En su libro de teología, Bruce Demarest y Gordon Lewis definen estos dos tipos de revelación:

La revelación general se refiere a la manifestación de Dios en la naturaleza, en la historia providencial, y en la ley moral dentro del corazón, de modo tal que todas las personas en todos los tiempos y lugares obtienen un entendimiento rudimentario del Creador y sus demandas morales. La revelación especial se refiere a la manifestación personal de Dios a través de las señales y milagros, las declaraciones de los profetas y apóstoles, y las obras y palabras de Jesucristo, de manera que personas específicas en tiempos y lugares en particular obtienen un mayor entendimiento sobre el carácter de Dios y un conocimiento de su propósito salvador a través de Su Hijo.6

Esta revelación especial se registra en la Biblia, la Palabra santa e inequívoca de Dios. Mientras aquellos que justifican la psicología intentan respaldar sus teorías con la Escritura (revelación especial), principalmente apelan a la revelación general para justificar el uso de diversas psicoterapias y sus psicologías de respaldo. Argumentan que Dios ha dejado la puerta abierta para el conocimiento psicológico del hombre a través de la revelación general. Sin embargo, la revelación general de Dios no deja la puerta abierta a que la humanidad conozca las profundidades del alma (psiquis). Dios, a través de la revelación especial (Su Palabra), ya le ha provisto a las personas la verdad sobre sí mismos, la cual la psicología finge conocer.

El texto principal con respecto a la revelación general que se usa para justificar el uso del material extra-bíblico para entender la naturaleza del hombre, cómo debe vivir y cómo cambia, es Romanos 1. Aquí vemos que Dios se ha revelado a sí mismo a toda la humanidad, independientemente de la revelación especial de la Escritura

...porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido (Romanos 1:19-21).

Para examinar si Romanos 1 favorece la introducción de teorías y terapias psicoterapéuticas, debemos considerar qué es lo que dice y qué es lo que no dice. Demarest resalta tres importantes verdades que provienen de este texto sobre la revelación general. Él dice:

Seguramente el locus classicus [pasajes autoritativos] sobre la manifestación de Dios en la naturaleza es la disertación de Pablo en Romanos 1:18-21. Aquí el apóstol explica en forma completa la relación entre la revelación natural [general] y el conocimiento de Dios por parte del hombre. En este texto clave, Pablo hace por lo menos tres aseveraciones importantes.

La primera es que la humanidad percibe en forma adecuada la verdad acerca de Dios en la naturaleza (versículos 19-21)...

La segunda importante aseveración que Pablo realiza en este texto de Romanos 1 es que el conocimiento de Dios es mediado por la revelación natural (versículo 20)...

La tercera aseveración que Pablo realiza en el texto de Romanos 1 es que el hombre consistentemente reprime toda forma de revelación general (versículos 21 al 32)7 (Itálicas en el original)

Los libros sobre la revelación general disertan sobre el entendimiento diverso de lo que, en general, Dios ha revelado. Demarest habla sobre las diferentes perspectivas históricas de Agustín, Anselmo, Aquino, Lutero, Calvino, los puritanos y otros. En una sección sobre Juan Calvino, Demarest dice:

...un aspecto importante de la enseñanza de Calvino es que cuando el hombre natural adquirió un conocimiento natural de Dios, inmediatamente procuró redimir ese conocimiento. En vez de cultivar el conocimiento fundamental de Dios dado a través de sus obras y humildemente buscar a Dios para tener mayor luz, el hombre en el engaño de su corazón dejó a un lado lo que le recordaba a Dios y enfatizó su propia autonomía.8

Se puede ver la diferencia entre la posición de Calvino con respecto a la revelación general y la posición de los puritanos, tal y como lo presenta Demarest:

Por lo tanto, a partir de la evidente magnitud, precisión, y belleza del universo, los hombres racionales deberían concluir tanto que Dios es y qué es Dios. La información de la creación apunta no sólo hacia la existencia de Dios, sino también hacia Su unidad, eternidad, poder, sabiduría, bondad y santidad9 (Itálicas en el original).

Romanos capítulo 1 lidia con la revelación de Dios de sí mismo. Pero ¿acaso conocer “las cosas invisibles de Él... desde la creación del mundo” revela lo suficiente sobre los seres humanos? ¿Acaso conocer el carácter de Dios, su “eterno poder y deidad”, revela las profundidades del conocimiento de la humanidad? Respondemos no a ambas preguntas por diferentes razones. Si bien el ser humano fue creado a la imagen de Dios, Dios y el hombre tienen únicamente algunas (no todas) características en común. Dios siempre existió, pero los seres humanos nacen, crecen, se desarrollan y tienen una variedad de experiencias de desarrollo. Los seres humanos finitos son distintivamente diferentes del eterno e infinito Dios. Además, aquellos que no glorifican a Dios como Dios ni le agradecen se “envanecen en sus razonamientos” y no ven a Dios en forma precisa. Su visión está tan distorsionada que adoran a las criaturas en lugar del Creador. ¿Cómo podrían tener un entendimiento adecuado de Dios o del hombre creado a la imagen de Dios? Si bien ciertas cosas sobre Dios se pueden ver por medio de la creación, el pecado y la rebelión distorsionan la visión de tal forma que los seres humanos deben tener una revelación especial para ver la revelación general en forma clara

Es difícil justificar la idea que aquellos que han rechazado la misma existencia de Dios puedan conocer ya sea el carácter de Dios o el alma humana a través de la revelación general. Cornelius Van Til lo dice de esta forma:

Luego que el pecado entró al mundo, nadie por sí mismo conoce la naturaleza en forma precisa, y nadie conoce las almas de los hombres en forma precisa. ¿Cómo es entonces que el hombre puede razonar a partir de la naturaleza sobre la naturaleza de Dios y obtener algo que no sea una noción distorsionada de Dios? El tipo de teología natural del hombre pecador (el cual no se reconoce a sí mismo como tal) se refleja en el primer capítulo de Romanos. 10

Note la acusación sobre la humanidad que se encuentra en Romanos 1. Luego de percibir en forma adecuada la verdad sobre Dios a través de la naturaleza, la gente consistentemente reprime dicha verdad. Por lo tanto, uno se pregunta por qué quienes elaboran teorías psicológicas, tales como Freud, Jung, Maslow, Rogers y Ellis, los cuales han reprimido la verdad sobre Dios, pueden ahora conocer la revelación general sobre los seres humanos, que fueron creados a la imagen de Dios. Romanos 1 claramente declara que aquellos que rechazaron a Dios “se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios se hicieron necios”. Al rechazar la revelación de Dios sobre sí mismos, perdieron la habilidad de obtener un conocimiento adecuado de sí o un verdadero conocimiento de la persona interna a través de dicha revelación general. Dios ha revelado su “eterno poder y deidad” a través de la creación, pero para conocerle verdaderamente uno debe tener Su revelación especial. Los seres humanos no pueden conocer la “anchura, la longitud, la profundidad y la altura” (Efesios 3:18) o “conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento” (Efesios 3:19) sin la revelación especial de Dios. Dios ya ha revelado en su Palabra quién es el hombre, cómo se puede conocer a Dios, y cómo el hombre debe crecer en el Espíritu. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17). No existe sistema psicoterapéutico que se pueda acercar siquiera a esa meta.

Mientras la revelación general otorga un conocimiento general sobre Dios, aquellos que quieren justificar el uso de la psicología ven la Escritura como algo que únicamente aporta ideas generales sobre el hombre y por lo tanto necesita ser complementada con cosas específicas. Consecuentemente, apelan a lo que piensan está incluido en la revelación general para descubrir los detalles especí- ficos acerca de la mente humana, la voluntad, las emociones y el comportamiento con el propósito de conocer lo que ellos creen que la Biblia no menciona. Confían en las opiniones de individuos no salvos para explicar los detalles del alma en base a su perspectiva de la revelación general. Dios en su gracia y misericordia permite que los no creyentes investiguen su universo y descubran leyes físicas. Pero existe una enorme diferencia entre entender la aerodinámica, por ejemplo, y las complejidades del alma. Si bien se pueden observar superficialidades sobre la humanidad, las profundidades de la naturaleza humana eluden la investigación científica y la moralidad va más allá de su comprensión. La razón natural puede extraer algunas conclusiones de la observación, pero éstas nuevamente están a un nivel superficial y sujetas a la distorsión humana. Cualquier cosa que vaya más allá de lo superficial termina siendo una especulación u opinión. La Escritura es clara sobre quién es capaz de conocer y entender al hombre interior. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). El conocer las obras internas del corazón humano, el alma, la mente, y el espíritu, es algo que está bajo el dominio de Dios. Debido a que Él es la persona principal que moldea a cada uno de sus hijos que han nacido de nuevo por su Espíritu, ésta es su prerrogativa para conocer y revelar. Si bien la gente puede aprender muchas cosas generales sobre la naturaleza humana a través de la revelación general, es presuntuoso asumir que las cosas específicas que surgen de los teoristas psicoterapéuticos como Freud, Jung, Maslow, Rogers, Ellis, fueran reveladas por Dios. El hombre natural sólo puede conocer los aspectos más superficiales del hombre. Cuanto más se sumerge • ¿Integración o separación? • 55en el hombre, más necesita una revelación especial de Dios sobre el hombre interior. La psicología no puede lidiar con la naturaleza pecaminosa del hombre ni con el remedio de Dios para el pecado y Su provisión para su crecimiento espiritual. En el mejor de los casos, la psicología tan sólo puede dar suposiciones sobre los aspectos más importantes del hombre. Es aquí donde únicamente la Palabra de Dios es digna de confianza.

Así como la revelación general no muestra el camino de salvación, no puede dar información alguna sobre la nueva vida en Cristo o sobre la santificación o el crecimiento cristiano. En el mejor de los casos, las teorías psicológicas y sus terapias están limitadas a ayudar a la vieja naturaleza o la carne. No pueden alcanzar al “nuevo hombre creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:24). La Escritura es clara con respecto a que los no creyentes tienen su “entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efesios 4:18). Por lo tanto, no tiene sentido que los cristianos intenten mejorar su psiquis (alma) a través de la psicología o que admiren la sabiduría de los hombres para saber cómo vivir. La “sabiduría de la psicología” es la propia sabiduría de los hombres, sobre la cual Dios advierte: “que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Corintios 2:5). Aquellos que creemos que los cristianos no deberían integrar la consejería psicológica secular con la Biblia a menudo somos dejados a un lado con frases armadas tales como “toda verdad es verdad de Dios”, cuando de hecho, el tipo de psicología a la cual nos oponemos está conformada por opiniones y mitos más que por la verdad. ¿Cuál de los más de 400 diferentes sistemas psicoterapéuticos (los cuales se eliminan el uno al otro por lo menos en cierto sentido) o las más de 10.000 técnicas (muchas de las cuales se contradicen entre sí) podría considerarse como verdad de Dios revelada a través de la revelación general? Estas cosas no son la verdad de Dios, son lo que la Biblia cataloga como la “falsamente llamada ciencia”. Los cristianos deberían seguir la amonestación de Pablo a Timoteo. “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe” (1 Timoteo 6:20-21).

Cuando uno considera todas las advertencias en la Escritura al respecto de las especulaciones necias, ¿por qué Dios les daría revelaciones especiales con respecto a los profundos misterios del alma a aquellos que lo han negado? Pablo claramente presentó la posición de Dios con respecto a la sabiduría de los hombres:

Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres... sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios... a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; (1 Corintios 1:19-20, 25, 27, 29-30).

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo (1 Corintios 2:14-16).

Pablo advierte además a los colosenses: “Mirad que nadie os enga- ñe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8). Como ya hemos demostrado, las teorías psicológicas que claman entender y explicar la condición humana y que desarrollan métodos para promover cambios están creadas en base a la propia subjetividad y especulación de quienes elaboran teorías. Dichas teorías son opiniones, no la verdad. Éstas no son verdades descubiertas a partir de la revelación general, sino más bien creencias personales creadas por la imaginación de quienes elaboran teorías. Debido a que son creencias, tienen más en común con la religión que con la ciencia. Cada una está basada en la fe e incluye una perspectiva del mundo extra-bíblica; un entendimiento de la naturaleza de la condición humana extra-bíblica; una teoría extrabíblica sobre la mente, la voluntad, las emociones y el comportamiento; una explicación extra-bíblica sobre por qué las personas se comportan como lo hacen; una dirección extra-bíblica hacia el cambio. Enfatizamos que estos conceptos extra-bíblicos no provienen de la revelación general de Dios hacia la humanidad. Más bien provienen del gobernador de las tinieblas, el cual puede presentarse como un ángel de luz. En vez de que la psicoterapia sea una bendición de Dios dada a los hombres a través de la revelación general, creemos que es un engaño que compite con el verdadero cristianismo. Si bien existen algunas similitudes entre el engaño y la verdad, la persona que sigue el engaño es como un idólatra. Así como los israelitas procuraron sacar ventaja a través de la idolatría (sumado a la adoración a Jehová), hoy día los cristianos buscan ganar a través de la psicoterapia y sus psicologías de respaldo además de ir a la iglesia, leer la Biblia, adorar y orar.

La revelación especial y la psicoterapia

Ya hemos disertado sobre algunas justificaciones para enfatizar que la psicoterapia profesional es cuestionable en el mejor de los casos, dañina en el peor, y un engaño espiritual como mínimo. Otra razón por la cual los cristianos son seducidos por la psicoterapia es la forma en la cual usan la revelación especial para sustentarla. Creen que existe una forma de corroborar este tipo de psicología con la Escritura (revelación especial) para determinar su grado de aceptación. Los cristianos que practican y promocionan la psicoterapia están de acuerdo en que algunas teorías y algunas técnicas no son bíblicas. Sin embargo, se muestran confiados en que lo que han extraído personalmente de la psicoterapia y sus psicologías de respaldo satisface uno de los siguientes tres criterios: (1) Ya está en la Escritura, (2) no está en la Escritura, (3) no contradice la Escritura. Afirman que pueden usar la Biblia para cambiar de teorías y terapias y por lo tanto producir una psicología bíblicamente aceptable. La falacia de suponer que se puede desarrollar una psicología bíblica en base a la sabiduría de los hombres se puede ver sin problemas cuando uno considera que existen más de 400 sistemas psicoterapéuticos con sus psicologías de respaldo, y más de 10.000 técnicas. Variosproponentes de esta falacia han intentado encontrar respaldo bíblico para sus combinaciones particulares de terapias y técnicas. Sin embargo, si consideramos que casi todos estos sistemas, psicologías, y técnicas son usados por los cristianos, uno debe concluir que las diversas personas los analizan a través de su propia subjetividad hacia la Escritura. Con tantas opiniones subjetivas, prácticamente ninguna de las psicoterapias es excluida. De hecho, usted puede tomar cualquier terapia innovadora o inventar una de su gusto y es casi seguro que algún terapeuta logrará encontrarla en la Escritura, o que dirá que es neutral porque no está en la Escritura, o no contradice la Escritura. La técnica que se usa para encontrar estas nociones psicológicas en la Palabra de Dios se denomina eiségesis, lo cual significa leer las ideas de uno o las creencias de uno en la Escritura. Por el contrario, exégesis es extraer el significado de la Escritura en base a lo que realmente está allí. La eiségesis obviamente permite una gran amplitud en lo que puede confirmarse con la Escritura. Si alguno de los psicoterapeutas cristianos más populares puede justificar el uso del complejo de Edipo respaldándolo con la Biblia, o el uso del mecanismo de defensa del ego freudiano, entonces parecería que prácticamente cualquier sistema psicoterapéutico o técnica puede pasar la prueba a través de la eiségesis. Por ejemplo, un terapeuta anunció en una transmisión de radio nacional que “existen cuarenta mecanismos de defensa que conocemos y prácticamente todos son descriptos en la Escritura así como también en la investigación psiquiátrica”.11

Los psicoterapeutas cristianos han usado la Escritura con mucha imaginación para encontrar las teorías y las técnicas psicológicas allí. Pueden encontrar cualquier teoría y técnica psicoterapéutica concebible en la Escritura, y a las muchas que la Escritura no menciona las rotulan como neutrales o que no encuentran contradicción escritural. Erróneamente asumen que si algo no está en la Escritura, entonces debe ser neutral, y si no hay una contradicción bíblica directa, entonces debe ser bíblico. Según este método erróneo de determinar qué es bíblico, uno debería aceptar una enorme cantidad de opiniones y técnicas contradictorias como bíblicas. Si estas teorías y terapias fueran realmente bíblicas, habría una especie de consenso entre los cristianos que practican la psicoterapia en cuanto a cuáles terapias y técnicas son bíblicas. Pero no existe tal consenso. Aquellos que están en la Industria Psicológica Cristiana no se ponen de acuerdo entre sí mismos. Entonces, se termina con una conglomeración de sistemas y técnicas en la cual cada terapeuta elige la que supuestamente está en la Escritura o no la contradice. Cada uno forma una combinación ecléctica que es diferente de las combinaciones de otros terapeutas cristianos. A mitad de un libro que escribimos anteriormente sobre la psicoterapia y el cristianismo, nos preguntamos a nosotros mismos y luego a otros, “¿qué tipos de enfoques psicoterapéuticos influyen más al psicoterapeuta cristiano?” Ninguno de quienes entrevistamos pudo responder esto. Por lo tanto, elaboramos una encuesta sencilla y fácil de responder, compuesta por una lista de las diez principales psicoterapias. La encuesta fue entregada a los miembros de la Christian Association for Psychological Studies, (Asociación Cristiana de Estudios Psicológicos [CAPS]). A cada persona que contestó se le pidió que eligiera uno o más de los enfoques psicoterapéuticos que influían su práctica profesional. Se les proveyó espacio adicional a los participantes para que añadieran otras psicoterapias. Los resultados de la encuesta indican que los psicoterapeutas o consejeros cristianos son eclécticos en que son influenciados por y usan una variedad de enfoques psicológicos en vez de preferir uno o dos. En otras palabras, no existe una senda psicoterapéutica cristiana. La gran variedad de enfoques incluye la práctica clínica de los miembros de CAPS. Esta encuesta demostró que si bien algunas psicoterapias son más influyentes que otras en la práctica de la consejería cristiana, en general el psicoterapeuta cristiano es tanto independiente como ecléctico en su enfoque de la consejería.

¿Lo mejor de ambos mundos?

Quienes intentan integrar la psicología y el cristianismo anhelan unir lo mejor de ambas cosas. Su fe descansa en una combinación de uno o más de los muchos sistemas psicológicos con algunas formas del cristianismo. El Dr. Gary Collins es presiente de la Asociación Americana de Consejeros Cristianos, la cual probablemente es la principal organización de consejería cristiana. Collins dice que los terapeutas cristianos tienen metas que son diferentes a los terapeutas seculares.12 Sin embargo, toman prestados teorí- as y métodos directamente de los enfoques ideados por los psicó- logos seculares, cuyos sistemas tienen presuposiciones que son antagónicas con la Biblia. Collins admite que los cristianos no pueden confiar en todo lo que dice la psicología. Sin embargo, en respuesta a la pregunta, “¿se puede confiar en la psicología?” Collins dice, “todo depende de la psicología y del psicólogo”.13 Luego da su criterio de aceptación, el cual es ampliamente aceptado entre los psicoterapeutas cristianos. Él dice:

Si un psicólogo procura ser guiado por el Espíritu Santo, se compromete a servir a Cristo fielmente, crece en el conocimiento de las Escrituras, es conocedor de los hechos y las conclusiones de la psicología, y está dispuesto a evaluar las ideas psicológicas a la luz de la enseñanza bíblica, entonces uno puede confiar en ese psicólogo, a pesar que algunas veces cometa errores como todos los cometemos. Si la psicología o la técnica psicológica no contradicen la ense- ñanza escritural, entonces es muy probable que sean de confianza, especialmente si están sustentadas por información científica.14

Si uno le preguntara a los muchos psicólogos cristianos si están a la altura del criterio de Collins, todos dirían que sí. Pero entonces tendríamos que preguntarnos por qué estos muchos psicólogos cristianos, los cuales dicen que están a la altura del criterio de Collins, llegan a conclusiones contradictorias con respecto a qué sistema terapéutico usar y qué técnicas aplicar. Sin duda, debe haber muchos textos quitados de su contexto, por decir lo mínimo. Collins se defiende al decir que los creyentes que dicen usar únicamente la Biblia, también tienen una diversidad de enfoques bíblicos. Sin embargo, las bases para el ministerio bíblico deberían ser la verdad revelada por Dios, mientras las bases para la consejería psicológica son meramente una colección de opiniones humanas. No importa qué tanto alguien intente espiritualizar la psicología o usar únicamente lo que parece ser lo neutral o seguro ya que no parece contradecir la Escritura, igual se termina con una mera opinión humana. Incluso después de encontrar supuestamente una cierta psicología en la Escritura, o de descubrir que no la contradice, aún sigue siendo una opinión. Sería difícil pensar que uno o más de los 400 enfoques de la psicoterapia o una de sus psicologías de respaldo no puedan ser de alguna forma justificada bíblicamente. Pero que se pueda racionalizar bíblicamente no lo hace bíblico ni lo eleva por encima de la opinión subjetiva. Un psicólogo cristiano se basará en el enfoque no directivo de Carl Rogers; otro en los factores inconscientes que determinan el comportamiento según Freud; otro se basará en la realidad, responsabilidad y lo bueno e incorrecto según William Glasser; otro se basará en la terapia del comportamiento racional y emotivo de Albert Ellis. Otros muchos psicólogos cristianos, todos “dispuestos a evaluar las ideas psicológicas a la luz de la enseñanza bíblica”, usarán otros sistemas conflictivos entre sí y diversas técnicas contradictorias. Los resultados de un estudio de 177 artículos que tienen que ver con la integración, indicaron que la mayoría de los cristianos que practica la psicología no usa la teología como filtro para retener únicamente lo que es bíblico.15 Aproximadamente un tercio utiliza una forma de integración que enfatiza la compatibilidad. Sin embargo, los investigadores rápidamente añaden:

Los hechos psicológicos y teológicos pueden parecer que a nivel superficial dicen lo mismo, pero un mayor entendimiento de cada uno puede demostrar que existen diferencias significativas entre los conceptos seculares y cristianos que se identifican como paralelos.16

El modelo predominante era el de “la reconstrucción activa y la redenominación”, ya sea por “reinterpretar los hechos psicológicos desde la perspectiva de los hechos teológicos” o “reinterpretar los hechos teológicos a partir de la perspectiva de los hechos psicológicos”.17 El enfoque de la integración, si bien complementa la psicología, a menudo termina derogando la Biblia. Como hemos mostrado, le otorga a la psicología un estatus no confirmado por los filósofos de la ciencia ni por otros expertos en el tema.

Por lo tanto, denigra la Biblia en una forma sutil pero definitiva. Según un estudio llevado a cabo por E. E. Griffith, la consejería psicológica realizada por aquellos que se describen a sí mismos como gente que opera dentro de un “marco cristiano” en realidad consiste principalmente de técnicas extraídas de las prácticas seculares.18 Para confundir los hechos aun más, los cristianos que critican la psicología también dicen estar a la altura del criterio de Collins. Sustituiremos en el criterio de Collins las palabras “crítico de la psicología” por la palabra “psicólogo” en lo siguiente: “Si un [crítico de la psicología] procura ser guiado por el Espíritu Santo, se compromete a servir a Cristo fielmente, crece en su conocimiento de las Escrituras, es conocedor de los hechos y las conclusiones de la psicología, y está dispuesto a evaluar las ideas psicológicas a la luz de la enseñanza bíblica, entonces uno puede confiar en ese [crítico de la psicología], a pesar de que a veces cometa errores como todos los cometemos”. O, ¿acaso Collins sugiere que los críticos no son “guiados por el Espíritu Santo”, etc.? ¿Qué debería hacer un cristiano? Los psicólogos dicen que siguen a Dios; los críticos de la psicología dicen seguir a Dios. Los psicólogos que profesan seguir a Dios a menudo usan sistemas contradictorios; los críticos de la psicología dan la apariencia de usar sistemas diferentes. Sin embargo, los críticos de la psicología usan la Biblia como su primer recurso, mientras que los psicólogos usan la psicología como su primer recurso. Recuerde que los fundadores de estos sistemas psicológicos no fueron cristianos. Éstos no comenzaron con la Escritura; tampoco evaluaron lo que construyeron a partir de la misma. Ellos idearon sus sistemas en base a sus propias opiniones caídas sobre el hombre. Éste es ciertamente el caso de las opiniones de los psicólogos no creyentes que son usadas por los psicólogos cristianos en base a si parecen ser bíblicas. ¿Acaso no es extraño que las opiniones personales conflictivas de estos no cristianos sean evaluadas en base al testimonio de cristianos que profesan estar a la altura del criterio de Collins? Collins dice, “si la psicología o la técnica psicológica no contradice la enseñaza escritural, entonces es muy probable que sea de confiar, especialmente si también es respaldada por datos científicos”. El criterio de “no contradecir la Escritura” que sugiere que es “confiable” es algo extraño. Aparentemente el psicólogo que satisface el criterio de Collins en este punto sólo necesita asegurarse que la psicología usada “no contradice la Escritura”.

Sin embargo, el intento y propósito de la Escritura no es el de servir como un respaldo o un marco para la sabiduría mundana con respecto a la identidad del hombre y a cómo debería vivir. Por supuesto, todos debemos ser evaluados según la Escritura. Pero eso no significa que una teoría u opinión que no está en la Biblia “no contradice la Escritura” simplemente porque no se menciona allí. Cualquiera que procure evaluar la sabiduría de los hombres a la luz de la Escritura debe sumergirse a sí mismo cada vez más en la Biblia en vez de en la sabiduría de los hombres. Debería haber una influencia bíblica en vez de una influencia psicológica. ¿Qué decir de usar otro criterio como el de “únicamente si no es contradictorio con otros sistemas psicológicos”? (Por supuesto, eso los eliminaría a todos). O, “¿únicamente si no encara problemas ya enfocados en la Escritura?” El criterio de “no contradecir la Escritura” queda abierto a la interpretación individual y es por eso que tantos psicólogos cristianos usan sistemas tan diferentes y a menudo contradictorios. Además, ¿acaso este criterio de la psicología no abre una desesperada caja de Pandora? Como ejemplo tenemos la grafología, el uso de los chacras hindúes, la hipnosis y la levitación, todos podrían ser justificadas por algunos cristianos (¡no por nosotros!) como cosas que “no contradicen la Escritura”. ¿Pero acaso un cristiano debería usarlas? La última parte de la oración “especialmente si está respaldada por datos científicos” debería decir “únicamente si es respaldada por datos científicos”. ¿Por qué alguien querría usar una psicología o una técnica psicológica que no haya sido demostrada o que no tenga respaldo?

¿Cuál es la forma que complace al Padre?

Los problemas pueden motivar a una persona a acercarse a Dios y encontrar que Él es suficiente, o pueden tentar a una persona a alejarse de Dios y buscar respuestas en el mundo. Las teorías y terapias psicológicas perfectamente pueden llevar a una persona cada vez más lejos de la voluntad de Dios. El punto aquí no consiste en cuál es la forma que funciona. El punto aquí debe ser: ¿cuál es la forma que complace al Padre? Recibimos mucha información de individuos que han estado en terapia a manos de profesionales cristianos, o a manos de cristianos que han dejado la profesión, y de otros muchos que nos dicen si “la canción de Collins se toca o no en la práctica”. Además, los terapeutas cristianos que participaron en nuestra encuesta de CAPS descrita anteriormente, ciertamente creerían que son guiados por el Espíritu Santo, a pesar del hecho de que siguen una amplia variedad de teorías y prácticas divergentes. Existe tanto acuerdo entre ellos como entre sus contrapartes seculares. De hecho, algunos que dicen ser guiados por el Espíritu Santo incluso usan técnicas provenientes de terapias orientales donde se hace énfasis en la visualización y los espíritus guías. Existen además diferencias no consistentes o confiables entre los terapeutas cristianos y los terapeutas seculares. La imagen de los terapeutas guiados por el Espíritu Santo que llegan a conclusiones y llevan a cabo prácticas muy diferentes a sus contrapartes seculares es totalmente imprecisa. La gran diferencia entre aquellos que ministran bíblicamente y aquellos que integran la psicología es si confían únicamente en la Palabra de Dios y la obra del Espíritu Santo o en una combinación de las opiniones humanas y los elementos de la fe cristiana. Piense en todas las teorías psicológicas, tales como las de Freud, Jung, Adler, Rogers, Ellis, etcétera. ¿Acaso conoce alguna teoría psicológica renombrada que sea cristiana? En contraste con esto, la Biblia provee las únicas explicaciones completas e inmutables, y las respuestas de parte de Dios sobre los seres humanos: Mientras por otro lado la psicología es un camaleón que permanentemente cambia su forma de curar. El Dr. Charles Tart, un conferencista y escritor prolífico en el campo de la psicología, admite que los sistemas psicoterapéuticos prevalecientes meramente reflejan la cultura actual.19 Sabemos que las verdades de la Escritura son eternas, pero ¿qué verdades psicológicas son eternas?

¿Qué tan peligroso es este crecimiento de la psicología cristiana en la iglesia? Creemos que es un método diabólico de infiltrar en la iglesia los métodos y las ideas del mundo. Hace que la mirada se aleje de Cristo y se enfoquen en el yo. Sustituyen la Palabra de Dios con la sabiduría de los hombres y reemplazan la obra del Espíritu Santo por la ingenuidad humana. Alimenta la carne y obstaculiza el crecimiento espiritual. La Palabra de Dios es Su revelación para la humanidad sobre sí mismo y sobre la naturaleza de la humanidad, sobre cómo las personas deben vivir, y sobre cómo cambian. Jesús murió para dar una vida completamente nueva a aquellos que nacen de nuevo a través de la fe en Él, y el Espíritu Santo capacita a los creyentes a vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Jesús no llamó a las personas a vivir una metodología externa, sino a tener una relación que afecta cada aspecto de la vida de una persona y opera en cada momento de su día o noche. Jesús tampoco llamó a las personas a que vivieran para sí mismas, sino a que lo hicieran bien y para Él, junto a otros creyentes. Por lo tanto, Él comparó su relación con los creyentes con una vid y sus pámpanos (Juan 15) y con un pastor y sus ovejas (Juan 10). Es una relación de profundo amor e intimidad. Es la unidad que Jesús expresó en su oración sacerdotal en Juan 17 cuando oró:

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste... Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. (Juan 17:20-21, 26).

¿Qué hay dentro de la psicología que se pueda comparar con este opulento tesoro de comunión con el Padre y el Hijo? Incluso el darse cuenta por apenas un momento de esta maravillosa verdad es mucho más glorioso de lo que la psicología puede ofrecer. Aquellos que han sido devastados por el desengaño, que han sufrido el dolor infringido por la humanidad pecaminosa, y que procuran ponerle fin al sufrimiento encontrarán un bálsamo para sus almas en Jesucristo. ¿Para qué se deberían adjuntar las teorías y terapias psicológicas?

Aquellos que han estado en cautiverio al pecado únicamente pueden ser liberados por Jesús. Todos los otros métodos de vencer el pecado son superficiales y temporales. ¿Por qué mezclar los sistemas del mundo con las promesas de la Palabra? Dicha libertad no proviene de una combinación mágica de la psicología y el cristianismo, sino más bien de la fe en la obra completa de Jesucristo, cuya vida está en el creyente. Aquellos en los cuales Jesús habita pueden caminar por Su vida y Su Palabra más que por las obras psicológicas de la carne.

 

 

 

4. ¿La psicoterapia funciona?

¿Qué dice la investigación acerca de la psicoterapia profesional y por qué debería ser rechazada tanto por cristianos como por no cristianos? Queremos dejar en claro que tanto por razones bíblicas como científicas, nos oponemos a la psicoterapia profesional (por la que hay que pagar) tanto para creyentes como para no creyentes. Esta declaración se basa en la verdad de la Escritura y en la investigación disponible que conduce a dicha conclusión. Ya que vivimos en una sociedad libre, cualquiera tiene derecho de procurar consejería psicológica profesional (psicoterapia) u otros métodos similares de ayuda por los cuales debe pagar. Sin embargo, la paga requerida contradice los resultados de la investigación. Por un lado, la investigación no justifica los costos de la psicoterapia en caso alguno, pero además, los creyentes tienen más razones aún para rechazar la consejería psicológica. Cuando uno observa la investigación y conoce los recursos que están al alcance (los cuales Dios nos ha dado en su Palabra), sabe del poder del Espíritu Santo y de la efectividad del ministerio mutuo entre los creyentes, le resulta trágico que los creyentes usen un sistema impío e insatisfactorio como lo es la psicoterapia y sus psicologías de respaldo. Presentaremos los comienzos de una seria investigación sobre la psicoterapia. A continuación, presentaremos la psicoterapia desde la perspectiva más positiva que la investigación permita tener. Luegoañadiremos a la investigación los detalles de las diferentes facetas de la misma. Demostraremos que, si uno es honesto y justo sobre los resultados de la investigación, por lo menos cuestionará el uso de la psicoterapia profesional, si es que no la rechaza por completo.

¿La psicoterapia puede ser dañina?

Antes de discutir sobre los resultados positivos de la psicoterapia, debemos considerar el problema de los posibles efectos negativos. Algunas personas piensan en la psicoterapia en forma similar a la que piensan sobre algún suplemento vitamínico: puede que ayude, pero por lo menos no causará daños. Ésta parece ser la actitud prevaleciente hacia la psicoterapia: puede que sea de ayuda, pero por lo menos no dañará a persona alguna. La investigación revela que esta perspectiva es falsa. En la literatura médica, la palabra iatrogenia se refiere a efectos dañinos inesperados por tomar alguna medicina o por recibir algún tratamiento médico, por ejemplo, una persona puede ir al doctor con un resfrío, allí recibe antibióticos y luego sufre reacciones negativas a los antibióticos. Este efecto negativo es llamado un efecto iatrogénico. Es el resultado adverso e inesperado de un tratamiento. La investigación muestra que un efecto similar se lleva a cabo en la psicoterapia. Si bien se puede obtener alguna mejoría bajo el tratamiento, un paciente también puede empeorar o deteriorarse como resultado del mismo. La psicoterapia puede ser de ayuda para un individuo, pero también puede ser dañina. El Handbook of Psychotherapy and Behavior Change (El manual de psicoterapia y cambio de comportamiento) dice lo siguiente en la sección titulada “Deterioro, efectos negativos y estimaciones del cambio terapéutico”:

... la investigación sugiere que algunos pacientes quedan peor como resultado de la psicoterapia... Algunos estudios mucho más recientes continúan documentando el grado de deterioro en los pacientes, incluso en aquellos que participan en protocolos de investigación cuidadosamente controlados... Después de rever la literatura empírica y las críticas de la evidencia acumulada, es nuestra perspectiva que la psicoterapia puede dañar (y lo hace) una parte de aquellos a quienes intenta ayudar.1

Un grupo de investigadores encuestó 150 “expertos clínicos, teoristas e investigadores” sobre los efectos negativos de la psicoterapia. Recibieron 70 respuestas, las cuales dicen “representan un espectro del pensamiento contemporáneo de algunas de las mejores mentes en el campo de la psicoterapia”.2 Los investigadores concluyen lo siguiente:

Queda en claro que los efectos negativos de la psicoterapia son abrumadores, y los expertos en el campo los consideran un problema significativo que requiere la atención y la preocupación tanto de los practicantes como de los investigadores.3

Al final de su libro sobre terapia, el Dr. Jeffrey Masson, ex Director de Proyectos de los Archivos Sigmund Freud dice:

Todos deberían saber, entonces, que al ingresar al consultorio de un psicoterapeuta, independientemente de la persuasión de este último, se entra a un mundo donde es posible que se reciba un gran daño.4

No intentamos dramatizar los efectos iatrogénicos de la psicoterapia al citar los numerosos porcentajes de los estudios. Lo importante aquí es el hecho que la mayoría de las personas nunca sospecha de un efecto tal por parte de la psicoterapia hasta que los investigadores presentan esa posibilidad delante del público. Después de todo, ¿cómo es posible que hablar y escuchar pueda dañar a alguien? Existe un desacuerdo entre el grado de daño que se puede ocasionar en la psicoterapia, pero no hay duda en que sí puede existir y existe un deterioro. Los investigadores no entienden del todo por qué y cómo sucede el deterioro en la terapia, pero sí saben que acontecen efectos negativos. El Dr. Terence Campbell escribió un libro advirtiendo al público acerca de la “cura del habla”. Él dice, “con demasiada frecuencia, la psicoterapia daña severamente a la gente”.5 El subtítulo de su libro es Psychotherapy May Be Hazardous To Your Mental Health (La psicoterapia puede ser peligrosa para su salud mental). Esta advertencia debería estar en la puerta de cada psicoterapeuta.

Comienzos de una investigación seria

En 1952, el Dr. Hans Eysenck, un eminente profesor británico, buscó una monografía que evaluaba la efectividad de la psicoterapia. A partir de su investigación, Eysenck concluyó, “aproximadamente dos tercios de un grupo de pacientes neurológicos se recuperarán o mejorarán en cierta medida a cabo de dos años del comienzo de su enfermedad, ya sea que reciban tratamiento psicoterapéutico o no”.6 Quince años más tarde Eysenck reportó:

Hasta esta fecha, no hay evidencia real de la efectividad de la psicoterapia, como lo admiten incluso los principales psicoanalistas y psicoterapeutas, si bien con más investigación dicha evidencia pueda ser descubierta.7

Otros dos investigadores de esa época, Truax y Carkhuff, estuvieron de acuerdo:

Luego de un cuidadoso repaso de la literatura de la investigación relevante, parece que Eysenck estaba esencialmente en lo correcto al decir que la terapia y la consejería promedio, como se practica en la actualidad, no conduce a que el paciente mejore más de lo que se observa en aquellos que no reciben tratamiento alguno de consejería o psicoterapia.8

Con el correr de los años se hicieron más investigaciones y se escribieron más libros criticando la psicoterapia. Los siguientes libros son apenas unos pocos de los muchos que se publicaron como una crítica a la psicoterapia:

The Death of Psychiatry por E. Fuller Torrey

The Psychological Society por Martin Gross

The Myth of Psychotherapy por Thomas Szasz

The Shrinking of America por Bernie Zilbergeld

The Myth of Neurosis por Garth Wood

House of Cards por Robyn Dawes

Manufacturing Victims por Tana Dineen

Lo mejor de la psicoterapia

La investigación más positiva revela que la psicoterapia parecería funcionar. Sin embargo, si se añaden todos los detalles de los descubrimientos de la investigación, se eclipsan los resultados positivos. Un grupo de investigación resumió la evidencia de la efectividad de la psicoterapia al referirse al pájaro dodo de Alicia en el país de las maravillas. En un cierto tramo del cuento, todos los animales estaban mojados y el pájaro dodo sugirió que una “carrera loca” sería la mejor forma de secarse. El pájaro dodo estableció el curso de la carrera “en una especie de círculo”. Los animales empezarían en cualquier lugar y se detendrían y comenzarían cuándo y dónde quisieran durante la carrera. Aproximadamente “media hora” después del comienzo de la carrera, era obvio que todos los animales estaban secos. Entonces el pájaro dodo gritó, “se acabó la carrera”. Los animales entonces querí- an saber quién había ganado la carrera. Después de pensarlo, el pájaro dodo anunció, “todos han ganado y todos deben tener premio”.9 Esta anécdota a menudo se usa en la literatura psicoterapéutica para ilustrar lo que indica la investigación sobre la efectividad de la psicoterapia.10 Existen más de 400 diferentes enfoques sobre la psicoterapia. No todos han sido puestos a prueba, pero de aquellos que sí lo han sido, la conclusión abrumadora es que “todos han ganado y todos deben tener premio”. En otras palabras, todas las psicoterapias parecen funcionar. Un descubrimiento adicional es que todas las psicoterapias parecerían funcionar con el mismo grado de efectividad. Con algunas excepciones, los descubrimientos de la investigación confirman la idea que todas las psicoterapias funcionan y todas parecerían funcionar al mismo grado de efectividad. Este resultado es conocido en la literatura de investigación como el “fenómeno de resultados similares”.11 Es obvio que ni la física ni la química están plagadas de resultados similares a los de la psicoterapia. Piense en esto. ¿Acaso todas las teorías de la ciencia natural conducen a resultados similares como en el caso de la psicoterapia? Este fenómeno de resultados similares ha sido un descubrimiento consistente a lo largo de muchos años. El Dr. Morris Parloff se refiere a la “desconcertante conclusión que todas las formas de la psicoterapias son efectivas y que todas las formas de la psicoterapia parecen ser igualmente efectivas”.12 Él dice:

No se encuentran diferencias consistentes entre las diferentes formas de terapia en términos de tipos o grados de beneficio con pacientes comparables.13

Parloff también dice:

Aproximadamente 500 estudios rigurosamente controlados han mostrado casi con regularidad monótona que todas las formas de tratamiento psicológico... son comparativamente efectivas.14

El Handbook of Psychotherapy and Behavior Change [Manual de Psicoterapia y Cambio de Comportamiento], (a partir de ahora nos referiremos a él únicamente como el Manual) es considerado como la “Biblia” de la investigación de los resultados en la psicoterapia. La edición más reciente del Manual dice:

...los métodos meta-analíticos [un procedimiento estadístico] han sido aplicados extensamente hoy día a grandes grupos de estudios comparativos, y estos análisis generalmente ofrecen soluciones similares (i.e. poca o ninguna diferencia entre las terapias).15

Parecería que estamos hablando a favor de la psicoterapia en lugar de en contra de ella. Pero, ¿la evidencia de los resultados similares es algo a favor o en contra de la psicoterapia? Si tomamos al pájaro dodo y lo comparamos con los resultados similares de la psicoterapia profesional, decir que todas sirven seria una conclusión del tipo dodo (i.e, tonta). ¿Por qué? Porque lo que funciona es algo común a todos. El “resumen” del Manual resalta los resultados similares en una forma más destacada ya que dice:

Con algunas excepciones, las cuales consideraremos, existe una evidencia masiva de que las técnicas psicoterapéuticas no tienen efectos específicos; sin embargo existe una tremenda resistencia para aceptar estos hallazgos como legítimos16 (Negritas agregadas).

El Dr. Morris Parloff y la Dra. Irene Elkin dicen:

La hipótesis de lo específico lleva a uno a esperar beneficios específicos asociados con la aplicación de estrategias, procedimientos, técnicas y experiencias específicas. El fracaso o el no poder encontrar respaldo empírico para tales expectativas llevó a la formulación de factores de hipótesis no específicos o comunes.17

El psiquiatra Jerome Frank dice que desde la perspectiva de la terapia, “se obtiene poca gloria al ver que el método particular que uno ha dominado con tanto esfuerzo, no presenta una distinción frente a otros métodos en cuanto a sus efectos”.18 El hecho que existan más de 400 enfoques diferentes y a menudo conflictivos de consejería psicológica y más de 10.000 técnicas no compatibles, que surgen de varias teorías psicológicas incompatibles entre sí, debe hacer que uno se pregunte seriamente por qué todas parecerían funcionar con la misma efectividad. Algo interesante es que los grupos étnicos no utilizan la psicoterapia en la forma que otros lo hacen. El Manual revela que “existe una limitada investigación sobre los grupos étnicos minoritarios” y admite que “muchos investigadores y practicantes creen que la psicoterapia es inefectiva con miembros de grupos étnicos minoritarios”.19 Esto hace que el signo de interrogación sobre la efectividad de la terapia sea más grande en el caso de las minorías étnicas. La conclusión de los resultados similares ha conducido a una investigación para encontrar factores que sean comunes a todos los enfoques terapéuticos, ya que ningún método terapéutico sobresalió sobre el resto. El resultado de dicha investigación reveló una información muy interesante y a la vez condenatoria sobre la psicoterapia. Sin embargo, antes de discutir estos denominadores comunes, miraremos alguna de las posibles razones para el aparente cambio frente a los resultados de la investigación.

¿Qué causó el cambio en los resultados?

La conclusión actual que todas las psicoterapias funcionan y que todas parecen funcionar con la misma efectividad, obviamente contradice las conclusiones anteriores de Eysenck y otros. ¿Qué hizo que en vez de cuestionar, criticar, e incluso condenar la psicoterapia ahora se la elogie? ¿Cómo es que los resultados de la investigación de la psicoterapia pasaron de ser cuestionables a positivos? Creemos que dos de los principales ingredientes en el cambio tienen que ver con los terapeutas que se usaron y la población que recibió la terapia.

Los terapeutas usados

Los estudios que determinan la efectividad de la psicoterapia generalmente están basados en el uso de los mejores terapeutas. Cuando se conduce un estudio generalmente se usa un grupo selecto de terapeutas. Los terapeutas son elegidos porque se sabe que son buenos terapeutas o porque ellos mismos están de acuerdo en participar, ya que tienen confianza en sus habilidades en la consejería. En referencia a los resultados positivos que han encontrado, el Dr. Allen Bergin y el Dr. Michael Lambert dicen:

...creemos que un contribuidor fundamental para estos nuevos descubrimientos es que se usaron terapeutas más experientes y competentes en los estudios recientes.20

Bergin más adelante confirmó que esto continúa siendo cierto.21 El uso de terapeutas que están por encima de lo común tiende a influir los resultados de una investigación de gran forma.

Bergin reporta cómo los resultados de los estudios dependen del uso de buenos terapeutas y no de aquellos que están dentro del promedio o por debajo del mismo.22 Esto hace surgir varias preguntas que la investigación no responde. En primer lugar: “¿Acaso el uso de psicoterapeutas promedio provoca mejores resultados sobre pacientes que no recibieron tratamiento alguno?” Segundo: “¿Cuánto daño se lleva a cabo con psicoterapeutas que están en el promedio o por debajo del mismo?” Y finalmente: “¿Cuántos terapeutas buenos existen?” Nadie sabe en realidad cuántos terapeutas buenos existen. Tampoco se sabe si el no tener tratamiento alguno da mejores resultados que usar terapeutas que están dentro del promedio o por debajo del mismo. Es más, nadie sabe a qué punto lleva el daño causado por terapeutas que están en el promedio o por debajo del mismo. Sin embargo, existen algunas dudas con respecto a si existen muchos terapeutas buenos. Los investigadores Truax y Mitchell dicen, “según la información que tenemos, parecería que únicamente uno de cada tres que ingresan en el entrenamiento profesional tiene los requisitos de habilidades interpersonales para ayudar a los pacientes”.23 Otras dos investigaciones estiman que únicamente un quinto de los terapeutas son competentes.24 Además de todo esto, algunos estudios han indicado que si bien “la calidez y la empatía son variables sumamente importantes para determinar el beneficio del paciente... los programas universitarios no ayudan a los estudiantes a aumentar significativamente sus habilidades de trato interpersonal”.25 Los autores de Psychotherapy for Better or Worse (Psicoterapia para bien o para mal) dicen que “el terapeuta mismo es una de las fuentes más citadas que produce efectos negativos en la psicoterapia”.26 Los estudios de investigación solamente se basan en el uso de los psicoterapeutas que están por encima del promedio. Los estudios casi que exclusivamente usan terapeutas que no tienen una práctica privada. Una investigación psicoterapéutica reveló que sólo se hicieron 15 estudios de la práctica privada durante un período de 25 años. Existen muy pocos estudios de este tipo ya que los psicoterapeutas que ejercen una práctica privada no están dispuestos a participar de los mismos.27

Población expandida

Desde el comienzo de la empresa psicoterapéutica hasta hoy día, la población que recibe terapia se ha expandido en tamaño y particularmente en términos de quién necesita una terapia psicológica. Para los psiquiatras, la “Biblia” oficial para identificar y clasificar los desordenes mentales es el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM). En 1952, el DSM-I “contenía 106 categorías de diagnóstico diferente”.28 El manual de 1994, DSM-IV, incluye 340 condiciones psiquiátricas diferentes.29 Las cifras reportadas anteriormente, junto con el desenfrenado aumento en el porcentaje de estadounidenses que recibieron psicoterapia entre 1960 y 1995, revela que hoy recibe terapia mucha más gente, y lo que es más importante, por razones mucho más triviales que antes. Es claro y debería ser obvio que la psicoterapia funciona mejor con aquellos que menos la necesitan. Con el correr de los años, más y más personas con menos y menos necesidades psicoterapéuticas han recibido terapia. Estos grupos menos necesitados y más tratados, naturalmente tendrían mejores resultados con la psicoterapia en promedio en comparación con las menos personas que tienen más necesidades. Y como ya señalamos anteriormente, prácticamente cualquier tipo de terapia funciona con el mismo grado de efectividad.

Factores en común

El Manual se refiere a los “descubrimientos generales de que no hay diferencia en términos de resultado para los pacientes que participaron de terapias notoriamente diferentes” y entonces ofrece tres posibles explicaciones. La literatura de investigación en forma reiterada da la siguiente explicación: Las diferentes terapias abarcan factores en común, los cuales son curativos, a pesar de que no son considerados como el factor de cambio central por una escuela en particular.30 La conclusión de resultados similares (todas las terapias funcionan y todas parecen funcionar con la misma efectividad) naturalmente hace surgir la pregunta de cuáles son los factores en común para todas las terapias. ¿Cuáles son algunos factores en común que, en promedio, le darían a todas las terapias y terapeutas resultados positivos? La terapia consiste de un paciente, un consejero (terapeuta), y la conversación, que es el medio a través del cual se implementa la metodología terapéutica. Por lo tanto, el paciente, consejero y la conversación son los tres factores más obvios para investigar y descubrir qué puede ser común a todas las terapias. De estos tres, y muy por encima de los otros dos, el más importante es el paciente, la persona que recibe la terapia. De hecho, sería bastante apropiado decir que el paciente no sólo es el factor más importante en la terapia, sino que es el factor que eclipsa los demás.

El paciente

El Manual deja en claro que las características del paciente marcan una gran diferencia con respecto a los resultados de la terapia. El “Resumen” del Manual dice: ...es el paciente más que el terapeuta quien implementa el proceso de cambio. Si el paciente no absorbe, utiliza, y sigue los consejos del terapeuta, entonces nada sucede. Más que argumentar sobre si “la terapia funciona o no”, deberíamos enfocarnos en la cuestión si “el paciente funciona o no”.31 Los pacientes que tienen motivación de cambiar y que reciben tratamiento por medio de una variedad de terapias y terapeutas ciertamente tendrán un cambio mucho más positivo que aquellos que no desean cambiar o que son tratados por cualquier tipo de terapias o terapeutas. Además de lo que el paciente aporta a la experiencia terapéutica, existen algunos factores que lo influyen a medida que participa. Cuatro de los muchos factores que influyen al paciente, que son mayormente independientes de las terapias y los terapeutas usados, se los denomina técnicamente efec to de regresión, ilu - sión o eficacia, efecto de placebo, y surgimiento de expectativas.

El Dr. Robyn Dawes explica uno de estos factores de la siguiente forma: Debido a que la mayoría de la gente ingresa a la terapia cuando se siente extremadamente infeliz, es menos probable que sean infelices más adelante, independientemente de los efectos de la terapia misma. Por lo tanto, este “efecto de regresión” puede crear la ilusión que la terapia ha ayudado a aliviar su infelicidad, cuando en realidad no lo ha hecho.32 El Dr. David Myers en su libro The Inflated Self (El yo inflado), indica que existe una “ilusión de eficacia” la cual a menudo acontece cuando la gente recibe psicoterapia. La ilusión de la eficacia es una creencia engañosa sobre las causas.33 Se dan testimonios de mejoras luego de varios talleres, terapias, y actividades terapéuticas. Parecería existir una situación de causa-efecto aquí: un taller u otra experiencia terapéutica es seguida de una mejoría. Por lo tanto, la persona concluye que la experiencia terapéutica la debe haber causado, sea que haya habido una conexión o no. El psicoterapeuta Allen Fromme dice que cualquier tipo de cambio generalmente conduce a una mejoría, no importa de qué tipo.34 Myers explica: El principio de “regresión hacia el promedio” también contribuye a la ilusión de la eficacia. Debido a que las personas tienden a procurar ayuda cuando las cosas han tocado el fondo, cualquier actividad que se lleve a cabo parece ser efectiva, tanto para el paciente como para el terapeuta.35 El Dr. Arthur Shapiro, profesor clínico de psiquiatría en la Escuela Monte Sinaí, sugiere que el poder de la consejería psicológica puede ser similar al efecto de un placebo. El efecto ocurre cuando uno tiene fe en una píldora, una persona, un proceso o procedimiento, y es esta fe la que trae sanidad. La píldora, persona, proceso, o procedimiento pueden ser falsos, pero el resultado es real. Shapiro dice: Así como la sangría (flebotomía) fue quizás la técnica más popular de placebo en el pasado, el psicoanálisis (y sus docenas de psicoterapias que surgen del mismo) es el placebo más usado en nuestros tiempos.36

Si uno de cada tres individuos encuentra alivio a través del uso de un placebo médico, ¿qué porcentaje de individuos que ven un psicoterapeuta reciben un alivio similar a través de un tipo de placebo mental? Un grupo de investigadores de la Wesleyan University comparó los beneficios de la psicoterapia con los tratamientos de placebo. Los tratamientos de placebo eran actividades (tales como la discusión sobre eventos actuales, lectura interpretativa en grupo, y escuchar grabaciones) que intentaban ayudar a los individuos sin el uso de las técnicas psicoterapéuticas. Los investigadores concluyeron: ...luego de unos 500 estudios sobre los resultados, todavía no conocemos de una demostración convincente que sostenga que los beneficios de la psicoterapia sobrepasan los de los placebos en el caso de pacientes reales.37 Shapiro criticó a sus colegas profesionales en una reunión anual de la Asociación Psicopatológica Estadounidense por ignorar los efectos del placebo y por lo tanto cambiar los resultados de su investigación.38 Él cree que si se consideraran los efectos del placebo, “no habría diferencia entre la psicoterapia y el placebo”.39 Eysenck dijo: El tenor general de la evidencia recaudada en los años recientes parecería hacer notar que la conclusión de mi artículo en 1952 aún es válida: La psicoterapia funciona, cuando lo hace, por medio de efectos no específicos o placebos.40 El placebo no sólo afecta al individuo sino que afecta a aquellos que están en contacto con él. Todos tienden a sentir y creer que se tendrá algún progreso porque se está haciendo algo. El efecto del placebo, junto con otros factores ya mencionados, disminuye en gran manera la autoridad de cualquier resultado positivo informado por la propia psicoterapia profesional. Si bien algunos investigadores critican esta idea, no se logra desacreditarla por medio de la investigación, como veremos más tarde cuando desafiemos la psicoterapia profesional. El Dr. David Shapiro ha propuesto una idea que sería un factor común que podría conducir al éxito en las terapias. El denomina esta idea la “hipótesis del surgimiento de expectativa”, la cual explica de la siguiente forma: “los tratamientos difieren en su efectividad de acuerdo a la diferente expectativa de beneficio que hace surgir en los pacientes”.41 Según esta hipótesis, a medida que se procede con la conversación o terapia, surge una expectativa positiva en el paciente, entonces se produce una mejoría. Por lo tanto, según Shapiro, a medida que el terapeuta usa cualquier conversación terapéutica, la efectividad estará relacionada con la expectativa del propio paciente de recibir algún beneficio. Por lo tanto, la conversación terapéutica específica no será de importancia, sino más bien la expectativa de beneficio por parte del paciente. Una vez más, es lo que el paciente aporta a la terapia más que la terapia en sí misma. El efecto de la regresión, la ilusión de la eficacia, el efecto de placebo y el surgimiento de expectativa son cuatro efectos comunes que ocurren cuando el paciente ingresa en la terapia. Las terapias y terapeutas que pueden hacer que estos cuatro efectos comunes estén disponibles a todas las terapias y terapeutas pueden conducir a cambios positivos, independientemente de las terapias específicas usadas por terapeutas individuales.

El consejero

Dentro de los tres factores comunes, es decir el paciente, el consejero y la conversación, el segundo en importancia es el consejero. Los investigadores son conscientes que las cualidades interpersonales del consejero pesan mucho más que su entrenamiento y sus técnicas. El psiquiatra de investigación E. Fuller Torrey reporta: La investigación muestra que ciertas cualidades personales del terapeuta (empatía precisa, calidez no posesiva, y genuinidad) son de importancia crucial en toda psicoterapia efectiva. Él hace notar que los “terapeutas que poseen estas cualidades consistentemente y convincentemente obtienen mejores resultados terapéuticos que aquellos que no las poseen”.42 Frank reporta: Cualquiera que tenga una pizca de calidez humana, sentido común, cierta sensibilidad hacia los problemas humanos y un deseo de ayudar puede beneficiar a muchos candidatos para la psicoterapia.43 Bergin dice que “los cambios parecen ser una función de las interacciones humanas comunes, lo cual incluye factores personales y de creencias”.44 El Dr. Lewis Thomas dice, “la mayoría de los psiquiatras que conozco tienen un dominio de la terapia, pero la terapia, cuando funciona, es porque consiste en una plena amistad”.45 La investigación que examina los factores comunes del consejero o terapeuta, independientemente de la terapia usada, ha descubierto que “existe evidencia consistente que sustenta la aseveración de que una relación terapéutica cálida y de apoyo impulsa el éxito terapéutico”.46

Conversación (terapias)

Además de la presencia de dos o más personas en un entorno terapéutico, el factor más prominente pero menos importante es el aspecto de la conversación que se basa en modelos y metodologías de las teorías psicológicas. Las teorías y técnicas psicológicas que surgen en la conversación forman un tercio de la ecuación, y es de menor importancia cuando se la compara con el paciente y el terapeuta. Queremos dejar en claro que los componentes menos importantes con respecto al cambio son las teorías y técnicas que se utilizan específicamente en la conversación, no el hecho de la conversación en sí misma. El tipo de conversación o terapia psicológica conduce a resultados similares, a pesar de que la conversación es algo común a los más de 400 tipos diferentes de terapia. El Dr. Joseph Wortis clarifica esto. Él dice, “la proposición que cuestiona si la psicoterapia puede ser de beneficio se puede resumir al decir que cuestiona si hablar es algo útil”. Luego continúa, “y eso no tiene por qué investigarse. Es evidente que hablar puede ser muy útil”.47 Pero, ¿cómo es que un terapeuta establece lo que el Manual denomina como “una relación terapéutica cálida y de respaldo”?48 Principalmente a través de la conversación. La conversación es el pegamento que puede mantener a un consejero y a un paciente unidos o puede ser el serrucho que los aparte. Es a través de la conversación que uno puede motivar, confirmar, engendrar fe, estimular la esperanza, y expresar amor. Pero no existe una terapia que posea en exclusividad estos ingredientes terapéuticos activos. Son comunes a todas las terapias. El Manual indica que “la empatía del terapeuta es lo que más ayuda a predecir si la terapia será efectiva o inefectiva”.49 El “resumen” del Manual sugiere que el fenómeno de resultado semejante se debe a “una relación de cuidado caracterizada por la calidez, el apoyo, la atención, el entendimiento y la aceptación”.50 Nuevamente esto se comunica principalmente a través del común denominador de la conversación, independientemente del tipo de conversación psicológica o terapia. Por lo tanto, el cuidado comunicado a través de la conversación, más que el contenido teórico o metodológico específico de la comunicación, es el factor común. Los factores comunes que parecen darle un resultado positivo a la terapia no dependen del proceso terapéutico profesional. Los factores comunes con respecto al paciente son el efecto de la regresión, la ilusión de la eficacia, el efecto de placebo y el surgimiento de la expectativa. Los factores comunes con respecto al terapeuta son las cualidades interpersonales, tales como la calidez, la empatía, y la genuinidad. Y el factor común de la conversación es la relación de cuidado que surge a través de la misma.

Profesional versus no profesional

A partir de la investigación previa, podríamos suponer cuáles serí- an los resultados al comparar la efectividad de los terapeutas profesionales con los no profesionales que se usaron como si fueran terapeutas. Los investigadores Strupp y Howard dicen: La controversia entre lo “particular” y lo “común” en la influencia terapéutica ha tenido otras implicaciones. Con respecto al entrenamiento de los terapeutas, se ha argumentado que si los profesionales esencialmente usan los “factores en común” en su trabajo, ¿qué hay de particular sobre su conocimiento? Es más, ¿acaso las personas que no son talentosas naturalmente o intuitivas, y que no han tenido un entrenamiento prolongado y profundo, pueden funcionar efectivamente en el rol de terapeuta?51 Como dijimos anteriormente, nos oponemos a la psicoterapia profesional. Presentaremos ahora una investigación profesional y comentarios para respaldar nuestra posición con respecto a la psicoterapia profesional. Aquí es importante notar que los problemas más serios con la psicoterapia tienen que ver con el terapeuta. Si bien existen muchas variables relacionadas con el terapeuta profesional, primeramente consideraremos tres de ellas en conjunto y luego consideraremos una cuarta variable.

Tres variables

s Las tres variables relacionadas con el terapeuta son: el entrenamiento del terapeuta profesional, las credenciales, y la experiencia. Dawes se refiere a una famosa investigación en 1977, escrita por los investigadores psicológicos Mary Smith y Gene Glass en la publicación American Psychologist (Psicólogo estadounidense).52 A través de una técnica conocida como meta-análisis, Smith y Glass resumieron y compararon los resultados de una variedad de estudios de investigación. Al analizar los descubrimientos meta-analíticos de Smith y Glass, Dawes dice que “las credenciales de los terapeutas (doctorado, maestría, etc.), y la experiencia no tenían relación con la efectividad de la terapia”.53 Dawes más tarde declara: Pero sí sabemos que el entrenamiento, las credenciales y la experiencia del psicoterapeuta son irrelevantes, o por lo menos es lo que la evidencia indica.54 En relación con la conclusión anterior, Dawes dice: ...la efectividad de un terapeuta no tenía relación con algún entrenamiento profesional55 (Itálicas en el original). ...las credenciales y experiencias de los psicoterapeutas no tienen relación con los resultados de los pacientes56 (Itálicas en el original). No existe razón sin embargo, para buscar un terapeuta que cueste mucho, que sea muy experiente o que tenga muchas credenciales.57 Dawes reporta: En los años que siguieron al artículo de Smith y Glass, se hicieron muchos intentos de desacreditar su descubrimiento en cuanto a que el entrenamiento, las credenciales, y la experiencia de los terapeutas son irrelevantes. Dichos intentos fracasaron.58 Dawes nota que “los psicólogos profesionales y otros profesionales de la salud mental... no son mejores como psicoterapeutas que otros con similar inteligencia pero que han recibido un entrenamiento mínimo”.59 El Manual dice lo siguiente: La mayoría de las consideraciones meta-analíticas sugieren que los años de experiencia del terapeuta en sí mismos no sirven para predecir el grado de mejoría significativa en un paciente.60 Debido a los resultados de los diversos estudios sobre el entrenamiento, las credenciales y la experiencia de los psicólogos profesionales y de los profesionales de la salud mental, el futuro de los que tienen gran educación, credenciales, y experiencia profesional es cuestionable. El Dr. Keith Humphreys, en un artículo de American Psychologist (Psicólogo americano) titulado “Psicólogos clínicos como psicoterapeutas”, dice: A medida que la atención y otras estrategias presupuestales se convierten en características centrales en el sistema de atención clí- nica estadounidense, los psicólogos clínicos (doctores) serán cada vez más reemplazados en el rol de psicoterapeutas por asistentes más económicos, tales como los asistentes sociales, los consejeros matrimoniales y de familia y otros psicólogos de menor categoría académica.61 Uno naturalmente tiende a creer que el entrenamiento, las credenciales, y la experiencia marcan una diferencia. ¿No son éstas algunas de las principales razones por las que la gente les paga a los profesionales? Pero repetimos, “el entrenamiento, las credenciales y la experiencia de los psicoterapeutas son irrelevantes”.

Predicción: Una cuarta variable

Una de las principales fallas de la psicoterapia como ciencia está en el área de la predicción. En la física y la química uno puede predecir qué es lo que sucederá bajo ciertas circunstancias. Uno puede incluso hablar sobre la probabilidad que ocurran ciertos eventos. Sin embargo, en la psicoterapia el sistema se derrumba a nivel de la predicción. Nadie sabe por qué algunas personas mejoran y otras empeoran; y nadie puede siquiera predecir quiénes mejorarán y quiénes se deteriorarán. La mucha investigación sobre el juicio clínico y las decisiones tomadas, revela que los expertos carecen sustancialmente la habilidad de predecir. Hillel Einhorn y Robin Hogarth dicen, “aparentemente, ni la profundidad del entrenamiento profesional o la experiencia, ni tampoco la cantidad de información disponible en las clínicas aumenta necesariamente la precisión en la predicción”.62 Dawes dice: Nadie ha logrado idear un método para determinar quién cambiará, cómo o cuándo. Los psicólogos profesionales no pueden predecir eso. (Si alguien lo ha logrado hacer, se ha mantenido en secreto en la literatura de investigación).63 Dawes también dice: No quiere decir que la gente no cambie, sí lo hace, algunas veces muy profundamente. Más bien, que no se ha desarrollado una habilidad personal (o un instrumento de evaluación) que nos permita predecir quién cambiará, cuándo, y cómo.64 La Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA) admite que los psiquiatras no pueden ni siquiera predecir las futuras actividades peligrosas de sus pacientes. En un caso en la corte que implicaba una persona que cometió asesinato poco después de haber visto al psiquiatra, la APA presentó un amicus curiae, el cual declara que los estudios de investigación muestra que los psiquiatras no pueden predecir el futuro comportamiento peligroso de un paciente.65 La psicoterapia se basa en teorías psicológicas que procuran entender por qué la gente es de la forma que es y por qué hace lo que hace. Las teorías que dicen que entienden e impulsan el cambio también deberían predecir. El hecho mismo que no puedan predecir socava cualquier sistema psicoterapéutico. Basado en la evidencia de que los psicoterapeutas no pueden predecir el comportamiento, Dawes realiza una acusación:

La incapacidad de predecir implica una falta de entendimiento (no se trata de que el entendimiento y la predicción sean sinónimos, sino debido a que afirmar que se entiende algo implica que se tiene la habilidad de predecir).66 Lo que realmente sorprende en todo esto, señalan los investigadores, es que a pesar de la gran falibilidad del juicio profesional, la gente parece tener una confianza inmutable en el mismo. Para circunvalar este problema de la predicción, algunos ha denominado la psicoterapia como una ciencia postdictiva más que una ciencia predictiva. Un psicólogo admite, “desde los días de Freud, hemos tenido que descansar en teorías postdictivas, es decir, hemos usado nuestros sistemas teóricos para explicar o entender lo que ha sucedido antes”.67 Por lo tanto, los psicoterapeutas no pueden predecir la futura salud mental, emocional o de comportamiento en sus pacientes con demasiada confianza. Tan sólo pueden mirar al pasado de una persona y suponer cómo es que tomó ese camino. La psicoterapia ni siquiera debería ser denominada postdictiva, ya que la explicación del comportamiento y su relación con el pasado es subjetiva e interpretativa más que objetiva y confiable. Además del hecho que el entrenamiento, las credenciales y la experiencia de los psicoterapeutas son irrelevantes, está el hecho que sus errores al predecir sobre sus pacientes implica una carencia de entendimiento. Esto hace que uno cuestione aún más la psicoterapia profesional.

Más investigación y un desafío

Sería fácil proveer una lista de estudio que indique la efectividad de los terapeutas no profesionales, por ejemplo, el Manual informa: En una investigación meta-analítica que enfoca el nivel de entrenamiento, Berman y Norton (1985) concluyeron que los terapeutas entrenados profesionalmente no tenían ventaja sistemática alguna sobre los terapeutas no profesionales en cuanto a los beneficios del tratamiento.68 Dawes dice: El evaluar la eficacia de la psicoterapia nos ha llevado a concluir que los psicólogos profesionales no son mejores psicoterapeutas que cualquier otra persona con un mínimo de entrenamiento (algunas veces aquellos que ni siquiera tienen entrenamiento mínimo); los profesionales únicamente son más caros69 (Negritas agregadas). Otros muchos estudios se podrían usar para apoyar la efectividad de los no profesionales. Frank una vez se refirió al impactante hecho de “la incapacidad de la investigación científica en demostrar en forma conclusiva que los psicoterapeutas profesionales producen resultados que son mejores que aquellos no profesionales”.70 El mejor test posible para comparar los profesionales y los no profesionales no se puede llevar a cabo ya que implicaría engañar. La mejor comparación implicaría que se le dieran títulos, credenciales, etc., a los no profesionales que fueran equivalentes a los profesionales. Eysenck remarca algo sobre los tratamientos de placebo que generalmente implican amateurs y se usan en comparación con el tratamiento psicoterapéutico profesional. Él dice: No se dice nada sobre la calidad de los placebos que se usan. Para ser efectivos, los placebos deberían contener todos los elementos teóricamente efectivos del tratamiento que se está probando; eso significa una duración semejante, una atención semejante, y una creencia similar en la efectividad por parte del paciente. Nunca he visto un estudio que siquiera se aproxime, mucho menos que alcance dicho grado de equivalencia71 (Itálicas en el original, negritas agregadas).

La misma crítica se aplica al uso de los no profesionales. Para superar esta crítica, sugerimos que los profesionales dejen a un lado sus tí- tulos, cargos, credenciales, etc. Para una comparación justa, los pacientes terapéuticos no deberían conocer el trasfondo, ya sea de los no profesionales como de los profesionales. La razón de esto es obvia. Si los profesionales fueran presentados con todos sus títulos, etc., tendrían todos los beneficios que se les atribuyen a otros profesionales en la sociedad. Un ingrediente adicional que se necesita para crear el mayor grado posible de equivalencia es usar individuos de otras profesiones orientadas hacia la gente que no han sido entrenados en la psicoterapia. Por ejemplo, uno podría seleccionar maestros, enfermeras, doctores en medicina, clérigos, y otros profesionales similares para servir como terapeutas no profesionales. Un excelente ejemplo de cómo la cultura influye el resultado se puede ver en la siguiente descripción sobre descubrimientos informados en Psychotherapy Research: Methodological and Efficacy Issues, publicado por la Asociación Estadounidense Psiquiátrica:

Un experimento llevado a cabo en All-India Institute of Mental Health en Bangalore descubrió que los psiquiatras entrenados en Occidente y los curadores nativos tuvieron un índice de recuperación comparable. La diferencia más notable fue que los así llamados “mé- dicos brujos” le dieron el alta a sus pacientes más rápido.72 Un estudio de terapeutas profesionales y no profesionales conducido Strupp en la Universidad Vanderbilt comparó la mejoría mental y emocional de dos grupos masculinos de estudiantes universitarios. Se establecieron dos grupos de “terapeutas” para ofrecer “terapia” a dos grupos de estudiantes. Los dos grupos de estudiantes eran lo más similares posible en cuanto a su perturbación mental y emocional. El primer grupo de terapeutas consistía en cinco psiquiatras y psicólogos. “Los cinco terapeutas profesionales que participaron en el estudio fueron seleccionados en base a su reputación en la comunidad profesional y académica y en cuanto a la experiencia clínica. Su promedio de experiencia era de 23 años”. El segundo grupo de “terapeutas” consistía en siete profesores universitarios de una variedad de áreas, pero sin entrenamiento terapéutico. Cada “terapeuta” no entrenado usó su propio método de brindar atención, y cada terapeuta entrenado usó su propia rama de la terapia. Los estudiantes tratados por los profesores mostraron tanta mejoría como aquellos vistos por los terapeutas altamente experimentados y especialmente entrenados. 73

Un ingrediente importante aquí es el hecho que los profesores, a pesar que eran amateurs en la terapia, tenían características culturales equivalentes a aquellas de los terapeutas profesionales.74 Si bien por un lado nosotros no recomendamos Alcohólicos Anónimos, por otro lado la revista Consumer Report (CR) que realiza estudios de la terapia (lo cual discutiremos más tarde) dice lo siguiente: Alcohólicos Anónimos (AA) logró resultados con una mejoría promedio de 251, lo cual es significativamente mejor que el de los profesionales de la salud mental.75 Es obvio que AA no tiene profesionales de la psicoterapia que brinden terapia a sus grupos. AA es a propósito y conscientemente un movimiento conducido por laicos. Sin embargo, en el estudio terapéutico de CR, “como tratamiento, AA superó significativamente a otros profesionales de la salud mental”.76 Lo siguiente ciertamente desafía la noción que los terapeutas profesionales son superiores a los no profesionales. Una serie de estudios rigurosamente controlados, en la cual los sujetos no supieran si ven a un terapeuta profesional o no profesional, el cual implicara que se equipararían a los “terapeutas”, realmente pondría la psicoterapia a prueba, y creemos que fracasaría o fallaría.

Un desacuerdo

Hemos presentado como legítimos los diversos resultados de los estudios meta-analíticos, pero existen razones para cuestionarlos. Incluso el Manual admite, en su capítulo sobre “Proceso y resultados en la psicoterapia - Noch Einmal”, lo siguiente: Todos los estudios realizados sufren de fallas metodológicas, algunos más que otros; pero todos los estudios sufren de algunas fallas.77 Además, Eysenck, que es un distinguido investigador, escribió un artículo titulado””Meta-análisis, ¿acaso tiene sentido?” Él dice: Si estoy en lo correcto en mi crítica sobre la mayoría de los metaanálisis, particularmente en este campo, el apilar un método inadecuado encima de otro es una cuestión de imponere Pelio Ossam, como Virgilio lo dijo... Un método que compare monos, linces, y ballenas asesinas (en este caso tratamientos psicológicos, educativos, y de comportamiento) difícilmente puede ganarse el respeto científico; existe muy poco en común entre la psicoterapia y una larga lista de cosas. Combinar los resultados de todos estos (y muchos más) meta-análisis parecería ser un absurdo gigantesco. Fingir que existe algo en común entre ellos parece difícil de justificar y no tendría significado.78 Eysenck sostiene: Muchos estudios que datan desde1950 han fallado al querer refutar la perspectiva de que las diversas formas de psicoterapia no muestran mayor efectividad que la remisión espontánea o el tratamiento con placebos.79 Incluso la Asociación de Psiquiatría Estadounidense ha llegado a una conclusión con respecto a la efectividad de la psicoterapia. Un libro titulado Psychotherapy Research: Methodological and Efficacy Issues (Investigación psicoterapéutica: Temas sobre la metodología y la eficiencia) , publicado por la APA, indica que dar una respuesta definitiva a la pregunta “¿la psicoterapia es efectiva?” puede estar lejos del alcance. El libro termina diciendo: “Conclusiones inequívocas sobre las conexiones casuales entre el tratamiento y el resultado puede que nunca sean posibles en la investigación psicoterapéutica”.80 En otras palabras, puede que nunca sepan con seguridad sobre la efectividad de la psicoterapia. A pesar de los desafíos con respecto a la conclusión de los resultados similares a la que llegan los estudios meta-analíticos, queríamos presentar la psicoterapia desde su mejor perfil para demostrar que incluso en su mejor perfil, la psicoterapia profesional no vale la pena

Conclusión de la investigación

Dawes es un profesor en el Departamento de Ciencias Sociales y de Decisión de la Universidad Carnegie-Mellon. Es un investigador mundialmente reconocido y brinda mucha investigación académica para respaldar la tesis de que la psicoterapia profesional es un “castillos de naipes” y que la psicoterapia y sus psicologías de respaldo están edificadas sobre mitos. Al comentar sobre el libro de Dawes, el Dr. Donald Peterson, un profesor de la Universidad Rutgers dice: Lo que [Dawes] sí muestra con convicción, es que muchos estudios diseñados para examinar la asociación entre el entrenamiento psicoterapéutico y la efectividad del tratamiento no han podido mostrar ninguna relación positiva. Resultados tan sustanciales y consistentes como éstos, no pueden ser dejados a un lado, y no pueden ser ignorados si se procede responsablemente. 81 En su libro que tiene el subtítulo Psychology and Psychotherapy Built on Myth (La psicología y la psicoterapia construidas sobre mitos) , Dawes dice: No existe evidencia positiva que respalde la eficacia de la psicología profesional. Existen anécdotas, existen posibilidades, existen creencias en común, sí - pero todo esto no constituye una evidencia82. En su introducción, Dawes dice: Prácticamente toda la investigación (y este libro se referirá a más de trescientas investigaciones empíricas y resúmenes de investigaciones) ha descubierto que las aseveraciones de los profesionales que dicen tener una percepción intuitiva superior, o mejor entendimiento, y mejores habilidades como terapeutas son sencillamente inválidas.83 En respuesta a sus críticos, Dawes dice: Quienes critican mis argumentos pueden llegar a señalar un estudio en particular, o incluso varios, que parecerían contradecir mis conclusiones. Como ya he señalado antes, sin embargo, la generalidad de mis conclusiones depende de múltiples estudios, conducidos sobre múltiples problemas y en contextos múltiples también.84

Dawes dice, “Cada Estado requiere que los psicólogos profesionales en ejercicio tengan licencia”.85 A través de este libro y particularmente en un capítulo sobre las licencias, Dawes presenta razones sólidas para abolir las licencias otorgadas a los terapeutas profesionales. Él dice: Lo que nuestra sociedad ha hecho, lamentablemente, es dar licencia a estas personas para “hacer lo que les parezca”, mientras simultáneamente justifica que otorga la licencia en base al conocimiento científico, lo cual los que son licenciados con demasiada frecuencia ignoran. Esto no sería tan malo si el hecho que “hicieran lo que les parezca” tuviera alguna validez, pero no la tiene.86 Estamos de acuerdo con Dawes en su interpretación de la investigación. Garth Wood termina su libro The Myth of Neurosis (El mito de la neurosis) con la siguiente conclusión: En otras palabras, todos los complejos de inferioridad, las interpretaciones de sueños, los factores edípicos, el inconsciente colectivo, las asociaciones libres, no son más que señuelos que distraen la atención. El ingrediente vital, después de todo, es sencillamente que alguien escuche con atención y eleve las esperanzas, y luche contra la desmoralización... pero si es todo lo que se necesita, ¿qué hacer entonces con el entrenamiento profesional de la psicoterapia, con los elevados precios de la consulta, los reembolsos del seguro médico, con las pretensiones y la retórica, con todos los charlatanes y con todo ese ruido que no significa nada? Si la gran “ciencia” de la psicoterapia consiste en esto, entonces quitémosla del medio y no nos preocupemos ya más con ella87

Consumer Reports: “inválido es inválido”

La revista Consumer Reports (CR) publicó una encuesta con respecto a los beneficios personales de recibir psicoterapia.88 De los 186.000 lectores de CR encuestados, únicamente 23.400 (13%) respondió. De aquellos que respondieron, sólo 4.000 (el 2,2%) procuró ayuda profesional y 2.900 (1,6%) había visto a un profesional en la salud mental.89 El 2,2% del índice de retorno normalmente invalidaría dicho estudio. Sin embargo, existió una motivación de parte de los profesionales de la salud mental para publicar y promover estos resultados. Además, por supuesto, también existe una ventaja financiera para hacerlo. El estudio de Consumer Report y del Dr. Martin Seligman, consultor del estudio de CR, extrajeron algunas conclusiones muy positivas sobre la psicoterapia.90 Sin embargo, muchos investigadores desafiarí- an, cuestionarían, e incluso se opondrían estas conclusiones positivas.91 Confrontaremos una falla mayúscula fatal por parte de Consumer Report y Seligman. Realizar un estudio sobre la eficacia es generalmente la regla de oro en la investigación para medir la efectividad de la psicoterapia. Esto implica examinar las diversas variables involucradas en la práctica actual de la psicoterapia, algunas de las cuales ya hemos discutido anteriormente, tales como el paciente, el terapeuta, y la terapia usada. La revista CR y Seligman han cambiado esto y establecido una nueva regla de oro.92 Su nueva regla de oro es el uso de un cuestionario de satisfacción del consumidor, al cual un pequeño número de personas que tuvo ganas de hacerlo respondió. Si uno le creyera a Segman, este cuestionario respondido por un pequeño porcentaje de suscriptores de una revista en particular se convierte en la nueva regla de oro. Un grupo de la Universidad del Estado de Ohio desafió el estudio de CR en su artículo titulado “el estudio de Consumer Report sobre la psicoterapia: Inválido es inválido”, publicado en American Psychologist. Ellos argumentan que las conclusiones de CR se “lograron luego de una carrera atrevida sobre un campo minado con problemas metodológicos”.93 El Dr. Neil Jacobson, un experto en la investigación de resultados de la terapia, crítica la encuesta de CR por tener “serios problemas metodológicos”.94 Él dice con respecto a la encuesta de CR:

Una larga historia en el campo de la investigación ha demostrado que la satisfacción del consumidor no tiene relación con la mejoría de los síntomas o funcionalidad, y tiende a crecer en base a resultados como éstos.95 La Dra. Tana Dineen acusa a Seligman de confundir lo que los participantes en la encuesta de CR “presentan como una opinión subjetiva sobre una realidad objetiva”. Ella critica esta nueva “regla de oro” de la siguiente forma: Esta “regla de oro” elimina la distinción entre hechos y sentimientos de manera que la “satisfacción”, y la “efectividad” son equiparadas y la verdad está determinada por la opinión.96 Para poder responder ante la crítica de que el estudio de CR es meramente un estudio de satisfacción del consumidor, Seligman compara el estudio de satisfacción del consumidor del CR sobre la terapia con un posterior informe de satisfacción del consumidor en CR sobre los abogados, en el cual se usa un enfoque similar.97 Seligman indita que los profesionales de la salud mental fueron calificados más alto que los abogados. Ahora, si CR nos hubiera preguntado, les habríamos ahorrado mucho tiempo y dinero. Si CR o Seligman no tenían idea de que los profesionales de la salud mental cuentan con una mejor opinión en el sector consumidor que los abogados, entonces estarían totalmente fuera de la realidad. Piense en todos los chistes sobre abogados que ha escuchado a lo largo de los años; compárelos con los chistes hechos sobre psicoterapeutas. Eso sería suficiente. Los abogados están mucho más involucrados en situaciones adversas que los psicoterapeutas e invierten mucho menos tiempo en una relación afectiva, de respaldo e íntima con sus clientes. Además, los abogados en general no están cubiertos por un seguro médico, como en el caso de los profesionales de la salud mental. El pago de un abogado sale de nuestros ingresos, y los abogados en general no son opciones sino más bien requisitos. La gente usa abogados de poca gana, debido a la necesidad. Los comentarios hechos por el Dr. Bernie Zilbergeld ciertamente se aplicarían a una encuesta semejante a la conducida por CR. Zilbergeld dice:

[la razón] por la que los pacientes exageran sobre la efectividad de la terapia... tiene que ver con la naturaleza básica de la consejería; es decir, para la mayoría de las personas es un asunto muy personal e incluso íntimo... y el terapeuta con frecuencia brinda su respaldo, en comprensión, y empatía... por su propia naturaleza, ese tipo de relación es difícil de criticar... es difícil decir que este tipo de relación o proceso no sirve de nada o que es dañina.98 El Dr. Jerome Frank brinda otra perspectiva sobre el tema, ya que después de comentar sobre la investigación realizada sobre el lavado cerebral, dice: Estos descubrimientos hacen surgir algunas dudas sobre las aseveraciones de algunas escuelas de psicoterapia con respecto a la elaboración de cambios fundamentales de la personalidad. Desde esta perspectiva, dichos cambios pueden ser análogos con falsas confesiones. Es decir, la persona no ha cambiado fundamentalmente, pero ha aprendido a llevar sus problemas al sofá terapéutico e informar una cierta mejoría en los términos del terapeuta.99 Si CR y Seligman se arriesgaran a realizar un estudio de satisfacción del consumidor sobre los análisis profesionales de un psíquico, un astrólogo, alguien que lea las manos, fácilmente podríamos predecir que superaría al de los abogados y quizás incluso a los profesionales de la salud mental. Parte del estudio de CR obtuvo información relacionada con el clero. Esa información no ha sido publicada todavía, y según un llamado telefónico hecho a CR puede que nunca se publique. Sin embargo, predecimos que la información refleja que hay un concepto más elevado del clero que de los abogados. Por lo tanto, el ejemplo de Seligman es muy pobre y es un pobre pensamiento departe de él. Un enorme problema con el estudio de satisfacción del consumidor sobre una actividad como la psicoterapia es que los resultados dependen, para usar las palabras de Dineen, de la “opinión subjetiva”, “sentimientos”, y “satisfacción” por parte de aquel que recibe el tratamiento. No existen factores objetivos. No se establecen hechos y no hay verdaderos tests de efectividad. La mejor persona para informar sobre la mejoría no siempre es la persona que recibe la terapia, si no más bien otra persona que esté cerca de ese individuo. Sin embargo, rara vez se le pide a dicha persona. Existen muchos consumidores de terapias que dan informes positivos en cuanto a su satisfacción personal, pero su informe le causaría risa a aquellos con quienes interactúan. Hemos visto muchos casos de individuos que, como resultado de su terapia han dañado toda una familia, lo cual incluye cónyuge, niños, padres, parientes políticos, y amigos. Existen probablemente millones de pesadillas relacionadas con aquellos que reciben terapia, los cuales a la vez expresan su satisfacción en estudios como el del CR. Pero, aquellos que conocen mejor a los consumidores que dicen estar satisfechos con la psicoterapia y viven con ellos en la vida real no tienen la oportunidad de opinar. Un grupo de investigadores dice del reporte del CR:

Esto asume que la encuesta sobre la psicoterapia de CR (1994) era psicológicamente similar a las demás encuestas de CR, mientras que en realidad era fundamentalmente diferente. Si bien no existe amenaza alguna en decir que una batidora está deteriorada, de alguna forma es adverso indicar que el estado mental de uno mismo está deteriorado, especialmente luego que se ha invertido un tiempo considerable, dinero, y energía en terapias. Por lo tanto, los encuestados pueden no haber estado dispuestos a indicar que su experiencia terapéutica fue negativa, debido a las implicaciones que tendría con su propia autoestima. Las medidas de satisfacción del cliente pueden reflejar resultados positivos, mientras que todos los criterios objetivos pueden contradecir esos reportes color de rosa.100 En una sección previa en la cual comparamos los profesionales con los no profesionales, presentamos el desafío de equiparar “terapeutas”, en el cual los profesionales y los no profesionales serí- an equiparados con respecto a títulos, credenciales, licencias, etc. Eysenck se queja de que los tratamientos de placebo no son equiparados en todos los aspectos, excepto en cuanto a la terapia especial que se usa, y por lo tanto no lograr colocar a la terapia bajo la lupa de la prueba más exigente. Sin embargo, si los profesionales y los no profesionales fueran equiparados en una forma que genere el mismo grado de confianza y se les enviara un cuestionario similar al de CR a quienes recibieron la terapia, ciertamente pondría a la psicoterapia en una prueba en la que fracasaría (por lo menos toda la evidencia apunta en esa dirección). Pero, difícilmente se conduzca un test semejante, ya que habría demasiada oposición para realizarlo. Y suponemos que CR se alejaría corriendo de un desafío similar.

Recomendaciones

En base a la abundancia de la investigación ya realizada y por las muchas razones ya reveladas, es lógico recomendar la abolición de la licencia de aquellos que practican la psicoterapia, ya que no existen beneficios hacia el público por tal licencia. El público no es protegido en forma alguna por las leyes de licencia. Por las mismas razones, las compañías de seguros deberían dejar de pagar por la psicoterapia. Por supuesto, los individuos tienen la libertad de pagarle a quien quieran para recibir consejo y consuelo. Después de todo, los psíquicos extraen de las personas todo tipo de dinero y no tienen licencia, ni la deberían tener. Algunos preguntarán, ¿qué haremos entonces con los problemas del diario vivir? Zilbergeld, en su libro The Shrinking of America diserta mucho sobre la investigación relacionada con la psicoterapia.101 Él dice: Si yo personalmente tuviera un problema de relaciones personales y no lo pudiera resolver con mi compañero, no iría a ver al psicólogo. Buscaría alrededor mío el tipo de relación que admiro. No importaría si fuera un carpintero, un maestro, un periodista... o un psicólogo. A esa persona me dirigiría. Quiero a alguien que me muestre con su vida que él puede hacerlo.102 Dawes dice: Si no nos sentimos demasiado bien, no es vergonzoso buscar ayuda de nuestros amigos (o de un terapeuta), pero tampoco es necesario buscar los servicios de un profesional que cueste demasiado dinero, el cual afirma tener mucho conocimiento, ya que la investigación muestra que su conocimiento no es mejor que el que se extrae de los principios generales.103

En la conclusión del prefacio de su libro sobre la terapia, Masson dice, “lo que necesitamos son más amigos amables y menos profesionales”.104 En muchos estudios de investigación, los no profesionales recibieron algún entrenamiento preliminar mínimo antes de actuar como terapeutas. Muchos estudios consideran a estos individuos entrenados por poco tiempo y en forma muy moderada como “para-profesionales”. En este preciso momento, nadie sabe en realidad el nivel mínimo de entrenamiento que se necesita para que un terapeuta sea efectivo. Dawes dice: Se deberían realizar más investigaciones para determinar el nivel de inteligencia o entrenamiento que se requiere para ser terapeuta con el grado de efectividad de la mayoría. Quizás incluso un doctorado sea innecesario. Quizás los graduados universitarios desempleados serían tan efectivos como cualquier otro.105 Puede ser que las compañías de seguros inviertan en investigación, lo cual sin duda resultaría en enormes ahorros financieros para ellos. Si la investigación condujera a que se precisan personas mínimamente entrenadas, y por lo tanto terapeutas menos costosos, habría suficientes disponibles para todos quienes elijan pagar por sus servicios. Después de todo, al terapeuta profesional, durante largos años se le ha llamado “amigo pago”. A pesar que los consejeros psicológicos cristianos dicen haber tomado únicamente aquellos elementos de la psicología que se amoldan al cristianismo, a la fuerza todo se puede amoldar a la Biblia, independientemente de lo tonto u obvio que sea. Cada terapeuta cristiano brinda su propia psicología individual, la cual toma prestada del mundo, y modifica la Biblia para hacer que se amolde a la misma. Lo que usan proviene de sistemas en bancarrota de teorías y técnicas impías y no científicas.

El que se les quitara la licencia sería una cosa realmente buena. De esa forma los cristianos sólo podrían hacer lo que hicieron durante todos los siglos, antes del surgimiento de la psicoterapia. Funcionarían como un sacerdocio de todos los creyentes y dependerían únicamente de la Palabra con el poder del Espíritu Santo, ministrándose unos a otros. Szasz es probablemente unos de los psiquiatras más famosos del mundo. Es Profesor Emérito de Psiquiatría, de la Universidad Estatal de Nueva York y ha escrito numerosos libros y artículos sobre la psiquiatría y la psicoterapia. Él ha dicho sobre uno de nuestros libros anteriores: Si bien no comparto la perspectiva religiosa particular del matrimonio Bobgan, sí comparto su convicción que las relaciones humanas que hoy denominamos “psicoterapias”, son de hecho asuntos que tienen que ver con la religión, y nosotros hacemos mal en etiquetarlos como “terapéuticos” bajo el gran riesgo de nuestro bienestar espiritual.106 Torrey, quien es un psiquiatra clínico e investigador y autor de muchos libros sobre la psiquiatría y la psicoterapia, ha dicho sobre uno de nuestros libros anteriores: Para aquellos que padecen problemas y a la vez comparten la perspectiva espiritual del matrimonio Bobgan, su enfoque sería el más efectivo.107 Luego de examinar la evidencia de la investigación sobre la psicología, estos dos psiquiatras seculares respaldaron el mé- todo bíblico mucho más que casi todas las universidades bíblicas, los seminarios y las iglesias. Si las perspectivas de estos dos psiquiatras seculares, así como las implicaciones extraídas de los resultados de la investigación fueran atendidas, tanto la psicoterapia secular como la cristiana prácticamente desaparecerían. Es más, las universidades bí- blicas, seminarios, e iglesias podrían volver entonces a la cura de las almas, que era una parte integral de la iglesia antes del surgimiento de la psicoterapia.108

Los cristianos y la psicoterapia

A la luz de toda la evidencia de la investigación, ¿por qué es que la gente, especialmente los cristianos, muestra tanta confianza en la psicoterapia? ¿Por qué es que cuando los cristianos experimentan problemas en sus vidas se vuelven a estas cosas? ¿Por qué las escuelas cristianas y las universidades ofrecen estas teorías como hechos? ¿Por qué los pastores encaminan con tanta rapidez a las personas que tienen problemas a profesionales psicoterapeutas y licenciados? En el comienzo, muchos cristianos tenían muchas dudas sobre la psicoterapia. Sin embargo, hoy la han aceptado sin ponerla más bajo la lupa de la crítica, y parecen no estar dispuestos a asumir incluso una perspectiva escéptica razonable. ¿Puede ser que en un intento de superar su imagen anterior, que los mostraba como personas muy cerradas, se hayan vuelto incautos? ¿O se debe a que tienen miedo de desafiar un sistema que no entienden completamente? ¿O es debido a que los principios de la psicoterapia y la psicología algunas veces han estado inter-ligados muy cuidadosamente con principios bíblicos, de modo que los cristianos ya no pueden separarlos? Quizás el creciente volumen de personas con problemas ha llevado a los pastores y a otros a que encaminen a las personas hacia otros profesionales. Sin embargo, la principal razón por la cual los cristianos han depositado tanta confianza en la psicoterapia puede ser que carezcan de confianza en las soluciones bíblicas para los problemas del diario vivir. En un libro titulado The Crisis in Psychiatry and Religión (La crisis de la psiquiatría y la religión), O.Hobart Mowrer hace una penetrante pregunta: “¿Acaso la religión evangélica ha vendido su primogenitura por un guisado de confusión psicológica?” 109 Es tiempo de que los cristianos miren objetivamente y en oración la primogenitura y el guisado de confusión. Que el Señor tenga misericordia de aquellos que han cambiado su primogenitura por un guisado de confusión psicoló- gica. Que el Señor tenga misericordia de aquellos que han ofrecido ese guiso a los hombres, mujeres, niños, por los cuales Cristo murió. Que el Señor tenga misericordia de todos nosotros y reavive a su iglesia, con un hambre fresca de Su Palabra, con una renovada confianza en Sus provisiones y promesas encontradas en esa Palabra, y con una amor tal hacia Dios y hacia los demás, que la unidad en Cristo sea nuestra pasión y nuestra vida misma.

 

 

5. Rechazo del agua viva

En el pasado, la religión y la ciencia eran las principales formas de lograr nuestras aspiraciones. Más recientemente, para la consternación de algunos y para la satisfacción de otros, la licencia para asegurar nuestro bienestar aparentemente ha sido concedida a la psicoterapia.1

Mesmerismo

Las raíces de la naturaleza religiosa de las teorías psicológicas y sus respectivas terapias van más allá de Freud, hasta un médico austriaco llamado Franz Anton Mesmer. Mesmer estaba convencido que había descubierto la gran cura universal de los problemas físicos y emocionales. En 1779 osadamente declaró, “existe una única enfermedad y una cura para la misma”.2 Él creía que un fluido invisible, al cual él denominaba “magnetismo animal”, se distribuía por todo el cuerpo. Además creía que este fluido invisible influía la enfermedad o la salud en la mente y emociones así como en el cuerpo. Pensaba que este fluido era una energía que existía en toda la naturaleza y enseñó que la salud del físico y de la mente era un resultado de la distribución correcta y el equilibrio de este magnetismo animal a través del cuerpo.

Las ideas de Mesmer pueden sonar bastante ridículas hoy día, pero fueron bien recibidas durante su época, a pesar de que su técnica consistía en hacer pasar magnetos a través de una persona que estaba sentada en una bañera con agua. Sus ideas se hicieron más y más populares y fueron más fáciles de aplicar cuando dejó a un lado los magnetos. A través de una serie de progresiones, su teoría del magnetismo animal fue dejando a un lado la dependencia a los magnetos físicos para estimular ciertos aspectos psicológicos de la mente sobre la materia. A medida que sus técnicas eran modificadas, influyeron en gran manera en el desarrollo de la psicoterapia del día actual. El mesmerismo se tornó algo psicológico más que físico y los pacientes entraban en un estado similar al trance de la hipnosis. Algunos de los que aceptaron el mesmerismo llegaron a estados de consciencia en los que espontáneamente se involucraban en lo que parecía ser telepatía, precognición, y clarividencia.3 El mesmerismo gradualmente evolucionó y llegó a ser una nueva forma de contemplar la vida, con su nuevo método de curar a través de la conversación, estimulada por un intenso relacionamiento entre quien lo practicaba y su paciente. Los médicos también usaron el mesmerismo en su búsqueda de posibles reservas dentro de la mente que pudieran potencialmente sanar al cuerpo. Las teorías y técnicas del mesmerismo influyeron los fundamentos de la psiquiatría en casos como los de Jean-Martin Charcot, Pierre Janet, y Sigmund Freud. Estos hombres usaron información que había sido obtenida de pacientes que estaban en estado de hipnosis.4 Los seguidores de Mesmer promovían ideas acerca de la sugestión hipnó- tica, la cura a través del habla, y la mente sobre la materia. Estas tres ramas de la influencia de Mesmer llegaron a conocerse como la hipnosis, psicoterapia, y pensamiento positivo. En su libro Mesmerism and the American Cure of Souls (El mesmerismo y la cura estadounidense de almas), Robert Fuller describe cómo el mesmerismo cambió las direcciones cuando llegó a Estados Unidos.5 Sus promotores tenían grandes expectativas en cuanto a sus ventajas psicológicas y espirituales. Especialmente los no cristianos le dieron la bienvenida a sus promesas de auto-mejora, experiencia espiritual, satisfacción y logros personales. Fuller dice que el mesmerismo le ofreció a los estadounidenses “un campo enteramente nuevo y eminentemente atractivo para auto-descubrir sus propias profundidades psicológicas” y que “sus teorías y métodos prometían restaurar individuos, incluso quienes no asistían a la iglesia, logrando una armonía con el esquema cósmico”.6 La anticipada posibilidad de descubrir y desarrollar el potencial humano, lo cual emergió con el mesmerismo, estimuló el crecimiento y la expansión de la psicoterapia, el pensamiento positivo, el movimiento del potencial humano, y las religiones de la mente y la ciencia. La descripción de Fuller del mesmerismo en Estados Unidos retrata con precisión la psicoterapia del siglo veinte. El libro de la Asociación Estadounidense de Psicología sobre History of Psychotherapy: A Century of Change (Historia de la psicoterapia: Un siglo de cambios) incluye una sección titulada “Mesmerismo: El comienzo de la psicología estadounidense”, el cual dice:

Los historiadores han descubierto diversos aspectos del mesmerismo y sus ramificaciones que pavimentaron el camino para la psicoterapia del siglo veinte. Promovió ideas que son la quintaesencia de los estadounidenses y se han convertido en las características teóricas permanentes de nuestro panorama psicológico del siglo veinte.7

Dentro de esas “características teóricas” desarrolladas a partir del mesmerismo están las ideas de que (1) “los individuos sufren de dolencias internas, emocionales o espirituales, ocasionadas por problemas personales y depravación espiritual, no por las condiciones políticas y económicas de sus vidas”; (2) “las dolencias emocionales se atribuían a pensamientos impropios, y en general de naturaleza negativa” y el pensamiento positivo “podría directamente afectar el mundo material”, (3) a través de “su tecnología para sanar” las personas podrían experimentar “una transformación mística de la identidad saliendo de un ‘’falso’ yo cotidiano para llegar a un extraordinario ‘’verdadero’ yo”; y (4) “la riqueza personal estaba limitada únicamente por el desarrollo psicológico individual”8 (Itálicas en el original). La influencia de Mesmer llegó a darles ímpetu también a las alternativas religiosas cristianas que tenían una apariencia científica. Es más, su obra estableció la tendencia de medicamentar la mente y reemplazar la religión por el tratamiento y la terapia. Mesmer le dio al mundo otra falsa religión y otra falsa esperanza. El profesor de psiquiatría Thomas Szasz describe la influencia de Mesmer de la siguiente forma:

Si se dijera que la psicoterapia como “técnica médica” moderna tuvo un descubridor, Mesmer sería esa persona. La relación de Mesmer con personas como Freud y Jung es semejante a la de Cristóbal Colón en relación con Thomas Jefferson y John Adams. Colón llegó a un continente que los colonos consecuentemente transformaron en la entidad política conocida como Estados Unidos de América. Mesmer descubrió por casualidad el uso literal de la principal metáfora cientí- fica de sus días, al explicar y exorcizar toda forma de problemas humanos y pasiones, un artefacto retórico que los fundadores de la psicología moderna subsecuentemente transformaron en la entidad seudo-médica conocida como psicoterapia.9

Comienzos de la psicoterapia

La psicoterapia desde su mismo comienzo colocó un manto de dudas sobre el cristianismo. Dos de los inventores más influyentes de la psicoterapia, Sigmund Freud y Carl Jung, cada uno en su propia manera erosionó la confianza en el cristianismo y estableció ideas negativas con respecto a la cristiandad, que aún prevalecen hoy día. Freud (1856-1939) era judío, y Jung (1875-1961) era protestante. Ambos influyeron la fe y afectaron las actitudes de muchas personas concernientes al cristianismo y al rol de la iglesia en cuanto a la sanidad de las almas atribuladas. Freud creía que las doctrinas religiosas eran todas ilusiones, y que la religión es “la neurosis obsesiva universal de la humanidad”.10 Jung, por otro lado, veía a todas las religiones como mitologías colectivas, las cuales no eran reales en esencia, pero sí reales en su efecto sobre la personalidad humana. Para Freud, la religión era la fuente de los problemas mentales, y para Jung la religión, si bien era solamente un mito, era una solución para los problemas mentales y emocionales. Szasz dice lo siguiente, “por lo tanto, desde la perspectiva de Jung las religiones son respaldos espirituales indispensables, mientras que para Freud son apenas unas muletas ilusorias”.11 A medida que las perspectivas de estos dos hombres influyeron la sociedad, muchos cristianos comenzaron a dudar de la efectividad de la Biblia y de la iglesia para tratar con los problemas de la vida. De Freud escuchaban que si uno era religioso entonces estaba enfermo; de Jung escuchaban que la religión era meramente una fantasía necesaria. Si bien Freud argumentaba que las religiones eran engañosas y por lo tanto malignas, Jung contendía que todas las religiones eran ilusiones pero buenas. Ambas posiciones son anticristianas. Una niega el cristianismo y la otra lo trasforma en una mitología. ¿Cómo es que Freud y Jung llegaron a esas conclusiones sobre la religión? Según Atwood y Tomkins, “...todas las teorías de la personalidad siempre contarán con las influencias subjetivas y personales del teorista”.12

Según Szazs, “la imagen popular es que Freud era alguien instruido, emancipado, e irreligioso, quien con la ayuda del psicoanálisis ‘’descubrió’ que la religión es una enfermedad mental puramente ficticia”.13 Mencionamos anteriormente que cada teoría psicológica surge en forma muy subjetiva, en base a las experiencias personales del individuo que las formula. Szasz dice, “una de las motivaciones más fuerte en la vida de Freud era el deseo de vengarse del cristianismo por su tradicional antisemitismo”.14 También muestra cómo Freud hizo que su hostilidad hacia la religión pareciera una conclusión objetiva extraída del campo de la ciencia. Él dice, “no existe respaldo científico alguno que justifique la hostilidad de Freud hacia la religión establecida, a pesar de que él intentó con vehemencia fingir que sí lo había”.15 Freud, con toda seguridad, no fue un observador objetivo de la religión. Según Szasz, era un hombre que incorporaba sus sentimientos personales hacia los cristianos en una supuesta teoría científica sobre todas las religiones. Si bien Freud creció en un hogar judío, Jung fue educado en un hogar cristiano y su padre era pastor. Jung escribió sobre sus primeras experiencias con la Comunión Sagrada (Santa Cena), lo cual parece estar relacionado con sus ideas posteriores que las religiones son meros mitos. Él dice:

Lentamente comencé a entender que esta Comunión había sido una experiencia fatal. Me resultaba vacía; más que eso, me resultaba una pérdida total. Sabía que nunca podría volver a participar de esta ceremonia. “Para mí esto no es religión en absoluto”. Pensé. “Es una ausencia de Dios; la iglesia es un lugar donde no debería ir. No hay vida allí sino muerte”.16

Debido al malentendido fundamental de Jung, el cristianismo, la iglesia, y la Comunión Sagrada le parecían cosas vacías y muertas; a partir de este significativo incidente, Jung bien podría haber negado todas las religiones como lo hizo Freud, pero no lo hizo. Evidentemente vio que la religión es muy significativa para muchas personas. Por lo tanto, las aceptó a todas, pero únicamente como mitos. Su elección de considerar a todas las religiones como mitos fue posteriormente influida por su perspectiva en el psicoanálisis. Según Viktor Von Weizsaecker, “C. G. Jung fue el primero en entender que el psicoanálisis estaba dentro de la esfera de la religión”.17 Como para Jung el psicoanálisis en sí mismo era una forma de religión, no podía rechazar todas las religiones sin rechazar a la vez al propio psicoanálisis. Luego que Jung repudió el cristianismo, se involucró en la idolatría y lo oculto. Él renombró y reemplazó todo lo que tenía que ver con el cristianismo bíblico con su propia mitología y arquetipos. A medida que desarrolló sus teorías, sus arquetipos fueron tomando forma y les sirvieron como espíritus familiares. Uno de esos espíritus familiares que ayudó a Jung a desarrollar sus teorías fue Filemón.18 Jung también participó en la práctica oculta de la necromancia. Hizo de la Escritura algo mitológico y redujo las doctrinas básicas de la fe cristiana a un gnosticismo esotérico. Freud también estaba involucrado en la idolatría y lo oculto. Coleccionó un gran número de artefactos de la Antigua Grecia, romanas, orientales y egipcias, con las cuales formaba filas de estatuillas en su escritorio y alrededor de su oficina. Una persona que conocía bien la familia dijo con respecto a Freud, “los artefactos no eran meramente decorativos. Usaba algunos de ellos para ayudarle a escribir”.19 Un escritor sugiere lo siguiente:

Lo que Freud podía estar practicando... era una forma antigua de magia en la cual las estatuas consagradas representaban espíritus o poderes transpersonales que involucraban al mago en diálogos imaginarios que le proveían de un conocimiento invaluable. Dichas prácticas mágicas eran bien conocidas en el Antiguo Egipto, Grecia, y Roma, y las estatuillas que Freud poseía pudieron haber sido usadas para tales prácticas por sus contemporáneos.20

Tanto Freud como Jung volcaron su propia experiencia en su sistema de creencia llamado Psicoanálisis. Freud negaba la espiritualidad del hombre e identificaba la religión como una ilusión, denominándola una neurosis. Jung, por su parte, intentaba denigrar la espiritualidad al presentar toda religión como mitología y fantasía. Muchos psicoterapeutas contemporáneos no se han alejado demasiado de esas dos posiciones. A menudo presentan la religión como una enfermedad en el peor de los casos, y como un mito en el mejor de ellos. Freud y Jung tuvieron seguidores muy entusiastas que ayudaron a promover sus ideas. Es más, los medios de comunicación ayudaron al brindar una publicidad sin reparos al movimiento psicoanalítico a través de libros, películas, y televisión, haciendo que esta manía de alguna forma se romantizara. El mundo académico también apoyó la causa del pensamiento psicoterapéutico, ya que no pudo identificar las carencias de esta nueva secta. Incluso la medicina no obvió a la psiquiatría, incorporándola como una especialidad médica. Lo peor de todo es que los líderes eclesiásticos ayudaron a propagar las teorías de Freud y Jung al aferrarse a las ideas que les parecían buenas e ignorando el resto, sin poder discernir el cáncer anticristiano que devoraría el alma misma de la iglesia. Al abandonar la confianza en Dios, Freud, Jung, y otros teoristas, condujeron a sus seguidores en la búsqueda de encontrar respuestas a los problemas de la vida contando con las limitadas ideas y estándares de los hombres. Desarrollaron así una filosofía, una psicología, y una psicoterapia de auto deificación. En la corriente psicoanalítica, conductista, humanista, y existencialista, las acciones, palabras y pensamientos están dirigidos inevitablemente hacia adentro. En la corriente psicoanalítica, el inconsciente y sus sendas a través de la libre asociación y los sueños constituyen la doctrina de su fe. En la corriente conductista se enfatiza que el hombre es como un animal, dejando la espiritualidad a un lado. En la corriente humanista, el yo en su senda de experiencia directa y sentimientos son la esencia de la salvación. En la corriente existencialista, el yo aún es glorificado, pero a un nivel más elevado de exaltación con la denominada consciencia superior como su meta suprema.

Sistemas opuestos de creencia

Debido a que se apoyan en diferentes cimientos, se mueven en direcciones opuestas y descansan en sistemas opuestos de creencia, la psicoterapia y el cristianismo no son en la actualidad, ni lo fueron nunca, compañeros naturales en cuanto a la sanidad de las almas atribuladas. La “fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3) fue cambiada por una fe sustituta, a menudo disfrazada como medicina o ciencia, pero basada sobre el fundamento del humanismo que está en directa contradicción con la Biblia. Al considerar la relación entre la psicoterapia y la religión, el Dr. Jacob Needleman observa lo siguiente:

La psiquiatría moderna surgió de la visión que el hombre debe cambiar por sí mismo y no depender de la ayuda de un Dios imaginario... principalmente a través de las enseñanzas de Freud y a través de las energías de aquellos a los que él influyó. Fue así que la psiquis humana fue quitada de las manos de la religión organizada y la situaron en el mundo de la naturaleza como un tema para el estudio científico.21

Desde su comienzo mismo, la psicoterapia se desarrolló como un medio alternativo de sanidad, no como una adición o complemento al cristianismo ni a ninguna otra religión. La psicoterapia no sólo se ofrece como un método alternativo sustituto para las almas atribuladas, sino también como una religión sustituta. El Dr. Arthur Borton dice, “la psicoterapia... promete la salvación en esta vida al igual que la teología la promete en la vida futura”.22 Al hablar sobre lo que la psicoterapia ha hecho con la religión, Szasz dice:

...la contrición, confesión, oración, fe, resolución interna, y otros innumerables elementos son expropiados y renombrados como psicoterapia; por otro lado ciertas prácticas, rituales, tabúes, y otros elementos de la religión son menospreciados y destruidos como síntomas de enfermedades neuróticas o psicóticas.23 Refiriéndose al reemplazo de lo bíblico por lo psicológico Szasz dice:

Habiendo recibido una educación clásica, Freud y los primeros freudianos remodelaron estas imágenes y las renombraron, haciéndolas pasar como enfermedades médicas que requerían tratamiento. Esta metamorfosis ha sido ampliamente aclamada en el mundo moderno como si fuera un descubrimiento científico de gran valor. Cuando en realidad sólo se trata de una astuta y cínica destrucción de la espiritualidad del hombre, reemplazándola por una “ciencia de la mente” positiva.24

No sólo se trata de la “destrucción de la espiritualidad del hombre” sino de la destrucción de la religión misma. Szasz dice además que la psicoterapia: ... no es meramente indiferente a la religión, es implacablemente hostil hacia la misma. Aquí yace una de las supremas ironías de la psicoterapia moderna: no es meramente una religión que finja ser una ciencia, es en realidad una religión falsa que procura destruir la religión.25

Él advierte sobre la “implacable resolución de la psicoterapia de robarle a la religión tanto como pueda, y de destruir lo que no pueda robar”.26 Muchos psicoterapeutas estarían de acuerdo con la siguiente respuesta dada por un psiquiatra al cual se le preguntó si había un conflicto o compatibilidad entre la religión y la psicoterapia.

La psiquiatría entra en conflicto únicamente con aquellas formas de religión que enfatizan la doctrina del pecado original. Cualquier creencia que tienda a enfocarse en el concepto que el hombre es por naturaleza malo, entra en conflicto con el enfoque básico que el humanismo tiene de los problemas, el cual los psiquiatras deben seguir.27 La perspectiva de Dios con respecto al hombre, según la Biblia, no es compatible con la perspectiva psicoterapéutica. La condición bíblica del hombre tampoco es aceptada o promovida por rama alguna de la psicoterapia.

La psicoterapia intenta destruir la religión siempre que puede, y cuando no puede, intenta negociar con ella. Como resultado ha surgido un vacío sobrenatural, y la necesidad de creer en algo ha sido satisfecha al convertir el ritual de la psicoterapia en una religión. La psicoterapia ha menospreciado y prácticamente reemplazado el ministerio de la iglesia a favor de los individuos atribulados. Durante este tiempo, los pastores han sido devaluados y han sido intimidados para que encaminen sus ovejas a ministros que a su vez sean psicoterapeutas profesionales. Muchas personas ya no procuran la ayuda de los pastores o de sus hermanos en la fe; tampoco buscan en la Biblia las soluciones espirituales para los problemas mentales, emotivos, o de comportamiento. Szasz nos dice que “el psiquiatra reemplaza al sacerdote como médico del alma”.28 Los psicoterapeutas no sólo han reemplazado a los pastores y al sacerdocio de todos los creyentes, sino que se han convertido ellos mismos en algo así como dioses. Un libro se refiere “al ‘’efecto Jehová’, en el cual el terapeuta vuelve a crear a los pacientes a su propia imagen”.29 Ese libro revela que los pacientes que se vuelven cada vez más como sus terapeutas son evaluados por el terapeuta como los que más evolucionan. Los psicoterapeutas han alcanzado el nivel de la adoración, el misterio, y lo divino, lo cual en un cierto momento se le atribuía al clero. Se han convertido en ídolos, ya que supuestamente tienen las llaves de la salud mental y entienden todos los misterios mentales de la vida. El siclo de engaño es completo. El psicoterapeuta le ofrece a la humanidad una religión sustituta que es menos exigente, menos disciplinada, y más centrada en el yo, porque en eso consiste la psicoterapia; es una falsa solución para los problemas mentales, emocionales, y de comportamiento, porque ese es el método psicológico; es otra representación de Dios, porque en eso se ha convertido el psicoterapeuta. Hoy día, las personas engañadas acuden a esta religión sustituta para exponerse a las ideas y soluciones que brinda, las cuales no pueden demostrarse. Se apilan ante un Sumo Sacerdote falso y adoran en altares extraños. A la gente le fascina esta imagen falsa del psicoterapeuta como sacerdote y la terapia como teología.

Diferentes sistemas de moralidad

La psicoterapia no es neutral. Implica valores y una moral. Con respecto al tratamiento, Szasz dice que “las intervenciones psicoterapéuticas no son médicas, sino morales en su carácter”.30 Robert Watson y Stephen Morse dicen lo obvio, que “los valores y los juicios morales siempre jugarán un rol importante en la terapia, independientemente de lo mucho que se esfuerce el terapeuta para dejarlos a un lado”.31 La vasta variedad de estándares morales dentro del marco psicoterapéutico se originan de los conceptos humanos sobre la moralidad. Las psicoterapias tienen una moralidad y un sistema de valores que son relativos, cambiables, y poco confiables, y básicamente desacreditan a Dios y a su Palabra. Los psicoterapeutas a menudo intentan liberar a los pacientes de sus sistemas morales al cambiar los estándares que se amoldan a la persona, ya que no reconocen los estándares espirituales de moralidad ni los medios bíblicos de lidiar con la culpa. Incluso si el terapeuta es cristiano, las teorías psicoterapéuticas socavarán los valores y la moral que son distintivamente bíblicas. La psicoterapia no puede lidiar en forma adecuada ni con la moralidad ni con la culpa. Tampoco puede guiar a una persona a que viva una vida bíblicamente saludable y virtuosa.

¿Cura de almas o cura de mentes?

Desde sus comienzos, la iglesia cristiana ha ministrado a aquellos que sufren los problemas de la vida. El ministerio incluye la evangelización de los perdidos, la salvación de las almas, y la santificación, lo cual implica el crecimiento espiritual a través de las dificultades del diario vivir. La psicoterapia ofrece tanto un sustituto para la salvación como un sustituto para la santificación. La cura bíblica de las almas ministra a cada creyente en cada aspecto de la vida y depende de la Palabra de Dios, la cual describe tanto la condición humana como el proceso de mejoría de las mentes atribuladas. Durante siglos hubo oración y un misterio de sanidad que lidiaban con todas las perturbaciones mentales y emocionales. Este proceso era conocido como la “cura de almas”. John T. Mc.Neill en A History of the Cure of Souls (Una historia de la cura de las almas) describe este ministerio como “el tratamiento curativo y sustentador de las personas en aquellos asuntos que van más allá de los requerimientos de la vida animal”.32

Un aspecto en el proceso de la cura de almas tiene que ver con el pecado como algo que está en la raíz de los problemas mentales, emocionales, y de comportamiento, e incluye el perdón dentro de la sanidad, logrado a través del arrepentimiento y la confesión. Sin embargo, la cura de almas incluye actividades espirituales que estimulan el crecimiento espiritual, por lo tanto lidia con problemas mentales, emocionales, y de comportamiento, es decir no orgánicos. La cura de almas también implica un cambio interno a través del arrepentimiento del pecado, lo cual lleva a un cambio de mentalidad, de corazón, de manera de pensar, y de comportamiento. La cura de almas, que en su momento era un ministerio vital en la iglesia, fue eclipsada por la cura de las mentes (terapias). Este cambio de la sanidad bíblica a la sanidad psicológica se llevó a cabo en forma sutil y sin llamar mucho la atención. Comenzó en el mundo secular, luego, como una pequeña termita se infiltró e infectó toda la iglesia. Los autores de Cults and Cons notan este cambio.

Para muchos, la religión tradicional ya no ofrece respuestas relevantes, y cada día más personas procuran respuestas en paquetes nuevos y extraños. Miles, si es que no millones, se están volviendo a esa parte de la psicología que promete la respuesta y un viaje sin esfuerzo y sin dolor a la Tierra Prometida, lo cual satisface a la perfección nuestra necesidad actual y prevaleciente de soluciones rápidas para problemas difíciles33 (Itálicas en el original).

Martin Gross dice lo siguiente:

Cuando el hombre educado pierde la fe en la religión formal, se requiere una creencia sustituta que tenga la misma reputación en la última parte del siglo veinte que tenía el cristianismo en la primera parte del siglo. La psicología y la psiquiatría hoy día han asumido ese rol.34

Carl Rogers admite, “sí, es cierto, la psicoterapia es subversiva... la terapia, las teorías y las técnicas promocionan un nuevo modelo de hombre contrario a lo que ha sido aceptado tradicionalmente”.35 Bernie Zilbergeld, en su libro The Shrinking of America: Myths of Psychological Change dice:

La psicología se ha convertido en alguna forma en una sustituta de las antiguas creencias. Las antiguas escuelas de terapia ofrecen visiones sobre la buena vida y cómo vivirla, y aquellos cuyos ancestros encontraban consuelo en las Palabras de Dios y adoraban en los altares de Cristo y Jehová, ahora obtienen su solaz por medio de la adoración en los altares de Freud, Jung, Carl Rogers, Albert Ellis... y una multitud de autoridades semejantes. Mientras en el pasado la referencia común era la Biblia y sus comentarios o comentaristas, la referencia común hoy día es el lenguaje terapéutico y las historias de éxito que principalmente provienen de personas seculares.36

Christopher Lasch sostiene que “ el clima contemporáneo es terapéutico y no religioso”, y dice, “la gente hoy día no tiene hambre de una salvación personal... sino de un sentimiento, de una ilusión momentánea, o de un bienestar personal, de riqueza y de seguridad psí- quica”.37 Lasch también dice, “medicamentar la religión facilitó el nuevo enfoque entre la religión y la psiquiatría”.38 Dentro de la iglesia se llevó a cabo una transición en la cual la gente aceptó el nuevo mensaje. Ese nuevo mensaje era un mensaje psicológico sobre la condición humana, carente de los principios bíblicos básicos y, en ciertas instancias, salpicado con las suficientes palabras bíblicas como para que sonara cristiano. Muchos en la iglesia ignoraban el verdadero significado de este mensaje y aceptaron la nueva fe en la psicoterapia. Como resultado, la psicología del yo se tornó la norma, la fe en el yo se convirtió en el credo, y las verdades fundamentales y eternas fueron dejadas a un lado. Con el surgimiento de la ciencia y la tecnología, la iglesia se ha vuelto más materialista y está más influida por la experiencia que por la Palabra. Como la psicoterapia fue adjuntada a la ciencia y a la medicina, se convirtió en algo atractivo para la iglesia, ya que parecía ser un medio legítimo de aliviar el alma atribulada. Para nuestra vergüenza, la mayoría de los líderes eclesiásticos han evitado investigar la esencia y el valor de la psicoterapia y ciegamente han aceptado y promovido sus teorías y prácticas. Parecerían tener miedo a rechazar el así denominado modelo científico y médico de la cura de las mentes. Al mismo tiempo, la iglesia ha abandonado una de sus responsabilidades más vitales para con sus miembros, al abandonar el ministerio de la cura de las almas, como si estuvieran cometiendo un error gigantesco con la misma.

¿Pecado o enfermedad?

Si bien la iglesia en una época creía, hablaba, y practicaba la cura bíblica de las almas, ha cambiado su fe por una cura secular de las mentes. Szasz con muchas habilidad describe cómo es que se vive este cambio, “...una vez que el alma fue desplazada por la mente, y la mente fue presentada con certeza como una función del cerebro, la gente comenzó a hablar de la ‘’cura de las mentes”’.39 El cerebro es un órgano físico, la mente no. Con este giro semántico sutil, la mente (disfrazada como un órgano físico) fue elevada a un concepto cientí- fico y médico en contraste con el alma, la cual es una realidad teológica. Se tuvo que decidir entonces entre un concepto denominado científico y otro teológico. Al mismo tiempo que ese órgano físico (el cerebro) se confundió con un atributo humano no físico (la mente), se produjo otro cambio. Si bien la iglesia había creído que existía una relación entre el pecado y las circunstancias de la mente, las emociones, y el comportamiento, los psicoterapeutas presentaron el concepto médico de la enfermedad para explicar los problemas de la vida. Muchas personas fácilmente aceptaron la palabra enfermedad para referirse a los problemas mentales, emocionales, y de comportamiento, ya que parecía ser una forma “amorosa” y “comprensiva” para referirse al sufrimiento humano. Sin embargo, el sufrimiento mental y emocional, así como el comportamiento problemático, no son sinónimos de una enfermedad, a pesar de que tales sufrimientos puedan ser acompañados por una enfermedad biológica. Uno de los principales propósitos que tuvo Szasz para escribir The Myth of Psychotherapy (El mito de la psicoterapia) fue éste:

Trataré de mostrar cómo, con el declive de la religión y el crecimiento de la ciencia en el s. XVIII, la cura de las almas (pecaminosas), lo cual era una parte integral de las religiones cristianas, fue recatalogado como la cura de las mentes (enfermas), y llegó a ser una parte integral de la ciencia médica.40

Las palabras pecaminosa y enferma en paréntesis son del autor Szasz. Estas dos palabras muestran el giro notorio que dejó la cura de almas a un lado, sustituyéndola por la cura de las mentes. Existe un serio problema cuando la gente confunde el pecado con la enfermedad. Dicha confusión de palabras conduce a una forma errónea de pensar, y precisamente esta confusión y error era parte de lo que prácticamente puso fin al ministerio de la cura de almas en la iglesia. A través de un giro semántico, la mente fue confundida con el cerebro y la enfermedad reemplazó el concepto de pecado. Como resultado, el proceso subjetivo y teórico de la psicoterapia en su totalidad se escondió a salvo en el campo de la ciencia y la medicina. En realidad, la psicoterapia está mal catalogada como medicina, y en cuanto a la ciencia, no es más que una impostora. La receta era sencilla. Reemplazar la cura de las almas con la cura de las mentes al confundir una abstracción (mente) con un órgano biológico (cerebro); luego había que convencer a las personas que la sanidad mental y la sanidad médica eran lo mismo. Para esto, lo que era una teoría se disfrazó como un hecho. Se le llamó ciencia y se le puso junto a la medicina, y con estos elementos se logró el objetivo. Con el surgimiento de la psicoterapia, hubo un declive en el ministerio de la cura de las almas hasta lograr que hoy día prácticamente no exista. La psicoterapia secular se ha difundido tanto que Szasz dice, “en realidad la psicoterapia es un nombre moderno, el cual suena a algo científico, para lo que solía llamarse la ‘’cura de las almas”’.41 Por lo tanto, tenemos la caparazón sin el poder, sin la vida, y sin el Señor.

Aceptando el agua viva

cristianismo es la fe en un Señor vivo y en su Espíritu Santo que mora en nosotros. El cristianismo abarca la vida entera: cada día, cada acción, cada decisión, cada pensamiento, cada emoción. No se puede tratar a un cristiano en forma adecuada si se deja a un lado al Espíritu Santo y al cuerpo de Cristo. Tampoco se debería separar la mente, voluntad, emociones o comportamiento de lo que la persona cree. Por demasiado tiempo ya los cristianos han buscado en la iglesia las respuestas a sus preguntas teológicas, pero han buscado en otras partes respuestas para los problemas de su vida. Los cristianos que tienen al Espíritu Santo morando en sus vidas son seres espirituales, por lo tanto necesitan soluciones bíblicas, no meros intentos psicológicos. Es entendible que el mundo rechace el agua viva al procurar entender y ayudar a individuos que sufren de problemas en la vida. Sin embargo, a medida que el mundo rechazó las respuestas bíblicas, la iglesia comenzó a dudar de su propia doctrina como el pecado, la salvación, y la santificación en el área de sus problemas mentales, emocionales, y de conducta. Muchos ministros incluso dejaron su rol como pastores para convertirse en psicoterapeutas licenciados. Durante el siglo XX, la psicoterapia desplazó el alma del hombre por la mente y reemplazó la cura de las almas con la cura de las mentes. El método psicológico ha usurpado el lugar de lo espiritual, las opiniones psicológicas de los hombres han contaminado la Palabra de Dios, e incluso los cristianos acuden a la psicoterapia en lugar de la santificación para lidiar con los problemas de sus almas. Es nuestra posición que la Biblia provee tanto una base espiritual para el crecimiento cristiano como una solución espiritual para los problemas mentales, emocionales, y de comportamiento. La verdadera salud mental implica la salud espiritual y moral así como el bienestar emocional. Es hora que los cristianos tengan una perspectiva renovada de la Biblia y de las provisiones que Dios nos brinda para la salud y la sanidad mental, emocional, y de comportamiento. La Biblia nos brinda un medio para ministrar a todos aquellos que sufren, ya sea mentalmente o médicamente. Pero, cuando uno sufre problemas que no son orgánicos, la cura de las almas es verdaderamente suficiente para ministrar a dichas personas, y la psicoterapia no tiene nada que hacer allí.

Los cristianos son nuevas criaturas en Cristo, en los cuales habita el Espíritu Santo. Han nacido de nuevo a una nueva vida y deben caminar según el Espíritu no según la carne (Romanos 6:4; Gálatas 5:16). A partir del momento de la salvación, los creyentes entran en el proceso de santificación, en el cual tienen muchas oportunidades de crecer en la fe y en el conocimiento del Señor Jesucristo. La santificación abarca la persona en su totalidad, a través del Espíritu, que es el elemento más profundo y significativo de la existencia de uno. La Palabra de Dios se aplica a todo aspecto de la vida cotidiana, lo cual incluye las actitudes mentales y las relaciones interpersonales. Es viva y poderosa para cambiar a las personas desde adentro hacia fuera. Además de la Palabra de Dios, los cristianos tienen la Palabra viva, Jesucristo, el cual nunca les dejará carentes en cuanto a las provisiones diarias de sabiduría, dirección y ayuda (Hebreos 13:5). El apóstol Juan describe a Jesús como “la luz de los hombres”, la fuente misma de la vida y el amor (Juan 1:4). La Palabra escrita de Dios y la Palabra viva hacen que la gente esté completa y viva una viva santa según Dios, en vez de según las maquinaciones humanas. La psicoterapia puede abarcar un profundo problema espiritual, pero no puede transformar la espiritualidad de una persona. Las teorías y terapias psicológicas procuran arreglar el yo no regenerado y no cristiano y/o al cristiano que vive en base al propio esfuerzo de su naturaleza carnal, porque tan sólo puede manipular la carne. La psicoterapia está limitada a lidiar con lo que la Escritura denomina el “viejo hombre”, que es la propia naturaleza que debe ser reemplazada con lo que la Biblia llama “el nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:24). Dios no procura arreglar al “viejo hombre”. En lugar de eso considera al viejo hombre como muerto y enterrado y le da al hombre una nueva naturaleza, que es espiritual y que está centrada en Cristo.

Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado... Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro (Romanos 6:6,11).

La descripción de un cristiano por lo tanto es: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Lo que la psicoterapia intenta mejorar o sanar, Dios ya lo ha condenado.

 

 

6 Corrientes Contaminadas

Corriente psicoanalítica

La primer corriente contaminada es el modelo psicoanalítico, el
cual está basado en la obra de Sigmund Freud. Él creía que aquellos
que bebían del río de agua viva estaban enfermos. Así que decidió
crear otra corriente, enfatizando el factor mental del comportamiento
humano y definiendo al individuo como alguien que era dominado
por sus motivaciones instintivas, biológicas, y por sus deseos y motivaciones inconscientes. Algo básico en esta perspectiva es la creencia
que nuestro comportamiento se determina a una edad muy temprana.
Esta idea es conocida como determinismo psíquico, lo cual es contrario al concepto bíblico de la responsabilidad personal y la elección.


Corriente conductista


La segunda corriente es el modelo conductista, el cual principalmente enfatiza el determinismo. Este modelo rechaza el estudio introspectivo del hombre y enfatiza el comportamiento externo y observable. En vez de explorar el fenómeno psíquico e interno como el
origen de ciertas cosas, se concentra en los resultados exteriores del
comportamiento. Y mientras el modelo psicoanalítico habla del determinismo psíquico, el modelo conductista propone el determinismo
físico, genético y del medio ambiente. Dos nombres que están asociados con este modelo son los de John Watson y B. F. Skinner.

Corriente humanista


La tercer corriente contaminada de la psicología es el modelo humanista del hombre. Emergió como una “tercera fuerza”
en la psicología, durante los años 60 y bajo el liderazgo de
Gordon Allport, Abraham Maslow, y Carl Rogers. Caso contrario a las dos primeras corrientes, el modelo humanista considera que los hombres son libres y autodirigidos en lugar de
determinados. El tema unificador de este modelo es el yo, lo
cual implica el auto-concepto, la individualidad, la búsqueda
de valores, la satisfacción personal, y el potencial para el crecimiento personal. A nivel superficial suena muy bien, pero el enfoque está en el yo más que en Dios; la fuente de crecimiento es el yo, en vez de ser el río de agua viva.


Corriente transpersonal


La cuarta corriente contaminada es el modelo existencialista o
transpersonal del hombre. Este modelo, al igual que el modelo
humanista, considera que el hombre es un agente libre quien es
responsable de su propia vida. Coloca la fe en la experiencia interna del individuo para así poder lidiar con sus problemas más
profundos. Un tema importante del modelo existencialista es el
de la muerte. Esta corriente explora temas tales como qué viene
después de la muerte, el significado de la muerte, y el propósito y
valor de la vida. Si bien el modelo existencialista presenta una
perspectiva religiosa del hombre, estimula al individuo a deshacerse de los patrones antiguos para crear sus propios valores, su
propia religión, y su propio dios. Los psicoterapeutas existencialistas critican a cualquiera que dependa de algún credo religioso o
autoridad fuera de sí mismo.1
Es sorprendente que le llevó tanto tiempo a la psicoterapia “descubrir” la naturaleza religiosa del hombre. En sus comienzos, la psicoterapia trataba a la religión como una debilidad o falla por un lado, o
como un mito por otro. Sin embargo, el hecho que la psicoterapia
haya advertido la naturaleza religiosa del hombre, no significa que
esté llevando a la gente a Dios. La psicoterapia no conduce a la gente
a adorar al Dios de Abraham, Isaac y Jacob; ni tampoco estimula a
que se crea en la Biblia como la Palabra inspirada de Dios.
A través de la historia de la psicoterapia hemos visto el surgimiento y el declive de una teoría tras otra, una promesa tras otra,
una esperanza de éxito tras otra, y una corriente psicológica contaminada tras otra. Podemos ver entonces cómo las cuatro fuerzas de la psicoterapia asumen posiciones que son realmente contrarias. Pasamos del rechazo de Freud a la religión como si se
tratara de una ilusión, a las nuevas combinaciones de religión y
psicoterapia. La psicoterapia ha pasado de tener una dependencia
del mundo natural como si fuera la única realidad en la vida a una
inclusión de la espiritualidad como una necesidad.

Esta cuarta corriente de la psicoterapia es una religión sin un credo, y una fe sin un Dios personal. Si bien es un antídoto contra el materialismo, niega los absolutos bíblicos y establece la divinidad del yo.
Enfatiza una divinidad interna que existe en cada persona y generalmente rechaza el concepto del pecado original. Es un pobre sustituto
del cristianismo, pero ha sido aceptado por aquellos que han rechazado o no conocen la verdad. Las personas tienen un vacío espiritual en
el centro de su ser, el cual debe ser llenado si quieren estar completas.
La cuarta fuerza de la psicoterapia es apenas un sustituto para la realidad de Dios.
Muchos se alejaron de la religión hasta que el vacío de sus vidas finalmente los hartó. Hoy día, en lugar de volverse al único y verdadero
Dios del universo, siguen a los dioses falsos inventados por las mentes humanas. En lugar de buscar a Dios, su Creador, muchos están
buscando al hombre como el creador de dioses y terminan reemplazando un vacío por otro. El Dr. Abraham Maslow es un ejemplo de
esa tendencia.
Si bien Maslow es considerado como uno de los principales promotores de la psicología humanista, el creía que era meramente una
piedra de apoyo para la psicología transpersonal o espiritual. Él predecía que se iba a dejar a un lado el centrarse en el yo para centrarse
en el cosmos, pasando de la auto-transformación a la transformación
espiritual. Él dice:
Considero que la tercera fuerza de la psicología, la humanista, es
transicional. Consiste en una preparación para una cuarta psicología
más elevada, transpersonal, transhumana, centrada en el cosmos
más que en las necesidades e intereses humanos, lo cual va más allá
de lo humano, de la identidad, de la autorrealización, y cosas similares2 (Itálicas en el original).
La historia demostró que Maslow estaba en lo correcto.
En su artículo “A New Age Reflection in the Magic Mirror of
Science (Una reflexión de la Nueva Era en el espejo mágico de la
ciencia)”, la Dra. Maureen O´Hara dice:
Es significativo recordar que el actual movimiento de la Nueva Era
tiene sus orígenes en la contracultura en la década del 60 y princi pios del 70. La primera inspiración vino de los escritos de Abraham
Maslow, Eric Fromm, Rollo May, Carl Rogers, y otros.3


Nadie necesita una cuarta corriente con psicoterapeutas que tienen
orientación religiosa para saber acerca de la naturaleza religiosa del
hombre. La iglesia lo ha sabido todo el tiempo. Es más, los terapeutas
transpersonales tienen un dios diferente y un evangelio diferente. Lo
que la gente necesita es volverse al río de agua viva provisto por nuestro Creador y Sustentador.


Aguas mezcladas


De las cuatro corrientes contaminadas fluyen más de 400 enfoques
psicoterapéuticos. Es de estas cuatro corrientes y de los muchos enfoques psicoterapéuticos (que a menudo se contradicen entre sí), que
los psicólogos cristianos extraen agua contaminada de nociones psicológicas e intentan mezclar esa poción con la Palabra de Dios.
El apóstol Pablo advierte, “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también
sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será
conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14-15). Un ángel de luz es
aquel que parece ser justo pero que en realidad no lo es. Jesús usó la
expresión “sepulcros blanqueados” para describir a los escribas y fariseos. Parecían ser muy hermosos por fuera pero estaban llenos de
huesos por dentro.
Algunas psicoterapias son similares a esto. Parecen ser muy cristianas en doctrina y principios, pero si se las examina más de cerca únicamente contienen ideas de hombres pecaminosos. Algunas incluso
contienen una “apariencia de piedad” pero carecen del poder y la realidad de la verdadera piedad. Pero, debido a que parecen ser cristianas
en la superficie, los cristianos las aceptan de la misma forma que algunos son arrastrados por sectas religiosas.
Estas psicoterapias les resultan atractivas a los cristianos debido a su énfasis en la auto-superación, crecimiento, y cambio. En
la superficie todas suenan muy bien y a menudo parecen ser oro,
plata, y piedras preciosas. Sin embargo, todas ponen al yo en el
centro. El yo es elevado y se predica así un nuevo catequismo de sanidad, basado en mí, mí mismo, y yo. Pablo predijo: “También
debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrán hombres amadores de sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,
ingratos, impíos” (2 Timoteo 3:1-2). Todas estas psicoterapias elevan el yo y lo hacen con mucha astucia. Disfrazan el amor propio
y la auto-indulgencia con expresiones tales como “estoy bien-tú
estás bien” y “auto-consciencia”. Todas niegan la autoridad de la
Biblia y distorsionan las verdades bíblicas. Sin embargo, a pesar
de que prometen esperanza para el futuro, el material con el que
construyen es únicamente madera, heno y hojarasca.


Eclecticismo


Junto con el número creciente de psicoterapias surgió un número
creciente de terapeutas que usan un método ecléctico. El Manual describe la psicoterapia ecléctica de esta forma:


La asunción básica de la psicoterapia ecléctica consiste en que los
pacientes con problemas complejos deben ser tratados usando una
variedad de métodos y técnicas... el eclecticismo implica “seleccionar
conceptos, métodos y estrategias de una variedad de teorías actuales
las cuales funcionan”.4


El Dr. Sol Garfield y el Dr. Allen Bergin han dicho:


La nueva perspectiva consiste en que el extendido dominio de las
principales teorías se ha acabado y hoy día tiene preeminencia una
posición ecléctica.


La popularidad del eclecticismo y la tendencia de los psicoterapeutas de utilizar procedimientos y perspectivas que provienen de más
de una orientación teórica han sido claramente manifestadas en muchas encuestas realizadas en los últimos 15-20 años.5


Uno puede ver el eclecticismo puesto al alcance de los terapeutas
cristianos. Como dice un integracionista:


El hombre es responsable (Glasser) de creer la verdad, la cual llevará a un comportamiento responsable (Ellis) que le otorgará significado, esperanza (Frankl), y amor (Fromm) y servirá como un guía (-
Adler) para una vida efectiva con otros, siendo una persona que se
acepta a sí mismo y a otros (Harris), el cual se entiende a sí mismo (-
Freud), y se expresa en forma apropiada (Perls), y que sabe como
controlarse (Skinner)6 (Paréntesis en el original).


Si bien este tipo de eclecticismo suena lindo, uno obtiene una opinión diferente cuando se da cuenta qué es lo que estas teorías realmente enseñaban: la responsabilidad de Glasser no tiene nada que ver
con Dios o con Su medida de lo bueno y lo malo; Ellis niega la verdad de Dios; la esperanza que Frankl otorga no es una esperanza segura porque está centrada en el hombre; el amor de Fromm está muy
lejos del amor que Jesús enseña y otorga; la guía de Adler es la guía
del yo más que la guía de Dios; la aceptación de Harris deja a un lado
la ley de Dios, Freud difícilmente se entendía a sí mismo y repudiaba
a Dios; la expresión de Perls se enfoca en los sentimientos y en el yo;
y los métodos de Skinner de autocontrol están dirigidos al ser humano como un animal que no tiene alma.
Los psicoterapeutas son eclécticos, pero rara vez le dicen a un paciente cuál método psicoterapéutico están usando. Hemos enlistado y
descrito unos pocos métodos que han sido populares tanto entre los
psicoterapeutas seculares como entre los cristianos. Comenzamos
con Sigmund Freud porque él comenzó el movimiento y debido a
que sus ideas continúan siendo muy prevalecientes. Luego de la sección de Freud, brevemente describimos las teorías de Carl Jung, Alfred Adler, Erich Fromm, Abraham Maslow, Carl Rogers, Albert
Ellis, William Glasser, Thomas Harris, y Arthur Janov. Éstos son
nombres bien populares que elaboraron métodos psicoterapéuticos.
Debido a que los psicoterapeutas se han vuelto más eclécticos, los
nombres individuales se escuchan menos, pero sus ideas y metodologías son muy actuales.

 

 

7 Sigmund Freud y el psicoanálisis

Probablemente ningún individuo ha afectado tanto el pensamiento
del siglo XX como Sigmund Freud. Sus obras han influido la psiquiatría, antropología, obra social, penalogía, y educación, y ha provisto
una fuente aparentemente ilimitada de material para novelistas y dramaturgos. Freud ha creado un “clima totalmente nuevo de opinión”;
ya sea para bien o para mal, ha cambiado el rostro de la sociedad.1

Sigmund Freud es el nombre más prominente en toda la psicoterapia. Es considerado el padre del movimiento de la psicoterapia y sus
ideas están presentes en las teorías y terapias posteriores.
A pesar que muchas de las ideas de Freud están bajo ataque por
numerosos críticos, aun permanece como uno de los teoristas psicológicos más influyentes. Un fascículo reciente de Scientific American
dice “Por qué Freud no está muerto”.2 El artículo demuestra su continua influencia a pesar que algunas ideas específicas de Freud, tales
como el complejo de Edipo, han “perdido la simpatía inclusive entre
los psicoanalistas”. Morris Eagle, presidente de la división de psicoanálisis de la American Psychological Association, quien es profesor
en la Universidad Adelphi dice, “existen muy pocos analistas que siguen todas las formulaciones de Freud”.3 El artículo de Scientific American continúa diciendo:
A pesar de eso, los psicoterapeutas de todas las ramas continúan compartiendo dos creencias básicas de Freud: una es que
nuestro comportamiento, pensamiento y emociones surgen de temores y deseos inconscientes, a menudo arraigados en las experiencias de la niñez. La otra es que con la ayuda de un terapeuta
entrenado podemos entender la fuente de nuestros problemas y
por lo tanto obtener algún alivio.4
Debido a la continua influencia de Freud, ofrecemos una descripción detallada de su enfoque particular, denominado psicoanálisis, y
oramos para que sea útil para todo aquel que quiera discernir cómo el
pensamiento freudiano y su práctica se han infiltrado dentro de la
iglesia, así como también dentro de la consejería cristiana.
Freud desarrolló un complejo conjunto de teorías para describir la personalidad humana y para intentar entender los desórdenes mentales y emocionales. Algo básico en estas teorías es lo que
Freud describió como el área inconsciente de la mente. La parte
inconsciente de la psiquis es lo que está escondido de nosotros y
no está abierto a nuestro conocimiento directo. La analogía que
generalmente se usa es la de un iceberg, con lo cual se dice que la
mayor parte de la mente está sumergida, escondida, y llena de un
vasto material que es poderoso e influyente.
Freud creía que la parte inconsciente de la mente más que la
parte consciente, es la que influye en los pensamientos y acciones
de la persona. De hecho, el creía que el inconsciente no sólo influye sino que también determina todo lo que un individuo hace.
Freud además consideraba que dicho determinismo psíquico se
establecía en el inconsciente durante los primeros cinco años de
vida. Su supuesta evidencia para la existencia del inconsciente se
encuentra en los sueños, fobias y el “lapsus de la lengua” Una fobia es un temor irracional, mientras un lapsus de la lengua es algo
que uno no quería decir.
Desde que Freud propuso la doctrina del inconsciente y las teorías relacionadas con la misma, su obra ha sido ampliamente
aceptada y admirada, y ha influido significativamente la escritura
y el pensamiento del siglo XX. Sin embargo, esta constelación de
teorías sobre la psiquis humana es en realidad únicamente un
conjunto de fantasías personales. Esas teorías fueron elevadas del cargo de fantasía al de hecho, fueron aceptadas como la verdad
del evangelio, y se aplicaron prácticamente a todas las áreas humanas. Recordemos que estamos lidiando con opiniones no demostradas, no se trata de hechos; son ideas, no realidades.
Freud inventó el psicoanálisis como un método para tratar los des-
órdenes mentales y emocionales, y particularmente para investigar lo
que él consideraba la mente inconsciente. El psicoanálisis ha influido
la mayor parte de la psicoterapia contemporánea y es uno de sus sistemas más sagrados. Es apenas uno de los nombres que se le ha dado,
pero es considerado por algunos como el ne plus ultra de las curas y es
conocida como el manantial de la psicoterapia occidental.

Libre asociación y análisis de sueños

El método psicoanalítico supuestamente expone el inconsciente a
través del proceso de la libre asociación y del análisis de los sueños.
En la libre asociación, que es la actividad central del psicoanálisis, el
paciente revela tanto sus pensamientos como sus sueños. A través de
este ritual de verbalización sin límites y de descripción de los sueños,
el individuo teóricamente revela su inconsciente al analista, quien a
cambio supuestamente obtiene un profundo conocimiento de la psiquis del paciente.
La gente continuamente demuestra tanto su confianza como su ignorancia con respecto a la subjetividad del psicoanálisis y otras formas de psicoterapia cuando les preguntan a los terapeutas el significado de sus sueños. La respuesta honesta a cualquier pregunta que
tenga que ver con lo que significa un sueño es que nadie en realidad
lo sabe. En la Biblia, José confiesa que él no podía interpretar sueños,
sino que únicamente Dios podía explicar el significado de un sueño.
Por más que Freud y otros muchos digan poder interpretar los sue-
ños, eso no significa que exista validez alguna en esta práctica.
En el momento actual nadie sabe en realidad lo que significa un
sueño. Las teorías sobre los sueños van desde sus orígenes debido a
motivaciones instintivas a meras actividades electromecánicas.5 El
desafortunado engaño es que los analistas a menudo ofrecen su propia interpretación de los sueños como si fuera una verdad objetiva.
Por consiguiente, este proceso le agrega otra capa de subjetividad a la psicoterapia y muchas personas son más engañadas aún al creer lo
que no es cierto.
Si se le pidiera a un freudiano que definiera en pocas palabras
su teoría sobre los sueños, su descripción sería cumplir los deseos. El
enfoque simbólico del contenido de los sueños y el énfasis de los
conflictos y deseos del inconsciente son centrales en el pensamiento freudiano. Así como Hilgard y otros dicen, “Freud sentía
que los sueños eran influidos por los deseos... en los sueños, los
deseos prohibidos actuaban en formas ocultas o camufladas”.6
Freud podía atribuirle todo tipo de significado a los sueños debido a la elevada naturaleza subjetiva de interpretación de los mismos. Él se otorgaba a sí mismo grandes libertades, al insistir que
los sueños eran tanto un contenido manifiesto como latente. El contenido manifiesto consistía en las imágenes analíticas, pero el contenido latente era el significado escondido en esas imágenes. Por
lo tanto, él podía crear prácticamente cualquier significado, y para
Freud los significados eran altamente sexuales, de manera que se
relacionaran con su teoría de Edipo.
En contraste con las creencias freudianas sobre los sueños, el Dr. J.
Allan Hobson, quien es profesor de psiquiatría en la Escuela Médica
de Harvard dice:
... soñar no es una respuesta al estrés, sino a la consciencia subjetiva de un proceso cerebral regular y casi completamente automático.
Esta es una de las muchas razones para poner en duda la teoría de
Freud de que los sueños son causados por el fluir de los deseos inconscientes.8

Según Hobson, la investigación sugiere que los sueños tienen “causas y funciones que son estricta y profundamente biológicas”. Hobson pregunta, “¿pero por qué los sueños son tan intensamente visuales, y por qué producen un sentimiento de movimiento constante?”
Es allí que relata la explicación freudiana:

Freud pensaba que el origen de este estímulo seudo-sensorial era
un mecanismo para camuflar y censurar, a través del cual la “obra
de los sueños” transformaba un deseo inaceptable o latente del inconsciente en imágenes y los vinculaba en una historia.9
Sin embargo Hobson da un a explicación diferente:

... Las historias en los sueños y los símbolos no son un disfraz, y la
interposición de “modificaciones defensivas” para disfrazar o camuflar sus orígenes, tal y como Freud lo postulaba, es innecesaria. Las
características no sensoriales de los sueños no son una defensa psicológica, así como tampoco son los divagues desorientados de un paciente de Alzheimer.10

No existen bases bíblicas para la teoría freudiana del inconsciente o
para su noción de que los sueños son el cumplimiento de los deseos.
Si a lo científico se le agrega algo no científico, no se está hablando
de ciencia, y si a Dios se le agregan conclusiones no científicas, no se
llega a una verdad bíblica.
Como sucede con casi todos los conceptos terapéuticos, la interpretación de libre asociación es meramente una opinión no demostrada. En realidad es el tipo de teoría más superficial, basada en símbolos inventados y en vagas inferencias. Es una conexión de ideas difusa
y débil, que nunca ha sido probada pero que sin embargo es propagada como cierta. Es una expedición de cacería hacia lo desconocido.
Para demostrar esto y para mostrar la contaminación de la corriente
psicoanalítica de pensamiento, examinemos algunas de las teorías bá-
sicas de Freud.

Complejo de Edipo

La piedra angular del proceso psicoanalítico es un conjunto
de teorías que giran en torno al inconsciente. Dentro de la teoría del inconsciente está la teoría de Freud de la sexualidad
infantil, y dentro del laberinto de la teoría de la sexualidad infantil está su teoría del complejo de Edipo. Para entender de
qué se trata el psicoanálisis, uno debe por lo menos tener un
pantallazo de la teoría de Freud sobre la sexualidad infantil, y
en particular del complejo de Edipo. Nuestro propósito al
describir estas teorías no es el de sorprender o impactar, sino
el de revelar las fórmulas grotescas sobre las cuales se afirma
arrogantemente el psicoanálisis.

La teoría de Freud de la sexualidad infantil ha cautivado las
mentes de muchos y fácilmente estimula la imaginación. El
complejo de Edipo, la teoría dentro de una teoría, es realmente una muestra de subjetividad, distorsión, y razonamiento
deshonesto presentado como verdad. Implica sentimientos de
lujuria, homicidio, e incesto.
Según la teoría de la sexualidad infantil de Freud, los primeros años de la vida determinan todo lo que seguirá a continuación. Freud creía que durante los primeros 5 o 6 años de vida
cada ser humano (desde el comienzo de la humanidad) es confrontado con ciertas etapas de desarrollo. El no poder pasar
exitosamente estas etapas, o el experimentar un trauma en algunas de ellas, supuestamente lleva a un daño inexplicable en
la psiquis del individuo. Freud identificó estas cuatro etapas
como la oral, la anal, la fálica, y la genital.
En un desarrollo normal, estas cuatro etapas se siguen, encadenan, y ocurren a una cierta edad. La etapa oral va desde el nacimiento hasta los 18 meses; la etapa anal va desde los 18 meses a
los 3 años; la etapa fálica va desde los 3 a los 5 años; y la etapa genital va hasta la pubertad. Las cuatro etapas tienen que ver con la
sexualidad, y Freud relacionó las características adultas y los desórdenes mentales y emocionales a las experiencias de la niñez dentro
de estas etapas. Las primeras tres etapas se presentarán aquí (y
particularmente la etapa fálica) con su complejo de Edipo.
Durante la etapa oral de desarrollo, todo se centra en torno de la
boca y sus actividades, que principalmente son chupar, morder, masticar, y escupir. Freud relaciona todo esto con la sexualidad y compara
el chupar con la penetración sexual. También considera que las actividades infantiles tales como el chuparse el pulgar o los dedos del pie
son formas tempranas de masturbación infantil.
Durante la etapa anal, el centro de atención pasa a la parte final
del intestino. Nuevamente aquí, la actividad principal que consiste
en defecar, se relaciona con la sexualidad. Así como se asociaba el
placer con el chupar y el masticar, existe placer en el hecho de
desechar la materia. Según Freud, este acto también tiene que ver
con el placer sexual.
La tercer etapa de desarrollo es denominada la etapa fálica, y el
centro de atención son los órganos genitales. Es en esta etapa que ve mos lo turbia y embarrada que es la corriente psicoanalítica de Freud.
Dentro de esta etapa de desarrollo, Freud identificó lo que denominó
como complejo de Edipo. Él lo consideró uno de sus principales descubrimientos debido a su supuesta aplicación universal. Él dijo, “cada
persona que llega a este planeta enfrenta la tarea de dominar el complejo de Edipo; cualquiera que fracasa en esta tarea se convierte en
una víctima de la neurosis”.11
Debido a que el complejo de Edipo es la interpretación de Freud
de la tragedia griega, Edipo Rey, por Sófocles, examinemos esta leyenda para ver lo que Freud hizo con la misma. La tragedia comienza con una gran multitud que busca ayuda por parte de Edipo, rey
de Tebas, debido a que una misteriosa peste ha inundado la tierra.
Edipo informa a la multitud que ha enviado a Creonte a pedir consejo del Oráculo de Delfos. Creonte regresa diciendo que la peste
terminará cuando el asesino de Layo, el anterior rey de Tebas, sea
encontrado y abatido.
A medida que se desarrolla el cuento, descubrimos que muchos
años antes, el oráculo de Delfos había profetizado que un hijo del rey
Layo de Tebas lo mataría. En respuesta a esta profecía, Layo tomó a
su hijo, atravesó sus pies con un clavo, y lo dejó en una montaña para
que muriera. El niño sin embargo no murió, sino que fue encontrado
por un pastor que lo llamó Edipo. Este pastor llevó a Edipo al rey y a
la reina de Corinto, que no tenían hijos, los cuales lo educaron como
su propio hijo.
Cuando Edipo se hizo joven, procuró obtener información del oráculo de Delfos, el cual predijo que mataría a su
propio padre y se casaría con su madre. Debido a que él
amaba a los padres que conocía, decidió no volver a su hogar, no fuera cosa que cometiera dichas atrocidades. En lugar de eso, se dirigió por otro camino. A medida que viajaba
por los angostos senderos de las montañas, se encontró un
carruaje que iba en la dirección opuesta. Como no había lugar para ambos en el sendero, el conductor del carruaje le
pidió groseramente a Edipo que se hiciera a un lado. Edipo
se puso al costado, pero cuando las ruedas del carruaje pisaron su pie, reaccionó y mató al conductor del carruaje y a su
ocupante. A pesar que Edipo no lo reconoció, el conductor
era su verdadero padre, Layo.
Entonces, luego de llegar a Tebas, Edipo resolvió un acertijo de la
esfinge y fue recompensado con la mano de la reciente viuda, la reina
Yocasta. Sin darse cuenta que era su madre, Edipo se casó. Cuando la
historia llega al final y la verdad entre la relación entre ambos se va a
conocer, Yocasta se ahorca, Edipo se quita los ojos con una alfiler del
vestido de Yocasta y desaparece como un ciego.
La historia es una tragedia clásica en el sentido que el principal
personaje crea su propia destrucción. Sin embargo, contrario al aná-
lisis de Freud, Edipo amó y honró a los padres que le educaron. A
pesar que ciertamente mató a su padre natural y se casó con su propia madre, lo hizo sin saber que él era su hijo. Freud distorsionó
esta leyenda popular para demostrar una idea increíble que es más
un testimonio de su propia imaginación que una verdad universal
sobre la humanidad. Veremos ahora como Freud transformó Edipo
Rey en el complejo de Edipo y como retorció una leyenda llevándola
a una supuesta realidad.
Freud distorsionó esta leyenda al decir que durante la etapa fálica
de desarrollo, cada niño desea matar a su padre y tener relaciones sexuales con su madre, y que cada niña desea matar a su madre para tener relaciones sexuales con su padre. Freud les atribuyó estos deseos
a todos los niños entre las edades de 3 y 6 años. Según esta teoría,
tanto el niño como la niña aman a su madre al comienzo y sienten resentimiento hacia el padre debido a que es un rival en cuanto a la obtención de la atención de la madre. Esta idea persiste en el niño hasta
que finalmente, inconscientemente desea la muerte o la ausencia de
su padre, al cual considera su rival, y quiere tener relaciones sexuales
con su madre.
El sistema es diferente para las niñas sin embargo. Freud decía que
durante su desarrollo temprano, la niña descubre que el niño tiene un
órgano sexual prominente mientras ella solamente tiene una cavidad.
Según la teoría de Freíd, la niña responsabiliza a su madre por su condición, lo cual origina hostilidad. Por lo tanto transfiere el amor que
le tiene a su madre hacia su padre, ya que él tiene este valorado órgano, el cual ella quiere compartir con él en el sexo.
Esta locura todavía no está completa, ya que Freud describe cómo
se resuelve toda esta sexualidad y sensualidad. En la oscura y loca historia de Freud, llena de fantasías e imaginación, el niño resuelve su
complejo de Edipo a través del temor a la castración. El niño, según Freud, inconscientemente teme que su padre cortará su pene como
castigo por el deseo sexual hacia su madre. Este temor hace que el
niño pase exitosamente esta etapa de desarrollo haciendo que desista
o se retraiga de sus deseos lujuriosos inconscientes.
La niña por otro lado, teme que su madre dañará su órgano sexual
debido al deseo que ella tiene hacia el padre. Pero, dentro de la salvajemente distorsionada imaginación de Freud, la niña siente que ya ha
sido castrada y por lo tanto termina deseando el órgano sexual masculino. La ansiedad de la castración femenina conduce a lo que Freud
denominó “envidia del pene”. Según Freud, cada mujer es meramente
un hombre mutilado que resuelve su ansiedad de castración deseando
el órgano sexual masculino.
Para resumir un poco más las bizarras creencias de Freud, algunos analistas aplican aquí un concepto denominado “felación” que surge en la etapa oral del desarrollo. La felación, un
concepto analítico muy reverenciado, significa literalmente
“chupar”. Según estos analistas, una mujer puede estar tan desesperada por tener el órgano sexual masculino que querrá poseerlo con su boca. Según esta teoría, una mujer puede, debido a
su denominada condición mutilada, desear inconscientemente
tomar el valioso órgano con su boca en compensación del pene
que ella desea tener. No existe una declaración complementaria
con respecto al hombre en la etapa fálica de desarrollo. El
chauvinismo extremo de la teoría de Freud se distorsiona más
aún por los analistas que combinan la felación con la envidia
del pene. El concepto de la felación puede ser el prisma mismo
a través del cual un psiquiatra puede analizar una paciente, la
cual seguramente no tendrá sospecha alguna de esto.
¿Puede darse cuenta cómo Freud estableció un sistema de superioridad genital para los hombres e inferioridad para las mujeres? Él no
solamente designó la superioridad sexual masculina, sino que describió a la mujer como alguien mutilado, con una cavidad en vez de un
visible órgano con todo su potencial. ¿Puede ver lo que Freud hizo
con la mitad de la humanidad? La terapia en sí misma enfatiza una especie de sexualidad bizarra que solamente podría originarse en la
mente de un chauvinista masculino. No hace falta decir que la perspectiva freudiana de la humanidad no tiene nada que ver con la Creación, en la cual “y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó... y vio Dios todo lo que había
hecho y he aquí era bueno en gran manera” (Génesis 1:27,31).
Freud avanzó y postuló que si el complejo de Edipo se resuelve adecuadamente, el padre del mismo sexo se convierte
en el modelo del niño. Sin embargo, también creía que si no se
resolvía, podía continuar influyendo el comportamiento subsiguiente a través del inconsciente. Este mito, llevado al nivel de
la realidad, supuestamente explica ciertos desórdenes mentales, emocionales y de comportamiento. La sexualidad infantil
con su complejo de Edipo es la vara divina del psicoanalista.
Su expedición de caza dentro del pasado psíquico es contemplada a través de los lentes de la sexualidad infantil.
Al explorar el tabernáculo del psicoanálisis, pasamos por
el atrio de lo inconsciente y llegamos al lugar santo de la sexualidad infantil, para finalmente llegar al lugar santísimo, es
decir, el complejo de Edipo. Al explorar las teorías de Freud
salen a luz la lujuria, el incesto, la ansiedad de castración, y
en caso de la mujer, la envidia del pene. Además, Freud estaba convencido que todas estas cosas quedaban determinadas
a nivel psicológico a la edad de 5 o 6 años. ¿Podría usted
pensar una explicación más macabra, retorcida e incluso demoníaca para la sexualidad humana y para los desórdenes
mentales que la teoría central de Freud sobre la sexualidad
infantil? El Dr. Thomas Szasz dice, “a través de su habilidad
retórica y su persistencia, Freud consiguió transformar un
mito ateniense en una locura austriaca”. Él denomina esto
“la transformación de Freud de la saga de Edipo, pasándola
de leyenda a lunatismo”.12
Valiéndose de la tragedia griega, Freud convenció al mundo
de que cada niño está lleno de un deseo de incesto y homicidio,
cada niño desea tener relaciones sexuales con el padre del sexo
opuesto, y cada niño inconscientemente quiere que su padre del
mismo sexo muera, y cada niño es confrontado con la ansiedad
de castración. Freud tuvo tanto éxito en engañar a la humanidad en este aspecto que las personas consideradas inteligentes
no sólo creyeron que el mito era una realidad en sí misma, sino
que se involucraron en su locura ya sea como terapeutas o
como pacientes. La gente continúa haciendo fila para sentarse en el sofá del psicoanalista, así como los corderos se dirigen al
matadero, muchos de ellos ignoran lo que les espera. Y con
todo seguimos escuchando que este país necesita más personas
entrenadas en esta manía para poder conducirnos hacia una salud mental, emocional, y de comportamiento.13 El querer que
esta leyenda pasara de mito a verdad debió haber sido rechazado por completo desde su inicio. Pero en lugar de eso, la peculiar interpretación de Freud y su aplicación universal fueron recibidas con vehemencia como si fueran verdad, y fueron
consideradas como la fuente psicológica de salvación para las
almas atribuladas. La mente caída que “cuela el mosquito pero
traga el camello” se abrió frente a esto y creyó una mentira.
Esta mente que no podía ejercer la fe como para creer en un
Dios personal y en un Salvador personal, repentinamente da un
gigantesco paso de fe y de todo corazón recibe el evangelio
freudiano de salvación. Al no poder aceptar la “fe una vez dada
a los santos”, la mente caída canonizó a Sigmund Freud, creyendo y proclamando su sueño imposible, y adorando una verdadera pesadilla.
Cuando la gente rechaza el concepto bíblico del pecado universal, entonces queda abierta a todo tipo de aberraciones, una de las
cuales es la doctrina de Freud sobre las fantasías infantiles universales del incesto y el homicidio. Aquellos que niegan el pensamiento de que la humanidad tiene una naturaleza caída, tal como
la Escritura lo describe, están prontos a creer en un inconsciente
poderoso, el cual está motivado por la sexualidad infantil. Muchos
confiaron en las enseñanzas de Freud en cuanto al complejo de
Edipo, la ansiedad de la castración, y la envidia del pene (en el
caso de las mujeres), creyendo que estas cosas determinan a nivel
psíquico toda la vida de un individuo.
El panorama de ideas de Freud es apenas una teoría, pero no
una teoría científica. No confundamos la teoría y los hechos. No
confundamos la realidad con la explicación pervertida de un
hombre sobre la misma. Si bien existe una porción en nuestras
mentes a la cual no parecería que tenemos acceso directo, eso no
confirma que la teoría de Freud sobre el inconsciente sea cierta.
Y si bien es cierto que todos los niños comienzan una relación íntima con sus madres y que los hijos toman como modelo al padre de su mismo sexo, esto no quiere decir que las explicaciones de
Freud sean ciertas.
Debido a que la teoría de Freud depende de lo desconocido de un
inconsciente invisible, no hay forma de probar o desaprobar la teoría.
Sin embargo, hoy día más que nunca existe más crítica y menos confianza en cuanto a las teoría de Freud. El psiquiatra E. Fuller Torrey,
en su libro The Death of Psychiatry (La muerte de la psiquiatría) dice, “la
psiquiatría está muriendo hoy día porque finalmente ha llegado a su
completo desarrollo, y como tal, se ha visto que no es viable”.14
Otros muchos libros tales como Freudian Fallacy (Falacia freudiana)15 y
Freudian Fraud: The Malignat Effect of Freud´s Theory on American Thought
and Culture (Fraude freudiano: El efecto maligno de las teorías de Freud en el
pensamiento y cultura estadounidense)16, se escribieron para criticar las ideas de Freud.
Existen muchas explicaciones de por qué Freud surgió con
teorías tan inusuales como la de la sexualidad infantil y la del
complejo de Edipo. Muchos creen que fueron los resultados
de la propia niñez distorsionada de Freud y de sus propios
desórdenes mentales y emocionales. En una carta a un amigo,
fechada el 15 de octubre de 1897, Freud confesó su propio involucramiento personal con su madre y su niñera en una serie
de memorias y sueños fluidos.17 Luego anunció, “he descubierto en mi propio caso también, que me enamoré de mi madre y que estaba celoso de mi padre, y ahora lo considero
como un evento universal de la niñez temprana”.18 Freud se
refirió a su propio complejo de Edipo como a una condición
de neurosis, “mi propia histeria”.19
La teoría de Freud es una proyección sobre toda la humanidad
de sus propias aberraciones sexuales. Él decidió compartir su
neurosis con el mundo como si fuera un absoluto psicológico
universal. Carl Jung, uno de los asociados más cercanos a Freud,
reportó lo que Freud una vez le dijo, “mi querido Jung, prométeme nunca abandonar la teoría sexual, ese es el aspecto más esencial de todos. Verás, debemos hacer un dogma del mismo, un pilar
inamovible”.20 Freud hizo titilar las mentes, atormentó sus corazones e impuso una falacia sobre la humanidad. Éste es el hombre que llama a aquellos que creen en Dios “enfermos” y a cambio ofrece una perspectiva enfermiza sobre la humanidad, la cual se basa en un mito distorsionado y en una teoría sobre una parte
de la mente que nadie ha visto jamás.

Determinismo psíquico

Dentro de la teoría del inconsciente, no sólo está la teoría de la sexualidad infantil de Freud, sino también su teoría de determinismo
psíquico. Según esta teoría, somos lo que somos debido al efecto del
inconsciente sobre nuestra vida. Freud creía que “somos motivados
por fuerzas desconocidas e incontrolables”.21 Estas fuerzas, según
Freud, están en el inconsciente y nos controlan en el sentido de que
influyen en todo lo que hacemos. Por lo tanto somos apenas marionetas de un inconsciente desconocido y no visible, siendo moldeados
por estas fuerzas durante nuestros primeros seis años de existencia. A
medida que pasamos de una etapa psicosexual de desarrollo a la otra,
nuestra psiquis es moldeada por la gente que está a nuestro entorno, y
especialmente por nuestros padres.
El determinismo psíquico establece un proceso de culpa que comienza en el inconsciente y termina con el padre. Freud quita la responsabilidad del comportamiento del individuo al enseñar que cada
uno ha sido predeterminado por su inconsciente, el cual ha sido moldeado por el tratamiento que le dieron sus padres durante los primeros cinco años de vida. El resultado de este tratamiento paternal puede ser un comportamiento anormal, el cual él describía con palabras
tan desagradables como fijación oral, sadista, obsesiva-compulsiva y complejo
de Edipo no resuelto.
El significado de estos psico-términos no es importante debido a
que son todas teorías. Apenas son rótulos que se usan para condenar
y destruir a ciertos individuos. Es más, estos psico-términos niegan la
responsabilidad personal y lo encierran a uno en una prisión que
prácticamente no tiene salida, de la cual el psicoanalista tiene la única
supuesta llave. Si existe algún daño psíquico, el único escape viene
por medio del ritual del psicoanalista, quien es el gran Sumo Sacerdote que tiene acceso a los misterios del Lugar Santísimo psicoanalítico,
el cual contiene el complejo de Edipo. Para poder ser salvas de los
conflictos internos, las almas desesperadas procuran este chamán de
símbolos, retórica y metáfora.

Cada teoría dentro del marco psicoanalítico se basa meramente en
otra teoría hasta que uno se encuentra en un complejo laberinto con
las teorías de la ansiedad, de la castración y de la envidia al pene, dentro de la teoría de Edipo, la cual a su vez se encuentra dentro de la teoría de sexualidad infantil, que a su vez está dentro de la teoría del inconsciente, siendo que la teoría del determinismo psíquico se esparce
por toda esta agua contaminada.
Las teorías dentro de las teorías, relacionadas con otras teorías fueron los hilos que Freud, el maestro del telado, usó para
entretejer una red de engaño tan intrincada que muchas almas
son atrapadas en la misma. Confundidas por las palabras y
asombradas por el lenguaje, la mayoría de la gente sencillamente no sabe cómo verificar o refutar tal sistema de subjetividad que confunde y condena sin prueba alguna.
Todo el esquema del inconsciente es una fantasía dentro de otra
fantasía y una mentira dentro de otra mentira. Es como un juego de
Alicia en el país de las maravillas en el cual uno puede darle a las palabras
el significado que escoja darle.

”Cuando yo uso una palabra”- Insistió Humpty Dumpty con un
tono de voz más bien desdeñoso, “quiere decir lo que yo quiero que
diga..., ni más ni menos”.

“La cuestión” insistió Alicia, “es si se puede hacer que las palabras
signifiquen tantas cosas diferentes”.

“La cuestión” zanjó Humpty Dumpty “es saber quién es el que
manda..., eso es todo”.22

Existe una diferencia gigantesca entre ser influido y ser determinado. Los individuos no están atados a su educación temprana en el
caso que haya sido mala, y nadie puede garantizar que quien haya recibido una buena educación será una buena persona. Sin embargo, la
gente se ha convencido en base a las falacias freudianas que cierto
tipo de entrenamiento temprano fija un comportamiento anormal en
el adulto. Por ende, si un adulto se adapta de forma muy pobre, la
gente concluye que la persona debe haber tenido una paternidad muy
pobre en sus comienzos.23
Victor y Mildred Goertzel investigaron esta falacia. En su
libro Cradles of Eminence (Cunas de eminencia) reportan sobre
cierto entorno que rodeó en su niñez a más de 400 hombres y
mujeres eminentes, los cuales experimentaron una amplia variedad de pruebas y tribulaciones durante su infancia.24 Es
sorprendente e incluso impactante descubrir las carencias del
medio ambiente que fueron superadas por individuos que según las fórmulas freudianas debieron haber sido personas psí-
quicamente determinadas al fracaso. En lugar de haber sido
perjudicados por las tempranas circunstancias desafortunadas,
llegaron a sobresalir en muchos campos diferentes y contribuyeron mucho a la humanidad. Lo que parecía haber sido una
maldición del medio ambiente se convirtió más bien en un catalizador para generar genio y creatividad. Este estudio no es
un argumento a favor de la educación pobre; es un argumento
en contra del determinismo psíquico.
Una persona no tiene por qué estar atrapada a patrones negativos de comportamiento que fueron establecidos durante
los primeros años de vida, porque la Biblia ofrece una nueva
forma de vida. Deshágase del viejo hombre; vístase del nuevo.
Jesús le dijo a Nicodemo, “te es necesario nacer de nuevo”, y
también dijo que el vino nuevo no puede ser colocado en
odres viejas. Jesús ofrece una nueva vida y un nuevo comienzo. Aquel que ha nacido de nuevo tiene la capacidad espiritual
de superar los patrones antiguos y desarrollar nuevos a través
de la acción del Espíritu Santo, el fruto del Espíritu, y la santificación del creyente. Uno se pregunta por qué tantos han
dejado a un lado la esperanza del cristianismo por la desesperanza del determinismo psíquico.
La idea psicoanalítica del determinismo es absolutamente contraria
a la doctrina bíblica de la responsabilidad. En base al determinismo
freudiano la gente piensa que no es responsable de su comportamiento. Después de todo, si su comportamiento ha sido determinado a la
edad de seis años por fuerzas invisibles en su inconsciente, ¿cómo es
que puedan ser responsables de lo que hacen?
La Biblia enseña que la gente sí escoge y que es responsable de sus
acciones. El determinismo psíquico con su consecuente irresponsabilidad es contrario a la Palabra de Dios. La gente sí hace elecciones y Dios los hace responsables por ellas. El determinismo psíquico ha
conducido a una bancarrota moral, la cual a su vez ha conducido a
fracasos mentales.
El determinismo psíquico respalda la tendencia natural en
el corazón humano de culpar las circunstancias o a alguien
más por las acciones de uno. Este patrón emergió en el Jardín
del Edén cuando Adán culpó a Eva y Eva culpó a la serpiente.
Al respaldar la tendencia natural de colocar la culpa en los demás, el psicoanálisis brinda extensas explicaciones y un raciocinio para el comportamiento aberrante. Aquellos que dicen
que están determinados por las circunstancias y por las acciones de otras personas mienten, se engañan a sí mismos, o verdaderamente han capitulado frente a las falacias del psicoaná-
lisis. Al negar la responsabilidad, una persona puede hacer lo
que le plazca; es decir, puede ejercer su propia voluntad bajo
el camuflaje del determinismo psíquico.
Por ejemplo, un extensivo estudio sobre la personalidad criminal sostiene que los criminales cometen acciones ilegales
debido a su elección deliberada.25 Esto contradice la idea de
determinismo psíquico y las autodenominadas enseñanzas de
la psicoterapia moderna, las cuales tienden a culpar el medio
ambiente y quitar la responsabilidad del individuo. Parte del
clamor en contra del estudio de la personalidad criminal ocurrió debido a que aquellos que condujeron y reportaron el estudio colocaban la culpa del mal comportamiento nuevamente
sobre el criminal. La responsabilidad del comportamiento propio, ya sea criminal o no, no es una idea popular en muchos
círculos psicológicos y sociológicos.

Teoría freudiana de los mecanismos de defensa

Los nombres que Freud les da a las tres partes de la personalidad
son el id, ego y el superego. El Dr. Ernest Hilgard junto a otros dice:

Freud creía que el conflicto entre los impulsos del id (principalmente sexuales e instintos agresivos), y las restantes influencias del ego y el superego constituían la fuente motivadora de gran parte del comportamiento.26

Según el sistema de Freud, la ansiedad es el resultado de procurar
restringir los “instintos sexuales y agresivos”. Freud denominó el mé-
todo de reducir la ansiedad como represión. Según Hilgard y otros,
“los métodos de reducción de ansiedad, llamados mecanismos de defensa, son medios para defenderse uno mismo de la ansiedad dolorosa”.27 Además dicen:

Freud usó el término mecanismo de defensa para referirse al proceso inconsciente que defiende a la persona de la ansiedad, distorsionando la realidad de alguna forma... todos implican un elemento
de autoengaño.28

Al desribir la represión, Hilgard y otros dicen:
En la represión, los impulsos o recuerdos que son muy
amenazantes se excluyen de las acciones o de la consciencia.
Freud creía que la represión de ciertos impulsos de la niñez
era universal. Por ejemplo, él sostenía que todos los jovencitos tenían sentimientos de atracción sexual hacia su madre y
sentimientos de rivalidad y hostilidad hacia el padre (el complejo de Edipo); estos impulsos son reprimidos para evitar las
dolorosas consecuencias de actuar según ellos. Más tarde en
la vida, los sentimientos y los recuerdos que podrían causar
ansiedad ya que son inconsistentes con el concepto que alguien tiene de sí mismo, pueden reprimirse. Los sentimientos
de hostilidad hacia un ser querido y las experiencias de fracaso pueden ser excluidas de la memoria.29

Una última parte con respecto a los mecanismos de defensa tiene que ver con los deseos del individuo de “mantener la
autoestima”. Freud creía que la “auto-reprobación” disminu-
ía la autoestima. Él dijo, “así podemos ver cuál es la clave
para la imagen clínica: percibimos que los auto-reproches
son reproches contra un objeto amado, los cuales han sido
quitado del mismo y se han colocado sobre el ego del paciente”30 Por lo tanto, él creía que la gente desarrolla mecanismos de defensa como una forma de autoengañarse “para
mantener la autoestima”.

Moralidad

La perspectiva de Freud con respecto a la moralidad es
que los desórdenes psicológicos acontecen debido a la interferencia de la sociedad con las necesidades biológicas e instintivas del individuo. Freud dijo, “... hemos visto que es imposible ofrecer nuestro apoyo a la moralidad convencional
[la cual] demanda más sacrificios de lo que vale la pena”.31
Freud sentía que los desórdenes mentales y emocionales eran
causados debido a que el individuo era demasiado duro consigo mismo. Freud incluso estimulaba a la gente a que se liberara de inhibiciones para poder gratificar sus instintos. La
posición de Freud era que los patrones morales de la persona
eran demasiado elevados y que su actuación ya había sido demasiado buena. Por lo tanto intentaba negociar con la consciencia de la persona.
La postura moral de Freud consistía en la permisividad con
respecto a la acción individual y la restricción. En particular él
sentía que la libre fornicación sería una notable medicina preventiva y psico-profiláctica para la mente. De hecho, él creía
en una relación fuerte y directa entre la vida sexual de una
persona y los desórdenes mentales y emocionales. Él dijo,
“...los factores que surgen en la vida sexual representan las
causas más cercanas y prácticamente las más puntuales de
todo caso de enfermedad nerviosa”.32
Sin embargo, Freud advertía en contra de cambiar la masturbación por la penetración, debido a la posibilidad de contraer sífilis y gonorrea. Pero luego sugería, “la única alternativa sería la penetración sexual libre entre jóvenes masculinos y
mujeres respetables; pero esto sólo podría darse si existieran
métodos preventivos inocuos”, con lo cual se refería al control de la natalidad.33 Por lo tanto, las únicas objeciones por
parte de Freud a la libre fornicación era la posibilidad de con traer enfermedades venéreas o el embarazo. Poco se imaginaba lo que sería nuestra presente sociedad permisiva, la cual ha
alcanzado su gran imagen terapéutica de la fornicación libre.
Poco se daba cuenta de la revolución sexual que seguiría a sus
conjeturas. Poco sabía que promover la permisividad sexual
no sólo causaría más desórdenes mentales, emocionales y de
comportamiento, sino que rasgaría el telar de la sociedad.
La posición bíblica con respecto a la fornicación es clara:
está prohibida. Las restricciones bíblicas no son una maldición como Freud quería que creyéramos; traen salud y sanidad. Si dichas restricciones condujeran a desórdenes mentales,
¿por qué entonces el Creador las habría instituido? Es la libre
fornicación y no la restricción bíblica la que conduce al caos
humano. Vemos la evidencia de esto en el alto índice de divorcios y de abortos, factores que contribuyen en gran manera al
estrés y al dolor mental, emocional y de comportamiento.
Contrario a lo que los freudianos nos quieren hacer creer,
no es la libertad en esta área la que conduce a una adaptación;
es la responsabilidad y la restricción. El actuar en forma contraria a la Palabra de Dios no sólo es pecado; es una salud
mental preventiva muy pobre. Por lo tanto, la fornicación tiene efectos no deseables en lugar de ser psico-profiláctica. La
restricción bíblica conduce a una buena salud mental, y los
principios bíblicos son un bálsamo para la ansiedad.
El fracaso del sistema moral freudiano se debe a la permisividad, y esta permisividad ha permeado no sólo el pensamiento de Freud, sino también el pensamiento de muchos
que lo siguen. Se ha hecho parte y parcela de las actitudes
públicas con respecto a los temas sociales, políticos y econó-
micos, así como también con respecto al sexo. Por ejemplo,
esto afectó e influyó mucho el pensamiento y la enseñanza al
respecto de la disciplina de los niños. Un profesor que fue
influido por Freud solía decir, “nunca le dé una paliza a un
hijo hasta que tenga la suficiente edad para entender, y cuando tenga la suficiente edad para entender nunca le dé una paliza”. El popular pediatra Benjamín Spock proliferó la permisividad y la filosofía de no disciplinar a los hijos en su
best seller Baby and Child Care (Tu hijo)34 y millones de pa dres bien intencionados aceptaron esta tontería freudiana sin
presentarle objeción alguna.
No existe duda que la posición de no disciplinar al hijo es contraria
a la Escritura, ya que en Proverbios 13:24 dice: “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. La disciplina es una forma de amor. La permisividad por otro
lado significa o indiferencia u odio. Además el Proverbio 22:15 nos
dice, “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara
de la corrección la alejará de él”.
Cuando Spock se dio cuenta del daño que su consejo sobre la educación de los hijos había causado, advirtió que él y otros profesionales habían persuadido al público de que ellos eran las únicas personas
“que sabían con seguridad cómo debían manejarse los niños”.35
Además advirtió:

Ésta es una cruel depravación que los profesionales hemos impuesto sobre las madres y los padres. Por supuesto, lo hicimos con la mejor de las intenciones... no nos dimos cuenta hasta que era demasiado tarde, que nuestra actitud de sabelotodos estaba socavando la
seguridad de los padres.36
Es una buena noticia que él haya recapacitado sobre su antigua
doctrina de la permisividad. Hoy día dice, “la incapacidad de ser firmes es, para mí, el problema más común de los padres en Estados
Unidos hoy día”.37 Además admite que la “sumisión paternal hacia
los hijos no evade el descontento; lo hace inevitable”.38

Si bien ambos extremos de permisividad o restricción pueden ser
perjudiciales para un niño, la Biblia presenta el equilibrio entre las
dos. Los creyentes no necesitamos a Freud y a sus seguidores para
que nos enseñen cómo disciplinar a un niño.

Evidencias actuales de la influencia freudiana entre los cristianos

Si bien algunos cristianos todavía dejan a un lado las teorías
psicosexuales de Freud, la mayoría ha dejado a un lado el complejo de Edipo. Sin embargo, muchos continúan promoviendo el invento de Freud de un inconsciente que está lleno de un
poderoso material motivador, acumulado durante los primeros
años de vida, el cual determina y dirige el comportamiento.
Continúan creyendo que la mente inconsciente es como un
grabador y un receptáculo que contiene todo lo que ha sucedido con una persona, y que estos contenidos ocultos ejercen
una fuerza poderosa que motiva el pensamiento consciente, los
sentimientos y el comportamiento. Esta gente continúa creyendo en la noción de Freud de que la razón del comportamiento
actual se encuentra en el pasado, generalmente en el pasado
distante, especialmente en los cinco primeros años de vida. La
responsabilidad entonces pasa a los padres y al entorno temprano de la vida.
La terapia que procura encontrar respuestas para el dolor
actual y los problemas actuales a través de recordar y revivir el
pasado tienen sus raíces en la teoría freudiana. La denominada
sanidad interior también se relaciona con la teoría freudiana, y
todas las formas de revivir el dolor están relacionadas con
esta noción de que al revivir el dolor uno se libra de sus garras. Los terapeutas que creen en la noción freudiana del inconsciente, con sus poderosos mecanismos de defensa de represión y negación, han conducido a las almas atribuladas al
pantano de los falsos recuerdos, ya que creen que algún trauma oculto origina el sufrimiento actual.

El Fracaso Freudiano

Con respecto a los resultados de sus propios psicoanálisis sobre
sus pacientes, Freud dijo:

Los pacientes no son más que personas sin valor, la chusma. El único propósito útil que tienen es el de ayudarnos a ganarnos la vida y
a proveernos material de aprendizaje. En todo caso, no podemos
ayudarlos.39

Después de examinar las teorías de Freud y las prácticas y actitudes que siguieron a su descubrimiento, ¿acaso alguien podría decir que Freud nos ha dado una panacea para la salud
mental, emocional y del comportamiento? ¿Sus teorías ofrecen
una solución a los problemas humanos? ¿La sexualidad infantil realmente es la varita mágica para transformar a la gente?
Los ofrecimientos de Freud y de sus seguidores no son más
que sustitutos falaces de las verdades espirituales que nuestro
Creador le ha dado a la humanidad en su Palabra y a través de
la vida de su Hijo Jesús.
Freud en primer lugar hizo de la psicoterapia un mito, luego
la medicamentó, luego la hizo algo científico, y finalmente la
convirtió en mercadería. Él postuló una supuesta cura universal para la humanidad. Pero, si miramos de cerca, se ve un sistema que a menudo ha sido descrito como un miasma para
blancos, occidentales, y de clase media. Su actividad central de
la libre asociación no es libre al final de cuentas, debido a que
cada paciente le cuenta al terapeuta lo que cree que el terapeuta quiere escuchar. Jay Haley dice, “... la elaboración del paciente siempre es influida por el terapeuta, que es la razón por
la que los pacientes en el análisis freudiano tienen sueños sexuales más evidentes”.40
Para participar del ritual psicoanalítico uno debe practicar la
“libre asociación”, dejando a un lado su libertad mental, estar
de acuerdo en que uno está determinado por el pasado, culpar
a sus padres, tornarse dependiente del terapeuta, permitir que
el terapeuta tome tanto el lugar de los padres como el de
Dios, verificar el sexo, denigrar la religión, y por sobre todo,
pagar grandes cantidades de dinero por un largo período, a
pesar de la falta de evidencia que demuestre que este fetichismo freudiano tenga valor alguno.
Cuando alguien le sugiera el psicoanálisis tenga cuidado. Sea
consciente de la intrusión e influencia de estas ideas en las
muchas áreas de la psicoterapia que existen hoy día. La mayoría de ellas está grandemente influenciada por el pensamiento
freudiano. Las fantasías freudianas se han filtrado prácticamente en todo el mundo psicoterapéutico. En el Inferno de
Dante existe un cartel sobre la entrada del infierno (Hades) el
cual dice, “Aquellos que entren aquí, dejen atrás toda esperanza”. Creemos que esa es una forma adecuada para que los cristianos vean el psicoanálisis. Y, debido a que las teorías de
Freud se han introducido prácticamente en todas las formas
de psicoterapia de una forma u otra, proponemos que esa advertencia se escriba sobre la puerta de cualquier persona que
ofrezca consejería psicológica.

 

8 Carl Jung y la psicología analítica

Muchos cristianos probablemente nunca escucharon de C. G. Jung,
pero su influencia en la iglesia es vasta y afecta sermones, libros, y actividades tales como el proliferado uso del Miers-Briggs Type Indicator (MBTI, el cual es un test de personalidad). Un ejemplo popular y
corriente del legado de Jung se puede ver en el libro de Robert Hicks,
The Masculine Journey (El viaje masculino), el cual le fue otorgado a cincuenta mil hombres que atendieron la conferencia de Promise Keepers (Hombres de Palabra). Los creyentes deberían conocer lo suficiente sobre Jung y sus enseñanzas para así estar advertidos y atentos.
El legado de Jung en la psicología cristiana es tanto directo
como indirecto. Los cristianos que han sido influidos por las enseñanzas de Jung, integran aspectos de sus teorías en sus prácticas de la psicoterapia. Puede que incorporen sus nociones con
respecto a los tipos de personalidad, el inconsciente personal, el
análisis de los sueños, y diversos arquetipos en su propio intento
de entender y guiar a los aconsejados. Otros creyentes han sido
influidos en forma más directa al involucrarse en la sanidad interior, seguida por los programas de 12 pasos, o han tomado el
MBTI, el cual se basa en los tipos de personalidad de Jung e incorporan sus teorías de introversión y extroversión.
Jung escogió la psiquiatría debido a que combinaba sus intereses en
la medicina y la espiritualidad. Él explico:

Sólo aquí las dos corrientes de mi interés podían fluir juntas y en
una corriente unificada elaborar su propio lecho. Aquí, el campo empírico era común tanto para los hechos biológicos como espirituales,
y yo había procurado esto en otras partes sin encontrarlo. Aquí finalmente estaba el lugar donde la colisión de la naturaleza y el espíritu
se hacían realidad.1

Jung tenía un interés vehemente en el campo espiritual, a pesar de
que había rechazado el cristianismo.
De niño, Jung tenía dificultades para diferenciar a Jesús de una figura monstruosa que se le aparecía en una pesadilla, la cual más adelante identificó como un enorme falo.2 Él escribió:

En todos los casos, el falo de este sueño parecía ser un dios
subterráneo “que no debe nombrarse”, y así permaneció a lo
largo de mi juventud, reapareciendo cada vez que alguien hablaba con demasiado énfasis acerca del Señor Jesús. El Señor
Jesús nunca fue algo demasiado real para mí, nunca fue demasiado aceptable, nunca demasiado amoroso, porque una y otra
vez yo pensaba en su contraparte subterránea, una revelación
aterradora que se me había concedido sin que yo lo procurara...
el Señor Jesús me parecía un dios de muerte, útil es cierto, ya
que ahuyentaba los terrores de la noche, pero él mismo era una
figura espectral, un cadáver sacrificado y sangriento.3

Jung debe haber tenido oportunidad de escuchar el evangelio. Principalmente por el hecho que su padre era pastor luterano, y sus ocho
tíos también eran pastores.4 Él escribió acerca de su continua desconfianza en Cristo:

Hice el mayor esfuerzo de mi parte para tener una actitud positiva
hacia Cristo. Pero nunca lograré vencer mi desconfianza secreta.5

Cuando tenía entre 17 y 19 años, Jung discutió acaloradamente sobre temas teológicos con su padre. Él describió estos encuentros
como “discusiones infructíferas” que los exasperaban a ambos. Por
consiguiente, culpó a la teología por ser el factor que alejó a su padre
de él. Más adelante concluyó lo siguiente sobre su padre:

Vi a mi padre que estaba atrapado y sin esperanza, debido a la
iglesia y a su pensamiento teológico. Ellos habían bloqueado todas
las avenidas por las cuales él podía haber alcanzado a Dios directamente, y luego le habían abandonado. Ahora entiendo el más profundo significado de mi experiencia de niño: Dios mismo había desacreditado la teología y la iglesia fundada sobre la misma.6

Incluso después que Jung concluyó que todas las religiones son mitos que pueden ser útiles a las personas, se resistió al cristianismo,
aunque más no fuera como su propio mito personal. En un momento
al cual Jung denominó “claridad inusual”, pensó, “ahora posees una
llave hacia la mitología y eres libre de abrir todas las puertas del psiquis inconsciente”. Luego recordó cómo él había “explicado los mitos de las personas del pasado” y escribió lo siguiente:

¿Pero en qué mito vive el hombre hoy día? La respuesta puede ser
en el mito cristiano. “¿Tú vives en ese mito?” me pregunté a mí mismo. Para ser honesto, la respuesta fue no. “Para mí, esto no es lo que
yo vivo”.7

Jung tenía más fe en los mitos religiosos de las culturas antiguas
que en el Dios de la Biblia. Y él tenía más fe en sus exploraciones
subjetivas dentro de su propia psiquis por medio de los sueños y las
fantasías que en la verdad de la Palabra de Dios.

El inconsciente colectivo

Jung enseñó que la psiquis consiste de varios sistema que
incluyen el inconsciente personal con sus complejidades y un inconsciente colectivo con sus arquetipos. La teoría de Jung de un
inconsciente personal es bastante similar a la creación de Freud de
una región que contiene las experiencias reprimidas, olvidadas, o ignoradas de las personas. Sin embargo Jung consideraba el inconsciente personal como un “nivel más o menos superficial del inconsciente”. Dentro del inconsciente personal están
los denominados “complejos”. Él dijo que “ellos constituyen
el lado personal y privado de la vida psíquica”.8 Se trata de sentimientos y percepciones organizadas en torno a personas
significativas o eventos en la vida de la persona.
Jung creía que existía un nivel más profundo y significativo en
el inconsciente, al cual denominó el inconsciente colectivo, al cual
identificó como instintos y arquetipos, los cuales él creía eran innatos, inconscientes y generalmente universales. Él creía que estos
arquetipos inconscientes seguirían a través de diversos comportamientos y que se podían identificar a través de los mismos, así
como a través de los sueños. Los arquetipos incluían el ánima y
animus, que son las imágenes femeninas y masculinas que Jung
creía jugaban un rol especial en cada persona. Con respecto a su
propia experiencia con el ánima, Jung escribió:

Yo estaba muy intrigado por el hecho de que una mujer interfiriera
conmigo desde dentro. Mi conclusión fue que ella debía ser el
“alma”, en el sentido primitivo, y comencé a especular sobre las razones por las que se le dio el nombre “ánima” al alma. ¿Por qué se
pensó en una palabra femenina? Más adelante pude ver que esta figura interna femenina juega un rol típico o arquetípico en el inconsciente del hombre, y la llamé “anima”. La figura correspondiente en
el inconsciente de la mujer la denominé “animus”.9

Jung dio extraordinarios detalles al escribir los varios arquetipos.
Estos incluían a la Gran Madre, la Sirvienta (que representa la inocencia y el renuevo), el Niño, el Puer Aeternus (que representa la eterna juventud), el Trickster, el Héroe Investigador, el Ogro Maligno, y el
Chivo Expiatorio. Él creía que los personajes de los cuentos de hadas
a menudo representaban estos arquetipos. Él pensaba que “todos los
arquetipos tienen un lado positivo, favorable y luminoso que apunta
hacia arriba, y también tienen uno que apunta hacia abajo, parcialmente negativo y desfavorable”.10 Esto va de la mano del concepto
de “sombras”, el cual él creía incluye aspectos negativos tanto en el
inconsciente personal como en el colectivo (pecados o faltas que han
sido reprimidas o ignoradas debido a que no se adaptan al auto-concepto y también a aquellas que el individuo no ha percibido aún).11
A Jung le intrigaban los símbolos y pensaba que representaban aspectos del inconsciente personal y del inconsciente colectivo, y que
podía acceder a ellos a través de sueños y de estados reflexivos de consciencia. Él creía que si bien los símbolos en el inconsciente personal se originaban de la historia de la persona y funcionaban para satisfacer instintos e impulsos sociales inaceptables, los símbolos en el
inconsciente colectivo provenían de experiencias colectivas de la raza
humana y tenían más que ver con la personalidad total y el potencial
oculto. Es por eso que el análisis de Jung procura revelar ambos niveles del inconsciente, para que la persona pueda acceder y conocer diversas facetas y potencialidades de su yo interno.12
El inconsciente colectivo de Jung ha sido descrito como un “almacén de
memorias latentes heredadas por los ancestros del hombre, un pasado que incluye no sólo la historia racial del hombre como una especie
separada, sino la de sus antepasados humanos o animales también”.13 Jung escribió:

La planta baja vendría a ser el primer nivel del inconsciente. A medida que yo profundizaba, la escena se tornaba más extraña y obscura. En la caverna, descubrí restos de una cultura primitiva, es decir,
el mundo del hombre primitivo dentro de mí mismo (un mundo que
difícilmente puede alcanzarse o conocerse por la consciencia). La psiquis primitiva del hombre está en la frontera de la vida del alma animal, así como los tiempos prehistóricos fueron en general habitados
por los animales antes que el hombre se estableciera sobre ellos.14

La teoría de Jung incorpora la teoría de Darwin de la evolución, así
como la mitología ancestral. Jung enseñaba que este inconsciente colectivo
es compartido por todas las personas y por lo tanto es universal. Sin
embargo, debido a que es inconsciente, no todas las personas se pueden conectar al mismo. Jung vio el inconsciente colectivo como la estructura fundamental de la personalidad sobre la cual se construyen el inconsciente personal y el ego.
Debido a que él creía que los fundamentos de la personalidad son
ancestrales y universales, estudió las religiones, la mitología, los rituales, los símbolos, los sueños y las visiones. Él dijo:

Todas las enseñanzas esotéricas procuran abarcar los acontecimientos invisibles de la psiquis, y todas proclaman tener suprema autoridad en ellas mismas. Lo que es cierto en el conocimiento popular
primitivo es cierto incluso a niveles más altos de las religiones que gobiernan el mundo. Contienen un conocimiento revelado que originalmente estaba oculto, y luego representan los secretos del alma a
través de imágenes gloriosas.15

Los tipos psicológicos de Jung y del MBTI

Jung desarrolló una psicología de tipos, que incluía lo que él denominó “tipos de actitudes”. Sus dos tipos básicos son la introversión y
la extroversión. Él extendió su tipología con lo que denominó “función de los tipos”.16 Las funciones incluyen el Pensamiento, Sentimiento, Sensación, e Intuición y son delineadas además como racionales (con juicio) o irracionales (percepción).17
El indicador de tipos Myers-Briggs (MBTI) es un inventario de la
personalidad basado en la teoría de Carl Jung sobre los tipos psicológicos. El MBTI ofrece las siguientes cuatro escalas bipolares:

Introversión-Extroversión

Sensorial-Intuitiva

Pensamiento-Sentimiento

Juicio-Percepción

Estas cuatro escalas generan 16 tipos posibles.
Luego de elogiar el MBTI, el Concilio Nacional de Investigación
(que está formado por miembros de los concilios de la Academia Nacional de Ciencias, la Academia Nacional de Ingeniería, y el Instituto
de Medicina) informó:

McCaulley (1988) estima que el MBTI se usa como instrumento de
diagnóstico por 1.700.000 personas al año en Estados Unidos, y
Moore y Woods (1987) enlistan la amplia variedad de organizaciones empresariales, industriales, educativas, gubernamentales y militares que lo usan. Es bastante justo decir que el MBTI es el instrumento
más popular hoy día para “conocerse a uno mismo y conocer a otros”. Desafortunadamente esta popularidad del instrumento no
coincide con los resultados de las investigaciones que deberían respaldarlos.18

En otras palabras, ¡los resultados de la investigación no respaldan la popularidad! La preocupación particular del Concilio es la
carencias de la validez del MBTI. Al concluir la sección sobre la validez, el Concilio dijo: “la evidencia presentada en esta sección hace
surgir interrogantes sobre la validez del MBTI”.19
El Concilio también criticó el marketing del MBTI:

Desde la perspectiva de quienes desarrollan este instrumento, las
ganancias que provienen de una audiencia dispuesta a superarse les
estimula a promover el instrumento a través de un marketing agresivo; este marketing agresivo (que incluye que los tipos aparezcan en
tazas de café, remeras, pins, y matrículas de autos) aparentemente
ha aumentado el número de consumidores en todo el mundo.20

Antes de llegar a la sección “conclusiones” generales, el Concilio
dijo que “la popularidad de este instrumento en la ausencia de pruebas científicas valederas es preocupante”. En su sección de “conclusiones” el Concilio dijo muy claramente: “en este momento, no existe
suficiente investigación que a la vez sea digna como para justificar el
uso del MBTI en los programas de consejería vocacional”.21
Otros han expresado su preocupación sobre la dificultad de establecer la validez de los test que están basados en una elaboración teórica. Los Dres. L. J. Cronbach y P. E. Meehl escribieron:

A menos que la misma red nomológica sea aceptada en forma
sustancial por varios usuarios de la construcción, la validación pública será imposible. Un consumidor del test que rechaza la teoría del
autor no puede aceptar la validez del autor.22

Con respecto a la aplicación de esta idea al MBTI, el Dr. Jerry Wiggins dijo:
La validez del MBTI puede evaluarse independientemente del cuerpo total de los escritos de Jung, pero no puede elogiarse dejando a un lado el contexto más delimitado de la teoría de Jung de los tipos
psicológicos. Así como con cualquier test con orientación constructiva, tanto la validez del test como la validez de la teoría son un tema
importante.23

Por favor, note que la validez del test y la validez de la teoría son
cosas inseparables.
Las teorías que se basan en la clasificación de la personalidad no
son una ciencia. Son meras opiniones de los hombres. Las cuatro preferencias de Jung son su opinión sobre el hombre. El uso de las mismas en un test de la personalidad tal como el MTBI es la teoría de
Jung (la cual es su opinión, no una ciencia) puesta en forma de test.
Por el simple hecho que alguien cree un test y use las cuatro preferencias de la personalidad de Jung (y los 16 tipos) y use medios matemáticos para validarlo, no significa que la teoría detrás del mismo sea
científica o se base en hechos. En el mejor de los casos, la teoría de
Jung son meras y vanas filosofías de hombres, sobre las cuales somos
advertidos en la Escritura. En el peor de los casos es algo originado
por Satanás a través de un espíritu guía. Podríamos pensar que ningún cristiano querría la teoría psicológica de Jung o algún test que
provenga de la misma. Sin embargo numerosos cristianos usan el
MBTI para evaluar los candidatos para el pastorado y las misiones,
para solicitudes de empleo, para parejas que quieren casarse, y otros
lo usan para diferentes situaciones y propósitos.

El espíritu guía de Jung

Debido a que Jung convirtió el psicoanálisis en una especie de
religión, también es considerado como un psicólogo transpersonal así como un teorista analítico. Él escarbó profundamente en
lo oculto, practicó la necromancia, y tenía contacto diario con espíritus, a los cuales él denominó arquetipos. Jung dice que toda su
casa estaba “llena de espíritus” los cuales clamaban hacia él. Él
dijo que eso fue el comienzo de sus escritos, “Los siete sermones
de los muertos”, que según él fluyeron de su persona.24 Precisamente, antes de esa experiencia escribió sobre una fantasía en la
que su alma salía volando. Él dijo:

Éste fue un evento significativo: el alma, el ánima, establecen la relación con el inconsciente. En un cierto sentido ésta es también una
relación con la colectividad de los muertos; ya que lo inconsciente corresponde con la tierra mítica de los muertos, la tierra de los ancestros. Si, por lo tanto, uno tiene una fantasía de que el alma se desvanece, esto significa que se ha retraído al inconsciente o la tierra de
los muertos. Allí produce una misteriosa animación y le da una forma
visible a los rastros ancestrales, el contenido colectivo. Como si fuera
un medio, le da a los muertos la oportunidad de manifestarse a sí
mismos.25

Debido a que Jung no prestaba atención a las amonestaciones bí-
blicas sobre la necromancia, no tenía problemas en contactar a los
muertos y conversar con los espíritus, dijo:

Estas conversaciones con los muertos constituyeron una especie de preludio sobre lo que yo debía comunicar al mundo sobre
el inconsciente: una patrón de orden e interpretación en su contenido general.26

Por lo tanto, sus teorías sobre el inconsciente estaban intrínsecamente ligadas a su comunicación con tales entidades.
Una gran parte de lo que Jung escribió fue inspirado por dichas entidades. Jung tenía su propio espíritu familiar al cual él denominó Filemón. Al principio pensaba que Filemón era parte de su propia psiquis, pero luego descubrió que era más que una expresión de su yo
interno. Jung dice:

Filemón y otras figuras de mis fantasías me hicieron dar
cuenta de una enseñanza crucial, es decir, que hay cosas en
la psiquis que yo no produzco, sino que se producen a sí
mismas y tienen su propia vida. Filemón representa una fuerza que no soy yo mismo. En mis fantasías tuve conversaciones con él, y me dijo cosas que yo no había pensado conscientemente. Pude observar claramente que era él quien
hablaba, no yo... Psicológicamente, Filemón representaba
una enseñanza superior. Él era una figura misteriosa para
mí. Por momentos me parecía alguien muy real, como si fue ra una personalidad viviente. Yo salía a caminar por el jardín con él, y para mí él era lo que los indios denominan un
gurú.27

La expedición de Jung a lo que él pensaba era su inconsciente abrió
su vida a la influencia demoníaca, la cual al principio pensaba que manaba de su propio inconsciente, pero que existía en una forma bastante independiente de él. Incluso se describe a sí mismo como alguien que tiene un demonio dentro. Él escribe:

Pero existe una fuerza demoníaca en mí, y desde el principio no
tuve dudas en mi mente que debía encontrar el significado que experimentaba en estas fantasías. Cuando logré soportar estos asaltos del
inconsciente tuve una inmutable convicción que estaba obedeciendo
una voluntad superior, y ese sentimiento continuó sustentándome hasta que logré dominar la tarea.28

Había un Dáimôn en mí, y al final su presencia demostró ser decisiva. El mismo tomó control de mí, y si por momentos fui despiadado
se debe a que estaba en las garras del Dáimôn.29

Jung también estaba interesado en el gnosticismo y la alquimia. Él
escribió:

Arraigada en la filosofía natural de la Edad Media, la alquimia
construyó el puente entre el pasado por un lado, hacia el gnosticismo, y el futuro por otro lado, hacia la psicología moderna del inconsciente.30

Luego que me había familiarizado con la alquimia me di
cuenta que el inconsciente es un proceso, y que la psiquis se
transforma o desarrolla por la relación del ego con los contenidos del inconsciente. En casos individuales, esa transformación se puede leer por medio de sueños y fantasías. En la
vida colectiva ha dejado su depósito principalmente en los
diversos sistemas religiosos, y en sus símbolos que varían. A
través del estudio de estos procesos de transformación colectiva y por medio del entendimiento del simbolismo de la al quimia llegué al concepto central de mi psicología: el proceso de individualización31 (Itálicas en el original).

Según Jung, la individualización se lleva a cabo a medida que se
desarrolla la psiquis, es decir a medida que el inconsciente se hace
consciente.32

Símbolos de la auto-deificación

Otra forma que Jung usó para cavar en la profundidad de su
propio inconsciente fue a través de sus numerosas formas de
mandalas. Una mandala es “un diseño circular que contiene figuras
geométricas concéntricas, imágenes de deidades, etc., que simbolizan el universo, la totalidad, o la plenitud en el hinduismo y en
budismo”.33 Jung escribió:

Mis mandalas eran criptogramas enfocados en el estado del yo,
que se me presentaban en formas nuevas cada día. En ellas veía el
yo (es decir, todo mi ser) funcionar... Cuando comencé a dibujar
mandalas, sin embargo, vi que todo, todos los senderos que había
transitado, todos los pasos que había dado, conducían de vuelta hacia un solo punto, el cual es el punto medio. Se hizo cada vez más
claro para mí que la mandala era el centro. Es el exponente de todos
los caminos. Es el camino del centro, hacia la individualización.34

Jung no aceptaba que Jesús era Dios encarnado, sino que más bien
creía que Dios estaba en cada persona, en el centro mismo del inconsciente colectivo y él creía que la mandala significaba “la divinidad
encarnada en el hombre”. Él escribió:

La mandala es la imagen de un arquetipo, cuya aparición se ve a
lo largo de las edades. Significa la plenitud del yo. Esta imagen circular representa la plenitud del terreno psíquico o, para colocarlo en
términos míticos, la divinidad encarnada en el hombre.35

El Dr. Richard Noll describe la “mandala solar de Jung de su propia psiquis”:

El núcleo interno de la personalidad, que representa la fuente de
toda la vida, es por lo tanto representado en esta mandala como el
sol. Si la individualización es la adaptación de la realidad interna, y
es descender a las regiones más profundas de la psiquis para procurar un contacto más cercano con la fuente de toda la vida, el sol interno es el dios interior.36

Jung claramente era un neopagano que buscaba al dios interior a
través de sus mitos ancestrales, mientras a la vez actuaba como si estuviera involucrado en la ciencia. La investigación de Jung no era algo
científico, sino una religión pagana. Noll remarca lo siguiente:

La teoría de la psicológica familiar de Jung y su metodología, las
cuales están tan promovidas en nuestra cultura contemporánea, se
apoyan en esta fórmula neopagana, lo cual es un hecho totalmente
desconocido para los innumerables miles de cristianos devotos o judí-
os que siguen a Jung hoy día, los cuales muy probablemente dirían
que este hecho es algo repugnante si entendieran apropiadamente el
significado que está por detrás del argumento que presento aquí.37

En otras palabras, Jung investigó misterios ancestrales en los mitos
y las religiones paganas para conectarlos con el dios interior, para descubrir que su verdadero yo, después de todo, era dios. Noll demostró
que la obra de la vida de Jung estuvo motivada por “su fascinación
con las experiencias de la auto-deificación de los misterios ancestrales
y su propia experiencia secreta de estar deificado”.38 No es de sorprenderse que a los partidarios de la nueva era les interese Jung.

La influencia de Jung en AA

Jung también jugó un rol en el desarrollo de Alcohólicos Anónimos. El cofundador Bill Wilson escribió la siguiente carta a Jung en
1961:

Esta carta de gran aprecio se la debía hace mucho tiempo... si
bien creo que usted seguramente escuchó de nosotros (AA), dudo
que sepa que cierta conversación que tuvo con uno de sus pacientes, el Sr. Roland H., al comienzo de los años 30, jugó un rol fundamental
en la fundación de nuestra comunidad.39

Wilson continuó la carta recordándole a Jung lo que “con franqueza le dijo [a Roland H.] sobre su desesperanza”, es decir, que era un
caso que iba más allá del tratamiento médico o de la ayuda psiquiátrica. Wilson escribió: “Esta declaración cándida y humilde de su parte
sin duda fue el primer cimiento sobre el cual se formalizó nuestra sociedad a partir de ese momento”.
Cuando Roland H. le preguntó a Jung si había alguna esperanza para él, Jung “le dijo que podría haberla, si se convertía
en el sujeto de una experiencia espiritual o religiosa, en resumen, si experimentaba una conversión genuina”. Wilson continuó en su carta: “usted le recomendó que él se uniera a una
atmósfera religiosa y que anhelara lo mejor”.40 Lo que a Jung
le parecía importante era que tuviera una experiencia de este
tipo, independientemente de la doctrina o credo.
Es importante recordar que Jung no se refería a la conversión
al cristianismo, ya que para Jung todas las religiones eran simples
mitos, una forma simbólica de interpretar la vida del psiquis. Para
Jung, la conversión sencillamente significaba una experiencia totalmente particular que podría alterar profundamente el desempeño de la persona en la vida. Jung mismo había rechazado descaradamente el cristianismo, y había rechazado a Dios con una
miríada de arquetipos psicológicos.
La respuesta de Jung a la carta de Wilson incluye la siguiente declaración sobre Roland H.:

Su deseo por el alcohol era el equivalente, en un nivel inferior, a la
sed espiritual de nuestro ser por alcanzar la plenitud; expresada en
un lenguaje medieval: la unión con Dios.41

En su carta, Jung menciona que en el idioma latín se usa la
misma palabra para alcohol que para “la experiencia religiosa
suprema”. Incluso en inglés, al alcohol se lo denomina como
espíritu. Pero, conociendo la teología y las sesiones de consejería que Jung tenía con un espíritu familiar, debemos concluir
que el espíritu al cual se refiere no es el Espíritu Santo, y el dios del cual habla no es el Dios de la Biblia, sino más bien un
espíritu engañoso que se presenta como ángel de luz y conduce a muchos a la destrucción.

La blasfemia de Jung

El neopaganismo de Jung y su deseo de reemplazar al cristianismo
con su propio concepto del psicoanálisis se puede ver en una carta
que le escribió a Freud:

Imagino una tarea más aguda y más comprensible para el psicoanálisis que la alianza con una fraternidad ética. Creo que debemos
darle tiempo para infiltrarse en las personas desde muchos centros,
para revivificar entre los intelectuales un sentimiento por los símbolos
y los mitos, para gentilmente transformar a Cristo y hacer que vuelva
a ser el dios adivinador del vino, lo cual era, y de esta forma absorber las fuerzas instintivas y estáticas del cristianismo, con el propósito
de hacer del culto y del mito sagrado lo que una vez fueron, una fiesta de borrachera y de gozo en la cual el hombre vuelve a ganar el
ethos y la santidad de un animal.42

Por lo tanto la meta de Jung para el psicoanálisis era lograr que
fuera una religión superior al cristianismo, reduciendo su verdad a un
mito y transformando a Cristo en un “dios adivinador del vino”. Para
muchas personas, Jung aparentemente logró su meta, ya que se convirtieron a lo que Noll usó como título para su libro, The Jung Cult (La
secta de Jung). Noll dice:

Literalmente, para decenas de miles, si es que no cientos de
miles de individuos en nuestra cultura, Jung y sus ideas son la
base de una religión personal, que o suplanta su participación
en la religión tradicional judeo-cristiana o la acompaña. Para
este último grupo especialmente, la experiencia de Jung tal y
como la promueve su casta especializada de analistas, presenta la promesa de lo misterioso y la experiencia directa de lo
trascendental que ellos no logran experimentar en la iglesia o
la sinagoga.

Con respecto a los seguidores individuales de la religión personal
de Jung, Noll dice:

Si bien todos están unidos por una experiencia en común en la individualización y en un inconsciente colectivo trascendental y transpersonal, que según dice se manifiesta a través de la psiquis individual, el énfasis permanece en la experiencia personal del universo en
particular... la totalidad de todas las mitologías del mundo, dejando
de lado cualquier similitud con sus contextos culturales originales, se
utiliza como un punto de referencia “objetivo” para la interpretación
de la experiencia personal.43

Erica Goode comenta sobre la popularidad de Jung:

Treinta y un años después de la muerte del psiquiatra suizo, las teorías de Jung ganan popularidad, transformándose en un hito cultural, un lente para procesar la experiencia, en algunos casos casi una
religión. En las iglesias, las citas de la obra de Jung fluyen desde el
púlpito.44

Goode cita un estudio de Kendra Smith, “Al tener la psicología de
Jung, ¿necesitamos la religión?” en la cual ella informa sobre una mujer que “dice que la psicología de Jung es su senda espiritual, y el aná-
lisis de sus sueños es su disciplina espiritual”.45
Los cristianos chapotean en la religión de Jung cuando incorporan
sus nociones sobre el hombre y la deidad, cuando absorben sus teorí-
as, terapias y nociones que se han infiltrado a través de otras psicoterapias, a través de los programas de 12 pasos, la sanidad interior, el
análisis de los sueños, y los test sobre los tipos de personalidad.

 

9 Alfred Adler y la psicología individual

Alfred Adler era socio de Freud, pero se separó de él y desarrolló su propia teoría de la Psicología Individual. Si bien la
teoría de Adler contenía muchas de las ideas de Freud, tales
como una modificación del determinismo psíquico, la motivación inconsciente, la importancia de que el paciente obtuviera
conocimientos de sus motivos inconscientes y sus asunciones,
no creía que las personas fueran motivadas por los impulsos
sexuales.1 En lugar de eso, inicialmente contrastó la teoría de
los instintos sexuales de Freud con su propia teoría de que
eran los instintos agresivos que motivan a los individuos. Luego, le dio un carácter científico a la teoría de Fiedrich Nietzche de la “voluntad de tener poder”, pero más adelante la sustituyó con su propia teoría de la “lucha por la superioridad”.2
Adler tenía una tendencia a asumir que sus ideas psicológicas se
aplicaban a todos. Frecuentemente usaba palabras tales como todos,
siempre y cada uno. Por lo tanto decidió que la “lucha por la superioridad” era la motivación universal de la humanidad. Adler también cre-
ía que todos los seres humanos son motivados por una necesidad de
superar los sentimientos de inferioridad. Posteriormente enseñó que,
además de que todos tienen la misma meta de superioridad, al principio de la vida cada persona desarrolla su propio “estilo de vida” para
alcanzar su meta.3
Adler creía que su teoría de la Psicología Individual incorporaba la
totalidad de la persona y que todo el comportamiento era motivado
por un plan de vida auto-elaborado y orientado hacia metas, el cual
posteriormente lo denominó “estilo de vida”. Adler escribió:

Como parámetro general me gustaría proponer la siguiente regla:
tan pronto como la meta de un movimiento psíquico o su plan de
vida se reconoce, entonces se debe asumir que todos los movimientos
de sus partes constituyentes coinciden tanto con la meta como con el
plan de vida4 (Itálicas en el original).

Él creía que el estilo de vida de la persona se basaba en su percepción de vida, la cual se formaba en los primeros cinco años de vida.
Por lo tanto Adler dijo que el psicólogo debe “mirar debajo de la superficie” de cualquier actividad y expresión de la meta del paciente. Él
dijo: “aún debemos buscar una coherencia debajo de la superficie, par
la unidad del personalidad. Esta unidad está fijada en todas sus expresiones”.5

A pesar que Adler enfatizaba la unidad de toda la persona,
ignoraba el aspecto más importante de la humanidad: Dios
creó al hombre a Su propia imagen. Esta grosera omisión no
solamente creó un profundo abismo en su entendimiento de
los individuos; también distorsionó el resto de su teoría. Las
pocas referencias a la religión revelan su evidente desconsideración de Dios y de la Biblia. En cierto punto de su carrera,
mencionó su herencia judía y que fue bautizado como cristiano, a pesar que según Walter Kaufmann, Adler “no creía en el
cristianismo”.6 Esta religión personal que él tenía no era ni
judaísmo ni cristianismo. Su fe descansaba en su propia teoría
de la Psicología Individual, la cual según él era superior a los
esfuerzos de la religión.7

Metas motivadoras

Adler veía cada actitud y actividad en términos del individuo procurando alcanzar una meta. Él propuso “la siguiente ley establecida
en el desarrollo de todos los acontecimientos físicos: no podemos pensar, sentir, querer, u obrar sin la percepción de alguna meta”.8
Aclaró además, “todas las actividades psíquicas reciben una dirección
a través de una meta que ha sido determinada previamente”.9 Dijo:

La conclusión que se puede extraer del estudio objetivo de cualquier personalidad contemplada desde la perspectiva de la Psicología Individual nos lleva a la siguiente proposición crucial: cada fenó-
meno psíquico, si es que nos brinda algún entendimiento de la
persona, sólo puede considerarse y entenderse en referencia a la
preparación hacia una meta10 (Itálicas en el original).

Adler creía que todos somos motivados por una meta en común
que moldea todo el comportamiento. Identificó esta meta en común
como el deseo de obtener superioridad, poder, seguridad y significado, pero también enfatizaba la necesidad de la responsabilidad social.
Adler enseñó que “existen dos grandes tendencias que dominan todas las actividades psicológicas”. Escribió: Estas dos tendencias, el
sentimiento social y la lucha individual por el poder y el dominio, influyen cada actividad humana y le dan color a la actividad de cada individuo, tanto en su lucha por la seguridad como en el cumplimiento
de los tres grandes desafíos de la vida: amor, trabajo, y relaciones interpersonales.11
Según Adler, si la meta de superioridad no está acompañada por
sentimientos sociales y un deseo de cooperar con otros, la vida no
tendrá sentido para la persona.
Adler enseñaba que si bien la meta de la superioridad es universal,
es única sin embargo para cada individuo, dependiendo del significado que le dé a la vida y del estilo de vida que ha desarrollado para alcanzar la meta.12 Por lo tanto declaró: “nadie conoce su propia meta
de superioridad de manera que la pueda describir en su totalidad”.13
Adler no veía nada errado en la meta de superioridad misma, sólo
veía qué tan eficientemente la persona podía moverse hacia su meta.
Tampoco veía ventaja alguna en cambiar la meta en sí misma. Los
cristianos claramente deberían ver que dicha meta pertenece al reino
de la oscuridad y refleja los deseos orgullosos de Satanás. Los cristianos tienen otras metas, amar y glorificar a Dios y llegar a ser como Jesús. Por supuesto, Adler incluso distorsiona la meta de llegar a ser
como Jesús al decir que es una meta de superioridad, llegar a ser como Dios.14 Por lo tanto, el procurar incorporar las enseñanzas de
Adler al ministerio cristiano puede ser desastroso.
Adler creía que la constante lucha por la superioridad es lo que
motiva a la humanidad a ser socialmente responsiva y personalmente
responsiva. Él explicó:

Es la lucha por la superioridad la que está detrás de cada creación
humana y es la fuente de todas las contribuciones que se le hacen a
nuestra cultura. Toda la vida humana procede según esta gran línea
de acción, desde abajo hacia arriba, de menos a más, desde la derrota hasta la victoria. Sin embargo, los únicos individuos que realmente pueden satisfacer y dominar los problemas de la vida, son
aquellos que en su lucha muestran una tendencia de enriquecer a todos los demás, quienes avanzan de tal forma que otros se benefician
también.15

Adler creía que todo el estilo de vida de una persona obra para
cumplir esta meta de superioridad, pero que a menos que se hallan
desarrollado los sentimientos sociales y de cooperación, la meta de
superioridad puede convertirse en la fuerza motivadora que conduce
a la neurosis y al comportamiento criminal.16
Adler también le atribuyó una gran fuerza motivadora a los
sentimientos de inferioridad. Éstos naturalmente operan en conjunto con la meta de superioridad, el deseo de ser superior más
que inferior. Él dijo:

Este sentimiento de inferioridad es una fuerza motivadora, el punto
de partida del cual se origina toda motivación infantil. Determina
cómo este niño adquiere paz y seguridad en la vida, determina la
meta misma de su existencia, y prepara una senda a través de la cual
esta meta puede ser alcanzada.17

Todos, según Adler, experimentan sentimientos de inferioridad y
procuran deshacerse de los mismos, Sin embargo él explicaba que si
una persona no puede imaginarse cómo mejorar la situación, procurará otros métodos de deshacerse de sus sentimientos de inferioridad,
tales como tratar de “hipnotizarse a sí mismo, auto-intoxicarse, o sentirse superior”, pero de esta forma sus sentimientos de inferioridad se “acumularán, ya que la situación que los produce permanece inalterada”.18 Adler enseñó además que el autoengaño continuo y los esfuerzos estériles de sentirse superior conducen a lo que él denominó el
“complejo de inferioridad”, en el cual la persona parece estar “más
preocupada en evitar la derrota que en obtener el éxito”.19
Adler es famoso por su concepto del complejo de inferioridad, a
pesar de que el término también fue usado por Freud y Jung.20 Él
dijo, “toda persona neurótica tiene un complejo de inferioridad”,21 y
“cada neurosis puede entenderse como un intento de liberarse de un
sentimiento de inferioridad para poder obtener un sentimiento de superioridad”.22 Adler contendió además diciendo: “atrás de cada persona que se comporta como si fuera superior a otros, podemos sospechar que existe un sentimiento de inferioridad que lo lleva a
producir esfuerzos muy especiales para lograr disimularlo”.23
Juntamente con la meta común de superioridad y los sentimientos
comunes de inferioridad, Adler enseñó, “todos nuestros esfuerzos se
dirigen hacia un sentimiento de seguridad”.24 Él creía en un esfuerzo
en común para obtener significado. Escribió:

Todo ser humano lucha para obtener significado, pero la gente
siempre comete errores si no reconoce que su propio significado yace
en su contribución a la vida de los demás.25

Los libros de Adler están llenos de casos de estudio de personas
que cometieron numerosos errores al atribuirles significado a ciertas
situaciones en su procura de alcanzar sus propias metas, y en sus luchas para obtener seguridad y significado. Él afirma que todos estos
errores se deben al desarrollo de un yo creativo durante los primeros
cinco años de vida.
Los casos de estudio de Adler sirven para promover su teoría y
perspectiva, ya que describen de tal forma a las personas que parecen
adaptarse a su teoría. Esto puede ser muy engañoso porque cuando la
gente comienza a leer los casos de estudio comienza a ver a las personas a través de los ojos de Adler en vez desde la perspectiva bíblica.
Si el mismo individuo, en la misma situación, fuera usado como un
caso de estudio por cada uno de los más de 400 sistemas diferentes
de terapia, la persona podría describirse según la teoría de quien escribe la descripción.

El yo creativo, el estilo de vida y el determinismo

Su concepto del “yo creativo” es considerado como “el logro
que corona a Adler como un teorista de la personalidad”. Su teoría del yo creativo propone que cada persona crea su propia
personalidad a través de una combinación de “los estímulos que
recibe la persona y las respuestas frente a los mismos”.26 Las
ideas de Adler sobre el yo creativo partieron de su teoría del
“estilo de vida”, que es considerada como “la característica más
distintiva de su psicología”.27 Estas dos nociones están tan ligadas que es difícil separarlas. Según Adler, cada persona desarrolla su propia forma de alcanzar sus metas durante los primeros
cuatro o cinco años de vida. Una vez que el estilo de vida de la
persona se forma, su estilo único (que incluye sus actitudes y
sentimientos) permanece relativamente fijo a través de toda la
vida. Por medio de su propio estilo de vida único, el yo creativo
de la persona interactúa con el medio ambiente e interpreta la
realidad de tal forma que pueda crear y alcanzar la meta característica.28 Por ejemplo, él dijo:

Una vez que el niño aprende que puede obrar como un tirano hacia su medio ambiente a través de la furia, o la tristeza, o el llanto,
que surgen de un sentimiento de haber sido descuidado, pondrá a
prueba este método de dominar su entorno una y otra vez. De esta
forma fácilmente adquiere un patrón de comportamiento que le permite reaccionar frente a estímulos insignificantes con su típica respuesta emocional.29

Adler creía que si dicho patrón se repetía lo suficiente se
tornaba parte del estilo de vida de la persona. Adler declaró:
“las emociones están fijas en el estilo de vida del individuo”.30
Él escribió:

En cada individuo observamos que los sentimientos han crecido y
se han desarrollado en una dirección y a un nivel que eran esenciales para el logro de su meta personal... Una persona que logra su
meta de superioridad a través de la tristeza, no puede estar alegre y satisfecha con sus logros. Tan sólo puede ser feliz cuando se siente miserable.31

Adler no estaba de acuerdo con el determinismo de Freud,
pero en realidad creó otra forma de determinismo psíquico tan
poderoso como el de Freud. El determinismo de Freud depende
de lo que le sucede a la persona durante los primeros cinco años
de vida. El de Adler depende de lo que el niño hace con sus circunstancias durante los primeros años de vida. Adler enseñaba
que “el fundamento de la psiquis humana yace en los primeros
días de la niñez”.32 Él creía que una persona estaba determinada
durante los primeros cinco años de vida, no por las circunstancias
mismas, sino más bien por cómo el niño interpretaba las circunstancias y tomaba una actitud hacia la vida. Él escribió:

Es aquí donde la Psicología Individual difiere de la teoría del determinismo: ninguna experiencia es en sí misma
una causa de éxito o fracaso. No sufrimos por el impacto
de nuestras experiencias (denominadas traumas) sino que
hacemos con ellas lo que sea que se amolde a nuestros
propósitos. No estamos determinados por nuestras experiencias, pero sí estamos autodeterminados por el significado que les atribuimos; y cuando tomamos algunas experiencias en particular como la base de nuestro futuro, casi
seguramente seremos mal influidos en cierto grado. Los
significados no son determinados por las situaciones. Nosotros mismos nos determinamos por el significado que le
atribuimos a las situaciones.33

Adler enseñaba “la presión particular que un niño siente en los días
de su primera infancia le dará color a sus actitudes hacia la vida y determinará en una forma rudimentaria su perspectiva del mundo, y su
filosofía cósmica”.34 Él declara además: “cada actitud característica
en un hombre puede ser rastreada y hasta encontrar su origen en la
niñez. En esa primera etapa (nursery) se forman y preparan todas las
actitudes futuras del hombre”.35
A pesar que la respuesta del niño está involucrada, sin embargo
termina siendo determinismo, ya que el niño crea su propio estilo de vida durante estos primeros años, y una vez que crea el estilo de vida,
éste determina cómo la persona procurará alcanzar sus metas a lo largo de la vida. Adler dijo:

Al final de su quinto año de vida, el niño ha adoptado un patrón
unificado y rígido de comportamiento, con su propio estilo distintivo
de abordar los problemas y la tareas que llamaremos su ‘’estilo de
vida’. Él ya ha fijado su concepción profunda y duradera de lo que
debe esperar del mundo y de sí mismo. A partir de allí, el mundo
es visto a través de un esquema de apreciación establecido. Las experiencias son interpretadas antes de ser aceptadas, y la interpretación siempre está de acuerdo con el significado original que el niño
le ha atribuido a la vida36.

Adler declaró con convicción sobre la teoría del determinismo
cuando escribió:

Al final del quinto año su personalidad se ha formado. El significado que le atribuye a la vida, la meta que persigue, su estilo de abordar y su disposición emocional, todo esto ya ha sido determinado.37

Según Adler, este determinismo es tanto universal como completo.
Nadie se escapa del mismo y todo lo que cada uno hace está determinado por el estilo de vida creado durante los primeros cinco años de
vida. Él escribió:

Cada crisis de la vida adulta se satisface según nuestro entendimiento previo: nuestra respuesta siempre se conforma a nuestro estilo
de vida.38

Por lo tanto, según Adler, el estilo de vida creado durante los primeros cinco años determina cómo uno procurará alcanzar sus metas.

El inconsciente

Adler también creía en un inconsciente poderoso que estaba lleno
de material motivador y comportamiento influyente. Él afirmaba que para muchas personas, especialmente aquellos que experimentaban
problemas, los factores determinantes con respecto a las metas y al
estilo de vida estaban escondidos en el inconsciente. Él creía que la
gente a menudo no era consciente de cómo sus primeras percepciones de vida determinaban ahora su comportamiento. Él escribió, “debemos buscar y encontrar el patrón de comportamiento de un hombre en el inconsciente. En su vida consciente lo que tenemos es un
reflejo, un negativo con el cual debemos lidiar”.39
¡Qué teoría desesperanzada! La teoría de Adler carece de nueva
vida. Deja a las personas en la desesperanzada oscuridad de la percepción infantil. Sin embargo, los cristianos han adoptado las ideas de
Adler del yo creativo, del estilo de vida y de la meta de superioridad,
añadiéndolas a la Biblia, suponiendo que la Escritura por sí sola no
puede lidiar con la condición humana.

Cambiando el yo a través de la enseñanza

Juntamente con cada teoría secular de por qué las personas son
como son, por qué hacen lo que hacen, y cómo cambian, existe una
metodología. Adler enseñó que a través de sus métodos psicológicos
las personas podían obtener conocimiento de su inconsciente y por lo
tanto superar los errores cometidos en el desarrollo temprano de su
estilo de vida. De hecho, Adler creía que únicamente su método podía lograr esta tarea, ya que dijo:

Únicamente el método de la Psicología Individual puede verter luz
sobre estos fenómenos del inconsciente y puede intentar corregir un
falso desarrollo40.

Adler creía que la clave para entender a una persona consistía
en descubrir el significado que la persona le atribuía a la vida.41
Él dijo, “experimentamos la realidad únicamente a través del significado que le atribuimos a la misma: no es una cosa en sí misma, sino algo que interpretamos”.42 Adler enseñaba que si bien
todos tenemos la meta común de la superioridad y luchamos por
la seguridad y el significado, “existen tantos significados atribuidos a la vida como seres humanos, y quizás, como hemos sugeri do, cada significado tiene errores en cierta medida”.43 Por lo tanto, él enseñaba que la tarea de la psicología consistía en “encontrar y entender el significado que una persona le atribuía a la
vida” y en ayudar al individuo a tener un mejor entendimiento de
su significado en la vida y de sus metas para poder encontrar nuevos significados, y así nuevos métodos hacia las metas.44
Pero, ¿Cómo puede una persona conocer y entender la vida interna de otra? Adler pensaba que era posible en el caso de personas que habían recibido un entrenamiento especial y que podían
leer a los demás al igual que se puede leer e interpretar un poema.
Él escribió:

Entender un estilo de vida es similar a entender la obra de un poeta... La principal parte de su significado debe ser adivinado: debemos leer entre líneas. Lo mismo sucede con la creación más profunda
y más intrincada, el estilo individual de vida. El psicólogo debe
aprender a leer entre líneas; debe aprender el arte de apreciar el significado de la vida.45

El método de Adler de leer entre líneas incluía el poner en orden y arreglar las muchas piezas del rompecabezas de las memorias y los sueños. Por lo tanto, todo analista que es discípulo de
Adler está limitado a su propia percepción subjetiva sobre las percepciones del paciente. Para poner en orden todos los componentes según la estructura teórica de Adler, uno debe “convertirse en
un adivinador experto”.46 La totalidad del método de Adler era
altamente especulativo a pesar de que él afirmaba que lo que hacía era una ciencia.47 Adler admitió cuál era su verdadero método: adivinar y leer entre líneas. ¿Acaso eso suena remotamente
científico? ¿Es ese un método que los cristianos deberían usar
para entender el estilo de vida de otra persona y la así llamada
motivación inconsciente?

Recuerdos y sueños

Adler buscaba el significado de la vida de un individuo a través de
los recuerdos y los sueños. Él dijo:

La principal ayuda de todas, sin embargo, para descubrir el significado que un individuo se atribuye a sí mismo y a la vida, es su almacén de recuerdos.48

Él creía que los primeros recuerdos eran los más significativos
para descubrir el estilo de vida del individuo. Afirmaba, “el primer recuerdo mostrará la perspectiva de vida fundamental del individuo, la primer expresión satisfactoria de su actitud”. Él declaraba, “nunca investigaría una personalidad sin preguntar por el
primer recuerdo”.49 Adler creía con firmeza que el hablar sobre
los primeros recuerdos de la niñez revelaría el estilo de vida de la
persona y que si una persona podía entender su estilo de vida y
cómo el mismo no funcionaba entonces podría cambiar. Él dijo,
“los primeros recuerdos son especialmente significativos. Para comenzar, muestran el estilo de vida en sus orígenes y en sus expresiones más simples”.50

Si bien Adler dependía principalmente de los recuerdos del individuo
para descubrir el significado que la persona le daba a la vida y su estilo
de vida, a él no le importaba si los recuerdos eran ciertos. Él decía:

A los efectos de la psicología, carece de importancia si el recuerdo
que un individuo considera el primero es en realidad el primer evento
que puede recordar (o si se trata del recuerdo de un evento real). Los
recuerdos importan únicamente por lo que representan, debido a su
interpretación de la vida y sus consecuencias sobre el presente y el
futuro.51

Además dijo:

Comparativamente carece de importancia si los recuerdos son precisos o no; lo que es de valor sobre los mismos es el hecho que representan el juicio del individuo.52

Uno no puede más que preguntarse si la verdad significaba algo
para Adler. Sus enseñanzas sobre la poca importancia que tiene que
los recuerdos sean ciertos o no, ha influido en numerables terapeutas
a quienes no les preocupa si los recuerdos de los pacientes son ciertos. Esta actitud por parte de los terapeutas ha conducido a muchos pacientes en dirección hacia recuerdos falsos. Los creyentes, por otro
lado, deberíamos creer que la verdad es extremadamente importante.
Jesús dijo, “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).
Además de trabajar con los recuerdos, y sin importarle si eran ciertos o no, Adler trabajó con los sueños. Decía: “los sueños nos ofrecen revelaciones importantes sobre los problemas de la vida emocional del individuo”.53 Lo que él buscaba en los sueños no era tanto el
contenido sino el sentimiento de los mismos. Él escribió: “La meta
del sueño tiene que ver con los sentimientos que deja. Los sentimientos que un individuo crea siempre deben ser consistentes con su estilo de vida”.54 Él exploraba los sueños de los pacientes para obtener
una revelación de su estilo de vida, ya que creía que los sueños serví-
an para respaldar ese estilo de vida. Él escribió:

El propósito del sueño es respaldar y reafirmar el estilo de vida de
quien sueña, para hacer surgir los sentimientos que mejor se adaptan
al mismo. Pero, ¿por qué un estilo de vida necesita respaldo? ¿Qué
hay que lo pueda amenazar? Es vulnerable a los ataques de la realidad y el sentido común. El propósito de los sueños por lo tanto, es
defender el estilo de vida de las demandas del sentido común.55

Es interesante notar que los terapeutas generalmente descubren lo
que buscan en el análisis de los sueños, especialmente cuando el paciente quiere cooperar. Una vez que los pacientes entienden lo que el
terapeuta está buscando, tendrán sueños acorde a eso. Si los terapeutas buscan abuso sexual en la infancia, los pacientes tendrán ese tipo
de sueños. Si los terapeutas buscan a través de arquetipos y símbolos
según el estilo de Jung, los pacientes tendrán ese tipo de sueños. Sin
embargo, esto tiene más que ver con la sujeción y la cooperación que
con la validez del análisis de los sueños.

El proceso terapéutico de Adler

En la psicología de Adler, la primera etapa de terapia consiste en que el terapeuta establezca un buen retorno con el pa ciente. La segunda fase está dedicada a aprender, “a entender
el estilo de vida del paciente y su meta”.56 Esto consiste en
obtener información de las motivaciones del paciente, sus intenciones internas, a través de la suposición y la lectura entre
líneas. La terapia de Adler es generalmente a largo plazo. Luego de un extenso análisis (especulación y suposición) para determinar el estilo de vida, el terapeuta tiene que convencer al
paciente de sus hallazgos, y luego ayudarle a cambiar a través
de pequeños incrementos, a través de los meses e incluso años
de terapia. Las historias de casos de Adler incluyen frases tales
como “pasado un año”, “luego de casi dos años de terapia”, y
“durante los dos años y medio de tratamiento”.57

El analista adleriano no trabaja en el comportamiento directamente, sino más bien en el significado y en la interpretación. Debido a
que Adler no creía que lo que sucedía con una persona determinaba
su comportamiento, sino que más bien la interpretación de la persona
era el factor determinante, afirmaba que la gente “nunca cambiaría
sus acciones a menos que cambie sus interpretaciones”.58 Dijo:

Nunca debemos tratar un síntoma o un aspecto individual de la
personalidad de alguien. Debemos descubrir la asunción errónea que
la persona ha hecho al elegir su estilo de vida, la forma en la que su
mente ha interpretado las experiencias, el significado que ya ha atribuido a la vida, y las acciones con las cuales ha respondido a las impresiones recibidas a través de su cuerpo y de su medio ambiente.59

El buscar el estilo de vida de una persona es una expedición de
caza. Esto se puede ver en los casos de estudio escritos por los terapeutas adlerianos. Algo consistente en todos ellos es que el estilo de
vida es lo que la persona hace para alcanzar su meta. La expedición
de caza hacia el pasado de un individuo está llena de interpretaciones
subjetivas, imaginación, especulaciones, y nociones preconcebidas.
Tanto la imaginación del terapeuta como la introspección del paciente son requisitos fundamentales en la psicología adleriana. Adler
dijo: “los cambios fundamentales se producen únicamente a través de
un elevado índice de introspección y en el caso de los neuróticos, a
través del análisis psicológico individual por parte del médico”.60 Él
también dijo:

En general, la forma más efectiva de analizar el estilo de vida de
un individuo es con la asistencia de alguien que ha sido entrenado en
la psicología y en la comprensión de estos significados, el cual puede
ayudar a descubrir el error original y sugerirle un significado más
apropiado.61

Por lo tanto, el terapeuta entrenado en la psicología adleriana debe
buscar claves en los recuerdos y los sueños, debe llegar a un entendimiento subjetivo sobre lo que esto puede revelar del paciente, y luego
debe convencer al paciente para que crea esa interpretación y coopere
realizando los cambios apropiados en el significado. Todo esto debe
hacerse en una forma que se adapte al marco teórico de Adler.
Si bien es cierto que las personas pueden cambiar aspectos de sus
vidas a través de este tipo de terapias psicológicas, están limitados a
cambios superficiales, no a los cambios profundos que Adler imaginaba. Existe una única forma de transformar verdaderamente a una
persona y es a la manera de Dios. Cualquier otro esfuerzo queda muy
por debajo cuando se lo compara. Sin embargo, los cristianos se han
vuelto a la sabiduría de Adler y han aguado el poder que tienen en
Cristo para transformar vidas.
Las teorías de Adler son intentos humanos de interpretar lo que la
gente hace. Están al mismo nivel de la validez científica de los más de
400 enfoques psicológicos diferentes, los cuales a menudo se contradicen. Es posible usar cualquiera de esos marcos teóricos para contemplar la humanidad, pero apenas son los lentes de la interpretación
humana, que principalmente se basan en las experiencias personales
de los diversos teoristas. Lo que Adler y otros contribuyeron no son
simples observaciones objetivas sobre lo que la gente hace. En lugar
de ello, procuraron a través de su propia debilidad humana ver dentro
del hombre.

Metas humanistas

A pesar que su Psicología Individual aplica mucha introspección y
concentra mucho tiempo en las metas del individuo y su estilo de
vida, Adler también incluye un interés por lo social. De hecho, como
ya mencionamos antes, él creía que “el verdadero significado de la vida depende de la contribución y la cooperación”.62 Él dijo: “sólo el
individuo que entiende que la vida consiste en contribuir podrá enfrentar sus dificultades con valor y con una buena posibilidad de éxito”.63 Sin embargo, con respecto a aquellos que abordan los problemas a través de esta forma, Adler dice:

Ellos dirán, “debemos vivir nuestras propias vidas. Es nuestra
tarea y somos capaces de hacerla. Somos los amos de nuestras
propias acciones. Si se debe hacer algo nuevo o algo viejo debe
reemplazarse, nadie lo puede hacer sino nosotros mismos”. Si la
vida es considerada de esta forma, como una cooperación de seres humanos independientes, no existen límites al progreso de
nuestra civilización humana.64

Lo mejor que Adler tiene para ofrecer es un humanismo que deja a
Dios a un lado, un sistema para ayudar a las personas a hacer una mejor tarea en cuanto a crear sus propios estilos de vida, un medio para
convertirse en sus propios dioses.
Adler creía que siempre que la religión fracasa, su sistema humanista tiene éxito. En referencia a esta declaración sobre el verdadero
significado de la vida, la cual depende de la contribución y la cooperación, escribió lo siguiente:

Siempre hubo personas que entendieron este hecho, quienes saben
que el significado de la vida consiste en interesarse por toda la humanidad, y quienes tratan de desarrollar un interés social y amor. En
todas las religiones encontramos esta preocupación por la salvación
de la humanidad.65

Luego en forma arrogante declaró:

La Psicología Individual llega a la misma conclusión aunque en
una forma científica y propone un método científico para lograrlo.
Esto, según creo yo, es un paso hacia delante.66

No es de sorprenderse que el apóstol Pablo advirtiera a los creyentes sobre la “falsamente llamada ciencia”. Pero muchos no le han
prestado atención a las advertencias de Pablo y han incorporado las teorías de Adler y sus métodos a sus propios misterios. La psicología
de Adler no es un paso hacia delante, sino un paso hacia atrás en el
Huerto del Edén, ya que está haciendo eco de lo que la serpiente le
dijo a Eva, “y seréis como Dios sabiendo el bien y el mal” (Génesis
3:5).
La teoría humanista de la personalidad de Adler le otorga a cada
persona justicia, humanitarismo, un sentido del ser único, dignidad,
valor, y poder para dirigir y cambiar su propia vida.67 Dicha teoría
naturalmente surge de un punto de vista evolutivo, en el cual el hombre es el ser más evolucionado en el universo conocido.
Como en el caso de los otros teoristas del yo, Adler dejó a Dios
afuera de la cuestión. Él era un psicólogo humanista. quien colocó al hombre en el centro mismo y diseñó una doctrina del yo
creativo, en el cual el hombre supuestamente crea su propia personalidad, le da significado a la vida, crea sus propias metas y los
medios de alcanzarlas.68

 

10. Erich Fromm y el amor incondicional

 

Erich Fromm fue entrenado tanto en la sociología como en el psicoanálisis. Como en el caso de Adler, la obra de Fromm se basó en la teoría psicoanalítica de Freud pero evolucionó hacia la psicología humanista. Tanto desde la perspectiva de sociólogo como de psicólogo,
se opuso a todas las formas de gobierno autoritario, incluso de parte
de Dios. De hecho, presentó al Dios del Antiguo Testamento como si
fuera un autoritario con ambiciones egoístas.
Fromm no procuró entender la condición humana desde la posición de la fe en Dios o a partir de un deseo de entender y profundizar
en la Palabra de Dios. Era un ateo el cual argumentaba en contra de
los fundamentos de la fe cristiana. Él fue el psicoanalista que enseñó
la antigua filosofía griega de Protágoras, que el hombre es “la medida
de todas las cosas”.1
Fromm no se oponía a la religión, siempre y cuando el dios de la
persona fuera un mero símbolo para su idea subjetiva del “valor supremo, el bien más deseado”. Como Fromm no creía que existiera un ser que precediera lo humano, dijo que “el significado específico de Dios depende de lo que para la persona sea el bien más deseable”.2
Fromm no sólo negaba la existencia de Dios; luchó vehementemente
en contra del concepto de la soberanía de Dios. Es más, dijo que tener fe en Dios el Padre era semejante a un comportamiento infantil.
Afirmaba:

Es obvio que la mayoría de las personas, en su desarrollo personal, no ha superado esa etapa infantil con su característica creencia en Dios, para la mayoría de las personas es la creencia en un padre
que nos asiste, una ilusión infantil.3

Fromm enseñaba que uno debía amarse a sí mismo, aceptarse a sí mismo, y estimarse a sí mismo, para poder alcanzar su potencial supremo. Eso es debido a que él no creía en Dios como un Padre que ama y ayuda a sus hijos y los recrea a la imagen de Cristo. Para él, dicha fe en Dios el Padre era una “ilusión infantil” de aquellos que no habían superado su etapa infantil del desarrollo. A pesar de eso, muchos creyentes, con conocimiento de causa o por pura ingenuidad,
respaldan las enseñanzas de Fromm del amor propio.
La religión de Fromm era el humanismo secular. Si bien él reconocía que el hombre tiene un sentimiento de estar separado, rechazaba el plan de Dios para una reconciliación. Él declaró:

El hombre (en todas las edades y culturas) es confrontado con la solución a una misma pregunta: la pregunta de cómo solucionar el estar separados, cómo alcanzar la unión, cómo trascender la vida individual de uno mismo y encontrar la unidad.4

Fromm sustituyó la expiación bíblica a través de la muerte de Cristo con el mito de una “expiación” autoproducida. En lugar de hablar de la reconciliación con Dios, Fromm insistía que la solución del hombre “para superar la separación” se encuentra dentro de uno mismo, a través del amor propio incondicional, el cual él creía le permitía a los individuos amar a todo el mundo.
Fromm fue un propulsor del amor incondicional, al cual asemejaba con el amor de una madre, en contraste con el amor condicional, al cual asemejaba con el amor de un padre. Si bien él escribió sobre el amor condicional-incondicional en sus primeros libros, sus declaraciones más claras con respecto a este contraste están en su libro To Have or To Be (Tener o ser):

El principio maternal es el del amor incondicional; la madre ama a sus hijos, no debido a que la satisfagan, sino debido a que son sus hijos (o los de otra mujer). Por esta razón, el amor de la madre no puede adquirirse a través del buen comportamiento, ni se puede perder al pecar.5

El amor paternal, por el contrario, es condicional; depende de los logros y del buen comportamiento del hijo, el padre ama más al hijo que es más como él, por ejemplo, aquel a quien desea que herede su
propiedad. El amor del padre se puede perder, pero también puede ganarse nuevamente a través del arrepentimiento y una sumisión renovada6

El amor incondicional y la aceptación son hoy día enseñanzas predominantes en la iglesia. Sin embargo, el amor incondicional es un mito. Eso se debe a que el hombre es por naturaleza egoísta y el corazón humano es tan engañoso que uno puede burlarse a sí mismo y pensar que ama incondicionalmente, cuando en realidad tiene todo tipo de condiciones. Por ejemplo, ¿qué tipo de amor incondicional entra en funcionamiento cuando el paciente ya no puede pagar por
los servicios y la terapia debe suspenderse?
En la psicología humanística, los padres y la sociedad siempre son los culpables. Debido a que ellos creen que cada persona nace con un valor intrínseco y una bondad innata, los psicólogos abogan a favor de que una de las principales razones por las cuales la gente experimenta problemas emotivos y de comportamiento es debido a que no han recibido amor incondicional de parte de sus padres. Al seguir esa tesis, los cristianos han llegado a creer que el mejor tipo de amor es el amor incondicional. Es el amor supremo que los humanistas seculares conocen. Es considerado como un amor que no tiene demandas de comportamiento, efectividad o cosa semejante. También ha sido asociado con una especie de permisividad, a pesar que los promotores del amor incondicional dirían que no deja a un lado la disciplina.
Debido a que el concepto de amor incondicional se ha impregnado en la sociedad, y debido a que a menudo se enseña como la suprema forma de amor humano, es natural que los cristianos
usen ese término para describir a Dios. Después de todo, Su amor es mucho mayor que cualquier amor humano que se pueda imaginar. El amor de Dios es tan grande que “dio a su propio hijo para que todo aquel que en el crea no se pierda mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Oh, la magnitud del costo! No podemos siquiera entender Su amor, aun cuando nuestro aliento mismo depende de Él. Su amor ciertamente alcanza lo más alto y lo más profundo.
Sin embargo, el término incondicional no es apropiado cuando se usa para describir el amor de Dios. Esta palabra está cargada de muchas connotaciones seculares, humanistas y psicológicas. El
amor de Dios es tan grande que Él dio a Su hijo unigénito para pagar el precio y satisfacer por lo tanto todas las condiciones.
Fromm también enseñó que la fuente de amor está dentro de uno mismo. En vez de insistir en la fe en Dios y en su amor, Fromm decía que “lo que realmente interesa en relación al amor es la fe en el amor de uno mismo; en su habilidad de producir amor en otros y en su fidelidad”.7 Él dice:

El amor infantil sigue el siguiente principio: “amo porque soy amado”. El amor maduro sigue el siguiente principio: “soy amado debido a que amo”8

Él diría que todos los cristianos tienen amor infantil, ya que el amor del cristiano es una respuesta al amor de Dios tal y como lo dice 1 Juan 4:7 y 19:

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios... Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

Si bien la Biblia declara que Dios, no uno mismo, es la fuente del amor, Fromm denominó ese tipo de amor “infantil”. Cuando él asemeja el amor maduro con “soy amado debido a que amo”, estableció el yo como la fuente del amor propio y como el comienzo necesario
de poder amar a otros.

A pesar que Fromm descaradamente se oponía al Dios de la Biblia, no dudaba en usar la Biblia para su propio beneficio. Y sin embargo al hacerlo, la malinterpretaba para que se adaptara a su propia filosofía. Aquí está su interpretación tergiversada y llena de humanismo secular del pasaje de Mateo 22:39:

Si es una virtud amar a mi prójimo como ser humano, debe ser una virtud (y no un vicio) amarme a mí mismo, ya que yo soy un ser humano también. No existe concepto del hombre en el cual yo mismo
no esté incluido. Una doctrina que proclame dicha exclusión demuestra ser intrínsecamente contradictoria. La idea expresada en el principio bíblico “amarás a tu prójimo como a ti mismo” implica que el respeto por la integridad y la peculiaridad de uno mismo, el amor y la comprensión hacia el propio yo, no pueden separarse del respeto, amor y comprensión hacia otro individuo. El amor hacia mí mismo está inseparablemente conectado con el amor hacia otra persona.9

El razonamiento seductor de Fromm ha tenido tanto éxito que muchas personas tergiversan la Escritura en la misma forma para poder justificar el amor propio. Sin embargo, una mirada cuidadosa a Mateo 22:37-40 no respalda el amor propio actual ni las enseñanzas
de la autoestima.

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Fíjese que Jesús dio únicamente dos mandamientos: amar a Dios y a otros tanto como uno ya se ama a sí mismo. Entonces dijo, “de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. Sin embargo aquellos que intentan usar estos versículos para promover el amor propio y la autoestima, le han añadido un tercer mandamiento a la Escritura. Y dicho mandamiento de amarse y estimarse a sí mismos está en contradicción directa con la enseñanza global de la escritura.
Si bien muchos cristianos no ven la contradicción entre la teología basada en la Biblia y la psicología del amor propio/autoestima, Fromm ciertamente sí la veía. Él citó lo siguiente de La institución de la religión cristiana de Calvino para ilustrar lo opuesto a lo que él mismo
creía y enseñaba.

No nos pertenecemos; por lo tanto, no nos pongamos como meta procurar lo que puede ser pertinente para nosotros según la carne.
No nos pertenecemos; por lo tanto olvidémonos de nosotros mismos
tanto como sea posible y de todas las cosas que son nuestras. Por el contrario, le pertenecemos a Dios, por lo tanto vivamos y muramos únicamente para Él.10

Fromm documentaba que la doctrina de Calvino se basaba en que no se aceptaba a sí mismo y que sentía repudio hacia su persona. Usó la misma falacia que muchos cristianos usan hoy día al argumentar que la única alternativa para el amor propio es el repudio propio. La alternativa bíblica para el amor propio es el amor en relación a Dios y a otros. El yo ya es amado. Por lo tanto la Biblia enfatiza el amor a Dios y a otros. Las enseñanzas sobre el amor propio, la auto aceptación, y la autoestima se enfocan en el yo.
Las enseñanzas actuales del amor propio y la autoestima, tanto dentro como fuera de la iglesia, proceden de la cisterna quebrantada del yo, no de la Palabra de Dios. En contraste con el cristianismo, Fromm define la “verdadera persona religiosa”, como aquella que “no ora por cosa alguna, no espera cosa alguna de Dios”. Él dice que “la verdadera persona religiosa... no ama a Dios como un niño ama a su padre o a su madre”. Luego iguala la humildad con la incredulidad,
ya que dice que “la verdadera persona religiosa” ha “adquirido la humildad de sentir sus limitaciones, al grado de saber que no sabe cosa alguna sobre Dios”.11 Por lo tanto, la fe en Dios es reemplazada por la fe en el yo, y el amor hacia Dios es reemplazado por el amor hacia uno mismo. Y en muchas formas, el amor propio y las enseñazas del amor propio y la autoestima en la iglesia se mueven en la misma dirección.
Fromm obviamente no entendía la Biblia. No tenía el más mínimo entendimiento del amor de Dios o de la verdad del evangelio de Cristo Jesús. Él veía al Dios de la Biblia como un cruel dictador, el cual hizo que Caín asesinara a Abel. Aquí está la interpretación de Fromm
del Génesis:

El relato bíblico del crimen de Caín y su castigo ofrece una ilustración clásica del hecho que lo que el hombre más teme no es el castigo sino el rechazo. Dios aceptó la ofrenda de Abel, pero no aceptó
la de Caín. Sin darle razón alguna, Dios hizo con Caín lo peor que podría hacerle a un hombre que no puede vivir sin sentirse aceptado por la autoridad. Rechazó su ofrenda y por lo tanto lo rechazó a él.
Ese rechazo fue insoportable para Caín, por lo tanto mató al rival que le había arrebatado lo indispensable. ¿Cuál fue el castigo de Caín? No fue muerto, ni siquiera lastimado; de hecho, Dios prohibió que alguien lo matara (Caín recibe una marca para protegerlo y evitar que fuera asesinado). Su castigo fue convertirlo en un marginado; luego que Dios lo rechazó fue separado de sus compañeros. Este castigo ciertamente hizo que Caín exclamara: “grande es mi castigo para ser soportado”12

Fromm veía a Dios como un personaje malvado y Caín era la víctima indefensa. Pero el Señor dice: “Luego dirán los hijos de tu pueblo:
No es recto el camino del Señor, el camino de ellos es el que no es recto” (Ezequiel 33:17).
Las sanciones de Fromm con respecto a Dios representan el tipo de teología que está en la raíz misma de las enseñanzas del amor propio, la autoaceptación y la autoestima, las cuales han penetrado la iglesia. No se pueden separar las enseñanzas del amor propio, la autoaceptación y la autoestima de su fuente corrupta. Si bien algunas enseñanzas actuales con respecto a estas cosas parecen ser maravillosas, son tan engañosas como la serpiente en el Huerto. Provienen de
la misma fuente y a la larga niegan a Cristo. A pesar de que muchos amantes de la psicología dicen que las enseñanzas del amor propio y la autoestima no contradicen la Escritura, todo el consejo de la Escritura se dirige a amar a Dios y a otros. El yo no necesita estímulo alguno para que le prestemos atención o nos preocupemos por él.

 

11. Abraham Maslow y la psicología de la necesidad

 

Juntamente con Carl Rogers, Abraham Maslow es considerado por muchos como uno de los fundadores de la psicología humanista.1 Maslow comenzó su obra con la psicología conductista, en la cual estudió las reacciones de animales de laboratorio. Se consideraba a sí mismo tanto un psicoanalista como un conductista2, y uno puede ver la influencia de ambas cosas en sus escritos, incluso al pasar a la corriente humanista bajo la influencia de Erich Fromm.3 Si bien Maslow arrastró vestigios de la teoría psicoanalítica y conductista a su obra, y pese a que su interés posterior se concentró en la psicología transpersonal, es popular por su psicología humanista y especialmente por su modelo de “jerarquía de necesidades”.
Maslow creía que las religiones contemporáneas de su época, incluyendo el judaísmo y el cristianismo, habían “demostrado ser un fracaso... no siendo dignas de que se muriera por
ellas”.4 Sin embargo estaba convencido que “el ser humano
necesita un marco de valores, una filosofía de vida, una religión o algo que sustituya la religión con la cual vivir y entender las cosas”.5 Por lo tanto, presentó su propia filosofía de
vida, su marco de valores y su religión humanista.
Como sucede con otros humanistas seculares, Maslow creía en la bondad innata del hombre en el centro del mismo. En claro contraste con las Escrituras, las cuales dicen que la necedad está ligada al corazón del muchacho, Maslow argumentaba que cuando un niño se desarrolla normalmente “elegirá lo que es bueno para su crecimiento”.6 Maslow enseñaba que un
niño “sabe más que nadie lo que es bueno para él” y que los adultos “no deberían interferir demasiadoà sino más bien permitirles crecer y ayudarles a crecer en una forma taoísta en vez
de autoritaria”7.
Maslow quería estudiar la gente saludable. Él dijo, “Freud nos brindó la mitad enfermiza de la psicología y nosotros debemos completarla con la mitad saludable”.8 Al igual que muchos psicólogos humanistas, Maslow no abandonó por completo la teoría freudiana. Creía con firmeza en un poderoso inconsciente freudiano que motivaba el comportamiento más allá del conocimiento de la persona. Él dijo:

No es necesario en este momento examinar la tremenda cantidad de evidencia que indica la importancia crucial de la motivación del inconsciente... Lo que hemos denominado necesidades básicas son a menudo inconscientes en gran parte, pese a que pueden, si se acepta la técnica adecuada y con gente sofisticada, hacerse conscientes.9

Él también creía, al igual que Freud, en un inconsciente poderoso y motivador que estaba lleno de todas las cosas que habían acontecido con la persona.

Algo serio que cada persona debe reconocer en forma vívida, es que cada alejamiento de la virtud de la especie, cada crimen contra la naturaleza propia, cada acto perverso, cada uno sin excepción se
graba a sí mismo en nuestro inconsciente y nos hace despreciarnos a nosotros mismos10

Este modelo que presenta la mente como un grabador y el receptor de todas las cosas ha sido desacreditado por la investigación.

La jerarquía de necesidades de Maslow

Maslow enseñaba que las personas eran motivadas por sus necesidades en un orden jerárquico, comenzando con las necesidades fisiológicas (del cuerpo), tales como la necesidad de alimentarse. Según su sistema, los niveles ascendían en la escala comenzando con las necesidades corporales, pasa luego a las necesidades de seguridad (protección), después vienen las necesidades de amor (afecto, amistad, pertenencia), lo siguiente son las necesidades de estima (respeto, aprobación), y finalmente la necesidad de autorrealización (desarrollar el potencial supremo del individuo). A medida que cada nivel se satisface en un cierto grado, la persona supuestamente se motiva para las supuestas necesidades del siguiente nivel. Por ejemplo, según el sistema de Maslow, si las necesidades corporales y de seguridad de un individuo están relativamente bien, estará motivado para atender las necesidades del siguiente nivel, el nivel de amor. Luego, cuando esa
necesidad es satisfecha en un cierto grado estará motivada para la denominada necesidad de aprobación, y así por delante.
La terminología de Maslow revela la influencia del conductismo y
el evolucionismo, ya que al hablar de las necesidades psicológicas dijo:

Si todas las necesidades están insatisfechas, y el organismo está entonces dominado por las necesidades fisiológicas, las demás necesidades parecerán no existir o serán empujadas hacia atrás... Pero ¿qué sucede con los deseos del hombre cuando existe abundancia de pan y cuando su estómago se alimenta bien con regularidad?

Inmediatamente surge otra necesidad (superior) y la misma, en vez de ser un hambre fisiológica, domina el organismo. Cuando a la vez esta queda satisfecha, entonces emerge una nueva necesidad (superior aún), y así por delante. A esto nos referimos cuando decimos que las necesidades humanas básicas están organizadas en una jerarquía de prepotencia relativa11.

Note que Maslow se refirió al ser humano como un organismo.
Sin embargo, según Maslow, a medida que la persona avanza en esta jerarquía el organismo se convierte casi en algo divino al alcanzar la autorrealización y finalmente la trascendencia, a la cual él se refiere como lo “divino”.12 Con el término divino no está
implicando un ser sobrenatural, sino más bien algo que es “parte
de la naturaleza humana... una potencialidad en la naturaleza humana”.13 En la jerarquía de Maslow, las necesidades motivan a las personas para evolucionar de organismos llenos de potencial a criaturas divinas, a medida que las diferentes necesidades se satisfacen en los diversos niveles.
Si bien Maslow enseñaba que las personas se motivaban a partir de las necesidades básicas de su jerarquía, no era totalmente rígido con respecto al orden de la escala. Él decía que “la mayor parte del comportamiento es multi-motivador” y que:

Dentro de la esfera de determinantes motivadores, cualquier comportamiento tiende a estar determinado por otras o todas las necesidades básicas simultáneamente, en vez de por una sola de ellas14
(Énfasis en el original).

Sin embargo, él mostraba certidumbre sobre la importancia de cada nivel de necesidad.
Al referirse a la necesidad de amor, Maslow declaró, “en nuestra sociedad, el no satisfacer esta necesidad es la razón más común en los casos de mala adaptación y de psicopatologías más severas”.15 Él escribió:

El hambre de amor es una enfermedad de deficiencia... la persona saludable que no tiene deficiencia no necesita recibir amor excepto en dosis continuas, pequeñas y constantes, e incluso puede vivir sin
ellas por algún período de tiempo.16

Maslow también afirmaba que la autoestima es una necesidad universal. Él declaró:

Todas las personas de nuestra sociedad (con algunas excepciones patológicas) tienen la necesidad o desean tener una alta evaluación de sí mismos, un respeto propio, o autoestima, y de estimar a otros.
Estas necesidades por lo tanto pueden clasificarse en dos conjuntos.
Éstos son en primer lugar el deseo de fortaleza para alcanzar logros, para sentirse adecuado, para lograr competitividad, para tener confianza frente al mundo, y para tener independencia y libertad. En segundo lugar tenemos lo que denominamos deseo de reputación o prestigio (con lo cual se refiere al respeto o estima proveniente de otras personas), estatus, dominio, reconocimiento, atención, importancia o aprecio.17

Además enseñó:

La satisfacción de la necesidad de autoestima conduce a sentimientos de confianza en uno mismo, valor, fortaleza, capacidad y de sentirse adecuado, de ser útil y necesario en el mundo. Pero el estar carente en cuanto a esta necesidad produce sentimientos de inferioridad, de debilidad y de desesperanza. Estos sentimientos a la vez conducen ya sea a un desánimo básico o también a tendencias compensatorias o neuróticas.18

Maslow enfatizaba la autoestima a pesar de sus resultados negativos. Él contrastaba dos tipos:

La persona A, la cual tiene tanto una fuerza personal como amor por sus semejantes, usará naturalmente su fuerza para estimular, o proteger en forma amable. Pero la persona B, la
cual tiene una fuerza similar pero junto con ella siente odio, confrontación o temor hacia sus semejantes, usará su fuerza para lastimar, dominar, o para aliviar su inseguridad. Por
consiguiente, su fuerza puede ser una amenaza para sus semejantes. Por lo tanto, podemos hablar de una cualidad insegura de alta autoestima, y contrastarla con una cualidad segura de alta autoestima.19

Maslow pensaba que la razón de esta diferencia tenía que ver con el nivel de seguridad de la persona.
Además de las necesidades físicas, de seguridad, de amor, y de estima, Maslow veía otra necesidad que debería satisfacerse, a la cual denominó “autorrealización”, la cual definió como “el deseo del hombre de lograr su propia plenitud, es decir, la tendencia de lograr lo
que tiene el potencial de ser”, es decir, alcanzar su potencial supremo.20 Él dijo:

En lo que respecta al estado de motivación, las personas saludables han satisfecho lo suficiente sus necesidades básicas de seguridad, pertenencia, amor, respeto y autoestima de modo tal que están motivadas principalmente hacia la autorrealización, la cual definimos como estar a la altura de su potencial, capacidad y talentos, y cumplir la misión (o llamado, suerte, destino u ocasión), como un conocimiento más completo, como una aceptación, como la naturaleza intrínseca de la persona, como una tendencia incesante hacia la unidad, la integración o la sinergia dentro de la persona.21

Maslow creía que cuando una persona estaba motivada en los niveles más altos de necesidad de gratificación, la sociedad se beneficiaba.
Él dijo:

La búsqueda y la gratificación de las necesidades más elevadas tienen consecuencias cívicas y sociales deseables..., las personas que tienen la suficiente satisfacción básica como para procurar amor y
respeto (en vez de tan sólo comida y seguridad) tienden a desarrollar cualidades tales como la lealtad, amistad, y consciencia cívica, y de ser mejores padres, esposos, maestros, servidores públicos, etc.22

Por lo tanto, según Maslow, lo que uno hace hacia los demás está motivado por la gratificación de las necesidades propias, a cualquier nivel en el que parezcan estar.
Maslow veía todo en términos humanos, como si los humanos en y por sí mismos poseyeran todo lo necesario para el crecimiento y el cambio. Él escribió:

Para que el crecimiento y la autorrealización sean posibles, es necesario entender que las capacidades, los órganos, y los sistemas de órganos ejercen una presión para funcionar y expresarse a sí mismos
y para ser usados y ejercitados, y el uso de los tales es satisfactorio, mientras que su desuso es irritante... las capacidades claman pidiendo que se las use y cesan su clamor únicamente cuando son bien usadas. Es decir, las capacidades también son necesidades23.
Debido a que Maslow rechazaba reconocer al Creador, él creía que todos los recursos para la necesidad de gratificación y autorrealización residían dentro del ser humano.

Utopía más allá del alcance de la naturaleza humana

Maslow procuraba encontrar un tipo de Utopía de personas autorrealizadas. En el libro New Pathways in Psychology Colin Wilson dice que Maslow “sentía que una sociedad sana y saludable no debería ser un sueño utópico, que la naturaleza de las cosas tales y como son significa que es perfectamente posible tener dicha sociedad bajo las circunstancias presentes”24
(Itálicas en el original). Cuando él escribió Motivation and Personality (1954), Maslow sentía un gran optimismo hacia su sistema. Él imaginaba lo maravilloso que sería el mundo a medida qué más y más necesidades fueran gratificadas en más y más personas. Su ilustración revela su optimismo sobre nuestra sociedad:

...la mayoría de los miembros de nuestra sociedad que son normales, están parcialmente satisfechos en todas sus necesidades físicas y a la vez parcialmente satisfechos en sus necesidades básicas. Una descripción más realista de la jerarquía se ve en base a los porcentajes decrecientes de satisfacción a
medida que avanzamos en la jerarquía de prepotencia. Por ejemplo, si atribuyera figuras arbitrarias para poder ilustrarlo con total claridad, diría que es como si el ciudadano promedio tuviera quizás el 85% de sus necesidades fisiológicas satisfechas, 70% de sus necesidades de seguridad, 50% de
sus necesidades de amor, 40% de sus necesidades de autoestima, y 10% de sus necesidades de autorrealización.25

Sin embargo, en el momento que escribió Toward a Psychology of Being estaba comenzando a ver que a pesar de toda la psicología y la aparente cantidad de necesidad de gratificación, su teoría de autorrealización no estaba funcionando como él esperaba. Él escribió:

Si bien en principio la autorrealización es fácil, en la práctica rara vez sucede (según mi criterio ciertamente en menos del 1% de la población adulta).26

Pero Maslow no culpó a su propio sistema (el cual carecía de Dios) de su fracaso. En lugar de eso culpó a la Biblia y a la biología cuando escribió:

Ya hemos mencionado una razón cultural principal, es decir, la convicción de que la naturaleza intrínseca del hombre es maligna o peligrosa, y una determinante biológica para la dificultad de alcanzar un yo maduro, es decir, que los humanos ya no tienen fuertes instintos que les dicen en forma inequívoca qué hacer, cuándo, dónde y cómo.27

Es interesante que no sólo culpa las enseñanzas cristianas con respecto a la caída en el Huerto del Edén; también rechaza al Dios de la Biblia el cual nos ha dado su Palabra para que hagamos lo que el instinto no hace, es decir, para guiarnos con autoridad y dirigir al individuo hacia “qué hacer, cuándo, dónde y cómo”. A pesar de toda su exposición acerca de la libertad personal y la autonomía, parecería que Maslow habría preferido robots dirigidos por el instinto en vez de
cristianos dirigidos por el Espíritu.
A pesar que tuvo que hacer algunos ajustes a sus primeras teorías, Maslow continuó con su optimismo en cuanto a descubrir una psicología de la salud. Escribió en su introducción a la segunda edición de Toward a Psychology of Being:

Hoy día está surgiendo en el horizonte un nuevo concepto sobre la enfermedad y la salud humana, una psicología que me resulta fascinante y llena de actividades maravillosas, de tal forma que he caído
en la tentación de presentarla públicamente, incluso antes que sea puesta a prueba y confirmada, y antes que se la pueda considerar confiable de acuerdo al conocimiento científico.28

A continuación enlistó las “asunciones básicas de su punto de vista”. Las mismas incluyen su creencia en que cada persona tiene “una naturaleza interna esencialmente biológica”, la cual puede ser estudia da “científicamente”, y la cual es intrínsecamente “buena y neutral en
vez de mala”.29 Él dijo:

Quizás pronto podremos usar como nuestra guía y modelo el ser humano completamente creciente y que se autosatisface, aquella persona en las cual todo su potencial llega a su desarrollo pleno, aquel
cuya naturaleza interna se expresa libremente en vez de ser comprimida, reprimida y descuidada.30

Debido a que Maslow no creía en la doctrina bíblica del pecado original, debía encontrarle una explicación a la maldad. Él pensó que había encontrado la respuesta a la maldad en lo que consideró la “literatura amplia, rica e instructiva de la psicología dinámica y la psicopatología, un gran almacén de información sobre las debilidades y los miedos del hombre”. Él declaró:

Sabemos mucho sobre por qué los hombres hacen cosas erróneas, por qué crean su propia infelicidad y su autodestrucción, por qué son pervertidos y enfermos. Y en todo esto podemos ver que la maldad
humana se debe principalmente (aunque no toda) a la debilidad humana y a la ignorancia, la cual es perdonable, entendible, y también curable31.

Según Maslow, la maldad es el resultado de la ignorancia y la debilidad. Su solución para conquistar la maldad es proveer el conocimiento que ayudará a las personas a obtener mayor
fortaleza en su ego. Él escribió, “el conocimiento propio parece ser el principal camino hacia la mejoría propia”, y a pesar que “el conocimiento propio y la mejoría propia son muy difíciles para la mayoría de las personas... la ayuda de un terapeuta profesional capacitado hace que este proceso sea mucho más sencillo”.32 En otras palabras, el conocimiento es lo que marca la gran diferencia, pero debido a que las personas se protegen a sí mismas de cualquier conocimiento propio que pueda disminuir su autoestima, pueden necesitar un terapeuta que les ayude a enfrentar verdades acerca de sí mismas.33
A pesar de eso, Maslow admitió una limitación de la terapia cuando escribió:

Cuanto más alto sea el nivel de la necesidad, más fácil y más efectiva será la psicoterapia: a los niveles más bajo de necesidad difícilmente les servirá de algo34

Nuevamente, aquí tenemos una confesión que la terapia de la conversación funciona mejor para aquellos que menos la necesitan. Por el contrario, Dios trabaja en cada nivel de necesidad y en cada aspecto del crecimiento de una persona.

Autorrealización llevada a la práctica

El sueño de Maslow de una Utopía habitada por personas autor realizadas con una alta autoestima se llevó a cabo en el distrito Haight-Ashbury, en San Francisco, cuando los jóvenes
de los años 60 tomaron sus teorías en serio y vivieron una vida de amor libre y auto gratificación. Maslow no enseñó la autoindulgencia, pero ese puede ser el resultado de cualquier sistema que enfatiza el yo, que presupone la bondad en el ser humano, y que dice que las personas desarrollarán su potencial supremo si sus necesidades son satisfechas.
Adrianne Aron describe este problema en “Maslow´s Other Child”. Ella dice:

Para examinar algunos de los aspectos más amenazantes de la búsqueda de la autorrealización, la cual deja a un lado los asuntos políticos y éticos, hablaré aquí sobre el patrón social dominante del movimiento hippie en sus comienzos. En el patrón hippie, el sueño de Maslow de relaciones interpersonales compasivas, recíprocas, empáticas, con un esquema de alta sinergia, se pierde detrás de la realidad de la explotación humana. Donde el teorista prescribió autorrealización, los hippies principalmente produjeron autoindulgencia. Sin embargo, debería decir, el resultado en los hippies no es ajeno a la teoría de Maslow, ya que cuando la relación entre el yo y la sociedad queda sin definirse y se desatiende por una teoría de autodesarrollo, es posible que emerja tanto uno como otro de estos patrones sociales.

Debido al excesivo enfoque en el yo y sus supuestas necesidades, y debido a que los estándares externos son menospreciados por la psicología humanística, surge un tipo peligroso de tolerancia. Aron dice:

En la perspectiva hippie, la verdadera tolerancia exige el respeto hacia la inviolabilidad de la idiosincrasia de cada uno sobre cómo vivir en el mundo... Una de las formas en que los hippies anhelaban eliminar la intolerancia era no realizando juicio alguno... por lo tanto, la gente procuraba desarrollar más flexibilidad y amplitud de mente, sin ser conscientes que cuando se deja de emitir juicios, inevitablemente se conduce a la explotación, ya sea de sí mismos o de otros supuestos espíritus libres. Si no hay juicio no hay donde colocar la culpa, y sin la culpa no se puede asignar responsabilidad o diferenciar un comportamiento bueno de uno malo.36

Las enseñanzas humanistas de aceptación incondicional demostraron lo que realmente son. Aron dice:

La tendencia de aceptarse a uno mismo y a otros incondicionalmente, tal y como era planteada, sin poner presión alguna o colocar límites en lo que una persona se puede convertir, quita los incentivos
del individuo para esforzarse y crecer personalmente. Las entrevistas a los hippies hicieron eco en diferentes formas de la prescripción de Maslow, “¿quieres descubrir lo que deberías ser? Entonces descubre quién eres”.37

En su bien argumentado libro Psychology´s Sanction for Selfishness, el Dr. Michael y Lise Wallach dicen:

Maslow y Rogers ciertamente quieren que la gente se preocupe y se ayude entre sí, para que procuren metas en común, para que procuren lidiar con los problemas de sus comunidades y con grupos más
amplios. Pero lo que respaldan parecería estar diseñado para evitar dicho fin en lugar de promoverlo... Si siempre vamos a estar determinados por lo que está dentro nuestro en lugar de lo que está afuera,
si nosotros siempre estamos primero y lo que más buscamos es nuestro crecimiento y realización, inevitablemente parece promover que uno se preocupe por sí mismo a expensas de otros.38

El Dr. William R. Coulson, un ex colega de Carl Rogers y Abraham Maslow, dice que en sus últimos años Maslow no estaba de acuerdo con una gran parte de lo que había teorizado al principio.
Desafortunadamente, Maslow no hizo que sus correcciones fueran lo suficientemente audibles como para que la gente escuchara. Su jerarquía de necesidades y sus teorías relacionadas con la misma ya habían sido aceptadas como un sistema y la gente estaba enamorada de ellas.
Y uno de los lugares más peligrosos en el cual se empleaba era con los niños. Sin embargo Coulson dice:

En realidad, él [Maslow] finalmente creía que los niños no debían estar bajo el criterio de la autorrealización. Su poder de compra era algo nuevo en la historia; sume eso a padres que
aceptaban la nueva permisividad y tendrá un gran peligro en potencial. La psicología humanista, de hecho, estaba ayudando a que los niños quedaran vulnerables a la explotación. La responsabilidad de dirigirlos le estaba siendo entregada a personas fuera del círculo familiar39

Coulson también demuestra cómo Maslow procuró corregir el entusiasmo con respecto a desarrollar una alta autoestima. Coulson se refiere a la segunda edición de Motivation and Personallity donde Maslow dice:

Quienes calificaban más alto en mis exámenes sobre el dominio de los sentimientos o autoestima, tenían una mayor tendencia a llegar tarde a las citas con el experimentador, a ser menos respetuosos, más informales, más directos, más condescendientes, menos tensos, ansiosos y preocupados, más propensos a aceptar un cigarrillo cuando se les ofrecía, mucho más propensos a ponerse cómodos sin que se les dijera o invitara.

Aún más, en otra investigación sus reacciones sexuales mostraban ser muy diferentes. Cuanto más fuerte (alta autoestima) era una mujer, era más propensa a ser pagana, permisiva, y a aceptar todo tipo
de esferas sexuales. A la vez, era menos propensa a ser virgen, más propensa a masturbarse, más propensa a haber tenido relaciones sexuales con más de un hombre y mucho más propensa a haber intentado experimentos tales como la homosexualidad, el cunnilingus, la felación y la sexualidad anal. En otras palabras, aquí también es más propensa a ser directa, menos inhibida, más ruda, y fuerte.40

En otras palabras, Maslow descubrió que satisfacer las denominadas necesidades de autoestima no produjo los resultados deseados. Y ese es el problema con tantas teorías del yo. Comienzan con una carne caída y sencillamente terminan con otra faceta de la carne caída.
Los cristianos que usan las enseñanzas de Maslow parecerían ignorar estos resultados.

La religión de la psicología

Cuando descubrió que su sueño utópico no se cumplía con la psicología humanista, Maslow pasó a la psicología transpersonal, que es una psicología espiritual que deja a Dios de lado. Si bien Maslow rechazaba a Dios, no obstante escribió:

Estas psicologías ofrecen la promesa de desarrollarse y convertirse en una filosofía de vida. Un substituto de la religión, un sistema de valores, un programa de vida que esas personas no han tenido. Sin lo trascendente y lo transpersonal nos enfermamos, somos violentos y nihilistas, o de lo contrario nos volvemos desesperanzados y apáticos. Necesitamos algo “más grande que nosotros” para sorprendernos y para comprometernos en un sentido nuevo, naturalista, empírico, y no eclesiástico, quizás como Thoreau y Whitman, William James y John Dewey lo hicieron.41

Si bien reconocía que las personas necesitaban algo más grande que ellas mismas, Maslow es un ejemplo de aquellos “hombres que detienen con la injusticia la verdad” (Romanos 1:18) y “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1:25). Maslow rechazaba al Dios de la Biblia y tontamente anhelaba encontrar este “algo más grande” a través de la psicología transpersonal.
Además de reemplazar la doctrina bíblica sobre el hombre, Maslow ofreció una nueva religión con valores y experiencias cumbres. A través de su influencia, incluso los cristianos han
aceptado los valores humanistas, los cuales apelan al orgullo humano. Maslow creía que uno podría formar una “ciencia descriptiva y naturalista de valores humanos” y por lo tanto descubrir
“cuáles son los valores que los hombres quieren, anhelan, y luchan para mejorar ellos mismos, y qué valores pierden a medida que se enferman”. Él afirmaba que estos valores “son intrínsecos
en la estructura de la naturaleza humana, que tienen una base biológica y genética, así como también un desarrollo cultural”.42 Él creía eran “la existencia de los valores supremos dentro de la naturaleza humana” y con vehemencia declaró:

Ésta es una aguda contradicción con las creencias más antiguas y comunes de que los valores supremos pueden venir únicamente de un Dios sobrenatural, o de alguna otra fuente fuera de la naturaleza humana misma.43

Juntamente con los valores humanistas y las nociones sobre cómo las personas pueden vivir vidas productivas y satisfactorias, Maslow ofreció una experiencia religiosa sustituta que denominó de varias formas, la “experiencia religiosa central”, “experiencia trascendental”, y “experiencia cumbre”.44
Maslow redujo las experiencias de conversión cristiana a experiencias cumbres que supuestamente son comunes a todas las religiones y que también están disponibles sin la necesidad de la fe en Dios o de alguna religión. Él formuló la siguiente hipótesis: “como todas las experiencias místicas o cumbre son las mismas en su esencia y siempre han sido las mismas, toda las religiones son lo mismo en su esencia y siempre han sido lo mismo”.45 Maslow no sólo creía que dichas experiencias eran muy importantes en el desarrollo humano, también creía que podían investigarse científicamente:

En los últimos años quedó muy en claro que ciertas drogas denominadas “psicodélicas”, especialmente el LSD y la psilocibina, nos dan cierta posibilidad de control en esta área de experiencias cumbre... Quizás podemos producir una experiencia cumbre personal y privada bajo nuestra observación y cuando se nos ocurra, bajo circunstancias religiosas o no religiosas. Entonces podremos estudiar en su momento de nacimiento la experiencia de iluminación o revelación.46

Además de proponer e inducir experiencias cumbre con el objetivo de poder observarlas, Maslow sugirió la posibilidad de usar el LSD para producir experiencias cumbre en personas que parecían beneficiarse de ellas. Escribió:

Aun más importante es que posiblemente estas drogas, y quizás la hipnosis también, se puedan usar para producir una experiencia cumbre, con revelación religiosa central, en aquellos que no llegan a
la cumbre, creando un puente entonces entre las dos mitades separadas de la humanidad.47

Su libro The Father Reaches of Human Nature, se publicó después de su muerte e ilustra cómo la psicología humanista pasa al campo transpersonal. En ese libro escribió sobre experiencias cumbres, misticismo, recepción taoísta, consciencia unitiva, sobre trascender el tiempo
y el espacio, y las influencias de las religiones orientales. Pero lo que se contempla como sagrado y divino no es el Dios de la Biblia, sino más bien el hombre y su potencial. Él declaró:

...cualquier percepción completa de la mujer o del hombre incluye a un Dios y Diosa, posibles sacerdotes o sacerdotisas, y misterios incorporados los cuales resplandecen a través de los individuos actuales y limitados que están delante de los ojos de uno; lo que representan, lo que podrían ser, lo que nos recuerdan, aquello sobre lo cual podemos ser poéticos.48

El pensamiento de Maslow se dirigió directamente hacia el movimiento de la nueva era. En un artículo de The 1988 Guide to New Age Living, Jonathan Adolph escribió:

Quizás las ideas más influyentes que le dieron forma al pensamiento contemporáneo de la nueva era fueron aquellas que emergieron de la psicología humanista y del movimiento del potencial humano de los años 60 y 70. El optimismo fundamental del pensamiento de la nueva era, por ejemplo, puede ser rastrea do hasta llegar a psicólogos tales como Carl Rogers y Abraham Maslow.49

Maslow colocó su esperanza en el hombre en lugar de Dios. Sus teorías sobre el yo no hicieron más que seguir el deterioro descrito en Romanos 1:
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible... honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador (Romanos 1:21-23, 26).

 

12. Carl Rogers y la terapia centrada en el paciente

 

Uno de los psicólogos más conocido y admirado del siglo XX es el doctor Carl Rogers. Rogers invirtió su vida en el estudio del comportamiento humano y desarrolló una técnica de tratamiento denominada terapia “no directiva” o “centrada en el paciente”. Es no directiva en el sentido que el terapeuta no conduce la atención del paciente hacia algún tema o material en particular. Es el paciente quien escoge. Está centrada en el paciente en el sentido que se propone permitir
que sea él quien descubre cosas y hace sus propias interpretaciones en vez de esperar que el terapeuta le provea ciertas pautas e interpretaciones.
Carl Rogers, en su terapia no directiva proclama que él no influye al paciente en forma alguna. Debido a que la persona se expresa a sí misma en la forma que escoge, muchos creen que la terapia no directiva no hace juicios de valor. Sin embargo Jay Haley dice lo siguiente:

En realidad, la terapia no directiva es un nombre inapropiado. Decir que cualquier comunicación entre dos personas puede ser no directiva es proclamar una imposibilidad.1

Aun sin intentarlo, un consejero comunica cierta respuesta y por lo tanto influye los pensamientos, palabras y acciones del paciente.2 Dos estudios independientes llevados a cabo con diez años de diferencia entre sí, muestran que Rogers mismo era de hecho, un consejero directivo.3 Su respuesta a sus pacientes recompensaba o castigaba y por lo tanto reafirmaba o extinguía ciertas expresiones por parte de los pacientes. Si Rogers mismo no logró ser no directivo, ciertamente es poco probable que otro psicoterapeuta o consejero pueda refrenarse de ser directivo en una forma u otra. Los valores del terapeuta se manifiestan, sea cual sea el sistema que use, e influirán a los pacientes. Rogers desarrolló una teoría de la personalidad llamada “teoría del yo”, la cual asume que todos tienen la habilidad de cambiar y que cada persona tiene una medida de libertad para poder crecer y dirigirse a sí mismo. Le dio gran importancia a lo
único de cada individuo. Su perspectiva de la naturaleza humana es positiva, lo cual fue un bienvenido contraste con la perspectiva negativa y determinista del hombre presentada tanto por los modelos psicoanalíticos como conductistas.
La teoría del yo con sus posibilidades positivas surgió durante un tiempo de afluencia material pero vacío espiritual. La teoría de Rogers parecía llenar este vacío y proveer una nueva esperanza que fuera de la mano con la nueva afluencia. Enfatizaba el tipo de valores personales y la autodeterminación que permitían que uno disfrutara de la prosperidad en forma más plena.
Además de enfatizar la bondad innata del hombre, Rogers veía al yo como algo central, por el hecho que cada persona vive en su propio mundo especial de experiencias, en el cual él es el centro y forma sus propios juicios y valores. A pesar de que Rogers colocó un gran énfasis en los valores para guiar el comportamiento y para vivir una vida significativa, dijo que estos valores debían basarse en lo interno, en las decisiones individuales en vez de una aceptación ciega de los
valores que estuvieran en el entorno del individuo. En la teoría del yo, todas las experiencias son evaluadas en relación con el concepto propio del individuo.
Rogers creía que las tendencias internas de una persona se dirigían hacia lo que él denominaba “autorrealización”, lo cual identificó como la fuerza mágica que motiva al individuo. A través de la autorrealización, la persona procura mantener su personalidad y lucha por crecer para lograr un mayor sentido de realización en relación con su auto concepto y en relación a cómo otras personas se relacionan con él. Rogers creía que la dirección innata básica del hombre se dirige
hacia la salud y la plenitud.

Rogers y el cristianismo

Algo importante en la teoría del yo de Rogers es su perspectiva del cristianismo. Para Rogers, el cristianismo no era algo extraño. Él se describió a sí mismo como “el hijo del medio de una familia numerosa y unida, en la cual el trabajar duro y el ser cristiano protestante y conservador eran valores igualmente fundamentales”.4 En cierto momento hasta asistió al Union Theological Seminary (Seminario Teológico Unión) y confesó que durante una asignatura, tanto él como otros “decidieron apartarse de las tareas religiosas”.5 Él sintió que por un lado probablemente siempre estaría interesado en las “cuestiones del significado de la vida”,6 pero por el otro lado dijo, “yo no podría trabajar en un campo donde se requiera que crea en alguna doctrina religiosa específica”.7 Obviamente, él veía al cristianismo como algo que tenía requisitos más que privilegios.
Rogers explicó, “quería encontrar un campo en el cual pudiera estar seguro que mi libertad de pensamiento no estaría limitada”.8 Él no quería ser lo que llamaba “limitado” por el dogma bí-
blico, pero al hacer esto estableció otro tipo de dogma. En lugar de acercar un dogma externo (la Biblia), estableció un dogma interno (el yo). Él se restringió a sí mismo al rechazar el cristianismo. Su rechazo de la doctrina cristiana colocó restricciones sobre su propio pensamiento e influyó su obra entera. Rogers, a la larga, se involucró en el espiritismo, consultando la tabla Ouija, e incluso se involucró en la necromancia.9
Examinaremos en primer lugar cómo su rechazo al cristianismo le da color a sus teorías; luego consideraremos tres ideas importantes que él descubrió durante su carrera y las compararemos con los principios bíblicos. Básicamente, algunas de las teorías y terapias de Rogers parecen ser bíblicas, aunque él no le daba crédito a la Biblia, pero otras partes son absolutamente contrarias a la Escritura.
Rogers recibió lo suficiente del cristianismo como para negar el determinismo, pero no lo suficiente para escaparse de la auto exaltación. Él rechazaba la autoridad externa de la Escritura y estableció la autoridad interna del yo. Este rechazo cambió el curso de su carrera, pasando de la teología a la psicología, y de adorar a Dios a adorar el yo. Sus teorías psicológicas exaltan el yo más que a Dios. El apóstol Pablo escribe esta decisión de dejar de servir a Dios para servirse a uno mismo en el primer capítulo de Romanos. Pablo dice que los hombres “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1:25).
Rogers obtuvo un acierto al separarse del determinismo psicoanalítico y conductista, pero no podemos decir lo mismo de su teoría del yo. Al estar tan empapado con la filosofía del humanismo, Rogers creía en la bondad básica del hombre, y su sistema establece que el yo es la autoridad final en vez de Dios. Su deseo de evitar el dogma religioso era un rechazo hacia la autoridad externa, y colocó al yo en el centro de toda la experiencia. Rogers enfatizaba la libertad de elección basada en el sistema de valores internos de cada persona, en vez de en la autoridad externa de la Escritura. El sistema de valores se enfoca en lo terrenal e inmediato en vez de lo que es celestial y eterno. Se basa en lo natural, sin consideración a lo sobrenatural y divino.
Para el cristiano, la Palabra de Dios es suprema; para el teorista del yo, la palabra del yo es lo supremo. Por lo tanto, cuando el yo es exaltado, el concepto bíblico del pecado es arrojado por la ventana y reemplazado por otro concepto de pecado, el cual se basa en los parámetros establecidos por el yo. Si bien Rogers acierta al reconocer lo peculiar de cada ser humano, se equivoca al rechazar la universalidad del pecado.
El concepto de la autorrealización parece ser muy loable y maravilloso, pero es apenas un disfraz de la autoindulgencia. La teoría del yo coloca al yo en el centro de todas las cosas, y esta posición del yo siempre ha sido y siempre será contraria a la Escritura. Vivimos en un universo teocéntrico (centrado en Dios) con un gobierno teocrático, no en un universo egocéntrico (donde el yo es el centro) con un gobierno “egocrático”.

Los tres “descubrimientos” de Rogers

Rogers afirmaba que había descubierto tres importantes principios durante los años que invirtió estudiando el comportamiento humano y practicando su terapia.10 El primer principio es el de escuchar. Él dijo que la gente tiene una necesidad real de ser escuchada y que algunos problemas aparentemente insufribles se tornan soportables cuando alguien escucha. Creía además que se producía un sentimiento de completa soledad cuando nadie escuchaba.
Sin lugar a dudas, escuchar es una respuesta vital. Sin embargo, este “hecho de la psicoterapia”, que parece haber sido “descubierto” por Rogers, era algo conocido y usado por la iglesia desde hacia mucho tiempo. Santiago escribió a la iglesia primitiva, “...todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” (Santiago 1:19). Ésta es una función necesaria para cada ser humano, no se trata de un don especial dado únicamente a algunos pocos escogidos.
Aparentemente Rogers sí descubrió algo de valor, pero era una simulación de la Escritura en vez de una verdad de Dios. Uno no tiene por qué seguir a Rogers en su teoría del yo simplemente porque existe una verdad que suena bíblica. Rogers omitió completamente el concepto crucial de saber escuchar a Dios, cuando habla y cuando responde a nuestras palabras, pensamientos, y clamores inestables.
El segundo principio importante de Rogers es “ser real”. Con esto quería decir que uno tiene que ser uno mismo y no interpretar el rol de ser alguien falso. El ser honesto con uno mismo y con otros es un principio que se encuentra en toda la Escritura. Por ejemplo, el escritor a los Hebreos dice, “Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo” (Hebreos 13:18). Pablo exhortaba a los creyentes a “conducirse honradamente” (1 Tesalonicenses 4:12). Él animaba a los siervos a que trabajaran “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios” (Efesios 6:6). La Biblia enseña que Dios mira el corazón, la persona interna, y que las personas deben ser honestas y verdaderas. El ser irreal es una forma de engaño y de falso testimonio, el ser irreal en la Biblia es catalogado del pecado.
Si bien tanto Rogers como la Biblia animan a que la persona sea real, ¿los conceptos de Rogers están en armonía con la Biblia en este principio básico? Si con “ser real” Rogers se refería a seguir el sistema de valores internos que uno había desarrollado, ya sea bueno o malo,
su forma de ser real no es la verdad bíblica; es simplemente otra forma de autoengaño que puede conducir al desastre.
Adjunto al principio de Rogers de “ser real” está su concepto de “cuidado personal incondicional”, lo cual es meramente un eufemismo para el amor propio. Rogers decía que el cuidado propio incondicional se lleva a cabo cuando la persona “se percibe a sí misma de tal forma que ninguna experiencia personal puede discriminarse como más o menos digna de consideración que otra”11 Según Rogers, el individuo se convierte en el “locus de evaluación”, la autoridad final y el evaluador de toda experiencia.
Luego de mucha investigación en el área del juicio humano, Hillel Einhorn y Robin Hogarth señalan lo paradójico que es que una persona tenga una elevada confianza en su propio juicio a pesar de lo poco confiable que es. Ellos lamentan el hecho que, debido a la tendencia de la persona de confiar en su propio juicio falible, teorías tales como las de Rogers, las cuales dependen totalmente de la percepción y evaluación subjetivas del individuo, seguirán siendo
populares.12
El sistema de Rogers coloca al yo en posición de decir cosas tales como “yo soy quien evalúa todas las experiencias y soy quien establece mis propios sistemas de valores. Nada es en sí mismo más valioso que otra cosa a menos que yo lo diga”. Esto ciertamente es contrario a la Escritura, ya que elimina la Biblia y establece al yo como el centro de autoridad y creador de los valores. Rogers rechazaba la doctrina bíblica de ser real y la sustituyó con una doctrina falsa, la cual elimina a la Biblia como la fuente de toda verdad y niega el concepto bíblico del pecado.
El tercer principio importante de Rogers, al cual él consideraba su descubrimiento cumbre, es el del “amor entre las personas”. Cuando se le preguntó a Jesús, “¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?” Él
respondió:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo (Mateo 22:37-39).

Además, Jesús les dijo a sus discípulos, “Éste es mi mandamiento:
Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12).
Además, 1 Corintios 13 termina diciendo: “y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”. El amor es uno de los principios más obvios y repetidos en toda la Escritura.
Antes de criticar o felicitar a Rogers, debemos entender lo que quiso decir con su “amor entre las personas”. Rogers únicamente hablaba del amor humano. Si bien el amor humano es una actitud
admirable, no se compara con el amor divino. El amor humano, sin el amor divino, es apenas otra forma de amor propio. El amor divino, por otro lado, encierra todas las cualidades de 1 Corintios 13. Rogers tan sólo hablaba del amor entre los humanos. Él ignoraba el gran mandamiento de “amarás al Señor tu Dios”. Además, él nunca mencionó el amor de Dios, el cual se demuestra a lo largo de toda la Biblia.
El descubrimiento supremo de Rogers es un amor humano limitado entre las personas, el cual excluye el amor de Dios y el amor hacia Dios. Al excluir a Dios, Rogers estableció que el “mí, a mí mismo, y yo”, fueran quienes evaluaran y priorizaran todas las experiencias. El yo, en lugar de Dios, se convirtió en el centro del universo, y amar dejando a Dios a un lado se convierte únicamente en una actividad auto gratificante. Al dejar a Dios a un lado, Rogers terminó con un amor entre las personas que apenas es algo más que una débil extensión del amor propio.
Aquí tenemos un ejemplo del tipo de amor por el cual abogaba Rogers:

El hombre del futuro... pasará su vida principalmente teniendo relaciones temporales... debe lograr establecer rápidamente una cercanía. También debe lograr dejar esas relaciones cercanas atrás sin excesivo conflicto o lamento.13

Obviamente, el amor hacia las personas no es algo que tiene la intención de lograr la gloria de Cristo o el beneficio de otra persona, sino más bien el beneficio propio. Cuando uno deja de lado al Dios de amor y al amor de Dios, se queda con un amor que es una actividad centrada en uno mismo.
Cualquier idea importante sobre la condición humana no se originó con Rogers. Siempre existieron conceptos similares. Rogers meramente encontró tres principios que son sustitutos superficiales de los profundos principios divinos de la Escritura.
Tanto en la teoría como en la terapia, Rogers consiguió elevar al yo a la posición de ser un dios. Con el yo en el centro del universo y Dios completamente ignorado, la teoría del yo se convierte en una religión falsa. La teoría del yo es un sistema influyente que viste un disfraz efectivo. Como todo engaño convincente, aparenta ser algo genuino, pero en realidad es esencialmente contrario a la Escritura.

La amplia influencia de Rogers

Rogers influyó profundamente la sociedad a través de sus teorías de la personalidad y su “terapia centrada en el paciente”. Sus ideas y métodos se hicieron extremadamente populares, no solamente en el mundo terapéutico, sino también en la iglesia. E. Brooks Holifield describe la influencia de Rogers en la consejería pastoral en su libro A History of Pastoral Care in America: From Salvation to Self-Realization (Una historia del cuidado pastoral en Estados Unidos: de la salvación a la autorrealización). Él dice:

Rogers ofreció un método de consejería que podría enseñarse (o por lo menos presentarse) en el poco tiempo disponible en un seminario... Pero Rogers era popular dentro de los liberales religiosos debido a que a ellos les agradaba su imagen optimista del yo, el cual podía crecer y cambiar, ya que a ellos le desagradaba el legalismo moralista que correspondía a su noción que las expectativas sociales tradicionales inhibían el verdadero yo.14

La influencia de Rogers no se ha limitado al extremismo liberal dentro el ambiente religioso. Sus ideas también se han filtrado en los seminarios e iglesias más conservadores, a través de una amplia aceptación de las presuposiciones psicológicas tales como el amor propio, la autoestima, y la autoaceptación (consideración positiva incondicional).
Rogers no limitaba su preocupación a la consejería psicológica, sino que creía que todas las personas podían beneficiarse de la terapia. Por lo tanto, él y su discípulo William Coulson introdujeron la terapia de grupo a las clases de niños. Luego de fundar el Center for
Studies of the Person (Centro de estudios de la persona) en La Jolla, California, organizaron encuentros de grupos y desarrollaron un programa de estudios a manera de terapia. Al igual que muchos movimientos de autoestima, su meta era la de contrarrestar las drogas.
Como Rogers creía que para ser real, el yo debía operar de acuerdo a su propio sistema interno de valores, él y Coulson trabajaron para ayudar a los niños a reemplazar los valores externos (recibidos de los padres, etc.) por los valores internos (indirectamente influidos por los
maestros-líderes). A partir de aquel entonces, Coulson ha podido ver el horrendo error de su obra. En lugar de ayudar a los niños a desarrollar una fibra moral fuerte para resistir las drogas, sucedió precisamente lo contrario. Los grupos no sólo destruyeron el aprendizaje por el hecho de que pasaron más tiempo en “grupo” que en las tres ‘’R’, sino que también destruyeron las fibras morales tanto de los niños como de los maestros-líderes.15
Programas similares de clasificación de valores continúan existiendo y socavan los valores ya establecidos por los padres. Es interesante notar que los programas de clarificación de valores también se enfocan en construir la autoimagen, la autoestima, el amor propio y la autoaceptación. La Conferencia del Estado de California de 1989 sobre la Autoestima incluyó al Centro de Autoestima y al Instituto de Clasificación de Valores. Ésta es una conexión cercana entre la autoestima y el hecho de ser uno mismo quien cataloga qué es lo correcto y qué es incorrecto. Cuando no existe un código externo de ética superior a los sentimientos internos del niño, lo que reina es la permisividad.
En lugar de usar la Biblia como el parámetro de evaluación, el yo subjetivo es el parámetro. Esa es la condición natural de la humanidad; esa es la condición de la humanidad caída. Todo este movimiento en pro de la autoestima es una actividad de la humanidad caída.
Cuando los padres son estimulados a construir la autoestima en sus hijos, están instigando los métodos de la humanidad caída, que son formas como para que uno sea su propio rey y juez, formas para que uno sea su propio pequeño dios.
Incluso, personas que quizás no tienen nada que ver con la “terapia centrada en el paciente” de Rogers, viven según algunos de los descubrimientos de Rogers. Al hacerlo están practicando otra religión, por que el movimiento del amor propio y la autoestima, es un movimiento religioso. Si bien puede que no incluya la totalidad de la religión humanista secular, es la esencia de dicha religión. Las personas creen en la autoestima. Se adhieren a las doctrinas del yo con la misma tenacidad que cualquier fanático religioso.

 

13. Albert Ellis y la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC)

 

Las terapias cognitivas-conductistas intentan ayudar a las personas a que cambien su ensamiento y comportamiento a través del cambio de su manera de pensar y sus creencias. Una de las terapias cognitivas-conductistas más populares es la de Albert Ellis, la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC). Ellis argumentaba que “los problemas psicológicos de las personas surgen de sus malas percepciones y del entendimiento erróneo de lo que persiguen”, también de las respuestas emocionales a esas malas percepciones y entendimientos erróneos y de los “patrones de comportamiento habitualmente disfuncionales” que son resultado de las mismas. Por lo tanto la terapia enfatiza “un profundo cambio filosófico”.1

Debido a que la terapia de Ellis enfatiza “un profundo cambio filosófico” e implica argumentar contra las “creencias irracionales” del paciente, uno debe considerar qué tipo de creencias son fundamentales para la teoría de Ellis. El ateísmo es la filosofía principal que está por detrás de la teoría de Ellis. El ateísmo no es sencillamente la preferencia personal de Ellis. Es algo básico en el “profundo cambio filosófico enfatizado por la teoría”

 

El ABC del TREC

 

El ABC del TREC resulta atractivo tanto por su explicación sencilla del comportamiento complejo como por la verdad que parecería reflejar. La explicación del TREC de Ellis en cuanto al comportamiento humano es (1) que los problemas emocionales surgen debido a que la persona se perturba a sí misma a través de creencias irracionales y (2) que la persona misma puede aliviar su perturbación a través del ABC del TREC, es decir, admitiendo sus sentimientos y luego investigando qué creencias irracionales los causan para luego cambiar sus creencias. A continuación presentamos un breve resumen del ABC de Ellis: 

A. “Experiencia Activadora”. Otras expresiones usadas por Ellis para esta categoría son: “Actividad”, “Acción” o “Agente”, a las cuales también se las llama “adversidades”.

B. “El Sistema de Creencias del Individuo”, el cual incluye “Creencias Irracionales” y “Creencias Racionales”.

C. “Consecuencias Emocionales”, ya sean “Consecuencias Racionales” o “Consecuencias Irracionales”.

D. “Contrarrestar las Creencias Irracionales”. El terapeuta contrarresta las “Creencias Irracionales” del paciente y lo guía para que argumente contra sus “Creencias Irracionales” por sí mismo.

E. “Efectos”, también denominados “Efectos Funcionales”, que es el “Efecto Cognitivo” y el “Efecto Conductista”.

Ellis argumenta que las circunstancias en sí mismas (A) no causan “Consecuencias Disfuncionales” (C), pero que la persona misma causa sus propias emociones dolorosas a través de sus “Creencias Irracionales” (D). Por lo tanto, necesita que su pensamiento sea enderezado cuando se “rebaten” (D) sus “Creencias Irracionales” (B) reemplazándolas por las “Creencias Racionales” (B). Este proceso hará surgir tanto “Efectos Cognitivos” como “Efectos Conductistas” (E). 

A primer golpe de vista parecería existir un claro paralelismo con el cristianismo en el énfasis que se le da a las creencias y cómo éstas afectan el comportamiento. Sin embargo, el hecho que las creencias influyen en nuestros sentimientos y acciones data de siglos antes del TREC. Esta similitud es probablemente lo que atrae a los cristianos a este sistema. Sin embargo, al examinarlo más de cerca, uno puede ver que si bien el TREC y la Biblia parecen tener un paralelismo en este punto, se dirigen en direcciones totalmente opuestas. Simplemente porque existen similitudes entre un sistema de consejería psicológico y la Biblia no significa que sean compatibles.

 

Transformando a Dios en una “Creencia Irracional”

 

El TREC aleja a la persona de Dios y la lleva a un universo centrado en el hombre. Ellis dice:

Caso contrario a la psicología psicoanalítica ortodoxa y a la psicología conductista clásica, la terapia racional emotiva coloca al hombre en el centro del universo y de su propia suerte emocional y le otorga prácticamente toda la responsabilidad de elección, lo cual lo lleva o no a estar seriamente perturbado... Es más, cuando inocentemente y por ignorancia se perturba a sí mismo creyendo en forma devota en asunciones irracionales e inválidas sobre sí mismo y otros, casi siempre puede librarse de la perturbación, y lo puede hacer a menudo si utiliza los procedimientos racionales y emotivos.2

Ellis fue un ateo declarado, quien repetidamente a través de sus escritos, insiste en que la fe en Dios es una “Creencia Irracional”. Ellis declara, “La esencia misma de la mayoría de las religiones organizadas es la realización de rituales masoquistas que alivian la culpa, a través de los cuales el individuo religioso se da el permiso de disfrutar la vida”. Continúa diciendo, “la religiosidad, en un alto porcentaje, es esencialmente masoquismo; y ambas cosas son formas de una enfermedad mental”.3 Ellis declara:

Si uno de los requisitos para la salud emocional es la aceptación de lo incierto, entonces la religión obviamente es el estado menos saludable que se puede imaginar: debido a que su principal razón de existir es que la persona religiosa crea en una certeza mística.4 

Ellis escribe que la fe en Dios no se basa en la realidad, sino en la fantasía. Dice con respecto a la condición humana: 

Una de las características sumamente humana y completamente falible, es que tiene la capacidad de fantasear y creer con vehemencia en todo tipo de entidades no humanas y poderes, tales como demonios e infiernos, y por otro lado en ángeles, dioses, y cielos.5

Él respondió a informes que mencionaban a personas que se beneficiaban de la religión diciendo

La TREC reconoce que la creencia en la religión, Dios, el misticismo, el polianismo, y la irracionalidad puede por momentos ayudar a las personas. Pero también señala que dichas creencias a menudo causan más daños que beneficios y bloquean una vida mucho más funcional.6 

Su antagonismo hacia la gente que cree en Dios no siempre es tan moderado. En otras partes argumenta en contra de la fe diciendo:

El apoyarse en Dios, en espíritus, en fuerzas sobrenaturales, o en sectas fanáticas, puede transformarse en una perturbación obsesiva y compulsiva que conduce a un daño mayúsculo hacia otras personas y hacia uno mismo.7

Recuerde que en la TREC el terapeuta argumenta en contra de las denominadas “Creencias Irracionales”. Por lo tanto, el debate puede ser algo similar a lo que acabamos de citar. Lo que una persona cree es algo central para la TREC. Ellis dice:

La TREC emplea una gran variedad de métodos evocativos-emotivos y conductistas-motrices para ayudar a que los individuos perturbados cambien sus valores irracionales y filosofías básicas y adquieran ideas más sensibles, que produzcan más gozo y que reduzcan el dolor... es excepcionalmente perspicaz, persuasivo, educativo y activo-directivo, debido a que ataca en forma directa muchos de los mitos sagrados, supersticiones, y religiosidades que prevalecen tanto entre los seres humanos.8 

Si bien él no habla específicamente del cristianismo aquí, definitivamente está incluido en su designación de “mitos sagrados, supersticiones, y religiosidades”. Le preocupaban especialmente las religiones que empleaban términos como “deberías, podrías, y tendrías” y dice que “toda perturbación humana es el resultado del pensamiento mágico (o creer en deberías, podrías, y tendrías) y puede por lo tanto ser eliminado directamente si el individuo se apega rigurosamente a la realidad empírica”9 (Itálicas en el original).

 

Autoaceptación incondicional

 

Ellis se opone a la fe en Dios en su categoría de “Creencia Irracional”. No acepta a Dios en forma alguna. Por otro lado estimula la autoaceptación incondicional como la principal “Creencia racional” que uno debe tener (a pesar de que él odia la palabra debe). Ellis se opone a todos los debes, deberías, y absolutos. Sin embargo, enseña el absoluto de la autoaceptación. A pesar de que odia el dogmatismo religioso, declara su propio dogmatismo: 

Dígase a usted mismo en forma dogmática, “estoy vivo, estoy bien porque estoy vivo”. Esta sencilla fórmula, si realmente cree en ella, funcionará y prácticamente será imbatible. Ya que si la cree nunca tendrá una ansiedad mayúscula o se autodespreciará durante el resto de su vida. Y cuando ya esté muerto, tampoco tendrá demasiado de qué preocuparse.10 

Ciertamente, el sistema de Ellis es una creencia en la que no existe un juicio final. Es una religión del humanismo secular, de pragmatismo, y del hedonismo con su propio dogma, doctrinas, y estatutos. La principal doctrina de la TREC es que el individuo es digno sencillamente porque existe. Ellis dice:

En forma bastante didáctica le presento al paciente lo que para él es una filosofía de vida bastante nueva, orientada hacia el existencialismo. Le enseño que es posible que se acepte a sí mismo como alguien valioso para sí mismo simplemente debido a que él existe, debido a que está vivo, y debido a que como persona que vive tiene ciertas posibilidades de disfrutar de sí mismo y cierta probabilidad de combatir su propia infelicidad. Rigurosamente ataco la noción de que su valor intrínseco para sí mismo depende del criterio socialmente promulgado del éxito, los logros, la popularidad, el servicio a otros, la devoción a Dios, y cosas similares. En lugar de eso le muestro que lo mejor, si realmente quiere superar sus profundas perturbaciones emocionales, es aceptarse a sí mismo independientemente de que sea competente o logre algo e independientemente de que tenga un alto valor para otros11.

La doctrina también se opone a que la gente se compare a sí misma con un patrón externo, o que se evalúe según lo que hace. Él dice: 

Un dogma básico para la vida racional es que las personas no se evalúen a sí mismas debido a sus logros, sino que se acepten a sí mismas completamente en base a su ser, su existencia. De otro modo, desarrollarían la tendencia a auto-despreciarse en forma severa y a ser inseguros, y como consecuencia su funcionamiento sería inefectivo.12 

Este dogma es esencial para la meta del hedonismo. Ellis no veía nada erróneo en el hedonismo, siempre y cuando la persona lo procure efectivamente, es decir, con un mínimo de ansiedad u hostilidad. La meta de la TREC es reducir la ansiedad y la hostilidad, convenciendo para ello al paciente de que él no es indigno de dichos sentimientos. La autoaceptación se presenta como un concepto de definición en vez de un concepto de evaluación. Por lo tanto, todos pueden tener una autoaceptación simplemente por medio de las definiciones que elige.13 A medida que le suceden circunstancias negativas, aprende a identificar “las Creencias Irracionales” que supuestamente causan sentimientos de ansiedad, intimidad, o depresión, en lugar de lo que serían “sentimientos normales de desilusión, tristeza, arrepentimiento, frustración, y molestias”.14 

Ellis presenta el siguiente caso como un ejemplo de algo exitoso:

En una ocasión le pedí muy firmemente a un hombre de treinta años, el cual nunca había tenido una cita con alguna mujer, que realizara la tarea de tener por lo menos dos citas por semana, ya sea que deseara hacerlo o no, y que volviera y me informara qué había sucedido. Inmediatamente comenzó a tener citas, en dos semanas había perdido su virginidad y rápidamente comenzó a superar algunos de sus sentimientos más profundos que lo hacían sentirse inadecuado. Con la psicoterapia clásica psicoanalítica u orientada hacia el psicoanálisis, habría llevado meses y quizás años para ayudar a este hombre al grado con el que fue ayudado con unas pocas semanas de terapia altamente activa-directiva-racional.15

La meta de sentirse bien con uno mismo, sin preocuparse de quebrantar los mandamientos de Dios, ciertamente se puede alcanzar a través de la TREC.

 

Valores centrados en el hombre

 

El sistema de creencias de Ellis deja a Dios a un lado, coloca al hombre en el centro y declara que el mismo es digno y bueno. Ellis insiste que su método es científico,16 en lugar de religioso, pero en realidad es un sistema de valores. Él dice:

Las terapias cognitivas maximizan el uso de la metodología humanista y científica que se basa en la relevancia y la búsqueda del placer, pero también están muy ligadas al empirismo científico, la objetividad y la experimentación controlada. La TREC francamente comienza con un sistema humano de valores, es decir, la asunción que el placer, el gozo, la creatividad, y la libertad son buenas o eficientes para la vida humana, y que el dolor, la carencia de gozo, la falta de creatividad, y la esclavitud son malas o ineficientes. También asume que lo que llamamos perturbación emocional es en general auto-creada y por lo tanto puede ser auto-eliminada.17

Ellis no percibe la inherente contradicción en su intento de lograr que su sistema sea tanto científico como basado en valores. Él argumenta que se trata de una “metodología científica basada en la relevancia y en la búsqueda del placer”, pero se trata sencillamente de valores humanos que se basan en lo que parece funcionar para el individuo. ¿Relevancia? Sí, ya que Ellis no toleraría un patrón externo, ¿Búsqueda de placer? Sí. ¿Empirismo? Únicamente desde una perspectiva subjetiva. ¿Ciencia? ¡No! 

Ellis dice, “toda psicoterapia es, en sus raíces, un sistema de valores”.18 Pero los valores no son mesurables y están más allá de la ciencia. Los valores están en el campo de la religión. El sistema terapéutico de Ellis es un sistema religioso basado en la religión del humanismo secular y el hedonismo. Ellis se enorgullece al decir:

La TREC, al ser filosófica y no extremista, enfatiza tanto la obtención de placeres aquí y ahora como las metas de largo plazo o la ganancia futura a través de la disciplina diaria. Sostiene que los seres humanos tienen la capacidad de ser contemporáneos y hedonistas, orientados hacia el futuro 19.

La TREC no es un sistema neutral con técnicas neutrales. Tiene su propia forma de moralidad, de lo que es bueno y lo que es malo. Ellis dice: 

Sería mejor que la psicoterapia se preocupe principalmente del sentido del paciente sobre la moralidad y el mal obrar. Un terapeuta efectivo ayudará a sus pacientes a que vean si están actuando inmoralmente (destructivamente) para con ellos mismos y para con otros, y que pueden corregir sus comportamientos carentes de ética en la mayoría de los casos, y que cuando no lo puedan hacer o no lo corrijan, aun así no son personas malas o inmorales 20

Note que en el sistema moral de Ellis, las personas son separadas de lo que hacen. Independientemente de lo que hagan, “aun así no son personas malas o inmorales”. La Biblia no hace esta distinción entre la persona y lo que la persona hace, pero muchos cristianos sí la hacen debido a su exposición a la psicología humanista. Cristo murió en la cruz para salvar a los pecadores. La magnitud de la gracia de Dios es minimizada a través de los sistemas psicológicos humanistas que rehúsan decir que las personas son pecadoras, con todo el impacto de la palabra. 

En esta misma línea de separar a la persona de la obra que ésta realiza, se encuentra la declaración de Ellis, “acepta al ‘’pecador’, pero no necesariamente al ‘’pecado’. Pero preferiblemente no digas que la persona es un ‘’pecador”’.21 ¿Por qué se opone Ellis a decir que una persona es “pecadora”? Su razón es que si usted cree que es pecador, podría “en realidad continuar por sí mismo actuando inmoralmente y erróneamente en el futuro”22 (Itálicas en el original). Desafortunadamente, existen cristianos que piensan de la misma forma. Cuando lo hacen, su fuente no es la Escritura, sino más bien la psicología humanista, la religión del humanismo. El referirse a uno mismo como pecador salvado por la gracia no hace que un cristiano “continúe actuando inmoralmente y erróneamente en el futuro”. Pablo declaró: “palabra fiel y digna de ser recibida por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. 

Como es de esperarse, los valores del humanismo religioso varían según la persona y el grupo. Ellis dice: 

Aunque a los seres humanos les resulta muy difícil determinar algún patrón moral absoluto, final, o divino, es relativamente más fácil que (en una determinada comunidad) se pongan de acuerdo en lo que es “correcto” y lo que es “incorrecto”, y por lo tanto pueden evaluar o medir sus pensamientos, sentimientos, y hechos como “buenos” o “malos”.23

Ellis se opone a toda creencia en algún “patrón de moralidad u ética divinos”. Por esa razón, ni siquiera le gusta usar las palabras pecado y pecador.

Preferiblemente no debería usar palabras como “pecado” y “pecador”, porque implican parámetros absolutos, divinos (o demoníacos), que lo ayudan a condenarse a sí mismo, todo su ser, por algunos de sus hechos erróneos.24

Los cristianos deberían tener cuidado y no incorporar cosas que pertenezcan a otros sistemas de valor. Es equivalente a incorporar otras religiones. Use la Biblia. Es el único documento inequívoco y autoritativo para el cristiano. 

Ellis eleva la razón humana por encima de la Palabra de Dios. Él usa su razón falible para juzgar a Dios y decir que Él no existe, denominando la fe en Él como una “Creencia Irracional”. Sin embargo, los cristianos han intentado cristianizar su sistema. ¿Cómo es que se puede integrar al cristianismo una teoría psicológica que denigra a Dios y la fe en su Palabra, y de alguna forma presentarlo como algo remotamente bíblico? ¡La psico-herejía es precisamente eso, combinar la herejía y la blasfemia con ciertas ideas de la Escritura! 

 

Seduciendo a los cristianos hacia un sistema ateo

 

El ateísmo es tan fuerte dentro del marco de la TREC que afecta cada parte de la misma. Uno no puede tomar parte de la TREC y ciertamente divorciarla de su sistema ateo. Porque igual se continúa con conceptos centrados en el hombre en vez de estar centrados en Dios. El hombre está en el centro del universo según Ellis, y claramente todo lo que ha escrito demuestra una teología en la cual Dios no existe, excepto en las creencias irracionales de personas falibles.

 

La cognición (entendimiento) que Ellis le enseña a la gente a usar con respecto a Dios y el yo forma el contexto en el cual una persona debe rebatir las creencias irracionales. Si una persona en forma repetida argumenta en contra de las denominadas creencias irracionales con las doctrinas de “yo soy bueno y valioso y Dios realmente no existe”, meramente avanza un poco más en el reino de la oscuridad y se aleja cada vez más de la única verdad que lo puede liberar.

 

Si intentáramos cristianizar el sistema de Ellis, dejando a un lado la doctrina de que Dios en realidad no existe, aún quedaríamos estancados en las doctrinas de Ellis con respecto al hombre, las cuales son heréticas, y las cuales no reconocen ni la Creación ni la Caída. La racionalidad de Ellis es irracional, debido a los resultados no éticos de la Caída. Lo que dice sobre el hombre (que es un ser autónomo) es anti-racional en sus raíces, porque depende de “lo que él mismo dice”, convirtiéndolo en un círculo vicioso. Él sólo reconoce el deseo humano y la comodidad, y su odio hacia Dios es tan intenso que trata de borrar su propia existencia. Es como un niño que se cubre los ojos y hace que las personas desaparezcan. Con su mente cerrada hacia Dios y hacia su Palabra, Ellis vanamente intenta ayudar a las personas a abandonar sus creencias irracionales y obtener creencias racionales. Ciertamente, es un vivo ejemplo de un ciego que guía a otro ciego.

La teoría de Ellis se resume en lo siguiente: el ser humano es digno debido a que existe. Dios no existe. Por lo tanto el valor humano excede el valor de Dios. Esta doctrina anti-Dios controla e influye cada parte de su teoría. Sin embargo, después del desarrollo de la denominada psicología cristiana, Ellis vio un nuevo grupo de prosélitos e incluso escribió un artículo titulado “¿La consejería racional puede ser cristiana?” Su artículo se publicó en una serie titulada “¿La consejería puede ser cristiana?” en la publicación integracionista Christian Counseling Today (Consejería cristiana hoy). 25

La respuesta de Ellis a la pregunta, “¿Puede la consejería racional ser cristiana?” revela que él ignora en qué consiste el verdadero cristianismo. Dice:

Una gran parte de la consejería, implementada tanto por religiosos como por no religiosos, es irracional; una parte de la misma de hecho es dañina. Como fundador de la TREC, naturalmente pienso que esta forma particular de consejería ayuda a más personas y en forma más completa que otros métodos. También creo que algunos tipos de consejeros cristianos son bastante racionales y pueden usar la TREC en forma exitosa.26 • Albert Ellis y la Terapia Racional Emotiva Conductual.

 

Aquellos que son racionales según el concepto de Ellis no pueden incluir el carácter total de Dios. Por lo tanto, los únicos consejeros cristianos que pueden usar la TREC efectivamente son aquellos que están dispuestos a presentar una perspectiva distorsionada de Dios, los cuales están dispuestos a ignorar versículos tales como Romanos 12:19, los cuales hablan de la venganza de Dios: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.

 

A través de la mayoría de sus escritos, Ellis ha dejado en claro que creer en cualquier deidad es irracional y dañino. De hecho, Ellis ha declarado que su sistema de terapia es “uno de los pocos sistemas de psicoterapia que ciertamente no tendría que ver con algún tipo de causa o cura milagrosa, algún tipo de Dios o diablo, o alguna relación con algo sagrado”27.

 

Debido a que hoy día la psicología cristiana es un gran negocio y está llena de personas que quieren asistir al Instituto de Terapia Racional Emotiva-Conductista de Albert Ellis, éste está haciendo algunas concesiones especiales, pero únicamente si el consejero está dispuesto a crear un dios que se limita a ser un mero “peluche”. El sistema de Ellis no puede darle cabida al Dios soberano que creó el universo y que hace que el hombre sea responsable, el cual recompensa y castiga, cuya Palabra es tanto autoritativa como absoluta. Ellis tampoco puede concebir que exista un juicio futuro para la humanidad.

 

Ellis está familiarizado con los psicólogos cristianos que voluntariamente han sometido la Escritura a la TREC, por lo menos en cuanto al carácter de Dios y a los absolutos de la Escritura. Ellis cuenta sobre dos médicos clínicos quienes, en una conferencia anual de la Asociación Psicológica Estadounidense, “mostraron cómo la TREC puede integrarse efectivamente bajo una apariencia cristiana”28 ¿Qué tipo de “apariencia cristiana” puede integrar una teoría psicológica que niega la existencia de Dios, pero que está dispuesta a que la gente tenga una creencia irracional en un dios que no perturbe su pensamiento con absolutos o con conceptos tales como el pecado original y el infierno?

 

Si Ellis puede contribuir a que el cristianismo se diluya, permitiendo que su TREC se “integre bajo una apariencia cristiana”, puede hacerle la guerra a Dios de forma más efectiva de lo que lo hizo antes, por medio de su ateísmo dedicado. Su artículo muestra que cada sistema religioso que integra la TREC debe conformarse a la misma. Ellis explica cómo funciona: “debido a que algunas de las principales filosofías ‘’racionales’ que promueve también son parte de la tradición cristiana y son específicamente favorecidas en el Nuevo Testamento y en otros diversos escritos cristianos”.29 Obviamente, él tiene un concepto más elevado de lo que debería con respecto a su propio sistema y no admite que las aparentes similitudes sean superficiales. La perspectiva de Ellis con respecto a la fe, la esperanza, el amor, la verdad, y la compasión, es humanista en lugar de piadosa o bíblica. Es más, él diría que una gran parte de lo que la Biblia enseña es irracional, y que cualquier parte que él estaría de acuerdo de llamar racional debería conformarse a su sistema.

Mientras en la TREC de Ellis la persona misma afirma su propia aceptación incondicional para consigo mismo, en la denominada versión cristiana la persona tiene a Dios que es quien lo hace por él. Aunque la Biblia no enseña el amor incondicional, la denominada versión cristiana hace que Jesús y Dios amen al paciente de forma incondicional, de modo tal que la persona “no necesita el amor y la aprobación de otras personas”. La persona sencillamente usa a Dios para reafirmar la filosofía de la TREC. Dios es relegado al rol de un asistente psicológico en la terapia de la TREC.30

Durante el mismo tiempo que escribió el artículo “¿La consejería racional puede ser cristiana?” respondiendo en forma afirmativa dicha interrogante, Ellis también afirmó su posición negativa con respecto al cristianismo en una entrevista para Free Inquirí (Búsqueda libre) titulada “Por qué soy un humanista secular”. He aquí un fragmento de la entrevista:

FI: “Usted ha dicho antes que pensaba que la mayoría de las religiones en general es dañina. ¿Cuál es el daño en particular?

Ellis: la religión generalmente promueve la creencia en un dios que establece ciertas reglas que se deben obedecer. De no hacerlo, suceden cosas terribles, uno se carboniza en el infierno por la eternidad o padece el ostracismo”.31

Ellis se refiere entonces a los Diez Mandamientos y dice, “dichas reglas absolutistas no funcionan y son irreales”. Él dice: 

La mayoría de las personas se equivoca al pensar que las religiones generan reglas morales. En realidad las religiones simplemente toman reglas morales de diferentes culturas y las dogmatizan. Los Diez Mandamientos son un muy buen ejemplo de esto. Obviamente, Moisés no subió a la montaña y habló con Dios. ¿Cómo creó los mandamientos? Tomó las costumbres de su época y las reescribió. Tomó algunas leyes y costumbres que pensó eran las mejores y las puso en los Diez Mandamientos.32

Por lo tanto, Ellis, con su forma de pensar “racional”, ha descartado la Palabra de Dios y los profetas.

Ellis también creía que “la religión es muy parecida a una mala terapia”.33 Dice: 

La religión ayuda a sentirse mejor debido a que, supuestamente, Jesús, Dios, o Alá, o alguna otra deidad nos ama. Por lo tanto, usted siente que (a) existe un Dios (el cual ciertamente no está allí) y que (b) Dios está de su lado, se preocupará por usted, le amará, y le dará las reglas correctas con la cuales vivir, etc..34

 

Luego continúa diciendo por qué esto es malo:

 

La religión le impide obtener la solución máxima, que consiste en que a pesar del hecho de que el universo no tiene un significado sobrenatural (no existe Dios, ni el diablo, ni las hadas, ni las ninfas) usted aún puede cuidarse a usted mismo35.

Por lo tanto, es obvio que desde la perspectiva de Ellis, el hecho de que Dios lo acepte a uno incondicionalmente, como lo puso en su artículo “¿La consejería racional puede ser cristiana?, impedirá que uno obtenga la solución máxima”, ya que “usted aún puede cuidarse a usted mismo”. Quizás lo que él anhela es que la gente cruce el puente de la TREC que construyeron los psicólogos cristianos y que finalmente encuentre la solución final en el yo, en lugar de en un dios imaginario. Los creyentes deben rechazar la TREC y otras formas de terapias cognitivas-conductistas que lidian con las creencias de uno. Los cristianos deben estudiar sus Biblias para lidiar con sus creencias en referencia a los problemas de la vida, en lugar de leer sistemas controlados por la psicología humanista.

 

14. William Glasser y la Terapia de la Realidad

 

La Terapia de la Realidad es un tipo de terapia radicalmente no freudiana, desarrollada por el psiquiatra William Glasser y descrita en su libro Reality Therapy (Terapia de la Realidad). Al terapeuta de la realidad no le interesa involucrarse con los dos demonios freudianos: la historia pasada de los pacientes y los determinantes inconscientes de su comportamiento.

Con respecto al pasado del paciente, Glasser dice que “ni podemos cambiar lo que le sucedió ni podemos asentar el hecho que esté limitado por su pasado”.1 Si un paciente menciona el pasado, siempre debe relacionarse con el presente y el futuro. Si bien Glasser cree en la motivación inconsciente del comportamiento, dice lo siguiente:

 

...el conocimiento de la causa no tiene nada que ver con la terapia. Los pacientes han sido tratados con la psiquiatría convencional y descubren la razón inconsciente de cada movimiento que hacen, pero aun así no cambian, porque conocer la razón no los conduce a satisfacer sus necesidades.2

 

Él argumenta que las motivaciones inconscientes a menudo se usan como excusas para un comportamiento continuo indeseable. En el corazón de la Terapia de la Realidad existen tres R: realidad, responsabilidad, recto-e-incorrecto Estas palabras tienen mucho que ver con el cristianismo, por lo tanto es necesario examinar estos tres conceptos y el proceso de la terapia para ver si el sistema de Glasser es realmente bíblico.

 

 

Realidad

 

 

Glasser enfatiza la importancia de ayudar a que la persona vea y trate la vida como realmente es. Una perspectiva distorsionada de las acciones de otras personas, de eventos que afectan la vida de la persona y de las propias acciones puede conducir a problemas emocionales e impedir que la persona se comporte en forma apropiada. Glasser cree que “todos los pacientes tienen una característica en común: todos ellos niegan la realidad del mundo que les rodea”3 (Itálicas en el original). Por lo tanto, una de las principales responsabilidades del terapeuta es la de llevar a la persona a estar en contacto con la realidad de su entorno y de sí misma. 

 

Glasser estimula a sus pacientes a desarrollar un comportamiento que sea realista, tanto en términos del presente como del futuro. Al hacerlo diferencia entre las consecuencias inmediatas y a largo plazo del comportamiento. Él destaca que el comportamiento realista es aquel que resulta de la consideración de las consecuencias de largo y de corto alcance, ya que cierto comportamiento, a pesar que sea satisfactorio en términos inmediatos, puede ser insatisfactorio a la larga.

 

 

Responsabilidad

 

 

Glasser dice “no es suficiente ayudar al paciente a enfrentar la realidad; también debe aprender a satisfacer sus necesidades”.4 La responsabilidad, según Glasser, es “la habilidad de satisfacer las necesidades personales, y hacerlo en una forma que no prive a otros de la habilidad de satisfacer las suyas”5 (Itálicas en el original). Dicho comportamiento es la meta principal de la Terapia de la Realidad.

 

Glasser tiene una interesante noción sobre la relación que tiene el comportamiento con el pensamiento y las emociones. Él cree que las personas no actúan responsablemente simplemente porque son felices, sino más bien que las personas que actúan responsablemente tienen más posibilidades de ser felices. La felicidad (o la carencia de la misma) por lo tanto, depende de un comportamiento responsable más que de las circunstancias. Por lo tanto, la tarea del terapeuta consiste en ayudar a sus pacientes a hacerse responsables. 

 

Si bien usa la razón y la lógica de la consejería, no se concentra demasiado ni en los pensamientos ni en las emociones. La mayoría de los psicoterapeutas procura cambiar los pensamientos y las emociones; Glasser trabaja directamente con el comportamiento externo. Argumenta diciendo que el comportamiento responsable forma pensamientos y emociones positivas, así como el comportamiento irresponsable origina actitudes y emociones insalubres. 

 

Existe un viejo dicho que dice “si supiera más lo haría mejor”. Sin embargo, la experiencia en la vida tiende a demostrar lo contrario, ya que la gente a menudo no obra según lo que conoce. La teoría de Glasser enfatiza el obrar mejor más que el conocer más, ya que él cree que el cambio en el comportamiento conducirá a un cambio en la forma de pensar. Por lo tanto, se concentra en enseñarles a sus pacientes las formas responsables de responder.

 

Glasser no sólo hace que el paciente sea responsable de su propio comportamiento, sino que además rechaza hacerse responsable del mismo. Los pacientes muy a menudo intentan responsabilizar a otros por su comportamiento, pero la Terapia de la Realidad le niega este privilegio. El paciente es estimulado a actuar responsablemente y a ser el responsable de su comportamiento. Glasser no pierde tiempo preguntando por qué una persona actuó irresponsablemente; en lugar de eso asume que el paciente puede actuar responsablemente y procede a ayudarlo en dicha meta.

 

 

Recto e incorrecto

 

 

La responsabilidad sugiere un cierto grado de moralidad, y ciertamente, la Terapia de la Realidad incluye un concepto de lo que es correcto e incorrecto. Glasser dice: 

 

...para ser dignos debemos mantener un parámetro satisfactorio de comportamiento. Para lograrlo debemos aprender a corregirnos a nosotros mismos cuando hacemos lo incorrecto y a reconocer cuando hacemos lo correcto... La moral, los parámetros, los valores, o el comportamiento recto o incorrecto, todo está íntimamente relacionado con la satisfacción de la necesidad de valor propio6 

 

La posición de Glasser es un refrescante contraste ante todas las psicoterapias que o enfatizan los efectos adversos de los parámetros morales de la sociedad sobre el individuo, o no están de acuerdo en imponerlos en la vida del paciente. En el sistema freudiano, una consciencia que exige demasiado del individuo debe ser reformada para tener expectativas morales más bajas, de modo tal que la persona se sienta bien consigo misma.

 

Muchos sistemas psicoterapéuticos estimulan al individuo a que satisfaga los instintos e impulsos al reducir las exigencias de la consciencia. Estas terapias se basan en la teoría que bajar los parámetros de la moralidad convencional es beneficioso y necesario para mejorar la salud mental, emocional, y del comportamiento. Se enfocan en los deseos internos más que en el comportamiento externo. Glasser, por otro lado, no cree en disminuir los parámetros sino más bien en mejorar el comportamiento. La Terapia de la Realidad devalúa los deseos biológicos y eleva las necesidades sociales del individuo.

 

 

Proceso de la terapia

 

 

El tratamiento de la Terapia de la Realidad generalmente lleva seis meses, y rara vez implica más de un año. Algo de crucial importancia en el proceso es la relación entre el terapeuta y el paciente. Glasser cree que el terapeuta, como persona, brinda el vínculo perdido hacia un cambio positivo. Él dice:

 

Sabemos por lo tanto, que cuando una persona viene para recibir ayuda psiquiátrica, carece del factor más fundamental para satisfacer sus necesidades, una persona que genuinamente se preocupe y que el paciente sienta que se preocupa genuinamente por él7.

 

En la Terapia de la Realidad, el terapeuta debe convertirse en esta persona especial a quien el paciente puede responder.

 

Glasser cree que sin un entorno apropiado, no puede haber terapia. El terapeuta debe ser tanto un amigo para el paciente como un modelo de responsabilidad que el paciente debe seguir. Como amigo, debe exhibir compasión y una actitud que demuestre cuidado, pero no debe responder a exigencias innecesarias de simpatía ni reaccionar frente a la crítica por parte del paciente. Lo ideal sería que la relación sea la motivación para un comportamiento responsable.

 

A través de la terapia, la meta principal es enseñar al paciente a hacerse responsable. Como tal, el terapeuta se convierte en un maestro así como también en un amigo. El terapeuta rechaza el comportamiento irresponsable, irreal e incorrecto, pero a la vez mantiene la actitud de aceptar al paciente como persona. De hecho, el terapeuta deja en claro que nunca rechazará a la persona, pase lo que pase. Es más bien el comportamiento lo que el terapeuta rechaza y eso se debe únicamente debido a que busca el bien del paciente.

 

Al aceptar a la persona y rechazar el comportamiento negativo, el terapeuta procura ayudar al paciente a que evalúe su propio comportamiento. El terapeuta también procura ayudar a su paciente a elaborar planes que conduzcan a un cambio y le da sugerencias para poder incrementar dichos planes. Glasser sostiene que a través de este proceso el paciente desarrolla un comportamiento más realista y responsable, y por lo tanto encuentra un logro personal y la felicidad.

 

Críticas a la Terapia de la Realidad

 

Bien, ¿qué puede haber de malo con la Terapia de la Realidad? Parecería ser completa, buena, e incluso bíblica con conceptos tales como la realidad, la responsabilidad, y lo recto e incorrecto. Examinemos este sistema aparentemente virtuoso a la luz de la Biblia. Según Glasser, el individuo tiene dos necesidades psicológicas básicas. Él dice que estas necesidades son “la necesidad de amar y ser amado y la necesidad de sentir que uno es digno de sí mismo y de otros”8 Si bien la Biblia enseña la importancia de amar, el concepto de Glasser es carente por el hecho que únicamente enfatiza las relaciones humanas e ignora totalmente una relación amorosa con Dios.

 

La Biblia dice, “nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). El amor de Dios hacia nosotros es tan grande que dio a su Hijo para que tuviéramos vida eterna, y por lo tanto nosotros lo amamos a Él. Jesús enseñó que el principal mandamiento es, “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). La relación de amor entre Dios y el hombre es una de las principales doctrinas de toda la Biblia. Es de suprema importancia para el hombre y una fuerza poderosa en la vida del individuo. Tiene un inmenso valor “terapéutico” y es de mucho más valor que el amor entre las personas. Es más, el amor entre las personas es mucho mejor y más concreto cuando el amor supernatural es una realidad.

 

Glasser, al igual que Rogers, lidia únicamente con una relación natural de amor y no con la relación divina de amor. Así como Rogers, Glasser enfatiza la necesidad de preocuparse e involucrarse con otras personas, pero ignora la principal necesidad que tiene una persona, el tener una comunión de amor con Dios. 

 

Junto con la necesidad de amor, Glasser nota que las personas necesitan sentirse dignas ante sí mismas y ante otras. Él dice que a pesar de que esta necesidad está separada de la primera, la persona que satisface la necesidad de amar y ser amado generalmente se sentirá digna. Esto suena como una hermosa generalización, pero aquí nuevamente tenemos algo incompleto y que ignora la Biblia. La palabra importante de esta segunda necesidad es sentir. Un hombre puede sentirse digno bajo una variedad de circunstancias. El sentirse digno es meramente una evaluación interna, la cual puede que no sea para nada realista o precisa. Una persona puede sentirse digna y establecer su propio sistema para salvar al mundo y terminar siendo otro Hitler. Los sentimientos tienen que ver con el yo y la subjetividad, mientras que la Escritura tiene que ver con la verdad.

 

La Biblia no enfatiza el valor propio o el sentirse digno. En lugar de eso, exhorta a los creyentes a estimar a otros más que a sí mismos y a atribuir toda la dignidad y la gloria a Dios. El cristianismo no consiste en sentirse o en ser dignos, sino más bien en comenzar una relación con el Creador del universo, al cual le pertenece toda la gloria.

 

Cuando la gente conoce verdaderamente a Dios no necesita preocuparse por sí misma en cuanto a la dignidad independiente.

 

El apóstol Pablo confesó que antes se había considerado como un individuo muy digno. No sólo tenía la herencia perfecta, sino que había seguido la Ley judía y sus costumbres con gran celo y rectitud. Sin embargo, cuando estuvo cara a cara con el Cristo resucitado descubrió que todo lo que había considerado digno en sí mismo era algo vacío, ya que no había estado en la relación apropiada con Dios. Y a partir de ese momento deseó “ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 3:9). 

 

Glasser define el comportamiento moral de la siguiente forma, “cuando un hombre actúa de forma tal que da y recibe amor, y se siente digno de sí mismo y de otros, su comportamiento es recto o moral”9 (Itálicas en el original). En otras palabras, si una persona da y recibe amor de acuerdo a su propia definición y se siente bien con respecto a sí mismo, “su comportamiento es recto y moral”, según Glasser. Pero esto no es así según Dios. La Escritura claramente revela tanto la pecaminosidad de cada persona como el autoengaño inherente de un corazón engañoso (Jeremías 17:9). Debido a que la teoría de Glasser deja a Dios a un lado, coloca una confianza desmedida en el hombre.

 

Glasser exhibe confianza en el hombre debido a su ideología humanista, la cual dice que la gente básicamente es buena en sí misma, y niega la naturaleza fundamental de un hombre pecaminoso y caído. Podemos esperar tanto un comportamiento moral como inmoral por parte de la gente debido a su naturaleza caída. Glasser denominaría al comportamiento inmoral “irresponsable”, pero sería más apropiado denominarlo “pecaminoso”. Glasser se preocupa más sobre los denominados derechos y libertades de las personas que de la justicia divina, las creencias bíblicas, o la verdadera libertad que sólo se puede encontrar en Jesús.

 

El sistema de terapias de Glasser se centra directamente en el comportamiento, pero ignora completamente la Biblia, que está llena de exhortaciones a comportarse sabia y responsablemente, y la sustituye con el código moral actual de la sociedad. Por ejemplo, si dos personas están enamoradas y desean vivir juntas sin el compromiso del matrimonio, ciertamente se estarían ajustando a la definición de Glasser de comportamiento responsable, ya que satisface sus necesidades, no priva o restringe a otros de cumplir sus necesidades, y está dentro de las prácticas morales actuales. Pero la Biblia se opone a dichas relaciones, y el comportamiento cristiano responsable se conforma a la Palabra de Dios.

 

Los parámetros de la sociedad, las leyes de los hombres, y el prevaleciente código moral cambian, pero la Palabra de Dios es eterna. ¿Qué sentido tiene un comportamiento responsable que se limita a una conformidad externa de un código moral actual si está en contra de un cambio interno originado por la presencia sobrenatural de Dios? Glasser se preocupa más por el comportamiento externo que por las actitudes internas, pero Dios mira al corazón más que a la apariencia externa. Para Glasser no importa lo que usted crea, en tanto que actúe según la moral actual. La Biblia tiene que ver con el hombre en su plenitud, con su comportamiento interno y externo.

 

Aunque la gente pueda cambiar su comportamiento en cierto grado, sin embargo está restringida por la tendencia inherente a pecar debido a la naturaleza caída. Sólo la gracia de Dios le permite a una persona actuar en forma totalmente responsable, e incluso allí existen tropiezos y pecados. Pablo expresó este aprieto en Romanos 7, cuando dijo que con la mente quería hacer lo correcto, pero que hacía lo opuesto debido al principio del pecado dentro de él. Descubrió que el poder para actuar responsablemente, tanto internamente como externamente, únicamente estaba en la gracia de Dios y a través del poder del Espíritu Santo que mora en nosotros. A lo largo del Antiguo Testamento, los israelitas no fueron capaces de cumplir la ley de Dios. Sin embargo, cuando Jesús vino y dio su vida por aquellos que creen, les permitió recibir Su propia vida perfecta. Él transforma sus corazones y vidas para que puedan ser nuevas criaturas, ya sea en términos del comportamiento interno como externo.

 

Luego de examinarla, la perspectiva de Glasser de la realidad, responsabilidad, y lo recto e incorrecto, comunica un sistema mundano que de alguna forma parece ser bíblico, pero no lo es. Además de no conformarse a la Biblia, la Terapia de la Realidad propone curar los problemas mentales, emocionales, y de comportamiento a través del esfuerzo propio. Al igual que en otras psicoterapias, el yo y no Dios está en el centro de la Terapia de la Realidad. El sistema utiliza conceptos que suenan bíblicos, tales como el amor, pero lo hace en una forma superficial y centrada en el yo. Los ingredientes necesarios para disolver los problemas mentales, emocionales, y de comportamiento son las verdades bíblicas, el amor bíblico, y el comportamiento bíblico, no las tres R de Glasser. 

 

Los cristianos han sido engañados por un sistema que se apoya en parámetros mundanos de realidad, responsabilidad, y de lo recto e incorrecto. La Biblia describe la realidad y enseña la responsabilidad y el comportamiento recto e incorrecto. Si bien el sistema engañoso de Glasser puede ser bíblico, sus tres conceptos quedan eliminados debido a que no son bíblicos, son mundanos y están orientados hacia el yo. Según la Terapia de la Realidad, el terapeuta es el modelo del paciente para alcanzar la meta del comportamiento responsable. Por otro lado, la Biblia enseña que Cristo es el modelo, y nuestra meta es ser como Él. La Biblia presenta a Cristo, no al terapeuta; Cristo, no la naturaleza caída; Cristo, no el yo. Aquel que brinde ayuda basado en la Biblia, constantemente se referirá y exhibirá el amor escritural, la misericordia y la gracia, así como también la realidad, responsabilidad y lo recto e incorrecto de las Escrituras. El maestro de la Biblia usará a Cristo como modelo, y la victoria de Cristo como ejemplo, más que a sí mismo y a su propia capacidad. Éstos son los únicos principios válidos y confiables para tener una salud mental, emocional y de comportamiento, ya que fueron dados por el Creador. Como cristianos haríamos bien en alejarnos de terapias que tienen apariencia bíblica, y volver a la Palabra, que es la fuente del cristiano para toda cura y sanidad mental, emocional, y de comportamiento.

 

15. Thomas Harris y el análisis transaccional

 

El análisis transaccional, un sistema terapéutico que examina la interacción entre las personas, fue muy popular entre los cristianos por varios años. Si bien su popularidad ha declinado, algunas de sus ideas centrales continúan activas en el entorno de la corriente ecléctica. Para entender la debilidad del análisis transaccional (AT), examinaremos algunos de sus conceptos, cuatro posiciones sobre la vida y sus teorías no demostradas.

 

El Dr. Thomas Harris, en su libro I´m OK-You´re OK: A Practical Guide to Transactional Análisis (Estoy bien-Tú estás bien: Una guía práctica para el análisis transaccional), cita la obra del neurocirujano Wilder Penfield y la presenta como la base de su propia teoría. Bajo la influencia de Penfield, Harris cree que tanto los eventos pasados como los sentimientos que acompañaron dichos eventos están registrados en el cerebro, de tal forma que cada evento queda unido para siempre con la emoción. Según Harris, los eventos y las emociones permanecen vinculados en el cerebro durante toda la vida. Harris se refiere al cerebro como un grabador de alta fidelidad y usa esta metáfora para describir su sistema. Constantemente se refiere a eventos que están siendo grabados o de los que se escucha la grabación.

Harris dice que todo niño, durante sus primeros años de vida, graba volúmenes de sentimientos negativos, lo cual repercute en gran manera durante toda su vida. Estas grabaciones negativas provienen de ciertas exigencias impuestas sobre él y acompañadas por la aprobación o desaprobación de los padres. El entrenamiento para usar el inodoro es un ejemplo. Durante este tiempo de entrenamiento, las inclinaciones naturales del niño son desviadas, y el niño debe aprender nuevos hábitos según las exigencias de los padres. Existe a menudo un conflicto entre lo que el niño hace naturalmente y lo que el padre quiere que haga.

Harris dice que los sentimientos negativos provenientes del proceso de civilización llevan al niño a la conclusión de que él no está bien. Harris no culpa a los padres necesariamente, ya que dice “es la situación de la niñez y no la intención de los padres la que produce el problema”1 (Itálicas en el original). Incluso un niño nacido en un hogar de padres amorosos llega a la misma conclusión, según Harris.

 

Cuatro posiciones de la vida

 

Harris indica que el niño recibe grabaciones que están bien, así como también aquellas que no están bien, pero cree que los sentimientos que no están bien predominan.2 Su creencia en la experiencia universal de no estar bien por parte de la humanidad es la clave para la AT y para sus cuatro posiciones de vida, las cuales son:

No estoy bien-tú estás bien 

 

No estoy bien-tú no estás bien

 

Estoy bien-tú no estás bien

 

Estoy bien-tú estás bien

 

La primera posición, no estoy bien-tú estás bien, se establece por una decisión que cada niño toma. El niño concluye que no está bien debido a que los sentimientos que lo llevan a no sentirse bien a la larga son más fuertes que los de estar bien. El niño concluye que el padre está bien debido a que el padre provee lo que Harris denomina “stroking”, lo cual es un “contacto físico repetitivo”.3 El niño evalúa la bondad del padre a través de la cantidad de stroking que recibe. Como los padres, en particular la madre, proveen stroking, el niño concluye: tú estás bien. Harris dice que la conclusión no estoy bien-tú estás bien es la “posición universal de la primera infancia” y es “la decisión más determinante de su vida”.

Si existe una ausencia del stroking necesario, el niño pasa de la posición uno a la posición dos: no estoy bien-tú no estás bien. Ésta es una posición de abandono y desesperanza, y el comienzo de profundos problemas mentales y emocionales. No hay esperanza porque nadie está bien. Harris cree que muchos en esta posición claudican y pueden a la larga terminar en instituciones mentales.

Si por otro lado, la ausencia de stroking se combina con el abuso verbal y/o la violencia física, el niño puede pasar a la siguiente posición de vida: estoy bien-tú no estás bien. Esta mudanza proviene de un auto-stroking. A medida que el niño aprende a recobrarse de las golpizas aprende a comportarse (stroke) a sí mismo y concluye: estoy bien por mí mismo. Una persona que permanece en esta posición de vida no es objetiva acerca de sus acciones. Continuamente se excusa a sí misma y culpa a otras. Dice, “nunca es mi culpa, siempre es la culpa de ellos”. Esta posición es la que toman los criminales incorregibles.

La cuarta y mejor posición de vida, según Harris, es estoy bien-tú estás bien. Si la presencia o ausencia de stroking determina las primeras tres posiciones, la facultad de razonamiento y elección determina la cuarta posición.5 Harris compara el elegir esta nueva posición con una experiencia de conversión. La meta declarada del libro de Harris es “establecer que la única manera en que la gente mejora o llega a estar bien es exponiendo el predicamento de la infancia en el que se basan las primeras tres posiciones, y demostrar cómo el comportamiento actual perpetúa las posiciones”.6 

 

Harris y Freud

 

Harris usa la artimaña freudiana de relacionar la psicoterapia con la medicina para poder darle credibilidad y hacerla aceptable. Esto puede explicar por qué comienza su libro refiriéndose a Freud en primer lugar y luego al neurocirujano Penfield. En referencia a la obra de Penfield, Harris dice, “la evidencia parece indicar que todo lo que ha estado en nuestro consciente se registra en detalle y se almacena en el cerebro y es posible volver a escuchar la grabación en el presente”7 (Negritas agregadas). La palabra parece significa “luce como” o “podría ser” y la palabra posible significa “puede”. Sin embargo, Harris ha concluido a partir de la obra de Penfield que todo este material se almacena en el cerebro y que sí determina el comportamiento presente del individuo. Él sostiene que “nuestras primeras experiencias, si bien son inefables, se graban y se vuelven a escuchar en el presente”8 (Itálicas en el original). Además, argumenta que “el pasado invariablemente se insinúa en nuestra vida presente”.9 Harris denomina esto “el anzuelo del pasado”.10

 

¿Qué tan precisas son nuestras memorias?

 

Muchas personas creen que la memoria es como un grabador que registra cada evento en forma precisa y lo mantiene intacto. Pero la investigación de la memoria ha echado por tierra ese mito y ha hecho surgir muchas interrogantes sobre malos entendidos comunes respecto al tema de los recuerdos y los olvidos.

En su libro Remembering and Forgetting: Inquiries into the Nature of Memory (Recuerdos y olvidos: Investigaciones de la naturaleza de la memoria), Edmund Bolles dice, “el cerebro humano es la estructura más complicada del universo conocido”.11 En la introducción de su libro dice, 

Durante miles de años la gente ha creído que la memoria extrae información que ha sido almacenada en algún lugar de la mente. Las metáforas de la memoria siempre apelan a almacenar recuerdos: preservamos imágenes en cera; podemos esculpirlas en piedra; escribimos recuerdos como si fuera con lápiz sobre un papel; archivamos los recuerdos; tenemos memoria fotográfica; retenemos los hechos con tanta firmeza que parecen estar soldados en una chapa de acero. Cada una de estas imágenes evoca un almacén de memorias en el cual el pasado yace preservado como souvenires de la infancia que están guardados en un ático. Este libro reporta una revolución que ha modificado esa visión de la memoria. El recordar es un proceso creativo y constructivo.12

¿Qué tan precisas son las memorias de la infancia? ¿Acaso el hecho que el recuerdo sea vívido incrementa la validez del mismo? El psicólogo suizo Jean Piaget escribió un claro recuerdo de su primera infancia: 

 

Todavía puedo ver, en la forma más clara, la siguiente escena en la cual creía hasta que tuve unos quince años. Estaba sentado en mi cochecito de bebé, el cual mi niñera estaba conduciendo por los Champs Elysées, cuando un hombre intentó secuestrarme. Tenía una correa de seguridad que me sujetaba al coche, la cual me mantuvo allí mientras mi niñera valientemente se interpuso entre mí y el ladrón. Ella recibió varias cicatrices, y todavía puedo verlas vagamente sobre su rostro. Luego se juntó una multitud, un policía con una corta capa y un palo blanco, y el hombre salió corriendo. Todavía puedo ver toda la escena, e incluso puedo situarla cerca de la estación del subte.13

 

Note los detalles de este recuerdo. Sin embargo, Piaget luego reveló que esta memoria vívida se trataba de un evento que nunca sucedió. Piaget dijo que cuando tenía unos quince años, su niñera le confesó que: 

 

Ella había inventado toda la historia, fingiendo las cicatrices. Por lo tanto, yo como niño debo haber escuchado el relato de esta historia, el cual mis padres creyeron, y lo proyecté hacia el pasado en una forma de recuerdo visual.14

 

Los recuerdos se crean en base a imágenes, conversaciones que se escuchan, sueños, sugerencias, y la imaginación, así como también de eventos actuales. Y los mismos cambian con el correr del tiempo. Incluso al recordar tratamos de llenar los espacios vacíos. Por lo tanto, cada vez que se vuelve a un recuerdo, también se recrea con las emociones que lo acompañan y con la imaginación que llena los espacios vacíos.

 

El recordar no es volver a escuchar un grabador invisible que grabó un determinado evento. Es más bien rearmar piezas de información que se unen en forma lógica. Tampoco podemos depender de la exactitud. Incluso los recuerdos inmediatos pueden ser imprecisos, sencillamente debido a la posibilidad de percibir incorrectamente las cosas desde el mismo principio. Es por eso que aquellos que testifican sobre un evento particular pueden tener historias completamente diferentes. Los recuerdos también son muy maleables. Cambian a medida que recordamos los eventos pasados. La Dra. Elizabeth Loftus, una conocida investigadora de la memoria dice:

 

Con el correr del tiempo, con la motivación adecuada, con la introducción de algunos hechos especiales que interfieran, la memoria algunas veces parece cambiar o ser transformada. Estas distorsiones pueden ser bastante aterradoras, ya que pueden hacer que tengamos recuerdos de cosas que nunca sucedieron.15

 

Incluso, bajo las mejores circunstancias, la memoria es incompleta. La gente en forma creativa llena los espacios vacíos referentes a detalles con probabilidades. Debido a esta inclinación natural y debido a la posibilidad de crear nuevos recuerdos a través de la hipnosis y otros estímulos similares, los cristianos deberían ser muy cautos sobre cualquier tipo de consejería que procura respuestas del comportamiento actual en los denominados recuerdos reprimidos en algún inconsciente controlador. Incluso, aunque pudiera demostrarse que todas las experiencias de las que fuimos conscientes están registradas en detalle y permanecen en el cerebro, sería meramente un gigantesco salto de fe concluir que universalmente determinan nuestro comportamiento. No son las experiencias pasadas sino las decisiones presentes las que gobiernan la conducta. Debido a que Harris tiene una educación en psiquiatría, sin duda tiene una fijación en que el pasado es un determinante poderoso de las decisiones y los comportamientos presentes y simplemente le ha dado una nueva forma a la ficción freudiana.

 

Por otro lado, Harris sí sostiene una posición anti-freudiana en cuanto a la volición personal, ya que él cree que la persona puede elegir la cuarta posición, estoy bien-tú estás bien. Parecería que él, por lo menos en la superficie, escapó del inconsciente freudiano que determina el comportamiento y de la preocupación con el pasado. Sin embargo, Harris en realidad no escapó de ellos; tan sólo limitó su influencia. Según Harris, los individuos están determinados inconscientemente por sus primeras experiencias para terminar en la posición “no estoy bien”. Pero él sostiene que esta posición no es permanente si uno decide cambiar. Harris argumenta que la gente puede elegir ser diferente, pero que hasta que decida en forma consciente cambiar estará condicionada y determinada por su inconsciente y su historia pasada. En otras palabras, la gente no sólo está determinada a estar en una de las primeras tres posiciones de vida, sino que la posición establecida durante la infancia determina el comportamiento actual, a menos que decida pasar a la cuarta posición. Con la excepción de esta decisión de cambiar, Harris termina con el viejo y conocido determinismo freudiano. Harris ha incrementado el mismo error freudiano al hacer que la posición “no estoy bien-tú estás bien” sea la neurosis universal del hombre. Para sustentar su posición él cita a L. S. Kubie y añade sus propias itálicas:

 

El factor clínico que ya es evidente es que una vez que una posición emocional central se establece al comienzo de la vida, se convierte en una posición afectiva a la cual el individuo tenderá a retornar automáticamente el resto de sus días. 16

 

Harris y el cristianismo

 

Harris enfatiza la volición, responsabilidad e incluso moralidad. De hecho, su libro contiene todo un capítulo sobre su perspectiva emocional de la moralidad, en el cual también presenta su propia perspectiva del cristianismo. Debido a que su perspectiva cristiana parece ser bíblica, muchos cristianos erróneamente aceptaron “el evangelio según Harris”. Al recordar que “toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16), ¿acaso lo que Harris dice sobre el cristianismo pasa la prueba de la Escritura?

 

Pecado

 

Harris sostiene que la condición humana universal es la de “no estoy bien-tú estás bien”. La forma en la que el niño llega a esta posición describe la teología personal de Harris. Harris no cree que un niño nazca en la condición de pecado, sino que más bien él elige esta posición.17 Para Harris, el pecado es una decisión que el niño toma con respecto a sí mismo, más que una condición en la cual el niño se encuentra. Existe una diferencia teológica sutil, pero a la vez gigantesca aquí. Una idea es bíblica; la otra no lo es. La posición bíblica es que todos nacemos pecadores. La naturaleza caída es heredada a partir de Adán y no consiste en una decisión humana individual. La gente no decide adoptar la posición “no estoy bien”; ya tiene una naturaleza pecaminosa. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre...” (Romanos 5:12). “Porque así por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores...” (Romanos 5:19). De acuerdo a la Biblia, el hombre no llega a la posición “no estoy bien”; nace en una condición bíblicamente definida como pecaminosa. La gente peca porque esa es su condición natural, no debido a un determinismo inconsciente ni a circunstancias pasadas. El no estar bien es simplemente un sustituto humanista para la verdad bíblica con respecto a la condición pecaminosa del hombre como resultado de la caída; ésta es una condición para la cual existe una única cura, la cual es una relación correcta con el Creador, no una teoría y un sistema de AT

 

Nuevo nacimiento

 

Debido a su grosera mala interpretación del pecado, el entendimiento que Harris tiene del nuevo nacimiento tampoco es bíblico. Harris cita las palabras de Jesús, “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:5) y entonces distorsiona el significado. Para Harris es el proceso civilizador el que fuerza a la persona a la posición de pecado, y uno nace de nuevo si usa su razón para entender su condición y entonces decide cambiar esa posición, pasando de “no estoy bien” a “estoy bien”.18 Aquí, nuevamente existe una diferencia sutil pero significativa entre decidir cambiar en base a la capacidad de la naturaleza humana y creer lo que la Biblia declara ser la fuente de una nueva vida. Según Harris, uno meramente decide estar bien y entonces lo está. Es un acto natural, humanista e interno. Según la Biblia, uno nace de nuevo por la gracia de Dios, a través de la fe. Nacer de nuevo por el Espíritu de Dios es una provisión sobrenatural y externa recibida por la fe. Según Harris, es la acción humana la que lleva a la persona a estar bien, pero según la Escritura, es la acción divina. La teoría de Harris de estar bien descansa meramente en las obras humanas; la verdad bíblica es que la salvación es la obra de Dios. Según la Biblia, el nacer de nuevo descansa en la provisión de salvación y santificación por parte del Creador, más que en un proceso de auto-transformación. La condición pecaminosa no es borrada, quitada, ni cambiada por sí misma; es quitada por Dios cuando se confía en el sacrificio de Jesús para que tengamos una nueva vida y para que recibamos el poder del Espíritu Santo para vivir esa nueva vida. La experiencia cumbre del análisis transaccional es la de “estoy bien-tú estás bien”, y el método para llegar a eso es la fe en el yo y en el sistema del AT. Sin embargo, la verdad bíblica es que Dios envió a Su Hijo sobrenatural a este mundo natural para redimir a la gente para sí mismo. No hay teoría o escritos, por brillantes que sean, que reemplacen o dejen a un lado la esencia de la salvación bíblica y la santificación. El análisis transaccional es una teoría sencilla y fácil de aprender, alta en su simplicidad pero baja en su verdad con respecto a la condición humana y los medios para cambiarla. Harris evidentemente no conoce la verdad sobre por qué el hombre no está bien ni cómo puede llegar a estar bien. La idea de que yo decido estar bien y entonces llego a estarlo, sin arrepentimiento y perdón, es una teología herética y un disfraz para la autoindulgencia y el amor centrado en uno mismo. Coloca a la humanidad como el factor fundamental para decidir cambiar, así como la hace responsable de proveer los medios para dicho cambio. Usando las palabras de Harris, es un sistema de “autostroking” en pro de la excelencia. La teología de Harris tranquiliza a la gente con respecto a la verdad de la condición humana y del evangelio. Harris ha reemplazado el concepto bíblico de la condición caída de la humanidad y la provisión de Cristo por su propia teología personal de un determinismo inconsciente y un yo en el centro de todas las cosas. La teología de Harris es así: yo decido, yo hago, y yo obtengo.

 

Un camino

 

La Biblia dice con total claridad que existe un sólo camino de salvación: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Según la Biblia, existe un sólo camino hacia Dios, y por más que a muchos no les guste, el cristianismo en este sentido es una religión exclusiva. Este exclusivismo es un absoluto doctrinal, pero Harris declara, “no existen absolutos doctrinales”.19 Él argumenta:

 

La verdad no es algo en lo que se llega a un acuerdo final en un encuentro eclesiástico o que esté confinada a un libro negro. La verdad es un cuerpo creciente de información de aquello que observamos que es cierto20 (Itálicas en el original).

 

Ésta es la forma sutil de Harris de decir que la base para la verdad no es la que se encuentra en la Biblia, sino más bien la que se encuentra en el hombre. La verdad, según Harris, depende del yo y de lo que el yo observa que es cierto. Harris basa sus ideas en la teoría no demostrada de la evolución y niega la declaración del cristianismo al decir que un pequeño porcentaje de la población mundial no puede tener la verdad en forma exclusiva. Él cita estadísticas con respecto a la población mundial y la distribución del dinero, las posesiones materiales, la comida, el promedio de vida, y la religión. Luego concluye diciendo:

 

Nos engañamos si continuamos haciendo declaraciones sobre Dios y sobre el hombre sin mantener delante nuestro continuamente os hechos de la vida: la larga historia del desarrollo del hombre, y la presente diversidad del pensamiento humano.21

 

Lo que Harris sí está diciendo en realidad es que, considerando que el hombre ha llegado tarde en la supuesta evolución, y considerando cómo cualquier sociedad se compara con el resto del mundo en lo material, lo religioso, y lo numérico, nadie puede decir que tiene la verdad exclusiva. Lo que Harris no percibe es que la Palabra de Dios es la verdad exclusiva revelada por Dios, e independientemente de lo que Harris pueda decir, la Palabra de Dios es eterna y exclusiva. Las opiniones sobre la evolución y las ideologías de la mayoría del mundo no tienen nada que ver con el hecho si alguien tiene la verdad exclusiva o no. Los cristianos no evalúan su perspectiva de Dios y del universo meramente por las circunstancias de los días actuales, la teoría de la evolución, o cualquier otra teoría no demostrada.

 

¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Romanos 3:3-4)

Gracia

Además de rechazar la exclusividad del cristianismo y distorsionar el concepto bíblico del pecado, Harris también mutiló el concepto bíblico de la gracia. Él le dio otra forma para que se adaptara a su propio evangelio de auto-perdón y salvación a través del yo. Dice:

El concepto de gracia... es una forma teológica de decir “estoy bien-tú estás bien”. No es “tú puedes estar bien si” o “serás aceptado si”, sino más bien “tú eres aceptado” incondicionalmente.22

Él cita la explicación de Paul Tillich sobre el incidente en el cual una prostituta vino a Jesús. Tillich dice, “Jesús no perdona a la mujer, sino que declara que es perdonada... La mujer vino a Jesús porque fue perdonada”, y luego Harris añade “no para ser perdonada”23 (Itálicas en el original). El perdón, según Harris, consiste en otorgar algo incondicional, como una aceptación incondicional, para todas las personas, en la circunstancia que sea. Al final de este incidente Jesús dice, “tu fe te ha salvado, ve en paz” (Lucas 7:50). Según la Biblia, ella recibió el perdón y la salvación al haber ejercido fe. La aceptación viene con la salvación. Quienes han sido salvos son “aceptos en Cristo Jesús”. Dios ama y es misericordioso con el justo y el injusto. Sin embargo, no acepta a la gente pecadora en la forma que promueve Harris. En lugar de eso, Dios ha provisto los medios para perdonar y salvar a través de la fe, a través de los cuales los creyentes reciben nueva vida, no una vida vieja, remendada por una salvación secular que pasa de un no estar bien a un estar bien incondicionalmente. La fe es necesaria para recibir el perdón y la salvación. “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe” (Efesios 2:8). Esta fe habla de la fe en Dios, no de la fe en uno mismo o en el sistema del AT. Harris se equivoca una vez más desde la perspectiva bíblica. Uno no llega a estar bien incondicionalmente. Es Dios quien establece las condiciones; Cristo pagó el precio. Los creyentes responden por la gracia a través de la fe. Luego que Jesús dijo, “tus pecados te son perdonados” la Biblia dice, “Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?” (Lucas 7:48-49). Independientemente del hecho que fuera perdonada antes o después de llegar, lo importante es que el perdón es necesario y que Jesús es quien perdona, debido a quien es Él. Harris confunde aun más el concepto de la gracia al regresar a su tema de las posiciones de las personas. Él argumenta que el principal problema de la persona es la posición de pecado de no estar bien, no los hechos de pecado, y que una persona únicamente necesita reconocer o confesar que está en la posición incorrecta para lograr estar bien. Dicha transición de no estar bien a estar bien es la gracia, según Harris. Él argumenta que el confesar los hechos pecaminosos es inefectivo para el cambio, y que dicha confesión menosprecia el concepto de la gracia y fortalece una posición de no estar bien.24 Según la Biblia, nuestro principal problema es tanto una posición como un hecho. Todos nacimos en pecado (posición) y todos pecamos (hecho). Primera Juan 1:8 declara, “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”. La Biblia estimula a aquellos que no nacieron de nuevo a que se confiesen las faltas unos a otros (Santiago 5:16) y, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Según la Biblia, es necesario reconocer y confesar tanto la condición como el hecho del pecado para recibir el perdón de Dios.

 

¿Un nuevo evangelio?

 

Al escribir su evangelio antibíblico, Harris declara:

Si el análisis transaccional es parte de la verdad que ayuda a liberar a las personas, las iglesias deberían ponerlo al alcance. Muchos ministros que han sido formados en el análisis transaccional están de acuerdo y están llevando a cabo cursos de análisis transaccional para los miembros de sus iglesias, así como también lo están usando en la consejería pastoral.25

Por muchos años el AT fue muy apreciado en los círculos cristianos, fue muy enseñado en las universidades cristianas, y fue muy practicado por los psicoterapeutas cristianos. Los residuos de la teoría continúan contaminando la consejería cristiana. El AT es aceptado por muchos como la verdad, debido a que parece estar cerca de la verdad. Harris habla de moralidad, pecado, nuevo nacimiento, y gracia. Sin embargo, el concepto de Harris de moralidad no es bíblico; tampoco lo son sus conceptos de pecado, nuevo nacimiento y gracia. Harris predica un evangelio falso de universalismo y una senda falsa de salvación a través del mero auto-perdón. Prácticamente todo lo que Harris ha hecho es intentar reemplazar las verdades fundamentales de la Escritura con un juego de ayuda personal denominado análisis transaccional. Luego de un análisis cuidadoso y una observación detallada, uno puede ver a Harris con su juego del AT y concluir que se trata simplemente de otro engaño.

 

16. Arthur Janov y la terapia primal

Dentro de las aguas revueltas de la corriente psicoanalítica existen numerosos tributarios de la teoría de Freud, y entre ellos fluye la cuestionable terapia del Grito Primal, creado por el Dr. Arthur Janov. Janov sobreimpuso sus teorías sobre los determinantes inconscientes de la conducta, la vasta influencia de los primeros años en la formación del comportamiento presente, y la necesidad de volver al pasado para descubrir traumas de antaño que están enterrados en el inconsciente. Existe un poco de levadura psicoanalítica en muchos panes psicoterapéuticos, pero la Terapia Primal en particular tiene un fuerte sabor freudiano. Janov inventó un giro de tuerca novelístico al marco freudiano. Él tomó los aspectos básicos y le agregó algo de entusiasmo, drama y estímulo para la expresión violenta. Hizo popular el viaje psíquico hacia el pasado y sostiene que puede curar al 95% de los pacientes.1 Poco después que Janov completó su doctorado en psicología en la Universidad Claremont en 1960, abrió su clínica privada. La Terapia Primal comenzó durante una sesión con un estudiante colega, al cual él llama Danny Wilson. En esta sesión, Wilson le contó a Janov de un comediante cuyo acto consistía en pasearse por la plataforma usando pañales, bebiendo una mamadera, y gritando “¡Mami! ¡Papi! ¡Mami! ¡Papi!” El comediante terminaba su actuación ofreciendo bolsas de plástico y vomitando en una de ellas, e invitaba a la audiencia a hacer lo mismo. Debido a la obvia fascinación que Wilson tenía con esa obra, Janov le sugirió que quizás él quisiera gritar “Mami” “Papi” así como el comediante había hecho. Si bien Wilson se rehusó al principio, finalmente concedió y comenzó a gritar, “¡Mami! ¡Papi! ¡Mami! ¡Papi!” Los siguientes minutos le proveyeron a Janov la base para el nuevo sistema terapéutico. Janov notó que Wilson se puso muy disgustado y comenzó a tirarse y a retorcerse en agonía, su respiración se tornó rápida y esporádica. Entonces Wilson gritó, “¡Mami! ¡Papi!” Sus movimientos eran similares a las convulsiones y finalmente profirió un grito penetrador y aterrador. Con este grito, Janov lanzó la Terapia Primal. Janov comenzó a tratarla en otros pacientes y desarrolló su teoría en base a esto. Luego publicó una descripción de su metodología en su best-seller Primal Scream (Grito Primal), el cual fue traducido a los principales idiomas.2 En ese momento, Janov tuvo que construir un edificio especial a prueba de sonido para evitar causar molestias a la comunidad por tantos gritos penetradores y verbalizaciones violentas expresadas durante las sesiones. Las palabras sagradas de la Terapia Primal son Dolor Primal, en lo cual Janov hacía gran énfasis. Estas palabras forman el núcleo alrededor del cual gira la doctrina de la Terapia Primal. Según Janov, a medida que el niño crece enfrenta un dilema entre ser él mismo y conformarse a las expectativas de sus padres. Durante su período de desarrollo, el niño acumula dolor por las heridas provocadas por necesidades no satisfechas, tales como no ser alimentado cuando estaba hambriento, no haber sido cambiado cuando estaba mojado, o ser ignorado cuando necesitaba atención. El Dolor Primal surge como resultado de los conflictos entre la necesidad del yo y la expectativa de los padres. A través del proceso de crecimiento, a medida que continúan los conflictos, la acumulación del Dolor Primal trae como resultado lo que Janov denomina la “piscina primal de dolor”. Cuando la piscina se hace lo suficientemente profunda, tan solo un incidente más supuestamente impulsa al niño hacia la neurosis. Este incidente singularmente significativo es denominado la “principal escena primal”. Janov argumenta:

 

La principal escena primal es el evento singular más conmovedor en la vida del niño. Es ese momento de soledad helada y cósmica, la más amarga de todas las epifanías. Es el tiempo cuando comienza a descubrir que no es amado por lo que es o por lo que no será.3

 

Es en este punto que el niño realmente abandona la idea de ser él mismo para poder obtener el amor de sus padres. En el proceso de obtener la aprobación de los padres, el niño supuestamente sella sus sentimientos reales y se convierte en un yo irreal. Janov denomina esta disasociación de los sentimientos personales “neurosis”. Janov enseña que la escena primal se lleva a cabo entre las edades de 5 y 7 años y se entierra en el inconsciente. Según Janov, el individuo construye una red de defensas que se opone incluso a la consciencia de que el dolor está allí, desarrollando un estilo de vida que esconde el origen del dolor y meramente libera la tensión causada por el mismo, pero no es capaz de eliminarlo. Note aquí, al igual que en el proceso freudiano de culpar y viajar hacia el pasado, que para Janov los culpables son los padres, y la solución se encuentra en el pasado. En ambas teorías, únicamente un regreso a los primeros años puede traer sanidad para las ansiedades presentes. Janov especifica una causa singular de neurosis: el dolor reprimido; y ofrece una única cura en todo el mundo para la neurosis: la Terapia Primal. Janov dice que para ser sanado, el neurótico debe regresar a su principal escena primal en la cual decidió abandonar su yo real y sus sentimientos reales para conseguir la posibilidad de tener el amor de los padres. Debe experimentar las emociones, los eventos, y las expectativas de otros, así como el dolor que los acompañan para poder ser curado. La experiencia de regresar a la escena primal y sufrir el dolor primal es llamada una “Primal”. Las primales son parte necesaria del proceso de sanidad, según la perspectiva de Janov. Al leer el libro de Janov, uno ve ausencia de gozo en las primales. Parecerían estar universalmente llenas de emociones humanas negativas tales como la ira, el temor, la soledad y el rechazo. Si bien la terapia primal implica hablar las cosas y sentirlas, los sentimientos son supremos. La forma de entrar y salir de la neurosis según Janov, es por medio de los sentimientos. Él dice, “la neurosis es una enfermedad de los sentimientos”.4 

 

La Terapia Primal promete una rápida cura. Implica tres semanas de terapia individual intensa, seguida por seis meses de sesiones semanales en grupo, culminando en una semana de Terapia Primal intensa. Luego de esto el paciente queda libre para tener primales por sí mismo. Durante las primeras tres semanas de terapia individual, el paciente generalmente tiene su primer primal. Luego de eso continúa teniendo más primales durante períodos posteriores de sesiones grupales. El terapeuta hace todo lo que puede para estimular al paciente a estar en contacto con su dolor interno. Originalmente, durante estas sesiones se usaban muchos elementos, tales como mamaderas, cunas, peluches, fotografía de los padres de tamaño real, e incluso un simulador de partos hecho con tubos internos. En las sesiones de grupo existe poco intercambio entre los presentes. El primal es el rey y la experiencia individual es suprema. Como puede imaginarse, si uno llegara de improviso a un grupo similar le parecería que aquello es un caos total y un manicomio total. Se podrían ver algunos adultos tomando la mamadera, otros arropando peluches, y otros en cunas de tamaño adulto. Un hombre podría estar en pie con sus genitales expuestos y una mujer con sus senos descubiertos. También habría un simulador de partos para aquellos que querían experimentar los primales que iban hasta el mismo vientre y vivir así el proceso de parto. Además, imagínese a treinta o cuarenta adultos en el suelo, dando risaditas, discutiendo, contorsionándose, atragantándose y lamentándose. Escuche los sollozos y los gemidos, “¡Papi, sé bueno!” “¡Mami ayúdame!” “¡Te odio, te odio!” “¡Papi, ya no hagas daño!” “¡Mami estoy asustado!” y todo esto se lleva a la práctica a través de profundos matraqueos y gritos penetrantes. Hoy día, la atmósfera es menos caótica, ya que no se usan muchos de los elementos que se usaban originalmente. Sin embargo la teoría es todavía la misma. ¿Acaso la Terapia Primal realmente brinda estabilidad emocional a la vida de una persona? Janov, con mucho entusiasmo hablaba de un porcentaje del 95 % de curas. Pero depende a quién se le pregunte. Al igual que con muchas formas de terapia, existen muchos testimonios pero muy poca investigación verificable. Los críticos de Janov han acusado a los pacientes de falsificar, consciente o inconscientemente, las primales. Sin duda existe un cierto grado de auto-hipnosis y de credulidad allí implicados. Otros advierten que este tipo de tratamientos puede causar un deterioro psicológico o una psicosis permanente. Algunos ex pacientes han llegado incluso a denominarlo lavado cerebral emocional. Si uno escucha los testimonios de pacientes satisfechos, puede quedar bien impresionado con las relucientes declaraciones de sanidad emocional y la eliminación de migrañas, úlceras, artritis, calambres menstruales, y asma. Janov sostiene que como resultado de esa terapia se obtienen importantes cambios físicos. “Por ejemplo”, dice, “aproximadamente un tercio de las mujeres con senos moderadamente pequeños reportaron en forma independiente que sus senos crecieron”.5 Janov incluso dice que la Terapia Primal es una cura para todo cuando declara, “pero la Terapia Primal debería poder deshacerse de todos los síntomas o la premisa (que los síntomas son el resultado de los valores primales) no es válida”6 (Itálicas en el original). Dichos testimonios no están respaldados con alguna investigación imparcial. Debido a que los equipos de investigación exteriores no obtuvieron permiso para conducir sus estudios, el éxito o el fracaso de la Terapia Primal no puede determinarse más allá de la subjetividad de los testimonios, los cuales van de un extremo al otro, del elogio a la demanda. Sin la validación externa de grupos de investigación objetivos, nadie puede saber el grado de ayuda o daño que se produce. Esta psicoterapia enfermiza es tan sólo una entre una hueste de terapias similares que atraen un gran número de adultos que procuran encontrar solaz para sus almas atribuladas. Es imposible decir cuántos están involucrados en la Terapia Primal o en alguna de sus “amigas o familiares”. Sin embargo, uno puede ver la influencia de la Terapia Primal en la sanidad interior y en la terapia expresiva, donde las personas son estimuladas a experimentar el dolor del pasado. El Dr. Leonard Berkowitz, quien ha estudiado en forma extensiva la violencia y la agresión, está en desacuerdo con la idea de que es deseable que el individuo exprese sus sentimientos agresivos. Los terapeutas que estimulan dichas expresiones de emociones negativas son llamados “ventilacionistas”. Sus terapias, según Berkowitz estimulan y recompensan la agresión y “elevan la posibilidad de una violencia subsiguiente”.7 Él declara, “la evidencia nos dicta ahora que no es inteligente animar a las personas a ser agresivas, aunque con las mejores intenciones queramos limitar dicho comportamiento a los confines de la psicoterapia”.8

 

Berkowitz critica el rechazo del intelecto en estas terapias expresivas, así como también la perspectiva popular sostenida por los ventilacionistas y otros de que no es saludable reprimir los sentimientos personales. Él cree que “a la larga, nuestros problemas sociales y humanos se pueden resolver únicamente por medio de la inteligencia”.9 Los cristianos desesperados e incautos tienen las mismas posibilidades de caer en las terapias ventilacionistas que cualquier otro, y existen psicoterapeutas cristianos que usan estas terapias regresivas y expresivas. Janov y otros no sólo capitalizaron las fantasías de Freud, sino también la credulidad de la gente. Las personas que están desesperadas para escapar del vacío y la soledad de la vida están dispuestas a creer en promesas directas o implícitas, respaldadas por un título, un consultorio, un instituto o una junta de directores. Por lo tanto, tenemos una fantasía atrás de otra que forman un círculo y vuelven al espejismo de promesas y testimonios vacíos, los cuales parecen ser un oasis en el desierto de la desesperación.

 

17. ¿Diluido, corrompido o puro?

 

Si bien tanto la metodología psicológica como la metodología bíblica dicen conducir a las personas a una estabilidad mental, emocional, y de comportamiento y a cambios positivos en el pensamiento y la conducta, en realidad son muy diferentes. La metodología psicológica se origina con el hombre, utiliza técnicas hechas por el hombre, y termina con el hombre. La metodología bíblica comienza con Dios, emplea dones y el fruto del Espíritu, y conduce a la persona a una mayor consciencia de Dios y de sí mismo como un ser creado por Dios. La metodología psicológica se basa en metodologías humanas, principalmente en el humanismo, pero la metodología bíblica se basa en principios bíblicos. La metodología psicológica es una combinación de técnicas y teorías, pero la metodología bíblica es una síntesis de amor y verdad. Jesús dijo, “yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Y el apóstol Juan definió a Dios como “amor” (1 Juan 4:8). La metodología psicológica implica el cambio de los parámetros y la flexibilidad de la moral. La metodología bíblica sigue el parámetro inmutable y la autoridad de la Palabra de Dios. 

 

La metodología psicológica coloca al yo en el centro, mientras que la metodología bíblica se centra en Cristo. La metodología psicológica procura principalmente tratar la mente y las emociones del individuo aparte de su cuerpo y espíritu. La metodología bíblica considera al hombre completo y transforma la mente, las emociones, la voluntad, y el comportamiento cuando se lo lleva a tener una buena relación con Dios. La metodología psicológica procura cambiar la manera de pensar y de comportarse del individuo a través de la mente, la voluntad, y las emociones únicamente. La metodología bíblica cambia la forma de pensar, de sentir, y de comportarse en el individuo a través de su espíritu. La iglesia haría bien en desarrollar el ministerio del cuidado de las almas y proveer por lo tanto para las necesidades más profundas de los individuos, ministrando personalmente a aquellas personas que sufren de estrés mental y emocional, y ayudando a aquellos que enfrentan situaciones difíciles, ministrando incluso a los que sufren de profundos desórdenes emocionales. Únicamente aquel que ministra bíblicamente puede ministrar a la naturaleza espiritual del individuo. El proceso bíblico de salvación y santificación, juntamente con las soluciones espirituales que lo acompañan, es todo lo que se necesita para establecer y mantener una salud mental, emocional y de comportamiento, y para lidiar con los problemas no orgánicos de la vida. No hay necesidad de tener ambas cosas, es decir soluciones bíblicas y psicológicas. No se necesita agregarle la psicoterapia al cuidado bíblico de las almas. Los cristianos solamente necesitan descansar en la Palabra de Dios y en la obra del Espíritu Santo, y regresar el ministerio del cuidado de las almas a su lugar justo en la iglesia. El Dr. Thomas Szasz claramente recomienda que la responsabilidad para cuidar la salud mental debería quitarse de las profesiones y entregarse a las asociaciones voluntarias tales como las iglesias. Él declaró, “yo devolvería esta empresa a los ministros, sacerdotes y rabinos”.1 Sin embargo, será una tarea muy difícil la de convencer a los cristianos de que no hay dos formas buenas similares de resolver los problemas de la vida (el método bíblico y el método psicológico). Una tarea más difícil aun es la de convencer a los cristianos que los intentos de combinar lo psicológico y lo bíblico tan sólo debilitan al cristianismo debido al conflicto inherente en las creencias de ambas posiciones. Para los cristianos existe un único camino y ese es el método bíblico. Anhelamos haber revelado los suficientes malentendidos, conceptos erróneos y errores sobre la psicoterapia como para que los creyentes rechacen la psicoterapia profesional y no lo consideren un método válido para lidiar con los problemas mentales, emocionales y de comportamiento. Desde el surgimiento de la psicoterapia, cada nueva generación ha promovido sus innovadores psicoterapéuticos, los cuales insistieron en el éxito de sus sistemas. El Dr. Jerome Frank dice, “un pantallazo histórico de la psicoterapia occidental revela que el enfoque psicoterapéutico predominante de una era refleja las actitudes y valores culturales contemporáneos”. 2 Por el contrario, la Biblia contiene verdades eternas sobre la condición humana. Dios ha dado su Palabra, la cual sirve como bálsamo de sanidad para todas las edades. La Palabra de Dios no cambia con la cultura o los tiempos. La evidencia disponible debería desalentar la preferencia de cualquier individuo hacia la psicoterapia y seguir un ministerio bíblico que ofrezca consejería y cuidado a las almas atribuladas. El método bíblico siempre ha sido y continúa siendo la forma adecuada y exitosa de lidiar con los problemas mentales, emocionales y de comportamiento. Como ya hemos demostrado, el método psicológico en el mejor de los casos es cuestionable, y en el peor de los casos, destructivo, y por lo menos se trata de un engaño espiritual. No estamos atacando el método psicológico meramente como una forma de establecer el método bíblico. Como ya hemos mostrado anteriormente, la psicoterapia profesional debería condenarse de cualquier forma. Es extraordinario ver que tantas personas han invertido tanto dinero por tantos años en un sistema que tiene tan poco para ofrecer. Luego de todo el esfuerzo monumental de todas las psicoterapias ofrecidas, compradas, y evaluadas, y de los miles de millones de dólares que pasan de una mano a otra, lo único que se podría demostrar es esto: como promedio, dado cualquier tipo de problema, el hacer algo al respecto del mismo es en general mejor que no hacer nada. La iglesia no necesita de la psicoterapia ni de sus sistemas de teorías falsas e imaginaciones que se presentan como hechos. La psicoterapia desde su comienzo mismo ha sido y todavía es destructiva para el cristianismo. Ha usurpado en forma deshonesta el ministerio de la cura de las almas y distorsiona cualquier tipo de cristianismo al que se apega.

 

Amalgamamiento

 

Históricamente y filosóficamente, muchos aspectos de la psicoterapia han sido en forma directa o indirecta antagónicos con el cristianismo, sin embargo muchos creen que los dos son complementarios y que la psicoterapia y el cristianismo son perfectamente compatibles si se usan simultáneamente o en forma separada bajo diferentes circunstancias. La iglesia contemporánea ha adaptado su fe a la psicoterapia y cree sus argumentos más allá de las pruebas o justificaciones que pueda tener. A la vez, la iglesia ha comenzado a sospechar y a dudar de la validez de las soluciones bíblicas a los problemas de la vida. El elemento de la profecía auto-cumplida se hace presente aquí. Las personas han sido recompensadas de acuerdo a sus expectativas. Cuando alguien cree en la psicoterapia y duda del poder transformador de la Escritura, el método psicológico parece ser más prometedor que el método bíblico. Una de las instituciones que más gente le refiere a la psicoterapia es la iglesia. Los pastores regularmente refieren cristianos a los psicoterapeutas, porque se han convencido que ellos mismos no pueden ayudar a dichas personas y que únicamente el profesional tiene la experiencia requerida para aconsejar una persona en necesidad. Dichas referencias a psicoterapeutas profesionales se dan debido a que los cristianos han dejado de creer en el poder curativo de Dios y de Su Palabra. En la mayoría de los casos, los pastores refieren a su gente a un sistema del cual saben muy poco pero se han convencido que es válido. La mayoría de los pastores no podrían defender este sistema excepto utilizando el difunto modelo médico o apoyándose en algunas generalizaciones no demostrables sobre la supuesta efectividad de la psicoterapia. La mayoría de los ministros no podría hablar sobre la orientación psicoterapéutica predominante o la taza de éxito o fracaso del terapeuta al cual le envían su rebaño.

 

Gracias a la astucia de la psicoterapia y la ingenuidad de la iglesia, muchos han optado por el vacío de la psicoterapia en vez de la plenitud del cristianismo. Un número creciente de seminarios ofrece diversos programas para capacitar a las personas en la práctica profesional de la psicoterapia, como psicólogos clínicos, consejeros matrimoniales y familiares, y capellanes. Muchos seminarios y universidades cristianas ofrecen servicios de psiquiatría, psicología clínica, psiquiatría de trabajadores sociales, y consejería para ministrar las necesidades mentales, emocionales y de comportamiento de todas las personas. La psicología es tan aclamada universalmente, aceptada y creída que uno creería que la iglesia la ha recibido como si se tratara de una visión divina. Muchos cristianos piensan que la psicoterapia provee verdades reales sobre el hombre y que por lo tanto puede confiársele que ayude a mejorar el comportamiento humano. La pregunta es: ¿qué “verdad” es real? No existe un método psicoterapéutico cristiano. Los psicoterapeutas cristianos siguen una variedad de más de 400 escuelas de pensamientos disponibles. La psicoterapia, tanto fuera como dentro del cristianismo, provee una diversidad de métodos y sistemas de creencias. Existe la misma confusión y contradicción de pensamiento psicoterapéutico tanto dentro como fuera del cristianismo. La Biblia es eterna, pero ¿qué sistema psicoterapéutico es eterno? El salmista escribió, “Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” (Salmo 33:10-11). El psicoterapeuta cristiano cree que puede combinar la Biblia con sus teorías y terapias psicológicas favoritas. Su fe consiste en una receta que agrega ingredientes de ambas cosas. Incluso si el psicoterapeuta cristiano usa la Biblia, existe un peligro. La persona que encuentra una posible compatibilidad entre una idea psicológica y una verdad bíblica se vuelve vulnerable a incorporar otras ideas que pueden ser contrarias a la Escritura. ¿Cuánta basura psicoterapéutica ha incorporado y ofrecido el psicoterapeuta cristiano como resultado de aceptar ideas terapéuticas que parecen ser bíblicas? Las técnicas psicoterapéuticas y sus teorías no deberían ser introducidas a la Biblia, ni tampoco la Biblia debería forzarse a estar de acuerdo con la psicoterapia. El verdadero ministerio de las almas debería descansar en la Escritura, mientras que el Espíritu Santo hace la obra interna. Puede ser que una de las razones ocultas de los psicoterapeutas cristianos, las cuales justifiquen su carencia de una dependencia total de la Escritura, sea que esta posición puede hacer que uno se pregunte si se debe cobrar por dicho servicio. Si la Biblia es suficiente y el cuidado de las almas es un ministerio de la iglesia, ¿cuál es la justificación de cobrar una entrevista? Si se puede sostener el modelo médico (aunque esté en bancarrota) para usar la psicoterapia, y si se puede defender la capacitación profesional en las técnicas psicoterapéuticas, entonces el cobrar parece ser justificable. Sin embargo, como ya indicamos, nos oponemos a la psicoterapia profesional y recomendamos que se les quite la licencia a dichos individuos, para evitar que lucren de esa forma. La popularidad y proliferación de la psicoterapia en los círculos cristianos le han dado una validez y visibilidad que no se merece. La psicoterapia es un sistema repleto de muchas teorías no demostradas y muy pocos hechos. Es un engaño ridículo que estimula que se siga creyendo en el romance y el ritual de la psicoterapia, la cual está llena de pensamientos especulativos y espurios y a menudo termina matando la confianza, la confesión y las convicciones que el individuo tiene en cuanto al cristianismo. El sistema psicoterapéutico generalmente se centra en el yo y apela a una sociedad pecaminosa. Demasiada gente, por demasiado tiempo ha sido seducida por esta orientación egocéntrica, la cual produce únicamente una seudo solución para el alma. Lo más seguro y más sano para los cristianos es evitar la psicoterapia y confiar en el ministerio bíblico de la iglesia. Tal resolución sería un alivio bienvenido frente a los dolores de un sistema que es tan subjetivo y tan incapaz de proveer certezas o validez. El reestablecer la cura de las almas y abandonar el dominio psicoterapéutico, sin duda instruiría y ofrecería un vigor espiritual.

 

La Escritura, y no la psicoterapia, revela la verdadera condición y naturaleza de la humanidad. La Biblia contiene suficiente información y consejo para mantener la salud mental, emocional, y de comportamiento y para ministrar los problemas de la vida. Puede haber sistemas psicoterapéuticos que ayuden a una persona a que se sienta mejor o a que alivie su persona sin sentirse culpable, pero ninguno de ellos tiene un valor eterno. La psicoterapia es la moneda falsa del mundo y un sustituto para el bálsamo sanador de Galaad. La psicoterapia cristiana es una casa dividida contra sí misma. ¿Cuánto tiempo los cristianos tendrán un pie en el desierto de la engañosa cura de las mentes, y el otro en la Tierra Prometida de la cura bíblica de las almas?

 

Fe en qué

 

Con toda honestidad, no existe evidencia de que el método psicológico sea más efectivo que el método bíblico. La fe es la que conduce a la gente en una dirección o en la otra. Nadie ha demostrado más allá de la fe la superioridad de alguno de estos métodos. Cuando una persona escoge un método sobre el otro, no hace más que dar un paso de fe en una dirección u otra. La psicoterapia se basa en teorías que son consideradas como hechos mediante un acto de fe. Es deshonesto no admitir el elemento de fe e insistir que las teorías psicológicas son hechos universales. Dichas teorías necesitan la misma fe que la religión. Dependen completamente de la fe. Algunos pueden argumentar que ciertos testimonios respaldan el uso del método psicológico, mientras otros dan testimonio que respaldan el método bíblico. Sin embargo, si uno pasa por alto los testimonios en cualquier dirección y exige evidencia, la conclusión es que ni el método psicológico ni el método bíblico tiene una prueba final de superioridad o de mayor efectividad. Cada uno requiere fe. La pregunta es, ¿colocaremos nuestra fe y confianza en los sistemas cuestionables elaborados por el hombre o creeremos y confiaremos en la absoluta verdad de la Palabra de Dios? El modelo psicológico no ha demostrado ser un sustituto superior al modelo bíblico, ni en la teoría ni en la práctica. La cura de las mentes tuvo un mal funcionamiento desde el principio, y así ha continua do. Si el psicoanálisis hubiera hecho lo que intentaba hacer al comienzo del movimiento; nunca se tendrían que haber inventado más de 400 terapias alternativas y miles de técnicas. El hecho de que se lleven a la práctica tantos sistemas terapéuticos diferentes y combinados entre sí indica que no se sabe mucho sobre la causa y cura de los desórdenes mentales, emocionales y de comportamiento. Las causas propuestas y curas sugeridas son meramente suposiciones sobre cómo lidiar con dichos problemas. La psicoterapia es como el monarca desnudo de la conocida fábula “La nueva vestimenta del emperador”. Ha proliferado y se ha infiltrado en nuestra sociedad por cien años. Ha capturado los corazones y las mentes y ha alejado a la iglesia de la cura de las almas. Al igual que el emperador, la psicoterapia se para con orgullo mostrando sus supuestas vestiduras hermosas, y pocos se han atrevido a suspirar, “el emperador no tiene ropa”. Desde los determinantes inconscientes de Freud a los arquetipos de Jung y la jerarquía de necesidades de Maslow, o el autoconcepto positivo de Rogers, o el yo estoy bien-tú estás bien de Harris, o de teoría tras teoría que se aferra al eclecticismo, el emperador únicamente se viste subjetivamente en la seudo sofisticación de un vocabulario que parece ser científico y está decorado con títulos académicos y licencias. Sin embargo la psicoterapia está desnuda delante de los ojos de la verdadera ciencia e investigación. El emperador está desnudo y pocos tienen la visión y el valor de decirlo. Pocos se atreven a hablar debido a que ni la sociedad ni la iglesia se atreven a cuestionar una actividad tan ampliamente aceptada, la cual supuestamente ayuda a las almas atribuladas. Por lo tanto, todos miran al emperador y fingen que él está muy bien vestido. Han fingido por tanto tiempo y han mostrado tanta determinación que en realidad creen hoy día que el emperador tiene las ropas más elegantes que se hayan diseñado. La ilusión es aceptada ampliamente y muchas personas, tanto dentro como fuera de la iglesia, no quieren lidiar con el hecho de la desnudez de la psicoterapia y prefieren creer en un engaño antes que enfrentar la realidad. Nuestra objeción principal para el uso de la psicoterapia y de la psicología cristiana no se basa meramente en este estado confuso de autocontradicción o en su falsa fachada científica.

 

Nuestra principal objeción ni siquiera se basa en los intentos de explicar el comportamiento humano a través de la opinión personal presentada como una teoría científica. Nuestra principal objeción hacia la psicoterapia y la psicología cristiana es que, sin prueba o justificación alguna han negociado la Palabra de Dios, el poder de la cruz, y la obra del Espíritu Santo entre los cristianos. Una forma de salirse de la telaraña del mito psicológico es considerar lo siguiente: Es destructivo añadir la psicología a la Palabra de Dios o usar la psicología en lugar de la Biblia. El psicólogo cristiano generalmente sabe menos de la Palabra y de su aplicación a los problemas de la vida que un pastor. Lo que un psicólogo cristiano dice sobre las relaciones humanas y los problemas de la vida son opiniones personales más que hechos científicos. Los títulos, licencias, experiencias, y educación en el campo de la consejería no producen psicólogos expertos en el comportamiento humano. Cuando el psicólogo cristiano menciona a Dios o Su Palabra, a menudo lo hace para darle más credibilidad a sus opiniones en vez de para promover el entendimiento bíblico. Prácticamente no hay idea psicológica que no pueda presentarse de forma que parezca bíblica. El psicólogo cristiano a menudo interpreta la Escritura desde una perspectiva psicológica en vez de evaluar la psicología desde una perspectiva bíblica. Lo que el psicólogo dice es contrario a lo que muchos otros psicólogos pueden decir. Los casos testimoniales o ejemplos exitosos no representan en general lo que normalmente sucede. Los éxitos alcanzados tienen más que ver con la propia vida del paciente que con la capacitación psicológica, licencia y experiencia del consejero. El éxito atribuido a la consejería fácilmente podría ser alcanzado por personas que no reciben consejería psicológica. El éxito de la consejería psicológica generalmente es de corto alcance.

 

Por cada éxito mencionado existen muchos fracasos. Si alguien mejora o es librado de sus problemas, el ministerio bíblico competente lo podría haber hecho mejor. Para cada solución psicológica sugerida existe una mejor solución bíblica disponible. Definitivamente, existe un porcentaje de daño para cada aparente idea maravillosa proveniente de los sistemas psicológicos de los hombres. No hay justificación científica en absoluto para utilizar las opiniones psicológicas y las técnicas terapéuticas que lleven a entender o tratar el campo no físico del alma y el espíritu. Dicha intrusión viola la intensión de la Escritura y socava la obra sagrada del Espíritu. No existe una justificación bíblica para que los pastores refieran a las personas fuera de la iglesia para obtener ayuda psicológica.

 

Agua viva

 

La psicoterapia ha tratado de mutilar la mano que sostiene la espada del Espíritu y ha hecho que la iglesia quede vulnerable en el ministerio de las almas, al proveer todo tipo de ideas psicológicas sustitutas que toman el lugar de las soluciones bíblicas genuinas. La psicoterapia incluso ofrece todo tipo de modelos psicoterapéuticos trinitarios para apartar a las personas del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios habló a través del profeta Jeremías y dijo:

 

¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová. Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua (Jeremías 2:11-13).

 

El método psicológico es una cisterna rota, mientras que el método bíblico es el agua viva. Los psicoterapeutas han llenado sus cisternas rotas con el agua proveniente de las cuatro corrientes corrompidas de la psicología. La iglesia ha bebido esta agua corrompida. En sus intentos de proveer ayuda mental, emocional y de comportamiento, la iglesia se ha vuelto al mundo de la psicoterapia, que es precisamente el engaño que ha socavado y prácticamente destruido el misterio bíblico del cuidado de las almas. La iglesia no sólo permitió la cura de las mentes como reemplazo del ministerio de la cura de las almas sin pruebas, sino que se ha aferrado a las teorías psicoterapéuticas, con sus técnicas, terminología y teología en su deseo ciego de satisfacer las necesidades de una generación que sufre. Todos los problemas mentales, emocionales y de comportamiento que no tienen una base orgánica son ministrados en mejor forma por la Palabra de Dios y el cuidado mutuo del cuerpo de Cristo. Además, aquellos que tienen problemas orgánicos o biológicos también pueden ser asistidos a través de dicho ministerios, sumado a un tratamiento médico. Dios pregunta en Su Palabra, “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8). Éste es un llamado para servir y ministrar. ¿Por cuánto tiempo caminarán los cristianos entre el método psicológico y el método bíblico? Los cristianos tenemos un Dios vivo, la fuente de toda vida y salud. Tenemos Su Palabra viva, Su Palabra contiene el bálsamo de Galaad para el alma atribulada. Su Palabra ministra gracia y restauración para la mente, la voluntad y las emociones. Oramos para que el Señor restaure completamente el ministerio de la cura de almas en la iglesia. Oramos para que use pastores, ancianos y otros miembros del cuerpo de Cristo los cuales con confianza se afirmen en la plenitud de la Palabra de Dios y ministren bajo la unción del Espíritu Santo de Dios. Oramos que todos los cristianos descansen en los principios de Dios presentados en Su Palabra, sirviendo como un sacerdocio pertinente a todos los creyentes, ministrando el amor de Dios, su gracia, misericordia, fidelidad, sabiduría, y verdad a aquellos que sufren los problemas de la vida. Oramos para que muchos voluntariamente den su tiempo para amar, orar y ayudar a levantar las cargas pesadas. Oramos para que los creyentes cumplan la exhortación de Pablo:

 

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo (Gálatas 6:1-2).

 

El Señor ciertamente prometió más a Su iglesia que a un Mar Muerto. ¡Él te ha prometido agua viva!

 

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva (Juan 7:37-38).

 

¿Acaso no es el Señor el Creador del universo, capaz de cumplir sus promesas? Él ha prometido vida y vida en abundancia. Ciertamente podemos creer en Él. Su fidelidad es por todas las generaciones.

 

A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.

 

¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.

 

Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma…

 

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos (Isaías 55:1-3, 8, 9).

A todos los sedientos: Venid a las aguas...

 

18. Notas Finales

 

Capítulo 1: El fin de la "psicología cristiana" 

1. P. Sutherland y P. Poelstra, "Aspects of Integration," monografía presentadaen la reunión de la Christian Association for Psychological Studies, Santa Barbara, CA, June 1976.

2. Richard Simon, "From the Editor,"Networker (May/June 1991), p. 2. 

3. APA Commission on Psychotherapies, Psychotherapy Research: Methodological and Efficacy Issues (Washington: American Psychiatric Association, 1982), p. 192. 

4. Tana Dineen, Manufacturing Victims (Montreal: Robert Davies Publishing, 1996), p. 249. 5. Ídem, pp. 18, 19. 

6. Robyn Dawes, House of Cards: Psychology and Psychotherapy Built on Myth (New York: The Free Press/Macmillan, Inc., 1994), p. 12. 

7. Jack G. Wiggins, Jr., "Would You Want Your Child To Be a Psychologist?" American Psychologist (June 1994), p. 486. 

8. Steve Rabey, "Hurting Helpers," Christianity Today (September 16, 1996), pp. 76,77. 

9. Dawes, op. cit., p. 11. 

10. Alvin Sanoff, "Psychiatry Runs into an Identity Crisis," U.S. News and World Report (October 9, 1978), p. 64. 

11. Jerome Frank, citado en Dineen, op. cit., p. 194. 

12. Jerome D. Frank, "An Overview of Psychotherapy" en Overview of the Psychotherapies, Gene Usdin, ed. (New York: Brunner/Mazel, 1975), p. 7. 

13. Sharland Trotter, "Nader Group Releases First Consumer Guide to Psychotherapists," APA Monitor (December 1975), p. 11 

14. Frank, "An Overview of Psychotherapy," op. cit., p. 8. 

15. Leo Rosten, "Unhappiness Is Not a Disease," Reader's Digest (July 1978), p. 176. 

16. George Albee, citado en "Psychology is Alive and Well," Santa Barbara News-Press, 23 August 1981, p. B-7. 

17. Alan Stone, citado en Lois Timnick, "Psychiatry's Focus Turns to Biology," Los Angeles Times, 21 July 1980, Part I, p. 21. 

18. Allen E. Bergin y Sol L. Garfield, eds., Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Fourth Edition (New York: John Wiley & Sons, Inc., 1994), p. 6. 

19. Morris Parloff, "Shopping for the Right Therapy," Saturday Review (February 21, 1976), p. 14. 

20. Dineen, op. cit., p. 20. 

21. Ídem., p. 20. 

22. Ídem., p. 309.

23. Ídem., p. 166. 

24. R. Christopher Barden y la National Association for Consumer Protection en Mental Health Practices, "The Truth and Responsibility in Mental Health Practices Act." 

25. The National Association for Consumer Protection en Mental Health Practices Press Release, Office of the President, 4025 Quaker Lane North, Plymouth, MN 55441, Phone 612-595-0566, FAX 612-595-0035, e-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

 26. Ídem. 

27. Ver listas de los libros de Martin y Deidre Bobgan en las páginas finales de este libro. 28. Fragmento de Martin y Deidre Bobgan, Competent to Minister: The Biblical Care of Souls (Santa Barbara, CA: EastGate Publishers, 1996), pp. 200-201.

 

Capítulo 2: ¿Ciencia pseudoscience?

1. Webster's New Collegiate Dictionary (Springfield: G. & C. Merriam Company, 1974). 

2. Roger Mills, "Psychology Goes Insane, Botches Role as Science," The National Educator (July 1980), p. 14. 

3. Sigmund Koch, ed., Psychology: A Study of a Science (New York: McGraw-Hill, 1959- 1963). 

4. Sigmund Koch, "Psychology Cannot Be a Coherent Science," Psychology Today (Sept. 1969), p. 67. 

5. Ídem., p. 66. 

6. Ídem., p. 67. 

7. Sigmund Koch, "The Image of Man in Encounter Groups," The American Scholar, 42 ( Autumn 1973), p. 636. 

8. Gordon Allport, Pattern and Growth in Personality (New York: Holt, Rinehart & Winston, Inc., 1961), pp. 8-9. 

9. Bertrand Russell, The Impact of Science on Society (New York: Simon and Schuster, 1953), p. 18. 

10. Carlo Lastrucci, The Scientific Approach: Basic Principles of the Scientific Method (Cambridge: Schenkman Publishing Co., Inc., 1967), p. 115. 

11. Karl Popper, "Scientific Theory and Falsifiability" en Perspectives in Philosophy, Robert N. Beck, ed. (New York: Holt, Rinehart, Winston, 1975), p. 342. 

12. Ídem., p. 343. 

13. Ídem., p. 344. 

14. Ídem., p. 345. 

15. Ídem., p. 343. 

16. Ídem., p. 346. 

17. Jerome Frank, "Therapeutic Factors in Psychotherapy," American Journal of Psychotherapy, 25 (1971), p. 356. 

18. E. Fuller Torrey, The Mind Game (New York: Emerson Hall Publishers, Inc., 1972), p. 8. 19. Adolf Grünbaum, The Foundations of Psychoanalysis: A Philosophical Critique (Berkeley: University of California Press, 1984); Adolf Grünbaum, carta personal en archivo. 20. Robert Rosenthal, Experimental Effects in Behavioral Research (New York: AppletonCentury-Crofts, 1966), p. vii. 

21. Koch, "Psychology Cannot Be a Coherent Science," op. cit., p. 66. 

22. Thomas S. Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions, Third Edition (Chicago: The University of Chicago Press, 1996), p. 206. 

23. T. Theocharis and M. Psimopoulos, "Where Science Has Gone Wrong," Nature, 329 (15 October 1987), p. 596. 

24. John D. Barrow, The World Within the World (Oxford: Clarendon Press, 1988), p. 336. 25. Paul Feyerabend, Against Method: Outline of an Anarchistic Theory of Knowledge (London: New Left Books, 1975), p. 28. 

26. Paul Feyerabend citado en Theocharis and Psimopoulos, op. cit., p. 596. 

27. Linda Riebel, "Theory as Self-Portrait and the Ideal of Objectivity," Journal of Humanistic Psychology (Spring 1982), pp. 91-92. 

28. Harvey Mindess, Makers of Psychology: The Personal Factor (New York: Insight Books, 1988), p. 15

29. Ídem., pp. 15-16. 

30. Ídem., p. 16. 

31. Ídem., p. 46. 

32. Ídem., p. 169. 

33. Frank, op. cit., p. 356. 

34. Jerome Frank, "An Overview of Psychotherapy" en Overview of the Psychotherapies, Gene Usdin, ed. (New York: Brunner/Mazel, 1975), p. 19. 

35. Robert M. Johnson, A Logic Book, Second Edition (Belmont, CA: Wadsworth Publishing Company, 1992), p. 256. 

36. Ídem., p. 258. 

37. Thomas Szasz, The Myth of Psychotherapy (Garden City: Doubleday/ Anchor Press, 1978), pp. 182-183. 

38. Ídem., p. 7. 

39. Thomas Szasz, The Myth of Mental Illness (New York: Harper & Row, 1974), p. 262. 

40. Ídem. 

41. Ronald Leifer, In the Name of Mental Health (New York: Science House, 1969), pp. 36-37. 

42. Ídem., p. 38. 

43. E. Fuller Torrey, The Death of Psychiatry (Radnor: Chilton Book Company, 1974), p. 24. 44. Daniel Goleman, "An Eastern Toe in the Stream of Consciousness,” Psychology Today (January 1981), p. 84. 

45. Jacob Needleman, "Psychiatry and the Sacred" en Consciousness: Brain, States of Awareness, and Mysticism, Daniel Goleman and Richard Davidson, eds. (New York: Harper & Row, 1979), pp. 209-210. 

46. Ídem. 

47. Brain/Mind (December 1993), p. 6. Capítulo 3: ¿Integración o separación?

Capítulo 3: ¿Integración o separación?

1. Christianity Today (September 16, 1996), p. 77. 

2. Steve Rabey, "Hurting Helpers," Christianity Today, Ídem., p. 76. 

3. John D. Moffat, "Is 'All Truth God's Truth'?" The Christian Conscience(May 1997), p. 27. 

4. Ídem., p. 28. 

5. Ídem.

6. Bruce Demarest y Gordon Lewis, Integrative Theology: Knowing Ultimate Reality the Living God, Volume One (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1987), p. 61. 

7. Ídem., pp. 238-241. 

8. Ídem., p. 60. 

9. Ídem., p. 65. 

10. Cornelius Van Til, An Introduction to Theology, Volume One (Philadelphia: Westminster Theological Seminary, 1947), p. 69. 

11. "The Minirth-Meier Clinic" Radio Program, P. O. Box 1925, Richardson, TX 75085, March 2, 1988. 

12. Gary R. Collins, Can You Trust Psychology? (Downers Grove: Inter-Varsity Press, 1988), p. 52. 

13. Ídem., p. 19. 

14. Ídem. 

15. James D. Foster et al., "The Popularity of Integration Models, 1980-1985," Journal of Psychology and Theology, 16, 1 (1988), pp. 4, 8. 

16. Ídem., p. 8. 

17. Ídem. 

18. E. E. Griffith citado en Everett L. Worthington, Jr., "Religious Counseling: A Review of Published Empirical Research," Journal of Counseling and Development, 64 (March 1986), p. 427. 

19. Charles Tart, Transpersonal Psychologies (New York: Harper & Row, Publishers, 1975), p. 4.

Capítulo 4: ¿La psicoterapia funciona?

1. Michael J. Lambert y Allen E. Bergin, "The Effectiveness of Psychotherapy" en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Fourth Edition, Allen E. Bergin and Sol L. Garfield, eds. (New York: John Wiley & Sons, Inc., 1994), p. 176. 

2. Hans H. Strupp, Suzanne W. Hadley, Beverly Gomes-Schwartz, Psychotherapy for Better or Worse (New York: Jason Aronson, Inc., 1977), p. 51. 

3. Ídem., p. 83. 

4. Jeffrey Moussaieff Masson, Against Therapy: Emotional Tyranny and the Myth of Psychological Healing (New York: Atheneum, 1988), p.252. 

5. Terence W. Campbell, Beware the Talking Cure: Psychotherapy May Be Hazardous To Your Mental Health (Boca Raton: Upton Books, 1994), p. iii. 

6. Hans J. Eysenck, "The Effects of Psychotherapy: An Evaluation," Journal of Consulting Psychology, 16 (1952), p. 322. 

7. Hans J. Eysenck, "New Ways in Psychotherapy," Psychology Today (June 1967), p. 40. 

8. C. B. Truax and R. R. Carkhuff, Toward Effective Counseling and Psychotherapy: Training and Practice (Chicago: Aldine, 1967), p. 5. 

9. Lewis Carroll, The Complete Alice (Topsfield: Salem House Publishers, 1987), p. 30. 

10. Lambert and Bergin, op. cit., p. 156. 

11. Allen E. Bergin y Sol L. Garfield, "Overview, Trends, and Future Issues," en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Fourth Edition, op. cit., p. 822. 

12. Morris Parloff, "Psychotherapy and Research: An Anaclitic Depression," Psychiatry (November 1980), p. 287. 

13. Ídem., p. 288. 

14. Morris Parloff, citado en Sally Squires, "Should You Keep Your Therapist?" American Health, June 1986, p. 74. 

15. Lambert y Bergin, op. cit., p. 156. 

16. Bergin y Garfield, op. cit., p. 822. 

17. Morris B. Parloff e Irene Elkin, "The NIMH Treatment of Depression Collaborative Research Program" en History of Psychotherapy: A Century of Change, Donald K. Freedheim, ed. (Washington, DC: American Psychological Association, 1992), p. 448. 

18. J. D. Frank, citado en Lambert y Bergin, op. cit., p. 167. 

19. Stanley Sue, Nolan Zane, y Kathleen Young, "Research on Psychotherapy with Culturally Diverse Populations" en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Fourth Edition, op. cit., pp. 809-810. 

20. Allen E. Bergin y Michael J. Lambert, "The Evaluation of Therapeutic Outcomes" en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Second Edition, Allen E. Bergin y Sol L. Garfield, eds. (New York: John Wiley & Sons, Inc., 1978), p. 180. 

21. Allen Bergin, carta personal en archivo, June 7, 1988. 

22. Allen E. Bergin, "Therapist-Induced Deterioration in Psychotherapy," BMA Audio Cassette/T-302 (New York: Guilford Publishers, Inc., 1979). 

23. Truax y Mitchell citados por Sol Garfield, "Psychotherapy Training and Outcome in Psychotherapy," BMA Audio Cassette/T-305 (New York: Guilford Publishers, Inc., 1979). 

24. Bernie Zilbergeld, The Shrinking of America (Boston: Little, Brown and Company, 1983), p. 190. 

25. Ruth G. Matarazzo, "Research on the Teaching and Learning of Psychotherapeutic Skills" in Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Allen E. Bergin y Sol L. Garfield, eds. (New York: John Wiley & Sons, Inc., 1971), p. 915. 

26. Strupp, Hadley, Gomes-Schwartz, op. cit., p. 66.

27. Richard L. Bednar y Jeffrey G. Shapiro, "Professional Research Commitment: A Symptom or a Syndrome," Journal of Consulting and Clinical Psychology, 34 (1970), pp. 323- 326. 

28. Stuart A. Kirk and Herb Kutchins, The Selling of DSM: The Rhetoric of Science in Psychiatry (New York: Aldine de Gruyter, 1992), p. 199. 

29. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fourth Edition (Washington: American Psychiatric Association), 1994.

30. Lambert y Bergin, "The Effectiveness of Psychotherapy," op. cit., p. 161. 

31. Bergin y Garfield, "Overview, Trends, and Future Issues," op. cit., p. 825. 

32. Robyn M. Dawes, House of Cards: Psychology and Psychotherapy Built on Myth (New York: The Free Press/Macmillan, Inc., 1994), p. 44. 

33. David Myers, The Inflated Self (New York: The Seabury Press, 1980), p. 136. 

34. Allen Fromme citado en Elain Warren, "Most Neurotics Don't Need Therapy," Los Angeles Herald Examiner, 4 June 1981, p. C-6. 

35. Myers, op. cit., p. 136. 

36. Entrevista a Arthur Shapiro por Martin Gross, The Psychological Society (New York: Random House, 1978), p. 230. 

37. Leslie Prioleau, Martha Murdock, y Nathan Brody, "An Analysis of Psychotherapy Versus Placebo Studies," The Behavioral and Brain Sciences (June 1983), p. 284. 

38. Arthur Shapiro, "Opening Comments" en Psychotherapy Research, Janet B. W. Williams and Robert L. Spitzer, eds. (New York: The Guilford Press, 1984), p. 106. 

39. Ídem., p. 107. 

40. H. J. Eysenck, "The Outcome Problem in Psychotherapy: What Have We Learned? Behavioural Research and Therapy, 32, 5 (1994), p.490. 

41. D. A. Shapiro citado en Placebo: Theory, Research, and Mechanisms, Leonard White, Bernard Tursky and Gary E. Schwartz, eds. (New York: The Guilford Press, 1985), p. 204. 42. E. Fuller Torrey, "The Case for the Indigenous Therapist," Archives of General Psychiatry, 20 (March 1969), p. 367. 

43. Jerome Frank, Persuasion and Healing (New York: Schocken Books, 1974), p. 167. 

44. Allen Bergin, "Psychotherapy and Religious Values," Journal of Consulting and Clinical Psychology, 48, p. 98. 

45. Lewis Thomas, "Medicine Without Science," The Atlantic Monthly (April 1981), p. 42. 

46. Larry E. Beutler, Paulo P. P. Machado, y Susan Allstetter Neufeldt, "Therapist Variables" en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Fourth Edition, op. cit., p. 259. 

47. Joseph Wortis, "General Discussion" in Psychotherapy Research, op. cit., p. 394. 

48. Beutler et al., op. cit., p. 259. 

49. Lambert y Bergin, "The Effectiveness of Psychotherapy," op. cit., p. 177. 

50. Bergin y Garfield, "Overview, Trends, and Future Issues," op. cit., p. 822. 

51. Hans H. Strupp y Kenneth I. Howard, "A Brief History of Psychotherapy Research" en History of Psychotherapy: A Century of Change, Donald K. Freedheim, ed. (Washington, DC: American Psychological Association, 1992), p. 314. 

52. Dawes, op. cit., p. 50. 

3. Ídem., p. 52. 

54. Ídem., p. 62. 

55. Ídem., p. 15. 

56. Ídem., p. 38. 

57. Ídem., p. 73. 

58. Ídem., p. 55. 

59. Ídem., p. 13. 

60. Beutler et al., op. cit., p. 259. 

61. Keith Humphreys, "Clinical Psychologists as Psychotherapists," American Psychologist, 51 (March 1996), p. 190. 

62. Hillel J. Einhorn y Robin M. Hogarth, "Confidence in Judgment: Persistence of the Illusion of Validity," Psychological Review, 85, 5 (1978), p. 395. 

63. Dawes, op. cit., p. 105. 

64. Ídem., pp. 26-27. 

65. American Psychiatric Association, Amicus Curiae brief, Tarasoff v. Regents of University of California, 551 P.2d 334 (Cal. 1976). 

66. Dawes, op. cit., p. 101.

67. Arthur Janov, The Primal Scream (New York: Dell Publishing Co., Inc., 1970), p. 19. 

68. Beutler et al., op. cit., p. 249.

69. Dawes, op. cit., pp. 101-102. 

70. Jerome Frank, "Mental Health in a Fragmented Society: The Shattered Crystal Ball," American Journal of Orthopsychiatry (July 1979), p. 406. 

71. H. J. Eysenck, "Meta-Analysis Squared-Does It Make Sense?" American Psychologist (February 1995), p. 111. 

72. "Ambiguity Pervades Research on Effectiveness of Psychotherapy," Brain/Mind Bulletin (4 October 1982), p. 2. 

73. Hans H. Strupp y Suzanne W. Hadley, "Specific vs. Nonspecific Factors in Psychotherapy," Archives of General Psychiatry (September 1979), p. 1126. 

74. Hans Strupp, "The Tripartite Model and the Consumer Reports Study," American Psychologist (October 1996), p. 1021. 

75. Martin Seligman, "The Effectiveness of Psychotherapy: The Consumer Reports Study," American Psychologist (December 1995), p. 969. 

76. Neil S. Jacobson y Andrew Christiansen, "Studying the Effectiveness of Psychotherapy," American Psychologist (October 1996), p. 1033. 

77. David E. Orlinsky, Klaus Grawe, and Barbara K. Parks, "Process and Outcome in Psychotherapy-Noch Einmal" en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Fourth Edition, op. cit., p. 365. 

78. H. J. Eysenck, "Meta-Analysis Squared-Does It Make Sense?" op. cit., p. 110. 

79. H. J. Eysenck, "The Outcome Problem in Psychotherapy: What Have We Learned? op. cit., p. 477. 

80. American Psychiatric Association Commission on Psychotherapies, Psychotherapy Research: Methodological and Efficacy Issues (Washington: American Psychiatric Association, 1982), p. 228. 

81. Donald R. Peterson, "The Reflective Educator," American Psychologist (December 1995), p. 976. 

82. Dawes, op. cit., p. 58. 

83. Ídem., p. 8. 

84. Ídem., p. 71. 

85. Ídem., p. 133. 

86. Ídem., p. 8. 

87. Garth Wood, The Myth of Neurosis (New York: Harper & Row, 1986), p. 291. 

88. "Mental Health: Does Therapy Help?" Consumer Reports (November 1995), pp. 734- 739. 

89. Tana Dineen, Manufacturing Victims (Montreal: Robert Davies, 1996), p. 176. 

90. Seligman, op. cit., pp. 965-974. 

91. "Special Issue: Outcome Assessment of Psychotherapy," American Psychologist (October 1996). 

92. Seligman, op. cit., p. 966. 

93. Timothy C. Brock, Melanie C. Green, Darcy A. Reich, y Lisa M. Evans, "The Consumer Reports Study of Psychotherapy: Invalid Is Invalid," American Psychologist (October 1996), p. 1083. 

94. Jacobson and Christensen, op. cit., p. 1031. 

95. Neil Jacobson citado en "Does Therapy Work," Networker (January/February 1996), p. 13. 

96. Dineen, op. cit., p. 174. 

97. Martin E. Seligman,"Science as an Ally of Practice," American Psychologist (October 1996), p. 1075. 

98. Zilbergeld, op. cit., pp. 117-118. 

99. Jerome Frank, Persuasion and Healing (New York: Schocken Books, 1974), p. 102. 

100. Brock, Green et al., op. cit., p. 1083. 

101. Zilbergeld, op. cit. 

102. Bernie Zilbergeld citado en Don Stanley, "OK, So Maybe You Don't Need to See a Therapist," Sacramento Bee, 24 May 1983, p. B-4. 

103. Dawes, op. cit., p. 293. 

104. Masson, op. cit., p. xv. 

105. Dawes, op. cit., p. 198.

106. Prefacio de Thomas S. Szasz de The Psychological Way/The Spiritual Way, Bobgan and Bobgan (Minneapolis: Bethany House Publishers, 1979), contratapa. 

107. E. Fuller Torrey, Ídem., contratapa. 

108. Martin y Deidre Bobgan, Competent to Minister: The Biblical Care of Souls (Santa Barbara: EastGate Publishers, 1996). 

109. O. Hobart Mowrer, The Crisis in Psychiatry and Religion (Princeton: D. Van Nostrand Co., Inc., 1961), p. 60. Capítulo 5: Rechazo del agua viva

Capitulo 5: Rechazo del agua viva

1. Morris Parloff, "Shopping for the Right Therapy," Saturday Review (21 February 1976), p. 14. 

2. Robert C. Fuller, Mesmerism and the American Cure of Souls (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1982), p. 1. 

3. Ídem., p. 10. 

4. Ídem., p. 12 

5. Ídem., pp. 46-47. 

6. Ídem., p. 104. 

7. Donald K. Freedheim, ed., History of Psychotherapy: A Century of Change (Washington, DC: American Psychological Association, 1992), p. 32. 

8. Ídem. 

9. Thomas Szasz, The Myth of Psychotherapy (Garden City: Doubleday/Anchor Press, 1978), p. 43. 

10. Sigmund Freud, The Future of an Illusion, James Strachey, ed. y trans. (New York: W. W. Norton and Company, Inc., 1961), p. 43. 

11. Thomas Szasz, op. cit., p. 173. 

12. George E. Atwood y Silvan S. Tomkins, "On the Subjectivity of Personality Theory," Journal of the History of the Behavioral Sciences, 12 (1976), p. 167. 

13. Szasz, op. cit., p. 139. 

14. Ídem., p. 146. 

15. Ídem., p. 140. 

16. C. G. Jung, Memories, Dreams, Reflections, Aniela Jaffe, ed., Richard y Clara Winston, trans. (New York: Pantheon, 1963), p. 55. 

17. Viktor Von Weizsaecker, "Reminiscences of Freud and Jung" en Freud and the Twentieth Century, B. Nelson, ed. (New York: Meridian, 1957), p. 72. 

18. Jung, Memories, Dreams, Reflections, op. cit., pp. 170-199. 

19. Shirley Nicholson, Shamanism (Wheaton: The Theosophical Publishing House), p. 58. 20. Ídem., p. 59. 

21. Jacob Needleman, A Sense of the Cosmos (Garden City: Doubleday and Co., Inc., 1975), p. 107. 

22. Arthur Burton, ed., Encounter (San Francisco: Jossey-Bass Inc., 1969), p. 11. 

23. Szasz, op. cit., p. 188. 

24. Ídem., pp. 104-105. 

25. Ídem., pp. 27-28. 

26. Ídem., p. 188. 

27. Herbert Lazarus, How to Get Your Money's Worth Out of Psychiatry (Los Angeles: Sherbourne Press, Inc., 1973), p. 229. 

28. Szasz, op. cit., p. 32. 

29. Julian Meltzoff and Melvin Kornreich, Research in Psychotherapy (New York: Atherton Press, Inc. 1970), p. 465. 

30. Thomas Szasz, The Myth of Psychotherapy, op cit., p. xvii. 

31. Stephen J. Morse y Robert Watson, Jr., Psychotherapies: A Comparative Casebook (New York: Holt, Rinehart and Winston, 1977), p. 3. 

32. John T. McNeill, A History of the Cure of Souls (New York: Harper & Row, 1951), p. vii. 33. Kenneth Cinnamon y Dave Farson, Cults and Cons (Chicago: Nelson Hall, 1979), cover. 34. Martin Gross, The Psychological Society (New York: Random House, 1978), p. 9.

35. Carl Rogers citado en Allen Bergin, "Psychotherapy and Religious Values," Journal of Consulting and Clinical Psychology, 48, p. 101. 

36. Bernie Zilbergeld, The Shrinking of America (Boston: Little, Brown and Company, 1983), p. 5. 

37. Christopher Lasch, The Culture of Narcissism (New York: W.W. Norton & Company, Inc., 1979), p. 13. 

38. Christopher Lasch, Haven in a Heartless World (New York: Basic Books, Inc., 1977), p. 98. 

39. Szasz, The Myth of Psychotherapy, op. cit., p. xviii. 

40. Ídem., p. xxiv. 

41. Ídem., p. 26. 

Capítulo 6: Corrientes contaminadas

1. James C. Coleman y Constance L. Hammen, Contemporary Psychology and Effective Behavior (Glenview: Scott, Foresman and Company, 1974), p. 35. 

2. Abraham Maslow, Toward a Psychology of Being (Princeton: D. Van Nostrand Company, Inc., 1962, 1968), pp. iii-iv. 

3. Maureen O'Hara, "A New Age Reflection in the Magic Mirror of Science," The Skeptical Inquirer, 13 (Summer 1989), pp. 368-374. 

4. Mary P. Koss y Julia Shiang, "Research on Brief Psychotherapy" en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Fourth Edition, Allen E. Bergin and Sol L. Garfield, eds. (New York: John Wiley & Sons, Inc., 1994), p. 667. 

5. Allen E. Bergin y Sol L. Garfield, "Introduction and Historical Overview" en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, Fourth Edition, Ídem., p. 6. 

6. Lawrence J. Crabb, Jr., Effective Biblical Counseling (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1977), p. 56

Capítulo 7: Sigmund Freud y el psicoanálisis

1. E. M. Thornton, The Freudian Fallacy (Garden City: The Dial Press, Doubleday and Company, 1984), p. ix. 

2. John Horgan, "Why Freud Isn't Dead," Scientific American (December 1996), pp. 74-79. 

3. Ídem., p. 74. 

4. Ídem. 

5. Robert W. McCarley, "Where Dreams Come From: A New Theory," Psychology Today (December 1978), pp. 54-65, 141. 

6. Ernest Hilgard, Richard Atkinson, Rita Atkinson, Introduction to Psychology, Seventh Edition (New York: Harcourt, Brace, Jovanovich, Inc., 1979), p. 168. 

7. Terence Hines, Pseudoscience and the Paranormal (New York: Prometheus Books, 1988), p. 111. 

8. Dr. J. Allan Hobson, "Dream Theory: A New View of the Brain-Mind," The Harvard Medical School Mental Health Letter (February 1989), p. 4. 

9. Ídem. 

10. Ídem., p. 5. 

11. Sigmund Freud, Three Essays on the Theory of Sexuality (1905) SE, Volume Seven (London: Hogarth Press, 1953), p. 226. 

12. Thomas Szasz, The Myth of Psychotherapy (Garden City: Doubleday/ Anchor Press, 1978), p. 

13. . Alvin Sanoff, "Psychiatry Runs into an Identity Crisis," U.S. News and World Report (9 October 1978), p. 64. 

4. E. Fuller Torrey, The Death of Psychiatry (Radnor: Chilton Book Company, 1974), p. 24. 15. Thornton, op. cit. 

16. E. Fuller Torrey, Freudian Fraud (New York: HarperCollins Publishers, 1992). 

17. Jim Swan, "Mater and Nannie...," American Imago (Spring 1974), p. 10. 

18. Ídem., p. 10. 

19. Ídem. 

20. Edward C. Whitmont, "Jungian Analysis Today," Psychology Today (December 1972), p. 70.

21. Sigmund Freud, The Ego and the Id, Joan Riviere, trans., James Strachey, ed. (New York: W. W. Norton and Company, Inc., 1960), p. 13. 

22. Lewis Carroll, Alice's Adventures in Wonderland (1865). 

23. Jerome Kagan, "The Parental Love Trap," Psychology Today (August 1978), p. 61. 

24. Victor y Mildred Goertzel, Cradles of Eminence (Boston: Little, Brown and Company, 1962). 

25. Samuel Yochelson y Stanton Samenow, The Criminal Personality, Volumes One and Two (New York: Jason Aronson, Inc., 1976, 1977). 

26. Hilgard, Atkinson, Atkinson, op. cit., p. 390. 

27. Ídem., 390-391. 

28. Ídem., p. 426. 

29. Ídem., p. 427. 

30. Sigmund Freud, "Mourning and Melancholia" (1917) en The Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, Volume 14 of 24, James Strachey, Anna Freud, et al., trans. y ed. (London: Hogarth Press, 1953-1974), p. 248. 

31. Sigmund Freud, "Formations Regarding the Two Principles of Mental Functioning," citado en William Glasser, Reality Therapy (New York: Harper & Row, 1965), p. xix. 

32. Sigmund Freud, "Sexuality in the Aetiology of the Neuroses" (1898) in Collected Papers, Volume One (New York: Basic Books, Inc., 1959), p. 220. 

33. Sigmund Freud, The Origins of Psychoanalysis: Letters, Drafts and Notes to Wilhelm Fliess (1887-1902) (Garden City: Anchor Books, 1957), p. 67. 

34. Benjamin Spock, Baby and Child Care (New York: Pocket Books, Inc., 1957). 

35. Benjamin Spock, "How Not to Bring up a Bratty Child," Redbook (February 1974), p. 31. 36. Ídem., p. 31. 

37. Ídem., p. 29. 

38. Ídem., p. 31. 

39. Citado en A. Haynal, Controversies in Psychoanalytic Method (New York: New York University Press, 1989), p. 32. 

40. Jay Haley, Strategies of Psychotherapy (New York: Grune & Stratton, Inc., 1963), p. 82.

Capítulo 8: Carl Jung y la psicología analítica

1. C. G. Jung, Memories, Dreams, Reflections, Aniela Jaffe, ed., Richard y Clara Winston, trans. (New York: Pantheon, 1963), p. 109. 

2. Ídem., pp. 12-15.

 3. Ídem., p. 13. 

4. Ídem.

5. Ídem., p. 14. 

6. Ídem., p. 93. 

7. Ídem., p. 171. 

8. C. G. Jung, The Archetypes and the Collective Unconscious, Second Edition, R.F.C. Hull, trans. (Princeton: Princeton University Press, 1969), p. 4. 

9. Jung, Memories, Dreams, Reflections, op. cit., p. 186. 

10. Jung, The Archetypes and the Collective Unconscious, op. cit., p. 226. 

11. Jung, Memories, Dreams, Reflections, op. cit., pp. 398-399. 

12. Alfred M. Freedman, Harold I. Kaplan, Benjamin J. Sadock, Modern Synopsis of Comprehensive Textbook of Psychiatry, Second Edition (Baltimore: The Williams & Wilkins Co., 1976), pp. 303-304. 

13. Calvin S. Hall y Gardner Lindzey, Theories of Personality (New York: John Wiley & Sons, Inc., 1957), p. 80. 

14. Jung, Memories, Dreams, Reflections, op. cit., p. 160. 

15. Jung, The Archetypes and the Collective Unconscious, op. cit., p. 7. 

16. C. J. Jung, Psychological Types (Princeton: Princeton University Press, 1971, 1976), p. 330. 

17. Ídem., p. 342 ff. 

18. The National Research Council, In the Mind's Eye, Daniel Druckman y Robert A. Bjork, eds. (Washington: National Academy Press, 1991), p. 96. 

19. Ídem., p. 99.

20. Ídem., p. 101. 

21. Ídem. 

22. L. J. Cronbach y P. E. Meehl citados por Jerry S. Wiggins, "Review of the Myers-Briggs Type Indicator" en Tenth Mental Measurements Yearbook, Jane Close Conoley and Jack J. Kramer, eds. (Lincoln: University of Nebraska Press, 1989), pp. 537-538. 

23. Wiggins, Ídem., p. 538. 

24. Jung, Memories, Dreams, Reflections, op. cit., pp. 190-191. 

25. Ídem., p. 191. 

26. Ídem., p. 192. 

27. Ídem., p. 183. 

28. Ídem., p. 177. 

29. Ídem., p. 356. 

30. Ídem., p. 201. 

31. Ídem., p. 209. 

32. C. G Jung, On the Nature of the Psyche (Princeton: Princeton University Press, 1960), p. 133. 

33. Webster's New World Dictionary of the English Language, Second College Edition (New York: Simon & Schuster, Inc. 1984). 

34. Jung, Memories, Dreams, Reflections, op. cit., p. 196. 

35. Ídem., pp. 334-335. 

36. Richard Noll, The Jung Cult (Princeton: Princeton University Press, 1994), p. 242. 

37. Ídem., p. 219. 

38. Ídem., p. 220. 

39. "Spiritus contra Spiritum: The Bill Wilson/C. G. Jung Letters: The roots of the Society of Alcoholics Anonymous," Parabola, XII (May 1987), p. 68. 

40. Ídem., p. 69. 

41. Ídem., p. 71. 

42. C. G. Jung citado en Noll, op. cit., p. 188. 

43. Noll, Ídem., p. 291. 

44. Erica Goode, "Spiritual Questing," U.S. News & World Report (7 December 1992), p. 64. 45. Ídem., p. 68.

Capítulo 9: Alfred Adler y la psicología individual

1. B. H. Shulman, "Adlerian Psychotherapy," en Encyclopedia of Psychology, Raymond J. Corsini, ed. (New York: John Wiley and Sons, 1984), p. 18.

 2. Walter Kaufmann, Discovering the Mind, Volume Three: Freud versus Adler and Jung (New York: McGraw-Hill Book Company, 1980), p. 177. 

3. Calvin W. Hall y Gardner Lindzey, Theories of Personality (New York: John Wiley and Sons, Inc., 1957), pp. 120-123. 

4. Alfred Adler, The Practice and Theory of Individual Psychology (1925), P. Radin, trans. (New York: Harcourt, Brace & Company,Inc., 1929), p. 6. 

5. Alfred Adler, What Life Should Mean to You (1931), Alan Porter, ed. (New York: Capricorn Books, 1958), p. 59. 

6. Kaufmann, op. cit., pp. 178-179. 

7. Alfred Adler, What Life Could Mean to You (1931), Colin Brett, trans. (Oxford: Oneworld Publications Ltd., 1992), p. 22. 

8. Adler, The Practice and Theory of Individual Psychology, op. cit., p. 3. 

9. Ídem., p. 4. 

10. Ídem. 

11. Alfred Adler, Understanding Human Nature (1927), Colin Brett, trans. (Oxford: Oneworld Publications Ltd., 1992), p. 104. 

12. Adler, What Life Should Mean to You, op. cit., p. 57. 

13. Ídem., p. 58. 

14. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 61. 

15. Adler, What Life Should Mean to You, op. cit., p. 69. 

16. Ídem., p. 61.

17. Alfred Adler, Understanding Human Nature (1927), Walter Beran Wolfe, trans. (New York: Greenberg Publisher, 1946), p. 70. 

18. Adler, What Life Should Mean to You, op. cit., p. 51. 

19. Ídem., p. 52. 

20. Kaufmann, op. cit., p. 175. 

21. Adler, What Life Should Mean to You, op. cit., p. 49. 

22. Adler, The Practice and Theory of Individual Psychology, op. cit., p. 23 

23. Adler, What Life Should Mean to You, op. cit., p. 50. 

24. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 34. 

25. Ídem., p. 19. 

26. Hall y Lindzey, op. cit., p. 124. 

27. Ídem., p. 123. 

28. Ídem., pp. 123-125. 

29. Adler, Understanding Human Nature, Wolfe, trans., op. cit., p. 271. 

30. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 43. 

31. Ídem. 

32. Adler, Understanding Human Nature, Brett, trans., op. cit., p. 18. 

33. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 24. 

34. Adler, Understanding Human Nature, Brett, trans., op. cit., p. 75. 

35. Adler, The Practice and Theory of Individual Psychology, op. cit., p. 10. 

36. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., pp. 22-23. 

37. Ídem., p. 36. 

38. Ídem., p. 223. 

39. Adler, Understanding Human Nature, Wolfe, trans., op. cit., p. 97. 

40. Adler, The Practice and Theory of Individual Psychology, op. cit., p. 22. 

41. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 30. 

42. Ídem., p. 15. 

43. Ídem., p. 16. 

44. Ídem., p. 35. 

45. Adler, What Life Should Mean to You, op. cit., p. 58. 

46. Shulman, op. cit., p. 19. 

47. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 22. 

48. Ídem., p. 28. 

49. Ídem., p. 72. 

50. Ídem., p. 71. 

51. Ídem., p. 28. 

52. Ídem., p. 72. 

53. Adler, Understanding Human Nature, Brett, trans., op. cit., p. 59. 

54. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 90. 

55. Ídem., p. 91. 

56. Alfred M. Freedman, Harold I. Kaplan, Benjamin J. Sadock, Modern Synopsis of Comprehensive Textbook of Psychiatry, Second Edition (Baltimore: The Williams & Wilkins Co., 1976), p. 278. 

57. Dorothy E. Peven y Bernard H. Shulman, "Adlerian Therapy" en Psychotherapist's Casebook: Theory and Technique in the Practice of Modern Therapies, Irwin Kutash and Alexander Wolf, eds. (Northvale, NJ: Jason Aronson Inc., 1986), pp. 109, 118, 122. 

58. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 24. 

59. Ídem., p. 51. 

60. Adler, The Practice and Theory of Individual Psychology, op. cit., p. 10. 

61. Adler, What Life Could Mean to You, op. cit., p. 23. 

62. Ídem., p. 21. 

63. Ídem., p. 31. 

64. Ídem., p. 31-32. 

65. Ídem., p. 22. 

66. Ídem. 

67. Hall y Lindzey, op. cit., p. 125.

68. Ídem., p. 124. 

Capítulo 10: Erich Fromm y el amor incondicional

1. Erich Fromm, Man for Himself: An Inquiry into the Psychology of Ethics (New York: Holt, Rinehart and Winston, 1947), p. 13. 

2. Erich Fromm, The Art of Loving (1956) (New York: Bantam Books, Inc., 1963), p. 53. 

3. Ídem., p. 59. 

4. Ídem., p. 8. 

5. Erich Fromm, To Have or To Be? (New York: Bantam Books, 1976), pp. 130-131. 

6. Ídem., p. 131. 

7. Fromm, The Art of Loving, op. cit., p. 104. 

8. Ídem., p. 34. 

9. Fromm, Man for Himself, op. cit., pp. 128-130. 

10. Johannes Calvin, Institutes of the Christian Religion, Book III, Chapter 7, John Allen, trans. (Philadelphia: Presbyterian Board of Christian Education, 1928), p. 619, citado por Erich Fromm, Man for Himself, op. cit., pp. 119-120. 

11. Fromm, The Art of Loving, op. cit., pp. 59-60. 

12. Fromm, Man for Himself, op. cit., p. 147.

Capítulo 11: Abraham Maslow y la psicología de la necesidad

1. William Coulson, "Maslow, Too, Was Misunderstood," La Jolla Program, XX (April, 1988), p. 1. 

2. Colin Wilson, New Pathways in Psychology: Maslow and the Post-Freudian Revolution (London: Victor Gollancz Ltd., 1972), p. 129. 

3. Ídem., pp. 129, 144. 

4. Abraham H. Maslow, Toward a Psychology of Being, Second Edition (Princeton, NJ: D. Van Nostrand Company, Inc., 1962, 1968), p. 206. 

5. Ídem., p. 206.

6. Ídem., p. 198. 

7. Ídem., p. 199. 

8. Ídem., p. 5. 

9. Abraham H. Maslow, Motivation and Personality (New York: Harper & Row, Publishers, 1954), p. 101. 

10. Maslow, Toward a Psychology of Being, op. cit., p. 5. 

11. Maslow, Motivation and Personality, op. cit., p. 83. 

12. Abraham H. Maslow, The Farther Reaches of Human Nature (New York: The Viking Press, 1971), p. 274. 

13. Ídem., p. 275. 

14. Maslow, Motivation and Personality, op. cit., p. 102. 

15. Ídem., p. 89. 

16. Maslow, Toward a Psychology of Being, op. cit., p. 42. 

17. Maslow, Motivation and Personality, op. cit., p. 90. 

18. Ídem., p. 91. 

19. Ídem., p. 53. 

20. Ídem., pp. 91-92. 

21. Maslow, Toward a Psychology of Being, op. cit., p. 25. 

22. Maslow, Motivation and Personality, op. cit., p. 149. 

23. Maslow, Toward a Psychology of Being, op. cit., p. 201. 

24. Wilson, op. cit., p. 145. 

25. Maslow, Motivation and Personality, op. cit., p. 100. 

26. Maslow, Toward a Psychology of Being, op. cit., p. 204. 

27. Ídem. 

28. Ídem., p. 3. 

29. Ídem., pp. 3-4. 

30. Ídem., p. 5. 

31. Ídem., p. 165. 

32. Ídem., p. 166. 

33. Ídem., p. 60. 

34. Maslow, Motivation and Personality, op. cit., p. 150. 

35. Adrianne Aron, "Maslow's Other Child" en Politics and Innocence, Rollo May, Carl Rogers, Abraham Maslow et al., eds. (Dallas: Saybrook Publishers, 1986), p. 96. 

36. Ídem., p. 107. 

37. Ídem. 

38. Michael A. y Lise Wallach, Psychology's Sanction for Selfishness: The Error of Egoism in Theory and Therapy (San Francisco: W. H. Freeman and Company, 1983), p. 162. 

39. Coulson, op. cit., p. 2. 

40. Abraham H. Maslow, Motivation and Personality, Second Edition (New York: Harper & Row, Publishers, 1970), pp. 237-238. 

41. Maslow, Toward a Psychology of Being, op. cit., p. iv. 

42. Ídem., p. 167. 

43. Ídem., p. 170. 

44. Abraham H. Maslow, Religions, Values, and Peak-Experiences (New York: The Viking Press, 1964, 1970), p. 20. 

45. Ídem. 

46. Ídem., p. 27. 

47. Ídem. 

48. Maslow, The Farther Reaches of Human Nature, op. cit., p. 116. 

49. Jonathan Adolph, "What Is New Age? The 1988 Guide to New Age Living (New Age Journal), p. 12.

Capítulo 12: Carl Rogers y la terapia centrada en el paciente

1. Jay Haley, Strategies of Psychotherapy (New York: Grune & Stratton, Inc., 1963), p. 71. 

2. Ídem., p. 82. 

3. E. J. Murray, "A Content-Analysis Method for Studying Psychotherapy," Psychological Monographs 70 (13, Whole no. 420), 1956; C. B. Truax, "Reinforcement and Nonreinforcement in Rogerian Psychotherapy," Journal of Abnormal Psychology 71 (1966), pp. 1-9. 

4. Calvin S. Hall y Gardner Lindzey, Theories of Personality (New York: John Wiley & Sons, 1957), p. 476. 

5. Carl Rogers, On Becoming a Person (Boston: Houghton Mifflin, 1961), p. 8. 

6. Ídem. 

7. Ídem. 

8. Ídem. 

9. William Kirk Kilpatrick, The Emperor's New Clothes (Westchester, IL: Crossway Books, 1985), pp. 129-184. 

10. Carl Rogers, "Some Personal Learnings about Interpersonal Relationships," 33 min. 16mm film editado por el Dr. Charles K. Ferguson, University of California Extension Media Center, Berkeley, Calif., film #6785. 

11. Carl Rogers en Psychology: A Study of a Science, Volume Three, Sigmund Koch, ed. (New York: McGraw-Hill, 1959), p. 209. 

12. Hillel J. Einhorn y Robin M. Hogarth, "Confidence in Judgment: Persistence of the Illusion of Validity," Psychological Review 85, 5 (1978), p. 414. 

13. Carl Rogers, Graduation Address, Sonoma State College, citado en Kilpatrick, op. cit., p. 162. 

14. E. Brooks Holifield, A History of Pastoral Care in America: From Salvation to Self-Realization (Nashville: Abingdon Press, 1983), p. 303. 

15. Jeannette DeWyze, "An Encounter with Bill Coulson," Reader: San Diego's Weekly, 16 (20 August 1987), pp. 1, 10-23.

Capítulo 13: Albert Ellis y la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC)

1. Albert Ellis, "The Essence of Rational Emotive Behavior Therapy (REBT): A Comprehensive Approach to Treatment," Institute for Rational Emotive Behavior Therapy brochure, 1994, p. 3. 

2. Albert Ellis, Humanistic Psychotherapy: The Rational-Emotive Approach (New York: The Julian Press, Inc., 1973), p. 4. 

3. Albert Ellis, "The Case Against Religion: A Psychotherapist's View" and "The Case Against Religiosity" (New York: The Institute for Rational Emotive Behavior Therapy), p. 6. 

4. Ídem., p. 8. 

5. Ellis, Humanistic Psychotherapy, op. cit., p. 2. 

6. Albert Ellis, Reason and Emotion (New York: Lyle Stuart, 1962), p. 387. 

7. Ídem., p. 137. 

8. Ellis, Humanistic Psychotherapy, op. cit., p. 9. 

9. Ídem., p. 11. 

10. Ídem., p. 24. 

11. Ídem., pp. 156-157. 

12. Ídem., p. 17. 

13. Ídem., p. 11. 

14. Ídem., p. 5. 

15. Ídem., p. 154. 

16. Ídem., p. 2. 

17. Ídem., p. 12. 

18. Ídem., p. 28. 

19. Ídem., p. 13. 

20. Ellis, Reason and Emotion, op. cit., p. 181. 

21. Ídem., p. 113. 

22. Ídem., p. 182. 

23. Ídem., p. 181. 

24. Ídem., p. 183. 

25. Albert Ellis, "Can Rational Counseling Be Christian?" Christian Counseling Today, 5, 1 (1997), pp. 13, 48-49. 

26. Ídem., p. 13. 

27. Ellis, Humanistic Psychotherapy, op. cit., p. 16. 

28. Ellis, "Can Rational Counseling Be Christian?" op. cit., p. 13. 

29. Ídem., p. 48. 

30. Ídem. 

31. Albert Ellis interview, "Why I Am a Secular Humanist," Free Inquiry (Summer 1997), p. 35. 

32. Ídem. 

33. Ídem., p. 36. 

34. Ídem. 

35. Ídem.

Capítulo 14: William Glasser y la Terapia de la Realidad

1. William Glasser, Reality Therapy (New York: Harper and Row, 1965), p. 44. 

2. Ídem., p. 53. 

3. Ídem., p. 6. 

4. Ídem. 

5. Ídem., p. 13. 

6. Ídem., pp. 10-11. 

7. Ídem., p. 12. 

8. Ídem., p. 9. 

9. Ídem., p. 57.

Capítulo 15: Thomas Harris y el análisis transaccional

1. Thomas Harris, I'm OK-You're OK: A Practical Guide to Transactional Analysis (New York: Harper and Row, 1967), p. 26.

2. Ídem., p. 27. 

3. Ídem., p. 41. 

4. Ídem., pp. 43, 37. 

5. Ídem., p. 50. 

6. Ídem., p. 52. 

7. Ídem., p. 5. 

8. Ídem., p. 39. 

9. Ídem., p. 243. 

10. Ídem., p. 28. 

11. Edmund Bolles, Remembering and Forgetting (New York: Walker and Company, 1988), p. 139. 

12. Ídem., p. xi. 

13. Jean Piaget, Plays, Dreams and Imitation in Childhood (New York: Norton, 1962). 

14. Ídem. 

15. Elizabeth Loftus, Memory: Surprising New Insights into How We Remember and Why We Forget (Reading, MA: Addison-Wesley Publishing Company, 1980), p. 37. 

16. Harris, op. cit., p. 42. 

17. Ídem., p. 225-226. 

18. Ídem., p. 239. 

19. Ídem., p. 184. 

20. Ídem., p. 230. 

21. Ídem., p. 241. 

22. Ídem., p. 227. 

23. Ídem. 

24. Ídem., p. 228. 

25. Ídem., pp. 230-231.

Capítulo 16: Arthur Janov y la terapia primal

1. Eileen Keerdoja, "The 'Screaming Cure,'" Newsweek (July 10, 1978), p. 12. 

2. Arthur Janov, The Primal Scream (New York: Dell Publishing Co., Inc., 1970). 

3. Janov, op. cit., pp. 28-29. 

4. Ídem., p. 20. 

5. Ídem., p. 154.

6. Ídem., p. 134. 

7. Leonard Berkowitz, "The Case for Bottling Up Rage," Psychology Today (July 1973), p. 28. 

8. Ídem., p. 31. 

9. Ídem.

Capítulo 17: ¿Diluido, corrompido o puro?

1. Thomas Szasz, "Nobody Should Decide Who Goes to the Mental Hospital," Co-Evolution Quarterly (Summer 1978), p. 60. 

 

2. Jerome Frank, "Therapeutic Factors in Psychotherapy," American Journal of Psychotherapy, 25 (1971), p. 360

 

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