“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8-9).
En una piedra dentro de la famosa Torre de Constanza en Aigues-Mortes (Francia), una palabra, grabada hace casi tres siglos, desafía el tiempo: "Resistir". Esta inscripción se atribuye a Marie Durand (1711-1776), encarcelada durante 38 años por su fe evangélica.
Seguramente esta palabra fue grabada para dar aliento a aquellos que permanecerían atrapados después de ella en esta torre, pero a la vez es una palabra para todos los cristianos.
Es para todos los creyentes que, en muchos países hoy en día, están sujetos a la malevolencia de las autoridades, al hostigamiento diario o a las persecuciones más severas. Todos ellos pueden apoyarse en esta promesa de Jesús: "Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Apocalipsis 2:10).
Pero este lema de “resistir” también es para nosotros quienes, por la gracia de Dios, no tenemos que resistir un poder cruel. Mas Satanás en los países “libres” no es menos peligroso cuando adopta la apariencia de la serpiente astuta que cuando actúa como un león rugiente. Él vela por nuestras más mínimas debilidades para explotarlas y llevarnos por un mal camino. Satanás no nos revela a dónde nos quiere llevar. Actúa sigilosamente y despacio, aprovechando la larga experiencia que tiene con el corazón humano; pero no dejará ir fácilmente al que se ha convertido en su presa.
Todos nosotros, sin importar nuestra edad, tengamos cuidado*. El diablo es fuerte, sin duda, pero debemos mantenernos decididamente del lado de Jesús. Jesús es más fuerte que el diablo y lo ha vencido en la cruz. Así que mantengamos nuestro valor y fortalezcámonos "en el Señor y en el poder de su fortaleza" (Efesios 6:10).
Fuente: La Buena Semilla; Redacción: VM-Ar
* También debemos estar atentos a las artimañas satánicas sutiles, abiertas y subliminales por medio de los medios masivos, la educación y la legislación (ateismo, evolucionismo, genderismo) y la apostasía cristiana que nos acecha por todos lados.