Una de las muchas prácticas ocultas que han invadido el campo de la atención de la salud es la hipnosis. Esto es "un estado alterado de conciencia inducido en el cual el sujeto se vuelve pasivo y responde a la sugestión" (Enciclopedia de Harper de Experiencia Mística y Paranormal). El término griego hipnosis, de hypnos, haciendo referencia al dios griego del sueño (la contraparte romana se llama somnus), fue acuñado por James Braid, un mesmerista británico del siglo XIX. Cursos sobre la hipnosis se enseñan en muchas escuelas de medicina y se estima que [en los Estados Unidos] unos 20.000 especialistas médicos y psicólogos la utilizan ("Hipnosis", Enciclopedia de creencias de la Nueva Era).

La hipnosis se emplea para aliviar el dolor, en la anestesiología, en el tratamiento de abuso de drogas y alcohol, para el control de peso, el control de la natalidad, en la terapia del sueño, en la curación física, en la curación psicológica, en la auto-mejora, para aumentar el potencial humano, en la recuperación de recuerdos, en la terapia de regresión del pasado, y en otros tantos campos.

Cuando se utiliza la hipnosis en el campo de la salud moderna, la idea es que la práctica del hipnotismo en sí mismo [se supone] es inocente y útil y puede estar divorciado de sus asociaciones ocultistas, pero esto es imposible. La Enciclopedia de creencias de la Nueva Era observa: "Históricamente, el hipnotismo suele asociarse con el ocultista o psíquico, el que ejerce el poder sobre cosas o personas, como el chamán, el mago, el brujo, el médium, la bruja, el gurú o el yogui". Franz Anton Mesmer*, un astrólogo y ocultista, propuso una técnica de curación a través de la hipnosis y el flujo de "magnetismo animal" del practicante al paciente.

La hipnosis produjo dos movimientos ocultistas en el siglo XIX. El primero era el Movimiento del Nuevo Pensamiento o la Ciencia de la Mente. Phineas Quimby (1802-66), un alumno de Mesmer, calificó sus teorías de "curación mental" como la Ciencia de la Salud y tuvo una poderosa influencia en Mary Baker Eddy, fundadora de la Ciencia Cristiana. El otro movimiento era el espiritismo. También alumno de Mesmer, Andrew Jackson Davis, publicó un libro en 1847 del cual dijo que le fue dictado por los espíritus mientras que él se encontraba en un trance mesmérico.

La Enciclopedia de la Ciencia Psíquica dice: "La conquista por el espiritualismo pronto comenzó y los principales mesmeristas fueron absorbidos en el rango de los espiritistas". El peligro del hipnotismo es evidente por el hecho de que puede producir una amplia variedad de fenómenos ocultos, experiencias de vida, múltiples personalidades, hablar en lenguas desconocidas, escritura automática, clarividencia, telepatía, convulsiones, posesión por espíritus, proyección astral y diagnóstico psíquico (Enciclopedia de creencias de la Nueva Era).

El hecho de que la hipnosis esté tan íntimamente asociada con el ocultismo y la comunicación con los reinos espirituales es la razón por la que en las Escrituras hay advertencias prohibitivas fuertes (Levítico 19:31; Deuteronomio 18: 10-12) para aquellos que tienen oídos para oír. ¡El cristiano sabio permanecerá lejos de cualquier cosa que huele a lo oculto! La Biblia exhorta al creyente a estar sobrio (1 Pedro 5: 8). Esto significa estar en control de la propia mente, estar en alerta espiritualmente y mentalmente. Significa montar guardia contra el peligro. Es lo opuesto a permitir que alguien te coloque en un estado de trance.

Fuente: Way or Life News 24.3.2017; Redacción: VM-Ar

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2Co 6:14). 

*Mesmerismo: es una doctrina propuesta por el médico alemán Franz Anton Mésmer (1734-1815), según la cual los fluidos de los cuerpos sólidos provocan en el sistema nervioso movimientos de atracción o repulsión parecido al magnetismo. El mesmerismo es una forma de curanderismo.

Advertencia: Analicemos bajo esta óptica lo que está sucediendo en muchas reuniones y eventos cristianos. Tengamos los ojos bien abiertos conforme a Hechos 26:18.