¿La Ley de Dios o la ley del hombre?

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando á la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa, y piadosamente. (Ti 2:11-12)

La ley de Dios sigue siendo inmutable, ya que Dios no cambia. “No matarás. No cometerás adulterio. No robarás… No codiciarás …” (Éxodo 20: 1-17). La ley (los mandamientos, las normas de Dios) delinea lo que Él espera del hombre. En realidad, estas normas grabadas en las Santas Escrituras de la Biblia demuestran que el hombre por si mismo es incapaz de realizar la voluntad divina.

Durante mucho tiempo la moral que se inspiró en esta ley divina sirvió de base a la legislación de los países principalmente occidentales que conocemos como cristianizados o cristianos. Pero hoy la gente rechaza esta normativa como si se tratara de un asunto del pasado o como algo superado por el hombre sabio y moderno. Los gobiernos legislan bajo la presión del humanismo y por una opinión pública cada vez más exigente y manipuleada por los medios de comunicación que también transmiten la corriente humanista. Un escritor famoso escribió: “Debería acordarme que las costumbres hacen las leyes y que las leyes no hacen las costumbres”. La pretensión de que el mismo hombre sea capaz de decidir lo que es bueno o malo ya condujo a la mayor banalización, muchas veces a la legalización de prácticas como el aborto (asesinato del ser humano más pequeño), el uso de la droga, etc. Toda esta tergiversación de las normas de Dios implica un gran sufrimiento para los individuos humanos - familia y sociedad.

Entonces surge la pregunta: ¿Cómo podemos vivir en medio de esta sociedad en declive? La primera cosa necesaria es recibir “la gracia de Dios que trae la salvación”. La misericordia de Dios responde al estado pecador del hombre, dándole el perdón de sus pecados y una nueva vida por medio de Jesucristo, el Mesías (el ungido de Dios anunciado en el Antiguo Testamento y documentado en el Nuevo). Quienes le reciben como señor y salvador tienen entonces la habilidad de dejarse enseñar por esta misma gracia divina con el fin de vivir sobriamente (en la vida personal), de manera justa (en sus relaciones con otros), y piadosamente (frente a Dios). La Biblia nos da Su pensamiento al respeto dándonos consejos absolutamente sabios y validos para todos los asuntos de la vida; y allí tenemos un modelo que imitar, Jesucristo, el hombre perfecto. ¡No dejemos pasar más tiempo, creamos conforme a las leyes y normas de Dios aplicándolas cada día y en cada momento! 

Tomado de la Buena Semilla, redactado y ampliado: VM-Argentina

 

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