Los Ojos Abiertos Ante la Astucia de Satanás
Por Emil Kremer
Sobre el origen,
naturaleza y consecuencias de los pecados de superstición y brujería y la
victoria completa por medio de la Cruz.
Distribución, edición: R. Alberto Palnau Difusión de Literatura Cristiana C.C. 5551 Correo Central 1000
Buenos Aires Argentina
I N D I C E
Primera Parte
I. Introducción: Preguntas y Respuestas 7 #PreguntasyRespuestas
II. El Poder y la Audacia de Satanás 11 #ElPoder
El significado de la Ley 16
III. Origen y Naturaleza de la Idolatría 21 #Origen
IV. Características especiales de los pecados de Abominación 31 #Características
V. Motivos para cometer los pecados de Abominación 36 #Motivos
VI. Las Consecuencias de los Pecados de Abominación 38 #Consecuencias
VII. El Camino a la completa Liberación46 #Camino
VIII. El Pecado y la Culpa54 #ElPecado
Segunda Parte #SegundaParte
I. Interpretación de los Signos78 #Interpretación
II. Elección de Días y Atención dada a las Estrellas 83 #Elección
III. Conjuros85 #Conjuros
IV. Adivinación90 #Adivinación
V. Curación de Enfermedades por medio del Curanderismo92 #Curación
VI. Métodos terapéuticos bajo la Apariencia de "Ciencia Moderna" 95 #MétodosTerapéuticos
1. Iridiología #1Iridiología 7. Acupresura
2. Homeopatía #2Homeopatía 8. Yoga
3. Psicoanálisis #3Psicoanálisis 9. Magnetismo
4. Hipnotismo #4Hipnotismo 10. Cristalografía
5. Autoentrenamiento #5Autoentrenamiento 11. Grafología
6. Acupuntura #6Acupuntura 12. Parapsicología
VII. Idolatría Religiosa116 #Idolatríareligiosa
VIII. Brujería, Magia Negra, Espiritismo 118 #Brujeria
IX. Idolatría bajo el Manto de Ciencia "moderna" 126 #Idolatríabajo
Conclusión #Conclusión
Para regresar al sitio d La Voz de los Mártires: http://www.lavozdelosmartires.com.ar
Prólogo a la Edición en Español
Los ojos del hombre descubren nuevas realidades día a
día. Algunas de ellas luego resultan espejismos; otras permanecen
semidesconocidas, sabemos que están ahí pero ignoramos su naturaleza. En
esta situación descubrimos que hay verdades que sólo podemos conocer si Dios
nos las revela: ¿quién es él, para qué existe el ser humano sobre
la tierra y otras? El libro que hoy presentamos está escrito para
personas que saben su propia ignorancia acerca uno delos temas a los que
aludíamos recién. Se trata de todo lo referente a ciertas manifestaciones
satánicas en campos de la ciencia, la cultura, la vida social, la educación, la
religión, etc. Es, por lo tanto, un libro para leer con humildad, reconociendo
que no sabemos, y con fe porque intenta delatar lo satánico comenzando con lo
que Dios mismo nos ha revelado sobre Satanás.
Hasta hoy esta obra ha sido impresa en alemán (16 ediciones,
100.000 ejemplares); en francés (20.000 ejemplares); en castellano, en
italiano, en inglés, en hebreo y se está preparando la edición en portugués.
Cada vez en más unánime el testimonio de gratitud por este manual. Dios hace un
llamado a la humanidad, una apelación a separarse de lo abominable y demoníaco.
Transitamos tiempos de gran confusión, y no todos están capacitados para
discernir espiritualmente los engaños satánicos que sutilmente se
preparan." Con estas palabras el autor ha querido comunicarnos algo más
acerca del marco en el que debemos valorar esta obra: un tiempo de crisis, una
demanda gigantesca de respuestas bíblicas y una necesidad fundamental, debemos
prepararnos hoy para el desenlace final de la historia. Hoy tenemos la
oportunidad para acercarnos a Dios. El nos llama para ser sus hijos.
Ponemos en sus manos una obra especial y específica, en la
confianza de que sea leída con la atención y la disposición necesaria.
Esperamos que no resulte alarmante, sino en una nueva y madura fe en la gracia
y el poder de Jesucristo, nuestro Salvador, Señor del universo. Amén.
Prologo a la Primera Edición en Alemán
El presente tratado sobre el desconocido campo de la
idolatría, no fue pensado inicialmente para la publicación, sino que se ha
desarrollado a través de los años al aconsejar a muchas personas. Recién con el
tiempo, su publicación se transformó en una necesidad.
Frecuentemente, al aconsejar a las almas, el Señor me mostró
las causas inconscientes de las ataduras graves de muchas personas, como
asimismo del estancamiento espiritual de tantos creyentes. A pesar de todos los
esfuerzos y oraciones estas personas atadas sólo pudieron experimentar el poder
salvador de Jesucristo, o el verdadero renacimiento, o progresar en su vida
espiritual, después de haber puesto al descubierto las causas desconocidas de
su mal, basándose en las Sagradas Escrituras. Estos a menudo son pecados graves
delante de Dios y deben ser confesados ante el Salvador.
Por esto surgió la necesidad de preparar un estudio especial
basado en la Palabra de Dios y en el que se aprovecharán todas las experiencias
hechas en este campo. De este modo se podría aclarar todo sobre los diferentes
modos de los pecados de abominación. Para la preparación de las muchas almas
que anhelaban la liberación, y en anticipación a una entrevista con un
consejero espiritual, fue indispensable entregarles antes un material
explicativo y doctrinal con listas de los pecados de abominación más
difundidos.
Este material fue entonces reproducido y muchos creyentes
fueron liberados y también otros siervos de Dios lo solicitaron para poder
ayudar a personas necesitadas. Más adelante, a causa de la gran demanda se hizo
una impresión de este mismo tratado y es así que hoy es accesible a un público
mayor para que puedan ser abiertos los ojos de muchas personas oprimidas y para
que puedan convertirse de los ídolos al Dios vivo y verdadero.
Quiera el Señor seguir bendiciendo esta obra para que aún
muchas personas sinceras puedan escapar del reino de las tinieblas para entrar
en el reino de luz de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y estar así
preparadas para el arrebatamiento inminente, para la alabanza de Su Gracia
infinita. Emil Kremer
I. Introducción: Preguntas y
Respuestas
Algunas preguntas:
1. ¿Por qué en tantas iglesias y comunidades, miles de cristianos
se lamentan calladamente, oprimidos por un peso desconocido, e interiormente
atormentados por toda clase de enfermedades, físicas y mentales? ¿Por qué a
pesar de todos los esfuerzos, oraciones y aún del uso de medicamentos no son
liberados y sanados de tantas opresiones y dolencias?
2. ¿Por qué es que tantos cristianos no pueden alcanzar a
pesar de sinceras oraciones y desesperadas luchas un renacimiento espiritual y
una vida de completa victoria que procede de una fe triunfante en Dios? ¿Por
qué desconocen una total y profunda santificación del espíritu, del alma y del
cuerpo para poder entrar en el reposo del pueblo de Dios preparándose para el
arrebatamiento?
3. ¿Cuál es la razón más profunda del aumento constante de
la incredulidad y el escepticismo en general, a pesar de tantos cultos y
actividades cristianas, manifestándose el odio, en recíproca lucha y
destrucción, aumentando así en todos los países "cristianos" la
injusticia y el enfriamiento del amor hacia Dios, a quien se le hace la siguiente
acusación: "si hubiera un Dios justo, no permitiría estas
desgracias"?
4. ¿Por qué es que tanta actividad predicadora,
evangelística y misionera, en la cual se afanan siervos de Dios para conducir
seres humanos a la Cruz y a la fe viva en Jesucristo, resulta abiertamente un
fracaso? ¿Por qué es que los llamados pueblos "cristianos" están tan
cegados, y no sólo recaen en el paganismo más reacio, sino que también pronto
participarán en las señales de la impiedad del imperio del Anticristo, en una
lucha abierta contra Cristo?
5. ¿Por qué se tiene que construir cada vez más lugares para
el tratamiento de las enfermedades mentales, los cuales están siempre llenos,
no obstante los progresos de la medicina y de la conscientización científica?
...y su respuesta:
La respuesta bíblica a todas estas preguntas en general se
encuentra resumida en los siguientes textos:
Hech. 26:18 y 2 Cor. 4:3-4)*
Así lo confirman las experiencias de hombres bendecidos por
Dios y también numerosos testimonios de personas liberadas de sus opresiones y
malestares en los más diversos países: los ojos de los seres humanos no han
sido abiertos (antes o después de su conversión) acerca de la potestad de
Satanás y su gran astucia, con las que él, como príncipe de este mundo, ha
encandilado sus mentes ("El dios de este siglo cegó el entendimiento de
los incrédulos" 2 Co. 4:4).
Los hombres no pueden ser convencidos por el Espíritu Santo
del pecado de incredulidad, del cual se derivan todos los otros pecados. En
otros términos, ellos no pueden reconocer la naturaleza de la caída de Adán y
Eva y lo que significa la incredulidad hacia la Palabra de Dios y hacia el
Señor Jesucristo; no pueden por lo tanto llegar a la fe obrada por el Espíritu,
la que ha triunfado sobre el mundo en Jesucristo (Jn. 16:8-9; Gál . 3: 23-25; 1
Jn. 5: 4).
Se ha predicado a los hombres el Evangelio de Jesucristo;
pero generalmente, no se ha hecho según el mandato divino tal como fue dado por
el Señor al Apóstol Pablo, cuando es enviado a las naciones según Hch.
26:17-18. Basándose en este mandato es absolutamente indispensable, para que
una conversión sea bíblica y verdadera, que los hombres tengan los ojos
abiertos sobre su estado de ceguera, que proviene del príncipe y dios de este
mundo que, a causa del pecado original domina a todos los hombres desde su
nacimiento (Ef. 2:1-2). De esta manera pueden convertirse conscientemente
"de las tinieblas a la luz", "de la potencia de Satanás a
Dios", "de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero"
(1 Ts. 1:9; Hch. 14:15).
Solamente así los hombres podrán arrepentirse
verdaderamente, es decir, cambiar realmente su actitud hacia Jesucristo y la
Palabra de Dios, y de esta manera recibir el perdón de sus pecados, siendo
totalmente liberados del poder del pecado para obtener "la heredad,"
con todos aquellos que son santificados por la fe en el Hijo de Dios. Es de El
de quien Juan escribe, que "ha venido al mundo para destruir las obras del
diablo" (1 Jn. 3:8); y el Apóstol Pablo lo reafirma diciendo: "y
despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente
triunfando sobre ellos en la cruz," (Col. 2:15).
Para que una conversión sea bíblica, es necesario que la
Palabra de Dios abra los ojos de los hombres mostrándoles en que consiste la
tremenda astucia de Satanás. Por esta astucia Adán y Eva han sido arrastrados a
la caída y fueron separados de Dios. Aún hoy, Satanás seduce y domina a la
mayoría de los seres humanos. Mas, ¿de qué modo puede realizarse un verdadero
arrepentimiento y una conversión bíblica, cuando el hombre no ha sido informado
anteriormente en cuanto a la naturaleza de Satanás y su arte de seducir? No se
trata en la conversión simplemente de saber aquello que los hombres piensan o
consideran como pecado, sino aquello que Dios llama PECADO en Su Palabra
infalible.
El perdón de los pecados, la verdadera regeneración por el
Espíritu Santo y la completa liberación no se pueden obtener de un modo más o
menos mágico. Son otorgados por la gracia de Dios y por la fe de quien se
humilla delante de El y reconoce por completo la verdad de Su Palabra escrita,
creyéndola sinceramente y de todo corazón.
Sólo entonces el hombre estará dispuesto a dejar que la
Palabra de Dios lo instruya en todo y a dejarse corregir y juzgar enteramente
para abandonar todas las opiniones falsas y puramente humanas que aún
conservaba (2 Ti. 3:15-17).
En un tribunal humano, el acusado nunca es juzgado según su
opinión personal, sino que es castigado según las leyes vigentes en el país.
Así Dios juzgará en la eternidad a los hombres según Su Palabra como el Señor
Jesús lo declara en Jn. 12:48 y Jn. 3:18.
Querido lector, ¿estás dispuesto a dejar de ahora en
adelante que la Palabra de Verdad te juzgue enteramente? Solamente así puede
haber verdadera liberación: "si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres" (Jn. 8:32-36).
El estudio siguiente se dirige en primer término al corazón
y a la conciencia de aquellos lectores que quieren entender la verdad y a
cualquier precio huir del poder del pecado para pertenecer enteramente a Cristo
sirviéndole sólo a El. Sólo así podrán ser testigos fieles de la verdad en los
acontecimientos futuros preparándose para el arrebatamiento de los creyentes.
Jesucristo dice: "Todo aquél que es de la verdad, oye
mi voz" (Jn. 18:37). La Escritura afirma "El provee de sana sabiduría
a los rectos" (Pr. 2:7). "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a
los humildes" (1 P. 5:5).
II. El Poder y la Astuciade Satanás
La gran ceguedad en que viven tantos hombres proviene sobre todo
porque no creen en la veracidad de la Palabra de Dios, inspirada por el
Espíritu Santo (2 Ti. 3:16 y 2 P. 1:21). Tampoco creen en la existencia real de
Satanás, ni de los demonios.
Satanás, el dios de este mundo, ha cegado la mente de los
incrédulos (2 Co. 4:4). El sabe cegar a los hombres e inducirlos a poner en
duda y hasta negar la realidad de su persona sirviéndose de la teología moderna
y de ciertas ciencias (filosofía, psicología, psicoanálisis, etc.). En la
actualidad Satanás hace creer a los hombres que sería una simple figura de una
época anticuada, una idea, un mal instinto o un principio del mal (contrapuesto
al principio del bien). Muchos consideran como retrógrados o poco instruidos, a
quienes creen, como Jesús y los apóstoles, en la existencia de Satanás, y de
los demonios según lo que dice la Palabra de Dios, y hasta se escandalizan
cuando se trata de probar con las experiencias y con un claro testimonio de la
Escritura, la existencia de la potencia de las tinieblas. Satanás sabe someter
a los hombres, incluso a muchos creyentes, bajo su voluntad, mediante un
mecanismo de acción que ellos mismos ignoran. Sus efectos repercuten sobre sus
facultades intelectuales, sus sentimientos y su voluntad, consiguiendo
finalmente dominarlos. Aun cuando todo esto ocurre, ellos creen que son libres
e independientes en sus pensamientos, palabras y acciones (vea Ef. 2:1-3 y Mar.
8:32-33).
Con su astucia, el dios de este mundo consigue engañar
también a muchos verdaderos hijos de Dios, en especial en cuanto a la
naturaleza de las potestades sobrenaturales, de los dominadores de este mundo
de tinieblas y los malos espíritus que están en los lugares celestes (Ef.
6:11-12), cierra sus ojos de tal modo que ellos no pueden descubrir su acción
escondida y su potencia. Esto ocurre especialmente con los "pecados de
abominación" que son la superstición, la brujería y la magia. Muchos
predicadores del evangelio descuidan por ignorancia o por temor, el hecho de
revelar abiertamente la astucia y la potencia de Satanás en esta área, porque
ellos mismos están todavía atados inconscientemente a éstos. Algunos no quieren
dejarse instruir, someter o inclinarse completamente ante la autoridad de toda
la Palabra de Dios, para negarse a sí mismo y darle la razón a Dios en todas las
cosas (Luc. 7:29-30). Otros, temiendo hacer el ridículo, en esta época
"concientizada", no dan a Satanás y a los demonios su justa
identidad, ni hablan de ellos como de seres personales. Y aún lo que es peor,
sugieren a sus oyentes realizar aquellas prácticas "medievales",
tales como los pecados de superstición y hechicería.
En ningún campo doctrinal reina tal ceguedad e ignorancia
como la que existe en cuanto a lo que la Palabra de Dios dice acerca de estos
pecados, que no están reconocidos a pesar de ser los pecados más difundidos en
todos los países, teniendo además funestas y terribles consecuencias. El
Profeta Oseas dice con razón: "Mi pueblo fue destruido porque le faltó
conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento yo te echaré..." (Os.
4;6).
Lo que verdaderamente tiene importancia en este tema no es
la opinión de les hombres acerca de estos pecados, sino sólo lo que la Palabra
de Dios dice al respecto. Según toda la Biblia, Dios considera a la idolatría
en todas sus manifestaciones como abominación; y a toda adoración a dioses
diferentes a El o al ejército del cielo (las estrellas), a toda construcción de
altares, de columnas o de imágenes y de sacrificio de incienso, como una
prostitución espiritual (1 R. 14:23-24; 2 R. 16:3-4; 17:9-12; 21:2-5; Jer.
7:9-11; 13:27; Ez. 7:20; 8:9-10, 15; 16:16-17, 36, 51-52; 20:4-8, 16-18, 28-32;
Os. 3:1; 4:12; 5:4).
Todas las prácticas inherentes a la idolatría que tienen el
objetivo de encontrar, con la ayuda da estos falsos dioses o del ejército del
cielo una curación, felicidad, protección, consejo, predicción del futuro, son
igualmente calificadas como abominaciones en la Palabra de Dios. Estas
prácticas se manifiestan en diversos tipos de magia, interpretación de signos,
elección de días, y en todos los métodos usados para conocer el futuro que son
practicados en diferentes formas (2 R. 21:6; 23:24; Dt. 18:10-11).
Además las consecuencias de estas prácticas, como la
fornicación, abusos deshonestos - practicados con hombres o animales - (Lv.
18:22-30; 20:11-21), homicidios, perjurios, latrocinios (Sal. 5:6; Jer.
7:9-11), el engaño bajo todos los aspectos (Pr. 3:32; 12:22; 11:1; 20:10), el
corazón endurecido y falso (Pr. 11:20; 16:5; Lc. 16:15), la oración de quien
vuelve sus oídos a otra parte para no oír la Ley (Pr. 28:9; Is. 1:13-14), la
avaricia, la mentira y el ministerio de los falsos profetas, que pretenden
consolar al pueblo y rechazan la Palabra de Dios, con el fin de que ninguno se
convierta de su iniquidad (Jer. 6:13-16; 8:8-12; 23:14-17): todo esto está
considerado como abominación por la palabra de Dios. En toda la Escritura,
resulta claro que Dios considera toda idolatría como abominación y el más
grande pecado, porque es una infracción al primer mandamiento y contra Su
propia Persona; porque desvía especialmente a los hombres del verdadero Dios y
de su Palabra, cegándolos y llevándoles a ataduras con Satanás, con las peores
consecuencias espirituales, morales y físicas.
Las otras abominaciones (fornicación, homicidio, hurto,
fraude y perjurio), que generalmente sólo son consecuencias de idolatría y del
alejamiento de Dios, son condenados en todos los países cristianos por el
Código Civil y por eso son conocidos y a la vez rechazados públicamente.
Empero las abominaciones de la idolatría no son perseguidas
por los tribunales, y generalmente no son considerados pecados graves, aún
hasta por muchos cristianos; sin embargo el juicio de Dios las amenaza con los
castigos más severos. En toda la Escritura, Dios advierte a Su pueblo a través
de 510 pasajes y en 1250 versículos, contra estos pecados, más que contra todos
los otros, porque con ellos los hombres caen completamente en la ceguera y bajo
el potente dominio de Satanás, quien quiere impedirles llegar al verdadero
conocimiento de Dios, a pesar de que escuchen repetidamente Su Palabra.
Dios dice en Deuteronomio 18:9-12,14 "Cuando entres en
la tierra que Jehová tu Dios te da no aprenderás a hacer según las
abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su
hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni
sortilego ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a
los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas
cosas y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones delante de
ti. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas
a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios".
En Levítico 19:31 el Señor dice: "No os volváis a los
encantadores ni adivinos; no los consultéis contaminándoos con ellos, no los
consultéis para no volveros impuros. Yo Jehová vuestro Dios".
Más adelante leemos: "Y la persona que atendiere a
encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro
contra tal persona y la cortaré de entre su pueblo. Y el hombre o la mujer que
evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir;
serán apedreados; su sangre será sobre ellos" (Lv. 20: 6 y 27).
En este terreno específico, la astucia de Satanás es tan
grande que la mayor parte de los hombres está completamente cegada. Lo grave
del caso es que no son realmente conscientes de haber cometido o de estar
cometiendo tales abominaciones, simplemente denominadas en el lenguaje del
pueblo como "superstición y brujería". Por esto se oponen
enérgicamente o lo niegan sonriéndose, asegurando y asegurándose no haber sido
jamás participes en tales acciones; o cuando lo admiten dicen haber hecho estas
cosas por costumbre o en broma, y aún afirman no haber tenido fe en ellas en ningún
momento.
Según la Biblia, ¿cómo puede un hombre conver-tirse
verdaderamente "de las tinieblas a la luz", "de la potestad de
Satanás a Dios", de los ídolos y falsos dioses al "Dios vivo y
verdadero"? (según Hch. 14:15; 26:18; 1 Ts. 1:9). Esto equivale a cambiar
por completo la propia personalidad, convirtiéndose del "príncipe de este
mundo" al Creador y Salvador del mundo. Para que esto ocurra es necesario
aceptar aquella benéfica transformación y tomar en serio a Dios, a su Palabra
inmortal, y a Satanás con su astucia (vea 2 Co. 4:4; Mat. 4:1-11; Jn. 12:31;
16:11; Lc. 9:1; 13:16; 1 Jn. 3:8; 5:19; Ef. 6:11-12; Col. 2:15).
Querido lector, ¿Estás dispuesto a dejarte abrir los ojos y
humillarte ante Dios y bajo la autoridad de toda Su Palabra, para poder llegar
a la verdadera libertad de los hijos de Dios?
Sin embargo, muchos cristianos piensan que las advertencias
divinas y los castigos anunciados a través de Moisés y los profetas contra los
pecados de abominación no tienen valor en nuestros días porque desde la época
de la redención, no estamos más sometidos a la Ley sino a la Gracia. Creen que
la Ley concierne solamente a los hebreos del antiguo pacto. ¿Qué dice la
Escritura con respecto a esto?
El significado de la Ley
Jesucristo no ha venido al mundo para anular la Ley y los
Profetas, sino para perfeccionarla. Así el cielo y la tierra subsistirán, y ni
siquiera una jota o una tilde de la Ley pasará, antes que todo sea cumplido.
"De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy
pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de
los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande
en el reino de los cielos" (Mt. 5:17-20; Lc. 16:17; Stg. 2:8-11).
Jesucristo forma un perfecto acuerdo entre la Ley y el Evangelio.
"¿Luego por la fe invalidamos la Ley? De ninguna
manera, sino que confirmamos la Ley" (Ro. 3: 31). "Mediante la Ley
nos es dado el conocimiento del pecado" (Ro. 3: 20). "Yo no conocí el
pecado sino por la Ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no
dijera: No codiciarás" (Ro. 7:7). "Donde no hay ley tampoco hay
transgresión", "no se inculpa de pecado", "pues el pecado
es infracción de la Ley" (Ro. 4: 15; 5: 13; 1 Jn. 3: 4). He aquí, porque
la Ley es "santa", "justa" y "buena" (mientras el
hombre es "carnal" y "vendido esclavo al pecado"). La Ley
es "nuestro yo" para conducirnos a Cristo" (Ro. 7: 12-14; Ga. 3:
21-24; 1 Ti. 1: 8-10).
"Ahora bien la Ley se introdujo para que el pecado
abundase" (Ro. 5;20, 7:13), y que la gracia sobreabundase en toda su
plenitud y que nosotros fuésemos por la fe, liberados de la potencia del pecado
y "justificados" nutriéndonos de toda palabra que procede de la boca
de Dios con el fin de vivir como Cristo (Ro. 5: 17; Mt. 4: 4). El objetivo de
toda la ley es crear la verdadera conciencia del pecado, del arrepentimiento y
de la necesidad profunda de un mediador (Ex. 20: 18-21).
Ya bajo la Alianza Antigua, ciertos hombres de Dios que se
dejaron juzgar por toda la Ley, pudieron reconocer la Redención futura por
Gracia, y por fe, y vencer los pecados heredados en la carne:
Moisés, el Amigo de Dios, que tenía la orden de transmitir la Ley al
pueblo y que a la vez se supo someter a ella, vio la gloria de Dios y puso toda
su confianza en la Gracia, a la cual él continuamente recurría para sí y para
el pueblo (Ex. 33:12-17; 34:6-9; Dt. 9:5,26-27; 33:16; Sal. 90:8, 14-17).
David,
que había descubierto "las maravillas de la Ley" que lo había juzgado
severamente (hasta en los graves "pecados que le eran ocultos" y en
su heredada naturaleza pecaminosa), "publicaba cada mañana Su
benignidad" y alababa a Aquel que "corona de benignidades y de
misericordias" (Sal. 19:9-13; 40:9; 51; 6-8; 89:2-3; 92:2; 103:4, 8-13;
119:18).
Isaias, quien también había reconocido la impureza de su naturaleza
y se había dejado purificar, testificó de la "Gracia Eterna" y de la
"misericordia del Redentor" (Is. 1:4, 6,18; 6:5-7; 43:24-27; 53:5;
54:7-8, 10; 53:4).
Solamente aquel que reconoce sus transgresiones a la luz de
toda la Ley y de los profetas, y las confiesa, podrá ser completamente liberado
de todos los pecados escritos en la Ley, como también de los pecados heredados
(Sal. 51:7; Ro. 7:14,25). Gozar asimismo, en cada circunstancia de la vida
cotidiana, de la plenitud de la Gracia y de una vida de constante victoria en
Cristo.
Si no tomamos en serio toda la palabra de Dios, y
desobedecemos el orden que Dios ha propuesto en el plan de la Redención, no nos
serán confiadas grandes cosas. Es indispensable que la justicia de la Ley pueda
ser cumplida en nosotros, mediante la Ley del Espíritu y la verdadera morada de
Cristo en nosotros (Ro. 8: 4; Ef. 3: 15-19). Ya que la verdad de toda la
Palabra de Dios nos libra verdaderamente; ella purifica y santifica al creyente
y lo hace irreprensible y apto a toda buena obra (Jn. 8: 31-34; 17:17; 16:13;
Ef. 5; 26-27; 2 Ti. 3: 16-17).
Es necesario pues que aquel que quiere llegar al pleno
conocimiento de la verdad y de la salvación y a la perfecta estatura de Cristo,
sea ante todo conducido por la Ley y por los profetas al pleno conocimiento del
pecado y de esta manera conducido al Salvador. Entonces podrá por la obediencia
de la fe en la Palabra de Dios, penetrar en la completa libertad de los hijos
de Dios. Pues sólo cuando reconozcamos nuestros pecados, podemos llamarlos por
sus nombres y confesarlos. Debemos ser humildes de corazón delante de Dios, el
cual es fiel y justo para perdonarnos, gracias a la sangre derramada por Cristo
que nos purifica de toda iniquidad (Jn. 1: 7; Ef. 4. 13).
Si alguno quiere evitar el arrepentimiento como condición de
la salvación, separándose del camino del Calvario, se engaña a si mismo y no
puede gozar sino de un sentimiento superficial de una paz falsa. Y a la vez
permite a Satanás conservar sus antiguos derechos sobre los pecados (incluso
inconscientes y olvidados) no confesados. De esta manera, en base a la Sagrada
Escritura, Satanás puede acusarlo constantemente hasta el final de la época de
la Gracia (Lc. 12:47-48, 58-59; Mt. 5:25; Lc. 22:31;
Ap. 12-10).
En otros términos: La absoluta redención del espíritu, del
alma y del cuerpo, que Jesús ha adquirido hace más de 1900 años mediante Su
muerte expiatoria en favor de todos los hombres, no podrá ser una realidad en
la vida del creyente sino cuando le sea revelado el misterio de la Cruz, donde
todos los príncipes y las potestades satánicas fueron derrotados. Cada pecado
tiene que ser descubierto por medio de la palabra de Dios, y mediante la acción
del Espíritu Santo, reconocido y confesado como tal (Ef. 5:13).
Jesús ha estado sometido a toda la Ley, fue hecho por
nosotros maldición en la Cruz, para poder librar a los creyentes de la
maldición de la Ley, con el fin de que vivieran en la libertad de los hijos de
Dios y no fueran más sometidos al yugo servil (Gál. 3:10, 13; 5:1; Ro. 10:4).
Aquel que no se reconoce culpable en cuanto a toda la Ley y enteramente pecador
por causa de su naturaleza pecaminosa, cae inevitablemente en las obras
muertas, tratando vanamente de mejorarse y santificarse por si mismo. Persistirá
en las obras de la carne y en los pecados, como los Corintios, o bien caerá
bajo el yugo de la Ley, como los Gálatas y no podrá vivir únicamente por Gracia
y Fe.
Siendo cada pecado una transgresión de la Ley, es
esencialmente importante reconocer a la luz de toda la Escritura, cada
transgresión del primer mandamiento: "No tendrás dioses ajenos delante de
mí". "No te inclinarás ante estas cosas ni las honrarás" (Ex.
20:3-5). Aquí encontramos una prohibición absoluta de toda clase de idolatría,
la cual es la raíz de todo pecado y de todo mal (Ro. 1:21-31). Debemos amar
sólo al verdadero Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con
toda nuestra fuerza, para temer sólo a El y tener confianza solamente en El
(Dt. 6: 5, 13-15).
Las múltiples raíces de incredulidad causadas por las muchas
formas de idolatría hondamente arraigadas en el corazón humano, deben ser
puestas a la Luz por la Palabra de Dios y purificadas por la sangre de Cristo.
Sólo entonces puede manifestarse en nuestros corazones un verdadero temor de
Dios y una fe genuina.Todos los pecados de las distintas esferas de idolatría,
denominados en la Biblia con la palabra "abominación", serán
denominados en la presente obra, para simplificar, como "pecados de
abominación". Según las investigaciones de eruditos y en concordancia con
las experiencias de asesoramiento espiritual de muchos hombres de Dios de
diversos países, como asimismo por los testimonios conmovedores de personas que
fueron realmente liberadas del poder satánico, se podría exponer todavía más
claramente a los pecados de abominación en sus formas y con el cúmulo de sus
asombrosas consecuencias a la luz de la Verdad.
"El tiempo es malo" (Ef. 5: 16) y el diablo tiene
gran ira, "sabiendo que tiene poco tiempo" (Apoc. 12: 12) por eso
debemos aprovechar bien el tiempo (Ef. 5: 16).
Querido lector, prepárate, si quieres participar en las
bodas del Cordero. En breve el Señor llegará; vendrá de improviso
repentinamente - a rescatar a sus elegidos_- (1 Ts. 4:l6-17) "como ladrón
en la noche" (1 Ts._5:2).
"Y las que estaban preparadas entraron con El a las
bodas; y se cerró la puerta" (Mt. 25:10). "Pero los cobardes e
incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los
idólatras y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con
fuego y azufre "Apoc. 21:8 y 22:15).
III. Origen y
Naturaleza de la Idolatríaen los Pecados de Superstición y de Brujería
A) Creación y caída del hombre:
Dios, que es Espíritu (Jn. 4:24), creó al hombre con alma,
cuerpo y espíritu (1 Ts. 5:23) a Su imagen (Gn. 1:27), dándole la facultad del
espíritu de creer, que está profundamente arraigada en el corazón. Por modio de
esta fe en el Dios viviente y en Su palabra infalible, el más ardiente deseo
del corazón humano será saciado. Sin la fe es imposible agradar a Dios (Heb.
11:6). Sólo en El tiene el hombre vida eterna, por medio de la fe (Jn. 1:3-4;
3:16). También es por esto que, después de la caída, cada hombre siente la
íntima necesidad, de creer en alguien o en algo. En la medida que el hombre no
cree más en el Dios Creador, ni en Su Palabra, renunciando así a su estado de
dependencia de Dios, sucede (inconscientemente o no) que creerá en la criatura.
Estos son los falsos dioses, es decir Satanás, los ángeles caídos y "el
ejército del cielo" (2 R. 17:16; Hch. 7:42) o también el hombre mismo con
sus "propias" capacidades y también objetos.
Esta mentira de "sí mismo" (su propia gloria,
inteligencia, sabiduría, capacidad, perfección, etc.) ha conducido a Satanás
como la "estrella de la mañana" o el "querubín" al orgullo,
de modo que quería levantar "el trono por encima de las estrellas de
Dios" y ser "semejante al Altísimo" (Is. 14: 9-17; Ez. 28:
14,19), pero fue arrojado del cielo, arrastrando consigo en su caída una parte
de los ángeles (2 P. 2:4; Jud. 6).
Jesucristo el Rey de la verdad, llama al diablo mentiroso y
"padre de la mentira", quien "cuando dice la mentira habla de sí
mismo" (Jn. 8: 44).
Con la mentira, la "serpiente antigua, llamada Diablo o
Satanás, que seduce al mundo entero (Ap.12: 9), consiguió la victoria sobre
Adán y Eva arrastrándolos a la caída, sembrando en el corazón de ellos la duda
y la incredulidad hacia la Palabra de Dios. La serpiente dijo a Eva: ¿Con que
Dios os ha dicho...?" y: "no morirás". Con esto los condujo por
medio de la mentira, a creer en su propia sabiduría e inteligencia y a
manejarse en el mundo de los sentidos.
"...Dios sabe que el día que comáis de él, serán
abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal. Y vio
la mujer que el árbol era bueno para comer y que era agradable a los ojos, y
árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto; y dio también
a su marido, el cual comió así como ella" (Gn. 3:1-6).
La incredulidad hacia Dios conduce a depositar la fe en la
criatura en el engaño de la inteligencia y de la propia sabiduría como también
a prestar fe al mundo de las percepciones (vista, oído, tacto, etc.); los
cuales, a partir da la caída del hombre: no están más bajo el control del
Espíritu de Dios, sino bajo el dominio del "príncipe de este mundo"
(Jn. 14:30); están bajo la influencia del espíritu del mundo de modo que el
hombre está encandilado desde su nacimiento en sus propios pensamientos y vive
en la tinieblas (2 Co.4:4; Ef. 2:1-3).
Los ojos de Adán y Eva se abrieron para ver su propia
desnudez al haber puesto su fe en el engaño. El Espíritu de Dios, que es la Luz
y la Verdad, los abandonó de tal modo que el espíritu de mentira y de tinieblas
penetró en sus corazones. Sus ojos se cerraron para Dios y Su Gloria, mientras
fueron turbados por la astucia de Satanás. Los vestidos que ellos mismos se
cosieron con hojas de higos es (decir con su propia justicia), no podían cubrir
su desnudez (es decir su culpa). Por causa de la gravedad de la caída del
primer hombre, algunos animales inocentes debieron dar su vida y derramar su
sangre, a fin de que Dios pudiese cubrir su desnudez con túnicas de piel como
símbolo de la simiente que debía aplastar la cabeza de la serpiente. Solamente
"el Cordero sin defecto ni mancha" podía expiar el pecado con su
sangre y abrir nuevamente los ojos a los hombres. Jesucristo tenía que dar su
vida en el madero de maldición para reconciliarnos y conducirnos "de las
tinieblas a la Luz" y a la Comunión con Dios (Gén. 4: 3-7, 15, 21; 1 Ped.
1: 19; 2 Co: 5:18-19,21).
Por eso Abel sacrificó, siendo consciente de su culpabilidad
ante Dios, las primicias de su rebaño. Caín empero en su propia justicia y
consciente de su habilidad, sacrificó de los frutos del campo es decir del
resultado de su trabajo (Gn. 4: 3-5).
Por la incredulidad hacia Dios y Su Palabra el hombre se
desligó del Dios verdadero y vivo (por eso es "ateo" e
"idólatra") y llegó a tener fe en un dios falso y mentiroso: Satanás.
Así la incredulidad cambia la fe en Dios por una fe negativa: la fe en los
ídolos.
Toda incredulidad hacia la Palabra de Dios lanza al hombre
hacia la idolatría y cualquier forma de superstición, poniéndolo de ese modo
bajo la dependencia, conscientemente o no, de Satanás, que "ha sido
homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad porque es
mentiroso y padre de la mentira" (Jn. 8: 44).
El hecho de "haber comido del árbol de la ciencia del
bien y del mal" y de haber desobedecido la Palabra de Dios (Gn. 2:17), es
por lo tanto sólo la consecuencia del cambio espiritual interno. Es decir, de
haber puesto en duda la Palabra de Dios, prestando fe el al engaño de Satanás.
La verdadera fe en Dios conduce a la completa obediencia a
Su Palabra. La incredulidad, por otra parte, y la fe en la mentira conducen al
hombre a desobedecer a Dios y a Su Palabra arrastrándolo a la dependencia y
esclavitud del príncipe de este mundo y a toda clase de ataduras del espíritu,
del alma y del cuerpo, para terminar en la muerte espiritual y corporal.
Dios quiere que confiemos en El y en la Palabra de Verdad,
practicando simplemente la obediencia por la fe en el Cordero. Así llegaremos
al estado de "un varón perfecto, y a la medida de la estatura y plenitud
de Cristo" (Ef. 4:13), para ser identificados con su perfección y plenitud
y ser transformados a Su imagen. Por desgracia muchos cristianos prefieren
creer en la mentira que Satanás antiguamente susurró a Eva: "Vuestros ojos
se abrirán y seréis como Dios"; comen gustosamente del árbol de la ciencia
y así esperan llegar a la semejanza divina por el camino del conocimiento, de
la razón y de los sentidos, pero esto es un camino falso.
Cuando se abandona la fe pura (como la de un niño) en Dios
confiando en los propios sentidos, se termina en la adoración del Dios
invisible bajo formas visibles y simbólicas. Por eso tienen todos los pueblos
la tendencia hacia el culto de imágenes e ídolos. Hasta el pueblo de Dios
recayó en la Antigua Alianza después de una liberación milagrosa del
cautiverio, en una idolatría tan vil eligiendo un becerro de oro para una
adoración sensorial del Dios invisible, (Ex. 32:4; Neh. 9:18), y así rindieron
"culto al ejército del cielo" (Hch. 7:38-42).
Dios prohíbe expresamente que se adore imágenes o cosas
semejantes, porque esta adoración de los sentidos conduce inevitablemente a la
idolatría y a toda clase de superstición y brujería (Ex. 20:4-5; Dt. 4:12-19;
Is. 40:18-26; 2 R. 17:16-17; 21:3-6). Incluso la serpiente de bronce, ordenada
por Dios como figura del pecado (que no tiene ninguna relación con el becerro
de oro), nos muestra, cuán peligroso es el uso de tales símbolos, porque según
2 R. 18:4 el pueblo había empezado a adorarlo.
Toda clase de culto sensual donde se excitan los sentidos,
así como toda adoración o reverencia a cualquier imagen (no vale el argumento
de estar adorando bajo la imagen del Dios verdadero) también es peligroso hoy
día. Dios quiere revelarse ante todo a través de Su Palabra escrita, y ser
adorado en espíritu y verdad, por la fe y en obediencia (Jn. 4: 23-24; 6:
68-69; 7: 17). El verdadero nuevo nacimiento se produce únicamente como
consecuencia de la fe pura como la de un niño en la indestructible Palabra de
Dios, sin ninguna mezcla con los sentidos (1 P. 1: 23; Stg. 1: 18).
En 1 Samuel 15: 23 el Señor pone la desobediencia hacia Su
Palabra en el mismo nivel del pecado de la idolatría (o también adivinación o
magia). Cualquiera que rechaza la Palabra de Dios será también rechazado por El
(Os. 4: 6).
La resistencia obstinada a Dios, a Su voluntad y Sus
consejos, toda tendencia a forzar la suerte y las curaciones, toda tentativa de
investigar el futuro fuera de la Palabra de Dios, son igualmente pecados de
hechicería.
La incredulidad y la desobediencia hacia Dios y Su Palabra
es por lo tanto el gran pecado, del cual se derivan todos los otros.
Cualquiera que abre su corazón a la mentira de Satanás y a
las enseñanzas de los demonios (1Ti. 4: 1-2), cae bajo su dominio. Porque
"quien comete pecado, esclavo es del pecado" (Jn 8: 34; Ro. 6:16).
Por esto el Consolador, el Espíritu Santo, quiere ante todo convencer al mundo
del pecado de incredulidad, es decir, del pecado de no querer creer en el Hijo
de Dios (Jn. 12:48; 16:8- 9).
La incredulidad y la desobediencia hacia la Palabra de Dios
abre el corazón del hombre a todos los espíritus del engaño y a todas las
potencias del mundo invisible (Ef. 6:12); conduce inconscientemente al hombre a
la idolatría, a la superstición y a una dependencia cada vez más profunda de
estas potencias de oscuridad, como lo prueban, entre otros, los ejemplos
espantosos de Saúl (1 S. 15:23; 16:14-15; 28: 5-20) y de Acab y sus profetas (1
R. 22:20-23).
B) Desarrollo y Difusión de la Idolatría
La
idolatría, la
superstición y la brujería se encuentran por todas partes donde los hombres no
buscan la ayuda y el refugio en el Dios vivo, sino más bien en dioses elegidos
por ellos mismos. Ponen su confianza en otros y no en el Unico Creador viviente
y en Su Palabra eterna: ponen su confianza en la sabiduría y razón humana, su
propia capacidad y piedad. Dios dice: "Maldito el varón que confía en el
hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová" (Jer.
17:5). La confianza puesta en el hombre y la criatura, aleja de Dios el Creador
y conduce a la idolatría.
La fe "en sí mismo", en la capacidad de sus
"propias" obras o méritos provocó la envidia en Caín haciéndolo odiar
a Abel, pues Dios no miró favorablemente el sacrificio de las "propias
obras", que a sus ojos son "obras malvadas" (1 Jn. 3:12). El
mismo engaño de creer en las propias capacidades produce en la humanidad los
"héroes" y los "hombres potentes" (Gn. 6:4), conduciéndolos
como descendientes de Caín, a un alejamiento de Dios. Buscaron la ayuda en
ellos mismos, se protegieron con sus propias habilidades, con toda clase de
artes, por ejemplo la producción de armas, de instrumentos musicales, y se
construyeron ciudades como "Enoc" (Gn. 4:17-24), "Babel" y
"Nínive" (del potente Nimrod) y finalmente la "Torre de
Babel", que fue el comienzo de toda idolatría y hechicería (Gn. 10: 10-11;
Nah. 3: 4; Is. 47).
La superstición y la brujería son idolatrías groseras y
forman el baluarte de toda incredulidad. Por eso son una abominación ante Dios.
De aquí se comprende por qué Dios dio orden a Abraham de
dejar la ciudad de la idolatría y su patria (Gn. 12: 1-4) y a Jacob, de
separarse de todos los ídolos (Gn. 35: 2-3); a Faraón le endureció el corazón
(Ex. 7: 10-13; 8: 15; 9:12). De esto, también proviene la obstinación del
pueblo elegido en Egipto, en el desierto y en la tierra prometida (Ez. 20:
2-44; Hch. 7: 37- 51) no obstante la evidencia de las órdenes del Señor (Ex.
20: 3- 7; Lv. 19: 31; 20: 6-8; Dt. 4: 15-24; 7: 16-26; 11: 26-28; 12: 29-31;
17: 2-7; 18: 9-15).
@INT10.6 = La superstición, también bajo sus formas
aparentemente "inofensivas", sea que venga prácticada en serio o por
broma, consciente o inconscientemente, pone al hombre, sugestivamente bajo una
influencia diabólica que lo dirige en la vida cotidiana, tanto en sus acciones
como en sus pensamientos. Estas prácticas producen inevitablemente efectos en
las profundidades del alma. Según el género de superstición y del pecado de
brujería, entra más o menos en un estado de constricción psíquica y en una
atadura de espíritu, en un "compromiso con Satanás", tal como
confirman las experiencias. Conscientemente o no, entra en una relación de
obligación o de contrato con Satanás, cayendo bajo la potencia de fuerzas
espirituales diabólicas y erróneas.
En realidad, como el hombre mediante la fe en la Palabra de
Dios, entra por el Espíritu en una comunión con Dios, más estrecha e íntima;
así mediante los pecados de superstición y de brujerías, el hombre entra en una
relación más particular y contractual con Satanás, en una total dependencia,
una comunión de espíritu con las potencias de las tinieblas (Lv. 17: 7; 1Co.
10: 20; Dt. 32: 15-17). De aquí se deducen las definiciones bíblicas: adulterio
espiritual, prostitución, impureza, espíritu de libertinaje, espíritu de
deshonestidad (Is. 1: 21; 57: 3-5; Jer. 3: 1-10; 2: 20-28; 23: 13-14; Ez. 16:
15-52; 23: 1-49; Os. 2: 4-22).
"Mi pueblo a su ídolo de madera pregunta, y el leño le
responde; porque espíritu de fornicaciones lo hizo errar, y dejaron a su Dios
para fornicar" (Os. 4: 12). "Y sucedió" que por juzgar ella
(Israel) cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con
la piedra y con el leño" (Jer. 3: 9).
El Señor pone al hombre en guardia contra los riesgos de
poner la propia confianza en otros que en El, y de buscar ayuda y consejo de
otras potencias, que por ejemplo están detrás de la varita mágica y otros
medios, porque esto constituye una "infidelidad" a El que es el
"esposo" y la verdadera "ayuda". La Escritura define este
acto como "prostitución" hacia otros "hombres y amantes"
(Is. 54: 4-5; 62: 4-5; Ez. 16: 15-18; Os. 2: 7-18).
El hombre traiciona a su verdadero "esposo" y con
esta prostitución del espíritu, del alma y del cuerpo se une así al príncipe de
este mundo. De este modo, se abandona, por lo general inconscientemente a las
potencias de las tinieblas, de donde provienen el entredicho, las obsesiones y
las "posesiones". La prostitución espiritual conduce inevitablemente
a la prostitución corporal y viceversa (Ex. 34: 15-16; Nm. 25: 1-5; 31: 16-17;
Dt. 7: 3-5; 17: 17; Neh. 13: 26-27; Os. 2: 4-15; 9: 10; 1 R. 11: 1-6; 1 Co. 6:
15-20; 10: 8, 20-21).
El Señor no sólo considera como una "abominación",
los actos de idolatría, de superstición y de brujería, sino también a la persona
que practica estas cosas; como si fuera todo uno, con Satanás (Dt. 18: 12). Por
tanto cada pecado de "abominación" y de idolatría equivale a la peor
enemistad contra Dios. Estos pecados no sólo son de origen pagano, sino
especialmente demoníaco; sirven para alejar al pueblo de "Dios y a las
naciones cada vez más de Dios. ¡Y cuán grave son las amenazas de castigo
respecto a esto!
C) Castigos anunciados por Dios contra los pecados de
abominación
Porque los "pecados de abominación" son
infracciones específicas al primer mandamiento y con esto una ofensa a la
persona y a la santidad de Dios, y en un cierto sentido, una provocación y un
insulto a la majestad de Dios (por la comunión con otros dioses), éstos son
generalmente castigados severamente hasta la tercera y cuarta generación (Ex.
20: 3-5).
1. Castigos especiales: exterminio (desarraigo), lapidación)*, enfermedades y
maldiciones de toda clase tanto para el individuo como para el pueblo del pacto
(Dt. 4: 25-26; 13: 1-12; 17: 2-7; 28: 15-68; 29: 15-27; 32: 15-26; Ex. 22:
18-20; Lv. 20: 6,27). "Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó
contra Jehová, contra la Palabra de Jehová la cual no guardó y porque consultó
a una adivina y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató" (1 Cr. 10:
13-14).
Los castigos valen tanto para los adivinos y astrólogos,
como para aquellos que los consultan, poniéndose de este modo bajo la potencia
demoníaca que se encuentra en éstos. Por otra parte el castigo de exterminio
anunciado por Dios contra los pecados de idolatría y las abominaciones, no
solamente es para aquellos "que llevan sus ídolos en el corazón" sino
también para "el profeta que se deja seducir pronunciando una
palabra". Estos "llevarán así la pena de su iniquidad; la pena del
profeta será como la pena de aquél que lo consulta" (Ez. 14: 3-11). - ¡Qué
advertencia para los siervos de Dios!
2. Diversos juicios y castigos: Guerras, saqueos a las ciudades y a
los campos, cautividades, dispersión entre los pueblos paganos, grandes
tribulaciones, hambre, pestilencias, epidemias, (vea Dt. 29: 16-28; 2R. 21:
1-15; 24: 3; Ez. 5: 5-17; 6: 1-14; 7: 1-22; 8: 6-18; Jer. 7: 8-34; 9: 11-16;
13: 27; 15: 3-7; 16: 10-13; 19: 3-15; 22: 8-9; 44: 2-14; Os. 9: 1-9; Ez. 20:
23-38; 23: 22-49; Mi. 1: 2-9; 5: 9-14; Mal. 3: 5; Is. 47: 9-14).
Quien persevera en los pecados de abominación condenados
ante Dios o los tolera en la propia familia, en su alrededor, sin reprobarlos,
contribuye a agravar y preparar el castigo de Dios (guerra, hambre, etc. Ez.
3:18).
IV. Características Especialesde los Pecados de Abominación
1. Ignorancia total y ceguedad de la mayoría de los hombres (incluso de muchos cristianos)
referente a los pecados más graves y más peligrosos delante de los ojos de Dios.
Gran ignorancia en los predicadores del Evangelio, en cuanto a la potencia y la
astucia de Satanás y en las espantosas consecuencias de estos pecados. La
ignorancia no disminuye el estado de culpa y el castigo (Lv. 4: 2-30; Nm. 15:
22-29; Os. 4:6).
2. Errores en la opinión general con respecto a la simulada
inocencia de los pecados de superstición y brujería, que se comenten por divertimiento o
por broma: "sin darle importancia" han "hecho lo mismo que otras
personas". Por costumbre han "repetido" las palabras a otros
"sin todavía creerlas". Sobre toda clase de signos expresan
automáticamente: "se dice que este signo significa esto o aquellos"
sin darse cuenta que con esto están ya comprometidos.
El hombre natural no puede reconocer la influencia fatal de
la idolatría. Coloca en lugar del Dios Todopoderoso, un signo, un objeto o a un
ser humano (signos de suerte o desgracia, amuletos, adivinos, encantadores,
etc.), esperando de ellos ayuda y suerte o para conocer el futuro. No ve el
gran peligro al jugar con los poderes de las tinieblas. Innumerables
experiencias de obreros de Dios prueban cómo todos aquellos que han hecho estas
cosas incluso por simple diversión o broma, han caído en los lazos de Satanás y
han sido arrastrados en el engaño de su astucia.
3. El pretendido "ridículo" del pecado de
superstición":
Nadie quiere ser considerado "supersticioso" y aparecer ante los
demás "medieval", o "retrasado", "inculto" e
"ignorante". Como tampoco por orgullo, quiere ser burlado; con
irritación y con una sonrisa de superioridad desvían toda aclaración y todo
aviso, estimándolos como "ridículo", como "insensato" o
"sin importancia".
4. Ceguedad por medio de "éxito" o la
"realización":
"¡La cosa se produce realmente!" Del mismo modo como la fe en Dios,
sólo se basa en Su Palabra, así la incredulidad se enlaza con Satanás. La
superstición y la brujería se refieren así casi siempre a signos externos, a
ciertos objetos, a ciertos días, números y épocas, a ciertos hombres o
animales, a actos misteriosos, a doctrinas y remedios especiales. ¡Satanás
también es muy potente! En efecto, él puede accionar a través de toda clase de
fuerzas engañosas, producir grandes signos y milagros, con toda clase de
seducciones que conducen a la injusticia (Mt. 24:24; 2 Ts. 2:9; Ap. 13: 11-14;
Ex. 7: 11-12, 20,22; 8:2-3; Dt. 13:2-4). Con su potencia y su astucia Satanás
puede embrujar aldeas y ciudades enteras, y también territorios completos, a
países y naciones (Hch. 8: 9-11; Dt. 9:4; 18:12-14; Jer. 44: 4-5; Ez. 20:32).
Por medio del espíritu de predicción o adivinación y
espíritu que se manifiesta en el espiritismo (diálogo con los muertos), el
príncipe de este mundo puede exponer muchas cosas referentes al pasado y al
futuro. Estas cosas son reales y cuando se cree en ellas, se producen.
Proporcionan a sus cómplices un lucro considerable, poniendo así a un gran
número de hombres en una terrible subyugación (Hch. 16:16-22) por haber buscado
consejos y ayuda en estas cosas.
Por medio de la adivinación, los signos y los milagros, que
Satanás realiza, consigue seducir a innumerables personas a la idolatría y la
superstición, que son las armas más eficaces contra la fe viviente (Hch. 13:7-
8; 7:11,22).
5. Pecados de abominación cometidos bajo la apariencia de
una pretendida "Ciencia moderna": El deseo satánico que tiene el hombre de "ser
algo" de "saber hacer alguna cosa", de parecer
"culto", y "sabio" conduce a la generación actual, llamada
"conscientizada", en la vasta y densa red de los llamados pecados de
abominación "científicos".
Hay que lamentarse por el hecho de que poquísimos doctores y
predicadores del Evangelio se esfuerzan durante su ministerio o como consejeros
espirituales de las almas, en examinar a fondo todos los medios llamados
"científicos", con investigaciones verdaderamente científicas o a la
luz de la Sagrada Escritura.
Sin consultar al Señor, los enfermos, que creen fácilmente,
concurren a aquellos que practican el "diagnóstico de iris" para
dejarse decir, mediante el examen de los ojos, cuál es su mal. No examinan si
se trata realmente de un método científico, o si se emplea más bien medios
espiritistas. Está comprobado científicamente que se trata aquí de una especie
de clarividencia siendo un "don" otorgado por potencias ocultas. Los
oculistas especializados lo reprobaron porque no pudieron encontrar ninguna
explicación científica. Durante el asesoramiento espiritual se ha observado vez
tras vez que el diagnóstico del iris es ejecutado bajo influencias demoníacas
(vea también el comentario en la Segunda Parte).
Sin advertir el peligro muchas personas, tal vez aconsejadas
incluso por "siervos de Dios", se han puesto en contacto con ciertos
homeópatas u otras personas que tienen un "don" o "capacidad de
poder ayudar", los cuales usan el péndulo, la radiestesia (arte de
percibir las radiaciones) o varita de rabdomancia (adivinación a través de una
varita mágica) pretendiendo así poder identificar las enfermedades, como
también los remedios, y asimismo se encuentran objetos perdidos o escondidos,
sólo con un mapa geográfico. Porque se les dice que se ha comprobado
científicamente que el movimiento del péndulo y la oscilación de la varita son
causados por irradiaciones.
Científicos serios de todos los paises, después de
diligentes y repetidas investigaciones, nos ponen en guardia contra semejantes
prácticas, y los verdaderos siervos de Dios reprobamos con profundo dolor la
funesta influencia en las almas por la aplicación de "remedios"
diabólicos.
El Lic. Henri Devaux, miembro del Instituto Francés previene
en un artículo a todos los creyentes contra la "radiestesia":
"Los cristianos deben tomar precaución del peligro moral y espiritual
aportado por esta ciencia falsa, llamada radiestesia. Esta nueva forma de
solucionar el problema del conocimiento, presentado antiguamente en el Edén, es
un medio falso y astuto para seducir la mente humana en la búsqueda de la
verdad a través de las vías abreviadas y menos difíciles: evitando la ciencia
auténtica y la revelación divina. Con los medios infantiles de varillas o de péndulos,
ésta despierta en nosotros el deseo de querer conocer en nosotros mismos,
aquello que nos es oculto. La radiestesia, bajo una apariencia inofensiva, es
afín el espiritismo y a toda su pretendida revelación" (compare también
con los comentarios de la Segunda Parte).
Millares de enfermos confían sin reflexionar, en
hipnotizadores, magnetizadores, curanderos, telepáticos y en el
"psicoanálisis", o en el "método Coué" (autosugestión);
pensando que se trata de un asunto científico, se someten así a la influencia
de potencias de las tinieblas, que les atan el alma y el espíritu.
Cuántas personas, confiadas, enceguecidas y seducidas por un
simple anuncio en el periódico, se dejan decir el horóscopo por los
"astrólogos" para conocer su propio carácter y saber su futuro
particular. Estos no saben que la astrología no es un estudio científico y
objetivo de las constelaciones, como sería la astronomía; sino que es una
ciencia "oculta", una interpretación en cuanto a la posición y a la
dirección de las estrellas y particularmente de los signos del zodíaco,
transmitida de la antigüedad pagana. Esta "ciencia" pretende
investigar el destino del hombre con lo cual el alma se pone bajo el engaño,
con un espíritu de adivinación y de encantamiento y por consecuencia bajo el
terrible juicio de Dios (Is. 47:12-15; Dt. 4:19).
6. Los pecados de abominación realizados bajo la capa de
"religión" y de "piedad cristiana": Con el recitar versículos bíblicos o
de determinada fórmula de oraciones, en los cuales el nombre de Dios es usado
falsamente (la invocación de los tres nombres supremos) o con la apariencia de
caridad piadosa, numerosos enfermos son curados y caen así desprevenidamente
bajo la subyugación de Satanás, el cual se transforma en "ángel de
luz" para hacer milagros (Dt. 13:2-4; Mt. 7:22-23; 2 Co. 11:14). Por medio
de los libros de magia con títulos religiosos, teniendo un contenido de
aparente piedad, muchas almas sin darse cuenta son arrastradas a la idolatría y
se colocan así bajo la influencia de las potencias de las tinieblas.
V. Motivos
Generales para cometer los Pecados de Abominación
1. El anhelo de ser felices, de poseer el bienestar físico o
material.
O también el placer en las "bromas", las "diversiones" y
los pasatiempos. Se entra en un estado de inconsciencia y de culpable
negligencia practicando tales cosas "sin tener fe en ellas" como se
dice. Se trata de conservar a toda costa la felicidad y la salud, y de curar
enfermedades, incluso con el riesgo de perder el alma, la salvación y la vida
eterna.
2. El temor a las desgracias y a la enfermedad, es la consecuencia de una falta de
confianza en el Dios Omnipotente. Esta falta de seguridad se ve en el empleo de
toda clase de medios de protección y de defensa contra las desgracias y las
enfermedades.
3. El espíritu de imitación del hombre natural que consiste en el "copiar"
lo que "se hace" o lo que "se dice". A esta disposición
natural está ligado el poder de la tradición, expresándose en los usos y las
costumbres de los antepasados, las "creencias populares" y los
"proverbios campesinos".
4. La curiosidad de conocer nuestro propio
"futuro" y
el firme propósito de dominar el "destino" con las propias fuerzas. A
esto está ligada la tendencia de resolver los problemas de la vida sin buscar
el consejo de Dios; por ejemplo se buscan cosas escondidas, que no pueden ser
percibidas por los sentidos.
5. La voluntad de conseguir el estado de salvación eterna
mediante las propias obras o por medios mágicos, sin manifestar un sincero
arrepentimiento, sin la fe viva en la obra expiatoria de Jesucristo por medio
de la Cruz. De aquí se comprende que tengan tanto éxito las doctrinas erróneas,
tales como la antroposofía, la teosofía, la "ciencia cristiana", etc.
El Espíritu dice claramente que en los tiempos futuros
algunos apostatarán de la fe, dando riendas sueltas a espíritus seductores y a
doctrinas de demonios y serán descarriados por la conducta hipócrita de los
hombres que hablan mentira. "Porque muchos falsos profetas (o seductores)
han salido al mundo", "que no confiesan que Jesucristo ha venido en
carne". Estos espíritus niegan abierta o escondidamente la existencia de
Satanás y del pecado, como también niegan la necesidad de la expiación de los
pecados y del perdón de los mismos por medio de Jesucristo, y la condenación
eterna de los pecadores (1 Ti. 4:1; 1 Jn. 4:1-3; 2 Jn. 7-11).
6. La causa externa para cometer los pecados de abominación se encuentra especialmente en las
innumerables ocasiones de contacto con gente supersticiosa y en la vasta
propaganda del ocultismo, que hace una gran publicidad de sus remedios
maravillosos, trabajando sin descansar por medio de prospectos y libros y de
hombres seducidos y cegados por Satanás, para difundir el veneno de la
superstición y de la hechicería.
VI. Las Consecuencias de los Pecados de Abominación
A. Consecuencias generales; la
ceguedad del pueblo de Dios bajo el antiguo y el nuevo pacto:
La incredulidad hacia la Palabra de Dios y el creer en los
engaños de Satanás (Jn. 8:44) arrastran al pueblo de Dios a la idolatría, la superstición
y la brujería y por este camino, hacia un estado de una dependencia siempre más
profunda al "dios de este siglo" (2 Co. 4:4).
Los pecados de abominación conducen pues, a una clara
negación del verdadero Dios y de su Hijo encarnado. En el Antiguo Pacto
llevaron a la crucifixión del Hijo de Dios; en el tiempo del Nuevo Pacto
llevarán a una lucha abierta bajo la dirección del Anticristo venidero. También
por eso había en el tiempo en que Jesús vivía sobre la tierra, muchos
"endemoniados" entre el pueblo de Dios, pueblo de renegados y de
rebeldes, la "raza adúltera" (Mc. 1:34; 8:34; 8:38; Mt. 12:39; Is.
57:3; Jer. 3:9; Ez. 23:37, 43; Os. 4:12), la denominación del templo como cueva
de ladrones (Jer. 7:8-11; Mt. 21:13), la obstinación y la rebelión del pueblo y
su resistencia al Espíritu Santo (Hch 7:37-53; Ex. 32: 4,9; Is. 63:10), el
terrible juicio que golpeó al pueblo hebreo y los avisos hechos por los
Apóstoles contra la idolatría (Hch. 15:20; 1 Jn. 5:21; 1 P 4:3; 1 Co. 5:10-13;
6:9; 10:7-10; 12:2; 2 Co. 6:14-18; Ef. 5:5; Gál. 5:19-21), finalmente la
persistente advertencia del Señor glorificado (Ap. 21:8, 22:15, 16).
De allí también el estado de ceguedad de la cristiandad
actual; ésta se ha dejado seducir por grandes errores, por signos y prodigios
que brotan de las potencias de las tinieblas bajo la apariencia de ciencia o
cristianismo (2 Co. 4:3-4; 2 Ts. 2:8-12; 2 Co. 11:13-15; Mt. 24:24; Ap.
13:13-18).
La meta de Satanás (seducir al mundo y dominarlo finalmente
por el Anticristo) se manifiesta siempre más claramente y entre todos los
pueblos con el progresivo aumento de los pecados de superstición y de
hechicería. Estos pecados se difunden manifestándose bajo formas groseras o
refinadas, bajo apariencias profanas o religiosas, revistiendo costumbres
antiguas o modernas con la ciencia oculta o cristiana, mediante milagros,
prodigios y con enseñanzas y doctrinas de demonios, por medio de falsos
doctores, falsos profetas y presuntos "ministros de justicia" -
siervos de Satanás revestidos como "ángeles de luz" - (2 Co.
11:13-15).
Todas las clases de idolatría (sean groseras o refinadas)
tuvieron serias consecuencias en el testimonio de los profetas y de los
escribas, tanto bajo el Antiguo Pacto como en el Nuevo Pacto. Esta prostitución
espiritual los desviaba de Dios y de Su Palabra. Fueron seducidos a añadir o a
quitar lo que les parecía, no obstante de prohibiciones explícitas (Dt. 4: 1-2)
y también profetizaron falsamente de modo que el pueblo se alejara del Dios
vivo y Su Palabra. Por causa de su idolatría y de su desobediencia a la Palabra
de Dios, el Señor les mandó un espíritu de mentira, de tal modo que ellos
rechazaron la Ley y la desvirtuaron, y profetizaron por medio de Baal, por
dinero, dominando así al pueblo, seduciéndolo con sus mentiras e interpretaron
sueños falsos. (1 R. 22:23; Jer. 2:7-8; 5:7; 13:19; 6:10; 13-19; 23:30-36; Mi.
3:5-7). Consolaron al pueblo en la desgracia anunciando una paz falsa y se
negaron a revelar cuáles fueron las causas verdaderas de esta desgracia;
predicaban "visiones falsas, vanas predicciones y el engaño de su
corazón" reforzando el mal a fin de que ninguno se convirtiera (Jer.
8:8-12; 14:14-15; 23:11-16, 21-29). Ellos seguían sus propios pensamientos
cautivando y consolando las almas difundiendo la hipocresía en todo el país,
pretendiendo que los sacerdotes no podían errar en lo referente a la Ley, y los
profetas no podían enseñar otra cosa que la verdad (Ex. 13:3-10; 18-23; Jer.
18:18).
"Necio es el profeta, insensato es el varón de espíritu
a causa de la multitud de tu maldad", "llegaron hasta lo más bajo en
su corrupción", "espíritu de fornicaciones lo hizo errar y lo dejaron
a Su Dios para fornicar" (Os. 9:7-10; 4:12-13; Jer. 50:6).
También Salomón fue seducido por medio del espíritu de
idolatría de sus mujeres paganas, a construir lugares altos para la abominación
de sus pueblos en donde incensaban y sacrificaban a sus dioses. Esto dio por
resultado la división del reino y la decadencia cada vez más profunda de sus
sucesores, pacificaban las abominaciones de los pueblos paganos como: magia,
predicción, augurios, etc. (1 R. 11:2-8; 12:33; 14:22-24; 2R. 21:2-6).
Cuando Dios concedía un arrepentimiento y un despertar, los
hombres que El empleaba para este objetivo, lo primero que hacían era hacer
desaparecer toda idolatría: así el rey Josías, que destituyó los sacerdotes
idólatras, destruyó los Lugares Altos... hizo demoler los altares... igualmente
hizo desaparecer a aquellos que invocaban los espíritus y aquellos que
predecían el futuro, las divinidades familiares, los ídolos y todas las
abominaciones... les impuso a todos aquellos que se encontraban en Israel,
servir a Jehová, su Dios" (2 R. 23: 4-16, 24; 2 Cro. 34:31, 33).
También bajo el Nuevo Pacto, la prostitución espiritual
condujo a los llamados pueblos cristianos, a una creciente decadencia de la
verdadera fe. Los espíritus de falsa profecía de un "Balaán" o de una
"Jezabel", que ya bajo el Antiguo Pacto habían conducido a los reyes
y al pueblo entero a la idolatría y a la prostitución (Núm. 31:16; 1 R.
21:25-26), siguieron actuando desde el comienzo de la era cristiana. Por esta
razón, Jesucristo y los Apóstoles advirtieron de modo especial a los creyentes
referente a este aspecto (Mt. 24:5, 11, 24; Ap. 2:14, 20; 21:8; 22:15; 2 P.
2:12-20; Jud. 10-19; 1 Jn 5:21, etc). Un signo característico de los tiempos en
que nosotros vivimos (últimos tiempos de la época de la Gracia) es el hecho que
la profunda decadencia espiritual se produce particularmente bajo un manto de
piedad, de tal manera que "seduciría si fuese posible, incluso a los
elegidos". Y habrá "falsos apóstoles, obreros fraudulentos que se
disfrazan como apóstoles de Cristo" que quieren seducir a muchos
cristianos "por medio de filosofía y huecas sutilezas", "con
palabras fingidas". Estos "espíritus seductores" y
"doctrinas de demonios" pronuncian mentiras a través de la
"hipocresía de los hombres", "no respetando la Palabra de Dios
que salva", criticándola, desvirtuándola, negando la inspiración integral,
la dividen en lugar de "comunicarla fielmente" y en fin, la mezclan
con doctrinas humanas y con filosofías y frecuentemente terminan por
sustituirla (2 Co. 11:13; Ef. 4:14; 1 Ti. 4:1-4; 2 P. 2:1-3; 2 Ti. 3:13; Col.
2:8).
La obra maestra de Satanás y de las potencias de las
tinieblas consiste en engañar y cegar a los hombres, a fin de que estos no
crean los peligros de la seducción del mundo a través de poderes demoníacos.
Esta seducción es una prueba y un juicio de Dios para los que se pierden porque
han rechazado el amor verdadero por el cual ellos podrían ser salvos. "Por
esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que
sean condenados todos los que no creyeron a la verdad sino que se complacieron
en la injusticia". (1R. 22:19-24; 2 Ts. 2:8-12; Mt.
24:24).
La subyugación debida a los pecados de abominación, lleva al
hombre a la rebelión progresiva contra Dios y Su Palabra, tanto en el individuo
como en los pueblos; a la imposibilidad de creer en el Dios viviente, en la
inspiración divina de la Sagrada Escritura, y del mismo modo le conduce a la
ceguera del espíritu y a la tibieza (Ap. 3:15-16); a la injusticia y a la falta
de caridad, a la dureza de corazón y a la obsesión como también a toda clase de
enfermedades y sufrimientos.
Allí donde los pecados de idolatría han sido cometidos -
consciente o inconscientemente - y no han estado puestos a la luz en el momento
de la conversión, para ser purificados por la sangre de Jesucristo, el diablo
conserva sus derechos en la vida de tales creyentes acusándolos delante de Dios
(Ap. 12:10). El puede igualmente impedirles tener una absoluta certeza de su
salvación, haciéndoles dudar de la Palabra de Dios o frenándoles fácilmente en
la vida de victoria, y en el desarrollo normal hasta la estatura perfecta de
Cristo. Muchos cristianos quedan encadenados a la idolatría y a muchos otros
pecados y no ven la causa que les impide su crecimiento espiritual.
Por eso existen también tantas desviaciones espirituales,
desequilibrios y sentimentalismos sin fundamentos bíblicos, especialmente
cuando almas ligadas todavía en la superstición y brujería anhelan los dones
del Espíritu Santo. Entonces estos poderes de las tinieblas siendo todavía
negados, pueden seducir y cegar fácilmente a las almas, porque las mismas no se
aferran, de manera firme a la fe pura y como un niño a las promesas de la
Palabra de Dios.
Bajo el Antiguo Pacto, cada hombre o mujer que quebrantaba,
incluso por equivocación o por ignorancia, cualquiera de los mandamientos de
Dios, era culpable delante de El y debía, ni bien el pecado le fuera
descubierto o señalado, ofrecer un sacrificio para expiación (Lv. 4:2, 13, 22,
27; Nm. 15:22-29). También bajo el Nuevo Pacto, es necesario que cada alma sea
iluminada por la Palabra acerca de sus propios pecados, que ella los confiese,
a fin de ser purificada por la sangre de Jesús, de toda iniquidad (1 Jn. 1:9).
Por eso es indispensable la absoluta obediencia a la primera
y más importante parte de la comisión de Jesús: "¡Arrepentíos!" Es
necesario abrir los ojos a las personas sea antes o después de su conversión,
para hacerles conocer la naturaleza de las "tinieblas y de la potencia de
Satanás" y sobre la caída de Adán y Eva para obtener con esto un
"arrepentimiento" verdadero, es decir lograr un nuevo concepto del
pecado, y de la Palabra de Dios. Solamente así el hombre recibe el "perdón
de los pecados" y una salvación completa de modo que Satanás no pueda
acusar más a los hermanos (Ap. 12:10).
B. Consecuencias especiales y síntomas
que acompañan a los pecados de abominación
Las consecuencias de los pecados de abominación se
manifiestan según su naturaleza y su cantidad, variando según sus diversas
formas y grados, aislados o unidos, con influencias del demonio más o menos
graves.
1. Consecuencias en el campo
espiritual
La incredulidad tenaz, es decir la
"imposibilidad de creer", apatía y resistencia a la Palabra de Dios.
Insensibilidad y embrutecimiento del espíritu humano contra el Espíritu Santo y
la Palabra de Dios. Indiferencia en cuanto a la salvación del alma y del Reino
de Dios. Endurecimiento en lo referente a Dios y sus juicios, a pesar de las
serias exhortaciones. Obstáculos para un avivamiento y conversión porque un
entredicho puede caer en territorios enteros. Medias o falsas conversiones, sin
certeza absoluta de salvación y de verdadera paz. Dudas incesantes (también
después de la conversión) sobre la veracidad de las promesas divinas y el poder
de la salvación mediante la sangre de Cristo. Espíritu de sueño, especialmente
al leer o escuchar la Palabra de Dios (Is. 29:10). Orgullo espiritual: propia
justicia; "locura religiosa".
2. Consecuencias en el campo del alma
Temperamento implacable, marcada obstinación, testarudez;
debilidad, es decir, esclavitud de la voluntad a una ajena, afectividad morbosa
hacia las personas, huelga de hambre, espíritu de venganza, espíritu de
calumnia, espíritu de chismería, arrebato de cólera, espíritu de continua
discusión entre casados y en el seno de la familia, avaricia, cleptomanía
(tendencia al robo), espíritu de fraude y de deshonestidad, pensamientos de
blasfemia, histerismo, pasiones vulgares, glotonería, alcoholismo, impureza,
prostitución, impureza hacia los animales, melancolías, depresión nerviosa,
manía de persecución, desesperación, angustias y tormentos, tendencias a
maldecir, agorafobia (sensación de angustia ante los espacios abiertos),
pesadillas, espíritu lunático, sonambulismo, voces interiores, obsesiones y
alucinaciones, imaginaciones miedosas, acciones forzadas, proyectos de
suicidios, etc.
3. Consecuencias en el campo corporal
Graves desórdenes nerviosos, ataques cardíacos,
convulsiones, baile de San Vito, síntomas de parálisis, desmayos anormales,
estados de catalepsias, balbuceos, tartamudeo, mutismo (Mc. 9:17-29; Lc.
11:14-26; 13:10-17). Además nacimientos monstruosos, desgracias y muertes
periódicas en la misma familia, ciertas cargas y enfermedades hereditarias, las
cuales son inexplicables para los médicos. Finalmente "estados de
obsesión" es decir toma de posesión de un cuerpo por "espíritus malignos"
(Lc. 8:2 Hch. 19:11-16), por "espíritus inmundos" (Lc. 9:42, Mt.
10:1; Mc. 1:23; 5:8; 7:25), por espíritus "mudos y sordos" (Mc.
9:25), por "diablos y demonios" (Mt. 8:28-31; 9:33; 12:28; 15:22;
17:18; Mc. 1:34,39; 16:9; Lc. 4:33; 8:27; Hch. 10:38).
4. Consecuencias para la eternidad
Es imposible para aquellos llamados cristianos,
que todavía están ligados a Satanás por causa de sus pecados de abominación,
ver el cuerpo libertado y transformado en la venida del Señor y en consecuencia
estos hombres están excluidos de la nueva tierra, de la "Jerusalén
Celeste". Pues la muerte, el "último enemigo" no puede cancelar
el entredicho ni romper las cadenas de la esclavitud espiritual con las
potencias de las tinieblas. El pastor Blumhardt, conocido por sus luchas y
experiencias en el campo de la superstición y de la brujería, declara al
respecto: "La más triste consecuencia para el hombre que no confiesa su
idolatría y no se arrepiente, viene después de la muerte, lo he experimentado
con temblor en manera múltiple en las luchas que he sostenido, es decir: que la
ligadura con la cual el hombre se ha amarrado a las potencias infernales no se
rompe con la muerte, sino que seguirá, y según la complejidad de su ligadura,
será obligado a entregar su voluntad, sirviendo al diablo, para atormentar a
los vivos". Con la muerte las terribles consecuencias de los pecados de
abominación aparecen con toda su gravedad a la luz de la eternidad, como Dios
nos declara mediante Su Palabra infalible, en el Apocalipsis 21:8; 22:15:
"Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte
en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda".
VII. El Camino a la
Completa Liberación
"Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres" (Jn. 8:36).
1. Tener bien en claro la identidad de
los pecados de abominación y hacer un diligente examen de nosotros mismos, que
esté basado en la Sagrada Escritura:
Por medio de la astucia de Satanás, los hombres están
encandilados y abandonados en la ignorancia sobre los pecados de superstición y
brujería que aparecen en todas partes bajo formas diversas. Todos estamos por
esta causa más o menos propensos a engañarnos y a seducirnos, creyendo
vanamente que ninguna idolatría o superstición existe en nuestra vida. Por esto
aconsejamos leer tratados apropiados en los cuales figuran los pecados de
abominación y aprovecharlos examinándonos sinceramente con oración delante de
Dios y asegurándonos que no existan señales de estos pecados en la vida pasada.
Satanás trata de impedir por todos los medios que el
recuerdo de estos pecados venga a la memoria porque quiere conservar sus
derechos, pudiendo así continuar en secreto su influencia en los creyentes. Por
desgracia innumerables personas - también entre los creyentes - afirman, tal
vez con una sonrisa de superioridad, no haber cometido alguno de estos pecados,
porque Satanás sabe cubrirlos con el velo del olvido. Solamente cuando se tiene
el coraje de ponerse bajo la luz incorruptible de la verdad, les serán
descubiertos registros enteros de pecados cometidos en este campo tan oscuro.
Por eso aconsejamos leer la exposición de los pecados de abominación en la
segunda parte de este libro.
Satanás en su gran astucia utiliza la ignorancia y la
inexperiencia de muchos siervos de Dios, los cuales exhortan a no poner a la
luz cada pecado de abominación, temiendo que ciertas almas influenciadas por el
conocimiento de estos pecados, sean inducidas a cometerlos.
Las observaciones hechas a través de muchos años por todos
los experimen tados hombre de Dios, prueban lo contrario. Cualquiera que ha estado iluminado
verdaderamente a fondo sobre la naturaleza y las consecuencias punitivas de los
pecados de abominación, no será jamás conducido a cometerlos, por haberlos
sentido enumerar, al contrario, será inducido más bien a ser liberado y
preservado de cometerlos por ignorancia.
Faltando los conocimientos necesarios en lo que se refiere a
estos pecados, muchos creyentes incluso después de su conversión, se encuentran
inconscientemente bajo diversas ligaduras, y en cierto modo se encuentran con
obstáculos en el camino de la fe; lo confirman las experiencias y los
testimonios de los hombres liberados, vez tras vez, en armonía. Los creyentes
que son enteramente liberados, sintiéndose libres de toda forma de superstición
y de magia pueden ser útiles a los otros poniéndolos en guardia contra las
astucias del enemigo, conduciéndolos a la plena libertad de los hijos de Dios.
"Mi pueblo perece por falta de conocimiento" (Os.
4:6; Jer. 8:7; Job 36:12). "...Dios habiendo pasado por alto los tiempos
de esta ignorancia (en la idolatría), ahora manda a todos los hombre, en todo
lugar que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará
al mundo con justicia" (Hch. 17:30-31).
2. Arrepentirse sinceramente,
cambiando radicalmente de actitud hacia estos pecados.
Para ser liberados de estos pecados de abominación es
necesario, puesto que son los más graves, considerarlos a la luz de la Palabra
de Dios. Hay que reconocer que uno estaba antes, en la enemistad más grave
contra Dios dando inconscientemente la mano al diablo y cayendo en su
subyugación.
Dios espera de nosotros que nos alejemos definitivamente de
la mentira de Satanás y alcancemos la eterna verdad de Su Palabra infalible.
Para ello es imprescindible una conversión radical y bíblica "de las
tinieblas a la luz", "de la potestad de Satanás a Dios",
"de los ídolos al Dios vivo y verdadero" según leemos en Hechos 26:18
y 1 Tes. 1:9, humillándonos profundamente bajo Su Palabra, sinceramente
arrepentidos.
3. Hacer una sincera confesión delante
de Dios y de los hombres.
"...Confesará el pecado que cometió" (Nm. 5:7; 1
R. 8:47; Sal. 32:2-5; Lc. 15:17-21; Mc. 1:5; Stg. 5:16).
"El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que
los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" (Prov. 28:13).
"Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a
nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros
pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda
maldad" (1 Jn. 1:8-9).
Para que Dios pueda perdonar y librar es necesario e
importante que el pecador sea sincero con Dios, con los hombres y consigo
mismo. "El provee de sana sabiduría a los rectos" (Prov. 2:7).
"Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscan muchas perversiones"
(Ec. 7:29). Dios perdona al hombre "en cuyo espíritu no hay engaños"
(Sal. 32:2; 51:7-9). El rey Saúl confesó finalmente después de algunas excusas
sus pecados, pero todavía buscó honor delante del pueblo y por eso no fue oído
por Dios (1 Sam. 15:30).
Cada pecado es transgresión de la ley y por eso es en primer
lugar pecado contra Dios y Su Palabra. El que todavía busca honor delante de
los hombres así como Saúl, no será oído y no recibirá el perdón divino y
verdadera liberación. Por eso son necesarios el arrepentimiento sincero y la
confesión franca delante de Dios.
La misericordia de Dios dirige hacia el arrepentimiento
(Rom. 2:4). El Espíritu de Dios convence del pecado de incredulidad y de
desobediencia ante la Palabra de Dios (Jn. 16:8-9; Hech. 3:19).
Los pecados de abominación reconocidos como tales deben ser
identificados y confesados delante de Dios; (incluso para los creyentes desde
hace muchos años), en su totalidad y con sinceridad, es decir enumerándolos en
alta voz uno por uno, nombrándolos por su propio nombre (tales como robo,
inmoralidad sexual, homicidio, aborto, etc.).
Es aconsejable, especialmente cuando hay ataduras ocultas,
la confesión en presencia de un consejero provisto de autoridad y de cierta
experiencia en este campo y en especial con el don de discernimiento de
espíritus. Pues muchas veces hay campos desconocidos los cuales Satanás quiere
ocultar a toda costa. Por otro lado hay personas que aunque quieren ser
liberadas de sus dificultades y ataduras, no están dispuestas a dedicar su vida
entera al Señor.
El consejero debe ser un creyente espiritual, tiene que
tener experiencia en el campo del ocultismo, estar bien fundado en la Palabra
de Dios, para reconocer si se trata de un incrédulo o de un creyente verdadero,
de una atadura o enfermedad espiritual, mental o corporal, para poder proceder
de acuerdo al caso. El trato con personas poseídas debe ser diferente que el
trato con aquéllas cuya voluntad solamente está influenciada por el príncipe de
este mundo (Ef. 2:1-3).
Por eso es importante colocar durante cada entrevista las
almas a través de oración y fe en la santa presencia de Dios. Durante la entrevista
de la confesión de los pecados ellos deben ser colaboradores sinceros y
testigos delante del mundo invisible, pues todo debe ser afirmado a través de
dos o tres testigos. La meta de la entrevista debe ser que las almas asuman una
posición clara de fe delante de Dios, que renuncien conscientemente a Satanás y
a todos los poderes de las tinieblas y que se entreguen totalmente al Señor
para servirle y testificar de Cristo delante de los hombres como testigos
vivos.
Por eso es aconsejable una buena preparación que facilite al
consejero el reconocimiento de los distintos pecados de abominación mostrados a
través de la Palabra o por el Espíritu Santo, apuntándolos en una lista, cada
uno individualmente para no olvidarse de ninguno. Se trata aquí de todos los
pecados de abominación cometidos desde la juventud, conscientemente o no, en
broma o en serio u obtenidos de los padres o parientes. Hay que evitar toda
cavilación morbosa por pecados pasados. Por la obediencia de la fe en la
palabra eterna el Espíritu Santo hará recordar todo y lo traerá a la luz para
producir una purificación y santificación más profunda. Los creyentes que se
aferran a la Palabra reconocerán la verdad que libra verdaderamente (Jn.
8:31-32).
Cada pecado tiene que ser reconocido y confesado delante del
Dios santo como gran pecado contra Su persona y Su Palabra, así como David lo
hizo delante de Dios: "Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo
malo delante de tus ojos" (Sal. 51:4; 2 S. 12:13).
Los creyentes de Efeso confesaron públicamente "dando
cuenta de sus hechos" y trajeron sus libros de magia y "los quemaron
delante de todos" (Hch. 19:18-19). "Confesaron sus pecados, y las
iniquidades de sus padres" (Neh 9:2; Dn 9:5, 18, 20). Con la confesión
franca ante los hombres las almas son inducidas al arrepentimiento más profundo
y a una humillación más grande. Son así más fácilmente liberados del orgullo
que siempre es un gran obstáculo para la verdadera fe en Jesucristo (Jn. 5:44;
1 P. 5:5; Stg. 4:6; Gál. 4:23-25).
Para los casos de posesión demoníaca el Señor dio autoridad
a sus discípulos para echar los demonios y espíritus inmundos en Su nombre (Mt.
10:1; Mar. 6:7). Así El mismo lo hizo (Lc. 11:20). Retó a sus discípulos por su
incredulidad, cuando no podían echar fuera al espíritu lunático. "...Este
género no sale sino con oración y ayuno" (Mt. 17:14-20).
El Señor nombró los espíritus que expulso por sus nombres y
en el caso del Gadareno hasta les preguntó cómo se llamaban (Lc. 8:30; Mc.
5:9). También es importante ordenar a los poderes que no vuelvan a entrar de
nuevo en la persona liberada (Mc. 9:25). Pues existe el peligro, como el Señor
enfatiza en Mt. 12:43-45, que el espíritu inmundo procure volver cuando la casa
esté "barrida y adornada", pero todavía vacía, es decir cuando Cristo
no hizo morada en el corazón. Algunos poseídos solamente quieren ser liberados
para poder vivir mejor para sí mismos y no aceptan el señorío de Jesucristo en
su vida. Hay cristianos que quieren hacer de este campo oculto una afición, una
ocupación favorita, elevándose encima de otros queriendo libertarlos pero solo
los atemorizan. Debieron esperar con humildad y oración todo del Señor en bien
del oprimido.
La promesa de Mt. 18:18-19, concierne especialmente a los
creyentes: "Todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo
lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo. Si dos de vosotros se
pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieran, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos" (compare Jn. 20:23 y Mt.
16:19).
Cuando Jesús testificó que expulsaba los demonios a través
del Espíritu de Dios, enfatizó que nadie puede saquear la casa del fuerte sin
antes atarlo (Mt. 12:29). Por eso es algo maravilloso cuando creyentes
basándose en estas promesas, después de la confesión de los pecados de
abominación atan a los poderes de las tinieblas en el nombre de Jesús y les
ordenan irse al abismo para no molestar más al libertado (Cl.. 8:31; Mc. 9:25).
Este "poder" de "atar" o
"desatar" no ha sido dado solamente a los discípulos o apóstoles de
Jesús o a los predicadores y pastores, como un don espiritual particular, sino
a cada miembro viviente del cuerpo de Cristo. Este poder es dado con Cristo
como un derecho que corresponde al Sumo Sacerdote, quien "se sentó a la
derecha de la Majestad en los cielos" (Lc. 10:17, 19-20; Mc. 16:17; Ef.
1:19-20; 2:5; 3:10; Fil. 2:9; Hch. 8:1).
El juicio contra toda potestad y autoridad de las tinieblas
ha sido ejecutado en la cruz (Jn. 12:31; 16:11; Col. 1:13,16). Por esto cada
cosa está sometida a Jesucristo, la Cabeza y también a los miembros de Su Cuer-
po el cual es la Iglesia. "El reino y el dominio y la majes- tad de los
reinos debajo de todo el cielo sea dado al pueblo de los Santos del Altísimo,
cuyo reinado es eter- no, y todos los dominios le servirán y obedecerán"
(Dn. 7:27; Heb. 2:5-9; Ef. 1:21-23; Fil 2:10; Col. 2:13-15; Rom. 16:20; 1 Juan
2:14; 4:4; 5:4,18; Apoc. 12:11).
"Regocíjense los santos por su gloria" y
especialmente por el honor de tener "espada de dos filos en sus
manos" que es la Palabra de Dios, "para aprisionar a los reyes con
grillos" y "ejecutar en ellos el juicio decretado" (Sal.
149:5-9). Sin embargo, toda la honra y gloria han de llevarla sólo a Dios con
corazón humilde. Por lo tanto "atar o desatar" no significa una
oración sino la ejecución de una orden y el cumplimiento del poder otorgado por
el Señor, especialmente contra todas las potencias que han sujetado las almas y
los cuerpos con la superstición, la magia y el espiritismo.
Desde luego la persona que quiere ser liberada, antes tiene
que ser convencida profundamente por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo de
los pecados y después tiene que confesar francamente todos los pecados de
abominación ante Dios y separarse de estos en el nombre de Jesús con una
completa entrega a El; de otra manera sólo es un arrepentimiento verbal y una
acción externa sin verdadera liberación interior.
Es muy importante como testimonio ante el mundo
"invisible" que los pecados de abominación sean confesados por lo
menos delante de un testigo ("para que en boca de dos o tres testigos
conste toda palabra"). De tal modo el "acusador de los hermanos"
será reducido al silencio delante de Dios y delante de la conciencia del liberado,
y su corazón no será más atormentado por las dudas (Apoc. 12:10; Dt. 19:15; Mt.
18:16; Jn. 8:17; Zac. 3:1).
Puesto que Dios castiga el pecado contra los primeros mandamientos hasta la tercera y cuarta generación, Israel confesó públicamente tales pecados. Así ocurrió, por ejemplo en el avivamiento bajo Nehemías (Neh. 9:1-5). Pero muchos creyentes no reconocen la necesidad de tal confesión puesto que creen que todo "fue cumplido" en la cruz y ejecutada la salvación de todos los pecados por medio de la gracia y fe. Por eso es necesario ver en toda la Escritura cómo Dios considera el pecado y la culpa de los hombres y su salvación.
El hombre siempre tiende a considerar el pecado y la culpa (los dos íntimamente ligados) según su opinión, sus conocimientos o según la tradición de su medio. La palabra dice: "El pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3:4). "Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado". "Pero yo no conocí el pecado sino por la ley, porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: no codiciarás" (Rom. 3:20, 7:7).
Una corte humana juzga al ciudadano culpable según la ley de su país. De la misma manera Dios declara al hombre culpable y le castiga según Su palabra, en la que expresa Su santa voluntad y donde da sus mandamientos. Por lo tanto el pecado es cualquier desobediencia contra la voluntad de Dios.
Ya sea por ignorancia o negligencia con respecto a la santidad de Dios, muchas veces los hombres tienen un concepto equivocado del pecado y su culpa. Generalmente el hombre ni siquiera se siente culpable, su conciencia poco o nada iluminada por el conocimiento de los mandamientos de Dios no le hace reproches. ¡Pero ya una corte humana le declara culpable según la ley y no según su conciencia! Dios declara al hombre culpable en todos los campos en donde él no cree o no obedece Su palabra.
El mandamiento más grande es el Amor (Mc. 12:28-31; Rom. 13:8-10). "Amarás a Jehová tu Dios de todo corazón, de toda tu alma, y con todas tus fuerzas... no andaréis en pos de dioses ajenos... porque el Dios celoso, Jehová tu Dios en medio de ti está" (Dt. 6:5; 12-15). Por lo tanto el pecado más grande es el pecado contra el Amor de Dios, es decir donde se coloca el propio "yo" y la propia voluntad en el lugar de Dios y Su voluntad. La esencia del pecado yace en la desobediencia y en la rebelión contra la voluntad y la persona de Dios mismo... David oró a Dios: "Contra ti solo he pecado" (Sal. 51:4). Al confesar que había pecado contra Jehová, inmediatamente El le perdonó su gran maldad (2 Sam. 19:9, 13). José fue preservado del pecado por el temor ante Dios: "¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? (Gen. 39:9). Jesús dice del hijo pródigo que éste confesó: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti" (Luc. 15:21).
En cambio Saúl, por su orgullo no supo darle el honor a Dios. Por eso aconteció "que un espíritu malo de parte de Dios se posesionó de él" y le llevó más tarde a la adivina; "Porque como pecado de adivinación es la rebelión (desobediencia), y como ídolos e idolatría la obstinación (propia voluntad)" (1 Sam. 18:10; 15:23, 30; 28:6-19; 1 Crón. 10:13-14).
Dios creó al hombre a su imagen con un libre albedrío para creer en su palabra y obedecerle. La caída del hombre nace en el pecado de incredulidad y desobediencia a la palabra de Dios. El hombre creyó y atendió a la mentira de la serpiente. Todos los otros pecados considerados por muchos cristianos como graves, solamente son la consecuencia del primer pecado contra Dios (el ejemplo clásico es la vida de Caín, quien puso su confianza en sus propias obras; Juan 3:12, después su ira contra Dios, sus celos y su odio contra su hermano, finalmente el homicidio, su temor y su alejamiento de la presencia del Señor).
El "Dictionaire encyclopédique de la Bible" (diccionario enciclopédico de la Biblia) de A. Westphal explica: "El pecado contra Dios y su palabra, se transforma posteriormente en pecado contra el hombre, pero ante todo sigue siendo una culpa contra Dios..., Caín cede al mismo poder de rebelión como sus padres y por eso se transforma en el homicida de su hermano; dicho sea de paso que se considera tal hecho sangriento como un crimen contra Dios (Gén. 4:10)... El pecado sea cual fuere su especie individual o social, sigue siendo en primer lugar desobediencia contra la voluntad de Dios... Esta voluntad, Dios claramente había manifestado a su pueblo por medio de la ley... Lo que la ley primordialmente prescribió era la adoración y el servicio al único y verdadero Dios... La legislación israelita declaró el pecado de la idolatría como el más grave, porque separa completamente al hombre de Dios (Ex. 22:20; 23:24, 32-33; 20:2-7 ...Entregándose Israel a la idolatría se expuso a los castigos más terribles. Para Israel el pecado tiene siempre carácter colectivo y nacional... Inclusive el pecado que es cometido por un individuo, concierne a la comunidad y ésta es quien lleva la responsabilidad... Esta relación continúa a lo largo del tiempo: generaciones posteriores son castigadas por los pecados de generaciones anteriores (Ex. 20:5; Deut. 5:9...). Sea cual fuere la apariencia exterior del pecado - religiosa, moral o social - siempre mantiene el mismo carácter: sigue siendo una culpa perpetua contra la santidad de Dios, y lo separa de El (Isaías 59:2)... Para los profetas la culpa y el castigo tienen un carácter colectivo... Por sí mismo, cuando el pecado en primer término se dirige contra el prójimo, lo trágico se encuentra menos en la injusticia ante el hombre que en la culpa contra la majestad de Dios... Un hombre peca porque sus antepasados pecaron por herencia se difunde el veneno de lo malo por todo el mundo".
Dios declara a todo el mundo culpable (Rom. 3:19). Todo Israel fue culpable con el pecado de Acán y Dios lo castigó por la derrota de Hai (Josué 7:1-11). Acán dio el honor al Señor y confesó: "verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel" (Jos. 7:20). "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos" (San. 2:10; Gal. 5:3). Al que todavía no conoce el temor ante la santidad de Dios, le será dificultoso entender y reconocer esta culpa.
El que pecare "sin hacerlo a sabiendas" contra un mandamiento de Jehová, éste "es culpable y llevará su pecado".
Toda la ley de Dios es una unidad inviolable. Cada mandamiento es tan importante como el otro. Cuando el hombre peca contra uno solo de estos, demuestra que los mandamientos para él no son santos y caerá bajo la maldición según Deut. 27:26.
Por eso Jesús está hecho por nosotros "pecado" y "maldición", según Gál. 3:13 y 2 Cor. 5:21. Esta profunda verdad que el "viejo hombre" con todo su carácter corrompido, incrédulo y rebelde está crucificado con Cristo, es difícil de comprender. No se reconoce el carácter del pecado y de la culpa del hombre de la manera como Dios lo reveló a los profetas y al apóstol Pablo (Is. 6:1-7; Ez. 1:3, 28; Rom. 7:23).
La gran tarea del Consolador, el Espíritu Santo, primeramente consiste en convencer al mundo del pecado de incredulidad, de la justicia de Dios y del juicio sobre el príncipe de este mundo (Juan 16:8-11). Después de ser profundamente convencido por el Consolador del pecado de incredulidad hacia Dios y su palabra (la cual lo declara culpable contra toda la ley), el hombre puede creer de todo su corazón, que este "viejo hombre" con su naturaleza corrupta heredada de sus antepasados está crucificado con Cristo y que en él le es dado un "nuevo hombre" con toda su plenitud (Gál. 2:17; Rom. 6:6; Ef. 4:24).
Israel no fue castigado y llevado al cautiverio por los pecados de la carne, sino porque era culpable delante de Dios por su incredulidad y su rebeldía contra los primeros mandamientos. Dios castiga los pecados contra Su persona y Su nombre hasta la tercera y cuarta generación; porque Jehová es un Dios celoso que no tolera otros dioses a su lado (Ex. 20:5; 34:7; Núm. 14:18; Deut. 5:9). Para los otros pecados no se citan castigos tan severos.
Dios considera el pecado de la incredulidad y de la desobediencia contra Su persona y Su palabra y la confianza en otros dioses o ídolos como el pecado más grave, porque separa más que todos los otros de Dios y Su salvación. Antes de llevar su pueblo a la tierra prometida le advirtió seriamente una vez más, no imitar los pecados de abominación de los pueblos paganos enumerados en Deut. 18:9-14. Dios declara: "Porque abominación para con Jehová es cualquiera que hace estas cosas". Dios considera tal persona como uno solo con el enemigo. Tal cosa o persona le es repulsiva. Esto no está expresado de tal manera severa contra los otros "pecados de abominación" mencionados en páginas anteriores. Pues por medio de la brujería e idolatría Satanás puede impedir a los hombres creer en las Escrituras y en Jesucristo como el Salvador.
Muchas experiencias realizadas por siervos de Dios en diferentes círculos cristianos por medio del asesoramiento espiritual, confirman vez tras vez la gravedad de la hechicería y el pecado contra los primeros mandamientos. ¡Las personas muchas veces no pueden creer en la Palabra y en la completa salvación que ofrece la Cruz aún cuando lo desean! Y aún después de la conversión muchas veces tienen grandes dificultades para recibir y conservar la plena seguridad de la salvación. Tienen graves luchas con el enemigo el cual logra que algunos caigan nuevamente, sucediendo esto cuando todavía no están liberados de ataduras ocultas.
El castigo de los pecados de idolatría hasta la tercera y cuarta generación se explica por la Santidad de Dios y la revelación de Su nombre: "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado y que de ningún modo tendría por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación" (Ex. 34:5-7). Este castigo de los pecados de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación está en relación con los versículos siguientes: "Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera. Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová... Dios celoso es" (Ex. 34:13-17).
Ciertamente es amor, cuando Dios declara culpables a los transgresores de los dos primeros mandamientos y les castiga también en sus descendientes. "Porque el Señor al que ama, disciplina" (Hb. 12:6). Su nombre no cambia, eternamente es el mismo y también Su misericordia y paciencia hasta mil generaciones (Ex. 3:15; Mal. 3:6; Stg. 1:17; Hb. 13:8; Ap. 1:8). En Su amor Dios siempre de nuevo extiende sus manos hacia los pecadores y los llama al arrepentimiento.
Dios anuncia repetidas veces por medio de los profetas por qué tiene que hablar a su pueblo mediante castigos tan terribles: "Porque vuestros padres me dejaron... y anduvieron en pos de dioses ajenos, y los sirvieron..." (Jer. 16:11). Durante el cautiverio Babilónico Dios trae a la memoria de su pueblo mediante el profeta Ezequiel toda su historia idolátrica desde Egipto hasta el cautiverio: "¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres" (Ez. 20:3-38). Dios se reveló a Abraham y le mandó salir de su patria, de sus amistades y de la casa de sus padres, donde "adoraban a otros dioses", para hacer de él el padre de todos los verdaderos creyentes (Jos. 24:2; Rom. 4:16; Gál. 3:3 y 7). Después se reveló a Isaac y Jacob, quien enterró "todos los dioses ajenos... y los zarcillos que estaban en sus orejas", antes de subir a Bet-el (Gén. 32:24-31; 35:1-4).
Dios preparó a Moisés en el desierto para la lucha contra los encantadores de Egipto, revelándose a él como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Ex. 3:6, 15-16; 6:2). Moisés tenía que exigir a su pueblo que abandonara "las abominaciones" y los "ídolos de Egipto" y salir de este país. Pero los ancianos desobedecieron y no abandonaron a los ídolos, así que Dios todavía en Egipto quería derramar su ira sobre su pueblo. Esto volvió a ocurrir más tarde en el desierto cuando hicieron el becerro de oro (Ez. 20:7-8 y 13; Ex. 32:4). Solamente Josué y Caleb y los hijos pudieron entrar en la tierra prometida. Pablo dio este ejemplo a los Corintios como exhortación para huir de la idolatría (1 Cor. 10:1-14).
Dios siempre mostró a su pueblo a través de los profetas, los pecados de abominación, y los enfatizó en cerca de quinientas citas en el Antiguo Testamento. Algunos jueces y reyes se arrepintieron, obedecieron la Palabra y echaron a los ídolos, por ejemplo Gedeón (el cual primero destruyó el altar de Baal y las imágenes de Ashera de su padre), David, Asa, Ezequías y Josías. Empero otros reyes (Salomón, Jeroboam, Acab y Manasés) los introdujeron o favorecieron y atrajeron así la ira y el castigo de Dios sobre Israel.
A pesar de las últimas exhortaciones severas a través de Jeremías quien predicó, por veintitrés años contra los ídolos y abominaciones; el pueblo rehusó abandonarlos (Jer. 3:10 y 13; 7:9-10; 27:9-10; 32:28-35). Pero algunos muchachos de linaje real y de los príncipes, por ejemplo Daniel y sus tres amigos tomaron las exhortaciones de Dios seriamente y se arrepintieron. Confesaron según la ley sus pecados y los de sus padres y se apartaron de todos los ídolos y abominaciones (Lev. 26:1, 30, 38-41; Deut. 4:15). Así pues al principio del cautiverio pudieron tomar una firme posición entregando sus vidas para no contaminarse con los manjares del rey sacrificados a los ídolos. Más tarde pudieron negarse a servir a los dioses del rey; no doblando sus rodillas delante de la estatua de oro y continuaron adorando y exaltando al Dios vivo (Dan. 1:8; 3:17-18; 6:10).
Por eso es comprensible que Daniel así como Esdras y Nehemías se humillaron y mostraron solidaridad con el pueblo entero confesando más tarde los pecados de éste sin que el Espíritu Santo tuviera necesidad de enumerar los pecados de los padres o sus propios pecados detalladamente. Estos hombres escucharon en el cautiverio por boca de Ezequiel la Palabra de Dios contra la idolatría y "todas las abominaciones" del "pueblo rebelde" (Ez. 5:8; 11:18; 14:3-7; 16:15-17,22; 20:30-31). Se humillaron profundamente con el pueblo y reconocieron su gran culpabilidad, juntamente con los padres y confesaron sus pecados y los de su pueblo (Dan. 9:16 y 20; Esdras 9:7 y 15; Neh. 1:6-7). Israel fue elegido para testificar del Dios vivo y verdadero, del Dios de Abraham, Isaac y Jacob delante de las naciones idolátricas. Estos hombres de Dios se humillaron a causa de la solidaridad nacional públicamente y confesaron la culpa y los pecados de todo el pueblo de Israel.
Durante el avivamiento bajo Nehemías los hijos de Israel tuvieron bastante tiempo para reconocer "sus pecados y los de sus padres" los cuales habían causado los juicios de Dios, escuchando la palabra de Dios durante un cuarto del día y también confesaron públicamente durante un cuarto del día.
Las experiencias de los siervos de Dios confirman que cuando haya pecados de idolatría y abominaciones cometidos por los antepasados muchas veces en lo oculto y secreto es lo mejor que sean confesados delante de un testigo o un cristiano de experiencia.
Cuando las raíces profundas y ocultas vienen a la luz, aquella potestad es rota. Esta también es la mejor arma contra el amor propio y las innumerables excusas falsas. Esta confesión lleva a una humillación personal más profunda. A través de ello se puede recibir más fácilmente por la fe la plenitud de la Gracia de Cristo y asumir una posición de fe y victoria sobre todas las potestades de las tinieblas vencidas en la cruz.
Algunos cristianos preguntan: ¿Por qué todavía debemos confesar nuestros pecados y los de los antepasados, así como Israel lo hizo, si en el Nuevo Pacto todo está cumplido en la cruz y nuestros pecados lavados en la sangre de Jesús? Se cita muchas veces la palabra de Ezequiel según la cual el hijo no debe morir por causa de los pecados "de sus padres". Sin embargo el profeta enfatiza: pero si este hijo "viere todos los pecados que su padre hizo y viéndolos no hiciere según ellos... ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel... de cierto vivirá... porque él hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos", es decir confesó los pecados de los padres según la ley (Ez. 18:14-19, 23; Lev. 26:1,30, 40-41; 1 R 8:47-48). ¡De manera que esta cita no anula el castigo por los pecados de los padres sino al contrario, lo confirma! Por lo tanto es necesario entender la palabra siempre en el contexto y en el Espíritu de toda la escritura y de acuerdo con el lugar que Dios da a ciertas verdades y pecados sin descuidar a otros.
Dios puede revelar más profundamente la plena salvación ejecutada por el ser crucificado del "viejo hombre" juntamente con Cristo, solamente a los que quieren creer con un corazón sincero en toda la Palabra y que quieren ser juzgados por la misma en todos los campos, también en los pecados contra los primeros mandamientos de Dios. ¡Entonces también puede reconocerse culpable ante todos los mandamientos faltando contra uno solo! (Stg. 2:10; Gál. 5:3). Es muy importante reconocer el carácter del pecado y la culpabilidad delante de Dios en la luz de su entera Palabra y Su Santidad. A través de esto el Espíritu Santo puede convencer más profundamente del pecado de incredulidad y revelar en el corazón de la persona la fe en el hijo de Dios en toda la plenitud de Su deidad (Col. 2:9-10; Gál. 1:15-16; 2:20).
Es necesario que nos dejemos juzgar a través de toda la Palabra, aún cuando no estemos conscientes de haber cometido nosotros o nuestros padres ciertos pecados. Porque todos los pecados se encuentran en la naturaleza caída y corrupta del "viejo hombre". David dice: "Los mandamientos de Jehová son rectos que alegran el corazón... transgresiones ¡ah! ¿quién es consciente de ellas? ¡De los inconscientes líbrame!" (Sal. 19: 8-13, traducido de la Biblia alemana; Sal. 90:8). El que se humilla dejándose juzgar a través de toda la ley, declarándose a sí mismo culpable según Salmo 51:6-8 y confiesa sinceramente los pecados de sus padres, no solamente recibe el perdón sino recibirá también la liberación de todas las ligaduras hasta la tercera y cuarta generación.
Pero cuanto más la ley juzga al hombre tanto más grande será la misericordia. No se puede separar la ley de la misericordia. "Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así... también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor Nuestro", "La ley es Santa" y juzga al pecado en la carne; juzga plenamente al hombre en su entera naturaleza caída. ¡No anulamos la ley por la fe! ¡En ninguna manera, sino que confirmamos la ley! A través del mandamiento que es "santo, justo y bueno", el pecado se torna sumamente grave. La ley juzga para muerte; pero solamente alguien condenado a la muerte puede ser perdonado y recibir la vida (Rom. 5:20-21; 3:31; 7:7-24). "Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro" (Sal. 89:15). La ley no disminuye la gracia; al contrario, tanto más grande y eficaz será cuanto más el hombre se reconozca cual Dios lo ve ya en el vientre de su madre dejando que la ley juzgue completamente la naturaleza corrupta de su "viejo hombre", tal como dice Pablo o Pedro cuando lo llama "vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres" (Biblia de Jerusalén Sal. 58:4; 51:5; Os. 12:4; Gén. 8:21; 32:27; Ef. 2:1-3; 4:22; Col. 3:5-9; Rom. 6:6; 1Pe. 1:18).
Jesús que vivía de cada palabra de Dios dijo a los judíos que habían creído en él: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, ¡y la verdad os hará libres!" Por lo tanto el Hijo nos libra de verdad cuando nos dejamos juzgar y santificar por su Palabra que es verdad. (Sal. 119:142; Juan 8:30-36; 17:17). El "Espíritu de verdad" nos quiere guiar hacia toda la verdad y quiere dejarla entrar en lo más profundo de nuestro corazón (Jn. 16:13; Sal. 51:8). Porque Jesús ha venido a cumplir la ley para que sea escrita en nuestros corazones y cumplida a través del que mora en nosotros. Así también la palabra del profeta Jeremías se cumplirá: "En aquellos días no dirán más: los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen las denteras" (Jer. 31:29-34; Ez. 11:18-20; 36:26-27; Mat. 5:17-20; He. 8:10-12; 10:16; 12:5-10, 14).
Cuando el "viejo hombre" es juzgado y condenado plenamente a través de la Palabra y crucificado con Cristo a través de la fe, el creyente no pondrá más su confianza en la carne con sus intenciones piadosas y engañosas (Lc. 22:31-34); sino esperará todo de Jesús y aceptará de su plenitud, misericordia y gracia. Así puede crecer bajo la gracia y huir de la idolatría que muchas veces ocurre bajo pretexto de tradiciones piadosas (1 Cor. 15:10; 2 Cor. 6:1; 1 Cor. 10:1-14).
El juicio ejecutado por toda la ley lleva a la riqueza de la misericordia y a la plenitud de la vida en Jesús (Jn. 1:16-17; Rom. 5:17, 20-21; Ef. 1:7-8; 2:7). La superficialidad de tantos cristianos proviene de la ignorancia de la ley, del pecado y la Santidad de Dios. Aquí el Espíritu Santo no puede revelar el secreto de la fe de manera profunda (Rom. 10:17). Pues la fe vino en Jesu cristo; "La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo", "el autor y consumador de la fe" (Gál. 3:21-24; He. 12:2).
La fe en Cristo nos lleva a "la fe del Hijo de Dios" por la revelación y la morada de Jesús dentro de nosotros. Podemos vivir en la fe del Hijo de Dios, así como Pablo lo testifica (Gál. 1:15-16; 2:20). Es decir, el Hijo que no hizo y dijo nada por si mismo, vive y cree en nosotros. Vamos a entrar en el reposo del pueblo de Dios y descansar de nuestros propios esfuerzos de la incredulidad. El mundo entonces va a ver la unidad de los verdaderos hijos de Dios a través de su amor y así creerá que el Padre ha enviado a su Hijo (He. 4:9-13; Jn. 17:17-23; 14:21; 13: 34-35).
Cualquier otra unidad, basada solamente en conocimientos, tradiciones o ciertos dones sin la santificación a través de la Palabra lleva inconscientemente a la extrema unidad ecuménica bajo sólo el nombre de "Cristo" con el lema: "Un pastor, un rebaño". Vivimos en el tiempo final donde los poderes del espiritismo y ocultismo ejercen una influencia y dominio siempre más grande sobre los países cristianos. Por eso es importante y urgente que los verdaderos creyentes sean purificados de todas las raíces inconscientes de incredulidad, las que impiden la revelación de la fe del Hijo de Dios dentro de nosotros y la verdadera unión de los miembros del Cuerpo de Cristo. Porque ésta es tan necesaria entre los cristianos renacidos.
También hay que subrayar en la herencia la bendición en mil generaciones, así como en la fe de Abraham y sus descendientes, de David y a través de Rahab y Rut, etc. Pablo escribe de la "fe no fingida" de Timoteo, la cual habitó primero en su abuela Loida y en su madre Eunice (2 Tim. 1:5). Algunos creyentes cuyos antepasados eran convertidos y santificados desde luego no tienen tanto que sufrir bajo las consecuencias de la herencia.
Por otro lado también hay debilidades que no son las consecuencia del pecado sino "para que las obras de Dios se manifiesten", así como Jesús dijo a sus discípulos en el caso del hombre que estaba ciego desde su nacimiento (Jn. 9:1-3). Por consiguiente no se debe hacer conclusiones exageradas en el campo tan amplio de la herencia. Pero ciertas enfermedades que son una consecuencia de brujería de los antepasados y que no pueden ser explicadas por los médicos a pesar de todos sus exámenes, muchas veces son sanadas en el momento en que los enfermos se arrepienten sinceramente delante de Dios y son completamente liberados de su ligaduras.
Como consecuencia de la confesión y purificación de los pecados de abominación de los padres, los hijos, como también otras personas ligadas por nuestros pecados de abominación, deben a su vez ser "desligados" y libertados en el nombre de Jesús (Is. 58:6; Mt. 18:18).
Mediante las prácticas de superstición y los pecados de hechicería el hombre se pone en relación de obligación hacia Satanás, de lo cual solamente puede ser liberado si pide seriamente a Dios que le perdone y debe renunciar a Satanás y sus entredichos en el nombre de Jesús.
Con esto es muy importante y necesario que las personas atadas sean convencidas profundamente por el Espíritu Santo del gran pecado de abominación contra la Santidad de Dios humillándose profundamente bajo Su Palabra. El que solamente confiesa estos pecados con los labios y no se arrepiente de corazón renunciando completamente no experimentará liberación verdadera.
Esto sucede especialmente cuando se trata de ligaduras heredadas de brujería y espiritismo, detrás de las cuales en la mayoría de los casos se esconden "principados y potestades" (Col. 2:15). Estos hacen valer sus dere chos hasta la cuarta generación basándose en la Palabra y todavía pueden acusar delante de Dios a los creyentes ligados (Apoc. 12:10), porque Dios cumple Su Palabra. Así lo confirman las experiencias y testimonios de muchos liberados.
Especialmente en personas de edad avanzada muchas veces aparecen como consecuencia de debilidades corporales las ligaduras más fuertes, heredadas y todavía desconocidas, lo cual causa la perplejidad de las personas que las rodean, especialmente cuando se trata de cristianos conocidos que todavía no fueron liberados.
Porque la familia viene de "una carne" (Mat. 19:5) y Dios prometió la salvación de toda la familia a través de la fe (Hch. 16:31; Josué 6:20-25), los miembros no presentes de la familia pueden ser convencidos por el Espíritu de Dios de su perdición y abrirse hacia la Palabra. Muchos padres, hijos, etc. testifican cómo Dios actuó en otros miembros de su familia (aún habiendo grandes distancias), en el mismo momento en que ellos se humillaron y renunciaron por la fe, también a los pecados de brujerías heredados de aquellos, efectuándose un cambio completo, liberación y hasta la conversión. Así familias enteras fueron avivadas y difundieron este avivamiento a través de su testimonio a otras familias y grupos.
Por eso es incomprensible y demuestra gran ignorancia, que todavía tantos cristianos y siervos de la Palabra continúan negando y combatiendo la enseñanza bíblica del castigo de la idolatría hasta la tercera y cuarta generación y la completa liberación de tales ligaduras a través de la cruz. Esto, a pesar de la confirmación de la Palabra de Dios y de los testimonios de muchos hombres en diversos países y grupos cristianos.
En el gran avivamiento de Indonesia el Señor sacó a luz justamente este campo de la herencia purificando y santificando, así a los creyentes más profundamente, confirmándose así la verdad de la Palabra divina.
Renunciar a los brujos, adivinos, astrólogos y mesmerizadores (los que practican la curación a través de un supuesto magnetismo o radiaciones) significa separarse de todos los hombres a través de los cuales uno entró en contacto con los poderes de las tinieblas y renunciar también a todas las doctrinas falsas y diabólicas. "Desentendeos del hombre, en cuya nariz sólo hay aliento, porque ¿qué vale él?" (Is. 2:22, Biblia de Jerusalén). "Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo" (Lc. 14:33).
Tenemos que ser purificados tanto de toda rebelión contra la Palabra de Dios como del pecado de brujería (1 Sam. 15:23) y de la incredulidad que está arraigada profundamente dentro de nuestro ser, a través de la sangre de Jesús. La incredulidad es un poder muy grande de Satanás que también puede alejar al hombre de Dios después de la confesión de los pecados; y puede seducirle sembrando dudas sobre la Palabra de Dios y llevándolo a servir inconscientemente otra vez al príncipe de este mundo (Ef. 2:2; Jn. 8:38-44, 16:8-9).
Como se trata de la división y decisión más grande de nuestra vida, es necesario entregarse al Señor al mismo tiempo con toda su vida y colocar todo en el Altar: espíritu, alma y cuerpo con todos sus deseos y proyectos para el futuro para vivir de ahora en adelante sólo para El, para servirle y hacer su voluntad en todos los casos.
4. Creer con la fe de un niño a las promesas de la Palabra de Dios y la total liberación mediante el sacrificio y la Sangre preciosa de Jesucristo derramada en la Cruz. Creer con todo el corazón, después de haber confesado los pecados, sin dudar, en las siguientes verdades:
a) Jesús ha vencido a Satanás y ha destruido sus obras, desarmando todas las potencias de las tinieblas y triunfando sobre ellas en la Cruz (Col. 2:13-15; 1 Jn. 3:8; Jn. 16:11; He. 2:14).
b) "La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado" (1 Jn. 1:7; He. 9:14; Apoc. 1:5; 7:14).
c) Cuando el perdón nos es dado, todos nuestros pecados son borrados y "echados en lo profundo del mar y Dios no se acordará más" (Is. 43:25; 44:22; Sal. 103:3, 12; Is. 1:18; Jer. 31:34; Miq. 7:18-19). El Señor dice: "Tus pecados te son perdonados... tu fe te ha salvado; vete en paz" (Lc. 7:48-50).
No olvidemos de alabar y agradecer al Señor. En El poseemos la salvación mediante Su sangre y el perdón de los pecados según las riquezas de su gracia (Ef. 1:7), poseemos la paz y somos reconciliados con Dios (Is. 53:5; 2 Cor. 5:19-21). "Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Cor. 15:57).
Si recibimos a Cristo en nuestro corazón con la fe de un niño recibiremos el don del Espíritu Santo, el cual Dios ha prometido y da a todos aquellos que creen en Jesucristo y le obedecen (Jn. 7:38-39; Hch. 2:38-39; 5:32; 15:8-9; Gal. 3:14; Ef. 3:16-17).
5. Perseverar con simplicidad en la fe y en la completa victoria de Cristo, con alabanzas y acciones de gracias, resistiendo a Satanás y a sus ataques, cuando éste tratará de imponerse nuevamente al hombre que por los pecados de abominación le había dado los derechos especiales; con luchas tal vez terribles, (He. 10:35-36; 6:12). "Esta es la victoria que ha vencido al mundo; nuestra fe" (1 Jn. 5:4). Especialmente cuando sólo hay un arrepentimiento de labios y no verdaderamente de corazón con respecto al pecado contra Dios y la transgresión de sus mandamientos, algunas personas no van a experimentar inmediatamente la plena liberación.
Retengamos firmemente, por la fe, estas verdades fundamentales:
a) Que nuestro "viejo hombre" ha sido crucificado con Cristo, a fin de que el cuerpo del pecado desaparezca (reducido a la impotencia) de tal modo que no seamos más siervos del pecado al cual debemos estar muertos. (Rom. 6:6-11; Ef. 4:22; Col. 3:9).
b) Que con Cristo Jesús hemos resucitado juntamente para una nueva vida en el espíritu, y que con El, estaremos en los lugares celestiales, de tal modo que no somos nosotros ya lo que vivimos, sino Cristo en nosotros (Ef. 2:5-6; Rom. 6:4; Gál. 2:19-20; Col 1:27).
6. Alejarse completamente de la potencia de Satanás destruyendo totalmente todo objeto de superstición y de brujería, tales como amuletos, talismanes, libros, horóscopos, cartas, folletos, herraduras, etc. (Hch. 19:19). Ya bajo el Antiguo Pacto toda conversión verdadera y entera consagración al Dios vivo era acompañada y caracterizada por el alejamiento y por la destrucción de toda idolatría y abominación, bajo sus diversas formas (Gén. 35:2,4; Dt. 7:25-26; 2 Rey. 23:2-24). Buscar cuidadosamente en todos los armarios, estantes y rincones de la vivienda a fin de hallar y destruir todos los objetos ocultos. Esto es una absoluta necesidad impuesta por la Biblia.
Es también muy importante poner el propio pasado en orden y tratar a lo posible de reparar ante los hombres - por ejemplo donde otros a través de nuestros pecados de abominación fueron inducidos y atados a ellos, exactamente como en caso de robo, de fraude, de calumnia, de engaño, mentiras, etc. - (Is. 58:6; Ex. 21:37; 22:1-13; Lc. 19:8).
7. Pedir a Dios para poder tener cada día los ojos abiertos ante las maravillas de su Palabra, como también un corazón iluminado, "para que sepáis cual es la esperanza a que El os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de Su herencia en los Santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos" (Sal. 119:18, 82; Sal. 19:9; Ef. 1:15-20; Apoc. 3:18). Solamente cuando los ojos están abiertos a la astucia de Satanás y a la ceguera producida por la falta de fe y los pecados de abominación, lo que puede ser logrado con una aclaración profunda hecha de una sola vez; Dios dará a los creyentes "espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de sí mismo (es decir el pleno conocimiento de Su naturaleza) y alumbrará los ojos de vuestro entendimiento" (Ef. 1:17-18). Sólo entonces el Espíritu Santo podrá revelarnos más profundamente "el misterio de la fe" (1 Tim. 3:9) y "el misterio de Cristo" (Ef. 3:4; Col. 2:2-3) y abrirnos siempre más y más los ojos sobre nuestra naturaleza débil, haciéndonos ver más profundamente la Gloria de Dios y la plenitud de Jesucristo, mediante una purificación más profunda (2 Cor. 7:1; 1Jn. 3:2-3; Jn 11:40; Col. 2:9).
8. Leer e investigar diariamente en toda la Sagrada Escritura para ver a Cristo y el Padre en ella y nutrir el nuevo hombre interior (Deut. 8:3; Ex. 16:4, 16-21; Hch. 17:11; Jn 5:39; 14:9, 21-24; Col. 3:16; 1 Ped. 2:2). Es de capital importancia orar mientras se lee la Palabra de Dios. Pero se ha de leer con el corazón (no sólo con la inteligencia humana) sino también bajo la guía del Espíritu Santo, que nos dirige hacia toda la verdad y glorifica a Cristo en nuestro corazón (Sal. 119: 9, 11, 33-34; Jn 14:26; 16:13-14).
Porque "Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Tim. 3:16-17). "La unción que vosotros recibisteis de El os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira. Según ella os ha enseñado, permaneced en El" (1 Jn. 2:27), entendiendo que ninguna profecía de la Escritura fue traída por interpretación particular... sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Ped. 1:20-21).
9. Obediencia total por la fe a la Palabra de Dios y su voluntad; tener los oídos abiertos y atentos para escuchar "como un discípulo", los suaves y secretos avisos del Espíritu Santo que quiere realizar en nosotros su obra hasta llegar al cumplimiento y la contemplación de Dios (Mat. 7:21; 12:50; 1 Jn. 2:17; He. 5:8-9; 10:7-10; Ex. 15:26; Is. 50:4-5; Fil. 1:6).
10. Dar testimonio sin temor ante los hombres de Jesucristo, como también de su potencia triunfante, tratando de iluminar y advertir a las almas en cuanto a los pecados de superstición y brujería, indicando el camino seguro de liberación de estas ataduras conduciéndolas a Cristo (Mat. 10:32; Hch. 19:18; He. 13:15; Apoc. 12:11).
Es indispensable que todo creyente, que ha sido liberado, sea a su vez un testigo vivo de la verdad y esto por causa de la ignorancia y ceguedad de la mayor parte de los hombres que son lentos para descubrir la gran astucia de Satanás, que se esconde bajo la inocencia, bajo diferentes formas de idolatría superstición y brujería, como también bajo las así llamadas manifestaciones religiosas y "científicas".
Todos aquellos que niegan en un modo u otro, la existencia de Satanás y de los demonios y de su influencia oculta sobre los hombres, favorecen consciente o inconscientemente el progresivo desarrollo de los pecados de abominación.
Todo cristiano que haya sido iluminado por la Palabra de Dios y que haya hecho la experiencia personal de la liberación de estas ligaduras demoníacas, debe advertir a su prójimo cuando lo ve cometer un pecado de abominación. Es necesario que lo haga con oración y bajo la guía del Espíritu Santo. Callando, sería indirectamente culpable porque equivaldría a contribuir a la expansión de la idolatría que el príncipe de este mundo apoya y se hace culpable en el juicio de su prójimo. (Ez. 3:18; 33:8; Mc. 8:34-38). Por esto "santificad" a Cristo el Señor en vuestros corazones, "y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Ped. 3:15).
La Escritura nos demanda también orar cada día, con espíritu sacerdotal por la salvación de aquellas almas que el Espíritu de Dios nos recomienda, particularmente por todos los hombres (1 Ti. 2:1-4; Apoc. 1:6) y especialmente por los santos y por la formación del cuerpo de Cristo (Rom. 8:26-27; Ef. 4:11-16).
En efecto, por medio de una conversión auténtica y bíblica, somos convertidos al Dios viviente y verdadero (y no al "yo" piadoso y egoísta), para servirle a El y esperar de los cielos a Su Hijo que viene y nos libra de la ira venidera (1 Tes. 1:9-10). El Señor nos ha libertado de la mano de nuestros enemigos, a fin que de ahora en adelante le sirvamos sin temor por toda nuestra vida con la santidad y la justicia que son gratas a El (Lc. 1:68-75), estando preparados para el arrebatamiento que está cerca (Mat. 25:10; 1 Tes. 5:23. Lc. 12:35-40). Cristo murió por todos, a fin de que todos aquellos que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que ha muerto y ha resucitado por ellos (2 Cor. 5:14-15) y que ellos intercedan como sacerdotes delante de Dios de modo que muchas almas prisioneras sean libertadas, para alabar y dar gloria de la infinita riqueza de Su Gracia (1 Ped. 2:9-10; Apoc. 1:5-6; Ef. 1:6-7; 2:7).
"Dios, nuestro salvador... quiere que todos los hombres sean salvados y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Tim. 2:3-4). Por esto quiere que sus hijos y sus rescatados sean testigos vivientes de Jesucristo, mediante la potencia del Espíritu Santo, confesándolo ante los hombres como su salvador y como rey que pronto debe volver en gloria (Hch. 1:8; 1 Ped. 2:9; 3:15).
"Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación" (Rom. 10:10). "A cualquiera pues que me confiese delante de los hombres yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos" (Mat. 10:32). "Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de El, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles (Mc. 8:38).
"Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tes. 5:23).
"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de Su Gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén". (Judas 24-25).
Las formas más difundidas de los pecados de abominación,
idolatría, superstición y brujería
Introducción
Son muchas y variadas las manifestaciones y las expresiones
de los pecados de abominación, y difieren según las regiones, los países y las
diversas clases sociales.
En la siguiente enumeración mencionaremos solamente aquellos
pecados de abominación que son más difundidos. Lo haremos en palabras claves y
por categorías; queremos que esto sirva para que todos los pecados de
abominación no mencionados vengan también a la memoria.
Generalmente se comienza practicando las formas
aparentemente inofensivas de la interpretación de los signos, repitiéndolas y
luego imitándolas por costumbre sin creerlas verdaderamente. Como consecuencia
Satanás arrastra a ligaduras siempre más profundas y más tenaces, por ejemplo,
con la elección de los días se llega a la astrología; el exorcismo, la
adivinación, la curación de enfermedades mediante el ocultismo, la magia, etc.
Con su astucia Satanás enreda a la gente empezando con hilos
finos, con los cuales teje una cuerda, para ligarla al final con cadenas de
hierro.
¡Que el Señor con Su gracia abra los ojos a muchos lectores
por medio de esta exposición insuficiente, en cuanto a su culpabilidad en este
campo tan oscuro y también para conocer al Salvador Omnipotente que purifica
cada pecado y rompe todas las cadenas! (Lc. 4:18; Sal.
107:10-16; Hch. 26:18).
I. Interpretación de los Signos
1. Signos de suerte:
Encontrar una herradura de caballo, un clavo grande, un
trébol de cuatro hojas, hojas de hiedra o una aguja, el hueso de la pechuga del
pollo (huesito).
Aplicar puntos blancos o rayas en las uñas.
Ver una araña a la tarde, o una telaraña en el cieloraso de
la habitación.
Repetir dichos populares por ejemplo: "El vaso roto
trae suerte" o "muchas nueces, muchos hijos".
Sacar el número capicúa.
El arroz (aceite, harina) derramado por casualidad o tirado
hacia los novios.
Quitar la paja que llevan los lagartos trae suerte y
prosperidad.
Tocar la cola del vestido de la novia, cuando sale de la
iglesia, trae suerte en cuanto a encontrar novio/a, o tirar el anillo de la torta.
Tirar agua y sal cuando se rompe un espejo, para no atraer
la mala suerte.
2. Señales del porvenir: que anuncian una visita, una carta,
una noticia, dinero, etc.:
Cuando se sueltan los cordones de los zapatos o se pierde la
cerradura o toperon del zapato, etc.
Cuando el gato se lava, el fuego sopla, o el agua caliente
hace ruido o "canta".
Cuando la mano derecha, la nariz o la cabeza dan comezón,
"pican" o cuando un ojo late, un dedo "tira", cuando se
estornuda, las orejas "susurran" o se "calientan", o se
tiene hipo.
Cuando se encuentra un pedazo de paja en la escalera o en la
habitación, o un hilo blanco en el traje, etc.
Cuando hay hojas en el té o espuma en el café.
Cuando las puertas se abren por sí mismas o los cristales se
rompen.
Cuando un cuchillo o tijeras caen sobre el piso de madera o
tierra, y quedan clavados, o se cae el pan o algo de la comida al estar
comiendo.
Cuando uno está cosiendo y se pincha con la aguja.
Cuando todo se ha comido presagia el estado del tiempo.
Cuando un perro o un gato come pasto.
Cuando llueve en el día del casamiento. Al cantar corriendo
se le atribuye un significado.
Interpretar el cruce de un zorro por el camino.
Ponerse la alianza usada por otra persona.
Que una joven encuentre una hoja de laurel en el plato,
tiene cierto significado.
3. ¿Qué significa?
Cabellos crespos o rojos, nariz torcida, o rodillas o codos
que terminan en punta, corresponden a cierto tipo de gente.
Un cometa (estrella con cola) anuncia una guerra.
@INT10.6 = Cuando la mesa tiembla; cuando se cae una caja
con agujas; cuando se cae la sal; cuando la navaja se oxida en el bolsillo
alguien se muere; cuando un espejo o vidrio se rompen; cuando hay ruidos en los
muebles o en los tirantes de la casa interpretarlos de diferentes formas.
@INT10.6 = Una hoja blanca en el repollo, hojas blancas de
ciertas plantas, flores de dos clases en el mismo ramo; cuando se pela una
naranja, hay toda clase de interpretaciones.
Tela o bolsas comidas por los ratones.
La posición de estampillas o sellos en las cartas.
Cuando los zapatos chillan.
Ver una araña blanca es señal de alegría.
Dar significado cuando se camina de costado, cuando se está
con los brazos en la puerta.
Cuando no se reconoce a una persona.
Cuando se plantan hortensias o batatas en la casa.
Cuando se regalan flores de color amarillo es signo de des
gracia.
Hacer interpretaciones cuando se encuentra un botón, cuando
un perro o un caballo se revuelca, cuando el gallo canta en la puerta, cuando
una gallina canta como gallo.
4. Interpretación de los números:
Considerar a los números 3, 7, 9, 13, como señal de suerte o
desgracia.
Cuando trece personas están sentadas juntas en una mesa o
cuando se juega a la lotería en el día 13 de cualquier mes.
Hacer algo o decirlo tres veces durante los días 3, 7, 9 por
ejemplo: inclinarse tres veces a la tierra para curarse ciertas dolencias.
Tres veces tragar sin respirar cuando se tiene hipo, tres
veces estornudar, tres veces gargarizar o tirar tres veces agua por la nariz.
Hacer tres veces un voto en una iglesia nueva; no prestar
nada durante tres días; clavar tres clavos.
Por un malestar escupir tres veces en una piedra.
Cuando algo acontece dos veces así, también acontecerá la
tercera. "No hay primera sin segunda, ni segunda sin tercera".
Golpear tres veces en la tierra cuando se ve a un marinero o
tocarle la cabeza a otra persona.
Hacer tres cruces sobre la entrada de la puerta o encima de
la ventana, para ahuyentar los espíritus malignos.
Un número impar de pollitos trae más suerte.
Sembrar un número impar de porotos.
Contar las estrellas durante nueve días.
Cuando uno se equivoca tres veces en la misma cosa es señal
de que debe dejarla.
5. Signos de desgracia:
Encontrar un barrendero, sacerdote, o un jorobado, una mujer
vieja, una mujer embarazada, o un funeral en determinado lugar.
Ver una araña a la mañana significa desgracia y mala suerte;
ver un gato negro o un sapo, una lechuza o una mariposa negra, oír grillos, o
el grito del loro.
Cuando un gato negro se cruza en el camino; caracoles
amarillos, murciélagos.
Cuervo o pájaro negro encima del techo.
Si el pan está de cabeza.
Un temporal de invierno; cuando se quema la hierba en el
jardín.
Cuando se saluda con las manos atravesadas; colocar en cruz
o de modo inverso un cuchillo o los utensilios de trabajo.
Poner los zapatos en la mesa.
Interrumpir cadenas de la buena suerte.
Cuando hierve agua de balde, la suerte se va de la casa.
Perder la alianza o quebrarla. Salir de la casa sin lavarse.
Ponerse la ropa al revés sin darse cuenta.
Cuando llueve en el día del casamiento y se moja el velo de
la novia.
Atribuir significado a las perlas (lágrimas). Cuando los
perros ladran o escarban en la tierra.
Cuando una caravana de casamiento se encuentra con un
funeral. Cuando un cadáver no se endurece o tiene los ojos cerrados, morirá
algún pariente en breve. Cuando el reloj se para, morirá el dueño.
Cuando se ve por primera vez en el año una cigüeña, interpretar
el futuro económico durante el año.
Cuando cae una estrella del cielo; cuando florecen árboles
fuera de estación.
Regalar zapatos, pañuelos, broches, tijeras, cuchillos o
algo puntiagudo, significa perder la amistad.
Perlitas blancas en la orilla de un vaso de vino; atribuir
significado a la flor de magnolia, los vegetales que salen mellizos; y a las
plantas que florecen mucho.
Cuando no se quiere limpiar las telas de araña de las casas;
si se ve al perro esconderse debajo de la cama de un enfermo, se cree que
morirá.
Cuando las hormigas llevan sus larvas a cuestas, cuando se
ven mariposas negras, anuncia inundaciones.
Al pasar por debajo de una escalera, derramar sal gruesa, al
romper un espejo, siete años de mala suerte.
No mirar ciertas cosas porque trae desgracia.
Volver a poco después de haber salido; abrir la puerta a las
doce de la noche; salir de la casa con el pie izquierdo.
Si una lechuza da vueltas (ronda) la casa, si se abre la
puerta con el viento y se dice "pase", creer que entra el diablo.
Cuando se come de la sartén.
II. Elección de Días y Atención dada a las Estrellas y a la Luna
1. Elección de días
Poner atención en ciertos días y horas, épocas y actuar
consecuentemente adoptando también otras prácticas supersticiosas.
En ciertos días, sembrar, plantar, no viajar o casarse
porque trae suerte o desgracia.
Asimismo, cortar las uñas, los cabellos, plantar en el día
del Año Nuevo, bajo cierto signo del zodíaco. No comenzar un trabajo en día
viernes, no carnear cerdos. No hacer compras.
Poner huevos en la incubadora o bajo una gallina clueca el
Viernes Santo, para obtener más pollitos; no reír, no cantar, no viajar, porque
trae desgracia.
Poner huevos, velas, talismanes, etc., en ciertos lugares de
la casa para prevenir el incendio o el relámpago.
Tomar los huevos del Viernes Santo.
Hacer un voto cada sábado.
Tener suerte especial los días martes, viernes o en días
especiales durante el año.
Anotar los días de desgracia y poner atención en ellos,
hacer algo en días especiales de la vida.
Sacudir un árbol en el día de Navidad.
Primero de abril significa día de desgracia.
Primero de mayo significa día de fortuna.
Comer manzanas para la salud en el día de Año Nuevo o en el
día de Pentecostés.
Usar agua bendita.
Casarse en mayo trae buena suerte.
Un muerto en el día domingo llama a otro muerto de la
familia.
Un acontecimiento se repite cada diez años.
Un niño nacido en domingo o en mayo es un niño de suerte,
pero un niño nacido en viernes es un niño de mala suerte.
Pronosticación del tiempo:
Poner atención en el tiempo en ciertos días para poder
pronosticarlo (ejemplo: en la Semana Santa, un día de ayuno, martes o viernes).
El tiempo de los primeros doce días del año demuestra el
tiempo para todo el año. Predecir el tiempo del domingo poniendo atención en el
viernes.
2. Atención dada a la posición de los astros y de la luna -
Astrología:
Tomar en cuenta los signos del zodíaco. Por ejemplo:
"pez", "escorpión", "gemelos", etc., el
calendario astrológico para sembrar o plantar.
Hacer ciertas cosas o no hacerlas, según la luna (luna
llena, luna nueva, luna creciente o descreciente). Por ejemplo: sembrar,
plantar, poner los huevos en la incubadora, carnear un animal, cortarse los
cabellos, etc. Plantar las papas, batatas, en luna nueva.
3. El grito de las aves:
Poner atención en el grito de la lechuza, el búho, el
cuervo, la urraca, para presentir desgracia o muerte. El canto de ciertos
pájaros significa fortuna o suerte, por ejemplo: interpretar el canto del
pájaro carpintero, de la gallina, de la tórtola, del gallo.
1. Invocar la felicidad o salud:
Meter la pluma de un cuervo o de la lechuza en la hierba o
tierra.
Esconder sal, pan o dinero en la casa, bajo una viga, una
estufa, encima de una puerta, etc.
Poner un cuchillo, tijeras, el botón de una rosa, u objetos
bendecidos o la Biblia debajo de la almohada.
Colocar doce cebollas o manzanas en una ventana.
Contar las canas. Fijar una herradura en la puerta o en el
coche.
Romper vasos en el día del casamiento.
Tener monedas en la mano mientras se cuece un dulce o torta
o decir "Dios quiera que salga bien".
Hacer la señal de la cruz en el pan antes de comerlo.
Tirar sal en una casa nueva antes de vivir en ella.
Coser en los vestidos hojas de laurel en forma de cruz.
Grabar en la piedra de un anillo u otros objetos, signos y
considerarlos como signos de suerte.
Entrecruzar los dedos como señal contra el mal, hacer
cuernos o nudos.
Tirar cáscaras de manzanas o naranjas, o dientes extraídos
detrás de sí mismo.
Guiar un cerdo recién comprado hacia atrás en el establo.
Poner una tarjeta o billete de suerte sobre un mueble o
detrás de una imagen.
Poner pan o sal sobre la cocina de los recién casados.
Hacer pan, plantar árboles, etc., invocando los nombres de
la Trinidad.
Poner una cinta negra de luto sobre un mueble para tener
dinero durante todo el año.
Llevar amuletos y talismanes que traen suerte y fortuna, que
ayudan y protegen, que alejan malos espíritus o contra la desgracia,
accidentes; para alejar la maldad, envidia, las contrariedades cotidianas, etc.
Los talismanes y amuletos existen en las formas más diversas y raras. Por
ejemplo: piedritas de la suerte, cuernos, mano cerrada, elefante de marfil, el
número trece, una pata de conejo, el uso de ruda macho, pedazos de tela,
anillos, anillitos, cadenas, medallas, perlas, hasta cruces de madera,
muñequitos, escarabajos, collares de coral, el anillo sacado de la cola de un
lagarto grande.
Dar de comer a los animales en la medianoche de Navidad o
Año Nuevo.
Otras costumbres supersticiosas, por ejemplo: dar exámenes
con la misma ropa, porque trae suerte; no pisar las rayas de las baldosas, etc.
El plátano y la higuera son considerados como plantas
propicias para ocultar demonios: para preservarse de éstos hay que cortar una
cruz en el tronco.
Poner cardo en forma de cruz en la puerta, para que el
espíritu del finado no vuelva, ni entre en el cuarto.
Las palmas bendecidas por el cura en el domingo de ramos
colocadas en las chacras, ahuyentan los granizos; esta misma palma colocada en
la puerta cuida que los demonios no entren.
La lechuza trae mala suerte; para neutralizar su poder hay
que decirle a gritos una mala palabra.
El caldo de gallina clueca para curar los celos.
Para que deje de llover, la muchacha más joven de la casa
tiene que tirar jabón arriba del techo o yerba delante de la puerta.
Un ajo atravesado por un alfiler y colocado debajo del
colchón preserva contra todo peligro; o quemar hojas de ajo para tener dinero.
Echar en el mate las uñas quemadas y disueltas de un gato.
Comúnmente en el campo se cree que al poner cuernos de toros
en los techos de las casas, ahuyenta a los malos espíritus.
Golpear madera para que no pase algo malo.
Tirar tres puñados de sal hacia atrás.
Clavar un cuchillo encima de la mesa y hacer un voto
llamando tres veces abajo de ésta.
Cuando el pie o la pierna están dormidos dar tres golpes en
la rodilla.
Hacer una cruz en la mesa cuando llueve o relampaguea.
El Mal de Ojo, es decir la supuesta capacidad de una persona
de causar mal sobre otra con la mirada, o la anulación de éste
"cortándolo" con amuletos o prácticas misteriosas como hacer rezos o
la señal de la cruz, esta directamente relacionado con el espiritismo.
Pedir deseos:
Cuando se ve caer una estrella o agua que corre.
Al encontrar dos almendras o nueces en una sola cáscara.
Al contar los botones de un vestido.
Quemando papel o pelos, deshojar una margarita u otras
flores, mientras se recoge lechuga, cuando se destroza un pollo o una gallina,
cuando se cuentan nueve estrellas.
Cuando uno se frota ligeramente las manos o recoge flores;
entrando por primera vez en una iglesia.
Cuando dos personas al mismo tiempo dicen la misma palabra o
frase; al ver una mujer embarazada.
Al escuchar la sirena de una ambulancia, pedir tres deseos.
Al ver un coche amarillo, pedir ver a la persona que se
desea.
2. Para evitar desgracias (rayos, tormentas, enfermedades,
muertes, etc.):
Poner cartas contra el incendio en la chimenea, debajo de
las vigas, encima de la puerta. También se usan huevos.
Poner o plantar ciertas flores o plantas sobre el techo.
Quemar los dientes de leche, arrojarlos debajo de la cama o
meterlos en una ratonera.
En el caso de una muerte: parar los relojes, cubrir los espe
jos, sacudir el tonel de vino o los cajones de abeja, sacudir semilla o trigo,
o abrir la ventana para que el alma pueda salir.
Volver sobre los propios pasos cuando se tropieza en una
piedra.
Decirlo a los animales cuando el patrón ha muerto.
Parar la escoba dada vuelta frente a la casa o llevar sal
consigo, hacer ruido cuando el fuego "sopla", para mantener lejos a
los espíritus malos.
Desparramar sal o pimienta y rezar un Padrenuestro cuando la
luna decrece; desparramar sal sobre el carbón caliente en los "tres nombre
supremos".
Al escuchar una petición: tocar madera, llaves o hierro.
Pronunciar ciertas fórmulas, para evitar accidentes o
enfermedades recién mencionados.
Llavear la puerta en los tres nombres supremos.
No hacer pasar a los niños por el alambrado o la ventana.
No abrir un paraguas dentro de la casa, no poner un sombrero
sobre la cama o un zapato sobre la mesa; para evitar discordias.
Copiar y poner en circulación, cartas de cadenas de oración
u otras cartas de cadenas.
Llevar cartas del cielo, cartas de peticiones y protección,
versículos bíblicos, oraciones, escamas de peces, cruces, amuletos, mascotas,
medallones, etc., en el monedero o colgando sobre el cuello, para protección en
peligro de muerte, especialmente como lo hacen los soldados durante la guerra.
Tener colgados en el auto fetiches (muñecos, monitos, etc.)
o tener colocada una herradura para protegerse contra choques. Asimismo llevar
animales (perros, gatos, etc.) como talismanes consigo.
Evitar de colocar las camas con la parte inferior vuelta
hacia la puerta.
No sentarse sobre el canto de la silla, para no tener que
esperar siete años.
Esconder o clavar en la casa o en el establo amuletos o
cartas de conjuración.
Grabar o tatuarse letras o figuras en el cuerpo (Lev.
19:28).
Interpretar el futuro o investigar el pasado (Lev. 19:31;
20:6; Isaías 8:19; 44:24-25; Miq. 3:6-7; Jer. 29:8-9):
Hacerse echar las cartas, hacerse predecir el futuro por
adivinos, gitanos, quirománticos o videntes (también si se hace en broma).
Hacerse interpretar las líneas o las venas de las manos sea
en serio o bromeando.
Hacerse interpretar la escritura de mano (grafología).
Leer en el fondo del café, en las hojas de té. Interpretar
las burbujas en el vino, en la yema de un huevo.
Consultar la suerte haciendo girar una llave o un cuchillo
encima de la Biblia.
Colgar un anillo en un hilo o en un pelo encma de un vaso
para interpretar el futuro.
Consultar un espejo de adivinación, una bola de vidrio o
cristal o el "calendario astrológico".
Consultar el horóscopo para sí mismo o para otros, es decir,
hacerse predecir el futuro según la posición de los astros en el día del
nacimiento. También hay horóscopos que señalan el carácter.
Tirar "planetas" (papelitos de adivinación) en las
ferias.
Interpretar las formas del plomo, estaño o cera fundidos o
lanzar cohetes en la noche del Año Nuevo. Disparar un arma al aire o tirar
objetos viejos por la ventana.
Explorar el futuro según caigan zapatillas, monedas, cajas
de fósforo, cáscara de naranja y manzanas después de tirarlos al aire. Asimismo
toda interpretación con cáscaras de naranja o similares, al pelarlas, etc.
Lanzar cerillas o billetes de lotería.
Interpretar sueños según la cábala o libros de sueños (toda
cábala es adivinación y abominación ante los ojos de Dios).
Creer que el primer sueño en una casa nueva se va a cumplir.
Contar veinte estrellas durante ciertas noches y estar
atento al sueño de la noche siguiente.
Estar atento al grito de los animales. Estudiar cartas del
mes o cartas del futuro.
Hacer disolver azúcar o sal antes de tomar una decisión.
Interrogar el péndulo usando plomo, un reloj o un anillo
para encontrar objetos perdidos. Asimismo para encontrar personas perdidas,
etc. (El "péndulo sideral" o la "radiestesia" también son
magia).
Consultar la varita mágica, un espejo, la bola de cristal,
etc. (compare Os. 4:12).
Interrogar la Tabla Quija" (tabla de escritura
espiritista que suele venderse bajo otros nombres, por ejemplo
"Oráculo").
Examinar las entrañas de ciertos animales (compare Ez.
21:26).
Consultar la Biblia de familia o la llave heredada de los
antepasados cuando alguien de la familia está muriéndose.
V. Curación de
Enfermedades por medio del Curanderismo o Magia blanca*
Mediante manipulaciones misteriosas prescriptas,
pronunciando fórmulas mágicas, oraciones o conjuros que tienen poder mágico.
Atar un hilo alrededor del brazo y la pierna añadiendo
objetos como pedazos de corcho o de ruda; llevar consigo cartas contra el
incendio, cartas al cielo, amuletos, cartas de encantamiento, versículos bíblicos
en el pecho: contra enfermedades específicas o el "mal de ojo".
Usar aretes contra enfermedades de las orejas, nariz y los
ojos.
"Soplar" sobre los niños cuando se caen y decir
"nada, nada".
Llevar en el bolsillo o en los zapatos, raíces, castañas,
cebollas, remolachas, arvejas, ruda macho, etc., para evitar el reumatismo y
otras enfermedades; usar llamados los "remedios maravillosos".
Llevar en el bolsillo un anillo, una moneda, pulseras, etc.
de cobre contra ciertas enfermedades.
Clavar un clavo en la puerta o en una viga cuando se tiene
dolor de dientes.
Recoger una piedra del suelo y escupir debajo o hacer la
señal de la cruz contra los dolores de costado.
Colgar sobre la puerta cebollas, zanahorias u otras raíces
contra la ictericia.
Enterrar o poner debajo de una piedra antes de la bajada del
sol, orina o cabellos de un enfermo (para hacer desaparecer las molestias
durante el embarazo).
Cuando nace un niño o cuando se quiere hacer desaparecer
lunares: enterrar ciertos objetos o pronunciar oraciones misteriosas.
Poner en la casa o el sótano un caño de hierro con una
varita de madera contra el insomnio.
Instalar "medios defensivos" para protegerse de
las llamadas "radiaciones terrestres" (por ejemplo, ciertos aparatos
eléctricos o cajoncitos con toda clase de plomo, cobre, madera, etc.).
Eliminar verrugas con medios misteriosos, haciéndolo en
secreto o en los tres nombres supremos, frotando con carne podrida, con
caracoles, sapos, tocino o cuando hay luna decreciente, o cuando caen estrellas;
repitiendo fórmulas mágicas frente al agua corriente o haciendo nudos en un
hilo que será echado al fuego.
Curar enfermedades invocando los tres nombres supremos
(Trinidad) o recitando cierta cantidad de "Padrenuestros".
Pasar la mano sobre el cuerpo de niños o sobre la parte
enferma en los tres nombres supremos.
Envolverse el cuello con la media izquierda contra el dolor
de garganta o con un paño rojo contra el sarampión.
Colgarse una cinta o una cadena de perlas con hilo verde de
seda en el cuello; contemplar la luna decreciente y pensar algo, para combatir
enfermedades de la piel.
Utilizar una cinta roja contra "las malas ondas".
Ponerse la ruda u otra hierba detrás de la oreja contra el
dolor de cabeza.
Pronunciar "fórmulas de bendición" contra la
fiebre, incendio, etc.
Recoger plantas medicinales u homeopáticas según principios
"cósmicos" o "astrológicos" y usarlas o preparar con ellas
pomadas u otros remedios. En casos extremos usarlas para hechicerías.
Curar la epilepsia o hemorragias mediante costumbres
misteriosas.
Consultar para sí o para otros a los "soñadores" o
"videntes" quienes diagnostican bajo un estado de sueño hipnótico,
incluso a grandes distancias, prescribiendo también los remedios (clarividencia
o telepatía).
Llevar orina al "vidente" el cual identifica toda
enfermedad con su "don sobrenatural" y prescribe remedios
homeopáticos.
Consultar toda clase de "curanderos",
"conjuradores", "sanadores, ensalmistas", etc., que soplan,
frotan o untan las partes enfermas, murmurando, cuchicheando y pronunciando
"fórmulas" o "bendiciones mágicas" en los tres nombres
supremos.
Consultar "curanderos por simpatía" los cuales
quitan las enfermedades tomándolas sobre sí mismos o lanzándolas sobre otras
personas, animales o plantas. Estos hacen uso de fórmulas y remedios mágicos
como por ejemplo "polvo simpático" para curar heridas. La curación
por simpatía y ensalmos se basa sobre la fe en una supuesta relación misteriosa
entre los diversos órganos del cuerpo humano y diversos objetos del mundo
exterior.
Aquí cabe mencionar que la práctica de "medir el
empacho" y su curación tirando "el cuerito" también son
prácticas espiritistas con las cuales uno se expone a las influencias
demoníacas.
VI. Métodos Terapéuticos Escondidos bajo la Apariencia de: "Ciencia Moderna" o
"Medicina Alternativa"
Estos son métodos que con la apariencia de ser científicos,
diagnostican y curan las enfermedades a través de técnicas no convencionales.
Para el diagnóstico no utilizan el instrumental tradicional sino los sentidos o
ciertas técnicas misteriosas. Lo mismo ocurre con las terapias que emplean,
puesto que movilizan fuerzas que ni la conciencia ni los sentidos son capaces
de captar. Por eso creemos necesario advertir que las llamadas "ciencias
modernas" no son sino nuevos ejemplos de la vieja astucia de Satanás,
disfrazados de tal modo que puedan aún engañar a los escogidos de nuestros
días. Entre estos métodos terapéuticos más popularizados podemos mencionar:
1. Iridiología 7. Acupresura
2. Homeopatía 8. Yoga
3. Psicoanálisis 9. Magnetismo
4. Hipnotismo 10. Cristalografía
5. Autoentrenamiento 11. Grafología
6. Acupuntura 12. Parapsicología
La iridiología (o diagnóstico por el iris) suele ser
practicada por los homeópatas. Se basa en el supuesto que cada parte del cuerpo
y de la psiquis tienen su correlación con una zona del iris. Allí se
manifestarían las enfermedades pasadas y presentes de la persona por medio de
ciertos signos.
Existen las "claves del iris", o esquemas de los
iris de ambos ojos en los que se han delimitado los "campos de los
órganos". Cada uno de estos campos corresponde a una zona del cuerpo o la
psiquis. Así hallamos un "campo hepático", "campo del dedo
pulgar derecho", un "campo epiléptico", etc. Sin embargo, estas
claves del iris distan mucho de ser universales puesto que se conocen unas 15
claves diferentes según cada corriente.
Se han hecho serias investigaciones científicas para
comprobar la correlación entre las diferentes zonas físicas y psíquica y las
zonas del iris, pero no se las ha podido corroborar en ningún modo. Por el
contrario, los médicos - no los iridiólogos - concuerdan en que el diagnóstico
por el iris es inseguro y por ello, inoperante.
Al no poder justificarse este método científicamente,
concluimos, que tiene su origen en otro lugar: el ocultismo. En realidad se
trata, de otra forma de adivinación enmascarada científicamente y sabemos de
muchos cristianos que han caído en su trampa.
Muchos justifican su uso diciendo que da resultado, pero a
ellos contestamos, que por supuesto se puede hallar la salud física no sólo por
el camino de la ciencia o la sanidad divina, sino también por el de la
brujería. Aún cuando los cristianos que lo aceptan no lo sepan, se han hecho
copartícipes de un pecado de abominación. Por ello, aconsejamos a quienes han
caído en el diagnóstico por el iris, confesarlo a Dios y apartarse, y a los
demás cristianos, que eviten cualquier contacto con esta "ciencia"
inspirada por Satanás.
La homeopatía y sus fundamentos fueron expuestas por el
médico alemán Samuel Hahnemann durante 1816-1822 en la ciudad alemana de
Leipzig. Puesto que encontró mucha oposición por parte de los médicos, se
trasladó en 1835 a París, donde logró posteriormente bastante difusión. Según
consta en las investigaciones del gran diccionario científico francés
"Larousse del Siglo XX", editado en 1930, Hahnemann afirmó haber
recibido la homeopatía "por revelación de poderes sobrenaturales".
Este sistema terapéutico se basa en la administración de una dilución muy suave
de remedios conocidos y por otro lado, en el principio de curar a "lo
semejante con lo semejante".
Pero es de preguntarse si los poderes sobrenaturales que
inspiraron a Hahnemann eran poderes buenos o malos (es decir, divinos o
diabólicos y de origen ocultista). Es sabido que hasta los "espíritus de
muertos" han trasmitido sus "conocimientos" sobre el tratamiento
de enfermedades.
No es de maravillarse que muchos homeópatas no son médicos
recibidos (en la Argentina, aunque sean médicos recibidos, la medicina
homeopática está solamente bajo tolerancia de la ley) y la mayoría de ellos
trabajan con métodos usados en el espiritismo, como por ejemplo el péndulo y la
diagnosis por el iris. En la mayoría de los pacientes, se da un desconocimiento
de esto, porque es fácil ejecutar tales prácticas en oculto o bajo el pretexto
de un simple examen médico del ojo.
En diversos lugares se ha confirmado que, por lo menos el
90% de los homeópatas, están trabajando con métodos y prácticas espiritistas,
como detallan los siguientes tres ejemplos:
1) El Dr. Kurt E. Koch (autor de varios libros contra el
ocultismo) afirmó que según su experiencia y observación en muchos países, de
diez homeópatas, nueve determinan los remedios que van a aplicar en sus
pacientes con métodos espiritistas, como el péndulo y la diagnosis por el iris.
2) Un homeópata alemán conocido y de buena reputación, hizo
declaraciones delante de una hermana en la fe. Pertenecía a la Asociación de
los homeópatas de Alemania que tiene más de 300 miembros y que los conocía a
todos personalmente. Según sus propias observaciones, manifestó que le sobraban
los dedos de sus manos para contar los homeópatas, que trabajen en forma
natural para determinar los remedios.
Hemos observado, al dar asesoramiento espiritual en
Elsass-Lothringen, Francia, que la mayoría de éstos trabajan empleando métodos
espiritistas, y por eso creemos en la necesidad de advertir acerca de la
homeopatía.
3) En el sur de Francia vivimos la siguiente experiencia:
tuvimos una reunión de oración con dos hermanas que están traba jando
fervientemente para el Señor. Pero al observar cierta inhibición en sus
oraciones, les hicimos algunas preguntas. Salió a la luz, que habían consultado
a un homeópata (era sabido que empleaba el péndulo) y que se habían curado con
los remedios prescriptos por éste. Posteriormente, las dos hermanas
manifestaron y aclararon que antes de consultar a aquel homeópata dialogaron
con un médico clínico, quien recetó exactamente el mismo remedio que les
prescribiría más tarde el homeópata. Hasta compraron este remedio en la misma
farmacia. La diferencia sólo fue que no les hizo efecto. A través de lo
mencionado y tomando en cuenta que el Espíritu de Nuestro Señor Jesucristo, no
puede estar en comunión con las tinieblas (Oseas 4:12), es obvio que las dos
hermanas no fueron curadas con el remedio, sino a través de un espíritu
demoníaco. Ellas, después de arrepentirse y de apelar a la purificación por la
sangre de Jesucristo, pudieron orar con libertad.
Las experiencias indican que tal tratamiento místico no está
basado en ciencia alguna, y por el gran peligro de una influencia espiritista
que ocultan detrás del tratamiento, es muy aconsejable evitarlo y dejarse
purificar por la sangre de Jesucristo si se ha estado en tratamiento con ellos.
"Y ¿qué acuerdo hay entre el Templo de Dios y los
ídolos?" ..."Por lo cual salid de en medio de ellos y apartaos, dice
el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré" (2 Cor. 7:16-17).
Para profundizar en lo expuesto medite 2 Cor. 6:14-18; 7:1; Deut. 18:9-14; Lev.
19:31; 20:6 y 27; Apoc. 21:8; 22:15.
Querido lector, tal vez Ud. ahora está inquieto por lo
leído, o está en dudas en cuanto a cómo poder tener una conciencia limpia.
Todos los pecados que el Espíritu Santo le muestre, confiéselos a Dios con un
espíritu humilde y un corazón sincero. ¡Venga a Jesús! Con su sangre preciosa
le purificará de toda desobediencia hacia la infalible Palabra de Dios y le
libertará de las cadenas de Satanás. Solamente así Ud. conseguirá una
liberación y victoria en todas las esferas de su vida.
Nota:
La oposición provocada algunas veces por la versión anterior
de este tratado sobre la homeopatía, nos llevó a un estudio más profundo de la
misma. Así encontramos que no se puede contradecir lo expuesto: más bien hay
evidencia que los mencionados "poderes sobrenaturales" son poderes
demoníacos. Las teorías y los cono cimientos en los cuales se basa la
homeopatía no poseen ninguna base lógica o científica. Todo se puede deducir a
una simple sugestión o creencia.
Siendo creyentes en el Dios vivo de la Biblia no podemos
adoptar la homeopatía, porque Dios no necesita de estos medios o prácticas
similares. La Biblia dice: "Si oyereis atentamente la voz de Jehová tu
Dios, e hiciereis lo que es recto delante de sus ojos, y diereis oído a sus
mandamientos, y guardareis y observareis todos sus estatutos, ninguna
enfermedad... te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador." (Ex.
15:26).
Es un método terapéutico ampliamente aceptado en la
actualidad. Su iniciador, S. Freud, partió para formularlo del "modelo
médico". Es decir, consideró todas las perturbaciones de la personalidad
como "enfermedades". Según su concepto, el hombre está expuesto a
influencias exteriores a él (herencia, medio familiar, experiencias infantiles,
etc.), que lo afectan "enfermándolo" mentalmente y provocándole
disturbios emocionales. De este modo, para lograr la recuperación de los enfermos,
es necesario conocer la causa o causas de la enfermedad y eliminarla. El
tratamiento recomendado por Freud es, precisamente, el psicoanálisis. Por medio
de éste se analiza el alma o psiquis en busca de aquellas causas. La
"retrospección", o sea la investigación en sucesos del pasado, es el
medio usado para determinarlas. Para ello, en sucesivas entrevistas, se indaga
en el pasado del paciente a través de preguntas, hipnosis, distintas clases de
tests (dibujos, escrituras, etc.) formulados por el psicoanalista. Este analiza
las respuestas o resultados y así, una vez halladas las causas de la
perturbación, trata de eliminar sus efectos a fin de hallar el equilibrio y la
paz interior del paciente.
En verdad, el psicoanálisis investiga el alma humana con
recursos humanos, es por eso que sólo puede dar una paz ficticia. Su falla
principal es que niega la verdadera causa de todos los males que afligen al
hombre: el pecado. En consecuencia, busca solucionar sus problemas fuera de lo
que determina la Biblia, o sea el perdón que ofrece Jesucristo en la cruz. El
peligro que entraña la práctica psicoanalítica es que abre el alma a las
influencias extrañas de las potencias ocultas. La experiencia demuestra cuántas
personas, expuestas por el psicoanálisis a las fuerzas ocultas, son víctimas de
una terrible opresión satánica.
Es una técnica que se aplica para curar ciertas
enfermedades, generalmente de origen psíquico, o bien para anestesiar a la
persona. En términos generales, podemos describir al hipnotismo como el proceso
por el cual una persona pierde el control de sí misma, sufre un
"estrechamiento del campo de la conciencia" y queda sometida a la
voluntad del hipnotizador.
Como cristianos, es obvio el peligro que esta práctica
entraña. No sólo por el sometimiento que se produce hacia otra persona ajena a
nosotros mismos y a nuestro código moral, sino por el estado de indefensión que
provoca, exponiendo al hipnotizado a cualquier potencia extraña. En verdad,
frecuentemente ocasiona fuertes daños psíquicos y terribles ataduras
espirituales a poderes demoníacos. La antigüedad pagana conocía esta práctica y
su objetivo principal era la adivinación: los médium o brujos de todas las
épocas, han aprovechado el estado hipnótico para lograr el estado de trance
necesario a sus ritos de adivinación. En la actualidad, disfrazada con fines
científicos, no deja de tener los mismos peligros, pues son las mismas fuerzas
del mal las que la mueven.
Muchos se han entregado al sueño hipnótico para curarse
trastornos de la personalidad y por cierto que lo han logrado. Son muchos los
hombres de ciencia renombrados que lo recomiendan. Pero aún ellos, al
hipnotizar, usan fuerzas que desconocen. La realidad es que, por muy científico
o inofensivo que parezca, el hipnotismo abre una puerta a Satanás, quien sin
retardo entrará a tomar posesión no para curar, sino para "robar y
destruir".
El autoentrenamiento (otros nombres son: entrenamiento
autógeno, autosugestión, sugestión, etc.) es una práctica que está tomando auge
en los últimos tiempos. Los medios de difusión lo recomiendan como "una
importante ayuda para la vida" y son innumerables los ejecutivos y
deportistas consagrados que lo practican. Consiste en un dominio del propio sistema
nervioso vegetativo por medio del cual suelen vencerse la obesidad, la
toxicomanía, el tabaquismo y la drogadicción. La técnica del autoentrenamiento
se ha desarrollado a partir del hipnotismo, cuando se experimentó con ciertos
estados producidos por éste. El Lic. J. Schultz, creador del autoentrenamiento,
trabajó por varios años con el hipnotismo y observó que las personas
hipnotizadas experimentaban con absoluta regularidad un sentimiento de pesadez
y temperatura. Luego hizo el experimento en sentido inverso, logró que los
pacientes llegaran por medio de autosugestión al estado de "pesadez"
o de "temperatura" y los ponía así en un estado de autorrelajamiento
y a este proceso lo llamó autoentrenamiento. Así es como uno mismo puede llegar
a un estado de "éxtasis" o "autointrospección armónica". Se
trata, más específicamente, de una autohipnosis. Esta se diferencia en un grado
inferior y otro superior. En el grado inferior, el autoentrenamiento se limita
a un cúmulo de sensaciones físicas: pesadez, temperatura, sosiego o placidez,
que pueden llegar hasta la inmovilización del corazón y es donde el practicante
se acerca más al grado superior. Una vez que el grado inferior es totalmente
dominado (por lo general después de dos o tres meses de práctica intensiva), se
pasa al grado superior. Este puede conducir a la insensibilidad total de la
persona. Además, es cuando en la mente comienzan las representaciones mentales
de objetos, colores, conceptos puramente abstractos y la percepción interior de
sonidos que han calificado como "voces de ángeles" y de "música
celestial". Cualquier pregunta que esta persona haya dirigido a su
inconsciente como antelación a la práctica, premeditadamente, tiene en esta
etapa respuesta. Por ejemplo, "¿Existe Dios?", "¿Tiene sentido
la vida?", "¿Qué hago mal?". Si en cambio, el practicante espera
ver objetos, llegará a verlos. Quien ha experimentado estas visiones, las
señala como el acontecimiento de liberación más grande que ha experimentado en
su vida.
Sometido a la crítica de los médicos, en general han juzgado
negativamente a la práctica del autoentrenamiento. Algunos, directamente, la
califican de disparate; otros, más específicamente, han puntualizado que
"si el enfermo sufría antes del tratamiento una enfermedad
autosugestionada, después se encuentra en un estado de salud sugerida".
Desde el punto de vista cristiano, debemos considerar la
práctica del autoentrenamiento como "altamente peligrosa". Las
razones que damos para ello son:
1. El Espíritu Santo obra junto con el espíritu del hombre y
sus habilidades. Jamás las disminuye y menos las anula; en todo caso, las
corrige. Dios se revela a Sí mismo por la Biblia y, para conocerla el hombre no
necesita ser trasladado a un estado en que sus facultades sean menguadas.
2. El autoentrenamiento reduce la capacidad crítica, de
orientación y autodeterminación del ser humano y lo lleva a la pasividad. Y
justamente esta pasividad y disminución de nuestras facultades desafían a los
demonios para que las usen. La pasividad es la causa de la entrada de los
poderes satánicos.
3. Los que practican el autoentrenamiento afirman que éste
los tranquiliza, los hace superiores, alegres y libres. Por lo tanto, ya no
necesitan a Dios. Esto hace del autoentrenamiento una religión sustituta.
4. Jesucristo nos invita a través de Su Palabra a mirarlo
únicamente a El como la Verdad y jamás a dirigir nuestros ojos a nosotros
mismos - seres caídos - ni a nuestra "visión interior".
Este es el principal argumento por el cual advertimos contra
el autoentrenamiento, práctica aprovechada por Satanás para engañar a los
hombres en estos tiempos (lo mismo vale para la hipnosis y otras prácticas
dudosas).
Si usted ha tenido contacto con el autoentrenamiento y sus
prácticas, debe abandonarlas totalmente, interior y exteriormente. Haga esto en
el nombre de Jesucristo. Así, sólo así y únicamente en El, podrá experimentar
una auténtica liberación de su ser.
A) Origen
La acupuntura (del latín: acus = "aguja" y puntura
= "punzada"), fue aplicada hace ya unos 3000 años a.C. por la
medicina china, una de las más antiguas del mundo. Oralmente trasmitida durante
el curso de los tiempos, fue cuestionada hasta sus últimos fundamentos.
La acupuntura tiene su origen en la China antigua y estuvo
basada en su filosofía. La acupuntura moderna, que emplea hierbas medicinales,
tiene sus bases filosóficas y prácticas en el Taoísmo. Fue ésta una escuela
filosófica fundada alrededor del siglo III a. C., y basada en la metafísica de
la "escuela de adivinos", estrechamente ligada a los ejercicios
ascéticos y a la autosugestión. La enseñanza del Taoísmo, expuesta en la obra
"Tao To King", tuvo su apogeo entre los siglos III y VII después de
Cristo.
B) Naturaleza y enseñanza
La acupuntura se basa en la teoría china apoyada en dos
principios: a) La existencia de la "energía vital" invisible,
"Ch'i". b) Los misteriosos "meridianos", canales invisibles
que se extienden bajo la superficie de la piel por todo el cuerpo y que
trasmiten la energía vital a todos los miembros del cuerpo. Esta energía vital
circula por todo el cuerpo renovándose con un ritmo de 24 horas a través de 14
"meridianos", 12 de los cuales son simétricos (en analogía, existen
también 12 distintos "pulsos", en base a los cuales el acupuntor
realiza el famoso diagnóstico de pulso).
Existen además otros 8 meridianos que cumplen funciones más
complicadas.
La energía vital es controlada por el "Yin" y el
"Yan", dos oponentes universales negativo y positivo, presentes en
toda la naturaleza. Cada enfermedad es provocada por un desequilibrio entre
estos dos oponentes, impidiendo así la circulación normal de la energía vital
por el cuerpo. Los meridianos se extienden en el cuerpo por vías exactas en las
que se localizan 750 a 950 puntos. (La acupuntura clásica mencionaba solamente
unos 365 a 380). Estos son los puntos que punzados con agujas, restablecen el
equilibrio de la energía vital. Es notable que estos meridianos no tienen
ninguna relación anatómica con el sistema nervioso ni con la circulación
sanguínea.
Los filósofos y médicos chinos ya han extraído todas las
posibles enseñanzas sobre esta mística energía vital. Y deben admitir que hasta
ahora no encontraron ningún fundamento científico para poder explicar el
funcionamiento de la acupuntura. Lo único que cuenta para el pueblo chino es el
éxito del tratamiento.
C) Resultados de las investigaciones:
A partir del la Revolución Comunista en China de 1949, la
acupuntura recibió un nuevo impulso que parece ser más significativo que el
comunismo de Mao Tse Tung en el sector político. Como consecuencia de los
éxitos extraordinarios que lograron conocidos médicos en hospitales de la China
(allí se emplea la acupuntura junto con la medicina clásica occidental), se
están haciendo desde hace algunos años investigaciones científicas en varios
países.
Los cristianos deben enfrentarse con esto y las
consecuencias de este método terapéutico chino, analizando su origen y
reflexionando sobre las consecuencias de su aplicación. Algunos cristianos,
efectivamente, se han sometido a tratamientos de acupuntura, pues en los países
occidentales ya existen innumerables médicos acupuntores. Por ejemplo, en
Francia hay en la actualidad 900.
A causa de las distintas opiniones de los médicos en el
occidente y por los muchos pedidos de aclaración, es necesario examinar los
distintos aspectos de la medicina china, en base a las investigaciones
realizadas en el campo médico y espiritual.
En las diversas publicaciones de revistas médicas, se ve
primeramente que hay que diferenciar entre la acupuntura que se emplea en el
Oriente desde hace miles de años, para combatir todas las posibles enfermedades
y el método moderno de anestesia local por acupuntura para las operaciones.
El empleo de agujas que no se hace según la anatomía del
cuerpo sino según los místicos meridianos con puntos "positivos" y
"negativos", parece tener en primer lugar efectos psicosomáticos:
porque el enfermo confía plenamente en el método terapéutico, éste resulta de
ayuda en muchos casos, donde la enfermedad tiene causas psíquicas. En todo
caso, muchas enfermedades curadas por la acupuntura, son de origen psíquico;
por eso la autosugestión y la hipnosis tienen grandes posibilidades.
Los médicos chinos tienen sus razones y experiencias
místicas, pero no pueden dar explicaciones reales a los resultados de sus
tratamientos. Por eso se entiende que muchos médicos del Occidente sean
escépticos frente a los métodos místicos de la antigua China.
A pesar de todos los descubrimientos sobre los fenómenos
eléctricos no se ha encontrado ninguna explicación al por qué se pueden curar
enfermedades con la acupuntura. Conociendo bien la historia, la cultura, la
filosofía y la religión china, no se puede dar explicación lógico-científica
alguna. La filosofía de los chinos acerca del Universo, les hace posible
renunciar a la lógica (cuando, por ejemplo, encuentran errores en la anatomía y
la fisiología del cuerpo humano) y apoyarse simplemente en los éxitos de su
método terapéutico no exigiéndole precisiones científicas.
Pierre Almaric, oculista de fama mundial, comenta en el
diario "Le Monde" (16/17 de noviembre de 1972), después de su viaje
de estudios a la China: "Lo que me impresionó más es que los pacientes
manifiestan una confianza total en la acupuntura, y pienso que la educación de
las masas por los medios de comunicación es ciertamente un factor importante...
Un número de médicos, incluso en los puestos más altos de la jerarquía china,
no creen en la efectividad de la acupuntura y lo admiten francamente en
público".
El médico francés Dr. Escoffier-Lambiotte declaró en
"Le Monde" (8 de noviembre de 1972): "Los niños aprenden este
método en la escuela, a los siete años de edad... prácticamente existe una
preparación psicológica en los hogares y en las escuelas... Los pacientes son
elegidos de antemano según su "susceptibilidad". Esta elección se
hace según varias conversaciones con el acupuntor. La preparación moral o
trabajo ideológico es una fase indispensable de la analgesia por
acupuntura". (La cita anterior es un extracto de una publicación oficial
de los mismos especialistas).
Respecto a la acupuntura como método terapéutico general, el
licenciado Erwin H. Ackerknecht escribe: "Los meridianos, canales y
puntos, nunca fueron comprobados ni anatómica-, ni fisiológicamente a pesar de
los muchos esfuerzos. Los exámenes eléctricos tampoco dieron resultado... Pero
de ninguna manera puede negarse que con ciertos enfermos y enfermedades han
tenido éxito. También los homeópatas, los médicos naturalistas, los
espiritistas, los curanderos y los ensalmadores tienen éxito.
"Todos los buenos resultados y milagros pueden ser
explicados fácilmente como resultado de la sugestión. Es sabido desde hace más
de cien años, que por la sugestión y la hipnosis se pueden producir radicales
cambios físicos; se puede operar bajo los efectos de la hipnosis, sin la
acupuntura ni el libro rojo y sin causar dolores. La sugestión ciertamente es
una explicación mejor que las místicas fuerzas de la sabiduría primitiva".
El médico inglés Dr. William R. Morse, ex Director del
Instituto de Anatomía y profesor en la Universidad Popular de China Occidental,
ha hecho observaciones personales sobre los médicos chinos y lo ha publicado en
su libro "Medicina China" en 1934. Afirma que un gran número de médicos
tuvieron éxito y muchos enfermos fueron sanados. Pero durante los años de
tumultos no había ni examen ni control de la profesión médica de modo que
cualquiera podía pretender ser acupuntor. De esta manera, se manifestó cuán
crédulo era el pueblo chino, y surgieron curanderos en tropel por todos lados.
Así, pues, puede entenderse el siguiente dictamen que el Dr. Morse, después de
largos estudios y muchas observaciones, emite sobre los médicos chinos:
"...Las prácticas terapéuticas de la China, no sólo consisten en su
mayoría, sino que puede decirse que consisten en su totalidad, en una mezcla de
filosofía, religión, superstición, magia, alquimia, astrología, adivinación,
hechicería, demoniologia y curanderismo".
D) Motivos ocultos:
El General Chiang-Kai-Shek, que fue influenciado en cierta
manera por el cristianismo, quería, siendo todavía gobernador en China,
favorecer la medicina clásica del occidente. Trató de promulgar una ley contra
la acupuntura que fue prohibida en 1929 por el gobierno del Kuomintang. Esta
ley prohibía el ejercicio de la profesión a 400.000 acupuntores, sin mencionar
a los "ayudantes", los "trabajadores médicos" de las
fábricas y aldeas y también a los llamados "médicos descalzos" (cuya
preparación médica había ocurrido principalmente en el campo de lo práctico).
Todo el pueblo,, ligado al culto de los antepasados y a la superstición, se
rebeló con vehemencia contra el proyecto de ley de Chiang-Kai-Shek.
La oposición, bajo la dirección de Mao Tse Tung, estaba en
estrecha relación con las masas. Reconocía que la medicina tradicional antigua,
correspondía a la creencia y los anhelos de la mayor parte de la población. Por
eso los comunistas apoyaron la antigua medicina china. La simplicidad de este
método terapéutico y su poco gasto, que lo ponía al alcance de todos,
impulsaron a Mao a devolver a la acupuntura su "honra" y luego a
desarrollarla.
Chiang-Kai-Shek luchó contra esta creencia antigua del
pueblo, mientras Mao logró la confianza de las masas por el apoyo que dio a
esta creencia. En realidad esto es el fondo espiritual de la gran lucha de los
líderes de los ejércitos chinos. Así, pues, el comunismo ayudó a la antigua
creencia popular china, dando a la medicina tradicional y a la acupuntura un
estímulo grande y completamente nuevo.
El pueblo chino era supersticioso desde tiempos antiguos. El
culto de los antepasados, inspirado por espíritus demoníacos, los condujo a la
superstición y a la brujería. El concepto chino del Universo, profundamente
ligado a la vida total del pueblo, lo llevó a protegerse de las influencias
dañinas de la naturaleza. Para ello, comenzaron a usar toda clase de amuletos y
fórmulas de exorcismo, procurando sanarse mediante la acción de curanderos,
ensalmadores, panaceas universales, pociones mágicas, etc.
Así los poderes ocultos dominan al pueblo chino y se
explica, también, por qué la población es tan abierta a la influencia de la
acupuntura y por qué los pacientes tienen una confianza total en este método
terapéutico y en sus especialistas.
Cualquiera que sean los resultados de las investigaciones
sobre el aspecto eléctrico de la energía vital, no se puede negar la sugestión
y los efectos de la hipnosis en la acupuntura. Así lo comprueban los exámenes e
investigaciones de los médicos de varios países. Además los mismos médicos
chinos lo admiten. (Actualmente se niegan a aplicar la anestesia por medio de
la acupuntura a pacientes del Occidente residentes en China.)
E) Los cristianos y la acupuntura
De la exposición anterior sobre el origen, naturaleza y
desarrollo de la acupuntura, resulta claramente, que los creyentes, no deben
exponerse a los espíritus que han inspirado este método terapéutico, que hace
pocos años inunda a Occidente, igual que el "yoga" de la India.
Pues, "son espíritus de demonios que hacen
señales" preparando el camino a los reyes del Levante (Apoc. 16:12-14).
Encuentran en los pueblos de Occidente corazones bien preparados por un
ocultismo manifestado bajo muchas formas de superstición, astrología,
espiritismo, magia, etc. y extendiéndose de manera sorprendente durante los
últimos años por los países llamados cristianos.
@INT10.6 = Debido a la propaganda de las asociaciones
médicas occidentales de acupuntura, es necesario que los cristianos sean
advertidos acerca de los aspectos médicos y espirituales de este método
terapéutico y que puedan enfrentarse como testigos de la verdad en Jesucristo
con las respuestas respectivas.
@S/10A = Pablo anuncia en 2 Tes. 2:1-12, que durante el
tiempo final Dios va a enviar, a los que no aceptaron la verdad, un poder
engañoso para que crean en la mentira. Este poder se manifestará por medio de
señales y prodigios mentirosos, y aun será un medio de juicio a los que no han
querido creer en las verdades de Dios.
Es otra técnica oriental, basada a su vez en la acupuntura.
Su terapia se basa en el funcionamiento de los llamados "puntos de
presión", que están diseminados a lo largo de los mismos meridianos que
supone la acupuntura. Se trata, a diferencia de aquélla, de un método que no
exige ningún conocimiento ni formación especial, es totalmente indoloro y
aplicable por el mismo enfermo. Sólo se necesita hacer presión con los dedos
sobre los "puntos", en este caso "puntos de presión", lo
cual elimina aun todo instrumental. Por supuesto, se han logrado muchos
tratamientos exitosos aplicando la acupresura, sin embargo, tal como la
acupuntura, este método tiene su origen en prácticas mágicas y supersticiosas
del pueblo chino y por lo tanto los cristianos deben evitar todo contacto con
él.
Es una técnica que trata de lograr, por medios ascéticos y
corporales, el dominio total de las funciones vitales y de este modo, la
armonía con la verdadera naturaleza de la persona.
Si bien hay diferentes formas de yoga, todas tienen su
origen en las antiguas tradiciones paganas de la India. Por medio de diferentes
grados ascendentes, intentan alcanzar la más alta naturaleza, es decir, la
unión con el Dios-Brahma, el máximo de los dioses.
Se valen para ello de sistemáticas meditaciones,
concentraciones, ascetismo, éxtasis, ejercicios respiratorios y posturas de los
músculos y los nervios. El Hatha-Yoga es la forma del yoga que más se extendió
en Occidente, y pretende ofrecer sencillamente técnicas para el relajamiento
del cuerpo y mejorar la salud en general. En realidad, los ejercicios
corporales ayudan a mejorar el estado de salud y quienes practican el Yoga lo
aseguran. Pero el Yoga no es inofensivo. El peligro que encierra consiste en
los verdaderos efectos que provoca, más allá del bienestar físico. Ocurre que
con los pacíficos y apacibles ejercicios que propone, se busca lograr metas de
carácter espiritual. En verdad, quien practica cualquier forma de yoga abre su
cuerpo y su alma a las influencias misteriosas del espíritu hinduista.
El "Centro de estudios de Yoga" de París expresó:
"..La influencia del espíritu sobre el cuerpo es sin duda evidente, pero
la influencia del cuerpo sobre el espíritu es menos conocida. El dominio del
cuerpo conduce al dominio del espíritu. El método más seguro y comprobado para
esto es el yoga, cuyos principios fueron descubiertos hace unos miles de años
por filósofos de la India. El Hatha-Yoga es el más efectivo para los
occidentales ya que se adapta perfectamente a sus problemas y su civilización.
Pero estando basado en las antiguas técnicas hindúes, busca y provoca cambios
en el cuerpo, en el espíritu y en la vida personal".
De este modo los ejercicios Yoga, si bien al principio pare
cieran limitarse al terreno físico,persiguen en el fondo un objetivo espiritual.
Así pues, quienes adhieren a su práctica, son involuntariamente llevados a
abrirse a las influencias del mundo espiritual. Y cuando más alto sea el grado
que alcancen les serán recomendadas ciertos tipos de "oraciones" y
"meditación", quedando abiertamente expuestos a la influencia
demoníaca del hinduismo. Es pues, evidente que el Hata-Yoga, descendiente del
clásico Yoga asiático, es algo más que una gimnasia corporal. Es, en realidad,
un intento de autorredención y autoliberación, en tanto pretende unirse con
Dios a partir del dominio del cuerpo y por sola iniciativa y esfuerzo humano.
La Biblia propone el camino inverso: no un intento del
hombre para llegar a Dios - de abajo hacia arriba - sino Dios acercándose al
hombre para salvarlo por medio de Cristo y renovándole el espíritu por medio de
su Espíritu Santo. La salvación que presen ta la Biblia - la auténtica
salvación - viene de arriba hacia abajo y prescinde de los esfuerzos del
hombre.
Es por esto que vemos la necesidad de señalar los peligros
que oculta el Yoga, a fin de que los cristianos se abstengan de tener contacto
con ninguna potencia extraña a la de su Señor.
El magnetismo procura curar las enfermedades a través de la
misteriosa "fuerza magnética" que algunas personas poseen. El
fundador de esta nueva ciencia, F. Mesmer, pensaba que el organismo del hombre
está formado por el mismo fluido que compone el Universo. El fluido interno y
el externo guardan entre sí un equilibrio; la ruptura de este equilibrio
provocaría, según Mesmer, las distintas enfermedades. Basado en las
experiencias que el mismo, realizó con el hipnotismo, llegó a la conclusión de
que el "magnetismo" puede ser trasmitido de ciertas personas a las
demás, mediante caricias, imposición de manos o el "toque" con una
vara. Así se restablecería el equilibrio perdido.
Vemos pues la necesidad de aclarar que no se trata sino de
fuerzas espiritistas similares a las del hipnotismo.
Es un método de diagnóstico que se basa en el análisis de la
sangre. Pero dista mucho del examen corriente de la sangre, con base
absolutamente científica. Por el contrario, usa una gota de sangre como espejo
mágico para determinar las enfermedades. De este modo, para diagnosticar las
enfermedades este método no usa rigor científico, sino fuerzas demoníacas
manejadas por Satanás y expresadas místicamente. Por ello sentimos la
obligación de advertir acerca de los peligros que imparte, para los creyentes,
el uso de la cristalografía.
Podemos acotar que una práctica similar se hace con la orina
de las personas.
Es un método que diagnostica enfermedades y perturbaciones
por medio del análisis de la escritura de la persona. Pretende, además,
sanarlas, sugiriendo ciertos cambios en los signos de la misma. Totalmente
carente de base científica, esta "ciencia" debe ser rechazada también
por los verdaderos creyentes, puesto que mueve fuerzas misteriosas. Es
imposible admitir que el cuerpo o la mente sanen porque el enfermo comienza a
escribir con otros rasgos. Advertimos contra los peligros que encierra la
grafología, pues su apariencia totalmente inofensiva, es titulada por muchos de
"científica". Esta "apariencia" es usada por Satanás para
engañar a muchos que son de Cristo y llevarlos así a su reino de oscuridad.
A pesar de no ocuparse esencialmente de la curación de en
fermedades, consideramos importantísimo, dada su amplia difusión, incluir aquí
el siguiente párrafo sobre este tema.
Se la considera una rama de la psicología que investiga
científicamente todo tipo de fenómenos extrasensoriales no clasificados por la
psicología común, tales como la adivinación, la telepatía, la telequinesis, la
hipnosis, la levitación, la clarividencia, la percepción de sucesos del futuro,
del pasado o muy distantes en el espacio, la vida después de la muerte, el
magnetismo del péndulo, etc. Esta "ciencia moderna" trata de
comprobar que todos estos fenómenos son el resultado de la acción de la mente
humana aprovechando sus facultades al máximo. Niega, por lo tanto, la
intervención de agentes externos sobrenaturales, ya sean divinos o demoníacos.
Así, los parapsicólogos realizan muchas de sus investigaciones dentro del campo
del ocultismo, participando en sesiones espiritistas y toda clase de prácticas
ocultas. El solo hecho de que investiguen en el área del ocultismo con
pretensiones científicas, ya de por sí es suficiente para que se la rechace,
pues como hemos visto en la primera parte de este libro, Dios prohibe
terminantemente el contacto con lo oculto.
Es necesario que los cristianos sepan que, a pesar de la
fachada científica de la parapsicología, ésta es en realidad otra forma de
ocultamiento de la actividad de Satanás, puesto que sus cultores nunca
presentan resultados seguros, ni conclusiones ciertas y, en todo caso, la
intervención demoníaca es evidente.
Cada culto de imágenes (orar, arrodillarse ante
imágenes y estatuas, venerarlas, besarlas, pedir favores, llevar o
adorar "reliquias" de los santos, etc.) está severamente prohibido en
las Sagradas Escrituras (Ex. 20:4; Lv. 26:1; Deut. 4:12-19; Is. 40:18-26; Rom.
1:23; Hech. 17:29).
@INT10.6 = La afirmación de que en realidad se adora o
venera la personalidad divina reproducida en la imagen, en verdad es una excusa
puesto que la Biblia es bien clara en cuanto a los ídolos, imágenes, etc. Dios
quiere ser adorado en "espíritu y en verdad" (Jn. 4:24), lo que es
opuesto a la adoración o veneración de una imagen a través de los sentidos
(adoración sensorial). Lo cierto es que esta tendencia de representar a la
Divinidad en imágenes es un síntoma de incredulidad; es una expresión del
"ver para creer". Pretender adorar a Dios por medio de una imagen o
ante una estatua, es el primer paso hacia la apostasía, la idolatría y la
superstición. La historia del pueblo de Israel y también la historia de la
Iglesia cristiana, enseña que este culto representa un gran peligro para los
verdaderos cristianos de la actualidad. "Ni seáis idólatras, como algunos de
ellos". Los israelitas exigieron a Aarón una representación sensorial del
Dios vivo y Todopoderoso, el cual los había sacado de Egipto "con mano
fuerte y brazo potente" (1 Cor 10:7; Ex. 32:1,4; Deut. 4:16-19; Neh. 9:10;
Hech. 7:41). La tendencia sutil hacia la "adoración sensorial"
generalmente brota de una incredulidad escondida (vea también los ejemplos más
adelante).
Por otra parte, las oraciones dirigidas a los
"Santos" son totalmente contrarias a las Escrituras, en donde no
tienen ningún asidero. Esconden a su vez el peligro de dirigirse a los
"ejércitos del cielo" (malos espíritus). Asimismo las oraciones por
los muertos entrañan el peligro de caer en prácticas espiritistas aun
inconscientemente.
Jesucristo dijo: "Nadie viene al Padre sino por
mí" (Jn. 14:6) y Pablo añade "Hay un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo" (1 Tim. 2:5-6; Rom. 5:10-11, 17; He. 10:19-23).
Otras formas de idolatrías y supersticiones religiosas son: Colocar la Biblia u otros libros
religiosos debajo de la almohada, debajo de las partes enfermas del cuerpo o
simplemente manteniéndolos abiertos sobre un mueble.
Abrir la Biblia en cualquier parte para conocer el futuro
(por ejemplo, salmo largo significa "año largo").
Dar a la Santa Cena o al Bautismo un sentido mágico,
esperando de tales ceremonias efectos especiales, en vez de vivir en un
constante camino de arrepentimiento y fe para lograr la santificación de la
vida.
Repetir una determinada cantidad de oraciones o
"padrenuestros" a fin de obtener de Dios alguna cosa (Mat. 6:7).
Nombrar a la Trinidad o alguna de sus personas cuando se
preparan o ingieren medicamentos.
Hacer la señal de la cruz cuando se pasa delante de los
templos u "objetos sagrados", hacer inclinaciones o genuflexiones
cada vez que se quiere conjurar un peligro.
Inclinarse delante de ciertas personas de la jerarquía
religiosa.
No apoyarse, durante algún tiempo, mientras se ora de
rodillas. Adoptar posiciones especiales mientras se hacen oraciones.
El uso del rosario. Evitar una discusión acalorada rezando
un Ave María.
Estar sentado sin poner una pierna sobre la otra.
VIII. Brujeria,
magia negra, espiritismo
Libros de brujería: estos frecuentemente están escritos bajo una apariencia
"religiosa", como lo indican sus títulos: "Escudo del
Espíritu", "Santa Bendición para Uso de los Piadosos
Cristianos", "El Libro de los Siete Sellos", etc. El más
peligroso de todos los libros de magia es el llamado "Sexto y Séptimo
Libro de Moisés", cuya influencia maligna se ha extendido por el mundo entero.
Algunos conjuradores, curanderos, etc., trabajan con este antiguo libro de
brujería hindú para curar toda clase de enfermedades, por medio de conjuros o
fórmulas mágicas. Con éstas, se componen y administran los remedios más
misteriosos con lo cual infinidad de personas caen inconscientemente en las
subyugaciones y cadenas de Satanás y no llegan a tener certeza de salvación.
Hechiceros experimentados son capaces de poner en acción poderes demoníacos
contra inconversos y también en animales.
Posesión de libros de brujería y tratados sobre ciencias
ocultas. Estudio de literatura anticristiana, de filosofía atea y de Teología
racionalista.
Prácticas misteriosas en determinadas horas (a la puesta o salida del sol, a
"medianoche", "debajo de la luna") o en determinados
lugares (encrucijadas, cementerios, bosques, lugares oscuros) y hacer esto
"sin ser visto", "sin volverse", "calladamente",
"caminando hacia atrás", etc.
Vender el alma al diablo, firmando el contrato con la propia sangre, con el propósito
de alcanzar beneficios terrenales, poderes especiales, sanidades, o para
conseguir piedras mágicas para ahuyentar malos espíritus.
Repetición de fórmulas mágicas, plegarias mágicas" o
"bendiciones mágicas", para cortar hemorragias, apagar incendios,
etc.
Cuando el ganado está enfermo: se suele llamar a un curandero para
realizar prácticas misteriosas y supersticiosas en el establo o delante del
mismo, tales como colgar cebollas sobre la puerta, barrer tres veces delante de
éste; poner cosas sagradas en el zapato izquierdo y colocar el mismo en el
establo.
"Magia negra" o "arte negro" (del persa "Mag = Mago" que significa "el grande"). Por medio
de ella se busca codiciosamente la posesión de los más altos poderes de
Satanás, para hacer obras sobrenaturales y "milagros" o prodigios
mentirosos, por ejemplo: los hechiceros en Egipto (Ex. 7:12,22; 8:7), el mago
Simón (Hech. 8:9) y los actuales encantadores. La magia negra puede incluso
causar daños y desgracias a otros, como "el mago Elimas" (Hech.
13:6-12) o los "monjes Lamas" (actualmente hay cerca de 750.000) o
los "Adoradores de Satanás" del Tibet, los cuales como maestros del
ocultismo dominan, a través de poderes secretos, hipnóticos o telepáticos, a
las criaturas y la materia, y realizan milagros increíbles, según el relato de
once científicos holandeses. Estos Monjes Lamas influyen conscientemente en la
voluntad de jefes de estados occidentales y de pueblos cristianos, para
"preparar el camino a los reyes de oriente" (2 Tes. 2:8-10; Apoc. 16:12-14).
El arte de la "magia negra" y la brujería florecía
especialmente en los pueblos antiguos (Egipto, Babilonia, Asiria, Media,
Persia, Caldea, India y China). Durante su apogeo fue principalmente practicada
por sacerdotes eruditos (entre los egipcios el "hechicero", entre los
medos y persas el "mago"), quienes dejaron de ella testimonios
escritos. Estos sacerdotes formaban parte del cuerpo de consejeros secretos de
los reyes (Dan. 2:2,27; 4:7; Est. 1:13; Ex. 7:11). Posteriormente, este arte
fue asimilado por los pueblos en Palestina (especialmente por los filisteos) y
pasó por Asia Menor y Grecia al Imperio Romano y más tarde al Islam.
También en Israel había sacerdotes, quienes desde el tiempo
de Balaam (corruptor del pueblo), difundieron la brujería entre el pueblo,
juntamente con cierto don de videncia y "revelación divina" (Núm.
24:1; 22:41; 23:14,28-30). Más tarde los profetas de Baal aconsejaron a muchos
reyes con su magia y adivinación y llevaron al pueblo a la prostitución
espiritual y carnal. (Num. 25:1; 31:16; 2 R. 9:22; 1 R
18:28; 2 R. 17:17).
Por esta razón había tantos endemoniados como también los
había en los tiempos de Jesús, y esto además era la causa de la gran
obstinación de los escribas y fariseos. Creían que Jesús había expulsado los demonios
por medio de un poder mágico (Luc. 11:15-19). De este modo, bajo el Imperio
Romano algunos judíos llegaron a ser maestros de la magia, el encantamiento y
la adivinación (compare: los sietes hijos del jefe de los sacerdotes, Esceva,
Hch. 19:14; el mago y falso profeta Barjesús, Hch. 13:6; Simón, Hch. 8:9-10).
La doctrina de Balaam ya se había propagado en las primeras congregaciones
cristianas (Apoc. 2;14,20). De ahí que es comprensible que, también hoy en día,
la magia y la adivinación, etc., bajo el manto religioso y junto a enseñanzas
correctas, pueda efectuar su obra de encandilamiento hasta en cristianos
sinceros y obreros del reino de Dios y seguramente ocurrirá hasta el final de
la época de la gracia.
@INT10.6 = "Los malos hombres y los engañadores
(literalmente: quien clama repitiendo fórmulas mágicas), irán de mal en peor
engañando y siendo engañados" hasta que venga el juicio sobre ellos así
como vino el juicio a Egipto y a sus engañosos magos (2 Ti. 3:8-9,13; 1 Ti.
4:1). Todos los magos, hechiceros y adivinos serán destruidos y echados al lago
"que arde con fuego y azufre" (Ex. 22:18 o Lev. 20:27; Mi. 5:12; Ma.
3:5; Apoc. 21:8).
El espiritismo (del latín spiritus = espíritu) es tan peligroso como la hechicería y la magia, ya que
lleva a las personas a relacionarse directamente con las potencias ocultas y
sus horribles subyugaciones. Este ya estuvo muy propagado en la antigüedad bajo
los nombres de "invocación de muertos" o "consulta a los
muertos" y fue practicado abierta y secretamente por el pueblo de Israel.
Hacia la mitad del siglo XIX apareció en Norteamérica, como una "nueva
ideología" acerca del mundo en general y concretamente acerca del mundo de
los espíritus y se propagó rápidamente sobre todos los países cristianos de
cultura desarrollada y hoy tiene millones de adeptos al igual que los pueblos
orientales, donde el culto a los muertos es su religión desde la más remota
antigüedad.
Su doctrina pretende ser la religión del futuro y quiere
comprobar actividades de un mundo espiritual sobrenatural y presentar
condiciones para la percepción y comunicación con los espíritus de los muertos.
El espiritismo busca sustituir la fe en la vida después de la muerte por medio
del conocimiento, basándose en supuestos experimentos científicos y así quiere
explicar la vida de ultratumba y la inmortalidad.
La pretendida comunicación de los espíritus de los muertos
con personas vivas se efectúa a través de los llamados "mediums" es
decir personas susceptibles como intermediarias en las "sesiones espiritistas".
Los espíritus invocados se manifiestan por golpes dados en la pared
("espíritus percusores"), mesas que giran o cambian de lugar,
"toques de mesa", "rozamiento de mesa, vasos que tintinean,
mesitas de despacho, grapho medium" (los cuales escriben automáticamente
lo que el espíritu les dicta), audiencia clara, "videncia", música
automática en el piano u otros instrumentos, movimiento, elevación y transporte
de objetos, "apariciones y materializaciones" de espíritus, etc. Consultándolos
dan mensajes del mundo esiritual y datos sobre personas, objetos perdidos y del
futuro, etc.
Detrás de todos estos supuestos espíritus de los muertos se
esconden (de acuerdo a testimonios de los mismos espiritistas) generalmente
espíritus malos, demonios, principados y potestades de las tinieblas (Ef. 6:12;
Col 2:15) con los cuales trabajan también los brujos, hechiceros, conjuradores
y adivinos.
La comunicación con los espíritus malos, que ya había
empezado en el paraíso (donde un animal, la serpiente, es utilizada por Satanás
como medium) llevando a los primeros seres humanos a la caída, causó la total
corrupción de la humanidad antigua y la llevó a la aniquilación por medio del
juicio divino a través del diluvio; y preparará a la generación actual para el
reino venidero del anticristo y el juicio por medio del fuego.
Por eso Dios ya en el antiguo pacto prohibió tan
severamente, castigando con la muerte, la "conjuración de muertos"
(nigromancia) o la "consulta a los muertos" (Lv. 19:31; 20:6, 27;
Deut. 18:11; Is. 8:19). Bajo esta forma milenaria, el espiritismo constituía el
principal medio de adivinación, practicado especialmente por mujeres. A una de
estas adivinas recurrió el ungido rey Saúl, porque no había recibido de Dios
ninguna respuesta a causa de su desobediencia y orgullo; y por eso fue
condenado a muerte por Dios (1 S. 28:7-9; de acuerdo con el texto original, la
adivina de En-Dor tenía el don de adivinación a través del "espíritu de
los muertos"; 1 Cr. 10:13).
En los últimos decenios el espiritismo se ha propagado muy
rápida y peligrosamente por todo el mundo, como una señal típica de los
"últimos tiempos". Se cumple así en forma especial la palabra
profética del apóstol Pablo: "Pero el Espíritu dice claramente que en los
postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus
engañadores y a doctrinas de demonios" (1 Tim. 4:1-3).
Además el espiritismo se hace considerar cada vez más como
una religión cristiana y hasta sus adeptos pretenden que conduce a la fe en
Dios y a la vida eterna. En esto se apoyan en la Biblia, cuyo contenido no
obstante tergiversan totalmente e interpretan de modo caprichoso. Ponen a Jesús
al mismo nivel de Brahma, Buda, Zoroastro y las declaraciones de los más altos
espíritus, quienes pretenden "hablar en el nombre del Salvador".
Tales declaraciones son para ellos más importante que las revelaciones de Dios
y del Espíritu Santo en la Biblia. A pesar de que el espiritismo habla del
Salvador, niega el pecado y la culpa del hombre y proclama "autorredención"
por medio de buenas acciones (Gál. 1:7-9).
En Alemania le fueron abiertas las puertas al espiritismo a
través de la teología racionalista y especialmente por los escritos antisemitas
del espiritista Arthur Dinter. Tales escritos fueron propagados por cientos de
miles de ejemplares conteniendo una crítica destructiva del Antiguo Testamento.
A través de ellos se fomentó el odio contra los judíos, y la incredulidad en la
Palabra dentro del pueblo alemán, y fue allanando el camino para la dictadura
de Hitler, quien estaba en contacto con el espiritismo y hablaba y actuaba
movido por inspiración espiritista. Así cegó aún a muchos cristianos por medio
de su posición aparentemente favorable al "cristianismo positivo".
Por lo tanto, en el fondo de todo el movimiento de Hitler,
actuaban fuerzas espiritistas antisemitas y anticristianas. Todos aquellos que
han participado en una organización hitleriana o han prestado el juramento a
Hitler, cayeron inconscientemente bajo una influencia espiritista y están aún
hoy en día atados, hasta que no renuncien conscientemente a ésta, en el nombre
de Jesús
Cualquiera que ha tenido un contacto de cualquier clase con
el espiritismo y sus fenómenos o variaciones - aún cuando esto haya sucedido
por acciones aparentemente "inofensivas", en juegos sociales o por la
participación en sesiones espiritistas - debe renunciarlo en el nombre de Jesús
y aceptar la purificación por fe mediante Su sangre.
Más secreto y misterioso es el trabajo de la masonería. Se hace pasar por una organización
libre, con miembros, que pretenden seguir el siguiente objetivo:
"esfuerzos comunes con el fin de lograr el ennoblecimiento moral y
espiritual y la unión de la humanidad", de acuerdo a un ideal general,
influenciado por principios cristianos.
La masonería es en realidad una sociedad secreta muy
influyente, extendida en el mundo entero, que está constituida por comunidades
totalmente cerradas (Logías) con ritos simbólicos y secretos.
Originalmente era un "gremio de albañiles" que
daba a sus costumbres una capa de misterio y remontaba su origen a los antiguos
tiempos de Salomón. De esta forma de masonería, luego derivó la "masonería
humanitaria". Esta prohibía en sus logias cualquier discusión sobre
religión y practicaban cada vez más ritos misteriosos.
En el transcurso de los siglos se han añadido a las ya
existentes costumbres secretas, otros elementos misteriosos, hindúes,
teosóficos, alquimistas, mágicos y cabalísticos, de este modo sus miembros caen
en toda clase de ataduras diabólicas.
Actualmente la masonería trabaja bajo la máscara filosófica,
filantrópica y humanitaria. Actúa sobre el público, en forma secreta mediante
diferentes sociedades que están agrupadas a las logias ("asociaciones
fraternales", "círculos profesionales", "gremios"), y
en parte abierta para todos como la "Liga de los Derechos Humanos",
"Asociación de Profesores Laicos", "Sociedad de Libres
Pensadores", "Asociación para Intelectuales", etc. La masonería
también tiene muchos seguidores entre los diputados y los ministros, por medio
de los cuales influye y hasta domina los gobiernos en algunos países.
Cualquier relación con la "masonería" (cuyos
miembros secretos (o no) también se encuentran en iglesias y congregaciones),
debe ser purificada por la sangre de Cristo.
Maldiciones, imprecaciones, blasfemias, perjuros, falsos
testimonios:
Los espíritus satánicos de maldición, estrechamente ligados
a la magia y mayormente evocados por ella, dominan hoy en día a muchas personas
y frecuentemente a regiones enteras.
El maldecir es especialmente una señal de gran alejamiento
de Dios (Sal. 10:3-10); en el Antiguo Pacto el que maldecía o blasfemaba era
condenado a la muerte (Lev. 20:9; 24:11-16; Prov. 20:20; Mat. 15:4). También
quien "escuchara hablar imprecación" y no lo denunciare "llevará
su pecado" (Lev. 5:1; Prov. 29:24).
El perjuro, similar a la brujería, pone a la familia entera
y a su descendencia bajo una subyugación grave y bajo la maldición, como
demuestra la experiencia. Ya en el tiempo del profeta Jeremías era muy
frecuente entre los judíos el juramento falso, como consecuencia de la
idolatría, y a pesar de la estricta prohibición de Dios (Lev. 19:12; Deut.
19:16-20; Sal. 24:4; Jer. 5:2,7; Sof. 1:5-6; ver también el asesinato de los
gabaonitas por Saúl, luego de romper el juramento: 2 S. 21:1-6).
IX. Idolatría bajo el manto de ciencia "moderna" y
"cristianismo"
1. Radiestesia, 2. Astrología
3. Ciencia Cristiana 4. Teosofía
5. Antroposofía
Estas idolatrías se han propagado cada vez más en toda
Europa desde la primera guerra mundial y han penetrado en todas las clases
sociales, y aún en las iglesias y congregaciones. Satanás sabe utilizar de
manera muy astuta los "nuevos progresos" de la ciencia. Sabe explicar
de forma "enteramente científica" las viejas idolatrías paganas y
"doctrinas falsas". A través de esto se dejan cegar y atrapar también
muchos eruditos y hasta obreros del reino de Dios. De ahí que hoy en día es
necesario estar más informado acerca del origen y la naturaleza de estos movimientos,
para que con esto las personas atadas puedan ser liberadas y los demás hombres,
advertidos ante esta gran astucia de Satanás.
1. Radiestesia, péndulo y varilla de rabdomancia: El término presuntamente científico,
"radiestesia" significa: "percepción humana" de
vibraciones, oscilaciones o radiaciones, que deberían emanar todos los objetos
existentes.
Las supuestas vibraciones o emanaciones, se captan a través
del péndulo o de la varilla rabdomántica para la búsqueda de agua y de
minerales. Los radiestesistas afirman que esto tiene una base científica.
Incluso hay creyentes que creen que esto es un don de Dios. ¿Qué dicen pues a
esto la historia, la ciencia y la Biblia?
El péndulo, también llamado "péndulo sideral" (en
griego sideros - hierro), está constituido por un peso de diversas estructuras,
formas y tamaños: anillo de metal (por ejemplo: anillo matrimonial de oro);
bolas de marfil, cobre, plomo, vi drio, madera, piedra, etc., las cuales se
cuelgan en cadenitas, cordones, hilos o pelos. La varita rabdomántica está
constituida originalmente por una ramita bifurcada de avellano, de barba de
ballena o simplemente de alambre.
Bajo las supuestas radiaciones, el péndulo en la mano del
radiestesista oscila y la varita golpea o gira. Estas oscilaciones y golpes,
entran en acción cuando el radiestesista camina sobre aguas subterráneas,
minerales y otros yacimientos.
Esta reacción parece a primera vista, ser un asunto
totalmente científico.
El radiestesista moderno, no necesita estar en el lugar del suceso,
como el rabdomántico antiguo, pues ahora de un momento a otro, sus brazos se
han convertido en las "antenas receptoras" más prodigiosas. Las
mismas oscilaciones registradas sobre un mapa geográfico muestran ahora, a una
distancia de miles de kilómetros, todo lo que se quiere encontrar: agua,
carbón, petróleo, hierro, oro, etc.
El péndulo sirve también para dar datos exactos sobre estas
aguas subterráneas, por ejemplo su cantidad, temperatura, potabilidad, etc.;
sirve para encontrar objetos perdidos o enterrados, para examinar el valor de
alimentos, para diagnosticar enfermedades en hombres y animales y para recetar
remedios. Ayuda al campesino a determinar el abono apropiado o el mejor ganado
de cría. Permite determinar el poder germinativo de la semilla, encontrar los
lugares más aptos para la siembra, distinguir el sexo de los seres humanos,
animales o aves antes del nacimiento. Ayuda a encontrar ladrones, homicidas,
accidentados o desaparecidos; permite detectar el carácter y las habilidades de
personas a grandes distancias; ayuda a localizar la posición de animales de
caza, etc. Todo esto se logra con el péndulo, utilizando mapas geográficos,
fotografías, manuscritos, cabellos u otras pertenencias de las personas
buscadas o enfermas.
Un radiestesista moderno escribió últimamente: "Por
medio de la radiestesia prácticamente ya no se conocen límites de
percepción". El radiestesista hoy en día es un "multihombre" que
pretende verlo todo, saberlo todo, investigarlo todo y dado el caso, serlo
todo: geólogo, ingeniero, químico, médico, homeópata, agricultor, detective,
psicólogo, etc. También muchos hombres sinceros pero crédulos de estas
profesiones, sacerdotes y hasta teólogos, se dejan seducir y usan el péndulo
sin antes informarse en instituciones de investigación competentes sobre la
supuesta genuinidad científica de la radiestesia o sin antes haber consultado
la Biblia para ser iluminados por Dios al respecto.
Sin embargo, los radiestesistas están muy atrasados
comparándolos con los monjes hindúes y los ya mencionados adoradores del diablo
del Tibet, los cuales pueden hacer todo esto mucho mejor, sin péndulo o varita,
sin mapa u otros objetos, ya que éstos conocen perfectamente la naturaleza de
las "oscilaciones", es decir, ellos son capaces de utilizar el mundo
invisible con todos sus poderes de brujería, clarividencia, etc.
Ya los antiguos pueblos orientales habían usado el péndulo
(o "anillo mágico") y la varita de rabdomancia (o "varita
mágica") como instrumentos de adivinación y recursos para la búsqueda de
agua. Cerca de 2000 años a.C. un monumento fue elevado al emperador chino Kwang
Hsu, que lo representaba con una varita mágica en la mano y una inscripción,
alabándolo por sus éxitos logrados por medio de la misma. Aún hoy en día la
"geomancia" domina y esclaviza por medio del llamado "Fung
Schui" (viento-agua) la mente de todo el pueblo chino, y constituye
juntamente con el "culto de los antepasados" el obstáculo más grande
para la introducción del cristianismo. En todo tipo de obra de construcción o
trabajos de excavaciones, antes de todo se debe consultar al
"geomántico" para no caer en conflicto con el espíritu del "Fung
Schui", y con el "dragón" por medio de las "radiaciones
terrestres" provenientes de aguas subterráneas; de lo contrario la
desgracia podría caer sobre la propia familia y toda la región.
El dios griego de los comerciantes, Mercurio (Hermes,
originalmente dios de la naturaleza y los pastores, después dios de la minería,
y también acompañante de los espíritus de los muertos hacia el más allá) es
asimismo representado con la varita en la mano. Los griegos denominaron la
práctica con la varita "rhabdo manteía" (adivinación por medio de la
varita). Los etruscos y los romanos también representaron una divinidad con
varita, y los ejércitos romanos llevaron los instrumentos de adivinación a
todos los países.
La varita rabdomántica y el péndulo fueron utilizados, a
través de todos los tiempos, como medios de comunicación con el mundo
extrasensorial, los espíritus y especialmente con fines de adivinación. A causa
de esto Dios advirtió al pueblo del Antiguo Pacto y anunció juicios: "Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento (porque no quiso aprender).
Por cuanto desechaste el conocimiento (la Palabra de Dios)... Mi pueblo a su
ídolo de madera pregunta y el leño le responde (Biblia de Jerusalén: "su
palo le adoctrina" - esto alude específicamente a la rabdomancia); porque
espíritu de fornicaciones lo hizo errar, y dejaron a su Dios para fornicar
(Oseas 4:6,12). Según la Biblia, Dios rechaza y prohibe severamente la consulta
de la varita rabdomántica y el péndulo como medios de adivinación (vea también:
Lev. 19:31; 20:27; 1 Cr. 10:13-14; Is. 8:19; 44:25; Mi. 3:7). Detrás de estos
instrumentos, por lo tanto se encuentran espíritus de adivinación y poderes
demoníacos, los cuales respon den a las personas que les interrogan, simulando
las supuestas "radiaciones". Los espíritus de mentira saben utilizar
todos los medios para conducir a las personas bajo su influencia y finalmente
bajo su dominio total.
Es sabido que también los médium espiritistas utilizan el
mismo péndulo como medio de comunicación con los espíritus de los muertos, los
espíritus demoníacos, al igual que los golpes en una mesa, el aparato de
escritura espiritista o como las cartas y los horóscopos de los adivinos, etc.
Radiestesistas sinceros admitieron que por medio del uso del péndulo se
introducen a través del subconsciente, espíritus inmundos en los seres humanos
y hasta pueden conducirlos a la posesión demoníaca.
Conociendo el origen y la naturaleza de la varita
rabdomántica y del péndulo es comprensible por qué no todas las personas son
sensibles a las supuestas "oscilaciones" o por qué no tienen
"mediunidad". Aquellas que se encuentran bajo la influencia de las fuerzas
ocultas (por haber practicado conscientemente o no superstición, brujería,
adivinación, magia, hipnotismo, magnetismo, etc.) son en primer lugar
receptivas a las llamadas "radiaciones" y obtienen ciertos resultados
con el uso del péndulo. Cuando los padres están ligados, a esto casi siempre
los hijos nacen con este supuesto "don". Por un lado, con la práctica
del péndulo son despertadas potencias escondidas del subconsciente; por el
otro, el practicante se abre más y más a los espíritus invisibles, los cuales
penetran en él por medio del subconsciente.
En sus instrucciones algunos radiestesistas exponen
claramente, que para tal práctica es necesario fuerza de voluntad para la
"concentración" y "fe" (es decir que la voluntad de la
persona debe determinar cuáles "radiaciones" deben accionar y cuáles
no). Cualquiera podría adquirir la habilidad para esto "si es que ya por
naturaleza no la posee". Es una astucia de Satanás y cegamiento de los
últimos tiempos cuando se sostiene que la misión de los hombres es despertar y
utilizar los "poderes y dones puestos por Dios en el subconsciente".
Por consiguiente ningún cristiano queriendo obedecer la
Palabra de Dios, dará su mano al enemigo haciendo uso de la varita, del péndulo
o consultando a personas que trabajan con éstos. El Espíritu de Dios y el
espíritu de la radiestesia se excluyen totalmente unos a otros.
También los eruditos serios de Europa los cuales han
sometido la radiestesia a una cuidadosa investigación científica, advierten
acerca de lo mismo, ya que no tiene ninguna base científica.
El profesor Christoph Schroder, director del Instituto para
Investigación Metafísica en Berlín, declaró, después de varias semanas de
experimentos con el péndulo, hechos en presencia de científicos y periodistas:
"Como resultado evidente de los experimentos considero comprobado que lo
que se expresa a través del péndulo es precisamente la adivinación".
Por último citaremos algunas conclusiones a las que llegó el
Lic. A. Jacquerod, de la Universidad de Neuchatel (Suiza), después de muchos
años de investigaciones sobre la rabdomancia:
1. "La radiestesia pretende pasar por una ciencia, con
lo cual se somete a los métodos científicos y al juicio de los científicos.
2. "Por un lado menciona radiaciones, sin poder
explicar su naturaleza, ni poder comprobar su verdadera existencia. Luego
abandona este punto de vista y enseña que un rabdomántico también puede
"trabajar" sobre mapas geográficos y fotografías, y en este caso las
radiaciones son mucho menos explicables.
3. "La radiestesia apela a la creencia y a la
sensibilidad, para lo misterioso y sobrenatural. Por lo tanto tiene todas las
características de una ciencia oculta y como tal debe ser tratada.
4. "La radiestesia fomenta la superstición en la gente,
incluso en los eruditos; representa un atraso de la civilización y un retroceso
a la época de la brujería.
5. "La radiestesia ayuda a difundir el concepto
equivocado, de que se puede llegar sin trabajo serio a toda clase de
conocimiento. Por consiguiente si no desaparece tan pronto como todas las otras
supersticiones, seguirá siendo un peligro muy serio para la civilización y para
la humanidad".
(Vea también el
testimonio de H. Devaux, mencionado en la primera parte de este libro).
Tal como vimos, los testimonios de la historia, la Biblia y
la ciencia concuerdan en lo siguiente: la base del péndulo y de la varita de
rabdomancia son "superstición", "adivinación y actividades
demoníacas".
Sin embargo más y más personas se dejan atraer y atrapar por
esto, como consecuencia de la ignorancia y de la atracción de todo lo
misterioso. Especialmente muchos homeópatas y curanderos y hasta algunos
médicos se dejan seducir por medio de esta supuesta "ciencia" al
aplicar la radiestesia en su profesión. Así llevan a innumerables personas bajo
la influencia de poderes espiritistas.
Una investigación judicial en Suiza comprobó, por ejemplo,
que la mayoría de los homeópatas y curanderos del cantón de Basilea, contra los
cuales la asociación de médicos había levantado una acusación, determinaban las
enfermedades y prescribían los remedios basándose en el péndulo y la
adivinación, por el diagnóstico del iris y de la orina. La mayoría de ellos ni
siquiera tenían los conocimientos mínimos de anatomía, botánica y farmacología
que se exigen de cualquier enfermero o auxiliar, de tal forma que sólo uno
aprobó el examen ante una comisión competente. A todos los demás les fue
prohibido continuar con la práctica de su oficio. A través de este ejemplo
vemos que en una sola ciudad miles de seres humanos, que buscan curación por
medio de estos métodos caen inconscientemente en ataduras demoníacas.
Ultimamente en muchas ciudades, hasta se organizan
asociaciones de radiestesistas. Sólo en Francia hay actualmente unos trescientos
mil radiestesistas. Por esta causa, numerosas personas de todos los niveles
sociales permanecen bloqueadas a la influencia del Espíritu Santo, arrastradas
a otras idolatrías y finalmente atrapadas en el reino del anticristo.
Al igual que las numerosas experiencias de siervos de Dios,
obtenidas al aconsejar las almas, los testimonios de ex radiestesistas
confirman las raíces espiritistas y las consecuencias de la radiestesia para la
vida espiritual. Por eso quien haya tenido directa o indirectamente contacto
con dicha práctica, o quien haya usado o tomado remedios recetados con el
péndulo, debe renunciar todo esto en el nombre de Jesús y advertir al prójimo
con verdadero amor acerca de esta astucia de Satanás y sus consecuencias.
2. Astrología:
La astrología, junto a la radiestesia, es uno de los medios
más peligrosos que usa Satanás para cegar hoy a los pueblos cristianos de
occidente; bajo el disfraz de ciencia, busca dominarlos cada vez más. La
astrología, es el arte de predecir el futuro y el destino de los individuos y
de los pueblos, por medio de la interpretación de la posición de los astros y
sus supuestos efectos sobre la vida humana. Se basa en la antigua creencia
pagana, de que todo suceso terrenal, especialmente el destino del ser humano,
depende totalmente de los cuerpos celestes; la posición de los mismos, en el
momento del nacimiento de un niño, es supuestamente decisiva y determina de
antemano el curso de su vida.
El procedimiento de los astrólogos, consiste en elaborar una
carta zodiacal de los astros de acuerdo con la hora y día de nacimiento,
conteniendo los doce signos del zodíaco, los planetas y sus correspondientes
"sistemas de casas y campos de fuerzas"; de esta manera se
confecciona el "horóscopo". Sin embargo estas divisiones astrológicas
y sus interpretaciones carecen de toda base científica; simplemente han sido
adoptadas de los antiguos astrólogos caldeos.
Todos los cuerpos celestes quedan relacionados con el
carácter del individuo, con los acontecimientos personales y su medio ambiente.
Así, de acuerdo a determinadas reglas de interpretación, se puede
-presuntamente - conocer el destino.
A pesar de que la astrología sostiene, que la interpretación
de los cuerpos celestes es científica, es rechazada y públicamente combatida
como absolutamente no científica o directamente como "ciencia
oculta", por los eruditos, quienes investigan seriamente la
"astronomía", verdadera "ciencia de los astros". En su
origen y en su esencia la "interpretación de las estrellas" es
idólatra y demoníaca. Según indican los escritos cuneiformes que se hallaron,
la astrología fue practicada ya por los sumerios dos mil años antes de Cristo;
más tarde llegó a su apogeo entre de los babilonios, asirios, egipcios y
finalmente por medio de Roma se propagó por toda Europa. De acuerdo con la
creencia oriental acerca de los astros, la estrella que asciende en el día del
nacimiento, tenía (como el llamado "dios del nacimiento") la
habilidad y el poder de dominar la vida, el carácter y el cuerpo del recién nacido,
hasta en los últimos detalles. Por eso Dios advirtió seriamente a su pueblo
(por medio de Moisés), bajo pena de muerte, de no alzar los ojos al cielo para
adorar al sol, la luna y las estrellas y a todo el "ejército del
cielo", y sirviendo con esto a otros dioses (Deut. 4:19; 17:2-5). De forma
significativa Dios creó los cuerpos celestes, recién en el cuarto día de la
creación, después de haber creado la tierra, a fin de "separar el día de
la noche" y para que sirvan como señales para las estaciones, días y
años" (Gén. 1:14). Así se acentúa la superioridad de la tierra sobre las
estrellas, donde el hijo del Hombre descendió para conducir a los hombres a
través de la cruz, a su posición superior a los ángeles, como Dios lo había
establecido.
Las estrellas también deben alabar a Dios y anunciar su
gloria y grandeza (Sal. 8:3; 19:1; 148:3; Job 9:7-10; 22:12; 1. Cor. 15:41);
deben comprobar su sabiduría, su capacidad, y su gran poder (Sal. 147:4; Is.
40:26), y fortalecer al hombre en su fe en el único Dios y Creador, y en sus
promesas (Gén. 15:5; Deut. 1:10; 10:22; Neh. 9:23; Jer. 33:22). También sirven
como símbolos de personalidades especiales o caídas y de Jesucristo (Dan. 12:3;
Gén. 37:9; Num. 24:17; Apoc. 1:16,20; 12:4; Dn. 8:10; Is. 14:13; Abd. 4; Jud.
13; Ap. 22:16) y como señales de los juicios de Dios (Is. 13:10; Ez. 32:7-8;
Jl. 2:10,31; Mat. 24:29; Apoc. 8:10-11). Sin embargo los creyentes no deben
temer a las señales del cielo así como lo hacen los paganos (Jer. 10:2).
Dios castiga, toda otra forma de observar los cuerpos
celestes, por considerarla idólatra y blasfema, tal como Job lo testifica en
sus padecimientos de purificación y prueba: "¿Acaso, al ver el sol, como
brillaba y la luna que marchaba radiante, mi corazón en secreto, se dejó seducir
y mi boca besaba mi mano? También hubiera sido una falta criminal, por haber
renegado del Dios de lo alto" (Job 31:26-28, Biblia de Jerusalén).
La adivinación por medio de los astros aleja a los hombres
de esta línea divina, poniendo las estrellas por sobre el único Dios Creador y
sus criaturas. Inspira a los pueblos un temor supersticioso y los hace depender
de las influencias astrales, las cuales los paganos representaban a través de
dioses, a quienes ofrecían sacrificios para obtener su benevolencia.
Los sacerdotes de los pueblos paganos, se servían de la
astrología para influir a los reyes y a los hombres. También los reyes de
Israel, a pesar de las rigurosas prohibiciones de parte de Dios, se dejaron
seducir frecuentemente para introducir cultos idólatras a los astros y
astrólogos. Las consecuencias de esta infidelidad llevaron tanto a los reyes
como al pueblo a sufrir juicios cada vez más graves (2 R. 17:16; 21:3; 23:4-5;
Jr. 19:13; Sof. 1:5; Am. 5:26; Hech. 7:43).
Terribles juicios por medio de fuego son anunciados a
"Babel" y a todos los que consultan las estrellas: "Comparezcan
ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las
estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.
He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder
de la llama" (Is. 47:9, 12-15; Apoc. 18:2-3).
Si bien la Astrología fue combatida y rechazada por el
cristianismo, tuvo un nuevo auge especialmente en Francia, durante el siglo
XVI, donde hasta el rey mantenía un astrólogo en su corte, exactamente como lo
hacían los reyes paganos de la antigüedad (Dn. 2:2). Pero aconteció
recientemente, después de las dos últimas guerras mundiales, que a consecuencia
de la decadencia espiritual y moral de los pueblos, la Astrología se extendió
por Europa de un modo impresionante (el mismo incremento se puede observar en
las demás regiones occidentales). Actualmente la mayor parte de los diarios y
revistas publican una columna astrológica, que es leída regularmente por
millones de personas, sobre las cuales tiene conscientemente o no una
influencia diabólica.
En esto la Astrología se hace pasar como "ciencia
moderna", basándose en los "últimos resultados de investigaciones
sobre las radiaciones" o plantea afirmaciones filosóficas, según las
cuales los signos del zodíaco y los planetas tienen influencias sicológicas
sobre las personas.
Otros astrólogos reconocen que su arte no es una ciencia,
sino una doctrina sobrenatural o un concepto ideológico, que es necesario creer
aún sin comprenderlo. Así, la Astrología está en absoluta contradicción con la
fe bíblica; es una religión pagana y anticristiana, detrás de la cual se
encuentra evidentemente un "espíritu de adivinación".
Por eso, quien haya entrado en contacto con la Astrología,
ya sea por medio del horóscopo y otras prácticas o consultas, debe purificarse
por la sangre del Salvador y separarse de este espíritu de adivinación en el
nombre de Jesús.
3. Ciencia cristiana
La terrible credulidad con la cual un número incalculable de
personas está creyendo en el "poder, señales y prodigios mentirosos"
de Satanás (2 Tes. 2:9-12) difundidos por medio de la llamada "Ciencia
Cristiana", especialmente en los países cristianos, demuestra el punto de
madurez para el juicio al que la humanidad ha llegado.
Esta nueva doctrina "descubierta" y fundada en
1866 por la norteamericana Mary Baker-Eddy, tiene del verdadero cristianismo y
de la ciencia sería, sólo el nombre. En realidad es una doctrina pagana, antibíblica
y anticristiana, de procedencia demoníaca.
Su atracción consiste en primer lugar en la promesa de curar
todas las enfermedades. La causa para el "descubrimiento" de esta
doctrina, fue supuestamente la curación milagrosa y súbita de la fundadora. Es
de notar que ella ya había sido curada algunos años antes, por medio del
magnetismo, por el relojero Quimby, quien estaba persuadido de que la
enfermedad no existía, sino que era producida por un falso modo de pensar, y
que en consecuencia, esta debía ser curada por vías mentales o espirituales.
La Ciencia Cristiana pretende adoptar la Biblia como guía
para la vida eterna y como base para sus sanidades. Pero pone su libro
doctrinal "Ciencia y Salud con Clave para las Sagradas Escrituras"
como libro santo, infalible y superior a la Biblia, de la cual falsifica el
contenido (2 P. 3:16-17). Este libro doctrinal pretende ser
"inspirado" y tener valor canónico para todos los
"cientistas"; no tolera ninguna interpretación personal o modificación
alguna.
Niega que Dios es una persona, afirmando que es sólo un
"principio divino", niega la caída del hombre en el Edén, niega a
Jesucristo como Hijo de Dios ("Jesús no es el Cristo, sino el hombre más
científico" y "el primer cientista"). Niega también su muerte y
su resurrección corporal ("Jesús no estuvo muerto, solamente sus
discípulos lo creyeron muerto"), sus sufrimientos y su muerte eran sólo
apariencia. El Espíritu Santo, el Consolador, no es otra cosa sino
"ciencia divina".
La Ciencia Cristiana afirma con insolencia que "no
existe ni el cuerpo ni la materia, ni el pecado, ni la enfermedad, ni la
muerte, no hay espíritus buenos o malos, ni un diablo personificado, ni lo
bueno ni lo malo", todo esto sólo "es mentira, error inconsciente,
engaño e ilusión", pues "el hombre es inepto para el pecado, la
enfermedad y la muerte", ya que es totalmente uno con el eterno
Dios-Espíritu, el cual es el todo en todo.
Para ser liberados del pecado y las enfermedades se necesita
sólo pensar "correctamente" sobre ellos, considerándolos simplemente
como "nada"; así desaparecen. Este método podría ser adecuado en
casos de enfermos psicosomáticos o ciertas enfermedades nerviosas, pero no para
enfermos graves o pecadores cargados y acusados por su conciencia.
Según esta doctrina, la oración a un Dios personal es un
impedimento y debe ser sustituida por un "modo de pensar" por medio
del cual uno se entrega a lo espiritual y se libra de falsas ideas, con el fin
de ignorar la enfermedad. Por medio de la concentración de pensamientos, hasta
se pueden curar enfermedades a distancia (de ahí los "sanadores por
pensamiento", llamados por el pueblo falsamente "sanadores por
oración", lo cual no se debe confundir con la oración bíblica de fe por
los enfermos según Santiago 5:14-15).
Un examen detenido de la ciencia cristiana, pone en
evidencia una mezcla de conceptos ateos, hindúes, teosóficos, modernistas,
racionalistas y contradictorios. Es un foco de idolatría anticristiana,
disfrazada de cristiana y moderna, de la cual es necesario guardarse y advertir
enfáticamente.
4. Teosofía: ("sabiduría de Dios")
Tal como la ciencia cristiana, la teosofía fue fundada en
Norteamérica en 1875 por la Sra. H. Russin de Blawetzky juntamente con el
espiritista Olcott. Ella misma anteriormente fue espiritista, e incluso vivió
algún tiempo en la India. Allí tuvo contacto con videntes, sacerdotes
brahamanes y budistas, y éstos le dieron la base para este nuevo sistema
filosófico.
La "teosofía" no tiene ni lo más mínimo en común
con la verdadera sabiduría de Dios (1 Co. 2:6-13). Enseña que Dios no es un ser
personal, sino solamente el "alma del mundo" y que el hombre, llega a
ser consciente de esto conociéndose a sí mismo. Por lo tanto el ser humano es
"Dios", eterno y omnisciente, encontrando la verdad sólo en su
interior, despertando y educando sus cualidades divinas por medio de la
"visión eterna". Cada hombre tendría cierto don de visión o
"videncia", que debe ser despertado y desarrollado por medio de la
autodisciplina y el entrenamiento de las fuerzas psíquicas.
La teosofía sostiene que logra el conocimiento de Dios,
quien en su más interna naturaleza llega a la unidad con Dios. Tal como la
doctrina hindú de la transmigración del alma, sostiene que el espíritu del
hombre después de la muerte va primero a un lugar de reposo (ya que no existe
el infierno) y luego vuelve a la tierra en un nuevo cuerpo humano. Este ciclo
continúa, hasta que el alma esté totalmente purificada, perfeccionada y hasta
que se reconozca como Dios, volviendo finalmente, como parte de él, en sí
mismo. De esta manera, el hombre en su orgullo pretende ser Dios.
Por medio de esta doctrina habla el "padre de la
mentira": "El día que comáis de él (del árbol de la ciencia del bien
y del mal) serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios". Esta doctrina
anticristiana del "endiosamiento del hombre" niega naturalmente en su
totalidad la caída en el pecado y la necesidad de la liberación bíblica a
través de Jesucristo en la cruz.
5. Antroposofía: (ciencia del hombre)
La "antroposofía" es una rama de la teosofía
moderna, fundada en Suiza en 1913 por el Dr. Rudolf Steiner, después de su
retiro de la "Sociedad Teosófica". A pesar de su pretendida
separación de la teosofía, la antroposofía conserva la misma base espiritual y
tiene mucho en común con aquélla, aún cuando aparenta ser más cristiana. La
elección del hombre, indica que la antroposofía pretende investigar la
naturaleza humana y no dar una doctrina de Dios.
Proponiendo ciertos ejercicios mentales (concentración y
meditación), que sirven primero para dominar el pensamiento, el sentir y la
voluntad, quiere conducir a los hombres a conocer las profundidades de la
naturaleza humana y a avivar las "facultades ocultas" del
subconsciente. Mediante el don de la "videncia", el hombre recibe la
"visión del mundo sobrenatural", conocimiento sobre sus formas
anteriores de vida en la tierra y nociones sobre el origen, desarrollo e
historia del cosmos entero. Tal conocimiento sería guiado por los
"príncipes espirituales" tales como Júpiter, Saturno, etc. Nuestro
Señor Jesucristo es puesto como "príncipe del Sol" en el mismo nivel
de estos príncipes espirituales, es decir, considerado un dios más junto a
otros dioses.
El hombre tiene que redimirse por sí mismo. El camino
bíblico de Salvación "por fe" (a causa de la caída en el pecado) es
sustituido por el camino de la "visión" (ya Eva lo intentó y cayó).
La doctrina de la reencarnación (suponiendo, que la misma persona vuelve a
nacer en otros cuerpos humanos repetidas veces) quita al hombre toda esperanza
y consuelo con respecto a la vida eterna. Esto hace confiar en una vida
terrenal futura; así el hombre se olvida de la importancia de tomar la decisión
por Jesucristo en este lapso de vida único e irrepetible.
Si bien esta doctrina representa una mezcla siniestra de
conceptos hindúes, gnósticos, espiritistas, ocultistas y cristianos, la
antroposofía, tal como la teosofía moderna, encuentran muchos adeptos entre los
eruditos y aún entre los teólogos. Algunas personas, entran inconscientemente
en relación con ella aplicando remedios homeopáticos preparados sobre
principios teosóficos o antroposóficos. También aquí es necesario la
purificación mediante la sangre de Jesucristo.
Todos estos movimientos modernos, pecados de idolatría,
supersticiones, etc., ya señalados en este libro y tan ampliamente difundidos
por todas partes, aparecen disfrazados de religión o de ciencia. Sin embargo,
tienen como hemos visto, un origen demoníaco. Esto no debe sorprendernos, pues
ya el Apóstol Pablo escribe, en 1 Ti. 4:1-7, que en estos últimos tiempos en
que vivimos, iban a surgir "muchos espíritus engañadores y doctrinas de
demonios".
Estos espíritus de mentira, actúan como "ángeles de
luz" utilizando el manto cristiano y produciendo sólo luz falsa, para cegar
así, "el entendimiento de los incrédulos" (2 Cor. 4:4),
corrompiéndolos y desviándolos de la verdadera fe (2 Tim. 3:7-9).
Por medio de este avivamiento del espiritismo, las doctrinas
orientales, etc., los demonios y toda clase de espíritus de mentira tienen el
campo de acción allanado para producir una red tupida de hilos toscos y finos
alrededor de la gente. Así Satanás puede atrapar personas de todos los niveles
sociales y prepararlas para aceptar el dominio mundial del Anticristo venidero.
No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de maldad" (Ef. 6:12).
Sólo quien esté basado en toda la Palabra de Dios,
refugiándose sólo en Jesucristo como su único Salvador, será salvo por fe en la
redención consumada en la cruz. De este modo y únicamente así, permanecerá
guardado en Cristo "de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo
entero" (Apoc. 3:10).
Por esto es necesario reconocer toda desobediencia hacia
Dios y Su Palabra, sea hechicería, idolatría o cualquier otro pecado que el
Espíritu Santo haya demostrado, a través del estudio del presente libro.
Habiéndolos reconocido, debemos confesarlos ante Dios de una manera completa.
También esperamos que usted, apreciado lector, haya
entendido que cualquier incredulidad hacia la Palabra de Dios es un terrible
poder demoníaco y atadura satánica, la cual separa al hombre de Dios
obligándole a servir al Diablo y a hacer sus obras, sea conscientemente o no
(Juan 8:41-44; 16:7-9).
Por estas razones ¡venga inmediatamente a Jesús! El le
purificará por medio de Su sangre preciosa, derramada en la Cruz, de toda
incredulidad y desobediencia, destruyendo todas las ataduras satánicas. Confiese
a El, con humillación profunda y un corazón sincero, todos los pecados de
abominación que el Espíritu Santo le haya revelado. Levante su mirada con una
fe como la de un niño hacia la Cruz del Gólgota: allí Jesús ha pagado todos sus
pecados y vencido todas las potencias de las tinieblas. Agradezca también al
Señor, por la completa liberación que El ha logrado para Ud. por toda la
eternidad. Alégrese todo tiempo en El. ¡Porque el Señor viene pronto!
¡Amén! ¡Sí, ven Señor Jesús! (Apoc. 22:20).
Nota:
Agradeceremos a los lectores que nos escriban si encuentran
errores en este libro, si quieren compartir experiencias propias o si tienen
ejemplos para agregar para la ampliación de la próxima edición de este libro.
Recomendamos los siguientes libros:
Torturado por Cristo - testimonio de los sufrimientos del Pastor Richard Wurmbrand en Rumania y de la Iglesia Perseguida (127 páginas).
Mi Respuesta a los Ateos - Conversaciones con Ateos y Comunistas - por Richard Wurmbrand
Dia X - acerca de las señales de la segunda venida de nuestro Jesucristo - el autor es el Dr. Kurt Koch (137 páginas)
Soluciones Bíblicas a los Problemas Contemporáneos - da soluciones a problemas como el aborto, educación cristiana, la Teología de Liberación y muchos temas más, el autor es Rus Walton, cerca de 150 páginas
¿Quién es Alá? Libro de 108 paginas tratando el tema del Islám
Los Ojos Abiertos Ante la Astucia de Satanás - sobre supersticiones, brujerías, idolatrías, espiritismo, etc., y la comleta liberación por medio de Jesucristo, 144 páginas.
¡Solicite el catálogo completo de nuestros títulos!
Adquiera estos libros en su librería o solicítelos en: info@lavozdelosmartires.com.ar
Para regresar al
sitio d La Voz de los Mártires:
http://www.lavozdelosmartires.com.ar