La
iglesia Mártir de Hoy
Torturado por Cristo
Richard
Wurmbrand
Una
relación de los sufrimientos y testimonio
de la Iglesia Subterránea en los países tras
la Cortina de Hierro.
Traducido
y adaptado por
CARLOS A.
MORRIS
CAPITULO PRIMERO: LA AVIDA SED DE CRISTO DE LOS RUSOS
CAPITULO DOS: “NADIE TIENE MAYOR AMOR QUE ESTE”
Como es un “lavado de cerebro”
Breve libertad – Nuevo Arresto
Lo que sucedió a mi esposa y mi hijo
CAPITULO TRES: RESCATE Y LIBERACION PARA LA OBRA EN OCCIDENTE
DERROTANDO AL COMUNISMO CON EL ESPIRITU DE AMOR DE CRISTO
Ataque espiritual contra el Comunismo
Lo que encontré cuando fui liberado
CAPITULO QUINTO: LA INVENCIBLE Y EXTENSA IGLESIA SUBTERRANEA
Por que los comunistas aun pueden ser ganados
CAPITULO SEIS: COMO EL CRISTIANISMO ESTA DERROTANDO AL COMUNISMO
Como Varia, una joven comunista, encuentra a Cristo
CAPITULO SIETE: COMO LOS CRISTIANOS DE OCCIDENTE PUEDEN AYUDAR
Urgentemente se necesitan Biblias, Nuevos testamentos y evangelios
Richard Wurmbrand, nació en Bucarest el 24 de Marzo de 1909. Fue un pastor
evangélico que paso catorce años en cárceles comunistas de Rumania, su patria. Fue
uno de sus más renombrados dirigentes cristianos, autores y
educadores. Pocos nombres son tan conocidos en su país.
En 1945,
cuando los comunistas ocuparon Rumania, e intentaron controlar a las iglesia
para sus propios fines, Richard Wurmbrand comenzó de inmediato un efectivo y
vigoroso “ministerio subterráneo” entre sus compatriotas esclavizados y los
soldados invasores rusos. Finalmente fue arrestado en 1948, en compañía de su
esposa Sabina. Ella fue condenada a tres años de trabajos forzados. Richard
Wurmbrand pasó tres años de confinamiento solitario, sin ver a nadie, con
excepción de sus guardias comunistas. Después de tres años fue trasferido a una
celda común por cinco años más, donde continuaron las torturas.
Debido a
su prestigio internacional como líder cristiano, algunos diplomáticos de las
embajadas de los países occidentales comenzaron a interesarse por su seguridad.
Se les informo que había huido de Rumania. Por otro lado Policías Secretos,
haciéndose pasar por ex – compañeros de cárcel, contaron a su esposa como
habían presenciado su entierro en el cementerio de la cárcel. Tanto a su
familia en Rumania como a sus amigos en el exterior se les aconsejo que era
mejor olvidarlo, ya que, según estas falsas noticias, estaba muerto.
Después
de ocho años fue puesto en libertad e inmediatamente reanudo su labor en la
Iglesia Subterránea. Dos años más tarde, en 1959, fue vuelto a arrestar y
sentenciado a veinticinco años de cárcel.
Richard
Wurmbrand fue puesto en libertad otra vez en una amnistía general en 1964, y
continuo su ministerio subterráneo. Conscientes del peligro que significaba
para él un tercer arresto. Cristianos de Noruega negociaron su salida de Rumania
con las autoridades comunistas. El gobierno comunista había comenzado a
“vender” a sus presos políticos. El precio habitual de rescate por un preso era
de 2.000 dólares; pero por el pidieron 10.000 dólares.
En mayo
de 1966, mientras prestaba declaraciones ante el Sub-Comité de Seguridad
Interior del Senado norteamericano en Washington, se desnudo hasta la cintura
para que pudieran ver las dieciocho profundas cicatrices que le habían dejado
las atroces torturas a que fue sometido durante su encarcelamiento. Los
periódicos norteamericanos, europeos y asiáticas contaron al mundo su dramática
historia. En el mes de Septiembre de ese mismo año se le advirtió que el
régimen comunista de Rumania había dispuesto su asesinato. Mas, ni siquiera
aquellas amenazas de muerte pudieron silenciar su voz.
Richard Wurmbrand ha sido llamado “la voz de la Iglesia Subterránea”. Líderes cristianos lo han llamado “un mártir viviente” y “el Pablo de la Cortina de Hierro”.
Richard Wurmbrand, encontró el eterno
descanso en los brazos de su Amado Salvador el 17 de Febrero de 2001, Sabina su
esposa, se le había adelantado, el 11 de Agosto de 2000.
Por que
escribo este libro.
Traigo a
todos los cristianos libres un mensaje de la Iglesia Subterránea detrás de la
Cortina de Hierro.
La
Iglesia Subterránea, que tuve el honor de dirigir durante muchos años, decidió
que yo tendría que hacer todo lo posible para llegar al mundo libre para
entregarles a Uds. este urgente mensaje. Por un milagro extraordinario, del que
van a leer aquí, logre sobrevivir y llegar. En este libro entrego el mensaje
que me ha sido confiado por la fiel y sufrida Iglesia Subterránea en los países
comunistas.
Con el
objeto de que este mensaje de la Iglesia Subterránea reciba toda la
consideración que se merece, en primer lugar doy mi testimonio, para luego
contar el trabajo que ella realiza.
LA AVIDA SED DE CRISTO DE LOS RUSOS
Un ateo
encuentra a Dios
Fui
criado en una familia donde ninguna religión era reconocida. Por lo tanto, en
mi niñez no tuve ninguna instrucción religiosa. A los catorce años era ya un
convencido y empedernido ateo. Era el lógico resultado de mi amarga niñez.
Quede huérfano a muy temprana edad y conocí la pobreza en aquellos difíciles
años de la Primera Guerra Mundial. De allí que, a mis catorce años, fuera un
ateo tan convencido como lo son hoy los comunistas. Había leído libros sobre
ateismo y ello no significaba meramente que no creyese en Dios o en Cristo…
odiaba esos conceptos por considerarlos perjudiciales a la mente humana. Y así
crecí sintiendo amargura y resentimiento hacia la religión.
Pero,
como llegue a entender mas tarde, había sido elegido por la gracia de Dios, por
razones que no alcanzaba a comprender. Esas razones no tenían nada que ver con
mi carácter, pues este era muy malo.
Aun
cuando me consideraba un ateo, algo incomprensible dentro de mí me atraía hacia
las iglesias. Me resultaba difícil pasar frente a una iglesia sin sentir
necesidad de entrar. No obstante, nunca podía entender lo que sucedía dentro de
esos lugares. Escuchaba los sermones, pero estos no apelaban a mi corazón y no
me sentía ni afectado ni conmovido por ellos. Tenía la absoluta seguridad de
que Dios no existía. Aborrecía el concepto errado que tenia de Dios como un amo
al que había que obedecer. Sin embargo, mucho me habría agradado saber que en
algún lugar en el centro de este universo existiera un corazón de amor. Había
conocido tan pocos de los goces de la niñez y la juventud, que anhelaba
encontrar en alguna parte un corazón que estuviera latiendo de amor por mi
también.
Sabia que
Dios no existia, pero me lamentaba que no existiera tal Dios de amor. En cierta
oportunidad, movido por este conflicto espiritual interior, entre en una
Iglesia Católica. Observe la gente arrodillada, y me di cuenta que estaban
murmurando algo. Pensé, me arrodillare cerca de ellos y tratare de captar lo
que dicen, y repetiré sus oraciones a ver si algo sucede. Rezaban una plegaria
a la Santa Virgen: “Ave Maria, llena eres de gracia”. Repetí esas palabras y
otra vez, mirando a la imagen de la Virgen Maria, pero no sucedió nada, lo que
me causo gran pesar.
Un día, a
pesar de ser un ateo convencido, ore a Dios. Mas o menos mi oración fue así:
“Dios tengo el convencimiento absoluto que Tu no existes, pero por si acaso
existieras, cosa que dudo, no es deber creer en Ti, pero si es Tu obligación
revelarte a mi”. Si, yo era ateo, pero eso no traía paz a mi corazón.
Durante
ese periodo de conflicto interior, como lo vine a descubrir mas tarde en un
pueblito situado en las montañas de Rumania, un carpintero anciano oraba de
esta manera: “Mi Dios, te he servido aquí en la tierra y te pido que me des una
recompensa tanto aquí como en el cielo. La recompensa que quiero es que no
muera sin antes haber traído a Ti a un Judío, puesto que Jesús era Judío. Pero
soy pobre y estoy viejo y enfermo, no puedo salir de aquí en busca de uno de
ellos, y bien sabes que en este pueblo no vive ninguno. Trae, Señor un judio
hasta acá, haré todo lo que este en mi para llevarlo a Cristo”
Algo
irresistible me trajo a ese pueblo. Yo no tenía nada que hacer allá. Existen
doce mil pueblos semejantes en Rumania. Sin embargo, yo viaje a ese pueblo. Viendo el carpintero que yo
era judío, me lleno de atenciones como nunca una hermosa muchacha se vio
atendida. En mi había visto la respuesta a su oración y me obsequio una Biblia.
Yo había leído muchas veces la Biblia, pero solo por interés cultural. En
cambio, la Biblia que me obsequiara aquel anciano me dio la impresión de ser
totalmente diferente. Esta parecía no estar escrita simplemente con letras,
sino con las llamas de amor de sus ardientes oraciones. Según me confeso mas
tarde, el y su esposa habían pasado horas
enteras orando por mi conversión y la de mi mujer. Me resultaba difícil leerla,
pues solo atinaba a llorar cuando comparaba mi vida con la vida de Jesús; mis
impurezas con su pureza; mi odio con su amor. Mas a pesar de eso me acepto como
uno de los suyos.
Al poco
tiempo se convirtió mi esposa. Ella atrajo a otras almas a Cristo, las que a su
vez atraían a otros a nuestra fe. De esta manera nació una nueva congregación
luterana en Rumania.
Entonces
llego el Nazismo. Teníamos mucho que sufrir. El Nazismo tomo la forma de una
dictadura de elementos ultra – ortodoxos que persiguieron a los grupos
protestantes además de los judíos.
Aun antes
de mi ordenación formal y de que estuviera preparado para el pastorado, era el
líder virtual de una Iglesia recién fundada. Tenía la responsabilidad por ella.
Mi esposa y yo fuimos arrastrados varias veces a los tribunales. El terror Nazi
fue muy grande, empero era solamente un anticipo de lo que vendría: el
Comunismo. Mihai, mi hijito, debió adoptar un nombre no judío para poder
escapar de la muerte.
A pesar
de todo, la era del Nazismo nos proporciono una gran ventaja, pues nos enseño
que los golpes físicos podían ser soportados, puesto que el espíritu humano,
con la ayuda de Dios, puede sobrevivir a las más horribles torturas. Además nos
obligaron a adoptar los métodos del trabajo cristiano en secreto, que nos
sirvieron como entrenamiento para la prueba aun mas terrible que estaba por
venir y que, sin saberlo, ya se aproximaba.
El
remordimiento de mi pasado ateo me hizo anhelar desde el primer día de mi
conversión el testificar de mi fe a los rusos. Ellos son un pueblo criado desde
la infancia en el ateismo. Mis deseos de alcanzar a los rusos para Cristo se
han cumplido. Su cumplimiento comenzó en los años del Nazismo, pues había
muchos prisioneros de guerra rusos en Rumania, entre los cuales podíamos hacer
nuestra obra.
Fue una
labor conmovedora y dramática. Jamás olvidare mi primer encuentro con un
prisionero ruso, quien me contó que era ingeniero. Le pregunte si creía en
Dios. Si me hubiera dicho “no”, no me habría importado tanto, pues que cada
hombre tiene el derecho de creer o no creer. Pero ante mi pregunta si creía en
Dios levanto sus ojos sin comprender y me respondió: “Mis superiores militares
no me han dado ninguna orden para creer. Si tuviera una orden, creería”.
Las
lágrimas corrieron por mis mejillas, y sentí como si el corazón se destrozara
dentro de mí. Allí, frente a mi, había un hombre cuya mente estaba como muerta.
Un hombre que había perdido el don más preciado que Dios concede al ser humano:
tener su propia personalidad. Era solo un instrumento, con el cerebro lavado,
en manos de los comunistas, dispuesto a creer o no, según se lo ordenaran. No
tenia capacidad de pensar por si mismo. ¡Era un ruso típico después de tantos
años de dominación comunista! Después del impacto de ver lo que el comunismo
había hecho con los seres humanos, prometí a Dios dedicar mi vida a esos
hombres, para ayudarles a recuperar su personalidad y llevarles a la fe en Dios
y en Jesucristo.
No
necesite ir a Rusia para alcanzar a los rusos.
A partir
del 23 de agosto de 1944, un millón de soldados rusos entraron en Rumania, y
poco después los comunistas llegaron al poder en nuestro país. Entonces comenzó
la horrenda pesadilla, ante la cual el sufrimiento bajo el Nazismo parecía poca
cosa.
En ese
momento en Rumania, que ahora tiene diecinueve millones de habitantes, el
Partido Comunista tenía solamente mil miembros. Sin embargo, Vishinsky,
Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, irrumpió en la oficina
de nuestro muy amado rey Michael I, golpeo en la mesa con los puños y dijo:
“Ud. debe nombrar comunistas para el gobierno” Nuestro ejercito y policía
fueron desarmados y así, por la violencia, y odiados por casi todos, los
comunistas llegaron al poder. Esto sucedió con la pasiva cooperación de los
gobernantes ingleses y norteamericanos de aquel tiempo.
Los
hombres son responsables ante Dios no solamente por sus propios pecados sino
también por los de su nación. La tragedia de todos los países cautivos
constituye una responsabilidad en los corazones de los cristianos ingleses y
norteamericanos. Los norteamericanos deben saber que en algunas oportunidades
han ayudado, sin darse cuenta, a que los rusos nos hayan impuesto regimenes de
terror y muerte. Los norteamericanos deben expiar estas faltas, ayudando a los
pueblos cautivos para que llegue hasta ellos la luz de Cristo.
Una vez que
los comunistas estuvieron en el poder, habilmente pusieron en práctica sus
métodos de seducción para conquistarse la iglesia. El idioma del amor y de la
seducción son idénticos. Tanto el que desea a una joven para hacerla su esposa,
como el que solo la desea para tenerla una noche y después desecharla, dicen:
“Te quiero”. Jesús nos enseño a distinguir entre el lenguaje de la seducción y
el del amor, como también a discernir a los lobos con piel de oveja de las
verdaderas ovejas.
Cuando
los comunistas consiguieron el poder, miles de sacerdotes, pastores y ministros
no supieron distinguir entre ambas voces.
Los
comunistas convocaron un Congreso de todos los grupos cristianos, en el
edificio de nuestro Parlamento. Asistieron unos cuatro mil sacerdotes y pastores
que eligieron nada menos que a ¡Jose Stalin como Presidente Honorario de dicho
Congreso! Al mismo tiempo el era el Presidente del Movimiento Mundial Ateo, y
un asesino en mesa de los cristianos. Uno tras otro, obispos y pastores se
levantaron en aquel recinto para declarar que el comunismo y el cristianismo
fundamentalmente son lo mismo y que por lo tanto podían coexistir. Un ministro
tras otro ensalzo al comunismo y aseguro al nuevo gobierno que podría contar
con la lealtad de la Iglesia.
Mi esposa
y yo estábamos presentes en el Congreso. Ella, que estaba sentada cerca de mi,
me dijo: “¡Richard, levántate y limpia la cara de Cristo de tanta vergüenza!
Están escupiendo en su cara”. Le dije: “Si lo hago, pierdes a tu esposo”. Ella
respondió: “No deseo tener a un cobarde por esposo”.
Entonces
me levante y hable a los congresistas, alabando no a los asesinos de
cristianos, sino a Dios y a Su Hijo Jesucristo, afirmando que nuestra lealtad
se debía en primer lugar a El. Los discursos de aquel Congreso eran difundidos
por radio, así es que se pudo escuchar el mensaje de Cristo en todo el país,
proclamado desde la misma tribuna del Parlamento Comunista. Después tuve que
pagar por semejante temeridad, pero había valido la pena.
Los dirigentes de las Iglesias Protestantes y Ortodoxa competian entre si en su afán de ceder al comunismo. Un obispo ortodoxo coloco el emblema de la hoz y el martillo en sus vestiduras eclesiásticas y solicito a sus sacerdotes que no se dirigieran mas a el como “Su Señoría”, sino como “Camarada Obispo”. En otra oportunidad asistí al Congreso Bautista en el pueblo de Resita, que se efectuó bajo la sombra de la bandera roja, donde todos se pusieron de pie al entonarse el himno nacional de la Unión Soviética. El presidente de los Bautistas declaro que Stalin no hizo más que cumplir con los mandamientos de Dios, y lo alabo como un gran maestro de la Biblia.
Algunos
sacerdotes, como Patrascoiu y Rosianu fueron
más directos, convirtiéndose en miembros de la Policía Secreta. Rapp obispo auxiliar de la Iglesia Luterana en
Rumania, comenzó a enseñar en el seminario teológico que Dios había dado tres
revelaciones: una a Moisés, otra a través de Jesús, y una tercera a través de
Stalin que superaba aun a la anterior.
Debo
aclarar que los verdaderos bautistas, por quienes siento un verdadero aprecio,
no estaban de acuerdo y mantuvieron intacta su fe en Cristo, sufriendo mucho a
causa de ello. Sin embargo, los comunistas “eligieron” a sus dirigentes y los
bautistas no tuvieron mas remedio que aceptarlos. La misma condición se
mantiene hoy en las altas esferas de dirección religiosa.
Aquellos
que se convirtieron en siervos del comunismo en lugar de siervos de Cristo,
comenzaron a denunciar a los hermanos que no se unían a ellos.
Así fue como los cristianos rusos formaron una Iglesia
Subterránea después de la revolución rusa. La ascensión al poder del comunismo
y la traición de fatuos dirigentes de la Iglesia
Oficial nos obligo a fundar también en Rumania una Iglesia Subterránea que
fuera fiel a su fe, que predicara el Evangelio y que ganara a los niños para
Cristo. Los comunistas prohibieron todo esto y la Iglesia Oficial consintió.
Junto con
otros comencé una obra secreta. Exteriormente yo mantenía una posición bastante
respetable que nada tenia que ver con mi verdadera obra clandestina, pero que
me servia de pantalla para ocultarla. Yo era pastor de la Mision Luterana
Noruega y al mismo tiempo era el representante del Consejo Mundial de Iglesias
para Rumania. (Cabe destacar que en Rumania no teníamos la más remota idea que
esa organización algún día podría cooperar con el comunismo. Por aquel entonces
se dedicaba a mantener programas de ayuda en nuestro país.) Estos dos títulos
me dieron una buena reputación ante las autoridades, que nada sabían de mi obra
clandestina.
La misma
tenia dos facetas
La
primera era nuestro ministerio secreto ente el millón de soldados rusos.
La
segunda faceta era nuestro ministerio subterráneo al esclavizado pueblo rumano.
Para mi,
el predicar el Evangelio a los rusos es el cielo en la tierra. Yo he predicado
el Evangelio a hombres de muchas naciones, pero nunca he visto a un pueblo tan
sediento del Evangelio como los rusos.
Un
sacerdote ortodoxo amigo mío me telefoneo un día para comunicarme que un
oficial ruso había acudido a el para confesarse. Como el no sabia ruso, y yo en
cambio si, le había dado mi dirección. El hombre vino a verme al día siguiente.
El amaba a Dios, aunque nunca había visto una Biblia, ni jamás había asistido a
ningún servicio religioso (pues existen muy pocas iglesias en Rusia). No tenía
la menor instrucción religiosa, pero amaba a Dios a pesar de no tener ni el más
elemental conocimiento de El.
Comencé a
leerle el Sermón de la Montaña y las parábolas de Jesús. Después de
escucharlas, en un arranque de alegría se puso a danzar por todo el cuarto,
exclamando: “¡Que maravillosa belleza! ¡Como pude vivir sin saber nada de este
Cristo!” fue la primera vez que vi a alguien tan cautivado por la persona de
Cristo.
Fue
entonces que cometí un error. Le leí acerca de la pasión y crucifixión de
Jesús, sin haberlo preparado para ello. El no la esperaba, pues cuando escucho
como Cristo fue abofeteado, como fue crucificado y al fin murió, cayo en un
sillón y comenzó a llorar amargamente. ¡Había creído en un Salador y ahora su
Salvador estaba muerto!
Al
observarle me sentí avergonzado de llamarme cristiano y pastor, de ser un
maestro para los demás y, sin embargo, jamás haber compartido los sufrimientos
de Cristo en la forma que este oficial ruso ahora los compartía. Mirándole, me
pareció volver a ver a Maria Magdalena llorando al pie de la cruz; llorando
fielmente aun cuando Jesús yacía en la tumba.
Luego le
leí la historia de la resurrección. El no sabía que su Salvador había
resucitado de la tumba. Cuando escucho estas maravillosas nuevas, se golpeo las
rodillas profiriendo una palabra bastante grosera, aunque en ese momento la
considere aceptable, y aun quizás “sana”. Era su cruda manera de expresarse.
Nuevamente se regocijaba, gritando de alegría: “¡El vive! ¡El vive!”, y
danzaba, dominado por la felicidad.
“Oremos”,
le dije, pero el no sabia orar, a nuestra manera por lo menos. Cayo de rodillas
junto a mi, y las palabras que brotaron de sus labios fueron: “¡Oh Dios, que
magnifico eres!. Si Tú fueras yo y yo fuese tú, nunca te habría perdonado Tus pecados. ¡Eres en realidad magnifico
y yo te amo de todo corazón!”
Pienso
que todos los àngeles en el cielo se detuvieron en cielo para escuchar esta
sublime oración de un oficial ruso. ¡El hombre había sido ganado para Cristo!
En un
negocio encontré a un capitán ruso con una dama que era también oficial del
ejercito; compraban una gran cantidad de cosas, pero tenían dificultades para
hacerse entender con el vendedor, ya que el no entendía ruso. Me ofrecí para
actuar de intérprete para ellos, y trabamos amistad. Los invite a casa par
almorzar, y antes de comenzar a comer les dije: “Uds. están en una casa
cristiana y nosotros tenemos por costumbre orar”. Ore en ruso. Entonces dejaron
los cubiertos sobre la mesa y perdieron el interes en la comida. Comenzaron a
hacer pregunta tras pregunta acerca de Dios, de Jesucristo y la Biblia. Ellos
no sabían nada.
No fue
fácil hablarles. Les narre la parábola de un hombre que tenia cien ovejas y
perdió una; pero no me entendieron, porque me preguntaron: “¿Cómo es posible
que tenga cien ovejas y que no se las haya quitado la granja colectiva
comunista?” Entonces les dije que Jesús es un rey. A esto me contestaron:
“Todos los reyes han sido hombres malos que tiranizaban a su pueblo, y Jesús
por lo tanto tiene que haber sido un tirano también”. Cuando les narre la
parábola de los obreros de la viña, ellos dijeron: “Bueno, esos hombres
hicieron muy bien en rebelarse contra el propietario de la viña. La viña tiene
que pertenecer a la granja colectiva”. Todo era nuevo para ellos. Al relatarles
el nacimiento de Jesús, sus preguntas podrían parecer, en labios de un
occidental, una blasfemia: “¿Era Maria la esposa de Dios?” Fue entonces que
comprendí, al discutir con ellos y muchos otros, que para predicarles el
Evangelio a los rusos, después de tantos años de comunismo, tendríamos que usar
un idioma totalmente nuevo.
Los
misioneros que fueron a África Central tuvieron dificultades para traducir las
palabras del profeta Isaías: “Si tus pecados fueron rojos como la grana, como
la nieve serán emblanquecidos”. Nadie, en esa parte de África Central, había
visto la nieve. Ni siquiera existía la palabra “nieve”. Por lo tanto tuvieron
que traducir: “Tus pecados serán blancos como la pulpa del coco”.
Así
también tuvimos que traducir el Evangelio al lenguaje marxista para hacerlo
comprensible a ellos. Era algo que no podíamos hacer solos,
mas el Espíritu Santo lo hizo a través nuestro.
En ese
mismo día se convirtieron el capitán y el oficial. Después, ellos nos ayudaron
mucho en nuestro ministerio clandestino con los rusos.
Imprimimos
y distribuimos en forma secreta muchos miles de Evangelios y otra literatura
cristiana entre los rusos. A través de los soldados rusos convertidos pudimos
introducir de contrabando muchas Biblias y porciones bíblicas en Rusia.
Usamos
otra técnica para hacer llegar copias de la palabra de Dios a las manos de los
rusos. Los soldados rusos habían estado peleando varios años, y muchos de ellos
tenían en su patria hijos que no habían visto en todo ese tiempo (Los rusos
tienen un gran cariño por los niños). Mi hijo Mihai y otros pequeños, menores
de diez años, iban a las calles y parques llevando con ellos muchas Biblias y Evangelios
y otra literatura en los bolsillos. Los soldados rusos los acariciaban en la
cabeza y les hablaban cariñosamente, pensando en sus propios hijos que no
habían visto por tantos años. Luego les daban chocolates y dulces a los niños,
quienes, a su vez, les daban a cambio: Biblias y Evangelios, que eran aceptados
gustosamente. A menudo, lo que era peligroso para nosotros hacer abiertamente,
podía ser hecho por nuestros hijos sin ningún riesgo. Eran nuestros “pequeños
misioneros” para los rusos. Los resultados fueron excelentes. Muchos soldados
rusos recibieron de este modo el Evangelio, que de otra manera no hubiéramos podido darles.
Nuestra
labor entre los rusos no solo se limito a la obra personal, sino que también
tuvimos la oportunidad de realizar reuniones con grupos pequeños.
A los
rusos les gustan mucho los relojes. Se los robaban a cuanta persona
encontraban. Aun detenían a las personas en la calle con ese fin, y había que
entregárselo. Se les podía ver usando varios relojes al mismo tiempo,
preferentemente en los brazos; y aun en las mujeres oficiales con relojes
despertadores colgando de sus cuellos. Ellos nunca habían tenido relojes antes,
y por eso les parecía que nunca tendrían los suficientes. El rumano que deseara
tener un reloj tenía que ir a los cuarteles del Ejercito Soviético para comprar
uno robado; a menudo adquiría su propio reloj. Así pues era común ver a los
rumanos entrar en los cuarteles rusos; y esto nos proporciono a nosotros, los
de la Iglesia Subterránea, un excelente pretexto para ir allí también – a
comprar relojes.
Elegí la
festividad ortodoxa de San Pablo y San Pedro como la primera fecha para ir a
los cuarteles rusos. Pretextando querer adquirir un reloj fui a la base militar.
Con el fin de ganar tiempo, simulaba rechazar uno por encontrarlo muy caro;
otro, por ser muy chico y otro mas grande. Como lógica consecuencia, se junto a
mi alrededor un grupo de soldados que me ofrecieron algo para comprar. En son
de broma les pregunte: “¿Alguno de Uds. se llama Pablo o Pedro?” Algunos
respondieron afirmativamente. Entontes les dije: “¿Sabían Uds. que hoy es el
día en que vuestra Iglesia Ortodoxa honra a San Pablo y San Pedro?” (Algunos de
los más viejos lo sabían). Continué: “¿Saben Uds. quienes eran Pedro y Pablo?”
Nadie lo sabia, así es que comencé a contarles acerca de ellos. Uno de los
soldados rusos me interrumpió para decirme: “Tu no has venido a comprar
relojes. Has venido para hablarnos de la fe. ¡Siéntate aquí y háblanos!, pero
¡Ten cuidado! Sabemos de quienes tenemos que cuidarnos. Cuando coloque mi mano
en tu rodilla deberas hablar solamente de relojes. Cuando la retire puedes
continuar con tu mensaje.” Tenía ya
junto a mí a un grupo bastante numeroso de soldados, a los que seguí
contándoles acerca de Pablo y Pedro, y en especial acerca de Cristo por quien
ellos murieron. Al acercarse de cuando en cuando alguno en quien no tenía
confianza, el soldado ponía su mano sobre mi rodilla y de inmediato comenzaba a
hablar acerca de los relojes. Tan pronto se alejaba, volvía a predicarles de
Cristo.
Con ayuda
de soldados rusos cristianos, pude repetir esta visita muchas veces. Muchos de
sus camaradas encontraron a Jesús, y miles de Evangelios fueron repartidos
secretamente.
Lamentablemente,
muchos de nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia Subterránea que fueron
sorprendidos en estas actividades, fueron brutalmente flagelados. No obstante,
jamás traicionaron nuestra organización.
Durante
esta labor, tuvimos el gozo de conocer a hermanos de la Iglesia Subterránea
rusa, como también escuchar sus experiencias. En primer lugar, pudimos apreciar
en ellos lo que convierte a los hombres en grandes santos. Habían pasado a
través de tantos años de adoctrinamiento comunista. Algunos incluso habían
estado en las universidades comunistas; sin embargo, al igual que el pez que
vive en aguas saladas pero que mantiene dulce su carne, así también ellos
habían pasado a través de las escuelas comunistas manteniendo sus almas limpias
y puras para Jesucristo.
¡Estos
rusos cristianos tenían almas tan preciosas! Nos manifestaban: “Sabemos que la
estrella con la hoz y el martillo que usamos en nuestras gorras es la estrella
del Anticristo”, y lo decían con gran tristeza. Su ayuda nos fue inapreciable
para poder extender el evangelio entre otros soldados rusos.
Ellos
poseían todas las virtudes cristianas, menos el gozo. Lo demostraban solamente
en el momento de la conversión, pero luego desaparecía. Como esto no dejaba de
extrañarme, un día le pregunte a uno de ellos, un bautista: “¿Cómo es posible
que Uds. no conozcan el gozo?” Me contesto: “¿Cómo puedo yo estar gozoso cuando
tengo que esconder del pastor de mi iglesia el hecho de ser un ferviente
cristiano, que dedico tiempo a la oración y trato de ganar almas para Cristo?
El pastor de mi iglesia es un delator de la Policía Secreta. Somos espiados el
uno por el otro, y son los pastores quienes traicionan a sus rebaños. El gozo
de la salvación existe en lo mas profundo de nuestro corazón, pero esa manifestación
externa del gozo que Uds. poseen no podemos mostrarla nunca mas.”
“El
cristianismo ha llegado a ser dramático para nosotros. Cuando Uds., que son
cristianos libres, ganan un alma para Cristo, ganan un miembro para sus
iglesias, que lleva una placida existencia. Pero cuando nosotros ganamos a un
hombre sabemos que este puede ser encarcelado y que sus hijos pueden quedar
huérfanos. El gozo de conquistar un alma para Cristo se mezcla con el
sentimiento de que hay un precio que es necesario pagar.”
Habíamos
encontrado un tipo de cristiano enteramente diferente: el cristiano de la
Iglesia Subterránea.
Aquí
también hallamos muchas sorpresas
Así como
hay muchos que creen que son cristianos, y en realidad no lo son, asi entre los
rusos encontramos a muchos que se dicen ateos y en verdad no lo son.
Conversamos
con un matrimonio ruso, ambos escultores. Cuando les hable de Dios me
contestaron: “No, Dios no existe. Nosotros somos “Bezboshniki”-
ateos. Pero permítanos contarle una curiosa experiencia que nos sucedió.
“Una vez,
mientras esculpíamos una estatua de Stalin, mi esposa me pregunto: “Querido,
¿Qué piensas de los pulgares? Si no pudiésemos oponer el pulgar a los otros
dedos, si los dedos de la mano fuesen como los de los pies, no podríamos
sostener el martillo, un mazo, o cualquier otra herramienta, un libro o aun un
trozo de pan. La vida humana seria imposible sin el dedo pulgar. Dime ahora,
¿Quién hizo el pulgar? Ambos aprendimos el marxismo en la escuela y sabemos que
el cielo y la tierra no fueron creados por Dios, sino que existen por si
mismos, pues así lo hemos aprendido y así lo creemos. Si Dios no ha creado el
cielo y la tierra, pero solamente hubiese creado el pulgar, por esa pequeña
cosa debería ser aclamado.
Nosotros
elogiamos a Edison, a Bell y a Stephenson por haber inventado la bombilla o
lámpara de luz eléctrica, el teléfono y el ferrocarril. ¿No deberíamos entonces
elogiar al que invento el pulgar? Si Edison no hubiese tenido ese dedo no
podría haber inventado nada. Si aceptamos que Dios creo el dedo pulgar es justo
que lo elogiemos por ello”
El marido
se enojo mucho, cosa que a menudo ocurre con los maridos cuando sus esposas
dicen algo acertado. “¡No hables tonterías! Has aprendido que no hay Dios. Por
otra parte, nunca podremos estar seguros que no hay en esta casa algunos
micrófonos ocultos que nos puedan acarrear problemas. Convéncete de una vez por
todas que no hay nadie en el cielo. Dios no existe”
Ella
replico: “esto es aun mas asombroso. Si en el cielo estuviera el Dios omnipotente,
en el cual estúpidamente creían nuestros antepasados, seria natural que
tuviéramos pulgares. Un Dios Todopoderoso puede hacerlo todo, por lo tanto le
seria fácil hacer también pulgares. Sin embargo, si en el cielo no hay nadie,
por mi parte estoy dispuesta a alabar desde el fondo de mi corazón a ese
“Nadie” que ha hecho los pulgares.”
Por lo
tanto, ¡se convirtieron en adoradores de ese “Nadie”! Su fe en este “Nadie”
aumento con el tiempo y creyeron en El no solamente como el creador de los
pulgares, sino de las estrellas, las flores, los niños, y todas las cosas
bellas de la vida.
Si, se
repetía lo sucedido en Atenas, cuando San Pablo encontró a los adoradores del
“Dios desconocido”.
Esta
pareja se sintió inmensamente feliz al decirles que sus creencias eran
correctas, que en el cielo realmente hay “Alguien”, Dios que es Espíritu:
espíritu de amor, sabiduría, verdad y poder; que los amo tanto que envió a Su
Hijo unigénito para morir por ellos en la cruz.
Hasta ese
momento habían creído en Dios, sin siquiera saberlo. Tuve el gran privilegio de
llevarles un paso mas adelante – a la experiencia de la salvación y redención.
Cierto
día vi a una oficial rusa en la calle. Me acerque a ella y le dije: “Comprendo
que es mala educación dirigirse a una dama a quien no se conoce, pero yo soy
pastor y mis intenciones son honestas. Deseo hablarle de Cristo”.
Me
pregunto: “¿Ama Ud. a Cristo?” Le conteste: “Si desde lo mas profundo de mi
corazón”. Entonces ella me abrazo y besó una y otra vez. Era una situación bastante
embarazosa, siendo yo pastor, así que, con la esperanza que los transeúntes nos
creyeran parientes, la bese también. Ella exclamo: “¡Yo amo a Cristo también!”
La lleve
a mi casa, y allí descubrí para mi asombro que ella no sabia nada de Cristo,
absolutamente nada, excepto el nombre. Y sin embargo le amaba. No tenia idea
que El era el Salvador, ni tampoco sabía el significado de la salvación.
Ignoraba donde y como El había vivido y muerto. No conocía Sus enseñanzas, Su
vida o Su ministerio. Para mi ella era una curiosidad psicológica. ¿Cómo se
puede amar a alguien, de quien solo se conoce el nombre?
Cuando se
lo pregunte, me explico: “De niña me enseñaron a leer por medio de grabados. La
“a” era una abeja, la “b” era una bandera, la “c” era una campana, y así
sucesivamente. Cuando ingrese a la escuela secundaria, se me enseño que era
deber sagrado defender la patria comunista. Además se me enseño la moral
comunista, pero yo no sabia que era un “deber sagrado” o “moral”; necesitaba un
grabado para esto. Sabía que mis antepasados habían tenido un cuadro que
representaba todo lo que era bello, digno de elogio, y verdadero en la vida. Mi
abuela siempre se inclinaba delante de el, diciendo que ese cuadro representaba
a un hombre llamado Cristo. ¡Yo amaba ese nombre, llego a ser tan real para mi, que el solo pronunciarlo me llenaba
de gozo!”
Escuchándola
recordé que en la epístola a los Filipenses se dice que al nombre de Jesús se
doblara toda rodilla. Quizás el Anti-Cristo llegue a poder borrar del mundo por
algún tiempo el conocimiento de Dios. No obstante, el solo nombre de Jesús
encierra gran poder y conducirá a la luz.
Con gran
gozo ella encontró a Cristo en mi hogar,
ahora Aquel cuyo nombre amaba moraba en su corazón.
Cada una
de las circunstancias que vivía con los rusos estaban llenas de poesía y de
profundo significado.
Una
hermana que difundía el Evangelio en las estaciones del ferrocarril, dio mi
dirección a un oficial que demostró interés.
Una tarde
llego a mi casa. Era un teniente ruso, alto y de buen parecer.
Le
pregunte: “¿En que puedo servirle?”
Me
contesto: “He venido buscando la luz”
Comencé a
leerle las partes mas esenciales de las Sagradas Escrituras y entonces coloco
su mano sobre la mía y dijo: “Le ruego con todo mi corazón no me conduzca al error. Pertenezco a un pueblo mantenido en la
oscuridad. Por favor, dígame. ¿Es esta la autentica Palabra de Dios?” Le
asegure que si era. Me escucho por horas – y acepto al Señor Jesús como su
Salvador.
En
materia de religión no hay nada de superficial en los rusos. Ya sea que luchen
en contra de ella o estén a su favor, buscando a Cristo, ponen siempre toda su
alma en ello. Por esta razón en Rusia cada cristiano es un misionero, ganador
de almas. A esto se debe que no haya en el mundo otro país tan maduro y
fructífero para el evangelio. Los rusos son por naturaleza uno de los pueblos
mas religiosos de la tierra. El curso del mundo puede ser cambiado radicalmente
si nos ocupamos activamente de darles el Evangelio.
Es
trágico que esta tierra de Rusia y su pueblo estén tan hambrientos de la
Palabra de Dios y que sin embargo parezca como si todos los hayan olvidado o
descartado.
En un
tren un oficial ruso iba sentado frente a mí. Le había hablado de Cristo solo
unos pocos minutos, cuando el me interrumpió con una verdadera ola de
argumentos ateos. Marx, Stalin, Voltaire, Darwin, y otras citas contrarias a la
Biblia fluyeron de su boca. No me daba oportunidad para contradecirle. Hablo
durante casi una hora para convencerme que no había Dios. Cuando termino le
pregunte: “Si no hay Dios, ¿Por qué reza Ud. cuando tiene problemas?” Reacciono
como un ladrón sorprendido robando y me contesto: “¿Cómo sabe que rezo?” No le
permití que se escapara. “Yo le hice una pregunta a Ud. primero. Le pregunte
¿Por qué reza? Por favor, ¡contésteme!” Inclino su cabeza y reconoció: “En el
frente de batalla, cuando los alemanes nos rodeaban todos rezábamos. No
sabíamos como hacerlo, solo atinábamos a decir: “Dios y espíritu maternal”” –
en realidad, ante los ojos de Aquel que escudriña los corazones, estoy seguro
que era esa una buena oración.
Nuestro
ministerio con los rusos ha dado mucho fruto.
Recuerdo
a Piotr (Pedro). Nadie sabe en que prisión rusa murió. ¡Era tan Joven! Tendría
quizás unos 20 años. Llego a Rumania con el ejército ruso. Se convirtió en una
reunión secreta y me pidió que lo bautizara.
Después
del bautismo le pregunte cual era el versículo de la Biblia que mas le había
impresionado y había influido en el para venir a Cristo.
Dijo que
había escuchado atentamente cuando en una de nuestras reuniones secretas yo
había leído en el capitulo 24 de Lucas la historia de Jesús que encontró a los
dos discípulos que iban hacia Emaus. Cuando estaban cerca del pueblo, “Hizo
como que iba mas lejos”. Piotr dijo: “Me pregunto por que Jesús dijo eso. No
había duda que deseaba estar con sus discípulos. ¿Por qué, pues, dijo que
deseba ir mas lejos? Le explique que Jesús es cortes. Quería tener la seguridad
de ser bien recibido. Al darse cuenta que así era, entro gozosamente en la casa
de ellos. Los comunistas son descorteses. Procuran penetrar por la violencia
dentro de nuestros corazones y mentes. Nos obligan a escucharles desde la
mañana hasta la noche. Lo hacen a través e sus escuelas, radioemisoras,
periódicos, revistas, carteles, películas, reuniones ateas. Hay que escuchar
continuamente su propaganda atea, quiérase o no. Jesús, en cambio respeta
nuestra libertad. Golpea suavemente la puerta. “Jesús me ha ganado por su
cortesía”, dijo Piotr. Este evidente contraste entre el comunismo y Cristo lo
había convencido.
El no ha
sido el único ruso que se impresiono por esta faceta del carácter de Jesús (Yo,
como pastor, jamás había pensado en ello de esa manera).
Después
de su conversión, Piotr arriesgo muchas veces su libertad y aun su vida, por
pasar de contrabando literatura y ayuda de la Iglesia Subterránea rumana y
rusa. Finalmente fue apresado. Se que en 1959 todavía estaba en la cárcel. ¿Ha
muerto? ¿Esta hoy en el cielo o continua la buena batalla en la tierra? No lo
se. Solo Dios sabe donde se encuentra hoy.
Al igual
que el, muchos otros no solo se convirtieron. Nunca deberíamos detenernos en
nuestra obra, al ganar un alma para Cristo. Solo
hemos hecho la mitad del trabajo. Cada alma ganada para Cristo debe ser
transformada en un ganador de almas. Los rusos no solamente se convertían, sino
que llegaban a ser “misioneros” en la Iglesia Subterránea. En su trabajo por
Cristo, actuaban con valor y temeridad, siempre aclarando que era tan poco lo
que podían hacer por Cristo, en vista de que El murió por ellos.
La
segunda faceta de nuestra obra era nuestro trabajo misionero subterráneo entre
los propios rumanos.
Muy
pronto los comunistas se quitaron sus mascaras. Al principio usaron la
seducción para ganar a los dirigentes cristianos, pero luego comenzó el terror.
Miles fueron arrestados. Ganar un alma para Cristo comenzaba a ser una cosa
dramática para nosotros también, como lo había sido por tanto tiempo para los
rusos.
Yo mismo
estuve mas tarde en prisión junto a otras almas a las cuales Dios me había
ayudado a ganar para Cristo.
Estaba en
la misma celda con uno de ellos, que había dejado a sus seis hijos, y que ahora
estaba en prisión por su fe cristiana. Su mujer y sus hijos se hallaban
desamparados y hambrientos. Probablemente nunca más los vería. Le pregunte:
“¿Siente Ud. algún resentimiento hacia mi por haberle traído a Cristo,
considerando que su familia ahora esta en la miseria?” Me dijo: “No tengo palabras para expresarle mi
gratitud por haberme traído a este maravilloso Salvador. No quisiera que
hubiera sido de otra manera”.
Predicar
a Cristo bajo las nuevas condiciones no era tarea fácil. Logramos imprimir
varios folletos, pasándolos a través de la severa censura de los comunistas.
Presentábamos al censor un folleto que tenia en su portad el retrato de Carlos
Marx, el fundador del comunismo. Llevaba el titulo “La religión, Opio de los
Pueblos”, u otros parecidos. Este los consideraba literatura comunista y colocaba
el sello aprobatorio en ellos. Después de unas pocas paginas llenas de citas de
Marx, Lenin y Stalin, con las cuales agradábamos al censor, dábamos el mensaje
de Cristo.
La
Iglesia Subterránea lo es solamente en parte. Al igual que un témpano una pequeña
parte de su obra es visible. Íbamos a las reuniones comunistas y distribuíamos
esos folletos “comunistas”. Estos, al ver el retrato de Marx, competían por
comprarlos. Para cuando llegaban a las páginas que realmente nos interesaban y
se daban cuenta que hablaba de Dios y de Jesús, estábamos muy lejos.
Resultaba,
en cierto modo, difícil predicar entonces. Nuestro pueblo estaba muy oprimido.
Los comunistas les quitaron todo a todos. Al agricultor le quitaron tierras y
ovejas. Al peluquero o sastre le quitaron su pequeño negocio. No solamente
sufrían los “capitalistas”, sino también los pobres. Casi todas las familias
tenían algún familiar en prisión, y la pobreza era extrema. Por eso la gente
preguntaba: “¿Cómo es que un Dios de amor permite el triunfo del mal?”
Tampoco
les hubiera sido muy fácil a los primeros
apóstoles predicar a Cristo el Viernes Santo, cuando Jesús moría en la cruz,
pronunciando las palabras: “Dios mío, Dios mío ¡porque me has desamparado?”
Pero el
hecho de que nuestro trabajo fuera realizado
probaba que era de Dios y no de nosotros. La fe cristiana tiene una respuesta
para tales preguntas.
Jesús nos
contó la historia del pobre Lázaro, oprimido en su tiempo como nosotros éramos
oprimidos, aunque al final los àngeles lo llevaron al “seno de Abraham”.
La
Iglesia Subterránea se reunía en casas particulares, en los bosques, en los
sótanos; dondequiera que pudiera hacerlo. Allí, en secreto, a menudo se
preparaban los trabajos que se harían en forma abierta. Bajo el régimen
comunista pusimos en práctica un plan de reuniones de predicación en plena
calle, pero con el tiempo llego a ser demasiado peligroso. Sin embargo, por ese
medio llegamos a muchas almas que de otro modo no habríamos podido alcanzar. Mi
esposa era muy activa en esto. Algunos cristianos se reunían silenciosamente en
las esquinas y comenzaban a cantar. Al escucharlos, mucha gente se reunía para
oír el hermoso canto, y entonces mi esposa aprovechaba para entregarles el
mensaje. Abandonábamos el lugar antes que llegara la policía.
Una
tarde, mientras me encontraba en otro lugar, mi esposa entrego el mensaje
delante de miles de trabajadores, a la entrada de la gran fabrica Malaxa, en la
ciudad de Bucarest. Les hablo de Dios y de la salvación. Al día siguiente
muchos obreros de la fábrica fueron fusilados después de rebelarse en contra de
las injusticias de los comunistas. ¡Habían escuchado el mensaje muy a tiempo!
Éramos
una Iglesia Subterránea, pero al igual que Juan el Bautista, hablábamos
abiertamente de Cristo a los hombres y gobernantes.
En cierta
oportunidad, en las escalinatas de uno de nuestros edificios públicos, dos
hermanos se abrieron paso hasta donde se encontraba nuestro Primer Ministro Gheorghiu Dej. En los pocos instantes que tuvieron
testificaron a el de Cristo instándole a que se arrepintiera de sus pecados y
persecuciones. Los hizo encarcelar por su temerario testimonio. Años mas tarde,
cuando el mismo Ministro Gheorghiu Dej estaba muy enfermo, la semilla del Evangelio que aquellos hombres habían sembrado años
atrás, y por la cual habían sufrido enormemente, dio su fruto. En su hora de
necesidad, el Primer Ministro recordó las palabras que le habían dicho y que
eran como la Biblia afirma: “viva y eficaz, y mas cortante que toda espada de
dos filos”. Ellas penetraron la dureza de su corazón, y se entrego a
Jesucristo. Confeso sus pecados, acepto a su Salvador y comenzó a servirle en
su enfermedad. Al poco tiempo murió, pero fue para estar con su recién
encontrado Salvador, porque dos cristianos estuvieron dispuestos a pagar el
precio. Ellos son un típico ejemplo de los cristianos valerosos en los países
comunistas de hoy.
Así, la
Iglesia Subterránea no solamente trabaja en reuniones secretas, haciendo
actividades clandestinas, sino también en forma abierta, con valentía
proclamando el evangelio en las calles y a los dirigentes comunistas. Había un
precio, pero estábamos dispuestos a pagarlo. La Iglesia Subterránea sigue
dispuesta a pagarlo hoy también.
La
Policía Secreta persiguió mucho a la Iglesia Subterránea, porque reconocía que
esta era la única resistencia efectiva que quedaba, y precisamente una clase de
resistencia, la espiritual que si no era combatida terminaría por socavar su
poder ateo. Reconocieron, como solo el diablo puede hacerlo, que representaba
una amenaza inmediata para su seguridad. Sabían que si un hombre cree en Cristo
jamás llegara a ser un objeto sumiso, sin voluntad propia. Sabían que podían
encarcelar a los hombres, pero no podrían encarcelar su fe en Dios. Por eso
luchaban tanto en su contra.
Pero la
Iglesia Subterránea también tiene sus simpatizantes o
miembros aun en los gobiernos comunistas y la Policía Secreta.
Dimos
instrucciones para que algunos cristianos ingresaran a la Policía Secreta y se
pusieran el uniforme mas odiado y despreciado por nuestro país, y de esta
manera pudieran comunicarnos sus actividades. Por eso varios hermanos de la
Iglesia Subterránea se enrolaron, manteniendo oculta su fe. No es fácil sufrir
el desprecio de la familia y amigos por usar el uniforme comunista, sin poder
decirles su verdadera misión. Pero lo hicieron. Tan grande era su amor por
Cristo.
Cuando
fui secuestrado en plena calle y mantenido por años en el mas estricto secreto,
un medico cristiano se hizo miembro de la Policía Secreta. Como medico de esta
tenia acceso a las celdas de los prisioneros y de este modo esperaba poder
encontrarme. Todos sus amigos lo despreciaron, creyendo que se había hecho
comunista. Lucir el uniforme de los torturadores es un sacrificio mucho mayor
por Cristo que usar el uniforme de prisionero.
El medico
me encontró en una mazmorra oscura y subterránea y pudo comunicar que aun me
encontraba vivo. ¡Fue el primer amigo que pudo verme durante esos terribles
primeros ocho años y medio! Gracias a el se supo que yo estaba vivo y cuando se
libertaron a presos políticos a raíz de la amnistía concedida después de la
conferencia entre Eisenhower y Kruschev, en 1956, los cristianos clamaron por mi
libertad también. Entonces me libertaron por un poco de tiempo.
Si no
hubiese sido por la valerosa acción de aquel medico cristiano al enrolarse en
la Policía Secreta con el propósito específico de localizarme, jamás hubiera
sido liberado. Es posible que todavía estuviera en la cárcel (o en la tumba).
Aprovechando
su posición en la Policía Secreta, estos miembros de la Iglesia Subterránea nos
advirtieron de peligro muchas veces, y fueron de gran ayuda. La iglesia
Subterránea todavía cuenta con la ayuda de esos miembros suyos infiltrados en
la Policía Secreta. Algunos ocupan altas posiciones en los círculos comunistas,
ocultando su fe. Un día, en el cielo, podrán hacer pública su proclama de
Cristo, a quien ahora sirven en secreto.
Sin
embargo, muchos miembros de la Iglesia Subterránea fueron descubiertos y
encarcelados. Entre nosotros también teníamos nuestros propios “Judas”, que
informaban a la Policía Secreta. Los comunistas usaron los golpes, las drogas,
las amenazas y el chantaje con el fin de lograr que nuestros ministros y laicos
informaran sobre sus hermanos.
“NADIE TIENE MAYOR AMOR QUE ESTE”
Trabaje
en forma oficial y también oculta, hasta el 29 de febrero de 1948. Era domingo,
un hermoso domingo. En ese día en camino hacia la iglesia, la Policía Secreta
me secuestro.
Muchas
veces me había preguntado el significado de lo que era “los que hurtan a
hombres” o “secuestradores”, que se mencionan en la Biblia (1 Tim. 1:10). Los
comunistas se encargaron de enseñarnos.
En esos
días muchos fueron raptados de ese modo. Frente a mi se detuvo un furgón de la
Policía Secreta, saltaron cuatro hombres a la calle y me arrojaron al interior
del vehículo. Fui encerrado por muchos años. Por ocho años y medio y nadie supo
si estaba vivo o muerto. La Policía Secreta hizo que algunos de sus miembros se
hicieran pasar por prisioneros recién libertados para visitar a mi esposa. Le
dijeron que habían visto mi funeral. Le destrozaron el corazón.
Miles de
fieles de todas las denominaciones cristianas fueron encarcelados durante esa
época. No solamente los ministros fueron encarcelados, sino también simples
miembros, y jóvenes que habían testificado su fe. Las cárceles estaban
repletas, y en Rumania como sucede en todos los países comunistas, estar en
prisión significa ser torturado.
Las
torturas eran a veces horribles. Prefiero no hablar mucho de aquellas que
experimente en carne propia. El solo recordarlas me hace pasar noches enteras
sin dormir. Es demasiado doloroso.
En otro
libro: “Cristo en Prisiones Comunistas”, relato muchos detalles de nuestras
experiencias con Dios en la cárcel.
Un pastor
cuyo nombre era Florescu, fue torturado con
cuchillos y hierros al rojo vivo. Lo golpearon salvajemente. En seguida
introdujeron enormes ratas hambrientas a través de un caño en su celda. No
podía dormir porque tenia que defenderse. Tan pronto se descuidaba y cabeceaba,
las ratas lo atacaban.
Los
comunistas querían obligarle a
denunciar a sus hermanos en la fe, pero el resistió firmemente. Por ultimo
trajeron a su hijo, de catorce años, y comenzaron a azotarlo en su presencia,
advirtiéndole que el castigo continuaría hasta que entregara la información
pedida. El pobre hombre ya casi había perdido la razón. Resistió todo lo que
pudo, pero al final cuando no podía mas, se dirigió a su hijo: “Alejandro, debo
decirles lo que quieren. ¡No puedo soportar que te sigan torturando!” Su hijo
le respondió: “¡Papa, no cometas conmigo la injusticia de tener por padre a un
traidor. Sopórtalo. Si me matan, moriré gritando: Jesús y mi patria!” Los
comunistas, enfurecidos por tal respuesta, se lanzaron sobre el muchacho y lo
mataron a golpes. Murió alabando a Dios, mientras su sangre salpicaba las
paredes de la celda. Después de ver aquello, nuestro querido hermano Florescu nunca pudo ser el mismo de antes.
Se nos
engrillaban las muñecas con esposas cuya cara interior tenia puntas agudas. Si
nos manteníamos totalmente quietos, las puntas no nos herían; pero al tiritar
de frío en aquellas heladas celdas, nuestras muñecas eran destrozadas por los
clavos.
Los
cristianos eran colgados de los pies y golpeados en forma tan salvaje que sus
cuerpos cimbreaban en el aire a causa de los golpes. Se introducía a los
cristianos en “celdas refrigeradas” tan tremendamente heladas que el hielo
cubría las paredes. Yo mismo fui lanzado casi desnudo a una de ellas. Los
doctores de la cárcel nos observaban a través de una mirilla, para avisar a los
guardias ante los primeros síntomas de congelamiento. Entonces nos sacaban para
revivirnos mediante el calor. Tan pronto como dábamos señales de recuperación,
nos metían nuevamente en la celda. Nos deshelaban para luego prácticamente
congelarnos, hasta que estábamos casi al borde de la muerte, y este proceso se
repetía una y otra vez. Aun en la actualidad no puedo abrir un refrigerador sin
estremecerme.
Los
cristianos éramos puestos en cajas de madera solo un poco más grandes que
nuestros cuerpos. Esto nos dejaba sin espacio para movernos. Docenas de clavos
agudos traspasaban las cajas por todos lados. Mientras permanecíamos de pie y
sin movernos, no pasaba nada. Si la fatiga nos vencía, al buscar apoyo nuestros
cuerpos eran perforados por aquellas púas. Si nos movíamos, o si nos temblaba
un músculo, allí estaban aquellos horribles clavos.
Lo que
los comunistas han hecho a los cristianos sobrepasa toda posibilidad de
comprensión humana.
He visto
comunistas cuyas caras, al torturarnos, parecían brillar con alegría satánica,
mientras exclamaban: “¡Somos el diablo!”
No
luchamos contra carne y sangre sino contra “principados y potestades del mal”.
Vimos que el comunismo no emana del hombre sino del diablo. Es una fuerza del mal, que solamente puede ser combatida con
una fuerza espiritual mayor, el Espíritu de
Dios.
A menudo
pregunte a nuestros torturadores: ”¿No tienen Uds. piedad en sus corazones? Por
lo general respondían con citas de Lenin: “No puedes hacer tortillas sin
quebrar los huevos. No puedes cortar la madera sin que vuelen las astillas” Yo
insistía: “Conozco esa cita de Lenin; pero hay una diferencia. La madera no
siente nada cuando se le corta, pero Uds. están tratando con seres humanos”.
Pero todo era en vano; son materialistas. Para ellos no existe mas que la
materia; el hombre no es mas que madera; o como las cáscaras de huevos. Esta
creencia los hace descender a las más increíbles profundidades de la crueldad.
La
crueldad del ateismo es difícil de creer. Cuando un hombre no tiene fe en que
lo bueno será recompensado y que lo malo será castigado, no tiene motivo para
comportarse como un ser humano. No hay algo que lo
detenga de caer en las profundidades del mal que cada hombre lleva en si. Los
torturadores comunistas podían decir: “No hay Dios. No hay Mas Allá, ni hay
castigo para el mal. Podemos hacer lo que nos de la gana”.
Uno de
ellos llego a declarar: “Doy gracias a Dios en quien no creo, que haya vivido
hasta esta hora en que puedo expresar todo el mal que hay en mi corazón.”
Expresaba ese mal en la increíble brutalidad y tortura que infligía a los
prisioneros.
Siento
pena si un cocodrilo se come a un hombre, pero no se lo puedo reprochar. Es un
cocodrilo, no un ser humano. Por ello no se puede reprochar a los comunistas.
El comunismo ha destruido todo sentimiento de moral en esas mentes. Se
vanaglorian de no tener piedad en sus corazones.
Aprendí
de ellos. En vista de que no dejan lugar en sus corazones para Jesús, decidí no
darle el más mínimo lugar a Satanás en el mío.
Yo he
testificado ante el Sub-Comité de Seguridad Interior del Senado de los Estados
Unidos. Allí he descrito todas las cosas más espantosas, como por ejemplo, como
los cristianos son amarrados a cruces durante cuatro días y cuatro noches. Las
cruces eran colocadas en el suelo, donde cientos de reclusos tenían que hacer
sus necesidades fisiológicas, encima de sus rostros y cuerpos. Luego levantaban
las cruces nuevamente y los comunistas se burlaban, diciendo: “Miren a su
Cristo! ¡Que hermoso es! Que magnifica fragancia trae del cielo.” Descubrí como
un sacerdote, al borde de la locura a causa de las torturas, fue obligado a
consagrar su orina y excrementos humanos y darlo en comunión a los cristianos.
Esto ocurrió en la prisión rumana de Pitesti. Pregunte al sacerdote, después,
porque no prefirió la muerte antes de participar de esa farsa. Me respondió:
“No me juzgue, por favor, he sufrido mas de lo que sufrió Cristo.” Todas las
descripciones bíblicas del infierno y las penas del infierno de Dante son nada
en comparación con las torturas en las prisiones comunistas.
Esto es
solamente una pequeña parte de lo que sucedió un domingo, y muchos otros
domingos, en la prisión de Pitesti. Otras cosas sencillamente no pueden
contarse. Se que mi corazón fallaría si tuviese que volver a repetirlas. Son
demasiado terribles y obscenas para ponerlas por escrito. Todo esto es lo que
tuvieron que sufrir sus hermanos en Cristo, y aun sufren.
Uno de
los héroes realmente más grandes de la fe fue el pastor Milán Haimovici.
Las
prisiones rumanas estaban tan colmadas que los guardias ni siquiera nos
reconocían por nuestros nombres. En muchas oportunidades, cuando venían a
buscar a los que habían sido sentenciados para recibir azotes por haber
quebrantado algún reglamento carcelario, el pastor Milán
Haimovici se presentaba para recibir el castigo en lugar de alguno de
los otros. Con esto gano el respeto de los demás prisioneros no solo para si,
sino también para Cristo, a quien representaba.
Si yo
siguiera contando todo los horrores y las atrocidades cometidas por comunistas
y los sacrificios de los cristianos, seria algo de nunca acabar. No solo las
torturas fueron conocidas, sino también los hechos heroicos. El heroísmo de
aquellos en prisión, inspiro aun más a los hermanos que todavía vivían en
libertad.
Una de
nuestras obreras era una jovencita de la Iglesia Subterránea. La Policía
Secreta había descubierto que ella repartía secretamente Evangelios y que
enseñaba a los niños acerca de Cristo. Decidieron arrestarla, pero para hacer
el arresto lo más doloroso y terrible posible, postergaron la detención por
algunas semanas, esperando al mismo día en que contraería matrimonio. En el día
de su boda, ya se había puesto su traje nupcial. Para cualquier mujer es el día
más maravilloso y alegre de su vida. Repentinamente se abrió la puerta de su
casa, precipitándose al interior la Policía Secreta. La novia, al verlos,
extendió los brazos para ser esposada. Las esposas le fueron colocadas
rudamente en sus muñecas. Mirando a su amado beso las cadenas, exclamando:
“Agradezco a mi Novio celestial esta joya que me obsequia en el día de mi boda.
Le agradezco que me haya considerado digna de sufrir por El”. Fue sacada de
allí en medio del llanto de su novio y de los presentes. Todos sabían
perfectamente la suerte que aguardaba a las jóvenes cristianas en manos de los
comunistas. Después de 5 años fue puesta en libertad, destruida y físicamente
arruinada, aparentando tener treinta años mas de los que tenia. Su novio la
había esperado. Ella se limito a decir que era lo menos que podía haber hecho
por su Cristo. Tan magníficos cristianos están en la Iglesia Subterránea.
Probablemente
los occidentales han oído del empleo del “lavado de cerebro” en la guerra de
Corea y ahora en Vietnam. Yo pase a través de esta experiencia personalmente.
Es una tortura horrible.
Durante
años se nos obligo por diecisiete horas al día a escuchar lo siguiente:
¡El
Comunismo es bueno!
¡El
Comunismo es bueno!
¡El
Comunismo es bueno!
¡El
Cristianismo es estupido!
¡El
Cristianismo es estupido!
¡El
Cristianismo es estupido!
¡El
Cristianismo es estupido!
¡Déjelo!
¡Déjelo!
¡Déjelo!
¡Déjelo!
Diecisiete
horas al día – por semanas, meses y años.
Muchos
cristianos me han preguntado como pude resistir el lavado de cerebro. Existe un
solo método de resistencia: el “lavado de corazón”. Si su corazón esta limpiado
por el amor de Jesucristo, y en el hay amor hacia El, Ud. puede resistir
cualquier tortura. ¿Qué no haría una novia amorosa por su prometido? ¿Qué no
haría una madre amante por su hijo? Si Ud. ama a Cristo, como lo hizo Maria,
quien tuvo en sus brazos a Jesús cuando era bebe; si Ud. ama a Jesús como una
novia ama a su prometido, entonces puede resistir tales torturas.
Dios no
nos juzgara por lo que fuimos capaces de soportar, sino por lo que fuimos
capaces de amar. Puedo testificar y declarar que los cristianos en las prisiones
comunistas fueron capaces de amar. Ellos podían amar a Dios y a los hombres.
Las
torturas y brutalidades en la cárcel continuaron sin cesar. Cuando caía
inconsciente o estaba demasiado confuso para poder dar alguna esperanza de
confesión a mis torturadores, era devuelto a mi celda. Allí quedaba, tendido
solo y medio muerto hasta lograr recuperar algo de mi energía, para poder
comenzar de nuevo su labor conmigo. Muchos morían
en estas circunstancias, pero en mi caso, sin saber como ni por que, siempre
lograba recuperar algo de mis fuerzas. En los años siguientes, a mi paso por
varias diferentes cárceles me quebraron cuatro vértebras y muchos otros huesos.
Me cortaron, quemaron, y me causaron profundas heridas en diferentes partes del
cuerpo que me dejaron dieciocho cicatrices permanentes.
En Oslo,
los médicos que me examinaron y vieron esas cicatrices y los restos de la
tuberculosis pulmonar que sufriera a causa de tan prolongado martirio,
declararon que el hecho de estar vivo hoy, constituía ni más ni menos que un
milagro. De acuerdo a sus conocimientos y sus libros médicos, yo debería haber
muerto hace muchos años. Se muy bien que es un milagro. Es que Dios es un Dios
de milagros.
Llego el
año 1956. Ya hacia ocho años y medio que estaba en la cárcel. Había perdido
mucho peso, porque se me privaba de comida, pero había ganado muchas cicatrices
a raíz de haber sido brutalmente flagelado y golpeado. Además había sido objeto
de burlas, amenazas, interrogatorios hasta el cansancio y abandono. Nada de eso
dio los resultados que mis captores esperaban. Profundamente descorazonados,
por una parte, y preocupados por otra, por las protestas que mi prisión
suscitaba, me pusieron en libertad.
Se me
permitió volver a mi antiguo puesto en la iglesia pero por solo una semana.
Alcance a predicar dos sermones; luego me llamaron para advertirme que no
podría seguir predicando ni tomar parte en ninguna actividad religiosa. ¿Qué
había dicho? Yo había aconsejado a mis feligreses que tuvieran “paciencia,
paciencia y más paciencia”. “Eso significa que Ud. esta diciendo que tengan
paciencia, pues los americanos vendrán a libertarlos, me grito la policía.” Yo
también había dicho que tal como la rueda gira, los tiempos cambian. “Ud. les
esta diciendo que el gobierno comunista dejara de existir, y esas son calumnias
contrarrevolucionarias”, me gritaron de nuevo. Y ese fue el fin de mi
ministerio público.
Probablemente
las autoridades creyeron que yo tendría temor de desafiar sus órdenes y volver
a mi evangelización subterránea. Estaban muy equivocados en eso. Secretamente
regrese a mi trabajo anterior, con el apoyo de mi familia.
Volví a
testificar ante grupos de fieles que se mantenían ocultos, yendo y viniendo
como un fantasma, bajo la protección de quienes podía confiar. Tenía ahora mis
cicatrices para darle mayor fuerza a mi mensaje respecto a la maldad de la
forma de pensar atea, y para alentar y estimular las almas que flaqueaban, a
confiar en Dios y ser valientes. Yo dirigía una red secreta de evangelistas que
se ayudaban mutuamente para difundir el Evangelio bajo las propias narices de
los comunistas. Después de todo, si el hombre en su ceguera no es capaz de ver
la mano de Dios obrando en lo que le rodea, menos podrá ver la de un evangelista.
Finalmente
el incesante interés de la policía por conocer mis actividades y movimientos
dio resultados. Fui descubierto una vez mas y vuelto a detener. Es posible que
la publicidad que se dio a mi caso haya tenido algo que ver con el hecho de que
por alguna razón mi familia no fue arrestada conmigo. Había estado ocho años y
medio en la cárcel y después de tres años de relativa libertad volvía a la
cárcel por otros cinco años y medio.
Mi
segundo periodo fue mucho peor en muchos aspectos que el primero.
Mi
condición física empeoro casi inmediatamente. No obstante, el trabajo oculto de
la Iglesia Subterránea continúo en la clandestinidad de las prisiones
comunistas.
Estaba
estrictamente prohibido predicar el Evangelio a otros reclusos. De antemano se
sabia que el que fuera sorprendido haciéndolo, seria brutalmente flagelado.
Varios de nosotros decidimos pagar ese precio a cambio del privilegio de
predicar, y aceptamos por ello sus condiciones. Fue un acuerdo tácito: Nosotros
predicábamos y ellos nos golpeaban. Nosotros éramos felices predicando; ellos
lo eran golpeándonos. De esta manera todos estábamos satisfechos.
La escena
siguiente sucedió mas veces de las que puedo recordar: Un hermano estaba
predicando a los otros reclusos, cuando los guardias entraron sorpresivamente
interrumpiéndolo en la mitad de una frase. Lo arrastraron fuera, llevándolo a
lo largo del corredor hasta la pieza que usaban como cámara de torturas.
Después de lo que parecía ser un castigo interminable lo trajeron de vuelta y
lo lanzaron sangrante y magullado al suelo del calabozo. Se alzo lentamente, se
arreglo las ropas y dijo: “¿Qué estábamos diciendo, hermanos, cuando fuimos
interrumpidos?”, y continuo ¡predicando!
¡He visto
cosas maravillosas!
A veces
los predicadores eran simples laicos. Hombres comunes inspirados por el
Espíritu Santo, que a menudo predicaban maravillosamente. Ponían todo el
corazón en sus palabras, pues predicar en esas condiciones punitivas no era
cosa para ser tomada a la ligera. Pronto aparecerían nuevamente los guardias,
quienes se llevaban al predicador para golpearlo hasta dejarlo medio muerto.
En la
cárcel de Gherla un cristiano llamado Grecu fue sentenciado a morir a golpes. La sentencia
fue cumplida a través de un lento procedimiento que duro varis semanas. Se le
daba un golpe con una cachiporra de goma en la planta de los pies. A los pocos
minutos se le volvía a golpear en la misma forma, y después de unos momentos
recibía otro golpe. De igual manera fue golpeado en los testículos. Luego un
doctor le aplicaba una inyección. Una vez que se recobraba, se le daba muy
buena comida para restaurar sus fuerzas, y entonces era vuelto a golpear, hasta
que por fin murió a consecuencia de ese lento pero cruel trato. Uno de los que
llevo a cabo esta tortura, llamado Reck, era
miembro del Comité Central del Partido Comunista.
En
ciertos momentos Reck repetía al prisionero
ciertas palabras que los comunistas solían decir a los cristianos: “Yo soy
Dios. Tengo sobre ti poder de vida o muerte. Ese que esta en el cielo no puede
decidir esto. Todo depende de mí. Si así lo quiero, puedes vivir; pero también
si quiero te matamos. ¡Yo soy Dios!” Así se burlaba de los cristianos.
En tan
horrible situación nuestro hermano Grecu dio a Reck una respuesta muy acertada.
Un
cristiano fue sentenciado a muerte. Antes de que fuera del mismo Reck, le dijo:
“Ud. no sabe la verdad que ha dicho. Ud. es un dios. Cada gusano es
potencialmente una mariposa, y llegara a serlo si se desarrolla perfectamente.
Ud. no fue creado para ser un verdugo, un asesino; Ud. fue creado para llegar a
ser semejante a Dios. Jesús en su tiempo dijo a los judíos: “Uds. son dioses”.
La vida de Dios Padre esta en su corazón. Muchos que han sido iguales que Ud.,
muchos perseguidores como el Apóstol Pablo, en cierto momento de su vida han
descubierto que es vergonzoso para el hombre cometer atrocidades, cuando puede
hacer cosas mucho mejores. Así se han transformado en co-participes de la Naturaleza
Divina. Creame, Sr. Reck, su verdadera vocación
es ser un dios, semejante a Dios, y no un torturador.
En ese
momento Reck no presto mucha atención a las
palabras de su victima, tal como Saulo de tarso no le dio importancia al
hermoso testimonio de Esteban, que fu asesinado en su presencia. Pero aquellas
palabras comenzaron a trabajar en su corazón, y Reck
comprendió mas tarde cual era su verdadera vocación.
Una
magnifica lección que aprendimos de las flagelaciones, torturas y carnicerías
de los comunistas fue que el espíritu es el amo el cuerpo. A menudo, cuando
éramos torturados, sentíamos el castigo, pero este parecía como algo distante y
alejado del espíritu, que estaba como sumergido en la consideración de la
gloria de Cristo y su presencia en nosotros.
Junto con
la inmunda sopa que se nos proporcionaba diariamente, una vez a la semana se
nos daba un trozo de pan. Decidimos ofrendar nuestro diezmo, un en tales
circunstancias. Cada diez semanas, uno de nosotros daba ese pan a uno de
nuestros hermanos mas debilitados, como “diezmo” al maestro.
Un
cristiano fue sentenciado a muerte. Antes de que fuera ejecutado se le permitió
ver a su esposa. La despidió con estas palabras: “Debes saber que muero amando
a los que me matan. No saben lo que hacen. Lo último que te pido es que tú
también los ames. No les guardes rencor en tu corazón porque matan a quien
amas. Nos encontraremos otra vez en el cielo”. Estas palabras impresionaron
profundamente al funcionario que presencio aquel ultimo encuentro, que me las
repitió algún tiempo después en la prisión, donde el era uno mas entre los
nuestros, pues se había convertido.
En la
prisión de Tirgo-Ocna había un joven prisionero
llamado Matchevici, a quien habían encarcelado
a los 18 años. Debido a las torturas, la tuberculosis había hecho presa a su cuerpo. De algún modo su familia llego a conocer
su grave estado de salud y le envió cien frascos de estreptomicina que
representaba la diferencia entre la vida y la muerte. El comisario Político de
la prisión ordenó traerlo a su presencia y mostrándole el paquete, le dijo:
“Aquí tengo el remedio que puede salvarte la vida, pero tu no puedes recibir
encomiendas enviadas por tu familia. Personalmente, me agradaría ayudarte, pues
eres muy joven y no me gustaría verte morir aquí en la cárcel. ¡Ayudémonos
mutuamente! Dame los informes que te pido relacionados con las actividades de
tus compañeros aquí en la cárcel y así podré justificar ante mis superiores el
entregarte el paquete”.
Matchevici
no demoro en responder: “No quiero permanecer vivo y tener vergüenza de mirarme
en el espejo por estar viendo allí reflejada la cara de un traidor. No puedo
aceptar sus condiciones; prefiero morir”.
El funcionario le estrecho la mano, diciéndole: “Te felicito, no esperaba otra
respuesta de parte tuya. Pero deseo hacerte otra proposición. Algunos de los
presos son informantes nuestros. Alegan ser comunistas, y los denuncian a Uds.
esos hombres juegan un doble papel y no tenemos ninguna confianza en ellos.
Quisiéramos saber hasta que punto son sinceros. Para Uds. son traidores que les
causan mucho daño con sus informaciones. Comprendo que no quieras traicionar a
tus camaradas, pero proporciónanos los datos que te solicito y podrás ¡salvar
tu vida! Matchevici le respondió con la misma
prontitud de antes: “me considero discípulo de Cristo. El nos enseño a amar a
nuestros enemigos. Quienes nos traicionan nos causan un inmenso daño, pero no
puedo devolver mal por mal. Les tengo mucha lastima y ruego a Dios por ellos;
pero no quiero tener nada que ver con los comunistas.” Después de su entrevista
con el Comisario Político, Matchevici regreso a
la misma celda que compartía con nosotros. Lo vi morir alabando a Dios. El amor
fue aun más poderoso que el ansia de vivir.
Si un
hombre pobre es un gran amante de la música, esta dispuesto a dar hasta su
último cobre por escuchar un concierto. Aunque por ello se quede (en lugar de
guede) sin dinero, no se siente frustrado, pues ha escuchado cosas
maravillosas.
No me
siento frustrado por haber perdido tantos años en la prisión, donde he visto
cosas maravillosas. Yo mismo he sido entre los más insignificantes y débiles en
la cárcel, pero he tenido el privilegio de vivir con grandes santos, héroes de
la fe, comparables a los cristianos de los primeros siglos, que estaban
dispuestos a morir por Cristo. La belleza espiritual de estos hombres no puede
ser descripta.
Las cosas
que relato aquí no han sido excepcionales. Por el contrario, lo sobrenatural se
ha transformado en natural para los cristianos de la Iglesia Subterránea.
La
Iglesia Subterránea es la iglesia que ha vuelto a su primer amor.
Antes de
caer en la prisión yo amaba a Cristo. Hoy, después de haber visto a la “Novia
de Cristo” – su Cuerpo Espiritual – en la prisión, puedo decir que amo a la
Iglesia Subterránea tanto como amo a Cristo mismo. He visto su belleza y
espíritu de sacrificio.
Fui
separado de mi esposa. Ignoraba lo que podía haberle sucedido después de mi
arresto. Solo después de muchos años vine a saber que también había sido
detenida. Las mujeres cristianas sufren mucho más que los hombres en la cárcel.
Las jóvenes han sido violadas por los guardias. La mofa, al escarnio y la
obscenidad son espantosas. Se les obligaba a trabajos forzados en la construcción
de una canal, exigiéndoles el mismo rendimiento que a los hombres. Prostitutas
eran nombradas capataces, y en su afán de maltratar a las cristianas competían
entre si. Mi esposa ha tenido que comer hierba para poder sobrevivir. Ratas y
culebras eran devoradas por aquellas desdichadas y hambrientas mujeres. Una de
las diversiones favoritas de los guardias, en los domingos, consistía en
arrojar al Danubio a las mujeres para luego sacarlas en medio de las risotadas,
mofándose de sus cuerpos mojados, para volver a lanzarlas de nuevo, vez tras
vez. Mi esposa fue arrojada al Danubio de la misma forma.
Mi hijo
quedo vagando por las calles cuando sus padres fueron detenidos. Desde muy niño
Mihai había sido muy religioso y se interesaba en las cosas de la fe. Luego, al
quedar solo, a la edad de 9 años, paso por una crisis en su vida cristiana. Se
convirtió en un ser amargado e inseguro de su religión. A esa edad tenia
problemas que generalmente otros niños no conocen. Debía pensar en la manera de
poder ganarse la vida.
Como era
un crimen ayudar a las familias de los martires cristianos, dos damas que lo
ayudaban fueron arrestadas y flageladas tan brutalmente que, hasta hoy, después
de quince años, aun están inválidas. Una señora que arriesgo su vida para dar
alojamiento a Mihai fue sentenciada a ocho años de cárcel, por haber concedido
ayuda a familiares de los recluidos. Le sacaron los dientes a puntapiés. Le
quebraron los huesos, y nunca más podrá trabajar. También ella será una
inválida toda su vida.
A los
once años Mihai comenzó a ganarse la vida como obrero. Los sufrimientos habían
producido cierta vacilación en su fe. Pero dos años después del encarcelamiento
de mi esposa, le fue permitido visitarla. Fue a la cárcel comunista donde se
encontraba y por fin la vio, detrás de rejas de hierro. Estaba sucia, delgada,
con las manos encallecidas y vestía un raído uniforme carcelario. El niño casi
no la reconoció. Sus primeras palabras fueron: “¡Mihai, cree en Jesús”!
Enfurecidos, los guardias la separaron de Mihai y se la llevaron. Lloro al ver
a su madre arrastrada por el suelo. Ese minuto fue el instante de su
conversión. Comprendió que, si Cristo puede ser amado aun bajo tales
circunstancias, El es el verdadero Salvador. Dijo mas tarde al respecto: “Si el
cristianismo no tuviera en su favor ningún otro argumento, salvo el que mi
madre crea en (en lugar de an) el, eso es suficiente para mi”. Aquel fue el día
en que acepto a Cristo de todo corazón.
En la
escuela debía mantener una constante lucha por su existencia. Era un buen
alumno, y como recompensa se le obsequio una corbata roja, símbolo de membresía
de los Jóvenes Pioneros Comunistas. Con valentía afirmo: “Jamás usare la
corbata de los que arrojaron en prisión a mis padres”. Esto significo la
expulsión de aquella escuela. Después de perder un año, volvió a ingresar en
ella, ocultando el hecho de ser hijo de presos cristianos.
Mas
tarde, debía escribir una composición contraria a la Biblia. Lo que escribió
fue: “Los argumentos en contra de la Biblia no tienen fuerza, y sus citas son
falsas. No hay duda que el profesor jamás la ha leído. La Biblia esta en
armonía con la ciencia.” Nuevamente fue
expulsado, lo que significo perder dos años de estudio.
Finalmente
se le permitió ingresar al seminario, donde se le enseño la “Teología
Marxista”. En este Seminario todo se explicaba de acuerdo a las normas de Kart
Marx. Mihai protestaba públicamente de esto. Otros estudiantes se le unieron en
su propuesta, lo que dio como resultado una nueva expulsión, sin que pudiera
terminar sus estudios.
Cierta
vez, en la escuela, cuando un profesor daba una charla atea, mi hijo se levanto
y le contradijo, haciéndole notar la responsabilidad que asumía al conducir a
tantos jóvenes al error. La clase entera se puso de su lado. Solo se necesitaba
que uno tuviese el valor de protestar, para que
los demás se le unieran. Para poder educarse, constantemente trataba de ocultar
el hecho de ser hijo de Wurmbrand, el preso cristiano. Sin embargo, varias
veces fue descubierto, volviéndose a repetir la escena ya familiar. Era llamado
a la oficina del rector, para ser expulsado.
Mihai
también sufrió mucho a causa del hambre. En los países comunistas no es raro
que los familiares de los presos cristianos vivan prácticamente al borde de la
muerte por inanición, ya que es un delito contra el Estado ayudarles.
A
propósito de esto les relatare solamente un caso de los muchos que conozco
personalmente. Un hermano fue encarcelado a causa de sus labores en la Iglesia
Subterránea. Sus seis hijos y su esposa quedaron abandonados. Sus dos hijas
mayores, de 17 y 19 años, respectivamente, no pudieron obtener trabajo. En los
países comunistas el único que da trabajo es el Estado, y este no lo
proporciona a los hijos de los “criminales” cristianos. ¡Les ruego que no
juzguen esta historia desde el habitual punto de vista moral; acepten solamente
los hechos! Las dos hijas de ese mártir cristiano también cristianas se
prostituyeron para mantener a sus hermanos menores y a su madre enferma. El
hermano, de catorce años, enloqueció al saberlo y hubo que internarlo en un
manicomio.
Años
después volvió el padre al hogar y al conocer lo sucedido rogó al cielo: “¡Dios
mío, llevame nuevamente a la cárcel; no puedo soportar todo esto!” Su oración
fue escuchada y nuevamente esta en prisión por el crimen de haber testificado
de Cristo a los niños. Sus hijas ya no son prostitutas, se les ha proporcionado
trabajo, al aceptar convertirse en informantes de la policía. Como hijas de un
mártir cristiano se les recibe con honor en los hogares. Todo lo que escuchan
lo repiten a la Policía Secreta. No se limite Ud. a decir que todo esto es
horrible e inmoral. Por supuesto que lo es, pero pregúntese a si mismo si Ud.
no tiene parte de culpa en estas tragedias, y que tales familias cristianas
sean abandonadas sin ayuda de Uds. que son libres.
Pase
catorce años en prisión. Durante todo ese tiempo jamás vi una Biblia o ningún
otro libro. Me había olvidado como escribir. A causa del hambre espantosa, las
drogas y las torturas, me había olvidado de las Sagradas Escrituras. Sin
embargo, precisamente el día en que cumplía catorce años de cárcel, vino a mi
mente el versículo: “Sirvió Jacob por Raquel y recordé como luego había servido
otros siete años mas con gusto, ¡Un total de 14 años!”
Poco
tiempo después fui puesto en libertad, gracias a una Amnistía General que se
concedió en el país, en la que mucho tuvo que ver el peso de la opinión pública
norteamericana.
Volvía a
ver a mi esposa otra vez. Me había aguardado esperanzada por espacio de catorce
años.
Comenzamos
nuestra nueva vida en medio de una extrema pobreza, porque cuando alguien es
detenido se le quita absolutamente todo cuanto posee.
A los
sacerdotes y pastores que recuperaban su libertad les era permitido obtener
pequeñas iglesias. Se me entrego una de estas en el pueblo de Orsova. El Departamento Comunista de Cultos me dijo
que la iglesia tenia treinta y cinco miembros, advirtiéndome que jamás podría
aumentar ese numero a ¡treinta y seis! Asimismo se me dijo que me debía
convertir en Agente de la Policía Secreta, informándoles de las actividades de
cada miembro; y asegurarme de que la juventud no se acercara a la iglesia. De
esta manera los comunistas usan a la Iglesia como un medio de control.
Sabía que
si comenzaba a predicar, muchos vendrían a escuchar. Por esta razón, ni
siquiera intente trabajar en esa iglesia oficialmente “aceptada”. Volví a mi
labor en la Iglesia Subterránea, compartiendo tanto el peligro como la
hermosura de ese trabajo.
Durante
mis años de prisión, Dios había obrado en una forma maravillosa. La Iglesia
Subterránea ya no se encontraba olvidada ni abandonada. Los cristianos
norteamericanos y de otras partes del mundo habían comenzado a orar por
nosotros y a enviarnos su ayuda. Cierta tarde, mientras tomaba una corta siesta
en casa de un hermano, en una ciudad de provincia, me despertó para decirme:
“Han llegado hermanos del extranjero”. En el Occidente había creyentes que no
nos habían olvidado. Cristianos de todas las posiciones habían organizado una
obra secreta de ayuda material a las familias de los martires cristianos y
estaban empeñados en introducir de contrabando tanto esa ayuda como también
literatura cristiana.
En la
otra habitación encontré seis hermanos que habían venido con ese fin. Después
de una larga conversación me dijeron que habían oído que en esa dirección
encontrarían a alguien que había pasado catorce años en las prisiones
comunistas, y que les gustaría conocerlo. Les respondí que yo era esa persona.
Entonces me dijeron: “Esperábamos encontrar a un ser triste y melancólico. No
puede ser Ud., pues lo vemos lleno de gozo”. Les asegure que yo era el que
buscaban, y que mi gozo era el resultado de su visita, pues con ello nos
dábamos cuenta que ya no vivíamos en el olvido. Comenzó a llegar ayuda
regularmente para la Iglesia Subterránea. Por vías secretas obtuvimos muchas
Biblias y otra literatura cristiana y ayuda para los familiares de los martires
cristianos. Con la inapreciable ayuda de todos ellos, nosotros los miembros de
la Iglesia Subterránea podíamos trabajar mucho mejor.
No solo
nos daban la Palabra de Dios, sino que éramos estimados y amados. Nos trajeron
palabras de consuelo.
Durante
aquellos largos años de lavado de cerebro habíamos escuchado incansablemente:
“Nadie los ama, nadie los ama, nadie los ama.” Pero ese día veíamos a
cristianos norteamericanos e ingleses que arriesgaba sus vidas en su afán de
demostrarnos que nos amaban. Actuando de acuerdo a nuestras instrucciones,
montaron un sistema de operaciones secretas que les permitía entrar en las
casas rodeadas por la policía, sin que esta lo supiese.
El valor
exacto que tenían las Biblias introducidas en esa forma no puede ser comprendido
ni valorado por los creyentes norteamericanos, ingleses y de otros países
occidentales que prácticamente “nadan” en Biblias.
Mi
familia y yo no hubiéramos podido sobrevivir sin la ayuda material que
obtuvimos de parte de nuestros hermanos extranjeros. De la misma manera, muchos
otros pastores clandestinos y martires, en los países comunistas, recibieron
ayuda. Puedo testificar – por lo sucedido con nosotros
– la tremenda ayuda moral y socorro espiritual que nos ha proporcionado la
Mision Cristiana Europea, de Gran Bretaña. Para nosotros sus hombres eran como
ángeles enviados por Dios.
Debido a
la renovada labor de la Iglesia Subterránea, existía el grave peligro que se me
detuviera una vez mas. En esos momentos dos organizaciones cristianas, la Mision
Noruega para los Judíos y la Alianza Cristiana Hebrea, pagaron por mí un
rescate de 10.000 dólares. Podía ahora salir de Rumania.
A pesar
del inminente peligro no hubiera salido, si no hubiese recibido órdenes de los
dirigentes de la Iglesia Subterránea para que aprovechara la oportunidad de
abandonar mi país y convertirme en “La voz” de la Iglesia Subterránea para el
Mundo Libre. Deseaban que me dirigiese a Uds., los occidentales, en nombre e
ellos, a fin de que les relatase sus sufrimientos y necesidades. Llegue al
Occidente, pero mi corazón permanece con ellos. Si no hubiese comprendido la
urgente necesidad que Uds. tienen de escuchar, conocer y saber de las
tribulaciones y necesidades, como también del valeroso trabajo de la Iglesia
Subterránea, nunca habría abandonado Rumania, “Esta es mi Mision”.
Antes de
abandonar el país fui llamado dos veces a las oficinas de la Policía Secreta.
Me informaron que habían recibido el dinero de mi rescate (Por causa de la
crisis económica que le trajo el comunismo, Rumania vende a sus ciudadanos por
dinero). Me dijeron: “Váyase al Occidente y predique a Cristo cuanto quiera,
pero no nos toque a nosotros. ¡No diga absolutamente nada en contra nuestra!
Vamos a indicarle con franqueza lo que puede sucederle si habla de lo que ha
pasado aquí. Por 1.200 dólares podemos contratar a un gangster para que lo
mate, o podemos secuestrarlo.” (Compartí la misma celda con el obispo ortodoxo Vasile Keul, que fu raptado en Australia y traído a
Rumania. Le habían arrancado las uñas. También he estado con otros que fueron
raptados de Berlín. Además, recientemente varios rumanos han sido secuestrados
desde Italia y Paris). También me dijeron: “Podemos además destruir su
reputación, haciendo correr la historia de sus relaciones ilícitas con una
chica o de algún robo o cualquier otro delito cometido en su juventud. Los
occidentales, especialmente los norteamericanos, son muy crédulos y fáciles de
engañar.”
Habiéndome
amenazado, me permitieron llegar hasta el Occidente. Tenían gran confianza en
el lavado de cerebro que había soportado. En el Occidente viven ahora muchos
que sufrieron esa experiencia y que se mantienen silenciosos. Algunos de ellos
aun elogian al comunismo, después de haber sido torturados por este. Por eso
los comunistas estaban seguros que yo tampoco hablaría.
Así, en
diciembre de 1965, pude salir de Rumania con mi familia. La última cosa que hice antes de salir fue visitar la
tumba del coronel que había ordenado mi arresto y mis años de tortura. Puse
flores en su tumba. Lo hice como un símbolo de
mi decisión de dedicarme a compartir las alegrías de Cristo con los comunistas,
que tan vacíos están espiritualmente.
Odio el
comunismo, pero amo a sus hombres. Odio el pecado, pero amo al pecador. Yo amo
a los comunistas con todo mi corazón. Pueden asesinar a los cristianos, pero no
pueden eliminar el amor que estos sienten aun por quienes les arrebatan la
vida. No siento amargura ni rencor en contra de ellos, ni contra mis
torturadores.
DERROTANDO AL COMUNISMO CON EL ESPIRITU DE AMOR DE
CRISTO
Los
judíos tienen una leyenda que cuenta que, cuando sus antepasados fueron
salvados de Egipto, y los egipcios se ahogaron en el Mar Rojo, los angeles se
unieron a los cánticos de triunfo entonados por los israelitas. Dios les dijo:
“Los judíos son hombres y puede regocijarse de su escape, pero de parte de Uds.
espero mas comprensión. ¿No los amo acaso a ellos también? ¿Cómo es que Uds. no
comprenden mi pesar por su trágico destino?
Cuando
Josué sitiaba a Jericó, levanto sus ojos y vio a un hombre delante de el, con
la espada desenvainada. Josué le dijo: “¿Eres de los nuestros, o de nuestros
enemigos? (Josué 5:13).
Si aquel
Ser visto por Josué hubiese sido solo un hombre la respuesta habría sido:
“Estoy con Uds.”; “Estoy con vuestros adversarios”, o simplemente: “Soy
neutral”. Estas son las únicas respuestas humanas posibles. Sin embargo, el Ser
que Josué encontró era de otro mundo y, por lo tanto, al preguntársele si
estaba “con” o “en contra” de Israel, dio una respuesta completamente
inesperada, y difícil de comprender: “No”.
¿Qué
significa ese “no”?
Venia de
un mundo donde los seres no están en pro ni en contra, sino donde todo y todos
son comprendidos, observados con compasión y profundamente amados.
Existe un
nivel humano. En este, el comunismo debe ser combatido sin misericordia. En
este plano debemos también combatir a los comunistas, ya que ellos son los que
mantienen y apoyan esta ideología cruel y salvaje.
Pero los
cristianos son algo más que simples hombres, son hijos de Dios, co-participes
de la Naturaleza Divina.
Por
tanto, las torturas sufridas en las prisiones comunistas no me han hecho odiar
a los comunistas. Son criaturas de Dios. ¿Cómo puedo odiarlos? No obstante,
tampoco puedo ser amigo de ellos. La amistad significa una identificación
total, y yo no puedo identificarme plenamente con ellos. Ellos odian el
concepto de Dios; en cambio yo amo a Dios.
Si me
preguntara: “¿Esta Ud. a favor o en contra de los comunistas?”; mi respuesta
seria bastante compleja. El comunismo representa la amenaza más grande que
afronta la humanidad. Estoy completamente opuesto a ella, y quiero combatirla
hasta hacerla desaparecer. Pero en espíritu estoy sentado en lugares
celestiales junto a Jesús. Estoy en la esfera de ese “no” en la cual, a pesar
de todos sus crímenes, los comunistas son comprendidos y amados. En aquellas
esferas existen seres celestiales juntos que tratan de ayudar a todos en las
metas de la vida humana; lo que significa llegar a ser semejante a Cristo. Por
lo tanto, mi meta es predicar el Evangelio a los comunistas, darles las buenas
nuevas de la vida eterna.
Cristo,
que es mi Señor, ama a los comunistas. El mismo ha dicho que ama a todo hombre
y que prefiere dejar noventa y nueve ovejas justas, antes que permitir que se
pierda la que erró el camino. Sus apóstoles y todos los grandes maestros de la
cristiandad han enseñado este amor universal, en Su nombre. San Macario dijo:
“Si un hombre ama apasionadamente a todos los hombres, pero dice no amar a uno
solo, no es cristiano, porque su amor no es total.” San Agustín enseña: “Si
toda la humanidad hubiera sido justa y un solo hombre pecador, Cristo habría
venido a sufrir en la cruz por él. Tanto ama a
cada individuo.” La enseñanza cristiana es muy clara. Los comunistas son
hombres y Cristo los ama.
También
los ama el hombre cristiano. Amamos al pecador, aunque odiamos el pecado.
Conocemos el amor de Cristo por los comunistas, porque nosotros también los
amamos.
En las
cárceles comunistas he visto cristianos arrastrando con los pies cadenas de 25
kgrs.; torturados con atizadores al rojo y en cuyas gargantas habían forzado
cucharadas de sal para luego negárseles el agua. Hambrientos, azotados,
sufriendo frío y orando con fervor por
los comunistas. ¡Esto es humanamente inexplicable! Es el amor de Cristo que
ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo.
Mas
tarde, los comunistas que nos habían torturado, también cayeron en prisión.
Bajo el régimen comunista, los mismos comunistas, aun jefes y gobernantes, van
a parar a menudo a la cárcel, al igual que sus adversarios. En esos momentos,
torturados y torturadores compartíamos una misma celda. Mientras los no
creyentes demostraban todo su odio contra sus ex inquisidores y los golpeaban,
los cristianos los defendían aun a riesgo de ser golpeados y acusados de ser
cómplices con los comunistas. He visto a cristianos que daban el ultimo trozo
de su pan (nos daban en aquel tiempo solo una tajada por semana), y la medicina
que podría salvar sus vidas, a alguno de sus torturadores, comunistas enfermos,
que en ese momento era compañero de prisión.
Las
ultimas palabras de Juliu Maniu, cristiano y ex
Primer Ministro de Rumania, que murió en prisión, fueron: “Si los comunistas
son derrocados en nuestro país, será deber sagrado de todo cristiano salir a la
calle y defenderlos, a riesgo de su propia vida, de la justa furia de las
multitudes a quienes han tiranizado.”
En los
primeros días después de mi conversión, sentía como si no pudiera vivir mucho
más. Caminando por las calles, al cruzarme con hombres y mujeres que pasaban
por mi lado, experimentaba una sensación de dolor físico, como si una puñalada
me perforara el corazón. Tan quemante era para mi el interrogante: “¿Estarán
salvados o no? Si un miembro de mi congregación cometía un pecado, yo lloraba
por horas enteras. El íntimo deseo de que todas las almas se salven ha
permanecido en mi corazón, del cual los comunistas no están excluidos.
En las
celdas de confinamiento solitario no nos era posible orar como antes. Estábamos
increíblemente hambrientos; nos habían drogado hasta convertirnos en idiotas.
Estábamos tan débiles que parecíamos esqueletos. La oración del Padre Nuestro
era demasiado larga para nosotros; no podíamos concentrarnos lo suficiente como
para recitarla. La única oración que podía repetir una y otra vez era: “Jesús,
te amo”.
Y luego,
un día glorioso, obtuve la respuesta de Jesús: “¿Me amas? Ahora yo te
demostrare cuanto yo te amo a ti”. En ese instante sentí que una llamarada
quemaba mi corazón, como las llamas que coronan al sol. Los discípulos que iban
camino a Emanus dijeron que sentían arder sus corazones cuando Jesús hablaba.
Esa fue la sensación que sentí y experimente. En ese momento conocí el amor de
Aquel que ha dado su vida en la cruz por todos nosotros. Ese amor no puede
excluir a los comunistas, por graves que sean sus pecados.
Ellos han
cometido y continúan cometiendo atrocidades, pero como dicen las Sagradas
Escrituras: “Las muchas aguas no podrá apagar el amor, ni lo ahogaran los rios.
Porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el sepulcro los celos.” Tal
como la sepultura insiste en quedarse con todos, pobres y ricos, jóvenes y
ancianos, hombres de todas las razas, naciones e ideologías; santos y
criminales, así también el Amor lo barca todo. Cristo, Amor encarnado, jamás
cesara en Sus esfuerzos por ganar también a los comunistas.
Un pastor
fue arrojado en mi celda. Estaba medio muerto, la sangre le corría por la cara
y el cuerpo. Había sido brutalmente golpeado; otros reclusos comenzaron a
insultar a los comunistas. Con voz lastimera y quebrada les dijo: “¡Por favor,
no los maldigan! ¡Guarden silencio, deseo orar por ellos!”
Al recordar ese periodo de catorce años en prisión, a
veces pasamos tiempos muy felices. Tanto los carceleros como los otros reclusos
a menudo se extrañaban ante la alegría que solíamos demostrar los cristianos a
pesar de las mas terribles circunstancias. No podíamos dejar de cantar, aunque
fuéramos golpeados por hacerlo. Me imagino que hasta los ruiseñores cantarían,
aunque supieran que después de cantar morirían. Los cristianos aun expresaban
su gozo bailando. ¿Cómo podían ser felices en tan trágicas condiciones?
Con
frecuencia, en la cárcel meditaba en las palabras de Jesús a sus discípulos:
“Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis”. Los discípulos acaban
de volver de una gira por Palestina, durante la cual habían visto y presenciado
muchos horrores. Palestina era un país oprimido. En todas partes se podía
apreciar la terrible miseria. Ellos encontraron enfermedades, plagas, hambre y
dolor. Visitaron hogares en que padres y esposas lloraban a los ausentes,
arrastrados a la prisión por sus ideas. Aquello no tenia nada de hermoso.
Sin
embargo, Jesús les dijo: “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros
veis”. Hablo así, porque ellos no solo habían visto la miseria y el
sufrimiento; habían visto al Salvador; al Realizador del Ultimo Bien, La meta a
que la Humanidad debe llegar. Por primera vez en su vida algunos gusanos,
gusanos que se arrastran por las hojas, comprendieron que después de esa
miserable existencia, pasan a una vida hermosa, en la forma multicolor de una
mariposa, que vuela de flor en flor. Esa felicidad era nuestra también.
A mi
derredor había varios Job, algunos sufriendo aun mas que el mismo Job, pero yo
sabia el final de esa historia, como recibió el doble de lo que había tenido
antes. Tenía a mi derredor a hombres como el pobre Lázaro, hambriento y
cubierto de llagas. Pero sabia que los angeles los llevarían al seno de
Abraham. En el pobre y sucio mártir cerca de mi, vi al espléndidamente coronado
santo de mañana.
Al
observar a hombres como estos, no como son, sino como serán, también podía
descubrir en los perseguidores, al igual que Saulo de Tarso, a los futuros
Pablo. Algunos de estos ya se han transformado. Funcionarios de la Policía
Secreta ante quienes testificamos de nuestra fe, se hicieron cristianos y se
consideraban felices de sufrir después en prisión, por haber encontrado a
Cristo.
En los
carceleros que nos flagelaban veíamos al carcelero de Filipos, que primero
azoto a San Pablo y después se convirtió. Soñábamos en que pronto nos
preguntarían: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” En aquellos que, en medio de
burlas y mofas miraban a los cristianos cubiertos con inmundicias y excrementos
cuando eran levantados en sus cruces, veíamos a la multitud en el Gólgota, que
después habría de golpear sus pechos por el temor de haber pecado.
Fue
precisamente en la cárcel donde comenzamos a comprender que había esperanza
para los comunistas, que algún día serian salvos. En ese lugar fue donde nos
dimos cuenta de nuestra responsabilidad para con esos hombres. Cuando éramos
torturados por ellos, aprendimos a amarlos.
Gran
parte de mi familia ha sido asesinada. ¡En
mi propia casa el asesino se convirtió! Era también el lugar mas apropiado.
Así también nació en las prisiones comunistas la idea de una Mision Cristiana
para ellos.
Dios ve las
cosas de manera diferente a como nosotros las vemos, de la misma manera que
nosotros las vemos diferentes de cómo las ve una hormiga. Desde nuestro punto
de vista humano, ser atado a una cruz, manchado y sucio de excremento es algo
terrible. Sin embargo, la Biblia, ha hablado de los últimos sufrimientos de los
cristianos, se refiere a ellos como “Leve tribulación”. Para nosotros, pasar
catorce años en prisión es un periodo muy largo. La Biblia lo califica solo
como “momentáneo” que “produce en nosotros un cada vez mas excelente y eterno
peso de gloria. Esto nos da derecho a pensar que los crueles crímenes de los
comunistas, inexcusables para nosotros los hombres, contra los cuales con toda
justicia debemos luchar hasta el fin, son menos graves ante los ojos de Dios.
Tal tiranía comunista que dura ya medio siglo, puede ser ante Dios, para quien
mil años son como un día, solo un instante de extraviado error. Esos hombres
aun tienen la posibilidad de la salvación.
La
Jerusalén Celestial es una madre, y como madre nos ama. Las puertas del cielo
no están cerradas para los comunistas. Tampoco la luz esta apagada para ellos,
puesto que pueden arrepentirse como cualquiera de nosotros y debemos llamarlos
al arrepentimiento.
Solo el amor puede cambiar a los comunistas (amor que no puede ser confundido con complicidad con el comunismo. A menudo estos dos términos son confundidos por muchos dirigentes religiosos). El odio ciega.
Hitler
era anti-comunista, pero odiaba de una manera tal como los comunistas odiaban
también. Por lo tanto, en lugar de conquistarlos, contribuyo a que ellos
conquistaran un tercio del mundo.
Con
amor planeamos en la prisión un trabajo misionero entre los comunistas y de
este modo pensamos, antes que nada, en los gobernantes y jefes comunistas.
Algunos
dirigentes y directores de misiones parecen haber estudiado muy poco la
historia de la iglesia. ¿Cómo se gano Noruega para Cristo? Por medio de la
conversión del rey Olaf. Rusia conoció el Evangelio cuando el rey Rurik fue ganado por el. Convertido el rey Esteban,
toda Hungría siguió sus pasos. Lo mismo sucedió en Polonia. En África, las
tribus se convierten cuando sus jefes son ganados por Cristo. Hemos levantado
misiones para convertir al hombre común, que llega a ser muy buen cristiano pero
que tiene poca, o ninguna influencia para cambiar el estado de cosas imperante.
Debemos
ganar a los gobernantes y estadistas, a las personalidades políticas,
económicas científicas y artísticas. Estos son los verdaderos arquitectos del
alma de un país. Ellos son los que moldean el alma de los hombres. Ganándolos,
atraeremos a las gentes que ellos guían e influyen.
Desde el
punto de vista misionero los comunistas tienen una ventaja que no poseen otros
sistemas sociales, pues están mas centralizados.
Si el
Presidente de los EEUU se convirtiera al mormonismo, no por ello Norteamérica
seguiría sus pasos. Pero si Mao Tse-tung se convirtiera al cristianismo, o Breshnev, o Ceaushescu,
todos sus países podrían ser alcanzados. Tan grande es el impacto de sus dirigentes.
Sin
embargo, ¿puede un dirigente comunista convertirse? Seguramente que si, puesto
que viven una existencia infeliz e insegura, al igual que la de sus victimas.
Casi todos los gobernantes comunistas rusos terminaron en prisión, o fueron
ejecutados por sus propios camaradas. Lo mismo sucede en China. Tenemos el caso
de ministros del interior como Pagoda, Iejov, Beria, quienes parecían concentrar todo el
poder en sus manos, pero que terminaron sus vidas, como el último de los
contrarrevolucionarios, con una bala en la nuca.
Recientemente Zeppelín, ministro del interior de la Unión
Soviética, y Rankovic, de igual cargo en
Yugoslavia, fueron destituidos de sus cargos y arrojados como trapos sucios.
Ataque
espiritual contra el Comunismo
Nadie es feliz bajo el régimen comunista, ni siquiera aquellos que mas se benefician con el. Aun estos tiemblan, pues en cualquier noche pueden ser arrastrados al furgón de la Policía Secreta, debido a que la línea política del Partido ha cambiado.
Personalmente
he conocido a muchos dirigentes comunistas. Son hombres que viven tensos,
cansados, abrumados; solamente Jesús puede darles descanso.
El ganar
a los gobernantes comunistas para Cristo puede significar salvar al mundo de la
destrucción nuclear y salvar a la Humanidad del hambre, ya que los hombres, en
estos momentos, en lugar de alimentar a los pueblos, gastan enormes fortunas en
la adquisición de costosos armamentos. Ganar a los gobernantes comunistas puede
constituir el fin de la tensión internacional. Ganar a los gobernantes
comunistas llenara a Cristo y a los angeles de regocijo. Puede significar el
triunfo de la Iglesia. En lugares como Nueva Guinea o Madagascar en los cuales
el trabajo misionero ha sido duro, se hará fácilmente si nos ganamos a los
gobernantes comunistas, y ello dará nuevo impulso al cristianismo.
He
conocido personalmente a muchísimos comunistas convertidos. Yo mismo fui en mi
juventud un ateo militante. Los comunistas y los ateos convertidos aman mucho
más a Jesús, pues han pecado mucho.
El
trabajo misionero debe ser estratégicamente planificado. Desde el punto de
vista de la salvación, todas las almas son iguales; pero desde el punto de
vista de la estrategia misionera no lo son. Es mucho mas importante ganarnos a
un hombre influyente, que convertido podrá atraerse a muchos otros miles, que
hablarle a un salvaje, en la selva, asegurándole la salvación a el solamente.
Por estas razones Jesús decidió terminar su ministerio no en un poblado
cualquiera, sino en Jerusalén, capital espiritual del mundo en esa época. Por
la misma razón Pablo se esforzó mucho por llegar a Roma.
La Biblia
habla de que: “La simiente” de la mujer “herirá en la cabeza” a la serpiente.
Nosotros nos hemos limitado a hacerle cosquillas, sin otro efecto que provocar
su risa. La cabeza de la serpiente esta en alguna parte entre Moscú y el Pekín,
no en Túnez o Madagascar. El mundo comunista debe convertirse en el principal
punto de preocupación de los principales jefes de la Iglesia y los directores
de misiones, como también en el pensamiento de cada cristiano conciente.
Debemos
dejar de lado toda labor rutinaria. Esta escrito: “Maldito el que hiciere
indolentemente la obra de Jehová”.
Se
necesita un ataque espiritual frontal de la Iglesia contra el comunismo.
La guerra
se puede ganar solamente con la ofensiva; nunca con una estrategia defensiva.
Lamentablemente, hasta este momento, la iglesia ha estado siempre en una
actitud defensiva, lo que ha significado perder un país tras otro a favor del
comunismo.
Esto debe
cambiar inmediatamente en la Iglesia en su totalidad. Se dice en los Salmos que
Dios “quebranto las puertas de bronce y desmenuzo los cerrojos de hierro”. La
Cortina de Hierro es poco para El.
La
iglesia primitiva trabajo secretamente en la clandestinidad y triunfo. Debemos
aprender a trabajar nuevamente así.
Hasta que
llego el comunismo nunca comprendí la razón por la que en el Antiguo Testamento
a muchas personas se les llama por su apodo: Simón llamado Níger, Juan llamado
Marcos, y así sucesivamente. Nosotros también nos vemos obligados a usar
nombres secretos en nuestro trabajo en los países comunistas.
Tampoco
comprendía porque Jesús, deseado celebrar la ultima cena, no dio la dirección
exacta del lugar en que aquella se realizaría; sino que dijo: “Id a la ciudad y
os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle” Ahora
se la razón. Nosotros también usamos un código secreto para el reconocimiento
de personas en el trabajo de la Iglesia Subterránea.
Si
accedemos a trabajar en esta forma – adoptando los métodos de los prisioneros
cristianos – podemos cumplir un trabajo efectivo para Cristo en los países
comunistas.
Pero
cuando encontré algunos dirigentes de la Iglesia Occidental, que en lugar de
amar a los comunistas, caso que habría llevado a la organización, mucho antes a
un trabajo en esos países, halle que su política estaba de parte de los
comunistas. No encontré la compasión del Buen Samaritano hacia las almas
perdidas en la casa de Karl Marx.
El hombre
realmente no cree en las oraciones de su Credo, sino solamente en aquello por
lo cual esta dispuesto a morir.
Los
cristianos de la Iglesia Subterránea han demostrado que están dispuestos a
morir por su fe. Continúo ahora con una obra que puede significarme un nuevo
encarcelamiento en un país comunista; nuevas torturas y la muerte. Ello, debido
a que estoy al frente de una Mision Secreta detrás de la Cortina de Hierro,
aceptando todos sus riesgos. Yo creo en lo que escribo.
Tengo
derecho a preguntar: ¿Estarían dispuestos a morir por su fe los dirigentes de
la Iglesia en América, que hoy hacen amistad con los comunistas? ¿Qué les
impide abandonar sus posiciones de prestigio en el occidente, y transformarse
en pastores oficiales en el Este, cooperando en ese lugar con los comunistas?
La prueba de esa fe no ha sido dada aun por ningún dirigente de la Iglesia
Occidental.
Las
palabras han surgido de la necesidad de los hombres de hacerse entender en las
cosas que le son comunes como cazar y pescar, y después en las cosas cuya
producción es necesaria para la vida, y para expresar sus sentimientos en
relación con los demás. Pero no existen palabras que puedan expresar
adecuadamente los misterios de Dios y las alturas de la vida espiritual.
Asimismo,
no existen palabras que puedan describir las profundidades de la diabólica
crueldad. ¿Puede Ud. describir, o expresar en palabras las emociones de un
hombre a punto de ser lanzado vivo dentro de un horno por los nazis, o que ve a
su hijo sufrir tan cruel destino?
Es
igualmente inútil pretender describir lo que han sufrido y aun sufren los
cristianos bajo el régimen comunista.
Estuve en
prisión con Lucretiu Patrascanu, el hombre que
trajo el comunismo al poder a Rumania. Sus camaradas recompensaron sus
esfuerzos metiéndolo en la cárcel aunque estaba mentalmente sano, y lo
recluyeron en un manicomio, hasta que se volvió loco. El mismo trato sufrió la
ex – secretaria de Estado, Ana Pauker.
Los
cristianos también a menudo reciben este tipo de tratamiento. Además les
aplicaban electro-shocks y se les colocan chalecos o camisas de fuerza.
El mundo
esta horrorizado por los sucesos acaecidos en las calles de ciertas ciudades
chinas. A la vista de todos, la Guardia Roja ejecuta actos de terror. ¡Ahora
trate de imaginar lo que les sucede a los cristianos en una cárcel china, donde
nadie puede ver lo que allí ocurre!
Hemos
tenido noticias referentes a la suerte que corrió un renombrado evangélico
chino y otros cristianos que se negaron a renunciar a su fe: les cortaron las
orejas, la lengua y las piernas.
Con todo, la peor cosa que los comunistas hacen no es el torturar, ni aun el asesinar a los hombres y envenenar a la juventud y la niñez. Han colocado a sus hombres en puestos estratégicos dentro de las iglesias, para que efectúen la destrucción a sus organizaciones. No solo enseñan a la juventud a no creer en Dios y en Cristo, sino que también les enseñan a odiar a esos nombres.
¿Cómo
podemos expresar la tragedia de los martires cristianos que, de vuelta a sus
hogares después de años de prisión, son recibidos con desprecio por sus hijos
que entre tanto se han convertido en ateos militantes?
Pero al
igual que en los tiempos de Daniel, cuando aquellos tres jóvenes al ser
arrojados en un horno fueron salvados del fuego y salieron sin ni siquiera
haber sido chamuscados; así también hoy, los cristianos que han vivido en las
prisiones comunistas salen de ellas sin ni siquiera sentir amargura en contra
de los comunistas.
Si
Ud. pisa una flor, esta le recompensa
con su perfume. De la misma manera, los cristianos torturados por los
comunistas recompensan con amor a sus torturadores. Hemos llevado a Cristo a
muchos de nuestros carceleros. Estamos dominados por un solo anhelo: dar a los
comunistas, que tanto nos han hecho sufrir, lo mejor que poseemos: la
salvación, que llega al hombre a través de nuestro Señor Jesucristo.
No tuve
el privilegio del que gozaron muchos otros hermanos en la fe, de morir en el
martirio. Fui puesto en libertad y hasta puede salir de Rumania al Occidente.
En
Occidente encontré a muchos dirigentes cristianos con sentimientos totalmente
opuestos al que predomina en la Iglesia Subterránea, detrás de las Cortinas de
Hierro y de Bambú. Muchos cristianos occidentales no tienen amor por los
comunistas. Prueba de ello es que nada hacen por la salvación de esos hombres.
Tienen misiones destinadas a evangelizar judíos, a los musulmanes y a los
budistas. Tienen misiones para persuadir a los cristianos de una denominación
para que se cambien a otra, pero no tienen misiones para evangelizar a los
comunistas. Sencillamente no los aman. Si los amaran, hace ya mucho tiempo que
habrían establecido misiones destinadas a ese fin, como Carey, que por amor a
los hindúes, y Hudson Taylor, por amor a los chinos, crearon misiones en
aquellos territorios.
Pero, lo
que es peor es que no solo no aman a los comunistas, ni hacen nada para
ganarlos para Cristo, sino que por complacencia, negligencia e incluso, por sus
actuaciones, que pueden tildarse de complicidad, algunos dirigentes de la
Iglesia Occidental ayudan a los comunistas a inmiscuirse en las labores de las
iglesias occidentales y obtener aun el liderazgo dentro de ellas. Así logran
que los cristianos no adviertan los peligros del comunismo.
Al no
amar a los comunistas y no hacer nada para ganarlos para Cristo (bajo el
pretexto de no estar autorizados para ello, como si los primeros cristianos
hubiesen pedido permiso a Nerón para predicar el Evangelio), tampoco aman a sus
propios rebaños, porque si no ganamos a los comunistas para Cristo, ellos
conquistaran el Occidente, arrasando con el cristianismo.
En los primeros siglos, el cristianismo floreció en el Norte de África. De allí surgieron San Agustín, San Cipriano, San Atanasio y San Tertuliano. Pero los cristianos de allí se olvidaron únicamente de un deber: ganar para Cristo a los mahometanos.
El
resultado fue que los musulmanes invadieron todo el norte de África y por siglos
desterraron al cristianismo. Aun hoy, ese territorio pertenece a los
musulmanes. Las misiones cristianas lo llaman “el bloque de inconvertibles”.
¡Aprendamos
de la Historia!
Durante
la Reforma, los intereses religiosos de Huss, Lutero y Calvino coincidieron con
los intereses de los europeos en liberarse del yugo papal, que en ese tiempo
era un poder opresor, político y económico. De la misma manera hoy el interés
de la Iglesia subterránea de expandir el Evangelio, tanto a los comunistas,
como a sus victimas, coincide con el vital interés de todos los pueblos libres,
o sea, continuar existiendo en libertad.
No hay
fuerza política que pueda derrocar al comunismo. Los comunistas tiene poder
nuclear, y atacarlos militarmente significaría empezar una nueva guerra
mundial, con cientos de millones de victimas. Además, muchos gobernantes
occidentales han sido victimas del lavado de cerebro de la propaganda, y por lo
tanto no desean el derrocamiento de los gobiernos comunista. Esta opinión la
han expresado con frecuencia. Desean eliminar las drogas, el gangsterismo, el
cáncer y la tuberculosis, pero no al comunismo, que ha causado muchas mas
victimas que todas las anteriores juntas.
Ilya
Ehrenburg, el escritor soviético, dice que si Stalin no
hubiera hecho otra cosa durante toda su vida más que escribir los nombres de
sus inocentes victimas, no habría tenido el tiempo suficiente para terminar su
trabajo antes de su muerte. Khrushchev dijo en
el Vigésimo Congreso del Partido Comunista: “Stalin liquido a miles de
comunistas inocentes y honestos… de ciento treinta y nueve miembros y
candidatos del Comité Central, que fueron elegidos en el décimo séptimo
Congreso, noventa y ocho, es decir el 70% fueron mas tarde arrestados y
ejecutados.”
¡Imagínense
lo que hizo con los cristianos!
Khrushchev
acuso a Stalin, pero siguió haciendo lo mismo. Desde 1959, la mitad de las
iglesias que todavía permanecían abiertas en Rusia Soviética fueron
clausuradas.
En China
hay una nueva ola de barbarie, peor que la del periodo stalinista. La iglesia
ha cesado completamente de existir en forma abierta.
En Rusia
y Rumania se efectúan nuevos arrestos. Recientemente hemos recibido noticias de
arrestos en masa de los cristianos en Rusia. Por medio del terror y el engaño,
en los países comunistas que cuentan con un total de un billón de habitantes,
toda una generación de jóvenes esta siendo criada y educada en el odio hacia
todo lo occidental, especialmente el cristianismo.
Es común
observar en Rusia a funcionarios comunistas estacionados frente a las iglesias,
observando para ver si hay niños. Quienes son sorprendidos entrando, son
golpeados y sacados fuera. ¡Los frutos destructores del cristianismo occidental
son cuidados y criados sistemáticamente.
Solo
existe una fuerza capaz de derrocar al comunismo. Es la misma fuerza que
permitió a Estados Cristianos ocupar el lugar del pagano Imperio Romano, la
fuerza que convirtió en cristianos a los salvajes teutones y vikingos y la que
permitió derrocar a la sangrienta inquisición. Esta fuerza es el poder del
Evangelio, representada en la actualidad por la Iglesia Subterránea que trabaja
en todos los países comunistas.
Mantener
y ayudar a esta Iglesia no es solo identificarse con los hermanos que sufren;
significa la diferencia entre la vida y la muerte para sus países y sus
iglesias. Además de la manutención de esta iglesia, el interés de los
cristianos libres deberá ser el convertirla a la política de los gobiernos
libres.
La
Iglesia Subterránea ya ha ganado a muchos gobernantes comunistas. El Primer
Ministro rumano, Gheorghiu Dej, que murió
convertido después de confesar sus pecados y cambiar su vida pecaminosa, fue
uno de ellos. En esos países hay comunistas que son miembros del gobierno y que
a su vez son cristianos ocultos. Esto puede extenderse. Entonces podremos
esperar un cambio en la política de algunos gobiernos, no como los cambios
introducidos por Tito y Gomulka, que
permitieron que siguiera la dictadura de un partido ateo y cruel, sino una
vuelta hacia el cristianismo y la libertad.
Ahora
existen excepcionales oportunidades para ello.
Los
comunistas, que muy frecuentemente son tan sinceros en sus creencias como lo
son los cristianos con las suyas, están
experimentando una grave crisis.
Creyeron
que el mundo comunista crearía una hermandad entre las naciones. Ahora en
cambio, ven como los países comunistas se pelean unos contra otros como perros.
Realmente
creyeron que el comunismo crearía un paraíso terrenal, como autentica replica
de lo que ellos llaman el ilusorio paraíso celestial. Por el contrario, sus
pueblos están hambrientos. El trigo debe importarse desde los países
capitalistas.
Los
comunistas han creído en sus dirigentes. Ahora han leído en sus propios
periódicos que Stalin fue un asesino en masa y que Krushchev
era un tonto. Casi lo mismo se dice de sus héroes nacionales, Rakosi, Gero, Ana
Pauker, Rankovici y otros. Los comunistas ya no
creen en la infalibilidad e sus superiores. Son como católicos sin un Papa.
En el
corazón de los comunistas existe un vació que solo puede llenarse con Cristo.
En todo hombre existe un vacío espiritual que solo puede ser llenado por Jesús.
Esto es también cierto de los comunistas. En el Evangelio hay un poder de amor
que puede atraerlos a ellos también. Lo he visto obrar. Se que puede hacerse.
A pesar
de que los cristianos han sido escarnecidos y torturados por los comunistas,
han olvidado lo que les han hecho a ellos y a sus familias. Hacen lo imposible
para ayudar a los comunistas para que superen la crisis y así pueden encontrar
el camino hacia Cristo. Para este trabajo necesitan nuestra ayuda.
Y no solo
por esto, sino también porque el amor cristiano
es siempre universal, no admite parcialidad.
Jesús
dijo que el sol de Dios sale para los buenos y los malos. Lo mismo es cierto en
cuanto al amor cristiano.
Los
dirigentes cristianos occidentales que muestran simpatía o mistad a los
comunistas, se justifican diciendo que Jesús nos enseño a amar incluso a
nuestros enemigos. Pero Jesús nunca dijo que deberíamos amar solo a nuestros enemigos, olvidándonos
de nuestros amigos.
Demuestran
su amor bebiendo y comiendo con aquellos cuyas manos están manchadas con la
sangre de los cristianos, en lugar de mostrarles las buenas nuevas de Cristo.
Al mismo tiempo olvidan a los que son oprimidos por los comunistas. A ellos no
los aman.
Desde los
últimos siete años las Iglesias Católica y Evangélica de Alemania Occidental
han entregado 125 millones de dólares para ir en ayuda de hambrientos y
necesitados. Los cristianos norteamericanos dan aun mucho más.
Hay
pueblos que sufren hambre, pero no puedo imaginar a nadie más hambriento y más
merecedor de esta ayuda que mandan los cristianos libres. Si las iglesias
inglesas, alemanas, norteamericanas y escandinavas pueden levantar tal cantidad
de dinero para ayuda, esta debería ir, antes de nada, a los martires cristianos
y sus familiares.
¿Sucede
así en la actualidad?
Yo fui
rescatado por organizaciones cristianas, y esto prueba que los cristianos
pueden obtener su libertad de la misma manera. Sin embargo, soy el único
rescatado en esta forma. Este hecho hace culpables a las organizaciones
cristianas occidentales del abandono del cumplimiento de su deber, en casos
similares.
Los
primeros cristianos se preguntaban si la nueva Iglesia era solo para los judíos,
o era también para los gentiles. La pregunta recibió respuesta. Aunque en otra
forma, el problema se ha vuelto a presentar en el siglo veinte. El cristianismo
no es solamente para occidente. Cristo no pertenece únicamente a Norteamérica,
Inglaterra y otros países democráticos. Cuando fue crucificado, una de sus
manos señalaba el occidente, y la otra el oriente. El quería ser Rey no solo de
los judíos, sino también de los gentiles, el Rey de los comunistas, también, no
solamente del mundo occidental. Jesús dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.”
El
derramo su sangre por todos, y todos deben escuchar y creer en su Evangelio.
Lo que
nos anima a predicar el Evangelio en los países comunista es que allá, todos
los que se convierten al cristianismo, están llenos de amor y fervor.
Jamás he
conocido a un solo cristiano ruso que sea indiferente o tibio. Los que antes
han sido jóvenes comunistas pueden transformarse en excepcionales discípulos de
Cristo.
Cristo
ama a los comunistas y desea liberarlos del comunismo, tal como ama a los
pecadores y desea liberarlos del pecado. Algunos dirigentes cristianos
occidentales adoptan una actitud totalmente contraria, de conformidad con el
comunismo. Favorecen el pecado, ayudan al triunfo del comunismo, impidiendo de
esta manera la salvación no solo de los comunistas sino también la de sus
victimas.
Cuando,
de nuevo estuve en libertad, conversaba con mi esposa, ella me consulto sobre
mis planes futuros. Le conteste que, “mi ideal es vivir como recluso
espiritual.” Mi esposa me dijo que ella había pensado lo mismo.
En mi juventud había sido muy dinámico, pero la prisión, especialmente los años de confinamiento solitario, me habían transformado en un ser meditativo y contemplativo. Se habían acallado todas las tormentas en mi corazón. No me importaba el comunismo, ni siquiera lo notaba. Estaba en los brazos del Novio Celestial. Oraba por los que nos atormentaban, y podía amarlos con todo mi corazón.
Había
tenido muy pocas esperanzas de ser libertado, pensé
que jamás lo seria, pero cuando a veces se me
ocurría pensar en lo que haría si lo fuera, siempre se me ocurría retirarme a
algún lugar desierto, para continuar una vida de dulce unión con el Novio Celestial.
Dios es “la Verdad. La Biblia es “la verdad
acerca de la Verdad”. La teología es “la verdad acerca de la verdad de la
Verdad. Y los cristianos viven estas muchas verdades sobre la Verdad, y debido
a ello, carecen de la “Verdad”. Hambrientos, golpeados y drogados nos habíamos
olvidado de la teología y la Biblia.
Habíamos
olvidado las verdades acerca de la Verdad y así vivíamos en “La Verdad”
directamente. Esta escrito: “El Hijo del hombre vendrá a la hora que no
pensáis.” Ya no podíamos pensar. En nuestras más negras y amargas horas de
torturas, el Hijo del Hombre aparecía entre nosotros; las murallas parecían
brillar cual diamantes y las celdas se iluminaban. En algún lugar, lejos de
nosotros, estaban los torturadores, en un mundo físico. Pero, el espíritu se
regocijaba en el Señor. No habríamos cambiado este gozo por todos los palacios
reales del mundo.
¿Luchar
contra algo o alguien? Nada estaba más lejos de mi mente que eso. No deseaba
pelear en ninguna guerra, ni siquiera una guerra justa. Deseaba más bien
construir templos vivientes al Señor Jesucristo. Deje la prisión con la
esperanza de vivir años de tranquila contemplación.
Sin
embargo, desde el mismo día después de mi liberación, me encontré frente a
aspectos del comunismo más crueles que todas las torturas de la prisión. Uno
tras otro me tropecé con grandes predicadores y pastores y aun con obispos de
diferentes iglesias que simplemente confesaron, con gran pesar, ser delatores
de sus propios rebaños. Les pregunte si estaban dispuestos a renunciar a su
trabajo aun a costa de ser encarcelados. Todos contestaron “no”, y explicaron
que no era el temor por sus propias personas lo que los hacia negarse. Me
contaron sobre las nuevas practicas en las iglesias que no existían antes de mi
arresto, pues el negarse a ser espías significaba la clausura de la iglesia.
En todas las ciudades existe un representante del gobierno, que controla los “cultos” y es miembro de la Policía Secreta comunista. Tiene derecho de llamar a cualquier sacerdote o pastor para preguntarle quienes han asistido a la iglesia, quien comulga frecuentemente, quien es más ferviente y quien es ganador de almas, y lo que la gente dice en sus confesiones, etc. Si uno no contesta, se le despide y un nuevo “ministro” viene a ocupar su lugar, siempre que este dispuesto a decir más que usted. Cuando el representante del gobierno no tiene un sustituto (lo que casi nunca sucede), simplemente se clausura la iglesia.
La
mayoría de los ministros daban informaciones a la Policía Secreta, con la diferencia
que algunos lo hacían de mala gana, tratando de ocultar ciertas cosas, mientras
que otros se habían acostumbrado a hacerlo y sus conciencias ya no se los
reprochaba. Incluso otros se habían entusiasmado tanto en hacerlo, que hablaban
mas de la cuenta.
Escuche
confesiones de hijos de martires cristianos que habían sido obligados a
proporcionar informes sobre las familias que los habían acogido con cariño. Lo
hacían bajo la amenaza de perder la oportunidad de proseguir sus estudios.
Fui al
Congreso Bautista, realizado bajo el emblema de la bandera roja. Los comunistas
ya habían decidido quienes serian los dirigentes “elegidos”.
Yo sabía
que a cargo de las iglesias oficiales había individuos nombrados por el partido
comunista. Solo entonces me di cuenta que estaba viendo lo que Jesús llamo “la
abominación desoladora en el lugar Santo.”
Siempre
ha habido buenos y malos pastores y predicadores, pero ahora, por primera vez
en la historia de la Iglesia, el Comité Central de un partido – ateo jurado – cuyo
objetivo y propósito principal y declarado es arrasar con la religión, decide
quienes serán los hombres que guíen a la Iglesia. ¿Guiarles con que propósito?
Seguramente para arrancar de raíz la religión.
Lenin
escribió: “Toda idea religiosa, toda idea de Dios, el mero entusiasmo ante la
idea de Dios, es una vileza indescriptible y peligrosa; es un contagio
abominable. Millones de pecados, hechos inmundos, actos de violencia y contagio
físico, son menos peligrosos que la sutil y espiritual idea de un Dios”.
Los
partidos comunistas de la zona de influencia soviética son leninistas. Para
ellos la religión es peor que el cáncer, la tuberculosis o la sífilis. Y ellos
son los que eligen a los guías espirituales. Y con ellos, comprometiéndose en
mayor o menor grado, cooperan los dirigentes de la iglesia oficial.
He visto
como el ateismo envenena las mentes de niños y jóvenes sin que las iglesias
oficiales puedan hacer nada para contrarrestarlo. En ninguna iglesia de
Bucarest, nuestra capital, se efectúan reuniones de jóvenes o existe escuela
dominical para niños. Los hijos de los cristianos se educan en la escuela del
odio.
Entonces,
al ver todo esto, odie al comunismo, como no lo había aborrecido bajo sus
torturas.
Lo
odiaba, no por lo que me había hecho a mí, sino por el daño que hace a la
gloria de Dios, al nombre de Cristo y a las almas de un billón de seres que
estaban bajo su dominio.
Campesinos
de todo el país vinieron a visitarme y me contaron como se llevaba a cabo la
colectivización. Vivian ahora como hambrientos esclavos en lo que antes eran
sus propias tierras y viñedos. No tenían pan. Sus niños no tenían leche ni
fruta – y esto en un país, cuyas riquezas naturales pueden compararse a las de
la antigua Canaan.
Muchos
hermanos me confesaron que el régimen comunista los había convertido a todos en
mentirosos y ladrones. El hambre los obligaba a robar en lo que antiguamente
eran sus propios campos, pero que ahora pertenecían a la colectividad. Después
tenían que mentir para ocultar el robo.
Muchos obreros
me hablaron del terror implantado en las fábricas y de la explotación del
factor humano, en niveles jamás soñados por el capitalista. Los trabajadores no
tenían derecho a la huelga.
Los
intelectuales tenían que ir en contra de sus convicciones mas intimas, y
enseñar que Dios no existe.
La vida
entera y los sentimientos de los seres humanos de una tercera parte del mundo
han sido destruidos y falseados.
Algunas
jovencitas vinieron para quejarse de que habían sido llamadas a la Organización
de Jóvenes Comunistas, para ser amonestadas y amenazadas por haber besado a un
joven cristiano, dándoles el nombre de jóvenes a los cuales, ¡si podían besar!
Vivíamos
en una atmósfera horriblemente falsa y fea.
Entonces
encontré a los luchadores de la Iglesia Subterránea – camaradas de antaño –
algunos de los cuales nunca han sido descubiertos y otros que empezaban a
luchar de nuevo, después de ser liberados.
Me
llamaron nuevamente a su lado. Fui a sus reuniones secretas, en las que se
cantaban himnos de libros que habían sido escritos a mano.
Recordé a
San Antonio el Grande. Había estado treinta años en el desierto. Había
abandonado el mundo, llevando una vida de ayuno y de oraron pero cuando supo de
la lucha entre San Atanasio y Arius sobre la divinidad de Cristo, abandono su
vida contemplativa y fue hasta Alejandría para cooperar en el triunfo de la
verdad. Recordé a San Bernardo de Clairveaux – monje de un monasterio en la
cima de una montaña. Pero supo del ridículo objetivo de las Cruzadas, de los
cristianos que asesinaban árabes, judíos y seres de otras religiones, con el
fin de apoderarse de una tumba vacía. Entonces abandono su monasterio, dejando
las alturas para predicar en contra de las Cruzadas.
Decidí
hacer lo que todo cristiano debe hacer: seguir el ejemplo de Cristo, del
apóstol Pablo y de los grandes santos.
¿Qué
clase de lucha seria?
Los
cristianos en prisión siempre han orado por sus enemigos y les han dado un
hermoso testimonio. El deseo de nuestros corazones era de que fueran salvos, y
nos regocijábamos cada vez que ello sucedía.
Pero
odiaba el diabólico sistema comunista y deseaba fortalecer a la Iglesia
Subterránea, la única fuerza que puede
derrocar esta terrible tiranía, por medio del poder del Evangelio.
No
pensaba solo en Rumania, sino en todo el mundo comunista.
Sin
embargo, he encontrado mucha indiferencia en el occidente.
Escritores
de todo el mundo protestaron cuando dos escritores comunistas: Siniavski y Daniel – fueron sentenciados a prisión
por sus propios camaradas. En cambio, ni siquiera las iglesias protestan cuando
los cristianos son encarcelados por su fe.
¿Quién se
preocupa por el hermano Kuzyck, sentenciado
porque cometió el “crimen” de distribuir literatura cristiana “venenosa”; entre
ella, los libros devocionales de Torrey y porciones de la Biblia? ¿Quién conoce
el caso del hermano Prokofiev, condenado por
haber distribuido sermones impresos? ¿Quién sabe algo del judío – cristiano Grnvald, sentenciado en Rusia por delitos similares y
a quien los comunistas le arrebataron su pequeño hijo, de quien jamás se volvió
a tener noticias? Recuerdo muy bien lo que yo sentí cuando fui separado de mi
Mihai. Por ello sufro con los hermanos Grunvald, Iivanonko, la abuela Shevchuk, Taisya Tkachenko, Ekaterina Vecasina, Georgi Vekasin,
el matrimonio Pilat, de latvia y así
interminablemente, ¡nombres de santos y héroes de la fe en pleno siglo veinte!
Me inclino reverentemente para besar sus cadenas, como lo hacían los
prisioneros cristianos con sus camaradas cuando eran arrojados a las fieras.
Algunos
dirigentes de las iglesias occidentales sencillamente no se preocupan de
nuestros martires de hoy. Sus nombres no encuentran lugar en sus listas de
oración. Mientras ellos eran torturados y condenados, los dirigentes bautistas
rusos y los Superiores de la Iglesia Oficial Ortodoxa eran recibidos en Nueva
Delhi, en Ginebra y otras conferencias, en medio de grandes honores. Allí
aseguraron a todo el mundo que en Rusia existe amplia libertad religiosa.
Un
dirigente del Consejo Mundial de Iglesias besó al Arzobispo bolchevique Nikodim, cuando este dio tales seguridades. Luego se
sentaron juntos en un magnifico banquete mientras los santos en prisión comían
una inmunda mezcla de repollo y entrañas de animal, como yo la he comido en el
nombre de Jesucristo.
Las cosas
no podían seguir así. Por eso la Iglesia Subterránea decidió que yo debería
salir del país, si se presentaba la oportunidad de hacerlo, para relatar e
informar a Uds., los cristianos, todo lo que esta sucediendo.
He
decidido denunciar al “comunismo”, aunque amo al “comunista”. Creo que no es
correcto predicar el Evangelio sin denunciar al comunismo.
No son
pocos los que me dicen: “Limitese al Evangelio solamente.” Esto me recuerda las
palabras de la Policía Secreta, que también me dijo que predicara a Cristo sin
mencionar al comunismo. ¿Será que aquellos que me insisten en que me “limite a
predicar el Evangelio” están inspirados por el mismo espíritu que mueve a la
Policía Secreta Comunista?
No
entiendo bien lo que quieren decir con eso de limitarse solo al Evangelio.
¿Fueron los sermones de Juan el Bautista exclusivamente evangelizadores? Juan
no se limito a decir: “Arrepentíos, porque el reino de los Cielos esta cerca”;
dijo también: “Tu, Herodes, eres perverso.” Fue decapitado, no por atenerse a
una enseñanza abstracta. Jesús no se “limito” tampoco al Sermón de la Montaña
sino que también predico lo que podría ser considerado por algunos de los
dirigentes de la iglesia de hoy como un mensaje negativo: “¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas!... ¡generación de víboras!” Fue por tal
predicación que lo crucificaron. Los fariseos no se habrían preocupado por el
Sermón de la Montaña, porque no les afectaba tan personalmente.
Al pecado
debe llamársele por su nombre. Hoy el comunismo es el pecado más peligroso del
mundo. Por lo tanto, debe ser denunciado. La Iglesia Subterránea lo denuncia, a
riesgo de perder la libertad y la vida. Menos aun podemos callarnos en el
occidente.
He
decidido denunciar al comunismo, pero no en el sentido que lo hacen aquellos
conocidos como “anti-comunistas.” Hitler era anti-comunista y sin embargo fue
un tirano. Odiamos el pecado, pero amamos al pecador.
Sufro más
en el occidente que cuando vivía entre los comunistas.
Mi
sufrimiento consiste en primer lugar en que deseo ardientemente volver a
conocer la inexplicable belleza de la Iglesia Subterránea; la iglesia que
cumple aquella cita del latín: Nudis Nudum Christi seguí (Desnudos sigan al
Cristo desnudo).
En el
terreno comunista, el Hijo del Hombre y sus seguidores no tienen donde reposar
sus cabezas. Los cristianos de esas regiones no construyen casas. ¿Para que, si
serán confiscadas al ser arrestados sus dueños? El solo hecho de tener una casa
nueva seria motivo suficiente para ser encarcelado, pues los comunistas desean
quedarse con la casa. Allá no es posible enterrar a su padre, o despedirse de
sus familiares antes de seguir a Cristo. ¿Quién es su madre, su hermano o su
hermana? Usted es, en este respecto, como Jesús. Madre y hermanos son para
usted solamente los que cumplen la voluntad de Dios. ¿Pueden los lazos
sentimentales valer algo, cuando es muy común que una novia denuncie a su
prometido, los niños a sus padres y las esposas a sus maridos? Lo único que
permanece es la unión espiritual.
La
Iglesia Subterránea es pobre y sufrida, pero no tiene miembros tibios.
Un
servicio religioso en la Iglesia Subterránea es similar al que se efectuaba en
la Iglesia Primitiva, hace ya mil novecientos años. El predicador no tiene
estudios avanzados de teología. No conoce la homiletica, pero tampoco Pedro la
conocía. Cualquier profesor de teología habría dado a Pedro una pésima nota por
su sermón en el día de Pentecostés. Los versículos de la Biblia no son muy
conocidos en los países comunistas, porque las Biblias son escasas. Además, es
seguro que el predicador haya pasado muchos años en la cárcel sin siquiera ver
una Biblia.
Cuando
expresan su fe en un Padre, esto tiene gran significado, porque encierra un
verdadero drama. En prisión, diariamente ruegan a este Padre Todopoderoso por
un pedazo de pan, y en cambio reciben repollo con inmundicias. No obstante,
creen en Dios como en el Padre amantísimo. Son como Job, que aseguraba que
continuaría creyendo en Dios aunque El lo matara. Se parecen a Jesús, que llamo
“Padre” a Dios cuando al parecer lo había abandonado en la cruz.
Quienquiera
que haya conocido la belleza espiritual de la Iglesia Subterránea, no se
conformaría con el vacío y frialdad que se encuentra en algunas iglesias
occidentales.
Sufro mas
en el occidente de lo que sufrí en la cárcel comunista, porque ahora contemplo
con mis propios ojos que la civilización occidental esta muriendo.
Oswald
Spengler escribió en su libro La Decadencia de Occidente: “Ustedes están
muriendo. Veo en ustedes todas las características del estigma de la
decadencia. Puedo probar que vuestra gran riqueza y gran pobreza, vuestro
capitalismo y socialismo, vuestras guerras y revoluciones, vuestro ateismo,
pesimismo, cinismo e inmoralidad; vuestros matrimonios destruidos, y el control
de la natalidad, los están desangrando desde los cimientos y aniquilando
vuestras mentes. Les puedo probar que estas eran las mismas características que
marcaron el comienzo del fin para antiguas civilizaciones de Alejandría,
Grecia, y la neurótica Roma.”
Esto fue
escrito en 1926. Desde entonces la democracia y la civilización han muerto en
más de la mitad de los países europeos, incluso Cuba. El resto del Occidente
duerme.
Pero existe una fuerza que no duerme: el comunismo. Mientras los comunistas en el oriente mantienen su virulencia. Los comunistas occidentales simplemente no creen lo que se les dice acerca de las crueldades, miserias y persecuciones desatadas en los países comunistas. Esparcen incansablemente y con celo su credo político en todas partes, en los salones de la sociedad, en clubes de intelectuales, en escuelas, universidades, en los barrios de gente pobre y en las iglesias. Nosotros, los cristianos, estamos en la Verdad, pero mostramos poco valor en su defensa. Los comunistas, en cambio de todo corazón apoyan la mentira.
Mientras
tanto los teólogos occidentales se preocupan de nimiedades.
Me
recuerda que mientras las tropas de Mohamed II rodeaban Constantinopla, en
1493, y se iba a decidir si los Balcanes pertenecerían al dominio religioso
cristiano o mahometano por varios siglos, se efectuaba un concilio en una
iglesia local de la ciudad sitiada, discutiéndose los siguientes problemas:
¿Qué color tenían los ojos de la Virgen Maria? ¿Qué Sexo tienen los angeles?
¿Qué sucedería si una mosca cayese en agua bendita? ¿Seria santificada la mosca
y el agua contaminada? Lo anterior puede ser solo un leyenda de estos tiempos,
pero si leen los periódicos de las iglesias, se darán cuenta que hoy se están
discutiendo las mismas insignificancias. La amenaza del comunismo y los
sufrimientos de la Iglesia Subterránea casi nunca son mencionados.
Hay
discusiones interminables, sobre asuntos teológicos, rituales, y otras cosas no
esenciales. En una fiesta, alguien pregunto: “¿Si estuviera en un barco que
esta a punto de hundirse y pudiera tomar un solo libro de la biblioteca de a
bordo, que libro escogería? Uno contesto “La Biblia”, otro “Shakespeare”, pero
un escritor dio la respuesta mas acertada “Yo escogería un libro que me
explicara como construir un bote y como llegar a tierra firme; una vez allí,
estaría en condiciones de leer lo que quisiera.”
Mantener
la libertad de culto para todas las denominaciones y libertad de expresión para
todas las doctrinas y sentir pesar cuando se pierde todo esto debido a las
persecuciones comunistas, es mucho más importante que insistir sobre
determinada opinión teológica.
Jesús
dijo: “La verdad os hará libres”; de la misma manera, solo “la libertad puede
darnos la verdad.” En vez de discutir acaloradamente sobre cuestiones sin
importancia, deberíamos unirnos en esta lucha de la libertad en contra de la
tiranía del comunismo.
Sufro
también al saber de los padecimientos de la sufrida Iglesia tras la Cortina de
Hierro. Habiendo pasado por esos sufrimientos puedo apreciarlos más.
En el mes
de Junio de 1966, los diarios soviéticos Izvestia
y Derevenskais Jizn
acusaron a los bautistas rusos de enseñar a sus miembros a matar a sus hijos
con el fin de expiar sus pecados. Es la misma vieja acusación del asesinato
ritual, de que se acusaba a los judíos.
Pero se
lo que esto significa. Yo estaba en la prisión de Cluj,
en Rumania, en 1959, con el preso Lazarovici,
acusado de haber dado muerte a una joven. Tenia solo 30 años, pero sus cabellos
se habían tornado totalmente blancos de un día para otro, a causa del dolor de
las torturas. Parecía un anciano. No tenia uñas, pues se las habían arrancado,
con el fin de hacerlo confesar un crimen que no había cometido. Después de un
año de torturas se logro establecer su inocencia y fue puesto en libertad, pero
la libertad ya no significaba nada para el. Ya era un hombre destruido para
siempre.
Otras
personas leen los artículos de los diarios y pueden reírse con las absurdas
acusaciones de la prensa soviética en contra de los bautistas. Yo se lo que
estas significan para los acusados.
Es
horrible estar en el occidente y tener constantemente tales imágenes ante los
ojos de uno.
¿Dónde
esta ahora el Arzobispo Yemogen, de Kalgua (URSS) y los otros siete obispos que
protestaban contra los excesos de cooperación con el régimen soviético, que
puso en practica el Patriarca Alexei y el
Arzobispo Nikodin, quienes son meros
instrumentos en las manos de los comunistas? Si no hubiese visto morir a mi
lado a los obispos rumanos que protestaron, no me preocuparía por la suerte de
estos otros obispos piadosos.
Los
ministros Nicolai Eshliman y Gleb Yakunin
fueron disciplinados por el Patriarca porque pidieron libertad religiosa para
la iglesia. El occidente solo conoce ese detalle, pero yo estuve en prisión con
el Padre Ioan, de Vladimireshti, Rumania, a
quien le sucedió lo mismo. Aparentemente era solo una medida “disciplinaria”
eclesiástica. Más, nuestros dirigentes de la iglesia oficial, al igual que
todos los dirigentes de la iglesia oficial comunista, son pagados por la
Policía Secreta. Los que son castigados por ellos, sufren también la mas
eficiente “disciplina” – torturas, golpes y drogas – de la prisión.
Tiemblo
ante el sufrimiento de aquellos que son perseguidos en el mundo comunista.
Tiemblo pensando en el destino eterno de sus torturadores. Tiemblo también, por los cristianos occidentales que no prestan ayuda a
sus hermanos perseguidos.
En el
fondo de mi corazón, quisiera no verme envuelto en tan inmensa batalla.
Preferiría retirarme a algún lugar tranquilo donde pudieses descansar. Pero me
es imposible, pues el comunismo esta a la puerta. Cuando los comunistas
invadieron el Tibet, terminaron con aquellos que solo se interesaban en las
cosas espirituales. En nuestro país terminaron con todos los que deseaban
alejarse de la realidad. Se disolvieron iglesias y monasterios, manteniendo
solo algunos para engañar a los extranjeros. Por medio de esta quietud y
descanso a que tanto aspiro, podría escapar de la
realidad, pero seria demasiado peligroso para mi alma también.
Estoy
obligado a dirigir esta batalla, aun cuando ello me signifique grave riesgo
personal. Si desaparezco, tengan la completa seguridad que he sido raptado por
los comunistas. Me raptaron en la calle en 1948, y me encarcelaron bajo nombre
supuesto. Nuestra Secretaria de Estado, en esos años, Ana Pauker, contesto al
Embajador sueco, Sir Patrik von Reuterswaerde:
“¡Oh!, ¿Wurmbrand?, esta paseando por las calles de Copenhague.” El Embajador en
esos momentos tenia en sus bolsillos una carta que yo había logrado enviarle
desde la prisión. Sabía que ella le estaba mintiendo. Esto puede volver a
suceder. Si soy asesinado, mi asesino será alguien asignado por el partido
comunista. Nadie en el mundo, fuera de ellos, tiene motivos para matarme. Si
llegan a sus oídos rumores sobre mi depravación moral, mis robos, mi
homosexualidad, adulterio, desconfianza en la solidez de mis principios
políticos y mis mentiras, serán estos, solo el cumplimiento de la amenaza que
me hizo la Policía Secreta: “¡Le destruiremos moralmente!”
Se, de
muy buena fuente, que los comunistas rusos han prometidos asesinarme debido al
testimonio que preste ante el Senado norteamericano. Trataran de extorsionarme,
aterrorizando a mis amigos en Rumania. Tienen medios para hacerlo y no
vacilaran en usarlos.
Sin embargo, a pesar de ellos, no puedo callar.
Es deber de Uds. estudiar y considerar todo lo que aquí relato. Aunque digan
que mis sufrimientos me ha causado un delirio de persecución, deben preguntarse
a si mismos, ¿Cuál es ese terrible poder del comunismo que hace que sus
ciudadanos sufran de semejantes complejos? ¿Qué poder es el que lleva a padres
en la Alemania Oriental a tomar a un niño en una maquina topadora para así pasar
a través de las alambradas de púas, aun al riesgo de ser balaceados junto con
toda su familia? ¿Qué es este terrible poder del comunismo, que inspira a los
seres tales complejos?
¡El
occidente duerme, y es hora que despierte!
Los
hombres sufren, buscan a un “responsable”, alguien a quien culpar por su
situación. Encontrar a ese “alguien” alivia la carga. Yo no lo puedo hacer.
No puedo
culpar a ciertos guías de la iglesia occidental que cooperan con el comunismo,
pues el mal no viene de ellos. Es mucho más antiguo. Estos mismos dirigentes
son victimas de un mal que se arrastra desde muchos años. Ellos no crearon la
caótica situación actual de las iglesias; la encontraron así.
Desde que
estoy en el occidente he visitado muchos seminarios teológicos. Allí escuche
conferencias sobre la historia de las campanas y la historia de los himnos
litúrgicos, de leyes canónicas hace tiempo en desuso, o sobre reglamentos de la
iglesia, que no existen. He visto enseñar a los estudiantes de teología la poca
veracidad de la Biblia en su historia de la Creación, y de Adán; negar el
Diluvio y los milagros de Moisés; sostener que las Profecías fueron escritas
después de su cumplimiento; que el nacimiento virginal es un mito, como también
lo es la resurrección de Jesús, que sus huesos permanecen enterrados en algún
lugar; que las Epístolas no son autenticas, que el Apocalipsis fue escrito por
un loco. A pesar de todo esto la Biblia – sostienen – es un libro sagrado (esto
quiere decir que el Libro Sagrado es mas mentiroso que un diario comunista).
Esto es
lo que los dirigentes actuales de algunas de las iglesias aprendieron en los
seminarios. Este es el ambiente que viven. ¿Por qué han de ser fieles a (en
lugar de) un Maestro de quien se dicen tantas barbaridades? ¿Cómo van a respetar
una iglesia en la se puede enseñar libremente que Dios esta muerto?
Son guías
de la iglesia oficial, no de la Novia de Cristo. Son dirigentes de una iglesia
en la cual muchos han traicionado a su Maestro. Cuando se encuentran con
alguien de la Iglesia Subterránea – martirizada y sufrida – lo miran como a un
ser extraño.
Por otra
parte, no esta bien juzgar a los hombres basándose en algunas de sus actitudes
Si lo hiciéramos, seriamos como los fariseos, que creyeron malo a Cristo porque
El no respeto sus reglamentos y ordenanzas sobre la observación del Sábado.
Ellos
cerraron sus ojos enteramente a lo que aun a su vista hubiera sido hermoso en
Jesús.
Estos
mismos dirigentes de la iglesia, aunque estén equivocados respecto al
comunismo, pueden estar en lo cierto en otras cosas y ser personalmente
sinceros en sus creencias.
Y aun en
lo que están equivocados, pueden cambiar.
Una vez
estuve en Rumania con un Obispo Metropolitano Ortodoxo, que era espía de los
comunistas y delataba a sus propias ovejas. Tome su mano entre las mías y le
conté la parábola del Hijo Prodigo. Estábamos en su jardín y atardecía. Le
dije: “Vea usted con que amor Dios recibe al pecador arrepentido. Recibe con
gozo, aun al obispo que se arrepiente” Le cante himnos cristianos. Este hombre
se convirtió.
En
prisión compartía la misma celda con un sacerdote Ortodoxo, que con la
esperanza de ser libertado, escribió artículos elogiando el ateismo. Le hable y
rompió lo que había escrito, perdiendo así toda posibilidad de ser puesto en libertad.
No puedo
responsabilizar a nadie, no puedo aliviar de esta manera el peso que llevo en
mi corazón.
Tengo
otro pesar. Aun mis mejores amigos no me comprenderán. Algunos me acusan de
amargura y resentimiento contra los comunistas, lo que yo se muy bien que no es
cierto.
El
escritor Mosaico Claude Montefiori dijo que la
actitud de Jesús hacia los escribas y fariseos, y la pública denuncia que hizo
de ellos, era contraria a su mandato de amar a nuestros enemigos y bendecir a
los que nos maldicen. El doctor W. R. Matthews,
recientemente jubilado como decano de la iglesia
de San Pablo, en Londres, dice que esto es una incoherencia e inconsistencia en
Jesús. Lo acusa diciendo que Jesús… ¡no era un intelectual!
La idea
de Montefiori sobre Jesús estaba errada. Jesús
amaba a los fariseos, aun cuando los denuncio públicamente. Y yo amo a los
comunistas y sus “instrumentos” en las iglesias, aunque también los denuncio.
Constantemente
me dicen: “¡Olvídate de los comunistas. Preocúpate solo de las cosas espirituales!”
Encontré
a un cristiano que había sufrido bajo los nazis y el cual me dijo que estaría
siempre de mi parte, mientras yo testificara de Cristo, pero que no hablara
palabra alguna contra el comunismo. Le pregunte si acaso los cristianos que
lucharon contra Hitler en Alemania estaban equivocados y debieron haber hablado
solamente de la Biblia, sin denunciar al tirano. Me contesto: “¡Pero Hitler
mato a seis millones de judíos! ¡Teníamos que hablar en su contra” Le conteste:
“El comunismo ha hecho lo mismo, ha asesinado a treinta millones de rusos,
millones de chinos y otros. Ha asesinado a judíos también. ¿Debemos protestar
solamente por la muerte de los judíos y no por la muerte de los rusos?” Me
respondió: “¡Esto es muy diferente!” No recibí otra explicación.
He sido
golpeado por la policía en los tiempos de Hitler y también en el tiempo de los
comunistas; no he podido notar diferencia alguna: ¡dolían igual!
El
cristianismo debe luchar en contra de muchas clases de pecado, no solo contra
el comunismo. No estamos obsesionados por este solo hecho. No obstante, por el
momento, el más grande y peligroso enemigo del cristianismo es el comunismo.
¡Debemos unirnos contra el!
¡Quiero
volver a insistir! La meta del hombre es ser como Cristo. El objetivo principal
del comunismo es evitarlo. Son fundamentalmente antirreligiosos. Creen que
después de muerto, el hombre se trasforma en sales y minerales, nada mas.
Desean que la vida entera sea vivida al nivel de lo material.
Se
preocupan solo de las masas. Su palabra es la misma del demonio en el Nuevo
Testamento, que dio cuando se le pregunto su nombre: “Somos legión.” La
personalidad – el más grande don que Dios dio a los hombres – debe ser
aplastada. Han encarcelado a un hombre porque lo encontraron leyendo un libro
del Alfred Ader, “Psicología Individual”. Los oficiales de la policía gritaron:
“¡Ah, individual, siempre individual! ¿Por qué no colectiva?”
Jesús en
cambio, desea que seamos individuos con nuestra propia personalidad. Por eso no
existe posibilidad alguna de llegar a algún arreglo con comunistas. Ellos lo
saben. Su revista Nauka i Reeligía (Ciencia y
Religión), dice: “la religión es incompatible con el comunismo; le es hostil…
El contenido del programa del partido comunista es un golpe mortal para la
religión… es un programa para la creación de una sociedad atea, en la cual la
gente será liberada para siempre de la esclavitud religiosa.”
¿Puede el
cristianismo coexistir con el comunismo? A esto los comunistas responden “…el
comunismo es un golpe mortal para la religión.”
LA INVENCIBLE Y EXTENSA IGLESIA SUBTERRANEA
Hablare
nuevamente sobre la Iglesia Subterránea, que funciona en circunstancias muy
difíciles. El ateismo es la religión del Estado en todos los países comunistas.
Se les da cierta libertad religiosa a los ancianos, pero los niños y jóvenes no deben creer. Todos los medios de
difusión – radio, televisión, cine, teatro, prensa e imprentas – se emplean con
el objeto de borrar toda creencia en Dios.
Los
medios que posee la Iglesia Subterránea son insuficientes e incapaces para
oponerse a las inmensas fuerzas del estado totalitario. Los ministros,
predicadores y pastores clandestinos rusos no han tenido estudios teológicos.
Hay pastores que ni siquiera han podido leer una Biblia completa por ser tan
escasas.
Les relatare la manera como han sido ordenados. Conocimos a un joven ruso que era ministro secreto. Le preguntamos quien lo había ordenado. Contesto “No tenemos realmente un obispo que cuente con la aprobación del partido comunista. Por esta razón, diez de nosotros fuimos hasta la tumba de un obispo que murió como mártir. Dos pusimos nuestras manos sobre la lapida y los demás formaron un circulo en derredor, y le pedimos al Espíritu Santo que nos ordenara. Estamos seguros de haber sido ordenados por las manos horadadas de Jesús.”
¡Para mí,
la ordenación de ese joven es valida ante Dios!
Hombres
ordenados en esta forma, que no han tenido ningún estudio teológico y que
muchas veces saben muy poco de la Biblia, llevan adelante la obra de Cristo.
Es como
la iglesia de los primeros siglos. ¿A que seminario asistió esa gente, que
estremeció al mundo en nombre de Cristo? ¿Sabían todos ellos leer acaso? ¿De
donde sacaron todas las Biblias? Dios les hablo.
Nosotros,
los de la Iglesia Subterránea, no tenemos catedrales, pero ¿hay catedral más
hermosa, que el cielo que observábamos cuando nos reuníamos en los bosques? El
canto de los pájaros reemplazaba al órgano. La fragancia de las flores era
nuestro incienso. Las ropas raídas de algún mártir recién salido de la prisión,
causaba mas impresión que un habito clerical. Teníamos a la luna y las
estrellas por cirios. Los angeles eran los acólitos que las encendían.
¡Jamás
podré describir la belleza de esta iglesia!
A menudo,
después de celebrar un servicio secreto, algunos cristianos eran sorprendidos y
enviados a prisión. Allí los cristianos lucen sus cadenas con el gozo con que
una novia luce la más linda joya regalada por el novio. En prisión los ánimos
están tranquilos. Al recibir el beso y el abrazo de Dios, no cambiarían su
condición ni por la de un rey. He encontrado cristianos verdaderamente gozosos
solo en tres lugares: en la Biblia, en la Iglesia Subterránea y en la cárcel.
La
Iglesia Subterránea es oprimida, pero también cuenta con muchos admiradores y
amigos, aun en la Policía Secreta y entre los miembros del gobierno. A veces
estos creyentes secretos protegen a la Iglesia Subterránea.
Recientemente
los diarios rusos se quejaron del creciente número de los que son incrédulos solo
de nombre. Estos, explicaba el diario, son incontables hombres y mujeres que
ocupan posiciones de privilegio dentro del comunismo, en las oficinas del
gobierno, departamentos de propaganda y en todas partes y que fingen ser
comunistas pero en su fuero interior son creyentes y miembros de la Iglesia
Subterránea.
La prensa
comunista relato la historia de una joven que trabajaba en el Departamento de
Propaganda. Después de su trabajo diario regresaba a su casa a recibir a su
marido, que también volvía de sus labores a esa hora. Después de cenar, el
matrimonio se reunía a un grupo de jóvenes de otros departamentos del mismo
edificio para tener estudios bíblicos secretos y reuniones de oración. Esto esta sucediendo en todo el mundo
comunista. Decenas de miles de estos “supuestos incrédulos” existen en cada
país comunista. Estiman mejor no asistir a las iglesias oficiales, donde serán
espiados y en donde escucharan un Evangelio insípido. En cambio permanecen en
sus posiciones de autoridad y responsabilidad, para que después allí, con
sigilo y éxito, puedan testificar de Cristo.
La fiel
Iglesia Subterránea cuenta con miles de miembros en tales lugares. Celebran
reuniones en sótanos, desvanes, departamentos y hogares.
En Rusia
ya nadie recuerda las discusiones que había en pro o en contra del bautismo de
párvulos o de adultos, o en torno a la infalibilidad papal. No son pre o post
milenialistas. No pueden interpretar las profecías, y no se pelean respecto a
ellas. En cambio a menudo me llama la atención la manera como prueban la
existencia de Dios a los ateos.
Sus
respuestas a los ateos son sencillas: “Si fueran invitados a un banquete donde
hubiera toda clase de platos exquisitamente preparados, ¿creerían Uds. que se
habrían preparado solos? ¡La naturaleza misma es un banquete preparado para
nosotros! Uds. tienen tomates, duraznos, leche y miel. ¿Quién ha preparado todo
esto para el hombre? La naturaleza es ciega. Si no creen en Dios, ¿Cómo pueden
creer que una naturaleza ciega pudo preparar las cosas que justamente
necesitamos, y en tal cantidad y variedad?
Pueden
probar que existe la vida eterna. Una vez escuche a uno decirle a un ateo:
“Supongamos que fuera posible hablar con un embrión en el vientre de su madre,
y que le dijéramos que su estado embrionario es corto y que después le espera
una larga vida futura. ¿Qué contestaría el embrión? Diría lo mismo que dicen
ustedes, los ateos, cuando les hablamos del Paraíso y el Infierno. Diría que la
vida dentro del vientre de su madre es la única vida, y que todo lo demás son
patrañas religiosas. Pero si el embrión pudiera pensar, se diría a si mismo:
“Aquí me están creciendo los brazos, pero no los necesito; ni siquiera los
puedo estirar. ¿Para que me crecerán? Probablemente los voy a necesitar para un
estado futuro de mi existencia. Me crecen (en lugar de creen) las piernas, pero
tengo que tenerlas encogidas. ¿Por qué crecerán? Tal vez me espera una vida en
un mundo más grande, donde tendré que caminar. Comienzan a desarrollarse mis
ojos, aunque estoy en completa oscuridad y no los necesito. ¿Para que los
quiero? A lo mejor, afuera hay un mundo de luz y color. Así, si el embrión
pudiera reflexiona sobe su desarrollo, llegaría a la conclusión que fuera del
vientre de su madre hay otro mundo, aunque por el momento no lo pudiese ver. Lo
mismo sucede a nosotros. Cuando somos jóvenes tenemos vigor, pero carecemos de
experiencia para encauzarlo en la forma mas provechosa. Cuando, con el paso de
los años hemos adquirido cordura y conocimientos, la carroza fúnebre nos lleva a
la tumba. ¿Con que fin adquirimos todos estos conocimientos, si ya no nos
sirven de nada? ¿Para que le crecen brazos, piernas y ojos al embrión? Es para
la vida que ha de seguir. Así es para nosotros. Aquí adquirimos experiencia,
conocimientos y sabiduría para la vida futura. Estamos preparados para servir
en un nivel mas alto después de la muerte”.
La
doctrina oficial comunista asevera que Jesús nunca existió. Los miembros de la
Iglesia Subterránea dan fácil respuesta a eso: “¿Qué diario lleva usted en su
bolsillo? ¿Es la Pravda de hoy o de ayer? ¡Déjeme mirar, ah… 14 de enero de
1964! ¿Desde cuando empiezan a contar los años de la era actual? ¿Desde el
tiempo de UNO que no existió, ni tuvo ninguna actuación en el mundo? Dicen que
El no existió y sin embargo cuentan los años desde su nacimiento. El tiempo
existía desde antes que el viniera, pero cuando El vino, le pareció a la
Humanidad que había vivido en vano y que su verdadera vida comenzaba en ese
momento. Su propio diario comunista es una prueba de la existencia de Jesús no
fue un personaje ficticio.”
Los
pastores en el occidente consideran, por lo general, que todos los asistentes a
la iglesia son cristianos convencidos de la verdad, pero no es así. Es raro
escuchar un sermón que pruebe la verdad de nuestras creencias. Pero tras la
Cortina de Hierro hay hombres que jamás han estudiado para ello, y que sin
embargo dan a sus convertidos una sólida base de fe.
No existe
una clara división que permita señalar el punto en que termina la Iglesia
Subterránea, que es el más grande bastión o baluarte del cristianismo, y
comienza la iglesia oficial. Están entremezcladas. Muchos de los pastores “títeres” desarrollan paralelamente un
ministerio secreto que sobrepasa las limitaciones impuestas por los comunistas.
La
Iglesia Oficial, la iglesia de los colaboracionistas, tiene una larga historia.
Comenzó
inmediatamente después de la Revolución Socialista Soviética, con la “Iglesia
Viviente” que presidía un sacerdote llamado Sergio. Esta “Iglesia Viviente”
proclamaba abiertamente durante ese tiempo, en Moscú: “Nuestro objetivo no es
reconstruir la iglesia, sino abolirla y terminar, de una vez por todas, con la
religión.” ¡Lindo programa para una iglesia!
En todos
los países hemos tenido individuos como Sergio.
En
Hungría, entre los católicos fue el Padre Valgo.
El, junto con algunos ministros protestantes apoyaron a los comunistas en sus
afanes de obtener el completo control del Estado.
En
Rumania, los comunistas llegaron al poder con la ayuda de un sacerdote ortodoxo
llamado Burducea, un antiguo fascista que
buscaba justificar sus pecados pasados contra los Rojos, tornándose mas “rojo”
que sus propios jefes. Este sacerdote se mantuvo de pie cerca de Vishinsky, Secretario de Estado Soviético, sonriendo
en tacita aprobación cuando aquel declaro, durante la inauguración del nuevo
gobierno comunista: “Este gobierno construirá para ustedes un paraíso terrenal,
por lo que ya no necesitaran uno celestial”.
En lo que
se refiere al Arzobispo Nikodin de Rusia,
existen suficientes antecedentes y pruebas para señalarlo como espía del
gobierno. El mayor Deriabin, que deserto de su
puesto en la Policía Secreta rusa, ha testificado que Nikodin
era agente de ese servicio.
La misma
situación predomina en casi todas las denominaciones. Los actuales dirigentes
bautistas rumanos fueron impuestos por la fuerza. Su deber es denunciar a los
cristianos reales. Con la directiva bautista rusa sucede lo mismo. Tachici, presidente de los adventistas rumanos, me
contó que había sido espía de la Policía Secreta rusa desde el mismo día en que
asumieron el poder.
En lugar
de clausurar todas las iglesias, aunque ya han cerrados muchos miles, los
comunistas, con aviesas intenciones, decidieron permitir el funcionamiento de
algunas pocas iglesias oficiales. Sus propósitos eran usarlas como “ventanas” a
través de las cuales podían observar, controlar y, eventualmente destruir a los
cristianos y al cristianismo. Decidieron que seria mejor permitir que la
estructura de la iglesia permaneciera, y convertirla en instrumento para el
control de los cristianos, y como un medio para engañar a los turistas que
llegan a sus países. Se me ofreció una de esas iglesias, con la única condición
de que, como pastor, delatara a sus miembros a la Policía Secreta. Me parece
que los occidentales, acostumbrados a que todas las cosas sean o una cosa u
otra – blanco o negro – no pueden entender eso. Pero la Iglesia Subterránea no
aceptara jamás a las iglesias controladas, como substituto de una
evangelización significativa y efectiva para “toda criatura”, incluyendo a la
juventud.
A pesar
de algunos dirigentes traidores, se observa una real vida espiritual de los
miembros de la iglesia oficial (tengo la idea que sucede lo mismo en muchas
iglesias occidentales. Las congregaciones son fieles a veces, no por causa de
sus guías, sino a pesar de ellos).
La
liturgia ortodoxa ha permanecido igual y alegra los corazones de los ministros
de la iglesia, a pesar de que en sus sermones alaban a los comunistas. Los
luteranos, presbiterianos y otros protestantes cantan los mismos himnos
antiguos y hasta los sermones de los traidores deben mencionar algo de las
Escrituras.
La gente
se convierte hasta por la influencia de hombres reconocidos como traidores;
saben positivamente que llevaran la noticia de sus conversaciones a la policía;
que tienen que esconder su fe del mismo ser que los convirtió con sus corruptos
sermones. Ese es el gran milagro de Dios, que halla su paralelo en las palabras
simbólicas de Levítico 11:37: “Si cayere algo de los cadáveres (que de acuerdo
a la ley de Moisés eran impuros) sobre alguna semilla que se ha de sembrar,
será limpia.”
La
veracidad nos obliga a confesar que no todos los guías ni siquiera todos los
jefes de las iglesias oficiales, son miembros del partido comunista.
Algunos
miembros de la Iglesia Subterránea tienen también puestos importantes en las
iglesias oficiales, exceptuando los que
deben luchar a escondidas. Ellos se preocupan por que el cristianismo sea una
fe luchadora y no tibia. Cuando la policía llego para clausurar el Monasterio
de Vladimireshti, en Rumania, y en muchos otros
lugares de Rusia, les fue bastante mal. Algunos comunistas han pagado con sus
vidas el crimen de tratar de suprimir la religión.
Pero las
iglesias oficiales están escaseando. Creo que en toda la Unión Soviética no
quedan más de cinco o seis mil iglesias. (En los Estados Unidos, con la misma
población, hay cerca de trescientas mil.) A menudo esas iglesias son solo
pequeñas piezas, no una “iglesia” en el verdadero sentido de la palabra.
En Moscú
llevan a las visitas extranjeras a ver una iglesia repleta de fieles. Es la
única iglesia protestante de la ciudad. Los visitantes se extrañan de la
libertad de culto que existe. “¡Hasta las iglesias se ven llenas de gente!”,
exclaman con gozo. ¡No se dan cuenta
de la tragedia que significa una sola
iglesia protestante para siete millones de almas! Ni aun las habitaciones, que
hacen el papel de iglesia, están al alcance de un ochenta por ciento de la
población de la Unión Soviética. Estas multitudes deben o ser olvidadas o
evangelizadas por el sistema de trabajo clandestino. No queda otra opción.
Mientras
mas avanza el comunismo en un país, más están las iglesias oficiales obligadas
a trabajar en forma subterránea.
En los
edificios de las iglesias oficiales clausuradas se celebran las reuniones de
las organizaciones antirreligiosas.
La
Iglesia Subterránea sabe como usar incluso la literatura atea. Se nutre de ella
como Elías fue alimentado nada menos que por los cuervos.
Con mucha
habilidad y empeño los ateos ridiculizan y critican los versículos bíblicos.
Publican libros tales como La Biblia
Cómica y la Biblia para creyentes e
Incrédulos. Se empeñan en demostrar la estupidez de los versículos
bíblicos, y con este fin citaron muchos de ellos. ¡Que alegría nos causaba! La
critica era tan absurda, que nadie la podía tomar en serio. No obstante,
hicieron millones de copias llenas de citas bíblicas increíblemente hermosas,
aunque ridiculizadas por ellos. En el pasado, los “herejes” sentenciados a
morir quemados por la Inquisición, eran llevados en procesión al lugar del
suplicio y eran obligados a lucir ridículas vestimentas que mostraban llamas
infernales y toda suerte de demonios u otras figuras parecidas. ¡Cuan santos
eran esos “héroes”! De esta manera, la Biblia mantiene su autenticidad y
veracidad, aunque sea el demonio quien cite sus versículos.
Los
impresores comunistas recibieron, con mucha alegría, miles de cartas
solicitando este tipo de literatura en que se citaban versículos bíblicos a
objeto de ridiculizarlos. Lo que no sabían era que esas cartas eran enviadas
por la Iglesia Subterránea, que ante la imposibilidad de obtener de otra manera
ejemplares de las Escrituras, recurría a ese ingenioso sistema para
conseguirlas.
También
sabíamos perfectamente como aprovechar reuniones ateas.
En cierta
oportunidad en que un profesor pretendía demostrar que Jesús era solo un mago,
tenia ante si un jarro con agua, al que le introdujo un polvo que torno rojo su
contenido: “Esto es todo el milagro” – exclamo – Jesús había escondido en sus
mangas un polvo similar, con cuya ayuda pretendió haber cambiado
espectacularmente el agua en vino.
“Como
mago, soy superior a Cristo, pues puedo ahora cambiar el vino en agua”.
Diciendo esto lanzo otro tipo de polvos en el jarro que, neutralizando al
anterior, aclaro el líquido, tornándolo transparente. Luego arrojo de nuevo
otro polvo y se volvió rojo.
En ese
momento se levanto de su asiento un cristiano y le dijo: “Usted nos ha
asombrado, camarada profesor, y desearía pedirle una sola cosa: beba un poco de
su vino.” El profesor respondió que no podía hacerlo, explicando: “Los polvos
que use son venenosos.” La respuesta del cristiano no se hizo esperar: “Esta es
la diferencia entre usted y Jesús. El con su vino nos ha proporcionado inmensa
felicidad durante dos mil años, mientras que usted nos envenena con el suyo.”
El cristiano fue a prisión, pero el relato de este incidente se esparció por
todas partes, contribuyendo a fortalecer la fe.
Somos
débiles, pequeños David, pero somos mas poderosos que el Goliat ateo, porque
Dios esta de nuestra parte. La verdad nos pertenece.
En otra
ocasión, un conferencista comunista daba una charla atea en una fábrica. A
todos los operarios los obligaron a concurrir. Entre ellos, muchos eran
cristianos. Se sentaron en silencio, a escuchar argumento tras argumento contra
Dios, y con respecto a la estupidez que significaba creer en Cristo. El
conferencista procedió a probar que no existe el mundo espiritual, que no hay
Dios, ni Mas Allá, que el hombre es solamente materia y no tiene alma. Insistió
una y otra vez que solo la materia existe.
Un
creyente se puso de pie y pidió permiso para decir unas palabras. Cuando le fue
concedido el permiso, tomo una silla plegadiza, la alzo y la arrojo contra el
suelo. La observo durante un momento y después avanzo hasta acercarse al
conferencista, a quien dio un fuerte golpe en la cara. Como era lógico, causo
la indignación de aquel. Enrojecido de ira, y en medio de horribles
obscenidades, llamo a sus camaradas comunistas para que arrestaran al atrevido,
exclamando: “¿Cómo se atreve usted a golpearme, que razón tiene para ello?” El
cristiano replico: “Acaba usted de probarnos que miente. Usted ha dicho que
todo es materia, y nada más que materia. Lance una silla al suelo, y como es
solo materia, no se enojo por ello. Es pura materia. Al golpearle a usted, ¡su
reacción ha sido muy distinta! ¡La materia no se irrita ni se enoja; pero usted
si lo hizo! Por lo tanto camarada profesor usted esta equivocado. El hombre es
almo mas que materia: ¡es un ser espiritual!
En forma
similar, en miles de oportunidades, los cristianos de la Iglesia Subterránea
refutaban y desbarataban aun los más convincentes argumentos ateos.
Estando
en prisión, un comisario político, en forma bastante ruda, me pregunto: “¿Hasta
cuando va usted a creer en su ridícula religión?” Le conteste: “he visto a
muchos ateos que en su lecho de muerte se han lamentado de su incredulidad y,
arrepintiéndose, han acudido a Cristo. ¿Se imagina usted a un cristiano que, al
ver acercarse la muerte, se lamente de haber sido cristiano y recurra a Lenin o
a Marx para que lo rescaten de esa fe?” Riéndose, exclamó: “¡Formidable respuesta!”
Continué: “Cuando un ingeniero construye un puente, el hecho que lo cruce un
gato no prueba su resistencia, sino cuando lo atraviese un tres. El hecho que
Ud. pueda ser ateo cuando todo marcha bien, no prueba la verdad del ateismo;
este se desmorona en los momentos de grave crisis.”
Citándole
libros de Lenin pude probarle que, siendo aquel Primer Ministro de la Unión
Soviética, solía orar cuando las cosas no marchaban bien. Estamos tranquilos y
tranquilamente esperamos el desarrollo de los acontecimientos. Son los
comunistas los que están intranquilos y los que lanzan, una y otra vez, nuevas
campañas anti – religiosas. Por esto ellos prueban lo que San Agustín dijo: “El
corazón no halla descanso hasta encontrarlo en Ti.”
La
Iglesia Subterránea, si es ayudada por ustedes los cristianos libres, ganara el
corazón de los comunistas y cambiara la faz de la tierra. Los ganara para si,
porque no es normal ni natural ser comunista. Aun los perros desean tener su
propio hueso. El corazón de los comunistas se rebela ante el papel que hacen y
los absurdos que están obligados a creer.
Cuando
los comunistas individuales aseveraron que la materia es todo, que nosotros no
somos mas que un puñado de compuestos químicos, y que después de muertos nos
convertimos en sal y minerales, era el momento de preguntarles: “¿Cómo es que
los comunistas de tantos países han dado sus vidas por su ideal? ¿Tienen ideal
los compuestos químicos? ¿Pueden los minerales sacrificarse por los demás”?
Para estas preguntas no tienen respuesta.
Se nota
algo positivo, aun en el recrudecimiento de la ebriedad en los comunistas. Ello
se debe al ansia de una vida más amplia, que no la puede proporcionar el
sistema. El ruso, en general, es una persona seria, generosa y de gran corazón.
El comunismo es hueco y superficial. Por lo tanto, el ruso busca el lado serio
de la vida, y al no encontrarlo, ahoga sus inquietudes en el alcohol. Cuando
esta bebido, expresa su horror ante la vida bestial y falsa que debe llevar.
Durante algunas horas el alcohol lo libera de ese peso, así como la verdad lo
liberaría para siempre, si el lo supiera.
Durante
la ocupación rusa de Bucarest, una vez sentí un irresistible impulso de entrar
en una taberna. Pedí a mi esposa que me acompañara. Entonces vi a un capitán
ruso, que revolver en mano, amenazaba a los presentes, exigiendo que se le
diera de beber. No deseaban atenderlo, pues ya había bebido más de la cuenta y
estaba bastante ebrio. Los parroquianos estaban aterrorizados. Hable con el
tabernero, que me conocía, y le pedí que le sirviera otro trago al capitán,
prometiéndole que yo me sentaría con el, para tranquilizarlo. Nos trajeron
botella tras botella. En la mesa se pusieron tres vasos. El capitán, muy
cortésmente, servia los tres vasos… y se los bebía; mi esposa y yo no bebimos.
Estaba acostumbrado al alcohol. Comencé a hablarle de Cristo y me escucho con
inusitada atención.
Por fin,
dijo: “Ya que me han dicho quienes son ustedes, les voy a decir ahora, quien
soy yo. Soy un sacerdote ortodoxo, que estuvo entre los primeros que
renunciaron a su fe, cuando empezó la gran persecución desatada por Stalin. Fui
de aldea en aldea, dando conferencias, negando la existencia de Dios y
confesando que yo, como sacerdote, había sido un embaucador. “Soy un
embaucador” – les decía – “tal como lo son todos los otros ministros y
pastores.” Debido a mi fervor me conquiste el aprecio de todos y pronto me
hicieron oficial de la Policía Secreta. El castigo que Dios me envió fue
tremendo, ¡debía asesinar a inocentes cristianos, después de haberlos
torturado! Ahora bebo buscando olvidar lo que hice, pero todo es en vano”
Muchos
comunistas se suicidan. Así lo hicieron sus dos más grandes poetas, Essein y Maikoski.
También se suicido el gran escritor Fadeev.
Acababa de terminar su novela que titulo “Felicidad”,
en la que sostenía que la felicidad consiste en trabajar incansablemente por el
comunismo. El mismo se sintió tan feliz con ello, que termino pegándose un
tiro, apenas terminada la novela. Era demasiado para su alma soportar el peso
de tan inmensa mentira. Joffe y Tomkin, grandes dirigentes y luchadores comunistas,
en Los Tiempos del Zar, no pudieron soportar el comunismo hecho realidad, y
también terminaron quitándose la vida.
Los comunistas
son desdichados. También lo son sus grandes dictadores. ¡Que desdichado era
Stalin! Después de hacer matar a casi todos sus antiguos camaradas, vivía en
continua zozobra, pensando que alguien pretendía envenenarlo o asesinarlo.
Tenía ocho dormitorios, que eran cerrados herméticamente como una caja de
caudales. Nadie sabia en cual de estos dormitorios dormiría cada noche. No
probaba bocado sin que el cocinero lo probara primero en su presencia. El
comunismo no hace feliz a nadie, ni siquiera a sus dictadores. Necesitan mucho
a Cristo.
Derrocando
al comunismo, no solo libraríamos a sus victimas, sino también al comunista
mismo.
La
Iglesia Subterránea representa una necesidad imperiosa para nuestro pueblo
esclavizado. ¡Ayúdenla!
El rasgo
mas distintivo de la Iglesia Subterránea es su dedicación y su fe.
Un ministro protestante que escribe bajo el
pseudónimo de “George”, cuenta en su libro respecto a la Iglesia Subterránea el
siguiente incidente: Un capitán del ejercito ruso se acerco a un ministro, en
Hungría, y pidió hablar a solas con el. El muchacho era muy joven e impetuoso, y se sentía muy importante y consciente de
su papel conquistador. Fue llevado a una pequeña sala de conferencias, y al
cerrarse la puerta tras el, vio un crucifijo en la pared.
“Usted
sabe que ese asunto es mentira. ¡Vamos, ahora que estamos solos, admita que
nunca creyó en la patraña que Cristo es Hijo de Dios!”
El
ministro sonrió: “Pero mi pobre joven, ¡¡por supuesto que creo y es totalmente
cierto!!”
“¡No le
permitiré estas bromas!”, grito el capitán. “¡Esto es serio, no se ría usted de
mi!”
Saco su
revolver, y encañonando al pastor, le dijo: “Si no admite su error, disparare.”
“No puedo
admitir que estoy errado, cuando estoy en la Verdad. Nuestro Señor es en verdad
el Hijo de Dios”, dijo el ministro.
El
capitán arrojo el arma al suelo y se abrazo al hombre de Dios. Sus ojos se
llenaron de lágrimas.
“¡Es
verdad!”, grito, “¡Es verdad; yo también creo pero no creí que los hombres
morían por esta verdad, hasta que lo descubrí por mi mismo. ¡Oh, gracias, usted
ha fortalecido mi fe con sus palabras. Ahora yo también puedo morir por Cristo,
pues Ud. me ha indicado como.”
He
conocido otros casos similares. Cuando los rusos ocuparon Rumania, dos soldados
rusos armados entraron a una iglesia y dijeron: “¡No creemos en su fe. Los que
renuncien a ella, pasen a la derecha!” Algunos se colocaron a la derecha. Estos
recibieron órdenes de regresar a sus hogares. Corrieron como perseguidos por el
diablo. Cuando los soldados rusos quedaron solos con los cristianos restantes,
los abrazaron, diciendo: “Nosotros también somos cristianos, pero deseábamos
tener comunión solo con aquellos que aman tanto a la verdad que estén
dispuestos a morir por ella.”
Estos son
los hombres que luchan por el Evangelio en nuestros países. No solamente luchan
por sus creencias y su fe, también lo hacen por la libertad.
En muchos
de los hogares cristianos occidentales, se pasan horas enteras escuchando
música mundana. En nuestros hogares también se puede escuchar música a todo
volumen; pero se toca solamente para que los vecinos no puedan oír la charla
acerca del evangelio y darse cuenta de nuestros trabajos clandestinos, y
delatarnos a la policía.
¡Como se regocijan en las raras ocasiones en que
se encuentran con auténticos cristianos del occidente!
El que
escribe estas líneas es solo un hombre insignificante. Pero soy la voz de los
que están sin voz, de esos que están amordazados y jamas son representados en
el occidente. En su nombre, pido mucha sinceridad en la fe y en la discusión de
los problemas cristianos. En su nombre, pido para ellos vuestras oraciones y
ayuda material para la leal y sufrida Iglesia Subterránea, de los países
comunistas.
Vamos a
ganar a los comunistas, en primer lugar porque tenemos a Dios de nuestra parte.
En
segundo lugar, porque nuestro mensaje corresponde a las mas profundas
necesidades del corazón y las satisface.
Algunos
comunistas que habían estado presos bajo el régimen nazi, me confesaron que
habían orado en los momentos más difíciles. Hasta me ha tocado ver morir
oficiales comunistas, con las palabras “Jesús, Jesús”, en sus labios.
Ganaremos,
porque toda la herencia cultural de nuestros antepasados esta de nuestro lado.
Los rusos pueden prohibir todo lo escrito por cristianos contemporáneos, pero
hay libros de Tolstoi y Dostoievsky donde la gente encuentra la Luz de Cristo.
Sucede lo mismo con Goethe en Alemania Oriental y con Szienkiewicz,
en Polonia, y otros.
El más
grande escritor rumano fue Sadoveanu. Los
comunistas han publicado su libro “La Vida de los Santos”, bajo el titulo
“Leyendas de los Santos”, pero aun bajo este titulo, las vidas ejemplares de
los santos son inspiradoras.
No pueden
excluir las reproducciones de los cuadros de Rafael, Miguel Angel, Leonardo Da
Vinci, que aparecen en la Historia del Arte. Estos cuadros hablan de Cristo.
Cuando
hablo sobre Cristo con un comunista, sus más profundas necesidades espirituales
son mis aliadas. Su más grande dificultad no es el no poder refutar mis
argumentos, sino el no poder acallar la voz de su propia conciencia, que esta
de mi parte.
¡He
conocido personalmente a profesores del marxismo quienes, antes de dar una
conferencia atea, oraban a Dios para que El los ayudara en eso! He sabido de
comunistas que caminaban muchas millas para asistir a una reunión secreta. Si
eran descubiertos negaban haber asistido a ella. Luego lloraban arrepentidos,
por no haber tenido valor para defender la fe que los había impulsado a asistir
a esa reunión. ¡Son hombres, después de todo!
Una vez
que el individuo ha llegado a la fe, aunque sea muy primitiva, la misma crece y
se desarrolla. Estamos seguros que al fin la fe triunfara, porque la Iglesia
Subterránea ha conocido este triunfo una y otra vez.
Cristo
ama a los comunistas. Pueden y deben ser ganados para Cristo. Solamente pueden
ser ganados por la Iglesia Subterránea que esta detrás de la Cortina de Hierro.
Aquellos
seres que deseen satisfacer el ansia del corazón de Jesús, de salvar las almas
de toda la humanidad, deben ayudar a la Iglesia Subterránea a proseguir su
labor. Jesús dijo: “Enseñad a todas las naciones”. Jamás hablo de detenerse
frente a la Cortina de Hierro. La fe de Dios y la Gran Comisión nos obliga a
pasar más allá de esa cortina y llegar a esos hombres – que representan la
tercera parte de la humanidad – que viven esclavizados por el comunismo.
Podemos
llegar a ellos, colaborando estrechamente con la Iglesia Subterránea que ya
esta allí.
Primero:
los pastores y ministros remplazados por los comunistas
Tres son
los grupos que componen la Iglesia Subterránea en los países comunistas. El
primero lo forman miles y miles de ex – pastores y ministros que han sido
sacados de sus iglesias y arrancados de sus rebaños, por negarse a tergiversar
el Evangelio. Muchos de ellos han vivido años de prisión y torturas por causa
de su fe… Puestos en libertad, han vuelto a reasumir sus ministerios,
trabajando secreta y clandestinamente en la Iglesia Subterránea. Aun cuando los
comunistas hayan clausurado sus iglesias, o los hayan remplazado por otros
pastores “mas dignos de confianza”, continúan su ministerio mas efectivamente
en reuniones subterráneas, en graneros, desvanes, sótanos, pastizales de noche,
o en cualquier otra parte. Estos hombres son martires vivientes, que no cesaran
en su ministerio, a pesar del riesgo de nuevos encarcelamientos y mayores
torturas.
Segundo:
la iglesia laica
Este
segundo grupo lo forman un vasto ejército de hombres y mujeres laicos. Debe
entenderse que no existen cristianos nominales, poco entusiastas, y poco
decididos en Rusia y China. El precio que los cristianos pagan es demasiado
alto. Debe recordarse también que las persecuciones siempre han producido
mejores cristianos, los cuales dan testimonio de su fe y atraen y ganan almas.
La persecución hecha por los comunistas ha tenido un resultado muy distinto al
esperado, ya que ha creado cristianos sinceros, decididos, luchadores, de los
cuales no se ven muchos en las naciones libres. Ellos no pueden comprender como
se puede ser cristiano y no anhelar luchar por conquistar a las almas que los
rodean.
La
Estrella Roja (órgano del Ejército ruso) ataco a los cristianos rusos,
expresando: “A los adoradores de Cristo les agrada asir a todos con sus
ambiciosas garras” Pero sus inmaculadas vidas cristianas le ganan el respeto y
el afecto de sus vecinos y coterráneos. En cualquier pueblo y ciudad, los
cristianos son los más queridos y apreciados residentes. Cuando una mujer esta
demasiado enferma para cuidar a sus hijos, es una madre cristiana la que viene
a ayudarle con ellos. Cuando un hombre esta demasiado enfermo para salir a
cortar leña, es un cristiano el que viene a hacerlo. “Viven” su cristianismo y
cuando testifican por Cristo, la gente escucha y cree, porque han visto a
Cristo en sus vidas.
Dado que
solo un ministro autorizado puede predicar en las iglesias, millones de
cristianos dedicados y fervorosos, en cada rincón del mundo comunista predican,
testifican y ganan nuevas almas en los mercados, las plazas y cualquier lugar
en donde van. Los diarios comunistas conocen el hecho que los carniceros
cristianos deslizan copia de los evangelios en los paquetes con carne que
entregan a sus clientes. La prensa comunista reconoce que algunos cristianos
que ocupan puestos de responsabilidad en imprentas y diarios, se introducen de
noche en los talleres para imprimir a escondidas algunos miles de copias de
literatura cristiana, saliendo antes del amanecer
sin ser vistos. La prensa comunista también reconoce que los niños cristianos
en Moscú han recibido, de “alguna fuente”, Evangelios que copian a mano, para
colocarlos después en los bolsillos de los abrigos que sus profesores han
dejado colgados en los percheros. Este vasto ejercito de laicos es ya una
fuerza misionera poderosa, efectiva y ganadora de almas en cada país comunista.
Ex
misioneros en Cuba comunista han declarado que se ha formado en ese país una
“iglesia laica” que ha tomado el lugar de los auténticos ministros y pastores
que fueron perseguidos, encarcelados y remplazados por “ministros” comunistas.
Estos
millones de fervientes, sinceros y
dedicados creyentes de la iglesia laica, han sido purificados por el fuego de
las persecuciones con que los comunistas creyeron aniquilarlos.
Tercero:
pastores y ministros oficiales, que se niegan a ser controlados y silenciados
El tercer
grupo, parte vital de la Iglesia Subterránea, es el gran número de pastores
fieles de las “Iglesias oficiales” controladas y amordazadas. La Iglesia
Subterránea no esta completamente separada de la Iglesia oficial. Muchos países
comunistas como Yugoslavia, Polonia y Hungría, tienen pastores de la iglesia
oficial que trabajan secretamente en la Iglesia Subterránea. En algunos países
existe una interrelación entre ambas. A estos pastores se les prohíbe hablar de
Cristo fuera de los pequeños recintos que son sus iglesias. No se les permite
reuniones juveniles o infantiles. Los no creyentes temen asistir a ellas. A los
pastores les esta prohibido acudir a la casa de algún miembro enfermo, para
consolarlo y orar con el. Están encerrados en un circulo tal de reglamentos y
ordenanzas, decretadas por los comunistas, que sus “iglesias” han perdido todo
sentido. A menudo estos pastores, enfrentados a ese circulo de controles que
convierten en una farsa grotesca la llamada “libertad religiosa”, y haciendo
gala de un tremendo valor, arriesgan su libertad, ejerciendo un ministerio
secreto a los niños y la juventud, en hogares cristianos y sótanos.
Secretamente reciben y distribuyen literatura cristiana a las almas
hambrientas. Arriesgan su libertad al desatender las limitaciones oficiales que
se les imponen, ministrando entre las almas hambrientas que los rodean.
Aparentemente dóciles y obedientes, arriesgan todo en su afán de cumplir con su
ministerio, que es esparcir la Palabra de Dios. Varios hombres como estos
fueron descubiertos en Rusia recientemente y condenados a largos años de
cárcel.
Ellos son
las partes vitales de la Iglesia Subterránea. Ex – pastores – descubiertos y
perseguidos por los comunistas; la iglesia laica; pastores oficiales, que
además continúan con un ministerio clandestino mucho mas eficaz y de un alcance
mucho mas amplio que el autorizado – todos estos están trabajando en la Iglesia
Subterránea, la que existirá hasta que el comunismo sea derrotado.
En algunas regiones, uno de los grupos es mas activo que los otros dos, pero todos
están presentes, trabajando por Cristo, con grave riesgo de ser descubiertos.
Un hombre
que viaja constantemente por los países comunistas y que se interesa
profundamente por los asuntos religiosos, al volver de su último viaje declaro
que jamás durante ellos había conocido ninguna Iglesia Subterránea.
Es como
viajar por África Central, en medio de tribus salvajes y expresar al regreso:
“He investigado concienzudamente; les he preguntado si hablan en prosa y me han
respondido que no.” La verdad es que todos hablan en prosa, sin saberlo.
Los
cristianos de los primeros tiempos no sabían que eran cristianos. Si se les
hubiese interrogado acerca de religión, habrían respondido que eran judíos,
israelitas, que creían en Jesús como el Mesías, hermanos, santos, hijos de
Dios. El nombre de “cristianos” se les aplico por primera vez, mucho mas tarde
en Antioquia.
Ninguno
de los partidarios de Lutero sabia que eran luteranos; Lutero mismo protesto
enérgicamente de ese nombre.
“Iglesia
Subterránea” es el nombre dado por los comunistas y por los investigadores y
observadores occidentales de la situación religiosa en aquellos países, a una
organización secreta que se formo espontáneamente en todo el mundo dominado por
el comunismo. Sus miembros no se refieren a ella por ese nombre. Se llaman a si
mismos cristianos, creyentes, hijos de Dios. Pero, dirigen un trabajo
clandestino, se reúnen secretamente, predican el Evangelio en reuniones
secretas a las que muchas veces asisten precisamente los extranjeros que
sostienen no haber conocido la Iglesia Subterránea. Es un nombre muy apropiado,
acuñado por sus adversarios y por aquellos que, desde el extranjero, observan
con asombro, admiración y afecto a esa maravillosa organización secreta.
Usted
puede viajar durante años por el occidente, sin jamás llegar a conocer una red
de espionaje soviético; lo que no significa que no exista. Lo que sucede es que
esa organización no es tan entupida como para mostrarse ante los ojos del
curioso.
En el
siguiente capitulo cito extractos de la prensa soviética que prueba la
existencia y creciente importancia de esta valerosa Iglesia Subterránea.
COMO EL CRISTIANISMO ESTA DERROTANDO AL COMUNISMO
Ya he
relatado nuestras propias experiencias en lo relativo a diseminar secretamente
el mensaje de Cristo en el ejercito ruso, como asimismo en la Rumania
Comunista.
He apelado a Uds. para ayudar a predicar a Cristo a los comunistas y a los pueblos oprimidos por ellos.
¿Es mi
desafío “visionario” e “irrealizable?
¿Es
práctico?
¿Existe
la Iglesia Subterránea ahora en Rusia y otros países? ¿Es todavía factible tal
labor subterránea en esas regiones?
A estos
interrogantes podemos responder con muy buenas noticias.
En estos
momentos el comunismo celebra medio siglo de poderío. Pero su victoria es, al
mismo tiempo, su derrota. El cristianismo es quien ha ganado, no el comunismo.
La prensa llena de informaciones sobre la Iglesia Subterránea. Esta Iglesia ha
obtenido tal fuerza que, por primera vez, esta trabajando casi públicamente, lo
que no deja de alarmar a los comunistas. Estas noticias son confirmadas por
informes que poseemos y que nos han sido proporcionados por otras fuentes.
Recuerde
que la Iglesia Subterránea es igual que un témpano. Gran parte de su masa esta
bajo el agua, pero un pequeña porción esta visible.
En las
páginas siguientes doy un corto resumen de las noticias más importantes.
El 7 de
noviembre de 1966, en Suhumi (Caucazo), la
Iglesia Subterránea celebro una grandiosa manifestación al aire libre. Muchos
creyentes vinieron de otras ciudades para asistir a esa reunión. Después del
llamado al Altar, cuarenta y siete jóvenes aceptaron a Cristo y fueron
bautizados en el mismo lugar – en el Mar Negro. Tal como en los tiempos
bíblicos.
No hubo
un periodo de instrucción previa. Después de cincuenta años de dictadura
comunista, en que no ha sido posible adquirir Biblias u otros libros cristianos,
y debido a la carencia de seminarios, los ministros de la Iglesia Subterránea
no tienen educación teológica; pero tampoco la tenia Felipe, el diacono, cuando
el eunuco, con quien había hablado durante menos de una hora, le pregunto:
“Vea, aquí hay agua, ¿Qué impide que yo sea bautizado?” De inmediato fueron al
agua y el convertido fue bautizado (Hechos 8:36-38).
En el Mar
Negro hay suficiente agua, y la Iglesia Subterránea ha empezado otra vez con
las prácticas de los tiempos bíblicos.
Uchitelskaia
Gazeta (Revista de los Profesores), del 23 de agosto de 1966, informó que en Rostovon-Don, algunos bautistas, que se negaron a
inscribir a sus miembros de acuerdo con la ley y obedecer a los supuestos “dirigentes” nombrados por los
comunistas, organizaron un desfile callejero.
Fue un
primero de Mayo. Así como Jesús hizo Sus milagros en día sábado, desafiando a
los fariseos opositores, la Iglesia Subterránea también elige los días de
celebración comunista para desafiar las leyes comunistas.
El
primero de Mayo es día de fiesta para los comunistas; es día de organizar
grandes demostraciones, con asistencia obligatoria. Pero esta vez, la segunda
fuerza de Rusia – La Iglesia Subterránea – también hizo su aparición ese día en
las calles.
Llegaron
mil quinientos creyentes. Los guiaba solamente el amor a Dios. Sabían que
arriesgaban su libertad. También sabían que en la prisión les aguardaban las
privaciones, hambre y torturas.
Todo
creyente ruso conoce “El Manifiesto Secreto”, impreso por los evangélicos cristianos
de Barnaul, en el cual se describe como la
hermana Hmra, de la aldea de Kulunga, recibió las noticias que su marido había
muerto en prisión. Cuando recibió el cuerpo de su marido, pudo notar las
huellas de las esposas en sus muñecas. Las manos, dedos y la planta de los pies
estaban horriblemente quemados. La parte baja del estomago tenia marcas de
cuchillos. El pie derecho estaba hinchado. En ambos pies había señales de
golpes. El cuerpo entero estaba cubierto de llagas, producidas por los horribles
golpes.
Cada
creyente que había venido a la demostración publica en Rostovon-Don
sabia que ese también podía ser su destino. A pesar de todo vinieron.
También
sabían que este mártir, quien había dado su vida a Dios, solo tres meses
después de su conversión, fue sepultado ante una gran multitud de creyentes que
portaban letreros con el siguiente texto:
“¡Para
mi, el vivir es Cristo y el morir es ganancia”!
“¡No
temáis a los que matan el cuerpo mas no pueden matar al alma!”
“Vi
debajo del altar las almas de los que habían muerto por la palabra de Dios”
El
ejemplo de ese mártir inspiro a los concurrentes en Rostovon-Don.
Una verdadera multitud se junto frente a una pequeña casita. Estaban por todas
partes, algunos en los terrados vecinos; otros, encaramados en los árboles como
Zaqueo en la antigüedad. Ochenta se convirtieron, en su mayoría jóvenes. De
estos veintitrés eran ex – komsomols (miembros
de la Organización de Juventudes Comunistas).
Los
creyentes cruzaron la ciudad, hasta las riberas del río Don, donde se
efectuaron los bautismos.
Los
automóviles de la policía llegaron hasta ese lugar, rodeando a los creyentes.
Sus intenciones eran detener a los hermanos responsables (ya que les era
imposible arrestar a los mil quinientos presentes).
Todos los
allí reunidos cayeron entonces de rodillas, rogando a Dios que defendiera a sus
hijos, permitiéndoles finalizar el servicio de ese día.
En
seguida, los hermanos se juntaron hombro con hombro y rodearon a los que
presidían, con la esperanza de impedir que la policía los detuviera. Como puede
comprenderse, la situación era muy tensa.
La
revista Uchitelskaia Gazeta, informa que la “Ilegal” organización bautista en Rostov-Don tiene una imprenta clandestina (en Rusia, el
termino “bautista” incluye a los Evangélicos y Pentecostales), donde se
imprimen folletos y volantes en los que se exhorta a la Juventud a mantenerse
firmes en la fe. Uno de esos folletos pedía a los padres cristianos que
hicieran algo que considero muy oportuno “lleven a sus hijos a los funerales
para que aprendan a temer lo transitorio.” También se les pedía que dieran a
sus hijos una educación cristiana, como antídoto al ateismo con que se envenena
a sus espíritus en las escuelas comunistas.
Termina
la revista preguntando: “¿Por qué son tan tímidos los profesores, en su
obligación de inmiscuirse en la vida de esas familias cuyos hijos son
idiotizados por la religión?
Esta
“Revista de los Profesores” también relata lo sucedido durante el juicio
seguido contra uno de los miembros de la iglesia, que bautizaron secretamente a
los convertidos. “Los jóvenes creyentes citados como testigos, se portaron en
forma prepotente y desafiante en la corte comunista. Su comportamiento fue
fanáticamente violento. Las jóvenes que asistían al juicio observaban llenas de
admiración a los acusados, a la par que mostraban su desprecio por el publico
ateo presente”.
Los
miembros de la Iglesia Subterránea han arriesgado prisión y golpes para exigir
mayor libertad religiosa frente al cuartel general del Partido Comunista en
Rusia.
Tenemos
en nuestro poder un documento secreto emanado del Comité “Ilegal” de las
Iglesias Evangélicas Bautistas de la Unión Soviética que contradice y rechaza
lo expresado en “Vida Soviética Hoy, (Nro. 6, 1963), por la “Unión Bautista”,
organismo controlado por los comunistas y dirigido por el traidor Karen, en el
cual se alaba la “humanidad” de los asesinos en masa de cristianos y se
desfigura y agranda la mal llamada “Libertad Religiosa” en ese país. Este
documento ha sido enviado de contrabando a occidente, por medio de canales
secretos.
En este
documento se da cuenta de otra heroica demostración pública, efectuada esta vez
en Moscú mismo.
Traduzco el Manifiesto:
Comunicado urgente
“Amados
hermanos y hermanas. Sea con ustedes las bendiciones y la paz de Dios nuestro
Señor Jesucristo.”
“Deseamos
informarles que quinientos delegados de las iglesias cristianas bautistas, que
viajaron a Moscú el 16 de mayo de 1966 con el objeto de intervenir ante los
organismos centrales del poder, se dirigieron a la Casa del Comité Central del
Partido Comunista de la Unión Soviética Socialista, pidiendo ser recibidos y
escuchados.”
“Entregamos
una petición que iba dirigida al Secretario General, Brezhnev.”
Se dice
que también en el Manifiesto, que estos quinientos representantes permanecieron
todo el día ante el edificio. Era la primera demostración anti-comunista
llevada a cabo en Moscú, y fue hecha por la delegación de la Iglesia
Subterránea. Al atardecer presentaron una segunda petición a Brezhnev en la cual se quejaban de que un cierto
“camarada” Stroganov rehusó transmitir la
petición a Brezhnev y los amenazo.
Los
quinientos delegados permanecieron en la calle toda la noche. A cada rato
pasaban automóviles, con el fin de salpicarlos de barro y lodo y para
insultarlos. A pesar de la lluvia y los insultos, permanecieron en su lugar
frente al edificio del partido comunista hasta el amanecer.
Al día
siguiente, los quinientos delegados fueron invitados a entrar al edificio, para
entrevistarse con algunas autoridades comunistas de menor jerarquía, pero,
“sabiendo que otros creyentes que habían sido invitados por las autoridades a
entrar en algún edificio, a menudo eran golpeados si no había testigos
presentes, la delegación rechazo de plano la invitación y continuaron
aguardando hasta ser recibidos por Brezhnev.”
Entonces
sucedió lo inevitable.
A las
13.45 llegaron veintiocho autobuses llenos de policías que iniciaron una brutal
represión contra los creyentes. “Formamos un circulo tomados de las manos, y
empezamos a cantar el himno: “los mejores días de nuestras vidas son los días
en los que podemos cargar la cruz.” Los hombres de la policía secreta empezaron
a golpear a viejos y jóvenes, sin piedad. Sacaban a los hombres de la fila y
los golpeaban en la cara y la cabeza y luego los tiraban en la calzada. A
algunos hermanos los arrastraron por los cabellos para meterlos en los
autobuses. Si alguno trataba de escaparse era golpeado hasta quedar sin
sentido. Después que los vehículos estuvieran repletos de cristianos, se
dirigieron a un lugar desconocido. Los cantos de nuestros hermanos y hermanas
se escuchaban desde los autobuses. Todo esto sucedió ante la vista de una
multitud de personas.”
Ahora
continúa algo más hermoso. Después que los quinientos fueron arrestados y
seguramente torturados, el hermano G.
Vins y otro dirigente, el hermano Hover (los
reales pastores del rebaño de Cristo), todavía tuvieron el valor de llegar
hasta el Comité Central del Partido Comunista – tal como después del arresto de
Juan el Bautista, Jesús empezó su predicación publica en el mismo lugar y con
las mismas palabras por las cuales Juan el Bautista fue arrestado:
“Arrepentíos, porque el reino de los cielos esta cerca” (Mateo 4.17)
Vins
y Hover solicitaron saber donde se encontraba la delegación
que había sido arrestada, y demandaron se les pusiera en libertad. Estos dos
valientes cristianos desaparecieron del mundo. Después supimos que habían sido
llevados a la cárcel Lefortovskia.
¿Estaban atemorizados estos cristianos de la Iglesia Subterránea? ¡No!, inmediatamente, y arriesgando su libertad, otros hermanos se pusieron en campaña para publicar este manifiesto que tenemos frente a nosotros, que cuenta la historia de lo que sucedió, expresando, que “porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en El, sino que también padezcáis por El” (Fil. 1:29). Exhortan a los hermanos “a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos” (1ª. Tes. 3:3) También citan Hebreos 12.2 piden a los creyentes “que pongan los ojos en Jesús, el autor y consumador de la (en lugar de le) fe, el cual, por el gozo puesto delante de El, sufrió la cruz menospreciando el oprobio.”
La
Iglesia Subterránea ha combatido abiertamente el envenenamiento ateo de la
juventud en Rostov, Moscú y en toda
Rusia. Están combatiendo contra el veneno comunista y contra los dirigentes
traidores de la Iglesia Oficial, de quienes dicen en uno de sus manifiestos
secretos: “En nuestros días Satanás dicta y la “iglesia” acepta todas las
decisiones que son contrarias a los mandamientos de Dios.” (Citado en Pravda Ukaini, 4 de octubre de 1966).
Pravda
Vostoka dio publicidad al juicio seguido contra los hermanos Alexei Neverov, Boris Garmashov y Axen Zubov, que organizaron grupos para escuchar el
Evangelio transmitido desde una emisora norteamericana. Captaban estos mensajes
en cintas magnetofónicas que luego circulaban entre los fieles. También fueron
acusados de organizar reuniones secretas de evangelización, bajo la forma de
“excursiones” y “círculos artísticos”. Así trabaja la Iglesia Subterránea, tal
como trabajaba la Iglesia Primitiva en las catacumbas de Roma.
Sovietskaia
Moldavia, 15 de septiembre de 1966, se queja también de que la Iglesia
Subterránea imprime folletos en mimeógrafo, para ser destruidos. Se congregan
en los lugares públicos – aunque la ley los prohíbe – y salen a dar testimonio
de Cristo.
Este
mismo diario dice que en un tren que iba de Reni a Chisinau,
tres jóvenes y cuatro niños cantaron un himno cristiano llamado “Dediquemos
nuestra Juventud a Cristo”. El reportero dijo estar asqueado de estos creyentes
que predican “en las calles, en las estaciones, en trenes, autobuses incluso en
edificios públicos.” Esto es otra demostración de cómo la Iglesia Subterránea
trabaja hoy en Rusia.
Cuando en
el juicio de estos cristianos se anuncio la sentencia por el crimen de cantar
himnos cristianos, ellos cayeron de rodillas, diciendo: “Nos entregamos en las
manos de Dios. Te agradecemos, Señor, que Tu nos hayas permitido sufrir por
esta fe.” Luego el público, guiado por el “fanático” hermano Madan, comenzó a cantar en la sala del Tribunal el
himno por el cual sus hermanos acababan de ser sentenciados a prisión y
torturas.
¡El primero
de mayo, los cristianos de Copceag y Zaharovka,
aldeas que carecen de iglesias, organizaron en forma secreta un servicio en el
bosque!
También
organizaron reuniones disimuladas como “fiestas de cumpleaños” (muchas familias
cristianas compuestas por cuatro o cinco miembros, celebran hasta treinta y
cinco cumpleaños por año para encubrir reuniones secretas).
Ni la
prisión ni la tortura pueden amedrentar a los miembros de la Iglesia
Subterránea. Tal como sucedió con los primeros cristianos, la persecución solo
aumento su dedicación.
Pravda Ukraini, del 4 e octubre de 1966, dijo del hermano Prokefiev – uno de los dirigentes de la Iglesia
Subterránea rusa – que ya ha cumplido tres sentencias de cárcel y que, apenas
recobra la libertad, comienza a organizar nuevas escuelas dominicales secretas.
Ahora ha sido arrestado de nuevo.
El
escribió en un manifiesto secreto: “Al someterse a las ordenanzas humanas (se
refiere a las leyes comunistas), la iglesia oficial ha perdido la bendición de
Dios.”
Cuando
escuchen hablar de un hermano condenado a pena de cárcel, no piensen que en las
prisiones rusas se vive igual que en las prisiones occidentales. Estar preso en
ellas significa hambre, torturas, y
lavado de cerebro.
Nauka
i Reeligía (Ciencia y Religión), No. 9, de 1966, advierte que
los cristianos imprimen literatura evangélica en el interior de las tapas de Ogoniok
– revista parecida a Look o Time. Además reparten libros en cuya
portada se puede ver Ana Karenina, novela de León Tolstoi, y dentro de ella hay
¡una porción de la Biblia!
También,
para sus himnos usan la melodía de “La internacional”, pero sus versos alaban
¡a Cristo! (Kasakstanskaia Pravda, 30 de junio
de 1966).
En una
carta secreta publicada en Kulumda (Liberia),
los cristianos dicen que los dirigentes oficiales de los “bautistas”, “han
destruido la iglesia y sus verdaderos servidores en el mundo, de la misma
manera que los sumos sacerdotes, escribas y fariseos entregaron a Jesús a
Pilatos.” Sin embargo, ¡La fiel Iglesia Subterránea sigue adelante!
¡La novia
de Cristo continúa sirviéndole! Los mismos comunistas admiten que tengo razón
cuando sostengo que la Iglesia Subterránea atrae comunistas a Cristo. ¡Pueden
ser ganados!
Bakinskii
Rabochi. (El obrero de Baku),
27 de abril de 1966, reprodujo una carta de Tania Ciugunova
(miembro de la Liga Juvenil Comunista) que fue ganado para Cristo. La carta fue
confiscada por las autoridades comunistas:
“Querida
tía Nadia, te envío las bendiciones de nuestro amado Señor. Tía Nadia, ¡Cuánto
me ama! No somos nada delante de el. Tía Nadia, creo que tu entiendes estas
palabras: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien
a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.”
La
confiscación de esta carta significó el arresto del hermano Meter Serebrennikov, quien fue el instrumento de la
conversión de Tania y otros jóvenes comunistas. El periódico comunista cita de
una de sus sermones: “Nosotros debemos creer en nuestro Salvador, como los
primeros cristianos lo hicieron. Para nosotros, la ley principal es la Biblia.
No reconocemos otra cosa. Debemos apurarnos para salvar a los hombres del
pecado, especialmente a la juventud.” Cuando se le informo que la ley soviética
prohíbe hablar de Cristo a la juventud, respondió: “Para nosotros solamente la
Biblia es la ley” - , respuesta muy normal donde una cruel dictadura atea
gobierna el país.
Luego, el
diario comunita describe un “cuadro salvaje”: “Los jóvenes y las niñas cantan
himnos espirituales. Reciben el bautismo ritual y cumplen con las peligrosas y
traidoras enseñanzas de amar a nuestros enemigos”
Bakinskii
Radochi dice que muchos jóvenes y señoritas que pasan por
miembros de la Liga de Jóvenes Comunistas, son en realidad, ¡cristianos!
Concluye el articulo con las siguientes palabras: “Que poco poder tendrá la
escuela comunista, que aburrida y falta de luz… si delante de las propias
narices de los indiferentes educadores, los pastores conquistan a sus
discípulos.”
Kazakstanskaia
Pravda, 30 de junio de 1966, se horrorizo al descubrir que el mejor alumno, que
tenía las más altas notas y calificaciones, ¡era un muchacho cristiano!
Kirgiskaia
Pravda, 17 de enero de 1966, cita un párrafo de un panfleto cristiano, dirigido
a las madres cristianas: “Unamos nuestros esfuerzos y oraciones para poder
dedicar a Dios la vida de nuestros hijos, desde la cuna misma. ¡Salvemos a
nuestros hijos de la influencia mundana!” Estos esfuerzos se han visto
coronados por el éxito. Los mismos diarios comunistas lo testifican. El
cristianismo avanza y progresa entre la juventud.
Un diario
de Cheliabinsk, Rusia, describe como una
señorita de la Liga de Jóvenes Comunistas, llamada Nina, se hizo cristiana al
asistir a una reunión secreta.
Sovietskaia
Justitia, Nro. 9, 1966, describe una reunión semejante: “Se reúnen a
medianoche. Escondidos, temerosos, desconfiando aun de sus propias sombras,
acudía la gente de todas partes. Los hermanos reunidos llegaron a una pieza
oscura, de techo bajo. Había tantos que no era posible arrodillarse. Debido a
la falta de aire se apago la llama de la antigua lámpara de gas. El sudor
corría por todos los rostros. Uno de los hermanos vigilaba en la calle, por si
llagaba la policía.” Sin embargo, Nina dijo que en una reunión igual, había
sido recibida con abrazos ternura y
atenciones. “Ellos tienen, como yo tengo ahora, una fe grande e iluminadora –
una fe en Dios – El nos protege. ¡No importa que los komsomols
que me conocen, pasen cerca de mí, en la calle, sin querer reconocerme! ¡No
importa que me desprecien y que me lancen a la cara, cual bofetada, el termino
“bautista”! ¡Que lo hagan, no los necesito!
Así
también, otros jóvenes comunistas, como ella, han tomado la decisión de servir
a Cristo hasta el fin.
Kazakstanskaia
Pravda, del 18 de agosto de 1967, describe el juicio de los hermanos Klassen, Brondar y Teleghin. No se nos dice cual fue la sentencia que se les dio, pero si cual había sido su
“crimen”. Habían enseñado a niños acerca de Cristo.
Sovietskaia
Kirghzia del 15 de junio de 1967, se queja de que los cristianos
“provocan la aplicación de medidas administrativas contra ellos.” Así las
inocentes autoridades comunistas, siendo continuamente provocadas por estos
obstinados cristianos a arrestarlos, acaban por hacerlo con otro grupo de
ellos. Su “crimen” fue tener una imprenta ilegal y seis aparatos para
encuadernar libros, con los cuales imprimían literatura cristiana.
Pravda,
del 21 de febrero de 1968 – informa que miles de mujeres y muchachas fueron
descubiertas usando cintas y cinturones sobre los cuales había impresos
versículos bíblicos y oraciones. Las autoridades investigaron y descubrieron
que la persona responsable de lanzar esta nueva moda (que yo recomendaría
también en el occidente) era nada menos que un miembro cristiano de la policía
comunista, el hermano Stasiuk de Liubertz. El
periódico luego anuncia su arresto.
Las
respuestas que dan los cristianos de la Iglesia Subterránea, cuando deben
prestar declaraciones en las cortes comunistas, son de clara inspiración
divina. Un juez pregunto: “¿Por que Ud. intentaba atraer gente a su secta, que
esta prohibida?” Una hermana cristiana respondió: "Nuestra meta es ganar
al mundo entero para Cristo”.
“Su
religión es anti – científica…”, increpo el juez, en otra prueba, a una
señorita acusada – una estudiante -, a lo que ella respondió: “¿Sabe Ud. mas
sobre ciencia que Einstein y Newton? Ellos eran creyentes. Nuestro universo
lleva el nombre de Einstein. En el colegio me han enseñado que se llama
universo Einsteniano. Einstein escribe: “Si pudiera purificar al judaísmo de
los profetas y enseñar el cristianismo como lo enseño Jesús, de lo que siguió
después, especialmente el clericalismo, tendríamos una religión que salvaría al
mundo de toda perversidad social. Es sagrado deber de todo hombre predicar esta
religión hasta lograr el triunfo.” Y recuerde Ud., por otra parte, a nuestro
gran filosofo Pavlov… ¿no dicen nuestros
propios libros que el era cristiano? Aun Marx, en el prefacio de su libro “El
capital”, dijo: “El cristianismo, especialmente, el protestantismo, es la
religión ideal para reformar los caracteres que han sido destruidos por el
pecado”. Mi carácter fue destruido por el pecado. Marx me enseño a convertirme
en cristiana, para recobrarlo. ¿Cómo pueden ustedes, los marxistas, juzgarme
por esto?
Es fácil
comprender por que el Juez no supo que contestar.
A esta
misma acusación de tener una religión anti – científica, otro cristiano
contesto a sus jueces: “Estoy seguro que usted no es tan gran científico que
pueda compararse a Simpson, descubridor del cloroformo y muchas otras
medicinas. El, cuando se le pregunto cual era su mayor descubrimiento,
contesto: “No el cloroformo. Mi mayor descubrimiento fue reconocer que soy
pecador y que podía ser salvo por la gracia de Dios.”
La vida,
el sacrificio personal y la sangre que están dispuestos a derramar por su fe es
el mejor argumento que puede presentar la Iglesia Subterránea para defender su
fe. Forma lo que el renombrado misionero en África, Alberto Schweizer, llamo “la sagrada cofradía de los que
llevan el estigma del dolor.” Cofradía a la pertenencia a Jesús, Varón de
dolores. La Iglesia Subterránea esta unida a su Salvador por un lazo de amor, y
ese mismo lazo une a los miembros de la iglesia. No hay fuerza en el mundo que
pueda derrotarlos.
En una
carta, que fue enviada de contrabando, la Iglesia Subterránea sostiene: “No oramos para poder ser mejores
cristianos, sino para ser la única clase de cristianos validos ante Dios;
cristianos igual a Cristo, esto es, cristianos capaces de cargar la cruz, por
la gloria de Dios.”
Con la
sapiencia de las serpientes, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, los
cristianos se niegan a dar los nombres de sus dirigentes, cuando se les
interroga al respecto.
Pravada
Vostoka (la Verdad del Este), 15 de enero de 1966, nos cuenta
como la acusada Maria Sevciuk, al serle
preguntado quien la había convertido, contesto: “Dios me atrajo hacia su
congregación.” A otra pregunta, “¿Quién es su dirigente?”, contesto: “No
tenemos ningún dirigente humano.”
Se le
pregunto a un grupo de niños. “¿Quién les enseño a que renuncien a los Pioneros
y se sacaran la corbata roja?” Respondieron: “Lo hemos hecho por nuestra propia
voluntad; nadie nos ha enseñado.”
Aunque en
algunos lugares es posible ver la “Cima” del témpano, en otros lugares, los
cristianos practican el auto bautismo, para evitar el encarcelamiento de sus
dirigentes. En algunas partes se bautiza en los rios. Tanto el bautizado como
el bautizador llevan mascaras en sus rostros, para evitar ser fotografiados.
Uchitelskaia
Gazeta, del 30 de enero de 1964, describe una conferencia
atea, en la aldea de Veronin, del distrito Volnecino-Korkii. Tan pronto termino de hablar el
conferencista, “los creyentes rebatieron sus enseñanzas, con palabras y
preguntas capciosas”, a las que el hombre no supo responder. Les preguntaron:
“¿De donde sacan, ustedes los comunistas, los principios morales de que tanto
hacen alarde – pero que no practican, tales como “no robar y no matar”? A
renglón seguido le demostraron que tales enseñanzas se encuentran en la Biblia,
tan despreciada por los comunistas. El conferencista se turbo, y la reunión
termino con una clara victoria para los cristianos.
Los
cristianos de la Iglesia Subterránea hoy sufren más que nunca. En la Rusia de
hoy se persigue a todas las religiones. Para los cristianos es muy doloroso
saber de las opresiones a que se someten en los países comunistas a los judíos.
No obstante, el objetivo principal del ataque es la Iglesia Subterránea. La prensa
Soviética habla de una ola de arrestos en masa, con los consiguientes juicios y
sentencias condenatorias. En cierto lugar, ochenta y dos cristianos fueron
internados en un manicomio. Veinticuatro de ellos murieron a los pocos días,
por “exceso de oraciones” ¿Desde cuando las oraciones matan? Pueden Uds.
imaginarse los padecimientos que debieron soportar?
El peor
sufrimiento al que se les somete es que si se les sorprende enseñando a sus
hijos sobre Cristo, estos le son quitados para toda la vida, y no tienen,
siquiera, el derecho de visitarlos.
La Unión
Soviética firmo la Declaración de las Naciones Unidas contra “la discriminación
en materia de educación”, que estipula: “los padres deben tener el derecho de
asegurar la educación moral y religiosa de sus hijos de acuerdo a sus propias
convicciones.” El traidor Karen, dirigente de la Unión Bautista Oficial en la
Unión Soviética, hablando de lo antedicho, aseguro que en Rusia esto es una
realidad… ¡y los ingenuos lo creen! – Ahora, escuchen lo que dice la Prensa
Soviética.
Sowjetskaia
Russia, del 4 de junio de 1963, relata el caso de la
bautista Markrinkowa, a quien le quitaron sus
seis hijos porque les enseño la fe cristiana y les prohibió usar la corbata
roja de los Pioneros.
Cuando
escucho la sentencia, dijo solamente: “Sufro por la fe.”
Es su
obligación pagar por el mantenimiento de los niños que le fueron quitados.
Ahora son paulatinamente envenenados con la doctrina atea. ¡Madres cristianas,
imaginen su agonía!
Uchitelskaia
Gazeta nos cuenta que lo mismo le sucedió a Ignatti
Mullin y a su esposa. El juez le ordeno que abandonara su fe. Les dijo:
“Escojan entre Dios y su hija. ¿Escogen a Dios?” El padre respondió: “No
renunciare a mi fe.”
Pablo
dice: “Todas las cosas obran para bien…” He visto a niños que fueron criados
como cristianos, arrebatados a sus padres y colocados en escuelas comunistas.
¡En vez de convertirse en ateos, esos niños enseñaban su fe a los demás! La
Biblia dice que, quien ama a sus hijos más que a El, no es digno de El. Estas
palabras tienen gran significado detrás de la Cortina de Hierro.
Traten de
estar una semana sin ver a sus hijos, y entonces conocerán los sufrimientos de
nuestros hermanos en Rusia.
Seria
injusto hablar solamente de la Iglesia Subterránea Protéstate. Los cristianos
ortodoxos en la Rusia de hoy están totalmente cambiados. Millones de ellos han
estado en la cárcel. Allí no tenían rosarios, crucifijos, imágenes, incienso ni
velas. Los laicos no contaban, ni siquiera con un sacerdote ordenado. Los
sacerdotes no tenían sotanas, pan de trigo ni vino de consagrar. No poseían
santos, oleos, ni libros de oraciones preparadas para leer. Por todo esto,
descubrieron como prescindir de esos objetos dirigiéndose directamente a Dios
por medio de la oración. Empezaron a orar y Dios les envío su Espíritu Santo.
Un autentico despertar espiritual, muy parecido al cristianismo fundamental,
esta invadiendo a los ortodoxos en Rusia.
Sucede
así en Rusia, al igual que en los países satélites. Hay una Iglesia Subterránea
Ortodoxa, que en realidad es evangélica, fundamental y que esta muy cerca de
Dios manteniendo solamente por la fuerza de la costumbre un poco del ritual
ortodoxo. Esta Iglesia Ortodoxa Subterránea también ha dado grandes martires.
¿Quién podría decir donde se encuentra ahora el anciano arzobispo Yermogen, de Kalgua?,
El osó protestar contra la pérfida colaboración entre el Patriarcado y el
gobierno comunista ateo.
¡Cincuenta
años de gobierno comunista! Y la prensa rusa esta llena de comentarios sobre la
Iglesia Subterránea y de sus triunfos. Pasa a través de indecibles injusticias,
no obstante, permanece fiel… ¡y crece!
Nosotros
los rumanos hemos sembrado la semilla con nuestro trabajo subterráneo dentro
del ejército ruso. Así también lo han hecho otros dentro de la misma Rusia y en
países invadidos por ellos. ¡La semilla ha dado fruto!
¡El mundo
comunista puede ser ganado para Cristo! Los comunistas pueden convertirse en
cristianos. También pueden convertir y liberar a los que son oprimidos por
ellos, si nosotros vamos en su ayuda.
La prueba
de que estoy en lo cierto es el auge que ha tomado la Iglesia Subterránea
dentro de la Unión Soviética, en China y en casi todos los países comunistas.
Para
mostrar a ustedes el noble comportamiento de nuestros hermanos cristianos bajo
circunstancias terribles, cito a continuación algunas cartas enviadas desde
Rusia. Las últimas nos llegaron desde prisiones de aquel país.
Las
primeras tres cartas son de Maria, la joven cristiana que llevo a Varia a
Cristo.
Primera
Carta:
“…sigo viviendo aquí.” Todos me quieren mucho. También soy amiga de un miembro de la célula local del Komsomol (Liga Juvenil Comunista). Ella me dijo: “No comprendo la clase de persona que eres. Aquí muchos te insultan y te dañan, pero todavía, tu los amas.” Le conteste que Dios nos ha enseñado a amar a todos; no solo a los amigos, sino también a los enemigos. Tiempo atrás, esta joven me hizo mucho daño, pero ore por ella de manera especial. Cuando me pregunto si acaso también la amaba a ella, la abrace y las dos nos pusimos a llorar. Ahora oramos juntas.
“Por
favor, ora por ella. Su nombre es Varia”.
Cuando
escuchas a aquellos que ruidosamente niegan a Dios, parece que realmente lo
creen. No obstante la vida muestra que muchos de ellos, aunque blasfeman con
sus labios, en sus corazones sienten una angustia tan grande que puedes oír los
lamentos de sus corazones… Esos hombres buscan algo, y desean cubrir su vacío
interior con su impiedad.
Tú
hermana en Cristo, Maria.
Segunda
Carta:
“En mi
carta anterior te escribí acerca de Varia, la joven atea. Ahora me apresuro a
contarte a ti y a mis amados, de nuestra gran alegría: Varia recibió a Jesús
como su salvador personal, testificando públicamente ante todos.”
“Cuando
creyó en Cristo y supo de la dicha de la salvación, ella al mismo tiempo sintió
gran pena. Le dolía haber propagado que no había Dios. Ahora esta dedicada a
expiar su culpa.”
“Cuando fuimos
junto con Varia a la reunión atea, aunque le advertí del peligro de la
indiscreción, fue inútil. Varia insistió en ir y yo la acompañe, para tratar de
evitar un incidente. Después que se canto el himno comunista (ella no participo
del canto), avanzo hasta colocarse delante de la asamblea. Con mucho valor y
sentimiento testifico ante todos los allí reunidos, declarando que Cristo era
su Salvador, y al mismo tiempo pidió perdón a sus camaradas por haber tenido
cerrados sus ojos espirituales hasta ese momento, y no ver que ella misma iba a
la perdición y estaba conduciendo a otros a ese mismo destino. Les pidió que
renunciaran a sus vidas pecadoras y que acudieran a Cristo.”
“Todos
permanecieron en silencio y nadie se atrevió a interrumpirla. Al terminar de
hablar, canto, con su maravillosa voz, el himno cristiano: “No me avergüenzo de
proclamar al Cristo que murió por defender Sus mandamientos y el poder de Su
cruz”.
“Después
que termino el himno… fue arrestada.
“Hoy
estamos a 9 de mayo, no sabemos nada de ella, pero si estamos seguros que Dios
puede salvarla. ¡Oremos!
“Tu
Maria”
Tercera
Carta
“Ayer, 2
de agosto, pude conversar en la prisión, con nuestra querida Varia. Mi corazón
sangra cuando pienso en ella. Es que es tan joven. Tiene solamente diecinueve
años. Así también, como creyente en el Señor, es solo un bebe espiritual. Pero
ama al Señor de todo corazón y ha seguido el camino más difícil. La pobre niña
esta hambrienta. Cuando supimos que estaba en la cárcel, comenzamos a enviarle
paquetes, pero solo recibía un poco de lo que le enviábamos.”
“Cuando
la vi ayer, estaba delgada, pálida y arruinada. Solo los ojos le brillaban con
la paz de Dios y con una alegría extraterrenal.”
“Si, mis amados, aquellos que no han tenido la experiencia de la maravillosa paz de Cristo, no pueden entenderlo… pero, cuan felices son los que tiene esta paz. Para nosotros que estamos en Cristo, no debiera haber ni sufrimiento ni frustraciones que nos detuvieran.”
“A través
de las rejas le pregunte: ¿Varia, no estas arrepentida de lo que hiciste? No,
contesto. Y si me libertaran, volvería a ese lugar para hablarles del gran amor
de Cristo. Estoy muy gozosa de haber sido elegida por el Señor, para sufrir en
su Nombre.”
“Les
ruego con todo fervor, oren por ella, en forma muy especial. Probablemente la
enviaran a Liberia. Le han quitado sus ropas y demás pertenencias. Se ha
quedado sin nada excepto lo puesto. No tiene familiares, y debemos
proporcionarle las cosas más esenciales. Puse aparte la última remera que me
mandaron. Si fuese deportada, se la entregare. Creo que Dios le concederá
fuerza y valor para soportar las penalidades futuras. ¡Que Dios la guarde!”
“Tu
Maria”
Cuarta
Carta
“Querida
Maria: Por fin puedo escribirte. Llegamos sin novedad a… Nuestro campamento
queda a 10 millas de la ciudad. No puedo describir nuestra vida aquí, en fin,
tu la conoces; solamente quiero contarte algo de mi misma. Le doy gracias a
Dios por darme salud y por poder trabajar. Yo y la hermana “X” fuimos
designadas para trabajar en el taller. Trabajamos con las maquinas. El trabajo
es difícil y la salud de la hermana “X” es mala. Yo debo hacer el trabajo de
las dos. Termino el mío y luego le ayudo. Trabajamos de doce a trece horas
diarias. Nuestro alimento, al igual que el tuyo, es muy escaso. Pero no es
sobre esto lo que deseo escribirte.”
“Mi
corazón alaba y da gracias al Señor, porque por intermedio tuyo me mostró el
camino de salvación. Ahora estando en este camino, mi vida tiene un objetivo;
se a donde voy por quien sufro. Siento deseos de testificar a todo el mundo
sobre la alegría de la salvación que tengo en mi corazón. ¿Qué nos separara del
amor de Cristo? ¡Nadie ni nada! Ni la cárcel, ni el sufrimiento. Los
sufrimientos que Dios nos envía, solo nos fortalecen más y más en nuestra fe en
El. Mi corazón esta tan rebozante de la gracia de Dios! En el trabajo me
insultan y castigan, dándome trabajo extra, porque no puedo callar lo que el
Señor ha hecho por mí. Me ha convertido en un nuevo ser; en una nueva criatura,
a mí, que estaba en el camino de la perdición. ¿Puedo callar después de esto?
¡No, nunca! Mientras mis labios puedan formular palabras, testificare por El a
todos y contare a todos su amor por mi.”
“Camino
al campamento nos encontramos con muchos hermanos y hermanas en Cristo. Que
extraño es, pero parece que el Espíritu Santo nos avisa cuando estamos delante
de los hijos de Dios, apenas los vemos. No es necesario hablar, desde el primer
momento nos conocemos.”
“Cuando
nos conducían a este lugar, una mujer, en una estación, nos dio comida y nos
dijo dos palabras: “Dios vive””.
“La
primera noche que llegamos aquí (era muy tarde), nos llevaron a unos galpones
bajo tierra. Saludamos a los que allí se encontraban, con las palabras: “La paz
sea con vosotros”. Con mucha alegría de nuestra parte escuchamos salir de todos
los rincones la respuesta: “les recibimos en paz”… Desde ese instante,
sentíamos que estábamos en familia.”
“Si. Así
era en realidad. Aquí hay muchas personas que tienen a Cristo en sus corazones,
como su Salvador personal. Más de la mitad de los presos son creyentes. Entre
nosotros hay muy buenos cantantes y predicadores del Evangelio. En la noche,
cuando nos reuniones después de la jornada de dura labor, que hermosos resulta
poder orar juntos, a los pies de nuestro Salvador. En Cristo hay libertad en
todo lugar. He aprendido aquí muchos hermosos himnos espirituales, y todos los
días Dios me da más y más de Su Palabra. A los 19 años, por primera vez en mi
vida, celebre el nacimiento de Jesús. ¡Jamás olvidare esa hermosa fiesta!
Tuvimos que trabajar todo el día. No obstante, algunos de nuestros hermanos
lograron llegar hasta el río. Rompieron el hielo y prepararon el lugar donde
durante la noche – de acuerdo a la Palabra de Dios – siete hermanos y yo fuimos
bautizados. ¡Oh, que feliz soy y como me gustaría que tu, Maria, estuvieras
conmigo, para que asi te pudiera dar amor, donde antes te daba odio, y así
expiar en parte el daño que te hice! Pero Dios nos ha colocado a cada una en un
lugar especial y debemos estar firmes donde Dios nos puso. Te ruego que saludes
a toda la familia de Dios. Dios recompensara tu trabajo entre ellos, como me ha
recompensado a mí también. Lee Hebreos 12.1-3”.
“Todos
nuestros hermanos te saludan y se regocijan de que tu fe en Dios sea tan
inquebrantable y que dentro de tus sufrimientos tengas alabanzas para El. Si
escribes a otros hermanos, dales nuestros saludos”
“Tuya,
Varia”
Quinta
carta
“Querida
Maria: Por fin encontré la oportunidad para escribirte unas pocas líneas. Te
puedo contar, querida, que con la gracia de Dios, la hermana “X” y yo gozamos
de buena salud y estamos bien. Ahora estamos en… Nos mandan a… donde
permaneceremos.”
“Agradezco
tu maternal preocupación por mi. Recibimos todo lo que nos enviaste. Te
agradezco aun más el más valioso de tus regalos: La Biblia. Gracias a todos y
cuando les escribas, te ruego les des las gracias por todo lo que han hecho por
mi y les transmitas mis saludos.”
“Desde
que el Señor me revelo el misterio de Su sagrado amor, me considero la persona
mas feliz del mundo. Las persecuciones de que soy objeto las considero como una
gracia especial.”
“Estoy
feliz porque desde los primeros días de mi conversión el Señor me encontró
digna de sufrir por El. Oren por mi, para que así puede permanecer fiel al
Señor hasta el fin.”
“Que el
Señor los proteja y les de fuerzas para la sagrada batalla”
“La
hermana “X” y yo los besamos a todos.
Cuando estemos en… tal vez tengamos oportunidad de escribirles de nuevo. No se
preocupen por nosotros. Estamos felices y jubilosas porque nuestra recompensa
en el cielo es grande. Mateo 5.11-12.”
“Tu
Varia”
Esta es
la ultima carta de Varia, la jovencita comunista que encontró a Cristo;
testifico por El y fue condenada a trabajos forzados. No se supo más de ella,
pero su gran amor y testimonio por Cristo, nos muestra la belleza espiritual de
la leal y sufrida Iglesia Subterránea dentro de ese tercio del mundo que se
encuentra bajo la dictadura comunista. Volver atrás
COMO LOS CRISTIANOS DE OCCIDENTE PUEDEN AYUDAR
He sido
llamado “la voz de la Iglesia Subterránea”. No me siento merecedor de ser
llamado la voz de tan honorable parte del cuerpo de Cristo. Sin embargo, en
tierras comunistas fui dirigente de una parte de la Iglesia Subterránea. Por un
milagro pude soportar y sobrevivir a catorce años de prisión y torturas,
incluyendo dos años en una celda especial para los que se considera que están
moribundos. Por otro milagro aun más grande, Dios inexplicablemente me saco de
la prisión y me hizo llegar al Occidente para hablar a los de la Iglesia Libre.
Hablo en
nombre de mis hermanos, que yacen en innumerables e ignoradas tumbas. Hablo
también por mis hermanos, que se reúnen en forma secreta en bosques, sótanos,
desvanes y otros lugares semejantes.
La
Iglesia Subterránea de Rumania acordó sacarme del país y enviar conmigo un
mensaje a los cristianos libres del mundo. Por un milagro logre salir y pude
llegar hasta aquí, para cumplir el encargo que me encomendaron los que
permanecen allí trabajando, sufriendo, arriesgando sus vidas y muriendo en
tierras comunistas.
El
mensaje que traigo de la Iglesia Subterránea es:
“¡No nos
abandonen!”
“¡No nos
olviden!”
“¡No nos
borren de sus mentes!”
“Dennos
las herramientas que necesitamos. Estamos dispuestos a pagar el precio que
significa usarlas.”
Hablo en
nombre de la Iglesia silenciosa, la Iglesia Subterránea, la Iglesia “muda”, que
no tiene voz para gritar.
Escuchen
las voces de sus hermanos y hermanas en tierras comunistas. Ellos no piden nada
para huir, o para gozar de seguridad o una vida más fácil. Piden solamente los
medios para contrarrestar el progresivo envenenamiento de la juventud – la
próxima generación – con el ateismo. Piden Biblias para poder sembrar con ellas
la Palabra de Dios. ¿Cómo pueden sembrarla si no las tienen?
La
Iglesia Subterránea se parece a un cirujano que iba en un tren. El tren choco
con otro y cientos de personas quedaron tendidas en el suelo, heridas y
agonizantes. El cirujano se paseaba entre los moribundos diciendo: “¡Si solo
tuviera mis instrumentos!” … “¡Si solo tuviera mis instrumentos!” Por supuesto
que con sus instrumentos quirúrgicos podría haber salvado muchas vidas. Tenia
deseos… pero no tenia con que intervenir. Esto mismo es lo que sucede a la
Iglesia Subterránea. Esta tan dispuesta
a darlo todo. ¡Esta tan dispuesta a
dar martires! ¡Esta pronta a
arriesgar muchos, muchos años en prisiones comunistas! Sin embargo toda su buena voluntad no sirve de nada, si no
tiene los medios para llevar a cabo su labor. El ruego de la fiel y valiente
Iglesia Subterránea, a ustedes que son libres, es: “¡Dennos los medios - nuevos
testamentos, Biblias, Literatura y ayuda – y nosotros haremos el resto!”
Todo
cristiano libre nos puede prestar ayuda inmediata, en las siguientes formas:
Los ateos
son personas que no reconocen los orígenes invisibles de sus vidas. No sienten
el misterio de la vida ni del universo. La mejor forma en que los cristianos
pueden ayudar es guiarse ellos mismos no por vista sino por fe, y llevando una
vida de comunión con el Dios invisible.
Nos
pueden ayudar viviendo una vida cristiana consistente, una vida de sacrificios.
Nos pueden ayudar protestando públicamente cada vez que se persigue a los
cristianos.
Los
cristianos occidentales nos pueden ayudar pidiendo por la salvación de los
comunistas. Orar por esto les puede parecer ingenuo. Nosotros orábamos por
ellos y al día siguiente nos torturaban peor que antes de orar. También la
oración del Señor en Jerusalén fue ingenua, pues lo crucificaron después de la
oración, pero pasados algunos días se golpeaban el pecho, y más de cinco mil se
convirtieron en un día. Para los otros, tampoco se perdió la oración. Cualquier
oración que no es aceptada por aquel por quien se intercede, vuelve a ti,
envuelta en bendiciones y se convierte en maldición para el que no la acepto.
Cumpliendo la palabra de Cristo, yo y muchos otros cristianos orábamos
continuamente por Hitler y sus hombres, Ahora estoy seguro que nuestras
oraciones ayudaron a derrotarlo, tanto como las balas de los soldados aliados.
Debemos
amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos. Los comunistas son nuestros
semejantes tanto como son los demás.
Los
comunistas son el resultado de nuestro incumplimiento de la palabra de Cristo,
que dijo: “He venido para dar vida, y vida en abundancia” Todavía los
cristianos no han dado vida abundante a todos. Han dejado de lado a muchos que
no han obtenido lo mejor de esta vida. Estos se han rebelado y constituyen el
partido comunista. Ellos a menudo son victimas de las injusticias sociales.
Ahora están amargados y son crueles. Tenemos que combatirlos. Pero los
cristianos, aunque luchen contra un enemigo, lo comprenden y lo aman.
Somos
culpables por el hecho que algunos sean comunistas. Somos culpables de
negligencia en nuestra labor. Debemos expiarla amándolos (esto es algo
completamente distinto a tener simpatía por ellos) y orar por ellos.
No soy
tan ingenuo como para creer que solo el amor puede solucionar el problema de
los comunistas. No recomendaría a las autoridades de un Estado que, para
solucionar el problema del gangsterismo usaran solo amor. Tiene que haber una
fuerza political, jueces y prisiones para los pandilleros; y no solamente para
los pastores. Si los gangster no se arrepienten, deben ir a prisión. Jamás
usaría el termino “amor cristianos para contrarrestar la lucha política,
económica o cultural contra el comunismo, sabiendo que no son mas que bandidos
en una escala internacional. Los gángsteres cometen delitos, robando carteras;
los comunistas roban países enteros. Sin embargo, el pastor y el cristiano
individual tiene que hacer todo lo posible por convertir al comunista,
cualquiera que sea su crimen, como también a sus inocentes victimas. Tienen que
orar por ellos con comprensión.
En
segundo lugar, los cristianos libres nos pueden ayudar enviando Biblias y
porciones de ellas. Existen medios para poder introducirlas en los países
comunistas. Desde mi salida ya he mandado muchas que han llegado sin problemas.
Ciertamente hay maneras de enviarlas
si ustedes, los cristianos libres, las proveen para los hermanos de la Iglesia
Subterránea. Cuando todavía estaba en Rumania, personalmente recibí muchas
Biblias enviadas por ciertos medios. No faltan medios para mandarlas siempre
que ustedes nos proporcionen con que proveerlas.
Se
necesitan con mucha urgencia. Miles de cristianos no han visto Biblias ni Evangelios
en los últimos veinte a cincuenta años, ya sea en Rusia o en sus países
satélites.
Dos
aldeanos muy sucios llegaron un día a mi casa. Habían venido de su aldea con el
fin de trabajar en las calles, limpiándolas de nieve. Pensaban trabajar durante
todo el inverno, porque querían juntar el dinero necesario para comprar una
Biblia vieja y raída, a fin de poder llevársela hasta su aldea. Como acababa de
recibir Biblias desde los EE.UU., pude darles una nueva. No podían creer lo que
sus ojos veían. Trataron de pagarme con el dinero que habían ganado. No acepte.
Regresaron a sus pueblos llevándose la Biblia. Algunos días después recibí una
carta de sincera y rebosante alegría, agradeciéndome por las Escrituras.
¡Estaba firmada por treinta aldeanos! Habían cortado la Biblia cuidadosamente
en treinta partes, que se intercambiaban entre ellos.
Es
patético escuchar a un ruso, cuando pide aunque sea una sola pagina de la
Biblia. Con ella alimenta su alma. Se sienten felices si pueden cambiar una
vaca o una cabra por una Biblia. Un hombre que conocí, cambio su anillo nupcial
por un raído Nuevo Testamento.
Nuestros
niños jamás han visto una tarjeta de Navidad. Si tuvieran una, todos los niños
de la aldea se juntarían y algún anciano podría explicarles algo del Niño Jesús
y la Virgen Maria y de allí seguiría con la historia de Cristo y la salvación.
Todo esto… ¡saldría de una tarjeta de Navidad! Podemos enviarles Biblias,
Nuevos Testamentos, literatura. Esta es una de las maneras en que ustedes pueden hacer algo.
En tercer
lugar, tenemos que imprimir y enviar literatura especial para neutralizar el
veneno ateo que se le da a la juventud, desde el kindergarten (o jardín de
infantes) hasta la universidad, los comunistas prepararon “La Guía del Ateo”,
que es la “Biblia” de los ateos. Se usan versiones elementales para los más
pequeños, y a medida que estos avanzan, se emplean versiones mas adelantadas de
esta misma Guía. Esta “Biblia” diabólica acompaña al joven a través de sus años
de estudio, envenenando su alma con el ateismo. El mundo cristiano jamás ha
impreso un libro para contrarrestar “La Guía del Ateo”. Podemos y tenemos que
imprimir uno, con la respuesta cristiana a tales enseñanzas ateas. Debemos
hacerlo de inmediato, pues la Iglesia Subterránea no tiene material que
entregar a la juventud que ha estudiado este libro venenoso. La Iglesia
Subterránea tiene las manos atadas mientras no tenga literatura especial y en
los idiomas de los países dominados por el comunismo.
Nuestra
juventud envenenada tiene que tener una respuesta - ¡La respuesta es Dios! – la
respuesta cristiana – nuestra respuesta! – Esta es otra cosa en la cual pueden
ayudarnos, colaborando a proveer esta literatura como la respuesta a “La Guía
del Ateo” – literatura ilustrada juvenil y Biblias para niños.
La cuarta
cosa que tenemos que hacer es “unir las manos” con los miembros de la Iglesia
Subterránea y darles los medios financieros para viajar y trasladarse con el
Evangelio, evangelizando en forma personal. En este momento muchos están “inmovilizados”
en sus casas por falta de fondos necesarios para pasajes en tren, en autobuses
y para gastos de alimentación mientras viajan. De esta manera están
imposibilitados de llegar aun a las aldeas a unos treinta o cuarenta kilómetros
de distancia, de donde los llaman para que asistan a las reuniones secretas.
Dándoles algunos dólares al mes (10 a 20), podemos “desencadenarlos” para que
puedan responder a quienes los reclaman desde ciudades y aldeas distantes a fin
de que les lleven la Palabra de Dios.
Los
antiguos pastores que han estado en la prisión por su fe, tiene un ardiente
mensaje evangélico, tienen un gran amor por las almas perdidas, pero no tienen
los medios para llevar el mensaje a ciudades y aldeas. Unos pocos dólares al
mes les proporcionarían los medios.
Los
laicos cristianos deben también ser ayudados. Siendo cristianos, apenas ganan
lo suficiente para poder subsistir, y no les queda ni un centavo para viajar de
aldea en aldea y de pueblo en pueblo llevando el Evangelio. Este es el “milagro”
que unos pocos dólares al mes harían por ellos.
Los
pastores de la Iglesia Oficial, que también trabajan en secreto con gran
riesgo, igualmente necesitan de fondos que se les deben proporcionar
secretamente para estos propósitos. El “salario” que reciben del gobierno
comunista es bajísimo. La buena voluntad de estos pastores que arriesgan su
libertad al desobedecer las órdenes del gobierno comunista, predicando el
evangelio a los niños, jóvenes y adultos, en reuniones secretas, no es
suficiente. Deben tener los medios para poder proseguir su fructífera labor
secreta.
Con 10 a
20 dólares mensuales ese miembro de la Iglesia Subterránea puede predicar el
Evangelio en un sector más amplio y efectivo. Esta es otra de las maneras en
que ustedes pueden ayudar.
También
debemos transmitir el Evangelio por radio a los países comunistas. Por medio de
estaciones en el mundo libre podemos alimentar espiritualmente a la Iglesia
Subterránea que tanto necesita el Pan de Vida. Como el gobierno comunista
transmite sus propagandas por onda corta, millones de rusos y los de otros
pueblos esclavizados tienen radios que recibirían nuestras transmisiones. Las
puertas están abiertas para que esta clase de transmisión llegue a los
oprimidos. Debemos aprovecharla y propagarla. A toda costa la Iglesia
Subterránea debe recibir el alimento espiritual que estas transmisiones les
pueden proporcionar. Esta es otra manera de ayudar a las Iglesias Subterráneas
en los países comunistas.
Debemos
prestar ayuda a las familias de los martires cristianos. Cientos de miles están
sufriendo en forma indescriptible y trágica. Cuando se arresta a un miembro de
la Iglesia Subterránea, su familia comienza a vivir un terrible drama. El
gobierno considera ilegal el prestarle ayuda. Esto lo hacen los comunistas con
premeditación, para agudizar los sufrimientos de la esposa e hijos, que quedan
abandonados. Cuando se encarcela a un cristiano, las más de las veces esto
significa tortura y muerte, aunque el sufrimiento apenas empieza. Su familia
vive en continuo sufrimiento. Puedo decir con seguridad y entera franqueza que
si las congregaciones de las iglesias cristianas en el mundo libre no nos
hubieran ayudado a mi familia y a mi, nunca habríamos podido sobrevivir. Yo no
habría podido llegar hasta ustedes para escribir estas palabras.
En estos
momentos una nueva ola de terror y arrestos en masa, de cristianos, se ha
desencadenado en Rusia y otros países satélites. Cada día aparecen nuevos
martires. Aunque van a su tumba, y de allí a recibir su recompensa, sus
familias viven en horribles y trágicas condiciones. Podemos y tenemos que
ayudarlas. Por supuesto, también debemos ayudar a los hambrientos (en lugar de
habrientos) habitantes de India y de África. Sin embargo, ¿Quiénes son más
merecedores de la ayuda cristiana que las familias de los martires que han dado
su vida por Cristo, o que han sido torturados en las prisiones comunistas por
defender su fe?
Desde mi
liberación, La Mision Cristiana Europea ha mandado ya mucha ayuda a las
familias de los martires cristianos. Pero lo que se ha hecho hasta ahora es
poco, comparado con lo que podríamos hacer con la ayuda de ustedes, la de sus
familias y la de sus amigos.
Como un
miembro de la Iglesia Subterránea que ha sobrevivido y escapado, he traído para
ustedes este mensaje, un ruego, una petición de los hermanos que han quedado
allá.
Me han
mandado aquí con un mensaje para ustedes. Por un milagro logre sobrevivir para
entregarlo.
Les he
contado la urgencia que existe de traer a Cristo a muchos comunistas. También
les he contado lo urgente que es enviar ayuda a las familias de los martires
cristianos. Les he mostrado la forma práctica en que ustedes pueden ayudar a la
Iglesia Subterránea en su Mision de propagar el Evangelio.
Cuando me
golpearon en las plantas de los pies, mi lengua lloraba. ¿Por qué lloraba mi
lengua? No había recibido los golpes. Lloraba porque la lengua y pies son
partes del mismo cuerpo, y ustedes, cristianos libres, forman parte de ese
cuerpo de Cristo, que es flagelado en las prisiones comunistas, y que esta
dando ahora tantos martires a Cristo.
¿No
pueden sentir ustedes nuestro dolor?
¡Nuevamente
ha resucitado la Iglesia Primitiva en toda su belleza, sacrificio y dedicación
en todos los países comunistas!
Mientras
nuestro Señor agonizaba en su oración en el jardín de Getsemani, Pedro,
Santiago y Juan estaban a poca distancia del lugar donde se gestaba el más
grande drama de la historia, pero estaban profundamente dormidos.
¿Qué
parte le toca a usted en la ayuda a esta iglesia Mártir?
Pregunte
a su pastor y a su iglesia si acaso esta haciendo algo para ayudar a sus
hermanos y hermanas tras la Cortina de Hierro.
Tras las
murallas de la Cortina de Hierro esta aconteciendo de nuevo el drama, coraje, y
martirio de la Iglesia Primitiva y la iglesia libre esta dormida.
Nuestros
hermanos allá, solos y sin ayuda de nadie, están librando las batallas mas
importantes del siglo veinte, comparable solo con el heroísmo, valor y
dedicación de la Iglesia Primitiva. Y la Iglesia Libre duerme apática y ciega
ante esa lucha y agonía, tal como dormían Pedro, Santiago y Juan durante la
agonía de nuestro Salvador.
¿Va usted
a dormir, mientras que la Iglesia Subterránea, sus hermanos en Cristo, sufren y
luchan solos por el Evangelio?
¿Escuchara
Ud. nuestro mensaje?
“¡Reacuérdennos, ayúdennos!”
“¡No nos
abandonen!”
He
cumplido con mi propósito de entregarles el mensaje de la fiel y martirizada
Iglesia Subterránea de los países comunistas – de Sus hermanos y hermanas que
están sufriendo bajo el endeudado comunismo ateo.
Richard Wurmbrand