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Los ingenieros saben cómo realmente funcionan los teléfonos modernos, y muchos de ellos han decidido que no quieren que sus propios hijos estén cerca de ellos. Una advertencia que se ha ido gestando lentamente se está convirtiendo en un consenso general: los beneficios de las pantallas como herramienta de aprendizaje son exagerados, y los riesgos de adicción y retraso en el desarrollo parecen ser muy altos.

El debate en Silicon Valley ahora es sobre cuánta exposición a los teléfonos es permisible. "Es casi más fácil no pasar ningún tiempo ante la pantalla que lograrlo un poco", dijo Kristin Stecher, ex investigadora de informática social casada con un ingeniero de Facebook. "Si mis hijos reciben un poco de algo, simplemente quieren más".

por Will Graham - 3. 11. 2017

¿Por qué muchas reuniones de oración evangélicas se han convertido en sesiones de ‘declaración’?

¿Declaras las cosas que no son como si fuesen, hermano? ¿Declaras la unción apostólica de los últimos tiempos sobre tu vida, hermana? ¿Declaras la bendición profética de lluvia tardía sobre tu familia, querido(a) lector(a)?

Si es así, te declaro que estás haciendo las cosas mal… ¡Pero ánimo!

Aquí reproducimos extractos del documental de la BBC Mind Control (Control mental) titulado: “El lado oscuro de tu teléfono”:

Fuentes internas anónimas revelaron que las compañías de medios sociales rastrean vastas cantidades de datos, cada toque y clic, y los analizan en tiempo real. La inteligencia artificial usa luego eso para adaptar lo que vemos en nuestras pantallas, a fin de que sigamos regresando.

Asa Raskin, quien diseñó el texto deslizante sin fin y otras características populares de aplicaciones, dice: “Estamos en el experimento sobre el comportamiento más grande que el mundo haya visto. Estás siendo examinado todo el tiempo. Elementos como cambiar el color de tu botón ´me gusta`... ¿Aquel tono de azul, debería ser un poco más rojo?

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8-9).

En una piedra dentro de la famosa Torre de Constanza en Aigues-Mortes (Francia), una palabra, grabada hace casi tres siglos, desafía el tiempo: "Resistir". Esta inscripción se atribuye a Marie Durand (1711-1776), encarcelada durante 38 años por su fe evangélica.

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