Clive
Staples Lewis
Y
Las crónicas de Narnia
En la trama de Las
crónicas de Narnia, los cuatro hijos de la familia Pevensie: Lucía,
Edmundo, Susana y Pedro, son evacuados de Londres durante la II Guerra Mundial
a causa de
los bombardeos aéreos de los nazis. Terminan viviendo en una gran casa de
campo de un profesor, lejos de la ciudad y de la guerra. Tratando de
divertirse juegan a las escondidas y Lucía se oculta en un gran ropero, que es
el portal hacia una tierra paralela llamada Narnia. Muy pronto, los
cuatro niños Pevensie entran a este mundo mágico donde siempre es invierno y en
el cual nunca llega la Navidad.
La historia está
colmada de lecciones sobre la lealtad, el valor, la bondad y el sacrificio.
Pedro y Susana se protegen mutuamente, y también cuidan a sus dos hermanos
menores. Al principio Pedro se muestra renuente a asumir el liderazgo,
aunque finalmente acepta el mando del ejército determinado a vencer a la Bruja
Blanca.
El
nuevo amigo de Lucía, un fauno, el señor Tumnus, vence la tentación de querer
ganar favor con la Bruja y paga un precio muy alto por ello. Un zorro se
sacrifica y ayuda a los niños a escapar de las garras de la Bruja. Luego,
en un acto que constituye el punto central de la historia, Aslán el león,
creador de Narnia, se sacrifica para así pagar el precio de la traición de
Edmundo.
Después de muerto,
Aslán resucita y le dice a los hermanos de Edmundo que ya no mencionen la
traición de su hermano: «Lo que se hizo, se hizo», explica. La película
concluye con una gran batalla en la que los combatientes son ejércitos de
animales y seres mitológicos como minotauros, centauros, unicornios, grifos,
cíclopes y gigantes. Los hermanos defienden así a los animales parlantes,
centauros, faunos y seres mitológicos que pueblan Narnia. Al final de la
película, cuando Aslán nombra a los cuatro hermanos reyes de Narnia, presenta a
Edmundo a la corte del castillo de Cair Paravel como Edmundo el Justo.
Clive Staples
Lewis
C.
S. Lewis, el autor de Las crónicas de Narnia, quien era conocido como
Jack, nació en 1898 y murió en 1963. Hoy es extremadamente popular entre
los cristianos evangélicos. La mayoría de las librerías cristianas que
venden los libros de Lewis, lo hacen sin una sola palabra de
advertencia. Una encuesta llevada a cabo en 1998 por la revista Christianity
Today, catalogó al señor Lewis como el escritor evangélico más influyente
de la actualidad.
La
edición de diciembre de 2005 de Christianity Today, exhibe una
fotografía del señor Lewis en su portada, y casi todos los artículos están
dedicados a este hombre. La portada se titula C. S. Lewis,
Súper-estrella. En un artículo publicado en la edición del 7 de
septiembre de 1998, para conmemorar los cien años de su nacimiento, el señor
James I. Packer, editor en jefe de Christianity Today le llama «nuestro
santo patrono», agregando que Lewis «se ha convertido en el Tomás de
Aquino, el Agustín y el Esopo del evangelismo contemporáneo». En la
edición del 23 de abril de 2001 de ChristianityToday, la revista una vez
más le alabó llamándole «El apologista cristiano más grande del siglo
veinte».
Él
escribió varios libros de mitos, tal como Las crónicas de Narnia, la
cual Christianity Today recomienda con los términos más elogiosos,
asegurando que «Cristo vino no para ponerle fin al mito, sino para tomar
todo eso que es más esencial en el mito para sí mismo, y hacerlo real». Yo
realmente ni siquiera entiendo lo que quieren decir con esto, excepto que
carece por completo de sentido.
Charles
Colson, uno de los principales promotores del movimiento Evangélicos y
Católicos Unidos, dice que el señor Lewis fue uno de los que más influyó en él
para que integrara este movimiento y que Billy Graham, fue otro. De hecho,
el señor Colson dice en la página 36 de su libro Misión común, «que este
movimiento busca continuar el legado de Clive Staples Lewis al centrarse en el
núcleo de creencias de todos los cristianos verdaderos».
Sin
embargo, cuando uno se dedica a investigar la vida del señor Lewis, descubre
que es tan popular entre los católicos como lo es entre los evangélicos.
Era miembro de la iglesia anglicana de Inglaterra, cuya historia se basa en
gran manera en su compromiso teológico con Roma. Pero... ¿Era el señor
Lewis un creyente fiel? ¿Creía en la Biblia? ¡No exactamente!
Incluso hasta la propia revista Christianity Today admite, en su edición
de diciembre de 2005, que «Clive Staples Lewis no era otra cosa que un
evangélico clásico, social y teológico. Fumaba cigarrillos y pipa y visitaba
regularmente los bares y cantinas para beber cerveza con sus amigos.
Aunque compartía creencias básicas con los evangélicos, no creía en la
infalibilidad de la Biblia, ni en la substitución penal (es decir que
Cristo pagó el castigo que nosotros merecíamos). Creía en el
purgatorio y la regeneración bautismal».
Lewis
creía en las oraciones por los muertos y en el purgatorio y le confesaba sus
pecados regularmente a un sacerdote. En las páginas 198 y 301 del libro C.
S. Lewis: Una biografía, dice que el 16 de julio de 1963 le fue
administrado el sacramento católico de la extremaunción. Lewis negaba la
depravación total del hombre y la suficiencia del sacrificio de Cristo en favor
nuestro. Creía en la evolución teísta y rechazaba la Biblia como la
Palabra infalible de Dios. Enseñaba que el infierno es un estado de la
mente.
En
las páginas 64, 208 y 209 de su libro El simple cristianismo Lewis
aseguraba que los seguidores de las religiones paganas pueden ser salvos sin fe
personal en el Señor Jesucristo. Lewis nunca dio un testimonio bíblico
claro del nuevo nacimiento y aseguraba que era innecesario tener fe en la
sangre de Cristo. En su libro El simple cristianismo, explica sus
puntos de vista sobre la salvación, asimismo en su biografía Sorprendido por
el gozo. En ninguno de los dos libros ofrece un testimonio
transparente del nuevo nacimiento. En cuanto a la fe en la sangre de
Cristo, Lewis afirmó «que no es una parte esencial del cristianismo».
En
la página 182 del libro mencionado enseña que no importa cómo uno defina la
expiación, porque no creía en el sacrificio expiatorio de sangre. Todo
esto simplemente es herejía. El señor Lewis erróneamente aseguró que no
importa si una persona cree que es lavada en la sangre de Cristo, porque es una
simple “fórmula” que puede ser aceptada o rechazada a
voluntad. Declaró que da lo mismo creer o no creer «que el Padre
nos ha perdonado porque Cristo hizo por nosotros, lo que nosotros debíamos
haber hecho». Tal cosa es una salvación sin sangre por medio de la
vida de Cristo, en lugar de serlo a través de Su cruz, y según la Biblia no es
salvación de ninguna clase.
La
“sangre” está mencionada más de 90 veces en el Nuevo Testamento, y eso
no es accidente: “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y
sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (He. 9:22). Si
Jesús hubiera vivido una vida perfecta en lugar nuestro y hubiera muerto sin
derramar su sangre por nosotros, nosotros no seríamos salvos. Lewis dijo
en las páginas 54, 55 y 56 de su libro El simple cristianismo: «La creencia
central del cristianismo es que la muerte de Cristo de alguna forma nos
justificó con Dios y nos da un nuevo comienzo. Las teorías acerca de cómo
hizo esto, ya son otro asunto... Cualquiera teoría que desarrollemos acerca de
cómo la muerte de Cristo hizo todo esto, de acuerdo con mi punto de vista es
algo completamente secundario».
¡Esta
es una enseñanza contraria a la Escritura! Dios reveló exactamente lo que
hizo Cristo y lo que significa «expiación». No se trata de teorizar o
creer en una “fórmula”en contra de otra. La Biblia dice que
nuestra salvación es un asunto de propiciación, un rescate, por medio del cual
nuestros pecados fueron lavados por la sangre de Cristo. La salvación
requería tanto la muerte de Cristo como el derramamiento de su
sangre. Lewis nunca menciona la doctrina de la propiciación, pero la
propiciación era una parte necesaria de nuestra salvación y la propiciación se
hacía con sangre.
Propiciación
significa «satisfacción, cubrir, el cumplimiento de una demanda». Se
refiere a que Dios tuvo en alta estima el sacrificio de Cristo, que quedó
completamente satisfecho con lo que hizo el Señor Jesucristo en la cruz.
El castigo que merecía el hombre por haber quebrantado su ley fue satisfecho: “Siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su
sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados” (Ro. 3:24, 25). “Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo” (1 Jn. 2:2). “Por lo cual
debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y
fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo”
(He. 2:17).
La
palabra griega que se traduce como “propiciación” en Romanos 3:25
también se traduce como “propiciatorio” en Hebreos 9:5. El
propiciatorio cubría perfectamente la ley, la cual estaba contenida en el
arca. El hecho que Cristo cubriera las demandas de la ley de Dios
simboliza propiciación. La sangre de Cristo que satisfizo esta demanda y
quitó nuestros pecados estaba representada en el día de expiación cuando el
sumo sacerdote rociaba sangre sobre el propiciatorio (Lv. 16:11-17). Por
medio de la sangre de Cristo tenemos redención eterna: “Y no por sangre
de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para
siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (He.
9:12).
Como
ya hemos visto, el señor Lewis no creía en la infalibilidad de la Biblia, nunca
dio un testimonio claro de la salvación, predicó herejías, era un hombre
mundano y se advierte una influencia pagana masiva en sus escritos. Pese
a todo, varias organizaciones evangélicas tales como Christianity Today y
Focus in the Family, entre otras, están ofreciendo cursos acerca de «Cómo
encontrar a Cristo en las crónicas de Narnia», cursos que ya se están
enseñando en muchas iglesias en Estados Unidos. Pero entonces... ¿Por qué
los evangélicos hoy están tan enamorados con Clive Staples Lewis? Creo
que estas son algunas de las principales razones:
•
A los nuevos evangélicos les encanta C. S. Lewis porque se sienten orgullosos
de su intelecto y Lewis definitivamente era un intelectual. Tenía casi
memoria fotográfica. Estudió filosofía, artes clásicas e inglés en la
Universidad de Oxford. Era uno de los más grandes expertos de su tiempo
en literatura inglesa y el principal catedrático en literatura medieval y del
renacimiento en la Universidad de Cambridge. Siendo que los nuevos
evangélicos adoran el intelectualismo, no asombra entonces que lo hayan
escogido como “su santo patrono”.
•
Los nuevos evangélicos aman a C. S. Lewis por su pensamiento ecuménico y su
rechazo a practicar la separación. Esto lo admite la revista Christianity
Today.
•
Los nuevos evangélicos aman a Lewis por su simpatía hacia Roma. ¿Acaso no
firmaron «Católicos y evangélicos unidos, la misión para el tercer milenio?»
Incluso, otros que no se atreven a tanto, usualmente hablan de los
errores de Roma en términos suaves, sin mencionarla por lo que realmente es: la
institución del Anticristo. Como ya hemos visto, C. S. Lewis consideraba
a la Iglesia Católica Romana como cristiana, y anhelaba la unidad entre el protestantismo
y el romanismo. Sus amigos más íntimos eran católicos, tal como J. R.
Tolkien, el autor del Señor de los anillos. Lewis le daba crédito a
Tolkien por haber influido en gran manera en su “conversión”.
Conclusión
Mientras
el cristianismo liberal y muchas veces nominal se goza por tener entre sus
favoritos a un hombre tan brillante como lo fuera Clive Staples Lewis.
¿Cómo es posible que muchos ministros, conocedores de las Escrituras, se dejen
seducir tan fácilmente por un individuo que tan abiertamente niega las
doctrinas fundamentales de la Biblia? Vivimos en tiempos cuando a nuestro
Señor Jesucristo pretenden convertirlo en un personaje mitológico, es decir,
que da igual creer en él tal como siempre hemos creído, o confundirlo con brujos
y brujas.
La
tal “Bruja Blanca” aparece una y otra vez en sus historietas de ficción,
las que se han transformado prácticamente en escritos “teológicos”. Por
lo visto ahora ya no debemos depender del Espíritu Santo en lo que a las
Sagradas Escrituras se refiere. Es mucho mejor depender de historietas
mitológicas donde Jesús mismo es confundido con personajes irreales.
Nos
damos cuenta además, que en estos últimos años, los libros y películas que
mayor ingreso monetario reportan, son los que con mayor astucia desplazan al
Señor para elevar en su lugar a personajes sacados del paganismo del pasado
lejano. ¡Y pensar que el señor Lewis es considerado por muchos pastores
contemporáneos como un gran “hombre de Dios”! Cuán cierto
es el dicho que un ciego no puede guiar a otro ciego.
Pero...
¿Cuál debe ser nuestra actitud ante este asalto tan astuto en contra de la
verdad? Pablo se encargó de advertirnos de lo que viviríamos cuando dijo:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los
vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la
palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta
con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la
sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros
conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se
volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las
aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Ti.
4-1-5). Si tuviera que aconsejar a un pastor joven, le hablaría del
peligro citando los versículos 3 y 4 y le recomendaría aplicar el versículo
5. Si mantenemos nuestra mirada fija en Cristo y reconocemos la
suficiencia de las Escrituras, nunca seremos desviados.
Lewis
murió en 1963, pero Satanás permitió que su fortuna fuese abundante, incluso
muchos años más tarde. Por lo visto cuando este caballero vivía aún, su “evangelio”
convertido en fábula no tenía mucho éxito. Pero pasarían algunas
décadas y entonces sí, la fortuna diabólica de sus “herederos” crecería
como una masa leudada y tendría un atractivo como pan caliente. Las
ventas de sus libros se habían elevado a dos millones de dólares para el año
1977. Pero mientras tanto se han vendido más de 100 millones de
ejemplares solo de Las Crónicas de Narnia en más de 40 idiomas.
Pablo
habla también de quienes “Queriendo ser doctores de la ley, sin entender
ni lo que hablan ni lo que afirman” (1 Ti. 1:7). “Pero el
Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la
fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1
Ti. 4:1). Si fueran inspiración de C. S. Lewis, no tendrían tanta
influencia, ni sus libros ni ahora su película. Es un hecho que quienes
no desean servir al Señor se postrarán, más tarde o más temprano, ante la
tiranía de los demonios.
Por
favor note lo que Pablo dice en 1 Timoteo 6:3-5: “Si alguno enseña otra
cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la
doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira
acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias,
pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de
entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de
ganancia; apártate de los tales”. Los cristianos que realmente
aman al Señor y creen que la Biblia es la infalible Palabra de Dios, deben
aplicar lo que aconseja el apóstol: “Apártate de los tales”.
Pero
estas no son las únicas advertencias, notemos lo que el apóstol Pedro nos dice
en 2 Pedro 2:13: “Recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen
por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas,
quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores”.
Si
piensa que C. S. Lewis era un cristiano bíblico y auténtico, entonces debo
decirle que usted tampoco conoce bien al salvador llamado Jesús. Él dice
que él mismo es “el camino, y la verdad, y la vida”. Luego Jesucristo
agrega que “...nadie viene al Padre, sino por mí”.
Llegamos
a la conclusión que entre Lewis y Jesús, uno es mentiroso. Dejo que el
lector decida cuál de ellos.
Los
líderes y pastores bíblicos, los pocos que quedan aún, deberían estar bien
informados sobre estas “novedades paganas” que aparecen como mensajes
cristianos en libros, internet y películas. Son tan atractivos y
cautivadores que resultan irresistibles para el cristiano promedio. Si
los pastores no advierten a sus congregaciones del peligro que encierran tales
mensajes, si nosotros no levantamos la voz, Charles Colson (1931- april 2012)
lo seguirá haciendo con mucho gusto en su esfuerzo de... Evangélicos y
Católicos Unidos.
Ya
no es necesario que los católicos, con toda su idolatría, mariolatría y
tradiciones, reciban a Cristo. De alguna manera la brujería de Lewis lo
ha logrado. No sería extraño que muy pronto los libros de este autor se
conviertan en la “Biblia” de los cristianos de la prostitución
teológica. No importa cuántos libros y películas aparezcan con el correr
de los días, Jesús fue claro cuando dijo: “El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán” (Mt. 24:35). Fuente:
José Holowaty, Revista Alerta nro. 17; redacción: VM-Ar
Nota: Para
que no haya ningún malentendido queremos aclarar que C. S. Lewis (Clive Staples Lewis)
de quien se trata en la presente nota, es el autor de Las Crónicas de Narnia;
pero Lewis S. C. (Lewis Sperry
Chafer) (note el parecido) es autor de una Teología Sistemática, en 8 tomos.
Fue dispensionalista y amigo de Cyrus Ingerson
Scofield.
Comentarios de nuestros
lectores:
Este
nuevo texto sobre C.S. Lewis, es ciertamente un tema muy picante, ya que muchos
cristianos están confundidos por este personaje. Recuerdo que durante el tiempo
(1977 – 1996) cuando difundimos libros cristianos en Argentina (todavía los
seguimos haciendo), títulos como los mencionados en este artículo cayeron en
mis manos. En aquel tiempo no sabía discernirlos, pero me rehusaba a
distribuirlos porque no me gustaban. Ahora, después de haber estudiado este (y
otros) artículos sé porqué. Gracia y Paz sean a vosotros de parte de Dios
nuestro padre y de nuestro Señor Jesucristo. Alberto P.
Hola hermanos,
realmente Dios es bueno y nos ayuda a conocer su voluntad buena,
agradable y perfecta cuando renueva nuestro entendimiento,
Hasta hoy tenía a C. S. Lewis en alta estima, bien es cierto que
como literato su obra es magistral y talentosa. Pero al leer este artículo pude
comprender dos cosas:
1. La posesión intelectual del
hombre y la admiración creciente por esta capacidad no puede ni debe
remplazar el poder del Espíritu Santo en las vidas que son transformadas.
2. Tanto me falta de persistir en la palabra de cuestionar, de ahondar, pero bueno es Dios reitero que inquieta corazones audaces para que su gracia nos alumbre.
En cuanto al tema de ser uno, es un tema que confunde, hace poco
en oración y releyendo unos escritos de Jhon Stott pude ver que no podemos
aspirar a ser iguales con los católicos, no se puede, la iglesia
debe ser diferente, debe ser radical y debe odiar el pecado sin rechazar al
pecador, en el momento en que de repente el mundo nos ame sabremos que perdimos
nuestro enfoque y nos volvimos sal que no sala.
Muchas gracias por su artículo realmente me inquieta, oro que en
mi vida Dios obre, y así pueda estimar como basura lo que hasta ahora
me parecía tan culto. Y considerar sólo su palabra como relevante y
suficiente, bendiciones y que bueno saber de nuevo de ustedes.
Suya en Cristo -- Natalie de Colombia – 3.6.2012
¡Muchas gracias, hermanos de la Voz de los Mártires, por compartir
este artículo!
Soy una persona que tengo que confirmar las cosas para estar segura
de lo que creo por tanto esto si bien, a primera instancia no lo creo a ciencia
cierta, estaré investigando más la vida de C. S. Lewis para poder asegurarme y
prepararme para presentar defensa del evangelio verdadero!
Creo que uno (el cristiano evangélico) puede decir en una charla informal... "si, si, Lewis era cristiano" porque lo escuchó de algún lado o vio una simbología pero si realmente todos nos pusiéramos a ver sobre su vida, estudiar los escritos que dejó y ver estos puntos que el artículo aclara sobre su posición ante la sangre de Cristo, esto de hacer vano el sacrificio de nuestro salvador y demás... simplemente deberá aceptar a uno solo por verdadero, y ese es el Señor Jesucristo solamente.
Además hay algo que pasa en los últimos tiempos... el pueblo
evangélico lamentablemente es llevado de las narices a ir detrás de una figura
de renombre, así como pasó hace unos años con Rick Warren y todo su
movimiento... la gente va detrás de quién dicen sin probar verdaderamente que
los espíritus sean de Dios realmente. Si no hay Biblia no hay identificación de
que quien habla, hable palabra de Dios realmente.
Como dice en Oseas, no recuerdo la cita, "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó
conocimiento", tenemos que escudriñar y no ir detrás de los hombres.
Muy bueno porque si bien quiero confirmar las
fuentes y buscar por mí misma, se me ha generado la duda sobre este escritor y
no diré la próxima vez algo de lo cual no estoy segura!
Bendiciones!
V. M. de Argentina, 4.6.2012